Just a Game (KageHina).
Los cuervos de Karasuno estaban desconcertados, frustrados, tristes; pero sobre todo, confundidos.
Hacía casi un mes que Hinata no asistía a la escuela, mucho menos a los entrenamientos y no sabían a qué se debía.
Los más afligidos eran sus “senpais”, Nishinoya y Tanaka, que se la pasaban gritando y saltando de un lado a otro, preguntando por el pequeño a cualquiera que se les atravesara.
Ya varias veces habían intentado cuestionar a Kageyama, su amigo más cercano y hasta donde sabían, su novio. Pero este los ignoraba y cambiaba el tema causando la furia de todos sus compañeros de equipo.
Pero ellos no lo entendían; ellos no sabían la verdadera razón.
Cualquiera pensaría que se había enfermado o tenido un accidente, pero no, Hinata solo estaba encerrado en su habitación, tirado en su cama, llorando y lamentándose por haberse enamorado de un idiota; pero había caído ante sus geniales phwa y sus asombrosos shwou.
Trágico error.
Se dio cuenta demasiado tarde. Hacía alrededor de tres semanas que se había entregado a Kageyama. Al día siguiente había encontrado al que creía su “novio” besándose con Kyoko-san, la manager del equipo.
Ese día había corrido hasta no poder más, inevitablemente llegó a su casa, donde se percató de que no traía ni su mochila ni su bicicleta –las cuales seguían en el instituto- y había pasado los siguientes días encerrado, sufriendo en silencio e ignorando los ruegos de su madre y hermana.
Y es que sólo él y Kageyama lo sabían; sólo ellos sabían lo que había sucedido; sólo ellos sabían lo que estaba sufriendo y sólo ellos sabían que todo había sido sólo un juego.