Endo sabía que no debía hablar con sus versiones más jóvenes, pero, por favor, ¡cuántas ganas tenía de animar a todo su equipo, contarles todo lo que iban a lograr y a todos los amigos que iban a conocer! Kido no parecía convencido del todo, pero de vez en cuando conseguía verle una pequeña sonrisa que demostraba que sin duda estaba igual de emocionado.

— Esta va a ser la primera vez que veo este partido. — Comentó Endo mientras los dos se dirigían a la entrada principal del instituto, algo apartados para ver la furgoneta de la Royal pasar. — Haruna hizo un artículo, pero como fue antes de que se uniera al club no está grabado.

— Eso es desafortunado. — Dijo Kido al ver la inconfundible figura de la furgoneta de la Royal acercarse.— Bueno, vamos al campo.

Endo por primera vez no estaba del todo contento con esa idea, quizás con los años se había vuelto un poco cotilla, pero tenía mucha curiosidad por saber que hacían los integrantes de la Royal antes de bajar al campo como un ejército en una misión diplomática.

— ¿Crees que podremos entrar sin que nos vean? Kido, tú estabas ahí, seguro que tenías alguna salida de emergencia o algo así.

— Bueno... sí, algo parecido, pero les solemos llamar únicamente "puertas". — Dijo Kido divertido con la estrafalaria idea de Endo, pero al notar su semblante inquisitivo su expresión cambió radicalmente. — Oh. Dios. Lo dices en serio. — Kido suspiró fuertemente y se arrugó la nariz. Endo tomó el momento en el que Kido levantó la cabeza con evidentes intenciones de regañarlo como señal para hacer la expresión de cordero degollado con los ojos más tiernos, grandes y llorosos que jamás un ser humano hubiese visto.— Hay una "habitación" especial que solo usa el Comandante, deberíamos poder colarnos por detrás.

En ese momento el autobús se detuvo delante de ellos. Endo sonrió, era su mejor oportunidad. Se acercaron rápidamente a la puerta especial, antes de que Endo pudiese entrar, Kido le detuvo y de un saliente que no había visto antes, sacó un panel numérico en el que escribió una contraseña antes de pasar.

Entraron sin hacer ruido a la habitación y cerraron la puerta, ahí solo había un escritorio con un ordenador encendido y una radio a su lado. Endo estuvo a punto de preguntar dónde estaba Kageyama, pero Kido lo detuvo poniendo un dedo sobre sus labios. Agradeció que estaban en una sala demasiado oscura para que se notase su sonrojo...

— ¿Escuchaste la canción que te pasé? — Oyeron una voz desde otra sala. Endo se alertó, en cualquier momento podrían entrar, verlos y... ¿qué pasaría entonces? No podían crear una divergencia en la historia porque no estaban usando la máquina del tiempo, así que el peligro que corrían era tanto como el de tener una mala pesadilla. Por otro lado... sería una mala pesadilla con Kageyama. Endo tiro de la gabardina de Kido que estaba agachado delante de él. Kido le miró e hizo un gesto con las manos que Endo no supo reconocer, pero no le importó. Kido se veía muy seguro al estar ahí. Si Kido pensaba que no había razón para preocuparse, entonces Endo confiaría en él.

— No tuve tiempo. — Esta vez, Endo pudo reconocer la voz. Era Kido joven. Sonrió, era gracioso como Kido no había cambiado demasiado ni en altura ni en voz. El Kido mayor le miró con el ceño fruncido como si pudiese haber oído sus pensamientos y la sonrisa de Endo se hizo más ancha como diciendo "No me mires así, si yo no he hecho nada malo. ¿Esos platos rotos? Ah, sí, ya estaban así cuando los dejé."

— ¿Cómo de ocupado debe estar alguien para no poder detenerse por tres minutos? — Volvió a preguntar la voz desconocida, sonaba sarcástica y algo juguetona.

— No molestes a Kido, Narukami. — Reprendió otra persona, Endo pudo reconocer de inmediato el tono acusador de Sakuma. Le agradeció internamente por resolver la incógnita de la voz sarcástica. — Tú también deberías haber estado estudiando en lugar de escuchar TPK todo el día.

El mencionado Narukami soltó una risa contenida y el ruido de las conversaciones se aminoró. Endo cerró los ojos intentando oir algo más, no estaba seguro, pero le pareció oír algo como "estudiando", "casa", "Kageyama". Después, el diálogo se detuvo y oyó la pesada puerta delantera abrirse... parecía que no iba a conseguir mucho más. Entonces su vista se cruzó con la pantalla de ordenador encendida.

Era temerario, pero decidió que valía la pena. Empezó a gatear hacia la mesa, dio una mirada hacia atrás para ver si Kido le seguía y se sorprendió al encontrarle en la misma posición, completamente quieto. No sabía si detenerse o volver con él. Maldijo internamente que la expresión de Kido fuera tan difícil de leer, Endo sabía que Kido se estaba esforzando en abrirse más, pero que sus reacciones ante el peligro fuesen... no hacer saber a ninguna otra persona que se sentía en peligro, no ayudaba.

Decidió que se acercaría únicamente lo suficiente para mirar el contenido de aquel ordenador y volvería rápido. Kageyama no solo fue el "Comandante" de Kido, también fue el asesino de su abuelo. ¡Tenía derecho a saber más de él! Aun así, separarse de Kido le seguía produciendo un malestar en el estómago, ojalá solo fuera un mal presentimiento.

Tuvo que rodear un mecanismo que no sabía lo que era en mitad de la sala, pero finalmente se encontró de vista al ordenador.

"Esto es..."

Endo notó como su boca se abría sin su permiso por la sorpresa. La pantalla mostraba varios análisis sobre una bebida y datos de varios entrenadores y directores de secundaria clasificados en un orden que Endo solo podía elucubrar. Así que había pensado en hacer eso desde hace mucho tiempo... Lo que más le llamó la atención, sin embargo, es que parecía tener un chat abierto. Endo buscó algún ratón para poder ver aquel chat tapado por otra ventana, pero no lo encontró. El último mensaje estaba cortado por la mitad, por intuición podía saber que era de Kageyama, parecía un archivo adjunto, entrecerró los ojos intentando imaginar que pondría, pero lo único que atinó a leer fue...

— Kido. — Esa no era su voz. Endo se dio la vuelta, Kageyama estaba sentado en un sillón que estaba bajando gracias a ese extraño mecanismo que pasó antes. Kido no estaba agachado sino de pie delante del entrenador. Y Endo quería tirarse de un balcón por tener ideas estúpidas.

Muchas cosas pasaron en muy pocos segundos, Kido corrió hacia Kageyama, Endo intentó correr hacia Kido, pero él le empujó, ante la mirada atónita de Endo, Kido agarró con sus dos manos el cuello de Kageyama e hizo tanta presión que tanto sus dedos como la cara de Kageyama cambiaron de color. Y entonces volvieron al presente.