El Pueblo

(AkihikoXMisaki) (ShinobuXMiyagi) (NowakiXHiroki)

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    Aprendiendo Yaoi
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    Capítulo 1: La llegada




    - ¡Sensei, tiene que escribir algo!

    - Aikawa, te lo he dicho mil veces- suspiró Akihiko-. No soy capaz de escribir una palabra.

    - Pero ya lleva un año así, sensei, no puede seguir con ese bloqueo, debe hacer algo para solucionarlo- le dijo la editora.

    Akihiko abrió un cajón de su escritorio y sacó un paquete de tabaco para encenderse un cigarrillo. Su editora le miraba esperando a que dijera algo pero el escritor se quedó mirando un punto fijo sin decir nada.

    - ¿Ya está? ¿Se va a rendir? ¿Va a dejar la escritura? Isaka no lo va a permitir, sensei- dijo Aikawa-. Yo no lo voy a permitir. Usted es mi mejor escritor y va a seguir publicando libros.

    - No se le puede pedir peras al olmo.

    - ¿Va todo bien a nivel personal, sensei? Puede que su bloqueo sea por circunstancias personales- le dijo Aikawa.

    - Todo va como siempre- murmuró el escritor para luego dar una calada.

    - Tal vez necesita un cambio de aires, ¿no cree? Pasarse todo el día encerrado no puede ser bueno- opinó Aikawa-. ¿Por qué no coge sus cosas y se va unas semanas a otra parte? Le vendrá bien desconectar, ver otros lugares...

    - ¿Eh? ¿Yo solo?- preguntó y Aikawa suspiró.

    - Yo no le puedo acompañar.

    - No quiero que me acompañes tú, me obligarías a escribir a todas horas- dijo Akihiko.

    - Vaya con algún amigo- dijo Aikawa-. Mire, conozco un pueblo que está muy bien, es muy tranquilo. Mi mujer es de allí y tiene una casa que ahora mismo está vacía.

    - ¿Y eso?- preguntó Akihiko.

    - Es difícil alquilar una casa en un pueblo de ochenta y seis habitantes, nadie quiere mudarse a allí- respondió Aikawa-. Yo le pediré las llaves a mi mujer, estará encantada de que alguien le dé uso a la casa.

    La editora se marchó y Akihiko se quedó pensando en aquella propuesta. Hacía un año que su pareja le había dejado y desde entonces no había podido escribir nada. Al principio supuso que su bloqueo se debía a la tristeza que sentía, pero ya había pasado mucho tiempo, ¿por qué seguía sin superarlo?

    Buscó el pueblo en internet y le pareció que tenía cierto encanto. Tal vez no era tan mala idea alejarse un poco de la ciudad, pero se negaba a hacerlo solo. Cogió su teléfono móvil y marcó al primer número que le aparecía.

    - ¿Qué quieres?

    - Hola a ti también, Hiroki. ¿Ya estás de vacaciones? ¿Tienes algún plan para este mes?

    - Mi instinto me dice que te diga que estoy muy ocupado.

    - ¿Estás libre? Eso es perfecto. Te vienes conmigo a un pueblo a pasar cuatro semanas.

    - Que estoy ocupado, Akihiko.

    - Genial. Pasaré a por ti con el coche mañana por la mañana.

    - ¿Tú me escuchas cuando hablo, idiota?

    - Coge bañador, está en la costa.

    - Vale, iré pero el lunes me vuelvo, ¿entendido?

    - Querrás quedarte, Hiroki. Es un sitio muy tranquilo y puedes trabajar desde allí. Yo voy para escribir.

    - ¿Ya no estás bloqueado?

    - Voy para ver si me desbloqueo.

    - No creo que trabaje, así que no me llevaré nada. Solo voy a estar tres días, los aprovecharé para desconectar- dijo Hiroki-. Tal vez aprenda a hacer paddle surf.

    - Te vas a caer de la tabla- sonrió Akihiko feliz de tener compañía.

    - Yo nunca me caigo, Akihiko.





    - Pero ha tenido asma todo la vida y lo tenía controlado- escuchó que decía su padre, quien se encontraba en el pasillo hablando con el médico-. ¿Es necesario tenerlo ingresado tanto tiempo?

    - Su hijo padecía asma moderado pero su estado ha empeorado. Tras el ataque que tuvo, sus pulmones funcionaban al 30%- dijo el médico-. Es un porcentaje muy bajo, era necesario que se quedara aquí ingresado. Ahora ya está estable, sus pulmones están funcionando como al 70%, pero me temo que puede volver a ir a peor.

    - ¿Por qué ha empeorado tan de repente?

    - Puede deberse a varios factores pero mi opinión es que su hijo debería alejarse un tiempo de Tokio- dijo el doctor-. Necesita aire limpio y puro. Estoy seguro de que en otro entorno mejoraría notablemente.

    Shinobu miró por la ventana de la habitación de hospital esperando a que su padre entrara de nuevo. Pasados unos minutos, el hombre entró y le dedicó una sonrisa.

    - Mañana te dan el alta.

    - ¿De verdad?

    - Sí, te darán medicación que te vas a tener que seguir tomando, pero te pondrás mejor- le dijo su padre cogiendo su mano-. Shinobu, el médico me ha dicho que no te hace bien estar aquí en Tokio, por eso he llamado al abuelo y te irás una temporada con él, ¿de acuerdo? Yo iré todos los fines de semana a verte.

    - ¿Qué? ¿Me vas a enviar al pueblo, papá?- frunció el ceño.

    - Es por tu bien, Shinobu, tus pulmones lo necesitan.

    - O sea, que o me muero aquí de asma o me muero allá de aburrimiento.

    - Será divertido, Shinobu, de pequeño te encantaba ir- dijo su padre.

    - Me gustaba ir porque estaba la abuela...

    - La abuela se pondría muy contenta si supiera la compañía que le vas a hacer al abuelo- dijo su padre y Shinobu suspiró.

    - Siempre está enfadado.

    - Que no, se ha puesto muy contento cuando se ha enterado de que ibas.

    - Vaya verano me espera...




    Nowaki se sentía muy agradecido con sus padres, quienes habían cuidado de él desde que le abandonaron en la puerta del orfanato. Quería muchísimo a sus padres pero necesitaba respuestas, necesitaba saber de dónde venía y por qué sus padres biológicos no habían cuidado de él.

    Se había pasado los últimos meses investigando y buscando información. Gracias a que era médico, había podido acceder al historial de los hospitales de la zona para saber los nombres de las mujeres que se pusieron de parto durante el mes en el que él nació. Había sido una tarea ardua que en más de una ocasión le había llevado a un callejón sin salida pero, tras descartar muchas opciones, había encontrado el nombre de la que podía ser su madre biológica.

    La mujer actualmente residía en un pueblo situado a más de cuatro horas de Tokio. Nowaki reservó la única casa rural que había en el pueblo y alquiló un coche para poder llegar hasta allá, ya que no había buena comunicación en tren.

    Llegó a mediodía y se sorprendió al ver un ferrari rojo aparcado en la plaza principal del pueblo.

    - Sí que tienen poder adquisitivo los habitantes...- murmuró y llamó al timbre de la casa. Una mujer anciana le abrió la puerta con una sonrisa.

    - ¡Bienvenido! Pasa, pasa, joven, no te quedes ahí- le dijo la anciana-. Acabo de poner las toallas limpias. Si necesitas más, hay en el primer cajón del mueble del baño.

    - Muchas gracias- sonrió Nowaki.

    - Utiliza todo lo que necesites de la cocina. Hay una cafetera, límpiala un poco antes de usarla porque lleva mucho tiempo guardada. Eres nuestro primer cliente en tres meses- dijo la anciana.

    - Pues es un pueblo muy bonito.

    - Y tranquilo- sonrió la anciana-. ¿Te gusta el mar? Hay una cala cerca de aquí, va muy poca gente.

    - ¿Si? Pues puede que vaya esta tarde, hace mucho que no nado en el mar.

    La anciana le entregó las llaves de la casa y se marchó. Tras deshacer el equipaje, Nowaki consideró ir al encuentro de la que podría ser su madre biológica pero finalmente decidió que iría mañana. Aquella tarde bajaría a aquella cala a nadar un poco y a armarse de valor para el dia siguiente.

    Bajó a la playa con el bañador puesto, se quitó la camiseta y la dejó sobre la toalla que había extendido encima de una gran roca. Fue bajando de la roca con mucho cuidado de no resbalar, pues las rocas que estaban en contacto con el agua se encontraban llenas de algas. Sonrió al entrar en el agua. Probablemente aquel fuera el pueblo de su madre, puede que incluso hubiera sido concebido allí.

    Se encontraba pensando en su familia biológica mientras nadaba, cuando escuchó unos pasos. Se giró y vio a un hombre de cabellos castaños cargado de una gran tabla y un remo. Nowaki observó el rostro de aquel hombre y sintió cosquillas en su barriga. Le pareció muy apuesto y fue incapaz de apartar la vista de él. Se encontraba admirándole cuando aquel hombre resbaló en una de las rocas y cayó un par de metros rodando.

    Nowaki nadó lo más rápido que pudo hasta llegar a las rocas, las trepó sin temor a caer y llegó hasta aquel desconocido.

    - ¡Ay, mi pie!- escuchó que se quejaba mientras se agarraba la extremidad con fuerza.

    - Soy médico, déjame ver- dijo Nowaki y el hombre apartó la mano para mostrarle el pie-. Se está inflamando. Hay que ir a un hospital.

    - Ayúdame a incorporarme- le pidió y Nowaki le cargó-. ¡No, hombre, esto no!

    - No debes forzar- dijo Nowaki-. Yo te llevaré al hospital.

    - Qué vergüenza... Menos mal que aquí no me conoce nadie- murmuró.

    - ¿Cómo te llamas?

    - Soy Hiroki Kamijou.

    - Un placer, Hiro-san. Yo soy Nowaki Kusama- sonrió y Hiroki apartó la mirada intentando ocultar su sonrojo.







    - Aire puro de pueblo- inspiró Akihiko asomándose al balcón de la casa-. Aire fresco y puro... Inspiración, ven a mí- dijo y algo impactó con fuerza en su cara.

    - ¡Oh, no! ¡Lo lamento muchísimo!- escuchó una voz mientras se tocaba la nariz adolorida-. Ha sido un accidente, los niños no querían hacerte daño, se les ha escapado el balón.

    Akihiko miró hacia la calle, donde un joven castaño de ojos verdes le miraba con gesto culpable mientras tres niños pequeños se escondían detrás de él.

    - ¿Estás bien?- preguntó el joven y Akihiko sonrió perdiéndose en sus ojos verdes.

    - Mejor que nunca- respondió y de su nariz brotó un chorro de sangre que hizo gritar espantados a los niños.

    - Parece que ya ha parado- dijo el joven, quien había entrado en la vivienda para ayudar a Akihiko con la hemorragia-. De verdad que lamento el balonazo.

    - No pasa nada, son cosas de críos- dijo Akihiko rápidamente-. Bueno, ¿cómo te llamas?

    - Me llamo Misaki.

    - Es un nombre muy bonito. Yo me llamo Akihiko.

    - Encantado.

    - ¿Cuántos años tienes?

    - Diecinueve.

    - Qué jovencito.

    - Supongo- sonrió Misaki.

    - ¿Qué estudias, Misaki?

    - No estudio. Trabajo para el ayuntamiento en la casa de la infancia pero, por desgracia, en el pueblo solo hay tres niños.

    - Los del balón...

    - Sí, exacto, los del balón. Paso las tardes haciendo actividades con ellos.

    - Es muy interesante, Misaki- mintió.

    - ¿Tú a qué te dedicas?

    - Soy escritor.

    - Eso sí que es interesante- sonrió Misaki-. ¿Y qué hace un escritor en este pueblo?

    - Buscar inspiración.

    - Pues espero que la encuentres. Si me disculpas, debo volver con los niños- dijo Misaki incorporándose.

    - ¿Mañana haces algo? ¿Podríamos quedar para que me enseñaras el pueblo?

    - No tienes mucha pérdida...

    - Ya, pero siempre es mejor que lo enseñe alguien de la zona, ¿no crees?

    - Sí, supongo que sí. ¿Te parece bien si paso a recogerte mañana a las diez?

    - ¿Eh? ¿No es mejor hacer la visita de día?- preguntó Akihiko y Misaki le miró confundido.

    - Sí, por eso, pasaré a las diez de la mañana.

    - ¿De la mañana? Qué barbaridad...- murmuró Akihiko.

    - Si te viene bien a otra hora...

    - No, Misaki, las diez de la mañana es perfecto, me encanta madrugar.






    - ¿Qué tal tus pulmones?- le preguntó su abuelo a modo de saludo.

    - Regular.

    - La culpa es de esa mierda de ciudad, de vivir aquí nunca te hubiera pasado. Yo tengo los pulmones perfectos y llevo setenta años fumando.

    - Pero si tienes setenta y ocho- dijo Shinobu.

    - Sí, por eso. Anda, sube y deja tus cosas en el viejo dormitorio de tu padre. Oye, ¿te gusta pescar?

    - No.

    - Perfecto. Mañana a las cinco nos iremos a pescar, ponte el despertador.

    - Joder...- murmuró Shinobu fastidiado. Todo aquello era una mierda. Odiaba a su abuelo, odiaba aquel pueblo y odiaba a sus pulmones. Shinobu no supo cuánto tiempo estuvo tumbado en la cama lamentado su suerte, de repente su abuelo le llamó.

    - ¡Shinobu, baja a conocer a tu tutor!

    - ¿Mi qué?- resopló Shinobu y bajó a la planta baja. Allí se encontró con un hombre de más de treinta años mirándole con una sonrisa.

    - Hola. Debes de ser Shinobu, he hablado con tu padre y me ha dicho que este curso has tenido que faltar bastante a clase. No te preocupes que en estas semanas te pondrás al día.

    - Ojalá morirme- murmuró Shinobu y el hombre borró la sonrisa.

    - No le hables así a Miyagi, que de bueno es tonto- le dijo su abuelo-. Hoy el muchacho está muy cansado por el viaje pero ven mañana, Miyagi, y empezáis con las clases.

    - Está bien. Te veo mañana, Shinobu.

    - Adiós- dijo Shinobu y Miyagi se marchó-. No necesito clases particulares.

    - ¿No quieres estudiar? Pues coge una azada y nos vamos al huerto. Aquí quien no estudia dobla el lomo.

    - Odio este pueblo- murmuró Shinobu malhumorado.





    - ¡Por fin has vuelto, Hiroki!- exclamó Akihiko al escuchar la puerta-. Casi me rompo la nariz y mañana tengo una cita.

    - Enhorabuena. Yo me he hecho un esguince- dijo Hiroki entrando con las muletas siendo seguido por Nowaki.

    - Te dije que te ibas a caer de la tabla.

    - ¡Pero si no he llegado a subirme, Bakahiko!

    - Hiro-san, como veo que ya tienes quien te cuide, me voy a marchar.

    - Muchas gracias por todo, Nowaki- le sonrió Hiroki-. Siento que me hayas tenido que cargar en brazos. ¡Bakahiko, no te rías! ¿¡Tú no estabas deprimido!? ¡Pues que se note!

    - Ha sido un placer, Hiro-san. Nos vemos.

    - Adiós, Nowaki.

    - ¿Te puedo firmar la escayola?- preguntó Akihiko después de que el médico se marchara y su mejor amigo tomara asiento en un sillón.

    - ¿Cuántos años tienes? ¿Diez? Oye, ¿cómo es que ya estás animado? No llevamos ni un día aquí.

    - Ya te lo he dicho- dijo Akihiko-. Tengo una cita.

    - Lo que tienes es la nariz hinchada. ¿Llamo a Nowaki? Es médico.

    - ¿Tantas ganas tienes de volver a verle?

    - ¡Cállate, Bakahiko! ¡Yo no tengo ganas de ver a nadie!

    - Ya... En fin, amigo mío, te aseguro de que estas vacaciones en este pueblo van a ser inolvidables.

    - Desde luego. Primer día y ya un esguince, como para olvidarlo.
     
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    Que buen inicio, ya quiero ver el siguiente cap ☺️ 👍
     
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    Siii has publicado el nuevo trabajo.
    Me ha gustado el primer capítulo se ve muy interesante y emocionante.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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