Posts written by *°•~Kasaya Deysha ~•°*

  1. .
    Holii, sigo viva y aún escribiendo pero más lento que una tortuga como se han dado cuenta.
    Principalmente a Anne-chan, de verdad lo siento, se que no pierdes la fe en mi y perdón por hacerte esperar demasiado.

    He estado absorta en muchas otras cosas, pero de vez en cuando sigo escribiendo, mas que nada "No le digas que lo quieres" pero es lo mismo conmigo, cada vez me "atasco" en escenas no tan relevantes o impactantes, por lo que es dificil darle una estructura aunque sea algo medio "sin importancia" en cuanto a la historia, sigo atascada en las primeras páginas del siguiente capitulo de "reencarncación" por lo uqe no he avanzado gran cosa, lo siento mucho, este es mi primer fic y lo estoy dejando mucho a un lado.

    Es solo que estoy buscando trabajo, necesito capacitarme más en cuanto a mi carrera, se que no es excusa pero siento que teng tanto que hacer y no tengo el tiempo suficiente para todo lo que quiero hacer.

    Como les dije ante,s aunque me cueste años, voy a terminar esta historia, y las dempas, solo tenganme paciencia, espero tener en los siguientes meses un nuevo cap de "No le digas que lo quieres" y reencarnación igual, solo que, por ahora estoy un poco más emocionada por mi segunda historia porque las ideas que tengo para esa a futur son uffff.

    Muchas gracias Anne, por seguir leyendo mi historia, espero que cuando termines de leer todo el fic, yo ya tenga un nuevo capitulo preparado para ti.
  2. .
    Sensei.Aqui sigo de pie, con un 1% de esperanzas que vuelva, pero sigo esperando, me niego a hacerme a la idea que no continuará este hermoso fic. Necesito la continuación de esta historia, un desarrollo más profundo y un cierre digno. Por que me dejan así?!!! Vuelvan

    Otra cosa... Por que está este fic en Junjou romántica? Se supone que es de Sekaiichi Hatsukoi, no es nada contra Junjou pero estuve buscando como loca y no lo encontraba. Casi me da un infarto al ver que no aparecía en el buscador de Google ni en Sekaiichi Hatsukoi Takano x Onodera, ni en Sekaiichi hatsukoi otras parejas.

  3. .
    Holi chicas, una pequeña consulta con respecto a la firma de autógrafos y la participación de Chiaki, como saben a el no le gustan esos eventos porque es "tímido" y no quiere que sus fans se desilusionen de saber que es un hombre, aunque suena interesante que esta sea su primera aparición y en un eventó que Ritsu planeo, ya se que he puesto en el capitulo anterior que estaba de acuerdo, pero no se, aún no estoy muy convencida y tengo duda con ello. ¿ustedes que opinan? Por una parte suena interesante que esta sea su primera aparición, pero por otra tambien quisiera serle fiel a la idea de Nakamura y de chiaki de permanecer en el anonimato, ¿Alguna sugerencia?

    El capítulo aún no lo he terminado porque me quedé trabada en una parte y porque estaba actualizando "Un largo paseo hasta siempre" y "No le digas que lo quieres", aunque igual en ese ultimo ya me estanque un poco, espero estos días continuarlo, les digo, de repente en las escenas sin tanta relevancia no se que poner para "rellenar" el hueco y ponerle más contexto a la historia, creo que esas son las escenas que más se me dificultan porque como no son tan "relevantes" es más dificil darles una idea concreta, coherente y de calidad o al menos entretenida para no dejar tan corto el capítulo, pero aquí sigo de pie. Solo que si tengo esa duda respeto a Yoshino Chiaki y su participación en la firma de autógrafos, agradeceré mucho sus ideas y comentarios.
  4. .

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



    Capítulo 3: Acorralado

    Pov narradora

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω)Semanas antes(ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    Misaki llegó pasada la medianoche debido a su proyecto en grupo que tenían en la escuela, Onodera no se volvió a poner en contacto con él, no le avisó de su repentina partida por lo que el menor creía que ya había llegado al departamento.

    —Estoy en casa… Ritsu —Entró al departamento que compartieron hasta ese día, dejando su mochila en el sofá y soltando un agotado suspiro, estaba muy cansado y moría de hambre por lo que se dirigió al refrigerador para ver que alimento podía calentar, no escuchó respuesta del castaño ni ningún ruido.

    —¿Ritsu, quieres que caliente para ti también? —Caminó algo confundido hacia la habitación de su amigo, quizá se quedó dormido, su luz se encontraba encendida.

    —¿Ricchan? —Volvió a llamarlo mientras abría la puerta y se asomaba lentamente hacia la cama, la cual estaba tendida, pero las cosas de su compañero habían desaparecido. Angustiado y alarmado de creer que su mente le estaba jugando una broma, volteó a todas partes buscando al mayor y las pocas cosas que poseía.

    Abrió el pequeño armario, corroborando sus temores, Ritsu se había ido.

    El pánico se apoderó de el ante la idea de que haya sido en contra de su voluntad y hayan entrado a la fuerza al departamento, hayan secuestrado al castaño y se hayan llevado sus cosas sin ningún problema, se maldijo, si hubiera llegado a casa más temprano quizá esto no hubiera pasado, o al menos no lo hubiera dejado solo.

    —¡Teléfono! —De inmediato llevó su mano a su bolsillo del pantalón, sacando apresurado el celular, mientras buscaba el número de Ritsu para llamarlo, se dio cuenta que sus dedos temblaban al igual que su cuerpo.

    Mientras sonaba el timbre de que estaba marcando salió hacia la pequeña sala, se dio cuenta de una hoja doblada. ¿Una nota de rescate? De inmediato la agarró y comenzó a leerla.

    “Misaki, perdón por hacerte esto, pero no quiero que te veas involucrado, creí que solo era una broma de un tipo loco y esperaba pasarlo por alto, pero, hoy los volví a ver, me di cuenta que no podía escapar por mucho que quisiera tomarlo como un chiste, ellos siguen allá afuera, nos han acechado durante quien sabe cuanto tiempo y hoy me dejaron saber que no podía seguir mi vida aparentando que no existían.

    Por eso he decidido adelantar mis planes e irme a Shinjuku, Homuro-san puede ayudarte a conseguir un cuarto en estos días.

    No te preocupes por mí, en cuanto llegue y encuentre un lugar para establecerme te llamaré, mi número de celular lo daré de baja y en cuanto pueda me contactaré lo más pronto posible contigo.

    Se que suena irracional, que estoy siendo paranoico, pero de verdad, no puedo con esto, tengo miedo de que les lleguen a hacer algo por involucrarse, algo en la voz de ese sujeto me hizo sentir que no podría huir.

    No puedo sacarme esos ojos de mí cabeza… esa mirada.

    Atte.: Ritsu “



    El castaño terminó de leer esa pequeña nota, sus ojos denotaban su clara sorpresa y desesperación, angustia e incredulidad, de verdad Ritsu se había ido. Un escalofrío recorrió su estructura, las palabras de “ellos siguen allá afuera” causó que se le revolviera el estómago y la piel se erizara.

    De inmediato corrió a la puerta para poner el seguro, esto comenzaba a darle miedo, si esos tipos eran tan temidos por su amigo a tal punto que se fue sin siquiera consultarle o esperar hasta la mañana, debían ser realmente peligrosos.

    Empezó a pensar más y más profundo el tema, dándose cuenta que era más delicado de lo que parecía y le aterraba más la idea de que realmente fuera una secta o un grupo de depravados que buscaban jóvenes para desposarlos o complacer sus fantasías sexuales, aunque creía que ese tipo de cosas pasaban en otros países, no en japón y si realmente eran tan influyentes y con recursos, podían incluso sobornar a uno que otro funcionario para que los dejara operar de forma tranquila, así que ir a meter una denuncia contra estos sujetos no era la opción más inteligente, con ello podría desatar la furia de esos sujetos.

    Pensó más en las palabras de Ritsu, recomendándole que saliera lo más pronto posible de ahí, pues, quizá esos sujetos investigaban a chicos sin familia y con un círculo extremadamente pequeño de conocidos o amigos, de esta forma, nadie los buscaría, nadie los extrañaría y nadie se daría cuenta de su desaparición y el, al ser parte de esos chicos “solitarios” y tener contacto con Ritsu, ya incrementaba con creces que en un tiempo apuntaran también hacia el y empezaran a acecharlo como lo hicieron con su amigo.

    Esa noche no pudo dormir, estaba tan preocupado y miles de ideas bizarras de lo que querían esos tipos se le venían a la mente, el dónde se había quedado Ritsu, si había llegado con bien, donde iría el entonces, y si realmente esos tipos obligaron al castaño a escribir esa carta y nunca lo iba a contactar realmente, dudas y más dudas inquietaban su mente y corazón, removiéndose incontables veces en la cama hasta que mejor decidió levantarse e ir a preparar algo a la estufa.

    ¿Cómo se habrá ido Ritsu con todas sus cosas? Y ¿Cómo estaba seguro el castaño que no lo iban siguiendo en su huida y hayan logrado atraparlo? ¿Estará bien? Sentía que no iba a aguantar con la incertidumbre, la preocupación y la intriga hasta que su amigo decidiera contactarlo, ¿Cuándo sería eso? ¿Horas? ¿Días? ¿Semanas? ¿Qué tal si nunca lo contactaba?.

    Maldición Ritsu… Si tan solo me hubieras esperado para asegurarme que saliste de aquí a salvo… No estaría aquí muriéndome de la preocupación…Se lamentaba el solitario chico, sentado solo en la mesa del pequeño y sencillo comedor de madera, recargando su frente contra la dura superficie y agarrándose desesperado y preocupado la cabeza, entre la oscuridad y una silla vacía frente a él, temía que, si encendía la luz, alguien quisiera mirar por la ventana a través de la cortina.

    Si el castaño logró escapar sin ser visto, era posible que creyeran que aún estaba ahí, así que, si salía a buscarlo o a preguntar por ahí, se darían cuenta que algo pasaba, que Ritsu no estaba y saldrían a buscarlo ellos también, gracias a la tenue luz que entraba por la ventana, podría apreciar que no había nadie parado frente a ella, pero ¿Y que tal si había alguien a un lado de esta? Una vez más, el escalofrío recorrió su cuerpo mientras era invadido por el miedo de no saber si realmente estaban ahí.

    Caminó con mucho sigilo hacia la ventana, esperando escuchar un mínimo ruido, la sutil respiración de alguien, aún así, no se oía nada, solo sentía que le zumbaban los oídos, quiso asomarse por esta, pero el terror lo invadió y decidió volver a su habitación.

    Se acostó de nuevo, con la vista al techo, pero aún sumido en sus preocupaciones, quizá debía preguntar a alguien si sabían algo de su amigo. No pudo haberse ido caminando hasta la estación con todas sus cosas.

    Quizá Homuro-san sepa algo. Pensó de golpe, eso lo alivió un poco más, podría llamarle a Homuro-san para preguntarle si el más alto lo llamó para que lo ayudara a llevar sus cosas. Con esto en mente sus esperanzas y tranquilidad aumentaron. Dudó si debía llamarle en ese momento, encendió la pantalla de su teléfono; las 4:15 am, ya era bastante entrada la madrugada como para llamarle de improviso, no quería molestarlo ni interrumpir su sueño, así que decidió esperar hasta que el sol saliera.

    Hizo todo lo posible por dispersar esos pensamientos negativos y alarmistas de su cabeza hasta que finalmente el agotamiento físico y mental lo terminó venciendo y se quedó dormido, aunque sea un par de horas, hasta que el sol se asomara.

    En cuanto sintió su celular empezar a vibrar, abrió de golpe los ojos y enseguida llamó a Homuro-san, ese amable y simpático señor que los recogía de sus trabajos cuando sus horarios los hacían quedarse hasta muy tarde.

    “¿Bueno? Misaki? ¿Todo bien?”



    Preguntó el hombre del otro lado de la línea. Al parecer se acababa de levantar.

    —Homuro-san, buenos días, disculpé llamarlo tan temprano, es solo que cuando llegué por la madrugada a casa Ritsu no estaba, ni sus cosas. ¿Sabe algo de él? —Preguntó apresurado, tratando de no sonar tan alarmado y preocupado, pero si el hombre no sabía del castaño, entonces no le quedaría otra opción que notificarle para que ambos salieran a buscarlo o estar atentos en caso de que Ritsu se pusiera en contacto con alguno de ellos.

    “¿Cómo? ¿No te avisó que se iba? Ese muchacho… Si, ayer por la noche, como a las 10 me llamó para pedirme que lo llevara a la estación del tren. ¿pasó algo entre ustedes? ¿se pelearon? Creí que te había dicho que se fue.”



    Ante las palabras del mayor, sitio un alivio en el pecho de que su amigo se haya ido a salvo, que no haya tenido complicaciones o que lo hayan interceptado los misteriosos sujetos.

    —Si, si me comento hace unos días que se iba. D-debo haberlo olvidado. Es quizá la costumbre de que siempre estaba aquí y de repente ya no, jejeje, ya sabe, igual entre mi trabajo y el agotamiento debí olvidarlo. —Se rio nerviosamente tratando de excusarse y no levantar sospechas de la situación que ocurría.

    —Entonces ¿Llegó bien a la estación? ¿Qué le dijo? —Preguntó con algo de intriga, curiosos de que el castaño le haya revelado su situación al hombre y, de ser el caso, buscar alguna solución entre los tres. Al ser un hombre ya mayor debería poder aportar algo debido a su madurez y saber que acciones tomar a comparación de ellos que no cumplían ni los 20 años.

    “Umm… lo noté un poco distraído y pálido, pobre, debe estar esforzándose mucho en sus trabajos y el estrés de tener que mudarse y buscar nuevas oportunidades en la ciudad, como mi cuñada vive por esa zona le recomendé que podía quedarse en uno de los cuartos que alquila.”



    Saber que su amigo ya tendría un lugar seguro y de confianza donde quedarse lo alivió aún más, temía que el chico se quedara a dormir en las calles o fuera interceptado por algún grupo de maleantes para robarle sus cosas o fuera víctima de algún aprovechado.

    “Me mandó un mensaje en la madrugada diciendo que Ritsu había llegado con ella y ya le había llevado a su cuarto, así que no hay de que preocuparse, solo esperemos que encuentre un trabajo pronto.”



    Afortunadamente todo pareció estar del lado del oji esmeralda, ya que logró irse sin que lo vieran, tuvo ayuda de Homuro-san para acercarlo hasta la estación y en cuanto llegó a la cuidad alguien de confianza ya lo esperaba para darle refugio. Finalmente, su corazón dejó de sentir esa angustia e incertidumbre por el bienestar de su amigo.

    —Oh, muchas gracias por avisarme, es un gran alivio. —Suspiró entusiasmado el castaño echado su cabeza hacia atrás y sintiendo como los músculos de su cuerpo se relajaban al instante.

    “Me dijo que cuidara de ti y hablamos un poco de Nao y de Haru y… jejeje, sonará un poco extraño y vergonzoso, pero conmovió el corazón de este viejo taxista, dijo que era lo más cercano que tenía de un padre.”



    Agregó aún conmovido y emocionado por las dulces palabras de Ritsu, saber que los chicos lo tenían en ese concepto le llenaba el corazón.

    “Sabes que para cualquier cosa puedes contar conmigo, los apoyaré en lo que esté dentro de mis posibilidades.”



    Comentó, tratando de hacerle ver al chico que si llegara a necesitar ayuda en algún momento que el estaba dispuesto a ayudarlos.

    —Muchas gracias Homuro-san, estoy más aliviado al saber que Ritsu acudió a usted para llegar a la estación y consiguió un lugar provisional. De verdad le estamos muy agradecidos por todo lo que nos ha apoyado. —Agradeció su apoyo a lo largo de los años y que aún estaba dispuesto a brindarles ayuda en caso de requerirla, por lo que aprovechó para mencionarle sus planes de mudanza.

    —A propósito, Homuro-san, ya que Ricchan se ha ido, va a ser muy difícil para mi pagar tanto. Yo igual necesitaría mudarme en estos días, ya casi es fin de mes, así que creo que no hay problema, ¿Creé que pueda ayudarme a mover mis cosas cuando encuentre un nuevo departamento? —Preguntó un poco apenado.

    “Por supuesto muchacho, no tienes de qué preocuparte, si gustas yo mismo puedo sacar tus cosas y llevarlas a donde tú me digas.”



    Afortunadamente el hombre accedió muy animoso y amable.

    —Ah, eso sería de gran ayuda, yo tampoco tengo muchas cosas al igual que Ritsu, así que no sería tanto, ya dejaría empacada mi ropa y demás en algunas cajas y maletas, si no es molestia. —Más que nada le preocupaba el hecho de que si el empezaba a sacar sus cosas también se darían cuenta enseguida que se mudaría y podrían interceptarlo en el mismo segundo que lo vieran subir al taxi, pero debido a que en ese edificio vivían varios inquilinos, no sabrían quien será la persona que se mudaría hasta que fuera muy tarde.

    “Con gusto, entonces quedo pendiente del día y el sitio.”



    —Si, yo le mandaré la ubicación del lugar al cual llevar las cosas, estos días me pondré a buscar un nuevo departamento. Muchas gracias por todo Homuro-san. —Agradeció efusivamente una y otra vez, solo esperando que sus planes salieran tan bien como los de su amigo.

    “Por nada. Hasta luego”



    Colgó el teléfono, suspiró aliviado, gracias a Dios Ritsu había logrado huir a salvo hasta Shinjuku y tenía un lugar donde dormir por ahora. Solo le tocaba esperar a que el castaño lo contactara.

    Por ahora tenía que prepararse para irse a la universidad, debía seguir aparentando que todo estaba normal y hacerles creer que Ritsu seguía ahí. Aunque debía pensar alguna estrategia para que no sospecharan del porqué Ritsu no iba a salir esos días, quizá podía fingir que se enfermó, ir por unas medicinas y algunos alimentos para hacerle creer a esos tipos que él oji esmeralda se quedaría en cama unos días.

    Su corazón latía fuertemente al momento de agarrar el pomo de la puerta e intentar girarla, trago saliva con dificultad y se armó de coraje para abrir, para su alivio, no había nadie en el pasillo, suspiró aliviado, ahora tenía que controlar sus emociones y no parecer alerta o sospechoso, sino, su plan podría venirse abajo, caminó hasta una farmacia y compro algunos antibióticos, algunas pastillas para el dolor, suero, jeringas, termómetro y parches fríos para la frente. Con eso podría sostener su farsa.

    Salió de ahí y luego fue a la verdulería, donde compro algunos ingredientes para hacer algo de okayu, gachas, puerros y algas para hacer una sopa, pretendiendo hacer algunos alimentos para una persona resfriada. Al regresar a casa preparó la comida, aún si no era para alguien enfermo, no tenía nada de malo que el los comiera, no podía desperdiciar los ingredientes, y los medicamentos le podrían servir para alguna emergencia, ahora que Ritsu no estaba el corría el riesgo de enfermarse y no habría quien fuera por ellos hasta la farmacia, así que no sería un desperdicio de dinero.

    Encendió la luz del cuarto del castaño y una pequeña y antigua televisión que ambos compartían, para aparentar que había alguien en casa mientras el salía y llevaba a cabo su rutina.

    —Escucha Ricchan, no salgas, llamaré a tu trabajo para avisar que faltarás unos días. Asegúrate de comerte todo, necesitas recuperar energías y fuerza. Nos vemos más tarde. —Gritó el castaño desde la puerta al interior del departamento, antes de cerrarla y caminar rumbo a la estación.

    Saliendo de ahí, debido a que tenía un par de horas, empezó a buscar algún nuevo departamento en internet, uno pequeño y cómodo para él. Encontró uno bastante agradable y que no estaba tan lejos de la estación, era la dirección contraria que el tomaba al salir de esta y quedaba en una zona bastante más tranquila y para su suerte por esa zona vivían algunos de sus amigos y compañeros de la escuela.

    Ahora tenía que ponerse de acuerdo con Homuro-san y la casera para anunciarle cuando se iba a mudar, primero tenía que hablar con la casera, así que, debido a sus vacaciones acumuladas, decidió tomar este día de una de ellas para empezar a dejar terminados todos los pendientes y actividades.

    Para su fortuna la casera accedió, aunque con algo de nostalgia y tristeza, igual le tenía mucho cariño a ese par de chicos, eran muy nobles, responsables y trabajadores y en muchas ocasiones la apoyaron en diversos acontecimientos e incluso en su local.

    Anunció que se iría en 2 días y que lamentaba que fuera tan repentino. Se disculpó en nombre de Ritsu por no haberle avisado de ante mano, pero el pobre estaba tan asustado que ni tiempo tuvo de despedirse de Misaki.

    Cuando conoció a Ritsu no creía que fuera un chico con un pasado tan traumático, pero se dio cuenta que paso por mucho cuando empezaron a vivir juntos y en algunas ocasiones tenía pesadillas, pesadillas donde gritaba desesperado el nombre de sus padres, lloraba, hipaba y temblaba mientras decía frases como “¿por qué mamá no se mueve?” o “¿por qué golpeaban a su padre?”, en muchas ocasiones el también gritaba que se detuvieran, esas noches lo despertaba para sacarlo de esos horribles recuerdos, no se atrevía a preguntar, pero entre más pesadillas tenía y se iban volviendo más cercanos, al final no pudo con la curiosidad y le terminó preguntando sobre ello.

    Al principio estaba dudoso de contarle al más chico, pero con forme fue creciendo la confianza hacia él, se fue abriendo y solo le relató los fragmentos filosos y horribles que siempre quedaba en su mente; los gritos de su padre a escasos metros de él, algo cubriendo completamente su cabeza imposibilitándole ver su alrededor, no se podía mover, como su madre gritaba desesperada y lo siguiente en su mente es que miraba el cuerpo de su madre sobre un charco de sangre, pero lo curioso es que dentro de esos horribles recuerdos, sigue vivo el recuerdo de una calidez que lo envolvía a pesar de la baja temperatura del ambiente y la voz cálida de alguien, llamándolo gentilmente por su nombre.

    A Misaki le daba terror siquiera imaginar que fue lo que realmente ocurrió con sus padres, perderlos a tan corta edad y más ante unos desalmados como ellos. Entendía el temeroso y frágil espíritu del castaño, por ello era tan inseguro, tan paranoico respecto al mundo, porque a su corta edad se dio cuenta de lo cruel y despiadado que puede ser, que tan podrida está la gente como para matar a sus padres, entendía perfectamente porque terminó huyendo de esa forma tan inesperada y no lo culpaba.

    ¿Y si son ellos quienes causaron la muerte de sus padres?

    Esa idea le recorrió por todo su cuerpo como un escalofrió desagradable, causándole nauseas, si eran las mismas personas, entonces era peligroso seguir cerca de ellos. Aunque, si hubieran querido matarlos, ya lo hubieran hecho, aparte era muy ilógico, Ritsu nunca vio ninguno de sus rostros, ni el lugar, no tenía nada valioso, ni información sobre ellos siquiera, apenas hace unas semanas se enteró de su apellido, pero no tendían porque estarlo “cazando” a el ya no le quedaba nada, ni siquiera una forma de enfrentarlos, alguna información que los incrimine directamente, no tiene pruebas, no tiene recuerdos, no tiene a nadie.

    Además, ese tipo raro y depravado vino a buscarlo porque “estaban comprometidos por un arreglo entre sus padres” así que quizá eran otras personas distintas, aunque si eran conocidos de sus padres y tenían tanta amistad como para prometer la mano de sus hijos en matrimonio a futuro, no deberían ser gente peligrosa, ¿O sí? Más y mas dudas se arremolinaban todas juntas en su cabeza, confundiéndolo a tal punto que se sentía abrumado.

    Dejó pasar esas posibilidades y entró como usualmente a su departamento.

    —Ricchan estoy en casa, ¿Cómo te sientes? —Siguió con su farsa de hacer creer que su amigo estaba aún con él, fue hasta su habitación y revisó minuciosamente la cama, como la había dejado en la mañana, aunque quizá no ayudara mucho, decidió poner un par de almohadas en la cama de este para simular a una persona durmiendo junto con la televisión encendida en caso de que alguno de esos guaruras se acercara a escuchar desde la puerta o la ventana.

    Por una parte sentía que su plan no daría frutos, pero por otro contaba con que esos tipos hayan visto a Ritsu entrar a la casa, pero no salir, solo era un plan provisional que duraría un par de días, pero con forme pasara más el tiempo se haría más evidente que el castaño dejó de salir de la casa y quizá entrarían a la fuerza y descubrirían que ya no se encontraba ahí, por suerte Ritsu ya estaba muy lejos de ellos, o eso creían ambos, solo que para Misaki lo ponía en riesgo quedarse ahí más tiempo.

    Decidió mejor empezar a empacar sus cosas, mientras que algunos de sus libros, la televisión y algunas cosas decidió dejarlas provisionalmente en la bodega, podría pasar por ellas algún otro día, por tanto, le urgía salir de ahí, las circunstancias le ponían los pelos de punta.

    Fingió por otro día, esa mañana fue a comprar otro suero hidratante, unas verduras y alimentos para hacer la cena, algo de salmón asado, arroz y estofado de verduras. Disfrutó el tranquilo camino al lado del parque, los árboles estaban en flor y el viento levantaba los pétalos en una hermosa neblina mística de color rosa.

    A ambos castaños siempre les agradó bastante esa caminata al final del día, aún si su edificio está del otro lado de la calle, era muy agradable a la vista y siempre transitaban al finalizar su día. La melancolía lo invadió, iba a ser la ultima vez que pasara por esa calle y que mejor recuerdo que esta noche, un clima agradable, el suave viento moviendo la copa de los árboles y los pétalos elevándose hasta el cielo.

    Al día siguiente empacó sus cosas y las dejó frente a la entrada, nada más para que Homuro-san entrara y se las llevara en su taxi, esa noche ya no volvió.

    Los días iban pasando y los “vigilantes” que dejaron en las cercanías se comenzaron a preguntar porqué nadie salía, habían visto al chico de cabellos castaños oscuro irse una mañana a su rutina normal, pero su objetivo no lo volvieron a ver desde esa noche, habían pasado unos días desde que Ritsu corrió a toda prisa lejos de ellos para encerrarse en su departamento, supusieron que el miedo fue tan grande para el que lo enfermó.

    Pero si se supone que estaba resfriado, ¿por qué el chico Takahashi no había vuelto? Lo vieron salir en la mañana del día anterior y esa noche no volvió ni esta, ¿Cómo pudo dejar al objetivo de su jefe solo en el departamento cuando estaba enfermo? Claramente lo vieron una mañana yendo a la farmacia y comprar algunos medicamentos y alimentos para prepararle.

    El día anterior en la mañana cuando vieron a Misaki salir del departamento no les pareció nada fuera de lo usual, solo se les hizo extraño que esa noche no llegara a dormir, pero no le dieron tanta importancia, supusieron que se había quedado a doblar algún turno en su trabajo, haciendo algún proyecto en casa de un amigo, o alguna cuestión así. Ese día vieron ingresar al edificio a alguien inhabitual, no fue muy relevante para ellos, solo sacó un par de cajas, supusieron que era una entrega así que no sospecharon que ese hombre llevaba las cosas del castaño menor a su nuevo departamento.

    La inquietud y extrañeza comenzó a incrementarse de a poco cuando al día siguiente el chico no había regresado en ningún momento, ni siquiera para cambiarse o darse un baño y lo más extraño es que tampoco el chico Onodera salía para nada, comenzaban a preguntarse si fue tanto el susto que le metieron esa ultima vez como para que se enclaustrara en su departamento sin poner un pie fuera, miraban desde la distancia la ventana que pertenecía a su habitación, pero no se movía ni la cortina, nadie se asomaba, no había movimiento.

    Estaban convencidos que esa noche Misaki llegaría y sus dudas e inquietudes desaparecerían y volverían a “vigilarlos” desde la distancia, pero pasaban las horas y ninguno de los dos jóvenes volvió a dar señales de vida.

    Dudaron en alertar a Takano-san, pero sería malo que algo malo le pasara a su futuro prometido y la responsabilidad caería sobre ellos, así que lo contactaron para que les diera la autorización para proceder y entrar al departamento.

    Takano accedió, entonces se pusieron en marcha y un grupo de 3 guardaespaldas caminaron al fin hasta el viejo y descuidado edificio, adentrándose hasta la puerta número 6 del segundo piso, tocaron un par de veces, pero nadie contestó.

    Volvieron a golpear un poco más fuerte la puerta y pegaron más el oído, nada. Se voltearon a ver entre ellos y asintieron todos al mismo tiempo. Iban a entrar a la fuerza y de paso, llevarse de una vez al prometido de su jefe.

    Uno de los hombres, con una fuerza considerable se abalanzó de lado contra la puerta y logró abrirla de un movimiento, después de todo era un edificio algo descuidado y sus puertas no eran las mejores.

    Los tres miraron a todas direcciones buscando a su objetivo, pero el departamento estaba vacío, un escalofrió los invadió.

    —Oh no. —Exclamó uno de ellos, sintiendo como un sudor frio se formaba en su frente, nuca y espalda. Caminó a toda prisa hasta las habitaciones del fondo, su estómago se hundió cuando se dio cuenta que estaban completamente vacías, no había ropa, artículos personales, libros.

    —¡Tsk! ¡Maldita sea! No hay nadie aquí. —Se quejó uno alarmado, revisando el pequeño cuarto que era de Misaki.

    —Se fueron… —Pronunció débilmente, imaginando en su mente la inmensa reprimenda que les daría su jefe al haber fracasado de una forma tan garrafal y patética su misión, solo tenían que vigilar a esos chicos, y no solo les vio la cara uno, sino, los dos se fueron.

    Pero ¿cómo era posible? Nunca abandonaron sus puestos.

    —T-Tenemos que avisarle a Takano-san —Indicó uno, pero, ¿Quién se lo diría? Estaba claro que mientras más lo pensaran, más sería la furia del pelinegro, después de aquella noche tuvo que salir del país por negocios a Estados Unidos, así que antes de irse, quería ver una vez más al chico de ojos verdes y lo logró, aunque en esta ocasión corrió como si su alma dependiera de ello.

    Eso lo hirió, aunque admitía que quizá fue muy repentina su intromisión, pero, debido a ciertas circunstancias, no le quedó más opción que soltarle eso de golpe. ¿Ahora cual sería la reacción del pelinegro al enterarse que habían perdido la pista del chico bajo sus narices y que no tenían idea a dónde fue? Y para colmo el más chico también se había ido lo que hacía imposible interrogar sobre el paradero de su amigo, doble descuido y mayor riesgo de perder sus empleos, gente incompetente e inútil es lo que más le fastidiaba a su jefe.

    No toleraba ningún error, de cometerlo, sería un despido inminente después de un fúrico y gélido regaño de parte del oji ámbar, ahora desconocían que tan grande sería el castigo al haber perdido el paradero de su prometido. Sin duda un descuido imperdonable.

    Los tres se miraron dudosos e inseguros, uno tomó su celular y tragó saliva sonoramente. Anticipando la gran reprimenda que se avecinaba. El celular sonó un par de veces hasta que contestó.

    —Si. —La voz fría y gélida de su jefe les causó un estremecimiento desagradable a los tres.

    —T-Takano-san, ya entramos al departamento, pero… —Dudaba. No encontraba las palabras adecuadas.

    —¿Cómo está Onodera? ¿Aún está enfermo? —Preguntó con algo de desdén y sarcasmo del otro lado.

    —No señor, El… ya no está —Soltó finalmente, sintiendo como le sudaban las manos.

    Hubo una larga pausa, el tipo se dio cuenta que eligió mal las palabras y eso podría generar un terrible malentendido de que el castaño había fallecido a causa del resfriado, aunque pensándolo bien, sonaba ridículo y en tan poco tiempo.

    —¡No! Quise decir que se fue del departamento, se mudó, no que ha muerto, no me malentienda señor. Discúlpeme —Se apresuró a corregir con premura y angustia sus palabras.

    —Maldito… ¿Te estás burlando de mí? —Recriminó con rabia del otro lado de la línea, mordiendo con coraje y desagrado sus palabras, su voz se tornó aún mas profunda y gruesa sonando a una amenaza.

    —No señor, discúlpeme, no lo quise decir de esa forma. Perdóneme por favor. —Suplicó el alterado guardaespaldas.

    —Entonces… ¿quieres decir que Onodera se les escapó a los tres, frente a sus narices? ¿Cierto? —Se escuchó del otro lado, aunque trataba de guardar la calma encendiendo un cigarro, pero la ira lo invadía, junto con la incredulidad de que tres de sus subordinados fueran tan ineptos que dos chicos burlaran de esa forma su “vigilancia”.

    —S-Si señor, lo lamentamos mucho. Pero no se preocupe, vamos a investigar a donde se fueron, iremos con la casera, a su escuela, a sus trabajos y-—Antes de que pudiera continuar explicando sus planes para hallar a los chicos, Takano los detuvo en seco.

    —No, están despedidos. Yoshino les hará llegar su liquidación mañana. —Y tras decir esto colgó el teléfono sin dejarle a los hombres decir nada más. Sabían que esto pasaría, pero esperaban una reacción más violenta y agresiva de su parte.

    No sabían si tratar de solucionar esto por su cuenta, ir con la arrendadora del edificio, otro podría ir a preguntar a alguno de los trabajos de los chicos y otro podría ir a la escuela para interceptarlo y a la mala sacarle la información a donde se fue el chico Onodera.

    Decidieron no hacerlo, ya que, si algo malo pasaba por su culpa, el problema se haría mas grande y las consecuencias incrementarían, no querían que Takano tomara represalias más graves en su contra, por lo que derrotados y desanimados decidieron ir a beber mientras maldecían su tonto descuido.

    Mientras tanto, al otro lado del mundo Takano soltaba con un suspiro largo y fastidiado el humo del tabaco, tratando de buscar paciencia ante la incompetencia de sus subordinados, ¿Acaso se había vuelto muy suave estos años que su gente ya no hacía adecuadamente su trabajo? Supuso que tenía que tomar medidas más drásticas y volver a lo que fue una vez.

    En eso se le ocurrió una idea, al recordar los viejos tiempos, tomó el teléfono de su escritorio y marcó un número, se recargó en el respaldo de su silla y le dio otra calada profunda al cigarrillo entre sus dedos mientras esperaba del otro lado que la persona contestara.

    Una voz lo saludó con algo de sorpresa y extrañeza.

    —Akihiko, necesito que hagas algo por mí. —Indicó el pelinegro mirando seriamente a algún punto de la cuidad de Nueva York.

    Los días iban pasando para Misaki, afortunadamente un par de días después de su mudanza Ritsu se puso en contacto con él, su corazón sintió un alivio inmenso al escuchar otra vez la voz de su mejor amigo, quien al parecer se encontraba bien y se disculpó una y otra vez por haberse ido de esa forma, sin avisar y tan repentinamente, pero la angustia se apoderó de su mente junto con la paranoia.

    Misaki le explicó que no había problema, comentándole que no tuvo muchos inconvenientes y que, para su suerte, él no se había topado con nadie sospechoso, le habló sobre su estrategia de que fingía que el mayor estaba enfermo para tratar de “justificar” que no iba al trabajo o que estaba demasiado débil como para salir, comentándole que, al parecer su estrategia, aunque algo torpe e improvisada había funcionado de alguna manera.

    Ritsu se volvió a disculpar, pero no pudo evitar reír ante la sorpresa que les iba a causar a esos sujetos que los dos se marcharon sin que se percataran siquiera hasta que fuera muy tarde. Ni siquiera sabían que dirección habían tomado, sin mencionar que no estaban en el mismo sitio.

    Los días siguieron pasando para ambos, se llamaban todas las noches cuando era posible, relatando sus acontecimientos del día a día, de cierta forma era nostálgico y triste para ambos, ya que antes hablaban cara a cara mientras cenaban o convivían en la sala.

    Las semanas siguieron pasando hasta que Misaki que iba de regreso a su nuevo edificio después del trabajo, cuando frente a la puerta de su departamento vio un encendedor de plateado en el suelo, el cual brillaba levemente debido a la escasa luz que entraba por el corredor del pasillo exterior, con las iniciales “U.A” lo levantó mientras alzaba una de sus cejas con curiosidad y abría la puerta.

    Al entrar seguía mirando el encendedor plateado y de apariencia cara que tenía en la palma de su mano, preguntándose como había llegado ahí. No se dio cuenta que unas miradas escalofriantes lo miraban desde las sombras de su pequeña casa hasta que fue demasiado tarde.

    Al encender la luz y voltear a la sala vio a un grupo de 5 hombres, 4 de ellos detrás de su desgastado sofá, y solo uno se encontraba sentado encima de este, en una pose bastante descarada, como si fuera su casa.

    Dejó caer su mochila del susto.

    —¡¿Q-Quienes son ustedes?! ¿Qué hacen en mi casa?! —Preguntó alarmado el castaño, con una mirada aterrada mientras retrocedía por instinto para buscar alejarse de los extraños, hasta que su espalda chocó contra la pared donde se encontraba el apagador, fue hasta ese momento que notó el olor a cigarro, era leve, quizá por el pequeño resfriado que tenía.

    Su pequeño y viejo departamento tenía una tenue y borrosa nube alrededor debido al humo del tabaco.

    —Hasta que llegas mocoso, ¿Tienes idea de los riesgos que corre un menor de edad a estas horas de la noche andando por la calle? —Pregunto el hombre que estaba sentado sobre su sofá, mientras fumaba su cigarro y hacía una mueca de exasperación.

    Misaki no supo que decir, miles de preguntas venían a su mente, no sabía como habían entrado a su casa o que querían de él.

    Miró con atención al tipo, quien recargaba sus brazos sobre el respaldo del sofá, con uno de sus pies sobre su rodilla, llevaba un traje plateado, que hacía juego con sus cabellos grises y un chaleco de vestir de color azul zafiro, su camisa blanca y su saco abierto.

    El peliplata golpeó con uno de sus dedos su cigarro para dejar caer las cenizas al lado del sofá, acción que molestó de sobremanera al castaño.

    —¡Oye estúpido! ¡No fumes en la casa de otras personas! ¡No tires aquí tu mierda! —Le reprendió el castaño fúrico al ver como este ensuciaba su humilde pero limpia casa.

    —¡¿Haa?! —Se molestó el peliplata ante el reclamo del chico frente a él. ¿Cómo un mocoso de ese tamaño se atrevía a hablarle de esa forma?

    —Para empezar, ¿Quiénes son? ¿Por qué entraron de esa forma a mi departamento? —Preguntó Misaki tratando de alejarse lo más que pudo al ver como el peliplata se ponía de pie y soltaba una gran bocanada de humo y caminaba hacia él.

    —Estamos buscando a tu amiguito. Supimos que se fugó. —Contestó con voz neutral dándole otra calada a su cigarro y volviendo a soltar el humo mientras miraba al vacío. Hubo un momento de silencio, esperando que el chico contestara, pero parecía no querer emitir palabra alguna, solo seguía en su lugar algo inerte y quizá en su mente tratando de buscar una excusa, un escape o algún plan para salir de ahí.

    —¿Dónde está Onodera Ritsu? —Preguntó con tono frio e intimidante el oji amatista parándose frente al castaño y acercando su rostro peligrosamente al del menor. Su rostro ensombrecido y serio hizo estremecer al más joven, su voz imponente y gélida hizo que su estómago se hundiera, pero no se dejó intimidar, y menos al tener frente a quien había estado espiándolos a él y a su amigo.

    La ira se apodero de su mente al recordar que a causa de estos hombres Ritsu se había ido.

    —Aún si supiera donde está, jamás se los diría. —Contestó tajante y con una sonrisa burlesca, mirando desafiante y firme al peliplata. Quien estaba acostumbrado a infundir miedo e intimidar a chicos como este, pero ¿Por qué el no le temía? ¿Por qué lo miraba de esa forma tan desafiante? ¿Cómo podría mantenerse tan tranquilo? Entonces una idea se le cruzó por la cabeza, sus labios se torcieron en una leve sonrisa.

    —¿En serio? Entonces supongo que debo tomar medidas más drásticas. —Y tras decir esto apresó al castaño entre sus brazos, acercándolo, pegándolo a su pecho, empezando a pasear sus manos dentro del suéter del más chico, acariciando su piel, sintiendo la calidez y suavidad de esta.

    De inmediato la mirada de Misaki se llenó de sorpresa y terror y debido a las caricias repentinas su cuerpo se crispo, soltando un leve suspiro sonoro. Supo cuales eran las intenciones del peliplata, quien lo miraba de una tan arrogante y divertida, disfrutando de sobremanera sus reacciones y animándolo a continuar.

    —¡¿Qué crees que haces?! —Se removió el adolescente, empujando al más alto con todas sus fuerzas, pero no lograba separarse de él. el de ojos amatistas sonrió divertido y complacido ante las reacciones de su cautivo, de alguna forma esto le entretenía bastante al ver la mirada entre aterrada, desesperada y furiosa en esos ojos verdes.

    —¡Suéltame maldito pervertido de mierda!, ¡sabía que eran unos asquerosos depravados. Por eso quieren obligar a Ricchan a casarse con un viejo cerdo como tú!. —Eso molestó al peliplata quien frunció el ceño ofendido. Nunca un enano como este lo había llamado pervertido. ¿De donde sacaba el coraje de llamarlo de esa manera? ¿Cómo se atrevía?

    —¿Quién te crees que eres para hablarme de esa forma? —Preguntó tomando entre sus dedos el mentón del muchacho y obligando a mirarlo a los ojos.

    —¡¿Tu quien mierda te crees que eres para entrar a una casa ajena y tratar de abusar de un menor de edad?! ¡Maldito pervertido! —Le recriminó aún más molesto el de ojos verdes, quien no dejaba de forcejear, empujando con todas sus fuerzas el pecho del peli gris.

    —¿Pervertido? ¿Abusar? —Preguntó confundido y aún más molesto el mayor. Frunciendo aún más sus cejas. Algo dentro del peliplata le intrigaba, ¿Por qué este mocoso le hablaba de esa manera? ¿Por qué tenía tantas ganas de continuar con su “tortura”? ¿Por qué el color verde de sus ojos le resultaba tan cautivador?

    —Ja, la pregunta es obvia. —Se elevó por encima del chico, parándose derecho, pero aún sin soltarlo.

    —Usami-sama. —Sentenció con arrogancia, sintiéndose alto y poderoso, mirándolo desde arriba con un infinito aire de autosuficiencia y divinidad.

    —¿Qué? —Preguntó sumamente conmocionado y confundido el castaño arqueando sus cejas entre molesto e incrédulo, ¿Cómo puede haber alguien tan pedante e irritable como este hombre? Ante la respuesta de su carcelero la molestia en el más joven se elevó hasta los cielos.

    —No me vengas con esa mierda… ¡Viejo pervertido! —Y tras decir esto con todas sus fuerzas pateó al de ojos violetas en la entrepierna, dejándolo fuera de la jugada de inmediato, quien cayó de rodillas frente a él, sujetando sus partes con ambas manos mientras se quedaba agonizante en el suelo debido al golpe, ahogando un grito dentro de su garganta y arrancándole el aire de golpe. El castaño aprovechó para correr a toda prisa hasta su habitación, tomó un fijador de cabello y con el encendedor en su mano encendió la diminuta llama y apuntó al grupo de guardaespaldas que venían detrás de ellos, al ver las claras intenciones del chico se quedaron paralizados.

    —No avancen más o-o-o sentirán las llamas del infierno en sus caras. —Amenazó el castaño, sus manos temblaban, pero aun así estaba decidido, no bajaba sus brazos, se veía claramente el terror en su mirada, pero también la determinación de cumplir su amenaza.

    —¿Estás loco?, ¡nos quemarás a todos! —Exclamó aún en el suelo el oji violeta, por demás sorprendido y consternado por el gran coraje y determinación del castaño. Nunca había conocido a nadie como él, que a pesar del temor tuviera las agallas para defenderse de esa forma.

    —¡No me importa! ¡Jamás les diré donde está Ricchan! Y si no quieren terminar como carbón será mejor que salgan de inmediato y no vuelvan a meterse en nuestras vidas. —A pesar de que la voz del angustiado joven se encontraba temblando y titiritando su tono alarmado y desesperado les hacía saber a los allanadores que hablaba en serio y que los quería fuera de su casa en ese instante.

    —Chico, baja eso, puedes- —Antes de que uno de los guardaespaldas pudiera seguir hablando el castaño cerró fuertemente los ojos y activó su “soplete casero” logrando quemar un poco la mano del hombre, el cual de inmediato la retiró al mismo tiempo que pegaba un doloroso quejido y retrocedió a toda prisa junto con los demás.

    —Akihiko-sama, ¿Qué hacemos? —Preguntó uno de sus guardaespaldas ayudando al peliplata a ponerse de pie, mientras otros lo cubrían y empezaban a desenfundar sus armas.

    Al ver esto Misaki se llenó de terror y su cuerpo empezó a temblar más, aún con su “soplete” improvisado no iba a poder evitar que una que otra bala se impactara contra su pequeño cuerpo desde esa distancia.

    —¡Alto! —Akihiko, al percatarse de las intenciones de sus subordinados de inmediato los detuvo, ordenándoles tajantemente que no lo hicieran, los hombres trajeados bajaron sus armas y se miraron entre ellos.

    —Será mejor que nos retiremos. No nos dirá nada, será mejor volver con Masamune. —Indicó aún con la voz algo débil y adolorida, debido al gran golpe en sus genitales las piernas las sentía adormecidas y la zona le dolía bastante aún, dejándolo casi sin poder sostenerse de pie, pero gracias a sus guardaespaldas poco a poco lo sacaron de ahí.

    —Esta me la pagarás algún día chico. Lo juro —Amenazó el peliplata con una voz casi gutural, como una bestia, llena de ira y coraje, lo había agredido y puesto en ridículo frente a sus subordinados, estaba seguro que si Takano hubiera estado ahí, se hubiera partido de risa ¡Dios! Esto era lo más humillante que jamás le había ocurrido.

    Tenía ganas de asesinar con sus propias manos a ese mocoso escuálido y pequeño, pero ¿Por qué el pánico y miedo lo invadió cuando sus guardaespaldas estaban a punto de cumplir sus deseos? No sabía porque lo había hecho, pero, no quería que le hicieran daño al castaño de ojos verdes.

    Sus pensamientos eran un caos, mientras sus guaruras lo llevaban hasta el auto con mucho cuidado, pero algo de prisa.

    Aún no era esa clase de monstruo, había matado a muchas personas antes, pero nunca a un chico inocente. No era tan despiadado e inhumano como para acabar con la vida de un chico que solo quería proteger a su amigo y que actuó en defensa propia, lo admitía, se lo buscó, pero no tenía siquiera intenciones de abusar de él, solo quería meterle un buen susto, pero al ver como reaccionaba el chico entre sus brazos, algo creció dentro de él, un deseo extraño, le parecía divertido ver su rostro asustado y desesperado ante las caricias que le proporcionaba, pero también, el sintió un cosquilleo y deseo lujurioso al sentir la calidez de su piel, virgen e inocente, pero tampoco se imaginó que el chico de verdad fuera capaz de golpearlo en los testículos.

    Pensándolo mejor, era una posibilidad, una reacción natural ante cualquiera que estuviera en una situación así, el mismo se reprendía por ser tan estúpido y haber bajado la guardia ante un mocoso como él.

    Nunca había visto tal coraje ni en sus subordinados, ese chico era tan osado como el mismo Takano, tan rápido había ideado un plan bastante espeluznante y temerario, pero al mismo tiempo su cuerpo se veía tan frágil y temblaba tanto que parecía que se iba a desmoronar en cualquier momento. Una leve risa salió de sus labios como un suspiro para luego echarse a reír a carcajadas.

    —¿Akihiko-sama, se encuentra bien? —Preguntó otro de sus guardaespaldas algo consternado, viendo como su jefe se reía sonoramente en el asiento del vehículo.

    —Ese chico Misaki… es muy interesante… Me gusta. —Confesó con una sonrisa sínica y maliciosa, ideando alguna estrategia para tener a ese castaño comiendo de su mano.

    Sus subordinados lo miraban algo confundidos y preocupados, ciertamente su jefe era alguien muy peculiar y con gustos muy extraños, pero que se fijara en ese pequeño “pirómano gánster psicópata” era mucho, estuvo a punto de quemarlos vivos y aún así le gustaba.

    —S-Será mejor que vayamos con el médico, llamaré de inmediato a Kusama-san para que lo revise cuanto antes. —Sugirió preocupado el pobre hombre, no era para menos, un golpe de ese tipo era como para dejarlo desmayado del dolor.

    —¡¿Estás loco?! ¡No voy a dejar que nadie me toque las pelotas!. —Contestó tajante el peliplata. Amenazante y fúrico como una bestia herida. Mirando gélidamente al sorprendido guardaespaldas, quien de inmediato retrocedió, se apiadaba del doctor Kusama, quien tendría que atender al peliplata estando de tan mal humor .

    —Si dicen a alguien una palabra de lo que ocurrió los mataré yo mismo. —Gruño guturalmente y los hombres frente a el se estremecieron ante esa mirada despiadada y amenazante que parecía que en cualquier momento se abalanzaría contra ellos.

    —Si señor —Asintieron al unisonoro, prometiendo guardar silencio.

    —P-Pero, al menos debería pedirle una pastilla para el dolor. —Sugirió uno después de un largo silencio al ver como su jefe aún sudaba frio y permanecía con esa expresión dolorosa en sus facciones y aun sujetándose la entrepierna.

    —Creo que tienes razón. —Meditó Akihiko, después de todo, algún medicamento para el dolor no le vendría nada mal.

    —Bien, vámonos. —Ahora le tocaba pensar que le diría a Masamune, no había logrado sacarle nada de información a ese chiquillo, ni, aunque llenaran su cuerpo de plomo el revelaría la ubicación del castaño, suponía que estaban a mano, el falló en su misión y a cambio obtuvo una patada en las bolas y quería recriminarle a su medio hermano por qué lo había mandado con un mocoso tan cascarrabias y violento.

    Una parte de él, le decía que debió haberlo torturado de forma sádica y sangrienta hasta que hablara, pero Takano le ordenó no dañarlo, ya que era de las pocas personas realmente importantes para su prometido y hacerle daño, solo firmaría un odio seguro por el resto de su vida hacia su persona, sin mencionar que con ello sus posibilidades de convencerlo o incluso de obligarlo a casarse quedaban en ceros.

    Después de un par de horas llegaron a Shinjuku, ya habían llamado previamente a Kusama y lo citaron en la oficina de Takano-san, así que el ya estaba ahí esperando.

    Al llegar al edificio, el peliplata aún sentía sus piernas adormecidas y le hormigueaban, se sentía tan humillado y a cualquiera que dirigiera su vista hacia el se ganaba una mirada de muerte y un grito de “¡¿qué mierda están mirando?!” haciendo que las personas confrontadas se paralizaran en su lugar debido a la furia y rencor en las palabras de hermanastro de su jefe.

    Entraron a la oficina, Akihiko estaba de un pésimo humor y se desquitaría con Takano en caso de que este le recriminara por haber fallado en su cometido. El pelinegro estaba imperturbable en su asiento, absorto entre sus pendientes, su mirada seria y seca como siempre, solo mirando sus documentos y tecleando en su computadora. Unos lentes transparentes reflejaban la luz del computador, haciendo difícil ver si los estaba mirando y solo los ignoraba o estaba metido en sus asuntos.

    Finalmente miró en dirección a Akihiko al percatarse que caminaba lentamente, bajó los documentos y le prestó más atención, dándose cuenta que caminaba raro con la ayuda de dos de sus guardaespaldas.

    —¿Qué ocurrió? —Preguntó serio. 2 de los 4 hombres trajeados dejaron delicadamente a Akihiko sobre el cómodo y carísimo sofá, el peliplata se quejaba y suspiraba pesadamente tratando de reprimir el dolor.

    —Ese maldito mocoso. —Masculló con rabia, refiriéndose al chico de cabellos castaño oscuro.

    —¿Pudiste sacarle el paradero de Onodera? —Desvió de nuevo su vista hacia sus documentos, restándole importancia a lo que parecía solo su amigo quejándose del trabajo o de la gente, como siempre acostumbraba.

    —¿Por qué están aquí aún? ¡Largo! —Vociferó con enfado el de ojos violetas, pero con un inmenso y pesado destello rojo, volteando a ver de forma iracunda a sus subordinados, quienes se supone lo habían acompañado para evitar que saliera herido y ni eso pudieron cumplir, más incompetentes.

    Los 4 de inmediato salieron después de hacer una reverencia hacia ellos y desaparecieron de la oficina. Akihiko suspiró hastiado recargando su cabeza contra el respaldo del sofá y cerrando los ojos ante una punzada de dolor al regresar a su posición.

    Takano solo lo miró arqueando una ceja, confundido por su mal humor, más elevado y notorio de lo usual.

    —¿Entonces?... —Volvió a preguntar el azabache tecleando atento en su portátil mientras esperaba que Akihiko iniciara con su informe de como resultó.

    —Vete a la mierda —Volteó hacia otro lado el rostro, haciendo una pequeña rabieta.

    —¿No pudiste sacarle donde se fue mi prometido? —Preguntó arqueando una ceja con algo de enfado, pero más extrañado y consternado, no lo creía, Akihiko sabía a la perfección como sacarle información a la gente, aún si era a golpes, aunque claro, le advirtió que no tocara al chico, pero había otros métodos.

    —No, mierda, el muy bastardo se negó a hablar. —Refunfuñó con coraje y frustración, que ni con el golpe y susto que se llevaron valió la pena para sacarle la verdad a ese chiquillo insolente.

    —Es un jodido psicópata, ¿Sabes lo que hizo el muy cabrón? ¡Me pateó en las pelotas mierda!, ¡¿Puedes creerlo?! Y eso no es lo más temerario y sorprendente, hizo un soplete casero con un fijador de cabello y un encendedor, ¡¿De donde mierda sacó ese puto encendedor?! —Se pregunto a sí mismo, maldiciendo al destino, la vida, las casualidades por haber puesto a su alcance un encendedor, desconociendo que el mismo lo había tirado por accidente cuando sacó la llave de su bolsillo para ingresar a la casa.

    — Y los inútiles de mis subordinados no se le pudieron acercar porque lo encendió y quemó a uno de esos ineptos. Ayayay. —Se quejó después de que, en un movimiento repentino de enderezarse debido al coraje se sentó hacia enfrente, pero de inmediato el dolor le recorrió desde sus genitales hasta su columna y los pies, por lo que se volvió a recargar pesadamente en el sofá.

    Takano, incrédulo lo miraba parpadeando un par de veces, incapaz de creer la historia de Akihiko, pero al imaginarse la escena una sonrisa divertida se formó en sus labios y soltó una buena carcajada.

    —Quien lo iba a decir, tú, el gran y poderoso Usami Akihiko iba a ser completamente derrotado por la patada de un chiquillo de 16 años, ¡Dios! Debí haber estado ahí. —Se burló el pelinegro desde su lugar.

    —Deja esa mierda si no quieres que te deje igual que a mi para que veas que tanto duele. —Le reprendió el mayor molesto y amenazante, mientras su ira crecía más ante la inmisericordia de su hermano ante su dolor y no solo eso, se burlaba de lo ocurrido.

    —Lo siento, no puedo evitarlo, pero al fin apareció alguien que te baje de tu pedante pedestal de arrogancia. ¿Y? ¿Qué fue lo que hiciste para que te golpeara? Aun no puedo creer que bajaras la guardia de tal manera. —Takano aún dibujaba una leve sonrisa divertida en sus labios mientras repasaba una vez más sus ojos sobre la información en los documentos que estaba analizando

    —Ya lo sé joder, fue estúpido, me confié porque solo era un mocoso escuálido, bueno, supongo que me lo busqué. —Admitió y continuó con su relato alborotándose con frustración el cabello

    —Comencé a acariciarlo y supongo que pensó que iba a abusar de él, así que en su desesperación el muy cabrón me golpeó en las bolas. —Takano lo miró con ojos de “pues claro”.

    —Era obvio que podía haber una posibilidad así, tú te lo buscaste, yo te dije que no le hicieras nada, el querer meterle un susto corre por tu cuenta. —Le reprendió con obviedad el ojimiel, continuando con su trabajo, moviendo sus dedos y presionando las teclas a gran velocidad.

    —No necesito tus sermones, así que ahórratelos. —Se quejó Akihiko, algo ofendido, pero tenía razón su hermanastro, los métodos que decidió tomar para hacer hablar al chico ya sobrepasaban las indicaciones de Masamune, así que debía hacerse responsable de sus acciones.

    —Kusama está aquí, está esperando en el lobi superior, sería desagradable que te bajaras los pantalones en mi oficina, así que, ¿me harías el favor de irte a otro lado a que te revise las bolas?. No quiero ser testigo de como te masajea las pelotas enfrente de mí, ni en mi espacio de trabajo. —Comentó con tono serio y frio el pelinegro, que seguía metido en sus labores. Pero importándole poco el malestar de su hermanastro.

    —Maldito desalmado, estás viendo que apenas y puedo caminar, y ¿a quien mierda le va a hacer un masaje? No quiero que ese larguirucho se me acerque, ni mucho menos que me toque, solo quiero que me dé algo para el dolor. —Se defendió el peliplata con reproche.

    —Como sea, no quiero que alguien entre y vea semejante escena en mi oficina, así que ya retírate. —Pidió con desdén y un tono algo cruel, importándole poco el estado en que se encontraba su medio hermano.

    —Desgraciado… todavía que fui a hacerte un favor y a causa de eso salí de ahí con la mayor humillación de mi vida a causa de un mocoso pirómano, también me quieres correr a patadas de tu oficina. ¡Vete a la mierda Masamune! —El pelinegro rodeo los ojos con fastidio y arto de los reproches y quejas de su hermano. Decidió solo ignorarlo y seguir en lo suyo, mientras hacía llamar al doctor, quien en unos momentos más entro a la oficina.

    —Usami-san, ¿qué ocurrió? Me dijeron que no se encuentra bien. ¿Cuál es el problema? —Se acercó a Akihiko con un pequeño maletín médico, portando su bata blanca y un semblante algo preocupado, era raro que alguno de los hermanos resultara herido, no habían requerido de sus servicios desde hace muchos años, salvo por pequeñas gripes o resfríos, a pesar de que siempre les hacía hincapié en la importancia de la salud y que no se lo tomaran a la ligera, ambos hermanos eran igual de tercos y creían que con solo una pastilla o medicamento arreglaban el problema. Suspiró.

    —… —Akihiko dudaba si decirle o no su problema, pero no se sentía capaz de soportar ese dolor hasta que desapareciera, tenía cosas que hacer y le era bastante molesto y humillante estar caminando difícilmente y en un andar extraño y sospechoso.

    —Sufrí un golpe bajo —Soltó al fin sin intenciones de dar más detalles. Esperando que el galeno captara el sentido literal de esas palabras.

    —¿Qué clase de golpe fue? —Interrogó. Pero Akihiko continuó callado.

    —Es necesario que me diga como fue el golpe, si fue con algún objeto, donde exactamente, de no ser más claro no puedo atender adecuadamente su molestia. —Insistió el medico tratando de sacarle más información si quería que lo tratara adecuadamente.

    —¡Ahggg maldición! ¡Me dieron una patada en las jodidas pelotas! ¿Está feliz? —Preguntó iracundo y en voz alta. No solo tenía que soportar la humillación de ese mocoso de mierda, sino que fuera delante de sus subordinados, que Masamune se burlara en su cara y ahora tener que decirle algo tan vergonzoso y denigrante al galeno.

    —Necesito revisar el sitio para ver la gravedad. —Agregó el peli azul, ignorando su mal humor y la actitud que estaba tomando el mayor, era muy común este comportamiento en los hombres y era increíble lo tercos que podían llegar a ser.

    —¡Ni se te ocurra tocarme maldito hijo de perra! ¡Si lo intentas te mataré! —Amenazó fúrico y con fiereza el peliplata, cubriendo sus partes lo más que pudo, pero debido al dolor no era capaz de defenderse adecuadamente.

    —Usami-san, es necesario que lo examine adecuadamente, el golpe pudo haber provocado algún hematoma, un desgarro, una torción o incluso puede causar esterilidad —Trató de convencerlo y explicarle los riesgos, esperando que con el temor de alguna complicación accediera, vio al peliplata con una mueca de horror y miedo, dudando si acceder o no.

    —Si va a revisarlo le pido de favor que ambos se retiren de mi oficina, hay una habitación de descanso en el piso 56, puede recostarlo en un banco y continuar ahí con su exploración. —Insistió el pelinegro sin despegar sus ojos de una inmensa lista de unos balances y estadísticas que tenía en sus manos, analizando los datos en su cabeza.

    —No sea así Takano-san. Le es difícil caminar en este estado, puede causarle alguna complicación, lo mejor será que no se mueva mucho. —Pidió, viendo como el pelinegro ni se tentaba el corazón.

    —¡Tsk! —Aunque no le agradara la idea, no tenía de otra, en parte era su culpa de que su hermanastro terminara en esta situación, lo mínimo que podía hacer por él es permitirle que el médico lo examinara y dejarlo reposar en su oficina el tiempo que necesitara.

    —Está bien, ahí está la cama y un pequeño sillón donde se puede recostar para examinarlo. Corra la cortina para que no los vean si es que entra alguno de mis secretarios, en el baño hay un botiquín si necesita algún material. Esa cama la uso cuando no puedo volver a casa por el trabajo, puede descansar ahí esta noche. —Indicó el pelinegro mientras tecleaba en su computadora portátil, permitiendo que usaran su espacio y habitación para la valoración del de oji violeta.

    —¿Eh? ¿No vas a dormir hoy? —Preguntó Usami sintiéndose un poco mal de quitarle su lugar de descanso más cercano, aunque, ¿no planeaba ir a su departamento a dormir?

    —No, tengo mucho trabajo acumulado, sin mencionar que tengo que revisar las cámaras de la calle para ver como es que se fue Onodera, que dirección tomó y a donde está ahora. —Suspiró pesadamente, no podía dejar a su futuro esposo ahí afuera en las calles sin tenerlo monitoreado, había demasiados peligros y más ante la última información que recibió respecto a Haitani y eso le inquietaba un poco, pues sabía cual era su plan.

    —Muchas gracias Takano-san. Bien Usami-san, no tiene por qué tener pena, después de todo ambos somos hombres y no tenemos nada diferente, lo principal es que se preocupe por su salud. —El peli azul lo ayudó a levantarse del sillón y con un andar lento lo fue guiando hacia el otro extremo de la inmensa oficina, donde Takano le indico que lo acostara.

    Era bastante bonito, una cortina colgaba del techo para separar el enorme espacio, la cama sobre una gran plataforma con luces y un par de escalones rodeaban la elegante y cómoda cama, perfectamente tendida y con decoraciones doradas en la pared negra, debajo de la plataforma a un par de metros un cómodo y largo sofá quedaba un poco inclinado en una línea diagonal a la cama, pero frente a esta y un poco más atrás del sillón la entrada al baño privado de Masamune. Con cuidado llegaron hasta el sofá.

    —Por favor, bájese los pantalones —Indicó el galeno.

    —¡No lo digas de esa forma imbécil!. —Gruño de mala gana el peliplata comenzando a desabrochar su cinturón y bajarse los pantalones. Sin duda este día no podía empeorar, justo cuando creía que su humillación no podía ser más grande, su dignidad y orgullo eran pisoteados hasta este punto.

    —Bien, recuéstese en el sofá por favor —Pidió Nowaki colocándose unos guantes y un cobre-bocas, luego se giró para comenzar la evaluación del golpe.

    Akihiko tembló de desagrado al sentir las manos del doctor en sus partes, pero no le quedó de otra más que tragarse su orgullo o lo poco que quedaba de él, como tenía ganas de tener a ese chiquillo enfrente y hacerlo pagar por lo que le había hecho.

    —Si está un poco inflamado y hay un leve cambio en la coloración, un lado está mas inflamado que el otro. ¿Ha intentado orinar? —Kusama hacía su trabajo y las preguntas de rigor, examinado con profesionalismo la zona, y prestando atención a los detalles importantes como el cambio de color, la hinchazón, el aspecto, textura, que no sangrara, entre otras cosas.

    —No —Contestó Usami frio, su orgullo, dignidad e imagen habían sido pisoteados hasta los niveles que nunca imagino, solo quería borrar este día y seguir con su vida. Nunca en sus 26 años le había pasado algo similar. Por lo que la humillación era enorme.

    —¿Qué otros malestares tiene? —Continuó con su interrogatorio el más alto, notando que no había ninguna otra alteración visible.

    —Me duele el vientre, tengo un poco de nauseas y evidentemente se me dificulta caminar. —Confesó con ese mismo tono de voz, desganada y automática.

    —Parece ser que no es tan grave, le daré unos antiinflamatorios y algo para calmar el dolor, ponga un poco de hielo dentro de una bolsa y envuelto en paños, no vaya a colocarlo directamente o el hielo puede causar quemaduras. No realice actividad física, ni ejercicio por unos días, le recomiendo que mañana temprano vaya con el urólogo, le pasaré el contacto de un amigo mío, solo es para descartar algún daño interno. —Indicó los cuidados que debía llevar a cabo mientras se descalzaba profesionalmente los guantes y se colocaba un poco de gel antibacterial, posteriormente sacando un recetario para indicar el medicamento y una pequeña tarjeta de otro médico.

    —Si tiene hematuria, bueno orine sangre vaya de inmediato al médico. Puede haberse roto un vaso sanguíneo, pero al ver solo la coloración amoratada solo fue el golpe y si ya pasaron varias horas y solo son esos malestares entonces no fue nada grave. —Hizo hincapié en los signos de alarma más importantes en caso de una complicación o que el golpe haya causado más daño del evidente.

    —En caso de presentar fiebre, empieza a vomitar y nota que cambia a un color violeta más intenso vaya enseguida a emergencias. Estaré atento para cualquier cosa. —Las palabras de Nowaki lo inquietaban y asustaban, por una parte, le decía que no era grave, pero le preocupaba a muerte esa pequeña lista de signos en caso de que fuera peor.

    Si se quedaba estéril o impotente o incluso sin miembro, primero mataría con sus propias manos al castaño sin importarle lo lindo que le pareció y después el mismo se tiraría de un puente.

    —¿Y bien? ¿Cómo está? —Pregunto Takano asomándose por la cortina, aunque lo ocultara, se preocupaba por el bienestar de su hermanastro, poniéndose en su lugar apiadándose de él y tratando de ver en que lo ayudaba para tratar de disminuir un poco la culpa.

    —Por ahora que tome estas pastillas y colocarle una compresa con hielos. Esté atento en caso que el dolor aumente o si hay presencia de sangre en la orina avíseme. —Le extendió una pequeña caja de analgésicos y antiinflamatorios junto con una pequeña receta de los medicamentos en caso de necesitar más y la factura de la consulta.

    Takano asintió en silencio mientras miraba la caja de medicamentos que el galeno le entregó y escuchaba atento las indicaciones y el horario que debía tomarlas su hermano.

    —Eso sería todo de mi parte. Con permiso. —Se despidió haciendo una leve reverencia y caminó rumbo a la salida.

    Miró a Akihiko, quien tenía un semblante no muy agradable, aún hacia leves muecas de dolor, pero su mirada le indicaba que se sentía peor por dentro, la preocupación, la humillación su orgullo y dignidad hasta el suelo.

    Caminó hasta el ayudándolo a ponerse un poco de pie.

    —¿Te ayudo a caminar hasta el baño? —Le preguntó con voz suave y comprensiva, el peliplata asintió en silencio, su plateado cabello ocultaba su frustrada mirada. Ambos caminaron hasta el baño en silencio. Lo dejó frente al retrete, de pie para que hiciera sus necesidades mientras regresaba a la habitación y buscaba entre un alto ropero una pijama holgada y cómoda para que su hermano se cambiara.

    Dejó la ropa sobre la cama y regresó apresurado al baño, aún se escuchaba como el chorro caía.

    —No hay sangre —Anunció aliviado Akihiko, sintiendo algo de tranquilidad en su interior, era joven y no quería llegar a sus treintas impotente o sin su pequeño amigo, aún le faltaba mucho por divertirse y disfrutar como para acabar así.

    —Eso es un alivio. —Lo ayudó a llegar al lavamanos y después a paso lento regresaron hasta el espacio destinado como dormitorio, llegaron a la cama y le extendió la ropa de dormir para que se cambiara. Akihiko la tomó.

    Takano lo ayudó a apoyarse en él mientras se ponía el holgado pantalón con dificultad y las piernas temblorosas, lo llevó hasta la cama pasando uno de los brazos del peliplata por su cuello para ayudarlo a sostenerse y lo sentó con cuidado. Ahí el peliplata se quitó el chaleco, la corbata y la camisa, Takano le extendió la prenda superior y Akihiko se la puso en silencio.

    Lo ayudó a acostarse y se sentó en una silla frente a él. Ninguno decía nada. Pero después de un rato el pelinegro rompió el silencio.

    —Lo siento, no debí pedirte que fueras y te involucraras en esto. Debí hacerlo yo, después de todo, Onodera es mi prometido. —Se disculpo apenado y culpable, entrelazando ambas manos con algo de frustración.

    —No, es mi culpa, tienes razón, si yo no le hubiera hecho eso a ese mocoso , no estaría en esta situación. —Admitió el peliplata, algo apresurado, rascándose la nuca con pesadez.

    —Comprendo la gravedad y locura que cometí, mi intensión era solo meterle un susto, pero acepto que estuvo mal, incluso puse en riesgo el futuro de tu matrimonio, no se si ese mocoso ya se lo dijo a tu prometido y con menos razón te acepte, aparte a causa de mi estúpida broma puedo quedar estéril, fue muy imprudente de mi parte. Lo siento. —Se disculpó Akihiko, apenado, analizando en su mente y dándose cuenta que no fue la mejor idea para tratar de hacer hablar al castaño, pero tampoco se imaginó que fuera tan extremista de querer quemarlos también.

    —Bueno, voy a poner un té para que te tomes el medicamento, ahora te traigo la compresa con hielo. Trata de descansar —Se levantó de su lugar y caminó fuera de la cortina.

    Su oficina estaba dividida en tres partes, desde la perspectiva de la puerta, del lado izquierdo tenía una pequeña sala, con un par de sillones elegantes, una inmensa pantalla de plasma, del lado izquierdo, pegando contra la ventana un gran y vasto librero color negro y en el centro una hermosa mesita cristal, con una vasija de oro en el centro de esta. Algunos artículos caros como decoración y un poco al fondo una cocina improvisada, con un minibar, un pequeño refrigerador y una estufa eléctrica y moderna pero pequeña.

    En el centro del gran espacio, justo frente a la puerta quedaba unos cuantos sillones con una pequeña sala, donde había estado sentado el peliplata cuando llegó y a unos metros de esta sala el gran escritorio de madera de caoba, barnizado, con un pesado y largo cristal grueso que lo cubría, encima los documentos de Masamune, su copa de vino, algunos artículos de decoración y detrás, justo al lado de la ventana un mueble, de corta altura, pero muy largo, que recorría gran parte del inmenso ventanal, había secciones donde había cajones cerrados con llave, algunos pequeños apartados para libros, en otro algunos papeles dentro de folders bien acomodados y enfrente del imponente escritorio, unas 3 sillas reclinables que de vez en cuando usaban alguno de sus empleados en caso de venir informarle por horas sobre la situación económica de la empresa, los reportes de ventas, las estadísticas, entre otras cosas.

    Frente al escritorio, a un costado de este del lado izquierdo, un escritorio extra, destinado para su futuro secretario *(casi la misma posición y distancia entre el escritorio de Isaka y Asahina)* el cual contaba con un teléfono, una computadora, algunas decoraciones, bote de basura y una cómoda silla.

    Aunque igual fuera de su oficina tenía la “estación central” para sus secretarios personales, pero su secretaria o asistente principal ocupaba más la que tenía enfrente debido a la urgencia de necesitar papeles, estadísticas o información importante y le resultaba molesto que entraran y salieran de su espacio personal, pero tampoco le agradaba mucho la compañía, su última secretaria había renunciado recientemente por la dificultad de mantener un bebé y cumplir con las demandas de Takano.

    Detrás de este escritorio otro librero se alzaba, con más documentos y carpetas donde había varios reportes e informes organizados por mes y acomodados por año sobre el librero y a un costado una maquina para sacar copias. A unos metros más detrás de este se encontraba la improvisada pero elegante y cómoda recamara de Masamune, donde seguía descansando el peliplata.

    Fue al otro extremo de la oficina, donde abrió el mini refrigerador, sacó unos hielos y comenzó a guardarlos dentro de una gruesa bolsa, buscó un paño limpio y envolvió el improvisado saco, puso agua a calentar y un poco de comida en el microondas para que su hermano comiera, colocó los recipientes con la comida en una pequeña bandeja y caminó de regreso al otro lado del inmenso espacio.

    —¿Puedes sentarte? ¿o necesitas ayuda? —Dejó la bandeja en el lado izquierdo de la cama, sobre una mesita de noche. Ayudando a Akihiko a sentarse lentamente.

    —No tienes que hacer esto, pudiste decirle a alguien que venga a calentar la comida. —Comentó Akihiko, algo sorprendido que su hermano lo estuviera atendiendo personalmente.

    —Nha, en parte lo hago porque me siento mal y quiero compensarte un poco, además de los dos, soy el único que sabe cocinar, ya es algo tarde, los de cafetería me dejaron algunas cosas en la cocina, pero si no te gusta puedo llamar para que te traigan otra cosa. —Confesó con ese tono molesto de siempre, con desinterés. Pero a pesar de su tono y mirada siempre decía palabras amables y denotaba su preocupación, aunque no lo pareciera.

    —No hace falta, con esto está bien. —Agradeció.

    —Toma. —Le extendió la compresa fría y el peliplata se la colocó sobre el pantalón sintiendo un rápido alivio y disminución del dolor, suspiro aliviado, sintiendo como poco a poco las punzadas y el entumecimiento disminuían.

    Dejó ahí mismo la fría compresa y Takano le extendió un plato con algo de gachas de avena, por ahora eso era lo único que tenía ya que el pelinegro ya había comido hacia un par de horas antes, para el alivio del pelinegro Akihiko las aceptó, debido a las leves nauseas que aún tenía no quería arriesgarse a comer más, si es que vomitaba.

    Cuando terminó Masamune le extendió la taza junto con la pastilla, se tomó el medicamento y poco a poco la bebida. Suspiró un poco más tranquilo y aliviado, esperando que hiciera efecto con las horas y disminuyera su dolor.

    —Avísame si ocurre algo, estaré al pendiente. —Pidió Takano llevándose la charola junto con los trases para que no le estorbaran a Akihiko y mantener el orden en su oficina.

    —Disculpa las molestias. —Se disculpó algo apenado por haber terminado en esta situación y tener que dormir en su cama.

    —No te preocupes. —Salió de la improvisada cortina que dividía el espacio, dejó las cosas en la mini cocina y regresó a sus labores. Escuchaba atento en caso de que Akihiko emitiera algún quejido de dolor, pero parecía que finalmente se había calmado.

    Revisó la hora y decidió entrar al sistema de cámaras de la ciudad, empezando su búsqueda para dar con el paradero de su escurridizo prometido, si que causaba muchos problemas ese chiquillo, quien iba a pensar que ese pequeño que a sus dos escasos años lo seguía como un pollito para todas partes, ahora huía de él. ¡Que ironía!

    Ya se habían visto con anterioridad, antes de la fatídica noche de la muerte de los Onodera, cuando su padre aún seguía vivo iban muy seguido a visitar a la familia del castaño para que “se fueran conociendo” y se hicieran a la idea de que serían esposos con el tiempo. El castaño no comprendía del todo el significado de ello, apenas podía balbucear unas cuantas palabras, pero el tono sumamente infantil y torpe con que lo intentaba llamar “Asaumne” con esos ojos grandes y de color verde, sus mejillas rojas y redonditas le derretía el corazón.

    Ritsu sabía que se casarían pues “Saga” como la madre del pelinegro lo llamaba antes de su muerte, sería su esposo cuando fuera mayor, le gustaba Saga, pero era demasiado pequeño para saber sobre amor, solo sabía que ese chico estaría junto a él toda la vida, pues, cuando les preguntó a sus padres sobre que era ser esposos, su mamá y su papá le dijeron algo como “Ser esposos es amarse y estar juntos para toda la vida, formar una familia y quererse como mami y papi” así que; “así” iba a estar con “Asaumne” cuando fuera mayor y la idea lo emocionaba e iba detrás del pelinegro a donde quiera que fuera, entusiasmado, le quería, un sentimiento puro, inocente, casto, sincero, limpio, sin más, solamente le quería y el sentimiento era mutuo.

    Sus inocentes corazones se llenaban de dicha al confesarse a tan corta edad un “te quiero” una y otra vez, sin comprender a profundidad la magnitud de esas hermosas palabras, solo sus sonrisas e inocencia iluminaban su ser ante la idea de estar juntos en un futuro.

    El pelinegro salió de su trance, eran recuerdos que guardaba muy celosamente en su mente y corazón, de los pocos recuerdos donde fue feliz, donde no estaba corrompido por el odio y la soledad, pero esos escasos recuerdos, lo animaban a continuar y a no derrumbarse, era lo único que tenía para no caer por completo en el mundo de la locura y podredumbre de ese mundo despiadado, que le arrebató la vida a su padre y los padres del castaño.

    De uno de los cajones de su escritorio sacó una fotografía justamente de esos años, la contemplo detenidamente, paseando sus ojos por ella, admirándola, recordando ese día, como Ritsu se aferraba a su mano y el lo sujetaba con fuerza, las mejillas rojas y adorables del castaño mientras su otra manita regordeta y en forma de puño ocultaba su sonrisa genuina, tímida e inocente, pero llena de luz y pureza, mirando los dos a la cámara. Un “te quiero Asaumne” resonó en la mente del pelinegro antes de que su corazón se estrujara dentro de su pecho.

    Poco después de esa fotografía el enemigo más grande de su padre los atacó, Matando a su progenitor y condenándolo a ese cruel mundo de soledad y vacío, tristeza y sed de venganza, ya no pudo volver a ver a ese chiquillo, tenía casi la misma edad de Ritsu cuando perdió a sus padres, 7 años, pero a diferencia del castaño, el se llenó de ira y resentimiento.

    Entró junto con Akihiko al escuadrón de entrenamiento para cazar a los miembros de la mafia, entrenó por varios años, ejercitando su mente, su cuerpo, alimentando su sed de venganza y poco a poco se convirtió en un monstruo que no le importaba acabar con la vida de sus rivales, aquellos subordinados de Haitani Sou y Shin.

    Guardó con cuidado la fotografía, temiendo que se rompiera, ese chico de la foto, esa alegría e inocencia murieron desde hacía mucho tiempo, lo único que seguía en su pecho y que lo hacía vibrar era su amor por Ritsu, el cual seguía intacto, puro y limpio, sin mancha de algún otro sentimiento insano, solo un amor honesto.

    Revisó minuciosamente la cámara que apuntaba a la calle de donde se supone era el departamento del castaño y del cual se fugó, se le veía como corría a toda prisa hasta entrar al edificio, del cual, no volvió a salir, de inmediato supo por donde se escabulló, la puerta trasera del pequeño y sencillo local de la casera, tecleó unas cuantas veces y en la pantalla aparecieron diversos recuadros de al menos 10 cámaras, todas en los alrededores de la colonia del castaño, hasta que después de unos cuantos minutos al fin lo vio.

    Emergió de entre los edificios de una calle, saliendo de la oscuridad de unos estrechos callejones hasta la calle principal, donde un taxi estaba estacionado, el conductor salió y lo ayudó con sus cosas, estuvieron hablando un rato y entraron, tecleó el numero de la matricula y la pantalla automáticamente le mostraba las calles y avenidas que recorrió el vehículo hasta la estación principal. El castaño, para su mala suerte, entró.

    Chasqueó la lengua al darse cuenta de sus intenciones, por lo que también se infiltro en el sistema de las cámaras de vigilancia de la estación, lo vio comprar un boleto en las taquillas y luego caminar en dirección al tren bala. Su destino; Shinjuku.

    Volvió a teclear un par de veces más hasta que vio como el castaño salía de la estación y tomaba un taxi, tomó el numero de las placas y continúo investigando, hasta dar con un lugar en Nerima, entonces hizo una llamada, del otro lado contestaron y acataron su orden, diciendo que le devolverían la llamada cuando tuvieran la información.

    Pasó una hora y su teléfono sonó, de inmediato contestó, atento, esperando que al fin alguien le diera buenas noticias sobre el paradero de su prometido

    —Takano-san —Habló un tipo del otro lado de la línea, su voz distante y misteriosa.

    —Dime —y para su suerte lo era. Al fin tenía en el radar nuevamente al castaño

    —Lo encontré, está en… —Takano sonrió complacido y victorioso, al fin había dado con el nuevo escondite de su futuro esposo.

    Haruhiko, un experto y muy reconocido detective había estado al servicio de Takano por muchos años, su misión; vigilar día y noche al chico Onodera, el había sido quien le reportaba e informaba sobre los movimientos y lo que acontecía alrededor del castaño desde que este salió del hospital hacía 10 años, claro que tenía un basto equipo de espías, era prácticamente imposible que vigilara el solo las 24 horas al castaño. El y sus empleados, eran los encargados de mantener y vigilar al ojiverde desde las sombras, protegiéndolo y manteniéndolo oculto de los radares de su enemigo pactado: Haitani Shin

    Continuamente le enviaban un reporte sobre los acontecimientos relevantes del chico, ese equipo, no se despegaba ni a sol ni a sombra de las espaldas de su prometido, siempre alertas, siempre vigilando desde lejos, en las sombras, cuando el joven se escabulló de la casa, los tipos fueron tras él, disfrazados, encubiertos, pero siempre muy cerca del menor.

    Hacía tiempo que no se contactaban directamente con el CEO de Riven, debido a que ellos le harían saber de inmediato a Takano si el castaño se encontraba en peligro inminente y necesitaran su autorización para revelarse, pero debido a que no ocurrían situaciones de ese estilo solo se mantenían en contacto por medio de informes o reportes eventuales.

    Pero esta era una excepción, Takano escuchó rumores sobre el retorno del menor de los Haitani, el único que quedaba y, por tanto, el único heredero del imperio y estaba preparando algo para su regreso, igual había estado buscando al castaño y eso encendió todas las alarmas de Masamune, sabía cuales eran las intenciones de su enemigo.

    Por lo que no tuvo más remedio que empezar a moverse y poner a salvo a su futuro esposo y la mejor forma; uniéndose en matrimonio, de esa manera lo tendría cerca para vigilarlo y esperar que con el tiempo las cosas se fueran dando, pero era evidente que el chico no iba a irse a la primera y por las buenas con él y menos para casarse.

    No le importaba si tenía que obligarlo, aún con métodos poco éticos y sucios, pero la ética, moral y decencia ya no existía en su mundo. Jugar limpio no formaba parte de sus planes.

    —Necesito que hagas algo por mí. —Comentó. Sabía que el castaño estaba buscando un empleo con buena paga y horarios bastante flexibles, debido a los gastos de la colegiatura, un nuevo departamento, comida, libros, entre otras cosas un trabajo promedio de medio tiempo no le alcanzaría para cubrir todos los gastos.

    Entonces podría hacer que su gente dejara debajo de su puerta un folleto solicitando varios empleados en distintas ramas de su empresa, para que fuera más creíble y creyeran que algún reclutador iba dejando folletos en las diferentes edificaciones donde comúnmente vivían estudiantes universitarios y obviamente, estos buscarían algún trabajo de medio tiempo, así que no sería raro encontrar debajo de su puerta algún pequeño papel de alguna empresa que solicitara chicos para emplearlos en algún área de su compañía.

    Y eso hicieron sus subordinados, dejaron un único folleto debajo de la puerta del castaño, para que este fuera por voluntad propia a él, era infinitamente mejor cambiar su estrategia; en vez de perseguir por todo el país al chico, le pondrían una trampa para que el oji esmeralda fuera directamente a su jefe por si mismo.

    Podría hacerlo su secretario o asistente después de todo, su ex secretaria renunció recientemente por lo que el puesto estaba vacante, así que de esta forma podría tener al menor a su lado, vigilándolo y comenzar a trabajar en su relación, aunque para asegurarse de que no huyera, tomaría medidas aún más drásticas y bajas, sucias.

    Lo haría firmar el contrato embelesándolo con la jugosa cantidad salarial que recibirá al mes, siendo demasiado alto a comparación de los trabajos promedio. Metería dentro de este las cláusulas de que se comprometía a casarse con Takano Masamune dentro en una fecha que no sobrepasara el mes a la fecha firmada del mismo contrato, comprometiéndose a no apelar a su “descuido” por no haber leído adecuadamente el documento y renunciaba a todas las formas legales para desmeritar el oficio y otra cláusula de no poder renunciar dentro del próximo año, de lo contrario, tendría que pagar una millonaria suma como compensación por incumplir el contrato, dinero que obviamente el castaño no tendría, siéndole prácticamente imposible cubrir ni aunque vendiera su cuerpo al mejor postor, de esta forma no tendría mas remedio que rendirse y acceder a los deseos y demandas de su nuevo jefe y futuro esposo.

    Le pondría todas las trampas y artimañas necesarias para tener sometido al castaño, haría lo que sea necesario, aun si eran métodos asquerosos y desagradables, pero no le importaba, lo único que quería era encadenar al ojiverde para que no huyera de él.

    Además, las clausulas estaban a la vista, el documento y términos completos las tendría en su mano, sería generoso y le daría la oportunidad de negarse solo si leía el contrato completo y se negaba a firmarlo, sería decisión y cuestión completamente suya poner en practica o no el “no debes firmar un documento oficial sin leerlo de principio a fin” y tendría que hacerse responsable de sus descuidos.

    Y justo como planeaba, unos días después el castaño firmó el contrato, se le hizo llegar el documento a su oficina mientras el jefe de recursos humanos capacitaba y le mostraba las instalaciones a su nuevo secretario y prometido.

    Sonreía satisfecho, viendo la firma del Ritsu en al menos 10 hojas, uno de sus brazos lo utilizaba como soporte mientras sus nudillos se recargaban en su rostro, leyendo y repasando las clausulas más importantes para el y debajo de esta hoja, la firma del chico, clara, limpia y perfectamente delineada.

    Dio un gran trago a su vaso de wiski, sintiendo el frio liquido resbalar por su lengua y su garganta, disfrutando su sabor. Ahora solo era cuestión de tiempo para que trajeran a su nuevo empleado ante él.

    Caminó hacia el minibar y destapo una carísima botella de vino, vertiendo algo del líquido sobre una copa de cristal, esperó pacientemente hasta que finalmente llamaron a la puerta de su oficina, sonrió una vez más, arrogante y poderoso, victorioso y triunfal. Al fin tenía a su prometido frente a él, encadenado por sus propias manos, firmando voluntariamente y por su propia letra su esclavitud.

    —Mucho gusto, mi nombre es Onodera Ritsu, a partir de ahora estaré a su cuidado, espero aprender mucho de este trabajo. Daré mi mayor esfuerzo y estoy a sus órdenes. —Saludó el joven, con voz enérgica, ignorante de quien era la persona frente a él, los planes que esta tenía y los métodos tan bajos a los que recurrió para imposibilitarle su huida.

    —De eso no lo dudo. —Aseguró girando suavemente la copa, mirando como el líquido formaba un suave remolino alrededor, Tomó lo que quedaba y se volteó, sonriendo complacido, ya esperaba esa reacción del castaño, sí que había cambiado demasiado, aunque era normal, el chico lo dejó de ver cuando tenía 2 años y sus recuerdos quedaron borrosos desde la muerte de sus padres. De cierta forma no le agradaba del todo esa mirada que ponía el más bajo ante él, pero eso era lo de menos.

    —Hola… —Saludó sin dejar de sonreír, al ver que el oji esmeralda no reaccionaba se levantó de su asiento, comenzando a caminar hacia el chico.

    —Veo que has cambiado de parecer respecto a nuestro matrimonio… porque… has venido directamente a mí. —Ante sus palabras se puso aún más pálido, cayendo en cuenta la gravedad de su error, había entrado a trabajar a esta empresa como secretario de quien decía ser su “prometido” y acababa de firmar un contrato, pero aún no dimensionaba el inmenso error que había cometido, pues, no había leído todas las cláusulas, estaba consciente sobre la punta del ice bearg pero no sabía que también había firmado una cláusula donde se comprometía a casarse con su jefe en menos de un mes y que renunciaba a cualquier apelación o reclamo del contrato en un futuro, sin mencionar que si desobedecía e ignoraba las estipulaciones tendría que pagar una inmensa cantidad de dinero como compensación.

    Ninguno de los dos decía nada, Takano esperaba atento y paciente la reacción del castaño, quien seguía pálido, con la misma expresión y posición, sus brazos rígidos a cada lado de su cuerpo, sus ojos completamente abiertos y una expresión de clara sorpresa, revelación y pánico.

    Eso molestaba y hería un poco al pelinegro, ¿De verdad era tan atemorizante como para que se quedara petrificado cada vez que lo veía? Su expresión lucía como si hubiera visto a un fantasma. ¿Acaso así iba a actuar cada que se toparan de frente?

    —Oye… reacciona —Chasqueó los dedos un par de veces a un lado del rostro del menor, sacándolo de su shock, quien con un respingo salió de su trance y se alejó un par de pasos del pelinegro.

    —¿Por qué está usted aquí? ¿-¿Quién es usted? ¿Qué quiere de mí? —Pregunto una vez más, alarmado, como si su mente bloqueara el hecho de que ese hombre sería su jefe directo y que debía mostrarle respeto.

    —¡Tsk!, no me gusta repetir lo mismo dos veces. Pero bueno, ya que has firmado el contrato supongo que estás de acuerdo, así que me presentaré como es debido. —Suspiró con algo de pesadez y resignación. Tomando una postura un poco más seria y formal.

    —Mi nombre es Takano Masamune, dueño de Riven y cómo te dije la otra vez, soy tu prometido. —Volvió a corroborar, presentándose adecuadamente frente a su futuro esposo, el cual no cabía en su incredulidad, sentía que su mente le estaba jugando una cruel y horrible broma, el castaño no podía creer como ese tipo que lucía que podía tener a la mujer que quisiera precisamente quisiera desposarlo justamente a él.

    ¿Por qué? No tenía familia, ni riquezas, ni se consideraba atractivo, aunque realmente lo fuera, no tenía nada como para que ese tipo se quisiera casar con alguien como él.

    ¿Qué razón tendría un multimillonario joven, apuesto y varonil que lo orille casarse con alguien tan simple y sencillo como lo era el castaño?

    —Y acaso usted ¿está de acuerdo con eso? —Preguntó, aferrándose al mínimo rayo de esperanza, si el pelinegro tampoco deseaba casarse, entonces podrían llegar a un acuerdo y cancelarlo.

    —Bueno… tengo mis razones. —Comentó con simpleza, rompiendo las pocas esperanzas de Ritsu de creer que el hombre frente a él tampoco deseara casarse

    —¿Razones? —Repitió, tratando que se las dijera.

    —Como sea, tú mismo acabas de firmar un contrato donde aceptas desposarme en un mes. —Ante estas palabras no pudo evitar poner una expresión de total confusión y extrañeza, ¿De que hablaba este hombre?

    —¿Qué? Yo no he firmado tal cosa, yo vine aquí a aceptar un trabajo. —Aún no caía en cuenta de lo terrible de su situación, por lo que el pelinegro rodó los ojos con fastidio, se dio la vuelta y caminó hasta su escritorio, del cual tomó el contrato que previamente había estado leyendo, junto con otros documentos legales.

    Regresó frente al chico quien aún seguía algo angustiado, pero con el ceño levemente fruncido, confundido de las palabras del pelinegro. ¿De dónde sacaba que había firmado un compromiso de matrimonio?

    —Toma, lee el contrato detenidamente para que tú mismo estés al tanto de las cláusulas y términos que firmaste. —El pelinegro le extendió la pequeña pila de papeles para que la leyera, el chico algo confundido las tomó, las miró un momento, volvió a posar sus ojos sobre su jefe y regreso la vista al contrato.

    Debido a que eran documentos legales y oficiales, firmó tres juegos, uno se quedaría para su jefe, uno para recursos humanos y otro se lo entregarían una vez que Takano-san hubiera sellado los tres juegos, los cuales ya estaban con su nombre, firma y sello de su oficina al ser el presidente. Entregándole su juego de copias correspondiente.

    El castaño con forme leía, sus ojos se abrían con incredulidad y asombro, mientras que su rostro se llenaba de terror y volvía a palidecer una vez más, leyendo con premura y desesperación corroborando y dándose cuenta lo tonto que había sido al no prestar atención a la hora de firmar. Cayendo al fin en cuenta de que tan hondo había cavado su tumba y la gravedad de su posición.

    Sintiendo como sus piernas temblaban y su mente se nublaba.

    —Ah y esto también, es el documento donde tus padres y los míos firmaron el acuerdo que nos uniríamos en matrimonio cuando cumplieras la mayoría de edad. —Le extendió una copia de un viejo papel largo, había varias firmas, 6 en total, quizá 4 eran de los padres de ambos, una de un juez y la otra de un testigo.

    El ojiverde sentía como le era arrancada su vida, sus sueños, su futuro y su libertad. Sintiendo como finalmente la desesperación ganaba terreno, logrando que poco a poco se quebrara, sus ojos comenzaron a cristalizarse mientras sus manos temblaban, sujetando los papeles. El azabache ni se inmutaba de su sitio, solo esperaba con algo de desinterés que el más bajo terminara de leer ambos oficios.

    Repetía su vista una y otra vez en 4 principales clausulas;

    C.3.1 Me comprometo a unirme en matrimonio el 13 de julio del presente año con Takano Masamune.

    C.3.2 Renuncio a mi derecho de apelar en caso de estar inconforme con alguna de las clausulas estipuladas en este documento y ningún juez o institución puede revocar lo firmado en este convenio.

    C.3.3 En caso de desacatar alguna de las cláusulas tendré que pagar la suma de 50 000000 de dólares en el transcurso de un año como compensación con la empresa y con Takano Masamune por desacatar los términos pactados.

    C.3.5 No podré presentar mi renuncia sino pasado un año de mi contratación oficial, de lo contrario se hará valido lo estipulado en la clausula 3.3 de este contrato.



    Se reprendió a su mismo dentro de su mente por haberse dejado llevar al ver ese salario de 150 000 yenes mensuales, con prestaciones, bono de puntualidad, de productividad, y de vacaciones, caía en cuanta de lo raro y generoso que era para un chico de su edad y que solo trabajaría a tiempo parcial, creyó que al ser una empresa grande el salario sería alto, pero no se imaginó que tanto, lo admitía, había sido tan estúpido por haber sido codicioso y ahora, había caído en su trampa.

    —¿Por qué hace esto? —Preguntó con voz quebrada y al borde del llanto. ¿Tanto era su afán de casarse con el como para ponerle ese tipo de juegos y trampas sucias?

    —Ya te lo dije, tengo mis razones, y no te preocupes, no pienso hacerte nada, no me excita abusar de un universitario, cuando llegue el momento tu mismo lo pedirás y vendrás a mí, eso sí es caliente. —Comentó con aires de superioridad y una infinita confianza en su voz mientras llevaba un cigarro a sus labios y lo encendía desinteresadamente.

    Ante las palabras del mayor, la cara de Ritsu se tiño de un color rojo, olvidando por un momento su desdichado destino e imaginándose sin querer la escena de ello. Poniéndose aún más rojo y cubriendo su boca al mismo tiempo que retrocedía unos pasos.

    —¿Q-Q-Que? ¡¿Qué dice?! —¿Cómo podía decir algo así? ¿De donde venía tanta confianza y seguridad del pelinegro? Pero de alguna forma sus palabras lo aliviaron un poco al él mismo decirle que no le haría nada, pero aún así no podía creer del todo en que realmente no le pondría un dedo encima.

    —N-Nunca, está loco, yo jamás lo haré. —Aseguró el castaño aún apenado, sentía su cara arder hasta las orejas, ¿Qué el mismo lo pediría? ¡Que se joda! Ni siquiera había besado a nadie antes y pensar en tener intimidad con alguien aún no cruzaba por su mente, debido a sus múltiples trabajos no le daba tiempo ni de tener interés en conocer a alguien para una relación

    —Bueno, dejemos que el tiempo diga que pasará y que no pasará, pero tu y yo nos vamos a casar en un mes, eso es un hecho. —Sentenció el pelinegro dándose la vuelta de regreso a su escritorio y sentándose cómodamente en su silla, reclinando el respaldo y subiendo los pies en su escritorio.

    —P-pero yo no tengo nada que ofrecerle, no se porque está tan empeñado en casarse conmigo, no tengo dinero, soy un universitario, no me queda nada, ni recuerdos, ni padres, ni familia. —Trató de abrirse al desconocido, para que se apiadara de su situación y este le explicara sus motivos del porque estaba tan empeñado en llevar a cabo el compromiso.

    El pelinegro adquirió una pose, recargando sus piernas sobre su escritorio, relajándose y dándole una calada profunda a su cigarro, algo ausente y desinteresado del tema.

    —Tienes familia aún —Lo interrumpió Takano soltando el humo de su cigarro. Desconcertando una vez más al chico, llenando su corazón de esperanzas, pero de igual forma rompiéndolo.

    —¿Qué?... ¿En serio?... ¿Dónde están? ¿Quiénes son? ¿Por qué nunca me buscaron? —Preguntó entre emocionado y dolido, sintiendo que su mente colapsaría por toda la información que estaba recibiendo de golpe y en su pecho un mar de sentimientos contradictorios se formaba, entre alegría de saber que no era el único que quedaba de los Onodera, y por qué nunca lo contactaron.

    —Porque yo les ordene que no lo hicieran, no si querían que siguieras con vida. —Comentó con simpleza y desdén, no tenía la mínima intensión de decirle que, si se ponía en contacto con sus familiares, automáticamente entraría en el radar de Shin, lo localizarían e irían tras él y obviamente no le haría nada bueno al oji esmeralda.

    —Usted… ¿iba a matarme…? —Preguntó aterrado el castaño, retrocediendo de nuevo de aquel hombre, sintiendo como sus piernas perdían fuerza ante la idea de que iba a ser asesinado por el pelinegro si su familia lo hubiera contactado. Obviamente malinterpretando las palabras de Takano. Quien frunció el ceño molesto, enderezando un poco cuerpo como si quisiera levantarse, pero se detuvo al ver la llorosa expresión del castaño.

    —¿Cómo puede…? —Recriminó al borde de las lágrimas, desesperado, herido, todo este tiempo tuvo un lugar al cual volver y el sujeto frente a el le había negado el amor de los miembros que quedaba de su sangre.

    —¡No!. De cualquier manera, verás a tu familia el día de la ceremonia. —Trató de calmarlo, pero aún utilizando ese aire un poco hostil e inmisericordioso. restándole importancia a los sentimientos pensamientos y entorno del chico.

    —¿… Puedo contactarlos ahora? —Preguntó con la voz débil y la cabeza baja, esperando una respuesta afirmativa. Al menos aliviaba un poco el dolor en su pecho saber que no estaba completamente solo y quizá alguien aún pensaba en él, en que un lugar que se creía vacío volvería a estar ocupado.

    —No. Y si tu intensión es pedirles ayuda será inútil, tu abuelo fue el de la sugerencia, les propuso la idea a nuestros padres y ellos aceptaron. —Soltó de nuevo, dejando escapar una vez más la nube de humo de sus pulmones. El castaño se resignó. Ya que no había nada que hacer más que acatar las ordenes al menos le sacaría la mayor información que pudiera, después de todo, en su primer encuentro el le dijo que aclararía algunas de sus dudas si iba con él.

    —¿Abuelo?... ¿Cuántos otros familiares me quedan? —De alguna manera se sentía emocionado, aún tenía parientes y parecía que era más de uno, al menos algo positivo salía de conocer a este hombre y comprometerse.

    —Tienes tus dos abuelos y un hermano mayor. —Su corazón se llenó de felicidad al saber que había alguien tan cercano a él, un hermano, un hermano mayor, un hermano que quizá estaba ansioso de verlo, de ver con sus propios ojos que su hermanito estaba a salvo.

    Lagrimas comenzaron a formarse en sus ojos, se sentía tan conmovido y emocionado, triste y dolido, al imaginar como había sufrido al creer que sus padres y hermano menor habían fallecido, después enterarse que aún sigue vivo y no puede contactarlo sino será asesinado.

    —¿Cuál es su nombre? —Preguntó débil tratando de contener las lágrimas y emociones que se desbordaban en su pecho.

    —Tsukishima. —Contesto con simpleza.

    —E-El… ¿Intentó buscarme? ¿Cómo está? —Tenía tantas dudas, tantas cosas que quería saber, tanto que descubrir de su hermano.

    —Si, creyó que también habías muerto, pero le informé a tu familia que solo tu sobreviviste, tu hermano actualmente está a cargo de la editorial Onodera, tiene 21 años. Tus abuelos querían hacerse cargo de ti, pero corrías peligro con ellos, por eso les ordené que no te contactaran. —Explicó repasando su juego de copias antes de archivarlas en un mueble largo y de baja estatura que tenía detrás de su escritorio y que abarcaba gran parte de su enorme ventanal en uno de sus cajones, bajo llave.

    —¿Cómo sabe todo eso? ¿También lo investigó? —Le aterraba el alcance que tenía este hombre, de investigar a quien quisiera, de obtener la información completa de alguien. Temía por su familia, ¿Qué métodos o amenazas habrá llevado a cabo para hacer desistir a su familia de contactarlo por los pasados 10 años que estuvo solo? Debía ser temible como para que sus familiares accedieran a sus demandas… justo como el, que lo había atado completamente a su merced.

    ¿Quién era realmente este tipo? ¿Qué tan peligroso era? ¿Cuánto poder tendía? Si, daba una apariencia sumamente imponente y poderosa, arrogante y altiva que impresionaba e intimidaba a cualquiera, pero no parecía malo o alguien despiadado y cruel, pero ¿Realmente era así?

    —…Bueno… Algo así… —Contestó distante. Una vez más, negándose a revelar más información. Por lo que el castaño tuvo que pasar a otra de sus tantas dudas que surgían.

    —¿Cómo es que se conocían? Mi familia y tus padres —Preguntó ya un poco más calmado, después de haberse resignado de que por ahora no tenía escapatoria y por lo menos este hombre podía hablarle más sobre su familia y su pasado.

    —La familia de tu padre proviene de una inmensa y poderosa familia inglesa, tienen unos cuantos negocios y en uno de esos se hicieron cercanos a mi familia y bueno, se llevaron tan bien que acordaron unir a las dos familias cuando llegara el momento —Explicó aun volviendo a servirse un poco de wiski, colocando la botella en una pequeña mesita que tenía a un lado.

    —Pero yo no tengo nada de eso. —Toda esa riqueza, fortuna y legado no le pertenecían, eran negocios de sus abuelos, no de él.

    —De cualquier forma, nos vamos a casar, recuerdes o no tu pasado, tengas familia o no. —*Quieras o no de Rasputia XD *. Por alguna razón esas palabras hirieron al castaño.

    —¿Quiénes eran la familia Onodera? —Preguntó de nuevo después de una larga pausa y acumular en su cabeza aquellas preguntas que lo habían estado atormentando por años.

    —Tú sabes que les ocurrió a mis padres, ¿No es así? —Lo miro de una forma fría, aún si el pelinegro lo negaba, el sabía que estaría mintiendo, estaba consciente que el mayor sabía perfectamente los motivos de su asesinato.

    —¿Por qué murieron? —Interrogó directo y con todo serio, dejando ver al pelinegro que quería saber la verdad.

    —Tu padre decidió ser un poco independiente de su familia inglesa, por lo que aquí en Japón se hizo cargo de la editorial Onodera, un viejo negocio de tu bisabuelo, vivían una vida bastante normal y sin excentricidades, fuera del ojo público. —Si era así ¿Por qué pasó todo eso? ¿Por qué sus pesadillas le hacían creer que hicieron algo realmente malo como para que merecieran la muerte?

    —El resto no te lo puedo decir. —Indicó el de ojos miel dándole otra calada a su cigarro y golpeándolo con su dedo sobre el cenicero volviendo a dejar ir la bocanada.

    —¡¿Qué?! ¿Cómo puedes ser así? Me das información a medias y esperas que acceda a casarme contigo cuando ni siquiera se si me estás diciendo la verdad. —El castaño comenzaba a desesperarse de que le contaba unas cosas y las preguntas más cruciales y que le interesaban el pelinegro se negaba a darle mas información y solo se quedaba callado.

    —Si quieres que confíe en ti dime todo lo que sabes de mí, de mi familia, de mi pasado, por que mataron a mis padres. —Expresó serio el castaño, tratando de hacerle ver la mas alto que estaba considerando el matrimonio y confiar en el con tal de que le dijera los motivos de su fallecimiento.

    —Lo siento no puedo, tendrás que arriesgarte y aprender a confiar en mi con el tiempo. —Aun así, el azabache no cedió, aunque si le era bastante tentador la propuesta de que el chico accediera a casarse sin quejas, pero de cualquier forma ya lo tenía encadenado, lo importante para el era desposarlo, en los términos que fueran ese chico sería suyo ante la ley en un mes y claramente, le dijera o no sus motivos, el chico no accedería tan fácil.

    —Eso es… Imposible, no lo conozco y… —Trató de apelar de nuevo, pero fue interrumpido de por el más alto.

    —Es tu problema, si vas a estar a la defensiva siempre solo serás tú el perjudicado, aun así, si no quieres deberme 50 millones de dólares será mejor que obedezcas. —Takano se levantó de su asiento, comenzando a caminar hacia uno de los sillones y empezó a desabrochar los botones de la manga de su camisa, ya casi era hora de que regresara a su lujoso departamento, últimamente solo volvía unas horas para dormir un par de horas, darse una ducha y cambiarse de ropa.

    Aunque no era 100% una amenaza agresiva, el lo tomó de esa forma, cumplió con su palabra de que no podría escapar y aquí estaba ahora, con una cadena invisible unido y sometido a las exigencias de ese hombre.

    —Necesito que empieces a organizar mi agenda y reuniones a partir de mañana. —Indicó comenzando a delegarle tareas, para que empezara a cumplir con su papel de secretario.

    —¿A qué hora sales mañana de la universidad? —Apagó su cigarro sobre el cenicero de la mesa

    —.... A.... a las 2... —Contestó el castaño ya desganado, era imposible tratar de llevarle la contraria a alguien así. Por suerte, aún tenía un mes para tratar de buscar alguna forma de escapar de ese hombre.

    —Muy bien, un auto te estará esperando afuera y él te traerá de inmediato, si intentas huir será peor para ti ya que te quedarás sin dinero y de cualquier forma te encontraré así que te sugiero que desistas de cualquier plan de escape que tengas en mente. —Volvió a usar ese tono gélido y frio en son de advertencia, dándole la espalda para servirse otro vaso de wiski.

    —Y ve haciendo espacio en mi agenda, elige cualquier día de la semana para ir a comprar los trajes, y programar la ceremonia en la iglesia, llamaré a alguien para que venga mañana y organice el sitio, la comida y todo eso. —Indicó, empezando a llevar a cabo los preparativos para la boda. El castaño se puso pálido de nuevo y su cuerpo empezó a temblar, por su parte Takano o no lo notó o nada le importó la postura rígida que adoptaba su prometido ante sus palabras, quien ya comenzaba a enlistar las cosas para la ceremonia.

    —La decoración la puedes escoger a tu gusto, no tengo problema con eso y te repito de nuevo, no tengo intensiones de hacerte daño o forzarte a consumar nuestra unión, si sabes a lo que me refiero. —Dijo mirando directamente a esos temerosos ojos verdes, donde por un momento ámbar y esmeralda se unieron, El pelinegro trataba de brindarle seguridad y hacerle ver que su única intención era que se casaran, realizar el acuerdo que ambas familias habían pactado como deseo y para cumplir dicha unión, no que lo hacía por algún otro deseo, sexual, económico, u otro interés.

    —Así que no estés tan nervioso. Esperaré pacientemente a que tu lo desees y estés de acuerdo a ello. Cuando estés listo, dime con toda confianza. —Las mejillas del castaño volvieron a teñirse de rojo y su corazón comenzó a latir con furia contra su pecho, pero, aunque dijera eso, el aun no concebía la idea de casarse, hacía apenas un par de meses era un chico que creía que tendría una vida normal, un transcurso en la universidad normal, conseguir un trabajo de su agrado y hasta ahí, jamás imagino que en tan solo un par de meses su vida daría un giro de 180°

    —¡¿?! —Aunque quiso renegar ninguna palabra salió de su boca, ¿Cómo se atrevía a insinuar que el de alguna forma lo estaba deseando o imaginando? Era increíble el nivel de arrogancia y superioridad que tenía ese hombre. Al menos le aliviaba que no le arrebataría lo único que le quedaba; su cuerpo, su inocencia y pureza.

    Pero aún así le avergonzaba el hecho de que el pelinegro estuviera tan seguro que algún día lo llevarían a cabo y más que nada, sería el mismo castaño quien lo buscara y le diera el si para llevar a cabo dicho acto, sus mejillas se tiñeron aún más en esa fracción de segundo que todos esos pensamientos e imágenes pasaron por su cabeza.

    —Tengo que irme, nos vemos mañana y más te vale no escapar o yo mismo iré tras de ti. —Amenazó mordaz el pelinegro, tomando su abrigo, colgándolo sobre su hombro y saliendo de la oficina, dejándolo solo.

    El castaño se sentía abrumado, cansado, su cabeza le daba vueltas, había pasado tanto hoy, conseguido empleo, darse cuenta que firmó un compromiso de matrimonio, que no podía renunciar ni negarse sino, tendría que pagar 50 millones de dólares, descubrir que aún tenía familia y los vería en la ceremonia, que su futuro esposo ya empezaría a organizar los preparativos de la boda…

    Tantas cosas que su cabeza estaba a punto de estallar, se sentó un momento en una de las sillas frente al escritorio de caoba, sujetando su frente con pesadez y haciendo una mueca de dolor debido a las incesantes y potentes punzadas.

    —¿Qué debería hacer? —Preguntó derrotado, con frustración, tratando de procesar todo lo que había pasado en ese día y pensar seriamente si valdría la pena escapar o buscar ayuda de alguien. Tontamente firmó ese estúpido contrato, por lo que cualquier o ningún juez no podría ayudarle a revocarlo.

    Continuará…

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿

  5. .

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿





    Capítulo 2: Cara a cara


    Pov Onodera

    —¿Qué? —Pregunté débilmente ante su sentencia, estupefacto aún. La incredulidad no me cabía en el cuerpo y mi mente dejó de funcionar, no encontraba ni una respuesta lógica o razón que lo haya hecho decir semejante cosa, todo era muy confuso, repentino e inimaginable.

    Creí por un momento que estaba soñando o alucinando, ¿Qué clase de sueño cliché era este? Entra una persona millonaria y dice que vas a ser su esposo. Quizá era el sueño de muchas chicas, pero no el mío, además era un hombre y la persona frente a mí también, sumado a ello nunca lo había visto.

    El hombre de cabellos negros me miraba de forma inexpresiva, examinando mi reacción y tratando de adivinar que era lo que estaba pasando en mi cabeza en estos momentos, pero yo tenia mil interrogantes en mi cabeza.

    —¿Por qué? Y ¿Quién es usted? ¿Por qué me está diciendo eso? —Cuestioné con incredulidad, dejando que las dudas que se iba formando en mi mente salieran en voz alta.

    —¿No se estará confundiendo de persona? Puede ser que yo no sea esa persona que busca. —Poco a poco salía de mi estupefacción mientras las preguntas salían de mi boca, una tras otra, si esto era una broma, no era nada gracioso. ¿Qué gana viniendo a molestar a la gente durante el horario laboral? Los ricos no tienen mejores cosas que hacer, supongo.

    —Más bien, no sé si soy Onodera Ritsu, hasta apenas hace 2 minutos no tenía apellido, puede ser que me esté confundiendo de persona. —El hombre soltó un suspiro cansado y hastiado, rodando los ojos con fastidio.

    —Onodera Ritsu, 18 años, fecha de nacimiento 26 marzo, Has estado viviendo con un amigo tuyo de la secundaria llamado Misaki Takahashi, tus padres murieron cuando tenías 8 años, acabas de graduarte de la preparatoria y tienes planeado entrar a la universidad T, estudiar en la carrera de Literatura, ¿No es así?, ¿debería darte más detalles sobre ti? —Más que sorprenderme, estaba asustado, este tipo sabía demasiado de mí, incluso mi fecha de nacimiento, debido a que no recordaba ni siquiera eso, mi cumpleaños lo celebraba con Misaki el día que decidí salir adelante, empezar una nueva vida y dejar de lado mi depresión y tristeza por no saber nada de mí mismo, decidí que, a pesar de todo, yo iba a ser feliz, pero no contaba para nada con esto.

    —¿Cómo sabe todo eso? ¿Es un acosador? —Pregunté esto último dando un paso atrás dispuesto a alejarme en cualquier momento ante cualquier indicio de este hombre de acercarse a mí. Agarraba mi celular fuertemente, era mi recurso para llamar a la policía en caso de que este tipo se pusiera violento.

    —Ya te dije, vine por ti porque estamos comprometidos, fue un arreglo de nuestros padres. —Se rascó la nuca con fastidio, soltando un suspiro largo y pesado mientras cerraba los ojos. Su última frase me desconcertó de sobremanera, paralizándome en mi lugar.

    —¿Tú conociste a mis padres? ¿Quiénes eran? ¿Quién soy yo? ¿Por qué sabes tanto de mí? Espera… ¿Cómo que estamos comprometidos? ¿Qué arreglo? —No podía creerlo, mis padres habían arreglado un matrimonio entre este tipo y yo, ¿Qué clase de broma absurda era esta? ¿Acaso pertenezco a una familia adinerada? ¿Será por eso que fallecieron? ¿Alguien nos secuestró para extorsionar al resto de la familia y todo salió mal? ¿Por qué nadie me buscó? ¿Cuándo fue que decidieron que este sujeto y yo nos íbamos a casar?.

    —Si, hace mucho. Contestaré algunas de tus preguntas, pero… ven conmigo. —Me extendió la mano, él sabía sobre mi pasado, sobre lo que ocurrió con mis padres, por qué terminaron en esa situación, de donde venía. Las respuestas a cada una de las interrogantes que me han atormentado y perseguido por años estaban frente a mí, lo único que tenía que hacer era tomar su mano, pero…

    —No voy a ir a ningún lado con un desconocido. —Respondí tajante, firme, dando otro paso hacia atrás, poniendo más distancia entre el ojiavellana y yo, no confiaba en este sujeto. Bajo de nuevo su mano y suspiro ya con un tono algo fastidiado e impaciente.

    —¡Jum! Como quieras, puedo hacerlo del modo fácil, o del modo difícil, pero una cosa es segura, vendrás conmigo. —Su voz ronca y gélida volvió a generar un escalofrió desagradable por todo mi cuerpo, algo me daba mala espina, entonces chasqueó los dedos y un grupo de hombres de traje negro y gafas oscuras entró a la tienda, rodeándonos, de inmediato mi cuerpo comenzó a temblar y empecé a sudar frio.

    De alguna forma mi cuerpo y mente me generaban un terror indescriptible cada vez que la gente me rodeaba, y en esta ocasión en especial me paralicé más que nunca, comencé a sentir un pánico terrible, las piernas me temblaban y la sangre se me bajó hasta los pies, por más que quise, no pude moverme, aunque mi mente le ordenara a mi cuerpo que saliera de ahí, este no respondía, solo se quedaba pegado al piso, sentí como si el aire me faltara y mi vista se nublara.

    —Perdona la demora Ricchan, estaba acomodando las cajas en la bodega. —La joven castaña salió de la bodega con una sonrisa, misma que se borró al instante al ver a un grupo de hombres misteriosos en traje y con aspecto amenazador rodeándome. Pegó un leve respingo ante la inesperada y tumultuosa visita de lo que no parecían ser clientes.

    —Ann-chan… —La llamé con voz temblorosa, pero lo demás no salió, no sabía si pedirle ayuda o decirle que corriera. Solo estaba consciente que estaba sufriendo un ataque de pánico, los dos estábamos rodeados por un grupo de intimidantes hombres y mi estúpida mente me lleva a un ataque de ansiedad y terror, un trauma pasado me perseguía hasta el día de hoy.

    —¿Quiénes son ustedes? ¡¿Qué le están haciendo a Ricchan? —Preguntó la castaña preocupada al ver mi expresión pálida, sudorosa y en estado de shock. Por lo que rápidamente agarró lo primero que encontró a la mano para usarlo como arma de defensa; una escoba.

    —En realidad nada, solo vine a hablar con él. —Respondió con simpleza el pelinegro sin inmutarse ni moverse de su lugar, aún con las manos en los bolsillos y mirándola casi casi con desdén, como si fuera una decoración más de la tienda.

    —¿Y para eso tiene que estar tanta gente reunida? ¡Váyanse! —Ordenó la castaña levantando la escoba de forma amenazadora, intentando ahuyentar a los hombres con traje, quienes solo se voltearon a ver discretamente y al final fijaron su vista al ojiavellana, quien seguía con esa mirada fría e intimidante. Me daba terror que ni siquiera pestañeó, estaba parado ahí, únicamente mirándome, sentía como sus ojos me examinaban con detenimiento, tratando de escudriñar en mi alma.

    —¡Váyanse o llamo a la policía! —Insistió de nuevo Ann-chan mientras sacaba su teléfono y marcaba rápidamente el numero de emergencia. El hombre frente a mi les hizo una señal y ellos comenzaron a retirarse, pero el no, solo seguía observándome, lo hizo por unos cuantos momentos más antes de darse la vuelta y comenzar a caminar hacia la puerta de cristal

    —No te escaparás de mi tan fácilmente, no te dejaré ir. —Advirtió dándome la espalda, pero mirándome directamente, ese brillo amenazante en sus ojos me dejó en claro que tenía la intención de cumplir con su palabra, lo que me aterró más, y tras decir esas palabras salió de la tienda con las manos en sus bolsillos.

    En cuanto se fueron Ann-chan corrió hasta la puerta y cerró apresuradamente la cortina, poniéndole el seguro.

    —¿Estás bien Ricchan? ¿Quiénes eran ellos? ¿Qué querían? —Preguntó la castaña mientras se acercaba apresuradamente hacia mí, colocando sus manos sobre mis hombros para tratar de tranquilizarme y sacarme del lapso mental en el que estaba.

    —P-Perdóname Ann-chan, no era necesario que te involucraras en algo tan peligroso, pudieron haberte hecho daño, aún así, agradezco infinitamente que me ayudaras y a la vez me siento tan patético, debí haber sido yo el que te protegiera… —Me disculpé apenado, frustrado y sintiéndome como todo un perdedor al haber dejado que una chica tan frágil y dulce como Ann-chan se enfrentara contra esos tipos. Era todo un cobarde.

    —No digas eso Ricchan, se muy bien que te aterra ver a tanta gente rodeándote de esa forma. No es tu culpa. —Dijo comprensiva la castaña acariciando mi espalda, tratando de reconfortarme para que me tranquilizara, pero seguía sudando y temblando en mi sitio, con el cuerpo totalmente rígido.

    —De cualquier forma, ¿qué querían? ¿Quiénes eran? —Dudaba si contarle la razón de la visita del extraño y era algo muy ilógico, quizá no me lo creería. Para empezar ni yo mismo creía que todo lo que me dijo ese hombre haya sido verdad, no o conocía, quizás solo estaba tratando de engañarme, ¿Pero con que propósito? y ¿qué tal si la ponía en peligro revelándole lo que me dijo el extraño? Ya se había arriesgado demasiado por mí, sabían que estaba trabajando en esta tienda y su apariencia, aparte de que yo les revelé su nombre sin querer.

    No podía arriesgarme a exponerla a más peligro, no sabía si ese sujeto significara una amenaza, pero no me iba a quedar a averiguarlo, me aterraba la forma en como enumeró aspectos de mi que ni siquiera conocía, era espeluznante saber que me habían estado investigando y siguiendo desde hacía quien sabe cuanto tiempo.

    —T-tengo que irme. —Traté de reponerme lo más que pude, pero era inútil, aún seguía bastante afectado, seguía temblando y las manos me hormigueaban de forma desagradable, ese escalofrió no se iba de mi cuerpo, pero no podía seguir ahí sabiendo que estaban cerca.

    Esos tipos, sabían donde estaba mi casa, que vivía con Misaki, que acababa de graduarme, ¡Maldición! Incluso saben a que carrera estoy postulando, ¿Qué mas información tendrán? Y si deciden ir a mi departamento y se ponen más violentos ahí, tampoco puedo involucrar a Misaki en esto.

    —Perdóname Ann-chan —Caminé hasta el pequeño cuarto donde guardábamos nuestras cosas personales, tomé mi mochila y mi chamarra para salir de ahí.

    —Espera Ricchan —Llamó la castaña, corriendo detrás de mi

    —Te llamaré más tarde Ann-por ahora tengo que irme. Sera mejor que cierres temprano hoy, ve de inmediato a casa y cuando estés ahí llámame para saber si estas bien. —Le pedí alarmado, no podía quitarme esta sensación desagradable del cuerpo, esa mirada…

    —Si, está bien, pero ¿Qué ocurre? —Volvió a preguntar la confundida chica con una expresión de angustia y miedo, pero era mejor no alarmarla más de lo que ya estaba. No quería quedarme y exponerla si es que regresaban los sujetos, tenía que volver a casa.

    —No te lo puedo explicar por ahora Ann-chan discúlpame. —Y tras decir esas palabras salí a toda prisa de la tienda, muerto de miedo, paranoico, traté de mezclarme con la multitud y poniéndome la capucha de la chamarra y un cubrebocas para evitar que me ubicaran en caso de que me estuvieran siguiendo, me aterraba el hecho de pensar que estuvieran esperándome afuera de la casa.

    Una inmensa angustia me invadió, no sabía si Misaki estaba en casa, dijo que iría a trabajar, pero saldría temprano para pasar a la biblioteca. Me aterraba pensar que quizá ya estaba en casa y esos tipos hayan ido a la casa y le hayan hecho algo.

    De inmediato saqué mi celular para marcarle.

    — “Bueno ¿Ritsu? ¿Ya estás en casa? Yo aún sigo en la biblioteca, el profesor Miyagi nos ha dejado un proyecto en equipos para el martes, por lo que voy a quedarme a estudiar e investigar un poco. —Explicó el castaño del otro lado del teléfono después de un par de segundos sonando.

    —Misaki, no sé cómo explicarte esto, unos tipos extraños entraron a la tienda y, bueno, un tipo me dijo un montón de cosas sin sentido, pero lo más aterrador es que sabe donde vivo y que vivo contigo, sabe tu nombre, discúlpame que te meta en esta situación, pero, hay que mudarnos, tenemos que salir de ahí, yo voy directamente a casa, voy a buscar algún lugar donde poder rentar, se que no puedes venir conmigo, por la escuela, pero no quiero involucrarte también, parecía gente peligrosa. —Traté de explicarle lo más calmado que pude, pero aun así sentía mi corazón agitado y mi cabeza estaba hecha un caos.

    —Espera Ritsu, ¿qué estás diciendo? No entiendo nada, ¿Reamente estás bien? —Preguntó Misaki del otro lado de la línea, confundido y sin comprender ninguna de mis frases

    —Escucha, tengo un amigo que su padre está rentando unos cuartos a unos minutos de la estación, más tarde te paso su número para que puedas rentar un cuarto ahí. —Continué explicándole el rápido plan que había formulado en mi cabeza.

    —Espera Ritsu, vamos a hablarlo en persona, no puedes solo tomar una decisión así, es muy repentino. —Insistió

    —Realmente lo siento Misaki, no sé cómo fue que pasó esto, por ahora voy a ir empacando mis cosas y —Me disculpé, cada vez más apenado, aunque no entendía si realmente era culpa mía o no, el hecho de que esos tipos hayan investigado tanto de mi y lo haya involucrado, me hacía sentir horrible.

    —Ritsu… Tranquilízate, estás muy alterado, trata de tranquilizarte un poco, respira, voy saliendo de la biblioteca, me explicas todo con mas calma en casa. —Pidió alzando un poco mas la voz, logrando que guardara silencio y finalmente escuchara lo que estaba diciendo y recuperara un poco de lucidez.

    —… Si, está bien… lo siento, estoy muy alterado. —Le confesé apenado, el tenía razón, me estaba dejando llevar por el pánico debido a las palabras de ese tipo, su mirada y el tono serio de advertencia con el que me lo dijo, ni siquiera tenían fundamento, puede que solo se haya inventado mi apellido al azar y yo por desesperación e ingenuidad lo asocié de inmediato conmigo… Aunque ¿Cómo sabrá que vivo con Misaki?

    De cualquier forma, si es peligroso seguir quedándonos en esa casa, tengo que hablarlo directamente con él y analizar nuestras opciones y situación con la mente calmada y más clara, por ahora tengo que llegar a casa, me da escalofríos seguir aquí afuera.

    Con forme me iba acercando al viejo edificio, la tranquilidad regresaba a mí, pues no veía nada inusual, esperaba encontrar un carro negro aparcado frente al edificio o alguno de los hombres con traje esperando afuera o escondido en algún lugar, pero la calle se sentía tan tranquila y me trasmitía la misma calma de todas las noches, pero aún así me sentía inseguro de que hubiera alguien entre las sombras y no me diera cuenta de su presencia.

    Finalmente, entre a nuestro departamento y solo había silencio, estaba justo como lo dejé esta mañana. Ambos, Misaki y yo éramos muy ordenados y limpios, así que me alivió ver que no estaba el departamento destruido como amenaza.

    Pero de inmediato puse el seguro en la puerta, pudieron haberme seguido y querer entrar a la fuerza, ¡Rayos! Estoy muy paranoico, necesito calmarme.

    Fui a la cocina, puse un poco de té y me asomé muy discretamente por la ventana a través de una rendija de la cortina, no había nada fuera de lo usual, solo de vez en cuando gente pasando y autos que iban y venían.

    Me serví un poco de té caliente para calmar mis nervios y me fui a encerrar a mi cuarto, cuando Misaki llegara, hablaría con él. Es cierto, tengo que escribirle a Ann-chan

    “Ann-chan, ya llegaste a tu casa? ¿Como estuvo el camino? Estás bien, por favor contéstame”



    Le envié el mensaje y esperé una respuesta, cielos, estaba muy angustiado. Un minuto después me llegó un mensaje de ella

    "Si, ya estoy en casa, papá preguntó porque cerré la tienda antes y ya le expliqué, dice que pondrá cámaras de seguridad afuera mañana por la mañana, pero ¿Qué fue lo que pasó Ricchan? ¿Qué fue lo que te dijeron para que te pusieras así?"



    Preguntó la castaña del otro lado del teléfono, se que tenía dudas, pero dirá que es algo estúpido que me altere por algo así, si bien, no fue una conversación tan larga con ese hombre, me asustó demasiado.

    “Perdona por no poder decírtelo Ann-chan, no se bien como explicarlo, solo ese tipo dijo un montón de cosas que me asustaron”



    Fue lo único que pude decirle como explicación, ella era una amiga muy preciada que hice cuando empecé a trabajar ahí, además que tenía 16 años, su papá era el dueño de la tienda, era una chica muy dulce, gentil y comprensiva, siempre con una sonrisa quería ayudar a los demás, pero este día, la vi más valiente y feroz que nunca, a pesar de su pequeño cuerpo y delicada estructura, tuvo el coraje de enfrentarse a esos hombres…

    Mientras más lo pensaba, más inútil y cobarde me sentía, Ann-chan supo tener más valor que yo, en cambio, yo me quedé paralizado del miedo, no pude defenderla y dejé que se enfrentara sola a todos esos sujetos, si hubieran sido más despiadados, quien sabe lo que le hubieran hecho. ¡Maldita sea! Solo soy un miedoso de mierda

    “Ricchan, si esas personas eran solo unos bandidos que querían asaltar la tienda, no hay nada que temer, papá ya compró las cámaras de seguridad y creo que aún funciona el botón de emergencia debajo de las cajas".



    Aún seguía dudoso si abrirme con Ann-chan, pero temía que, si las cosas escalaban, Kohinata-san pueda meter una denuncia y esos tipos al saber que están bajo investigación tomen represalias directamente contra ellos, definitivamente eso seria peor, ellos me quieren a mí, no hay necesidad de involucrar a mi circulo social, no puedo ponerlos a ellos de escudo. Definitivamente tengo que salir de este lugar cuanto antes, pero… No tengo el suficiente dinero.

    “Tienes razón, pudo tratarse de un grupo de asaltantes que pertenecían a algún grupo delictivo de la zona. No te preocupes Ann-chan, creo que fue nada más lo aterrador del momento, espero que no vuelva a ocurrir otra vez, aún así, no está de más las cámaras”



    Esperaba que con esta explicación diera por terminadas sus interrogantes, aunque creo que no quedó muy convencida con mis palabras, pero aun así me apoyó

    “Está bien Ricchan, por cualquier cosa, tendré a la mano el número de algún policía, mi papá es amigo de uno, voy a ver si me puede pasar su contacto en caso de necesitarlo.”



    “Muy bien Ann-chan, nos vemos mañana en el trabajo, cuídate mucho, por favor”



    Le mandé un ultimo mensaje antes de dejar mi celular boca abajo, esperando la llegada de Misaki, por suerte, no tardó mucho tiempo cuando escuché sus llaves y la cerradura en la puerta.

    —Ricchan, ya estoy en casa, ¿Estás bien? —Escuché como dejó sus cosas rápidamente en la sala y caminó rápidamente a mi habitación.

    —Si, estoy bien, solo algo asustado y muy confundido—Confesé con una leve sonrisa apenada y angustiada.

    —¿Qué fue lo que pasó? —Se sentó en la orilla de la cama, mirándome preocupado.

    —Bueno, estaba en la tienda cuando un hombre sumamente elegante entró a la tienda, creí que solo iba a comprar algo, aunque si se me hizo muy extraño que alguien así entrara, los ricos no vienen a este tipo de barrios, el se acercó directamente a la caja y… —No supe si continuar relatándole lo que había ocurrido, era sumamente extraño y solo eran situaciones que ocurrían en la fantasía de alguna joven, no en mi mente, un chico introvertido, miedoso y sumamente ordinario.

    —¿Y?... —Preguntó Misaki, expectante a mis palabras.

    —Dijo que… venía por mí. —Dije con voz, levemente baja, pero lo suficiente para que el me escuchara. Con la cabeza tenuemente hacia abajo, pero mirando su expresión, la cual de inmediato dibujó una expresión aun mas confusa, alzando una de sus cejas.

    —¿Por ti? ¿A que se refería con eso? —Preguntó aún más intrigado, escuchando atento mi anécdota

    —El… —De inmediato regresó a mí el apellido por el cual me había llamado, “Onodera” debido al pánico y ansiedad que me generó la situación, no recordaba que iba a investigar sobre ello en internet.

    —El conoce mi apellido, de donde vengo —Dije en voz alta y con un tono de revelación, casi para mi mismo, reconformándomelo, la haber recordado ese apellido.

    —¡¿En serio?! ¿Y cual es? —Preguntó igual sorprendido y curioso el castaño frente a mí.

    —Onodera, Soy Onodera Ritsu… —Definitivamente ese nombre seguía saliendo más y más en mis recuerdos.

    “¿Son ellos?, ¿La familia Onodera?”



    De la nada un recuerdo de ese nombre apareció en mi cabeza, no veía nada más, más que nubloso, algo me tapaba la vista en ese recuerdo. Y como siempre, un intenso dolor punzante me hizo retorcerme y sujetar mi cabeza con fuerza. Volviendo a mi el miedo,

    —¿Estás bien Ritsu? —Preguntó Misaki, evidentemente preocupado mientras se acercaba a mí, examinándome atentamente, y palmeando mi espalda.

    —Espera, deja voy por un vaso con agua. — tras decir esto salió apresuradamente a la cocina, escuché el grifo y regresó a paso moderado.

    —Toma. —Me ofreció el vaso con agua, el cual no dudé en aceptar y beber con algo de prisa, esperando que esto ayudara a mitigar mi dolor. Lo terminé y poco a poco la punzada disminuyó.

    —Muchas gracias Misaki. —Le sonreí apenado.

    —Entonces, te llamas Onodera… Onodera Ritsu. —Repasó tratando de recordar donde había escuchado ese nombre.

    —¿Y no es algo bueno? Digo, el puede saber quien eres, quien es tu familia, Qué ocurrió con ellos, puede ayudarte a volver a casa. —Dijo algo entusiasmado, pero de inmediato la sonrisa se le borró al ver mi mirada afligida y aterrada, recordando que no lo había llamado precisamente con un tono de emoción y alegría hacía una hora.

    —Yo también pensé lo mismo, hasta que… —Guardé silencio un momento, pensando si contarle directamente o tratar de buscar alguna excusa antes.

    —¿Qué? —Preguntó aún más intrigado, acercándose para escuchar con mejor atención.

    —Dijo que iba a ser su esposo. —Revelé al fin, Misaki abrió grande los ojos con clara sorpresa y confusión, de seguro esa era mi misma expresión que puse yo cuando escuché lo mismo de ese hombre.

    —¡¿Qué?! —Cuestionó sumamente confundido, sin quitar esa expresión de no entender nada.

    —Él dijo… que conocía a mis padres y… —Le comenté una de las cosas que más me intrigó y a la vez me emocionó.

    —¿En serio? ¿Cómo? —Preguntó entre emocionado y aún mas sorprendido.

    —que fueron ellos los que acordaron con sus padres que nos íbamos a casar. —Dije desanimado, no recordaba a mis padres, pero no sabía cómo sentirme al respecto con ellos, arreglar un matrimonio con un desconocido, no sabía por qué razón lo hicieron.

    —¡¿Quéee?! Eso… Eso no puede ser… —Lo pensó por un momento, pero con forme lo pensaba la rabia y angustia iba dentándose más en sus facciones.

    —¿Qué tal si es un viejo pervertido que te dijo todo eso para que te asustaras y cayeras en su trampa y accedieras a casarte? —Preguntó sumamente alertado y tratando de buscar de igual forma que yo alguna explicación lógica, para las palabras de ese hombre.

    —…Bueno, no se veía muy grande, debía tener no mas de 26 años. —Me sonrojé levemente al recordar su rostro perfecto y el hermoso color de sus ojos. Espera, ¿Qué estoy pensando? No te dejes llevar Ritsu, puede ser alguien muy peligroso como dice Misaki.

    —Pero eso no importa, algunos tipos adinerados tienen mentes muy retorcidas y tienen fantasías aterradoras. Será mejor que te alejes de ese tipo de personas. —Explicó sentándose en la cama con los brazos cruzados y aún meditando, tratando de adivinar que clase de sujeto era y si era realmente un tipo espeluznante.

    —Si, ese tipo sabía muchas cosas, al parecer estuvo investigando sobre mi y por ello tengo miedo de cumpla con su amenaza. —Me encogí en mi cama, abrazando mis rodillas aterrado, ese tipo parecía tener los recursos suficientes como para investigar ese tipo de cosas y a alguien tan común como yo, que tenía una rutina establecida.

    —Mmm… si, será mejor no confiarnos, de cualquier forma, para ti está bien, después de todo tenías planeado mudarte a Tokio para estar más cerca de la universidad. —Apoyó mi idea de que no podíamos quedarnos aquí y era necesario cambiar de domicilio, aunque me dolía tener que separarnos, desde la secundaría habíamos estado rentando juntos y con el podía platicar mis problemas, mis tristezas, inquietudes, planes para el futuro, acontecimientos buenos.

    —Si, eso sí, pero, quería trabajar un par de meses antes de buscar un nuevo lugar y trabajo, si me voy así apenas voy a tener para pagar lo de la renta y buscar de inmediato uno o dos trabajos, porque pagar un nuevo lugar y el tiempo que me tarde en conseguir un nuevo trabajo y en la universidad si va a ir drenando mis ahorros. —Expresé un poco preocupado debido a la renta elevada en Tokio, esperaba poder encontrar un buen trabajo pronto y que no me demandara tantas horas o esfuerzo físico, ya que tenía que concentrarme más en mis estudios.

    Podría prestarte algo de- De inmediato lo detuve, no quería que prestara dinero, sabiendo lo mucho que trabaja y quiere hacerse de sus cosas.

    —No, no hace falta, tu como yo tienes dos trabajos y también te cuesta mantener tu trabajo y la escuela. No puedo aceptarlo Misaki, aunque aprecio la intensión, pero no hace falta. —Rechacé su ofrecimiento, no podría seguir dejando que los demás me ayudaran, ya suficiente tengo con la culpa y el mal sentimiento de haber dejado que Ann-chan me defendiera como para que Misaki me diera de sus ingresos.

    —Pero… —Trató de replicar, pero de inmediato lo volví a rechazar.

    —No te preocupes, estaré bien, por ahora voy a trabajar horas extra de aquí a lo que consigo un buen lugar en Tokio, espero que en dos semanas ya tenga algo seguro. —Traté de convencerlo, al fin de cuentas, por ahora tenía que concentrarme en el trabajo y tratar de no perder mis cursos para ingresar a la universidad, había estado yendo a clases particulares en una escuela, que te ayudaba a prepararte para los exámenes universitarios y por suerte, ya casi terminaba de pagar toda la tarifa.

    —… Está bien, pero cualquier problema que llegaras a tener avísame, no importa si es de dinero o si esos tipos vuelven a buscarte. —Finalmente lo convencí, pero aún así me puso esa condición, me daba gusto que se preocupara de esa forma por mí, mi relación con Misaki, era como la de un hermano, mi única familia.

    —Gracias por tu apoyo Misaki. Eres un buen amigo. —Le sonreí genuinamente, estaba muy agradecido con el debido a lo mucho que me había apoyado a lo largo de los últimos años, no podía seguir dependiendo de él todo el tiempo.

    —Para eso somos amigos Ritsu. Bueno, por ahora voy a llamar a la casera y decirle que llame a la policía en caso de ver a alguien sospechoso por aquí. —Se levantó de la cama y sacó su celular para llamarle, aunque de inmediato el pánico me invadió, entre más personas se involucraran en esto, más angustiado y culpable me iba a sentir.

    —No me gustaría involucrar a más personas, además ella ya tiene casi 60 años, sería desastroso si le intentan hacer algo a ella, pueden causarle algún susto que la lleve al hospital. No, no quiero arriesgar a más gente. —Sentencie rotundamente tomándolo del brazo para evitar que la llamara.

    —No pienses tan negativo Ritsu, simplemente le diré que hemos visto gente sospechosa y si ve a alguien así que informe a la policía, al ser una persona mayor y sola puede que e hagan más caso que a un par de chicos jóvenes como a nosotros, sino creerán que se trata de algún pleito entre pandilleros y nos ignorarán. —Trató de convencerme que era una buena idea, y tenía razón, la casera debía estar al tanto ante cualquier cosa que ocurriera y así saber que debía hacer en caso de que algo malo pasara.

    —Bueno… puede que tengas razón. —Ciertamente, desde que tengo recuerdos, soy así, sumamente cauteloso y negativo respecto a los desconocidos, siempre pienso lo peor y siento que pueden llegar a hacer algo horrible a quienes me rodeaban e incluso a mí, no sé bien de donde viene esa sensación.

    Y una vez más ese espantoso recuerdo volvió a mi memoria, hombres gritando y el llanto desesperado de una mujer.

    Una fuerte punzada en mi cabeza me sacó de inmediato de esos recuerdos, tenía miedo de indagar más, de seguir recordando, porque sé que, si lo revivo, caeré en descenso otra vez.

    Escuché como el celular emitía un sonido, indicando que estaba entrando la llamada, mientras salía de mi cuarto esperando que la persona del otro lado contestara.

    —Si, habla Misaki, disculpe que la moleste a estas horas de la noche y no quisiera preocuparla, pero hemos visto a gente sospechosa últimamente… cerca de la casa, no nos da buena espina y nos preocupa que traten de hacer algo, si ve algo raro ¿puede llamar de inmediato a la policía por favor?... Si, no, no se preocupe… estamos bien… Solo nos preocupa, ya sabe como poco a poco aumenta la inseguridad. —Lo escuchaba hablar en la cocina mientras sacaba una olla y algunos ingredientes del refrigerador.

    —Está bien, muchas gracias… No tiene de que, sí. Buenas noches. —Y tras decir esto colgó, ahora que ya había un poco más de seguridad me sentía un poco aliviado, por lo que me recosté contra mi almohada, mirando el techo.

    De la nada esos profundos ojos ámbar me vinieron a la mente, erizando mi piel de inmediato. Por lo que me levanté y sacudí la cabeza para ambos lados, intentando sacar esas ideas de mi cabeza. Me puse de pie y fui a ayudarle a Misaki con la cena.

    Su compañía y las actividades que estábamos realizando me ayudaron bastante a distraerme, pero de vez en cuando no podía evitar asomarme por la pequeña rendija de la ventana para cerciorarme de que no hubiera nadie afuera del edificio.

    Cuando terminamos de cenar Misaki se metió a bañar y yo mientras estaba estudiando en la sala, leyendo y haciendo anotaciones en una libreta para repasar mientras esté en el trabajo, finalmente había terminado mis anotaciones del día, me estiré tratando de liberar la pesadez y la incomodidad en mi espalda, brazos y cuello, justo en ese momento la puerta del baño se abrió y Misaki salió con una pijama verde y una toalla sobre sus hombros, el cabello evidentemente húmedo aún.

    —Ritsu, es tu turno. —Anunció mientras se dirigía a su cuarto.

    —Ah, sí, voy enseguida. —Empecé a guardar y cerrar mis libros, los llevé a mi habitación y preparé la ropa que iba a utilizar para dormir después de bañarme.

    El agua caliente me relajó bastante y me ayudó a pensar un poco más las cosas, quizá si continuaba aquí unos días más, nada malo iba a pasar, en primera, ¿Quién era ese sujeto? Y ¿Realmente estaría dispuesto a casarse conmigo? ¿Por qué yo? Siendo un hombre atractivo y con dinero puede tener a la mujer que quiera, venir a molestar a alguien tan común como yo, además… un hombre y menor que él. ¡Debe sr una estúpida broma!

    —Que ridiculez —Me hundí más en el agua caliente de la tina hasta los hombros, dejando que la negatividad y el mal rato salieran de mi mente.

    Con cansancio y pesadez me acosté en mi cama y de inmediato me quedé dormido.

    Los días fueron pasando sin ningún otro incidente como el de la tienda, casi me había olvidado de ello entre mis 3 trabajos, el de mesero, en la tienda de Ann-chan y el de fines de semana como barista, donde a veces me quedaba a cumplir turno, traté de reducir mis gastos lo más que pude, cooperando únicamente para la renta y la comida, pero incluso cosas o libros que me quería comprar los dejé y preferí ir a la biblioteca a leerlos y transcribir lo más que pude de ellos.

    Fue una noche cuando me di cuenta que no podía simplemente olvidarlo, estaba saliendo tarde de la biblioteca, eran casi las 9 de la noche, más unos 20 o 30 minutos en el metro y caminando a casa, ya casi rondaban las 10 de la noche estaba pasando cerca de un parque ya vacío, disfrutando de la calma, del sonido del viento contra los árboles y la suave brisa golpeando mi rostro, cuando un hombre de traje a unos 20 metros de mi se paro en medio de mi camino, sonriendo, me quedé estático de inmediato, paralizado, el color se me volvió a ir del rostro y entre mi sorpresa, temor y angustia, más atrás del hombre, como a unos 50 metros vi un carro negro, estacionado, con el vidrio levemente abajo, pude distinguir muy a duras penas ese cabello negro y no quise mirar más.

    Corrí a toda prisa por la calle a lado de mí, yo tenía la costumbre de venir por esta calle debido a lo hermosa que era, con los árboles de flores de cerezo en toda la extensión y más en estas noches de luna se veía sumamente hermoso, pero el departamento quedaba del otro lado del montón de edificios, justo a lado de este parque.

    No miré atrás, lo único que pude hacer fue correr a toda prisa y con todas mis fuerzas hasta el edificio, no se si el aire se me iba de los pulmones debido a mi larga y apresurada carrera o debido al ataque de ansiedad que estaba teniendo en este momento, no me detuve a pensarlo, solo sabía que estaban ahí afuera, acechándome, atosigándome y dejándome en claro que no podía huir, que siempre estuvieron cerca, vigilándome desde las sombras y al fin me habían revelado su presencia.

    Corrí a toda prisa hasta mi habitación, no podía seguir exponiendo a mis amigos de esa forma, esa gente se veía peligrosa, tenía que irme de la cuidad esa misma noche, sí, esa era la mejor opción, de esa forma no le harán daño a las personas que estén cerca de mí.

    Lagrimas comenzaron a bajar amargamente de mis ojos, rodando incansablemente por mis mejillas mientras un nudo se instalaba en mi garganta, dejaría a mis pocos amigos para estar solo una vez más, solo…

    Empacaba mis maletas a toda prisa, contaba el dinero dentro del sobre donde guardaba mis ahorros, era una cantidad bastante considerable y era lo suficiente como para poder sobrevivir a lo que entraba a la universidad, pero sin trabajo y pagando un nuevo alquiler y la renta, se me iban a ir quizá más de la mitad de mis fondos. Mi corazón se estrujó, no quería irme, pero sería muy egoísta arriesgar más a mis amigos.

    Decidido tomé mis cosas y le dejé una carta de despedida a Misaki, diciéndole que después, cuando ya estuviera a salvo y establecido en un nuevo lugar, lo contactaría, que se fuera lo antes posible de ahí y que lo sentía por haberme ido así, dejé la luz prendida de mi habitación para tratar de no levantar sospechas, si es que me estaban espiando desde afuera, que siguieran creyendo que estaba dentro de la casa.

    Llamé a un señor, de bastante confianza y conocido debido a que a él acudía cuando salía bastante tarde de mis turnos y ya no alcanzaba el ultimo tren, siempre era muy amable y nunca se había negado a un viaje, no importaba que tan tarde fuera, afortunadamente el ya conocía mis horarios de salida del bar, pero en esta ocasión se le hizo bastante raro que lo llamara tan temprano y para mi buena suerte no se negó, le pedí que me esperara en la calle principal, en la zona de negocios y accedió con gusto.

    Con el corazón roto y con todo el dolor del mundo tenía que irme de ahí. Algo en la mirada de ese tipo me decía que nunca me iba a dejar ir.

    De forma cautelosa caminé silenciosamente y con extrema precaución hacia las escaleras, la casera tenía un pequeño negocio de comida que daba a la parte trasera del edificio hasta un callejón y este llevaba a la calle principal, donde afortunadamente a estas horas de la noche, aún había bastante gente. Gracias a que muchas veces Misaki y yo le ayudábamos a bajar algunas cosas como sillas u otras cosas y le ayudábamos a atender a los clientes teníamos la llave de la entrada trasera, donde en ocasiones le ayudábamos a sacar la basura, podría usarla para salir por ahí sin tener que irme por la vía pública, tenía miedo que siguieran ahí, pero no iba a arriesgarme a asomarme y que me descubrieran.

    Con extrema cautela y mirando una y otra vez hacia atrás me fui alejando del viejo edificio, cerciorándome que no me siguieran, la calle principal, en la zona de negocios estaba a unos 300 metros de nuestro departamento, así que podía pasar sin ningún problema entre los callejones de los edificios, afortunadamente era una zona bastante segura.

    Cuando llegué a la calle principal, vi a Homuro-san esperando dentro de su taxi, de inmediato le hice señas y salió a ayudarme al ver mis maletas, a lo cual no dudó en preguntar si me iba a mudar.

    —¿Acaso vas a mudarte muchacho? ¿Por qué? —Preguntó sumamente sorprendido y un tanto dolido

    —Ah, es que ya casi inicia el periodo escolar en la universidad y quiero establecerme encontrar un trabajo y adaptarme lo suficiente antes de que empiecen las clases, sería malo que me mudara una o dos semanas antes de que inicie el periodo y no pueda encontrar un trabajo seguro. —Excusé falsamente, pero no podía decirle mis verdaderos motivos, quizá iba a involucrarse y enfrentar a esos sujetos.

    —Tienes mucha razón muchacho, pero podrías irte por la mañana, ¿Por qué tan tarde? —Volvió a cuestionar con intriga y debido a la hora tan inusual que decidí mudarme.

    —Ah, es que… —No supe que excusa poner.

    —Bueno, te puedo dar una mano, mi cuñada renta unos pequeños departamentos, no son la gran cosa, pero te puede ayudar a lo que encuentras algo mejor, en cuanto llegues llámala, cobra por noche, así que no tienes que preocuparte por la renta de todo un mes, y los precios son bastante accesibles. —Me entregó una tarjeta, algo arrugada, pero sentí ganas de llorar debido a la amabilidad y apoyo de los que conocía, todos siempre me estaban ayudando y lo agradecía de corazón.

    —Bueno, es hora de irnos. —Y tras decir esta frase me ayudó a subir mis maletas a la cajuela, nos subimos al su taxi y empezó a conducir rumbo a la estación.

    Disimuladamente y agachando la cabeza volteaba hacia atrás intentando divisar ese coche negro que había visto hace un par de horas, cerciorándome que no nos estuviera siguiendo, afortunadamente no era así y pude soltar un largo suspiro aliviado.

    —Muchas gracias por todo. —Le agradecí conmovido después de un largo silencio.

    —No tienes porque muchacho, me recuerdas mucho a mi hijo mayor Nao, es un chico tan trabajador como tu y siempre está ayudando a los demás. —Un par de veces pude ver a su hijo, lo recordaba como alguien sumamente amable y amistoso, había estudiado la carrera de administrador y se había ido a Tokio hace ya unos cuantos años a trabajar.

    —El igual se fue a estudiar a Tokio y allá consiguió trabajo casi enseguida de graduarse, claro que viene a visitar a este viejo de vez en cuando, siempre está al pendiente de mí, es un buen chico. —Comentó con una sonrisa entrañable mirando el camino.

    —Me alegro mucho por usted, y ¿su otro hijo cómo está? Se llama Haru, ¿cierto? —Empecé a hacerle platica para que el viaje no fuera tan incomodo y silencioso, de cualquier forma, el era alguien muy sociable y carismático.

    —Si, el también es un buen chico, solo que es más despistado y no va tan bien en la escuela a como era Nao, pero se esfuerza también, solo que es un poco más rebelde, de vez en cuando llega golpeado a la casa por pelearse en la escuela, ya sabes, los jóvenes. —Repuso con una sonrisa, recordando las actitudes y la forma de ser de cada uno. los dos eran muy buenos chicos, ambos muy amigables.

    —Oh si, creo que Misaki es su compañero, dice que a veces lo ha visto meterse en varias peleas. —Agregué recordando las veces que en nuestras platicas casuales Misaki mencionaba que Haru se peleaba con algún compañero de la escuela.

    —Ese muchacho, es tan rebelde y valiente como su viejo, jajaja, recuerdo esos tiempos en los que yo era igual, los chicos se pelean por cualquier cosa —Rio con nostalgia.

    —Nao salió igual que su madre, amable y optimista, mientras que Haru es todo un cabeza hueca como yo, pero estoy orgulloso de mis hijos —De cierta forma me alegraba y me daba envidia, yo nunca podre ver a mis padres orgullosos de esa manera por mí, pero sé que sin duda me amaron, los gritos desesperados de mi madre en mis pesadillas me hacían ver que quería protegerme de algo. Su ultima muestra de amor.

    —Se que no soy tu padre y que solo soy un viejo conductor de un taxi, pero créeme que es cierto cuando te digo que tus padres estarían orgullosos de ti, eres trabajador, estudioso, noble, son cualidades que muchos jóvenes carecen hoy en día, cualquier padre estaría muy orgulloso con un hijo como tú. —Ante sus palabras, mis ojos se aguadaron, era cierto, aunque mis padres no estuvieran a mi lado, siempre había personas que me apoyaban y alentaban a seguir adelante, como la casera y Homuro-san quienes siempre se preocuparon por mí, velaban mi seguridad y la casera muy frecuentemente nos llevaba algo de comer cuando a Misaki y a mí no nos alcanzaba, recuerdo que incluso ella cuidó de nuestra alimentación durante la época que no nos daban trabajo debido a nuestra edad.

    —Muchas gracias, sus palabras significan mucho para mí, usted es lo más cercano que tengo a un padre Homuro-san. —Confesé algo apenado, con la mirada gacha, le hice una leve reverencia como agradecimiento por todo lo que ha hecho por nosotros.

    —Oh, vaya, vas a hacer llorar a este viejo, pero podría decirse que tengo 4 hijos. —Sonrió a través del retrovisor y yo le sonreí de vuelta, ambos con lagrimas en los ojos.

    —Por favor, cuide de Misaki, el aún es un chico de preparatoria y se tiene que quedar otro año por acá. —Pedí algo preocupado por el castaño, aunque, ciertamente el era más valiente que yo.

    —No te preocupes muchacho, el estará bien. —Y después de esto siguió conduciendo hasta que llegamos a la estación, donde me ayudó a bajar mis maletas.

    —Muchas gracias por todo Homuro-san. Por haberme ayudado siempre. —Volví a hacer una reverencia ante el

    —Por nada muchacho, y para cualquier cosa que necesites, aquí estaremos. —Me sonrió mientras revolvía cariñosamente mi cabeza.

    —Nos vemos —Tomé mis maletas y comencé a caminar hasta el interior de la estación, con un nudo en la garganta. Caminé a toda dentro de la estación, donde de inmediato sentí como el terror me iba dejando, no me iba a sentir 100% seguro hasta que estuviera en Tokio, me dirigí deprisa hacia la taquilla de la estación, al fin iba a poder escapar de este sitio, al fin podría irme a un lugar donde no pudieran encontrarme.

    Compré un boleto para el tren bala, afortunadamente había uno que saldría en 10 minutos, el tiempo justo.

    Al entrar al tren acomodé mis maletas en el maletero de arriba y al fin me senté, soltando un largo suspiro aliviado, un nuevo comienzo me esperaba, tenía que empezar de 0, no podía darme el lujo de desanimarme y meditar mejor las cosas, en un mes sería el examen para la universidad y un mes después las clases, para ese entonces ya debería tener un trabajo y haber ahorrado lo suficiente para la colegiatura, los libros y gastos de la casa.

    Sería duro buscar un trabajo adecuado… no creo que con dos trabajos a medio tiempo me facilite estudiar, quizá tendría que volver a conseguir un trabajo de fines de semana de nuevo.

    Miré el número en la pequeña tarjera de papel, sería mejor que la llamara de una vez, así tendría un lugar adecuado para dormir una vez que llegue.

    Afortunadamente la señora contestó casi enseguida, y me dijo que no había ningún problema, solo que su casa se encontraba en las zonas más des urbanizadas de Tokio. No le vi ningún problema y mas o menos traté de calcular el tiempo que tardaría en llegar, mas o menos unas 3 o 4 horas, tendría unas horas para dormir un poco.

    Cuando llegué a Tokio, a la prefectura de Shinjuku, al fin me sentía a salvo, ya que era la cuidad más grande de todo japón, sería difícil encontrarme entre los millones de habitantes de la cuidad, pero igual no era buena idea buscar un departamento en los sitios más transitados, y aunque quisiera un lugar ahí, no tenía el dinero para pagarlo, quizá en una pequeña zona donde la vida sea un poco más modesta y tranquila no sea tan caro el alquiler, igual depende mucho como sea el lugar que me recomendó Homuro-san, lo mejor sería primero buscar un trabajo cercano a la universidad y después de eso encontrar un lugar accesible que quede cerca de ambos.

    Podría ser en Nerima, la casa de la cuñada de Homuro-san se encontraba En Shibuya, por lo que no estaba muy lejos de Shinjuku y la universidad y a lo que consigo un buen departamento no me quedaría muy lejos.

    Estaba pensando en ello de camino a la dirección de la señora… Etto, ¿cuál era su nombre?

    Revisé de nuevo la tarjeta, Katsuki Shinomiya, al parecer era viuda, llegué al fin como a eso de las 3 de la mañana, Katsuki-san me recibió muy amable y entusiasmada al saber que era alguien cercano a su cuñado, muy atentamente me mostró el cuarto donde me quedaría los siguientes días, me mostró el baño, la cocina y la lavandería, todo, menos las habitaciones, era compartido. Le agradecí por su amabilidad y haber hecho que me esperara tan tarde en la madrugada.

    Al final volví a agradecerle por la gentileza de recibirme y al fin me senté en la que sería mi cama por unas semanas, extrañamente me sentía entre emocionando, optimista, independiente y nostálgico, estaba a punto de empezar una de las etapas más importantes de mi vida y todo mundo parecía querer ayudarme en algo, pero extrañaba las suaves risas de Misaki, no me gustaba la soledad, pero tenía que aprender a dejar de depender de otros.

    Suspiré y, aunque quise descansar, primero tenía que empezar a ordenar mis cosas ya que mañana tendría que salir a buscar algún trabajo temporal para ahorrar, en cuanto entrara a la universidad y me dieran mis horarios ya podría buscar de algún trabajo fijo, a medio tiempo.

    No sabía cuánto tiempo me demoraría en la cuidad, por lo que no podía dejar mis cosas empacadas aún en mis maletas, mañana puedo llegar hasta más cansado y se me haría más pesado.

    Así pasaron los días, afortunadamente en mi 2 día había encontrado un trabajo en alguna librería durante la mañana y en mi tercer día encontré uno camarero en un restaurante, aunque el horario era de 4 a 12 y los viernes hasta las 2 de la madrugada, no estaba tan mal y para fines de semana conseguí uno en un bar donde podía entrar a las 6 de la noche hasta 2 de la mañana, afortunadamente aún alcanzaba el último tren.

    Aunque si quería estudiar iba a reducir un poco mis horas de sueño y estudiar en la librería, aprovecharía mi tiempo ahí también para investigar por mi cuenta, y unas horas más en casa antes o después de dormir, tenía que ahorrar lo suficiente en estos meses.

    Mi nueva rutia siguió así durante un par de semanas hasta que finalmente llegó el día de presentar el examen, fue bastante pesado y duró varias horas, pero consideré que no me fue mal y tenía fe de que fuera aceptado. Hasta que el día que los tan esperados resultados serían publicados llegaron.

    Me levanté temprano ese día y pedí permiso en la librería para faltar e ir a comprobar los resultados a la universidad, Saeki-chan, una chica de mí misma edad también trabajaba en la biblioteca accedió a cubrirme.

    Casi pego un brinco de alegría al ver mi nombre en el tablón de anuncios, con la enorme lista de resultados revelando quienes fueron aceptados, había 2 tipos de expresiones en ese momento en todo mundo, algunos al igual que yo, aliviados y emocionados y otros decepcionados y devastados.

    ¡Lo logré! Finalmente, estoy cada vez más cerca de cumplir mis sueños y propósitos. Una punzada recorrió mi pecho, si bien había logrado los objetivos que me planeé a mediano plazo, aún sentía un vació porque no sabía que iba a ser de mi más adelante, no tenía una familia o padres que estuvieran orgullosos de mí, no tenía una pareja con quien compartir mi dicha o por quien salir adelante e impulsarme, ciertamente el cumplir mis metas para mí mismo era un tanto solitario.

    Traté de sacar esos pensamientos de mi mente y comencé a buscar algún departamento fijo, encontré uno en Shibuya, a un precio bastante accesible y era perfecto para mí, además que estaba bien ubicado, en una zona bastante tranquila y no tan urbanizada.

    Procedí a mudarme en los siguientes días, agradecí mucho la hospitalidad a Katsuki-san por los días que estuve ahí, claramente le pague por las semanas de estancia, y esa misma tarde me mudé a lo que sería mi nuevo departamento.

    En el transcurso de los días fui buscando algún empleo que pagara bien para universitarios y no demandara tantas horas, pero conforme pasaban los días, no encontraba uno que se fuera a ajustar a mis horarios. Comenzaba a preocuparme porque ya no faltaba mucho para el inicio de las clases y yo aún no encontraba el trabajo que estaba buscando y eso comenzaba a inquietarme bastante, si no conseguía un buen trabajo iba a tener que descuidar mis estudios para tener 2 trabajos y eso bajaría mi rendimiento académico.

    Los días siguientes quise intentar en alguna empresa un poco más grande, pero debido a que era universitario la paga no sería muy buena e iban a ser muchas horas para mí.

    Al final las clases comenzaron y tuve que renunciar a la librería, ya que a mí me correspondía el horario matutino, mientras que Saeki-san estaba en el vespertino. Por lo que seguí con el trabajo de camarero y de bar tender, que debido a que era en horario nocturno, la paga era más alta y por ser los fines de semana. La paga sería suficiente apenas para sobrellevar gastos básicos como comida y transporte, por ahora dependía de esos trabajos y mis ahorros.

    Para suerte mía, había hecho amistad con algunos chicos y un rostro familiar era Saeki-san, la chica que conocí mientras trabajé en la librería, a ambos nos gustaban los libros por lo que los dos fuimos a la carrera de literatura, ella era muy amable y gentil, me recordaba a Ann-chan.

    No quise angustiar a Misaki en mi fallido intento de conseguir un trabajo estable, sino querría apoyarme económicamente como lo sugirió antes y eso sería un problema, me haría sentir como si no pudiera valerme por mí mismo al 100%.

    Ya habían pasado dos semanas desde el inicio de curso, Cuando llegué a casa, después del trabajo en el restaurante, encontré un folleto extraño debajo de mi puerta, estaban solicitando varias vacantes en una de las empresas más diversas y grandes de japón; Riven, sentí que había visto ese nombre antes, pero no lograba recordar donde, había varios puestos para aspirantes, pero el que más me llamó la atención fue como secretario, el horario era muy bueno y concordaba con mis horarios de la universidad, junto con la inmensa paga que estaban ofreciendo, esa noche lo pensé y me decidí a ir a dejar mi solicitud.

    Debido a que no tuve nadie quien cuidara de mí, más que la amable anciana de la casa donde rentaba antes de conocer a Misaki, tuve que conseguir diversos trabajos, tenía tres, uno en la mañana, otro en la noche y otro los fines de semana, justo como ahora, por lo cual estaba acostumbrado a tener hasta 3 durante unos años y fueron en diversos ámbitos, desde mesero, de asistente en un pequeño consultorio, de secretario en modestas oficinas, barista.

    Fueron varios los sitios donde trabajé antes, dependiendo mis horarios durante la preparatoria, accesibilidad y necesidades, por lo que sabía hacer de todo un poco e iba bastante bien en la escuela, tenía buenas notas y el inglés se me daba bien, por lo que tenía grandes esperanzas en conseguir el puesto, aunque también no quería hacerme muchas ilusiones.

    Días después me llamaron de Riven, al parecer al CEO le había llamado la atención mi curricular y querían que me presentara para la entrevista, me presenté, hice las evaluaciones correspondientes y me indicaron que esperara unos días más para una respuesta.

    Dos días después, me llamaron, notificándome que había obtenido el puesto, me alegré demasiado, creí que de nuevo la vida me sonreía y dejaba atrás todas las malas experiencias.

    Al llegar a la empresa una de las recepcionistas me llevó directamente a la oficina del director de recursos humanos para que firmara mi contrato, no sé si fue la emoción por un nuevo trabajo, o el 0 extra en el rubro de la paga que recibiría cada mes, pero me hechizó, como una cruel trampa que te atrae, te cautiva y te sujeta con fiereza de tal forma que no puedas escapar por más que lo intentes y, tontamente, yo caí en ella; firmé el contrato sin leerlo completo.

    El apuesto y elegante hombre de gafas me sonrió, apretando mi mano en son de bienvenida mientras le decía lo complacido que estaba de poder empezar a trabajar, pero primero necesitaba capacitarme en lo básico, por lo que toda la tarde me estuvo enseñando la empresa, el manejo de la agenda del jefe, la oficina donde trabajaría, aunque igual había otra oficina dentro de la presidencia donde era más fácil para el presidente llamarme por si necesitaba algo, estuvo explicándome más cosas hasta que la noche cayó, había logrado aprender la mayoría de cosas, por lo que ya estaba listo, así que de inmediato me llevaría con el CEO para presentarme y comenzar a trabajar de acuerdo a sus indicaciones.

    En el camino me estuvo explicando un poco más respecto a la personalidad, forma de ser y características de “Takano Masamune” quien era jefe y dueño de la empresa, diciéndome que era bastante joven pero sumamente inteligente, capacitado y brillante, al parecer tenía 24 años, no le gustaba que le preguntaran de sus padres, vida privada, quería que todo estuviera impecable, los pendientes listos, todo en orden y, a pesar de que tenía una mirada fría y algo hostil, era bastante comprensivo y justo con los demás, no miraba de menos ni rebajaba a nadie.

    Llegamos hasta el piso más alto del edificio, donde había un largo pasillo entre hermosas oficinas de cristal, que te permitía ver el montón de empleados frente a sus computadoras, contestando teléfonos, revisando documentos, en algunos cubículos se estaban llevando a cabo pequeñas reuniones de 5 o 6 integrantes, caminamos un poco más y el pasillo se quedó vacío por varios metros, donde solo unas hermosas paredes doradas decoraban el recorrido hasta una enorme recepción de madera y decoraciones doradas, frente a esta, una elegante puerta de cristal negra se alzaba imponente, no se podía ver el interior, pero parecía bastante bonito y elegante, con las hermosas plantas y adornos de lujo que la decoraban a cada lado junto con las luces.

    Tocó la puerta un par de veces y luego entramos, era una oficina bastante lujosa y tenía enormes ventanales con una estupenda vista de la cuidad, muebles y decoraciones bastante lujosas pero discretas, junto con algunas plantas en las esquinas.

    De lado derecho, sobre un par de escalones se alzaba una elegante cama enorme y bien decorada, realmente era digna de un millonario, supongo que es su lugar de descanso cuando no puede volver a casa debido al trabajo o reuniones de improviso.

    —Takano-san, el aspirante a secretario ya fue contratado, su nombre es Onodera Ritsu. Ya me he encargado de capacitarlo adecuadamente, tiene muy buenas habilidades, ya hemos firmado su contrato laboral. Con permiso, lo dejo con usted. —Tras presentarme ante el jefe el señor se retiró haciendo una leve reverencia y camino hacia la puerta y desapareció tras esta. El hombre frente a mi ni se inmutó.

    —Si. —No podía ver al presidente de la compañía, ya que su asiento se encontraba girado hacia la ventana, solo podía ver su mano, recargada en el respaldo y alzando una copa de vino.

    —Mucho gusto, mi nombre es Onodera Ritsu, a partir de ahora estaré a su cuidado, espero aprender mucho de este trabajo. Daré mi mayor esfuerzo y estoy a sus órdenes. —Me incliné frente a la silla, la cual aún seguía de espaldas a mí, mientras su ocupante parecía disfrutar de la vista frente a él mientras se llevaba la copa de vino a su rostro.

    —De eso no lo dudo. —Esa voz… De inmediato me paralicé.

    —Hola… —Finalmente la silla fue girada por su ocupante, revelando la imponente y elegante figura del hombre que había visto hace un par de meses antes, el color se me fue del rostro y sentí como todo lo que hice por huir de él fue completamente en vano.

    Permaneció sentado, esbozando una satisfactoria y arrogante sonrisa mientras giraba lentamente su copa alzada en su mano y las piernas cruzadas.

    Le dio un último sorbo, vendiéndose el resto y se puso de pie, comenzando a caminar hacia mí, por mi parte seguía congelado en mi puesto, no sabía que hacer, seguía sin creer ni procesar la gravedad de la situación.

    —Veo que has cambiado de parecer respecto a nuestro matrimonio… porque… has venido directamente a mí. —Sonrió victoriosos, parándose frente a mí, un escalofrió inmenso me recorrió la espalda hasta los pies, esa sonrisa, aunque era leve, denotaba autosuficiencia, satisfacción y arrogancia, me dio muy mala espina, pero no pude decir nada. Muy, muy tarde me di cuenta de mi error y que me había venido a meter a la boca del lobo por voluntad propia, que acababa de formar un contrato y que me vine a vivir a menos de una hora de quien me negaba a aceptar como marido.

    Continuará...

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿




  6. .
    Como les prometí, les traigo una edición y mejora (espero que eso sea) del capitulo 2, traté de apegarme un poco más a la personalidad tranquila y gentil de Takano, siendo más considerado y tímido, debido a que ninguno de los dos ha tenido experiencia en cuanto a la intimidad o relaciones sexuales, pues los hice un poco más cohibidos y torpes, espero que les guste esta nueva versión, si bien quisiera darle "ese" toque como caballeroso e inesperado que le di en la primera parte, es dificil, ya que, les repito, es basada y adaptada de un cuento diferente y es dificil tratar de captar la idea que tiene el autor original respecto a su personaje y adaptarlo a como me gustaría, no se si con más experiencia en lectura o algo pueda hacerlo, pero creo que estoy más satisfecha con esta versión, no quise poner 2da ronda porque, como les dije, son inexpertos y el cuerpo de Ritsu no lo aguantaría, hay que ser un poco más considerados con los dos, y aparte, no es solo sexo desenfrenado y pasional, sino una entrega entre ambos. Bueno espero que mi hard les haya gustado y no me haya quedado tan corta, sigo un poco oxidada y muchas palabras o la forma en la que redactaba está medio atrofiada y no encontraba del todo palabras adecuadas, pero creo que es bastante aceptable.

    Ahora voy a pensar la continuación porque mis ideas han cambiado un poco respecto a como lo haría para el 3er capitulo, solo que aún no se me ocurre nada, estos días estaré pensando en ello y de igual forma les voy a traer otro capitulo de "No le digas que lo quieres" he avanzado un poco con el, pero como va iniciando los capítulos no serán muy largos, poco a poco va a ir tomando forma y poniendose más interesante —a mi punto de vista —en cuanto a Reencarnación, como he estado avanzando con estos dos ultimos fics, no le he avanzado lo suficiente, sigo en las mismas 6 paginas de la ultima vez porque me he concentrado más en las otras 2 historias, y como verán, si han sido un poco largas, "No le digas que lo quieres" de 10 paginas, más las paginas que llevo desde el 12 de febrero y esta; "Un largo paseo hasta siempre" casi de 25 (tambien estaba en 0 paginas) porque mi docs se me borraron/perdieron de la lap) del 8 para acá si son un poco de paginas, había perdido práctica y ya no estaba acostumbrada a escribir tantas páginas tan seguido (a veces en una semana solo escribía una hoja) pero como ya me llegó la inspiración y motivación para seguir escribiendo, aquí me tienen, escribiendo las 3 historias al mismo tiempo.

    Bueno, espero que les haya gustado este capitulo, yo creo que el otro ya lo voy a borrar.

    Si tienen alguna queja, sugerencia o descontento, háganmelo saber, para tratar de mejorar, si dicen que el hard lo escribo muy largo pues, puede ser que si, hasta yo pienso lo mismo, no se si empezar a hacerlos más cortos, aunque sé que a ustedes les gustan mucho... Bueno, ahí me dicen que les parece, que no les parece, trataré de mejorar.

    Otra cosita, estoy pensando en subir mis historias a wattpad, solo que no estoy familiarizada con el foro y no se si sea dificil subir ahí caps o editarlos, o tengan un limite de palabras, me preocupa más que nada por la enciclopedia que es "Reencarnación" jajaja, casi la voy a subir como una saga XD, que dicen? la subo tambien ahí?. Bueno, eso es todo por ahora

    Zayo.

    ☆∧▶◀∧
    (๑・ω・๑)つ━☆・*。
    ⊂   ノ    ・゜+.
    しーJ  °。+ *´¨)
         .· ´¸.·*´¨) ¸.·*¨)
          (¸.·´ (¸.·'* ☆

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿

  7. .

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



    Capítulo 2: Transparente.

    Pov Onodera

    Después de un rato así, ocultando mi rostro entre su pecho, para evitar que viera mi rostro bañado en lágrimas, y rodeándolo con todas mis fuerzas temiendo que desapareciera si lo soltaba, acarició mi cabeza con suavidad y dulzura, enredando sus dedos entre mi cabello gentilmente.

    —¿Por qué es esto? —Preguntó con voz aterciopelada.

    —¿Por qué no lo dijiste antes? —Interrogué, mi voz salió entrecortada y temblorosa, sin atreverme a soltarlo o mirarlo a la cara, solo podía ocultar mi rostro entre su pecho mientras más lagrimas bajaban de mis ojos.

    —No sabía que te quería, pero siempre lo supe muy claramente. —Contestó con tranquilidad sin dejar de acariciar mi cabello y acercando más mi cuerpo al suyo, trasmitiéndome su calidez

    —No lo sabía, pero siempre lo supiste… ¿Qué se supone que significa eso? —Me reí un poco divertido debido a su inusual respuesta, era una respuesta digna de él.

    —Justo lo que significa. ¿Qué hay de ti? —Preguntó abrazándome protectoramente, rodeando mi espalda con sus fuertes brazos, hundiendo su rostro en mi cuello y aspirando suavemente.

    —Yo siempre lo supe… —Confesé seguro y mientras mis mejillas se calentaban debido a la vergüenza.

    —Ritsu… —Musitó con esa voz gentil y aterciopelada que se combinaba perfectamente con el sonido de las hojas entre los árboles. Ese tono de voz, ronco, profundo, pero sumamente tierno generó una agradable corriente eléctrica que recorrió mi estómago, Tomó mi rostro entre sus manos y lo levantó ligeramente para que lo mirara. Sentí sus labios posarse sobre los míos una vez más, un beso dulce y suave.

    Me aferré más fuerte con timidez a la tela de su camisa, nervioso, aún no sabía si había tomado la decisión correcta, pero no podría permitirle irse, no después de lo que hizo por mí y saber que siempre estuve en su corazón me hacía tan feliz que creía que podría morir de tanta dicha.

    —¿Que va a pasar ahora? —Interrogó después de separarnos, pero envolviéndome gentilmente en sus brazos, mientras yo recargaba mi cabeza contra su pecho y el enredaba sus dedos entre mi cabello. Sentía las mejillas calientes, mi cabeza me daba vueltas y los oídos me zumbaban, pero eso no evitaba que escuchara sus fuertes y acelerados latidos.

    —¿Ritsu?... —Ah, no digas mi nombre de esa forma. Sentía que me derretía cuando me llamaba utilizando ese tono casi de súplica, su voz tan suave como el viento. Tragué saliva.

    —No se… Solo… no quiero que te vayas otra vez. —Confesé sintiendo como mi rostro se incendiaba, pero aun así no dejaba de agarrar fuertemente su camisa.

    —No lo haré si tú me lo pides… Haría cualquier cosa por ti. —Aseguró, pude sentir como suavemente presionaba más mi cabeza contra su hombro y cuello, hundiendo levemente su rostro, mi cintura era rodeada con firmeza, pero aun así lo hacía de tal forma que me sentía protegido, cálido.

    —Te esperé por mucho tiempo… —Repuse casi con la voz quebrada, tratando de contener el llanto y la nostalgia ante la tristeza que me hacía sentir volver a pensar en esos años sin él.

    —Lo sé, lo siento mucho… Perdóname por favor. —Rogó de nuevo, aspirando con suavidad el aroma de mi cabello, las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas, aún rojas por la vergüenza, ¡maldición! Estaba tan feliz, al fin estaba entre sus brazos y no quería salir de ellos jamás.

    —¿T-Te quedarás? —Pregunté balbuceante, sintiendo la cara aún más caliente. Agradecía que no pudiera ver mi rostro en este momento así no se daría cuenta de lo sonrojado que estaba.

    —Solo si tú me lo pides. —Insistió con una leve sonrisa en sus labios, mirándome directamente, ese hermoso color miel de sus ojos y ese brillo cargado de dulzura derribó todas mis dudas y temores.

    —Dilo… —Acunó mi rostro entre sus manos, acercando lentamente su rostro al mío. Mirándome suplicante.

    —Quédate… conmigo… —Supliqué con la voz quebrada debido al llanto, el cual se había identificado, causando que más lagrimas recorrieran mi rostro, me aferré a su cuello y lo besé. Me correspondió enseguida, el beso se intensificó un poco, nuestros labios se movían algo apresurados, si no moría de la vergüenza, moriría de la felicidad, ya no me importaba el compromiso, solo quería estar a su lado.

    Sus brazos me rodearon con poderío, apegándome más a su cuerpo, sentirlo finalmente junto a mi cuerpo, su aroma tan varonil, la calidez de su cuerpo y la suavidad de sus labios, lograban que la temperatura en mi sistema se elevara inevitablemente. Era el primer contacto intimo que tenía con alguien y mi cuerpo empezaba a reaccionar naturalmente.

    Me crispe y tensé al mismo tiempo que sentí su lengua lamer mis labios, me causó un placentero cosquilleo, pero a la vez me sorprendió, por lo que cerré fuertemente mis labios.

    —Perdón, ¿te incomodé? —Se separó algo preocupado por haber cruzado los límites.

    —N-No. Solo me tomaste por sorpresa… nunca había besado a nadie... Solo a ti —Confesé algo apenado por ello, pero noté como de inmediato un ligero brillo en sus ojos se hizo presente, lleno de emoción y al mismo tiempo dibujaba casi una imperceptible sonrisa en su rostro.

    —Entonces, ¿Puedo hacerlo de nuevo? —Preguntó pegando su frente contra la mía, aún con esa encantadora sonrisa y ese tono urgido pero suplicante sentía que mi corazón se derretiría de inmediato. Asentí con la cara roja y bajando la mirada a su pecho, sentí que desfallecería si lo miraba a los ojos. Se acercó de nuevo y me besó una vez más.

    —No tienes que apretar tus labios. —Sugirió a milímetros de mis labios después de volver a romper el contacto, con un extraño brillo en sus ojos y sus mejillas tenuemente rojas pero esa mirada suplicante y a la vez obscurecida por un extraño deseo interior.

    —¡Ah, lo siento! perdón, intentémoslo otra vez. —Abrió los ojos, sorprendido y su sonrisa se hizo aún más grande que antes, eran pocas las veces que lo había visto sonreír de una manera tan plena y encantadora como esa. Soltó una leve risita risueña y genuina.

    —Todas las veces que quieras. —Accedió. Ante sus palabras mi cara volvió a encenderse furiosamente y de nuevo sus labios se sellaron contra los míos, esta vez hice menos presión en ellos. El corazón me latía con tanta fuerza cuando su lengua, de forma un poco lenta terminaba de delinear mis labios y pedía entrar a mi boca.

    no pude evitar empuñar fuertemente la tela sobre sus hombros al sentir como se abría paso lentamente en mi cavidad, mi cuerpo se sentía cada vez más y más caliente y una vergonzosa e incómoda presión se hacía algo dolorosa entre mis pantalones.

    Me apegó aún más a su cuerpo cuando nuestras lenguas se juntaron, solté un leve respingo en cuanto la sentí, pero traté de seguirle el ritmo, movía su lengua despacio, rodeando la mía e incitándome a una lenta y dulce danza.

    El sabor de su boca me embriagó de inmediato, intoxicándome y haciéndome adicto a ese sabor a menta, podía sentir sobre mi cadera su mano, temblando y sudando, humedeciendo ligeramente mi ropa y mi piel. Masamune al igual que yo, estaba nervioso, aun así, no rompimos el beso, al contrario, seguimos con él, nuestras lenguas se acariciaban cada vez con más seguridad y confianza.

    Me colgué un poco más de su cuello a medida que el beso se intensificaba, parándome de puntitas, sentí como sus manos se paseaban por mi espalda, algo ansiosas e insinuantes. Poco a poco el deseo en ambos fue subiendo de nivel, quería ir más allá, había esperado tanto que ahora me era imposible contenerme o tener paciencia.

    —¿Quieres que me detenga? —Preguntó algo preocupado, pero aun jadeando un poco apresurado después de separarnos, solo pegando nuestras frentes. El deseo en sus ojos era evidente, pero aun así trataba de contenerse, no sé si el color en sus mejillas era por vergüenza o por el calor que también comenzaba a subir, junto con un excitante cosquilleo, pero la forma en cómo me estaba mirando me estremecía y al mismo tiempo encendía algo dentro de mí.

    —No. —Contesté, quizá con la misma mirada que él, sus ojos dilatados y ennegrecidos por la lujuria me hacían sentir como una pequeña presa que sería devorada en cualquier momento y eso quería, aunque tenía miedo.

    Ante mi respuesta su cuerpo reaccionó de una forma un tanto peculiar que me hizo pegar un salto y dirigir mi mirada hacia eso que sentí cerca de mi vientre. De inmediato se dio cuenta y se separó de mí, con la cara roja y cubriendo con sus manos esa zona.

    —L-Lo siento, no pude evitarlo, Yo solo… —Se disculpó sumamente apenado y algo angustiado, el color rojo en toda su cara se hizo presente mientras intentaba cubrirse su ya muy notorio problema. Yo seguía estupefacto como una estatua, lo que había sentido me dejó congelado del asombro, estático, por mi mente pasaba lo que sentí; era grande y estaba muy caliente.

    —¿Ritsu? —Me miró algo asustado y arrepentido, temiendo haberme asustado.

    Pero mi mente aún seguía estancada en el recuerdo del tacto de su “eso” contra mi abdomen, por excitación, instinto y lujuria, reaccionó de la misma manera y mi miembro se levantó de igual forma al imaginar el de él, su cuerpo desnudo, lo ardiente que estaría al entrar.

    —¿Eh? ¡¿Ehh?! ¡¿Por qué yo-?! —Imité su acción y de inmediato me cubrí con mis manos, girando mi cuerpo hacia un lado, Dios, solo quería que la tierra me tragara y de inmediato caí en cuenta de lo gracioso de la situación y al parecer Masamune igual

    Los dos volteamos a ver, aún rojos, apenados y a la vez divertidos por el giro inesperado que dio todo esto, ambos soltamos a reír sonoramente, los dos habíamos comprendido que reaccionamos del mismo modo porque nuestros cuerpos ansiaban algo y lo comunicaban de formas peculiares y vergonzosas, pero el deseo era mutuo, no había duda de ello. Nos volvimos a acercar al otro mientras nos abrazábamos, aún con la cara roja y tratando de calmar nuestras risas

    —Maldición, esto es tan vergonzoso. —Se quejó mientras recargaba su cabeza contra la mía, su voz frustrada y avergonzada me sorprendió, pero pude percibir un toque de felicidad en ella.

    —Jejeje, tienes razón. —Concordé con él abrazándolo más fuerte.

    —¿Me dejarías hacerlo Ritsu?... ¿puedo tenerte? —Preguntó pegando su frente contra la mía, esa mirada suplicante y dulce, esperando mi respuesta con expectación.

    Asentí con la cara más roja que nunca, mirando nuevamente al suelo, el césped verde y fresco quedaba debajo de nuestros zapatos junto con las hojas secas de los árboles.

    —Si. —Apreté de nuevo su camisa por la espalda, besó mi frente con ternura antes de volver a besarme de forma apasionada, ardiente, deseosa y desesperada. Pero a pesar de sus besos apasionados, aún lo sentía un poco inseguro e inexperto, al igual que yo, pero eso no me importaba, al contrario, los dos íbamos a aprender adecuadamente como hacerlo con la práctica. Le correspondí siguiéndole el ritmo a duras penas, su lengua entraba con hambre en mi boca, de vez en cuando mordía mis labios de forma sensual e incitadora, sentía la cabeza dándome vueltas por el calor de la situación, sentía que no iba a aguantar más.

    Nos separamos, yo aún con la cabeza entre las nubes, dándome vuelta y haciéndome sentir entre mareado y en un sueño.

    Me tomó de la mano y ambos comenzamos a correr algo apresurados hacia la casa. Ya que Masamune iba delante de mí, podía ver en su rostro una sonrisa encantadora y de inmensa dicha, era la primera vez que lo veía tan feliz, tan pleno.

    Mi corazón latía con fuerza contra mi pecho, escuchaba fuertemente sus latidos en mi oído, junto con el crujir de las hojas bajo nuestros pies y el aire, golpeando las copas de los árboles, meciéndolos de un lado a otro. El sol ya se había puesto.

    Al llegar a casa de repente el nerviosismo creció en ambos, sabía lo que se venía y aunque lo deseara con todas mis fuerzas, no podía evitar sentirme sumamente nervioso y asustado. He de decir que estaba comenzando a dudar si estaba bien continuar o no, pero no me arrepentía, y quería hacerlo.

    Al entrar en la sala ambos estábamos muy nerviosos y de cierta forma era incómodo, ¿cómo podría decirle que fueranos a mi habitación? ¿No sería eso demasiado directo? ¿debería primero prepararle algo de comer? ¿Dejar que se dé un baño antes? No, cuando llegó recién parecía que acababa de darse una ducha.

    Volvió a besarme, inesperadamente, un beso repentino, pero dulce, probando una vez más mis labios, acunaba mi rostro entre sus manos, se sentían tan cálidas y gentiles.

    —¿Ritsu, estás seguro de esto? —Me preguntó después de separarse, su mirada expectante, un tanto suplicante, pero a la vez decidida. Cualquiera de las opciones, él lo aceptaría, pero yo ya no tenía más dudas.

    —Si… —Asentí con los ojos fuertemente cerrados y la cara aún más roja que nunca. Mi corazón latía tan fuerte que sentí que en cualquier momento explotaría dentro de mi pecho. No supe ni como o en qué momento, pero ya estábamos en mi habitación, estaba recostado sobre la cómoda cama, lo único que estaba en mi cabeza eran las sensaciones ante su tacto y su cercanía, sentía el calor de sus manos recorrer mi piel, su cálido aliento chocando entre jadeos contra mi rostro o mi cuello, la calidez envolvente y agradable que se desprendía de su cuerpo.

    Sus besos, inexpertos pero impacientes, subían de intensidad, arrancándome jadeos y suspiros satisfechos, torpemente mordía mis labios con hambre, de vez en cuando succionándolos o lamiéndolos, trataba de dejarme llevar por sus caricias un poco demandantes sobre mi ropa.

    Aun así, podía ver el miedo y nerviosismo en entre el hermoso color de sus ojos, me reí ante la ternura y gracia que me dio ver sus dedos temblorosos desabotonando mi camisa, pero de inmediato una corriente eléctrica y placentera me hizo estremecer y soltar un leve jadeo cuando sus labios se posaron sobre mi cuello, besándolo con ternura, tratando de aguantar y reprimir sus impulsos para no apresurarse y dañarme.

    Sus hermosos orbes de color ámbar lucían nublados por la lujuria y miedo, miraban directamente sus manos o lo que había frente a ellas dudando si tocarme directamente o no, vi como tragó saliva con dificultad y el sonrojo crecía en sus mejillas.

    —¿Masamune…? —Lo llamé algo preocupado por su expresión dudosa, de inmediato salió de sus pensamientos.

    —L-Lo siento, estoy muy nervioso, tengo miedo de hacerte daño. —Confesó apenado y con algo de frustración en su expresión, mientras acariciaba dulcemente mi rostro con una de sus manos, pasando su pulgar por mi mejilla, apreciándome y acariciando mi rostro, el cual de inmediato se sonrojo aún más. ¡Diablos! Sentía que me derretiría de ternura ante lo caballeroso y atento que estaba siendo conmigo.

    —N-no lo harías. —Aseguré balbuceante, no por dudar de su palabra, sino por lo nervioso y avergonzado que me ponían sus palabras y acciones, pero tratando de transmitirle seguridad y confianza, puse mi mano sobre la suya, que aún seguía acariciando y sosteniendo mi rostro.

    —Dime si algo te incomoda o no te gusta, me detendré de inmediato. —Pidió pegando su frente contra la mía, la luz de la luna que entraba por la ventaba iluminaba su rosto, haciéndolo lucir aún más apuesto.

    —S-Si, confío en ti. —Aseguré y este fue la señal para darle permiso que hiciera lo que quisiera conmigo, dándole luz verde a que desatara sus instintos y deseos internos. Nos volvimos a besar de forma demandante, rodeé su cuello con ambos brazos y enredaba con ansia mis dedos entre su sedoso cabello negó.

    Su mano aun temblando, empezó a acariciar mi piel, la calidez de sus manos de inmediato me hizo sentir una corriente eléctrica, involuntariamente gemí entre el beso, cosa que lo animó a que sus manos continuaran con su descubrimiento, acariciando con anhelo mi cuello y las yemas de sus dedos se pasearon por mi piel, bajando poco a poco, torturándome mientras mi espalda se arqueaba ante las desconocidas sensaciones de sus caricias.

    —Mnhh mhmmn… —Su mano siguió bajando hasta mi pecho, donde una sensación electrizante recorrió desde ahí todo el camino por mi estómago, vientre y entre mis piernas, las cuales apreté por reflejo, tratando de contener y evitar que mi excitación se desbordara antes de tiempo.

    —¡Mmm! ¡Nhhh! —Su pulgar empezó a jugar con uno de mis pezones, sobre mi ropa, de inmediato sentí la necesidad de gemir sonoramente, pero el intenso beso no se rompía, ambos respirábamos rápido y agitados, demandando más oxígeno, pero sin la intensión de romper el contacto. Mis dedos se clavaron instintivamente en su espalda, logrando que le arrancara a cambio un erótico jadeo ahogado.

    Eso me animó a tocarlo yo también. Justo como lo había hecho el antes, mientras nos besábamos yo desabrochaba los botones de su camisa oscura, estaba tan nublado por la lujuria que creo que no le tomé mucha importancia a la vergüenza, todo lo que quería era tocarlo, sentir lo caliente de su piel contra la mía…

    —Ahha —Sus besos de nuevo bajaron a mi cuello, succionando con deseo mi piel y lamiéndola, arrancándome sonoros gemidos vergonzosos, no pude evitar que mis manos pasaran debajo de su ropa en un intento por aferrarme a él, una sensación electrizante y placentera recorrió todo mi cuerpo al sentir su cálida piel contra la mía, sentía como mordía con deseo mi piel, desesperado, pero no de una forma que me lastimara o desagradara, al contrario, mi cuerpo respondía tan bien que no pude evitar que mi espalda se arqueara y retorciera a cada rato.

    Sentía entre mis piernas como me comenzaba a humedecer, tanto por enfrente como por detrás, la impaciencia comenzaba a crecer en mi junto con la codicia de que me brindara más mas de él, más de esas sensaciones tan deliciosas y placenteras.

    — Ahnng ¡Masamune! —Gemí su nombre cuando, sin querer su rodilla presiono mi miembro, ya sumamente erecto, demandando atención y liberación.

    La lujuria y el deseo crecían junto con el miedo de ver que poco a poco las cosas estaban escalando, cada vez más lejos y aunque no quería que se detuviera, tenía miedo por el final, en la mañana estaba sentado en mi sofá planeando la boda, ¿Quién iba a imaginar que por la noche terminaría haciendo esto con mi mejor amigo? El mundo sí que da muchas vueltas y pasan cosas que jamás esperaste que ocurrieran. Sabía que después de esta noche, las cosas cambiarían drásticamente a como las tenía planeadas, pero eso no me molestaba para nada.

    De la nada y quizá animado por la forma en como su nombre salió de mis labios, sus besos fueron bajando poco a poco por la piel de mi cuello, probando y saboreando todo a su paso, de la nada y sin que yo me lo esperara, comenzó a lamer uno de mis pezones, lo delineaba con lentitud y detenimiento, rodeándolo y mordiéndolo suavemente, las placenteras corrientes eléctricas me recorrían hasta los pies cada que las sentía.

    —¿Quieres que me detenga? —Preguntó separándose un par de centímetros de mí ya erguido pezón, pero su aliento seguía chocando contra mi piel, logrando que la piel se me enchinara y un agradable escalofrió recorriera desde mi estomago hasta mi sistema entero.

    Negué totalmente avergonzado y mordiéndome los labios para evitar que más vergonzosos sonidos salieran de mi garganta. Las ansias en mi interior me demandaban atención mientras sentía como la erección caliente y dura de sus pantalones se rozaba descaradamente y de forma involuntaria contra una de mis piernas.

    —Mhhgg… Masamune, ya no puedo… —Suspiré suplicante, sintiendo como la incomodidad entre mi pantalón era tanta que ya era doloroso y casi insoportable. De inmediato se dio cuenta a que me refería y el terror invadió otra vez su mirada, volvió a tragar saliva con dificultad mientras un notorio carmín se iluminaba en sus mejillas.

    El sudor comenzaba a caer por su frente, haciendo que su sedoso cabello negro se pegara a esta, dándole una apariencia más sexy mientras se quitaba la camisa, dejándome ve su bien trabajado abdomen, sus anchos brazos y ese perfecto torso masculino.

    Inconscientemente me relamí los labios para después morderlos con deseo, ¡Dios! Era tan perfecto, quería tocarlo, quería poseerlo y que me tomara, lo quería todo de él.

    —Masamune… —Jadeé implorante y deseoso debajo de el

    —¿Estás seguro de que quieres continuar? —Volvió a preguntar mientras mantenía una mano en el aire, arriba de mis pantalones, esperando mi respuesta por si aún estaba dudoso de seguir hasta el final. Lo pensé por un momento, pero su torso desnudo, su cabello ligeramente alborotado y esa expresión deseosa inclinaba bastante la balanza, la lujuria, la pasión y la curiosidad iban ganando cada vez más contra mi cordura.

    —Si, solo… hazlo despacio… —Susurré en una petición, volteando el rostro hacia otro lado, mi pelo me ayudó a ocultar mi apenada mirada de la suya, que podía percibirla expectante e intensa, tratando de examinar y grabar en su memoria cada detalle. Escuché como sonoramente tragó saliva y volvió su mirada hacia abajo.

    Su mano temblorosa y dubitativa se dirigió a mis pantalones, los cuales agarró desde arriba, a lo que yo pegué un brinco de la sorpresa, aunque ya esperaba que lo hiciera, fue inevitable soltar un respingo y comenzar a temblar de nuevo ante el nerviosismo y miedo que empezó a crecer cada vez más dentro de mi estómago.

    Él lo notó, pero trató de tranquilizarme con tiernas caricias y repartió besos en todo mi rostro. Sentí como su mano, un poco insegura se posó sobre el cinturón de mi pantalón y comenzó a desabrocharlo, despacio, tranquilo y con lentitud, mientras yo me dejaba llevar por sus caricias, besos y su agitada respiración junto con los casi imperceptibles pero constantes latidos, no sabía si eran los míos de él pelinegro sobre mí.

    Cerraba los ojos con fuerza para tratar de contener mi vergüenza, mientras escuchaba como el cierre de mi pantalón iba bajando y delicados roces en mi erección me hacían soltar jadeos profundos, los cuales traté de contener.

    —Ritsu —Volvió a susurrar contra mi oído, repartiendo besos en mi cuello y hombros, mordiendo tiernamente. Mordía mis labios para callar esos vergonzosos sonidos que salían de ellos y apretaba con fuerza las sábanas entre mis manos, esperando que con ello el nerviosismo y la tensión se disiparan.

    —¡Ahhaa! —Jadeé sonoramente cuando sentí su palma acariciarme sobre mi ropa interior, me llevé ambas manos a la boca de inmediato para evitar seguir gimiendo, sentía la cara tan roja, solo podía pensar en lo bien que se sentía su mano, la cual, con mucho cuidado comenzó a bajar y a subir sobre la tela, nada más acariciando.

    ¡Joder! Se sentía tan bien. Me mordí los labios, aún más fuerte, pero no podía evitar que

    Su mirada de completa devoción y expectación me miraba atento, capturando cada detalle en su mente, mis expresiones, las reacciones involuntarias de mi cuerpo mientras era azotado por uno que otro espasmo placentero.

    Entonces se levantó de nuevo y con suma delicadeza fue bajando por completo mis pantalones junto con mi ropa interior, si antes sentía mi cara roja y caliente, ahora estaba seguro que en cualquier momento me desmayaría por la temperatura elevada que sentía en todo mi cuerpo, a tal punto que me sentía abrumado.

    —Eres hermoso… —Aseguró en un suspiró con un leve jadeo encantado y asombrado, recorriendo todo mi cuerpo desnudo ante él, junté las piernas mientras trataba inútilmente de taparme con una de mis manos y la sábana, mientras que con la otra cubría mi rostro para evitar que me mirara. Creí que moriría de la vergüenza en cuanto escuché a Masamune decir esas palabras.

    —Realmente eres muy hermoso. —Volvió a rectificar mientras lo sentía situarse entre mis piensa y abrazarme fuertemente, hundiendo su cabeza entre mi cuello y hombro, aspiró con profundidad mi aroma, el tono de su voz se escuchaba tan conmovido y feliz, casi al borde del llanto.

    —Te amo Ritsu, te amo. —Sentir como sus brazos me rodeaban con tanto cariño y afecto, me hizo sentir tan cálido, tan protegido. Lo volví a besar, con cariño, entrega y pasión, mordiendo sus labios, me correspondió con la misma intensidad que yo, de inmediato sentí su lengua delinear mis labios y luego los mordió con hambre, para después ingresar su lengua caliente y resbaladiza hasta rodear la mía.

    —¡Mnnff! ¡Mmm! —Sentí como su mano se posó sobre mí ya despierta erección, la cual la sentía ya demasiado húmeda y se alzaba orgullosa exigiendo atención inmediata, la cual el ojiavellana no dudó en brindársela. Su mano me rodeó con firmeza, una vez más tragó saliva y vi como una gotita de sudor cayó de su frente hasta mi vientre.

    —¡Nhhggg! ¡Ahhaa! ¡Haah! —Mi espalda se crispó de inmediato, arqueándose violentamente sobre la cama, mi cuerpo tembló de inmediato al contacto. Sin querer mordí levemente el labio del pelinegro, quien no cesó de sus demandantes besos.

    —Estás demasiado mojado… —Expresó con asombro y ese toque ronco de lujuria y pasión contenida que te hizo estremecer una vez más. Sus ojos no se despegaban de lo que estaban haciendo sus manos, observando y luego recorriendo todo mi cuerpo hasta mi rostro para examinar mis expresiones.

    —E-Es por ti… —Contesté a duras penas, perdiendo poco a poco la cordura ante sus placenteras caricias sobre mi miembro, su cálida mano envolvía placenteramente mi erección, subiendo y bajando, logrando que sudara de placer mientras me retorcía debajo de él, jadeaba con dificultad, tratando de recuperar el aliento, pero enseguida me era arrebatado de nuevo por sus atrevidas y libidinosas caricias.

    —¡Nh! —Vi como frunció el ceño en una mueca entre desesperada y dolorosa mientras soltaba un ronco y profundo gruñido, me di cuenta de lo peligroso de mis palabras en estos momentos para él. Se mordió los labios, ansioso. Su mano se movió un poco más rápido sobre la extensión de piel, aumentando la velocidad. Por inercia eché mi cabeza hacia atrás ante el placer creciente en mi cuerpo y mis manos sujetaron arriba de sus muñecas, aferrándose con fuerza mientras soltaba más gemidos sonoros que resonaban por la habitación.

    —E-Espera. —Le pedí algo asustado al sentir una extraña sensación, me aterré de inmediato y traté de cerrar mis piernas, de inmediato hizo caso a mi petición y me soltó.

    —Lo siento, ¿Estás bien? ¿Te lastimé? —Preguntó un tanto preocupado mientras me examinaba alarmado, creyendo que me había hecho daño. Por mi parte jadeaba agitadamente, tratando de recuperar el aliento a duras penas, tratando de regularizar mi respiración y el acelerado ritmo en mi pecho.

    —No, no es eso, solo que, siento que necesito un respiro. —Contesté apenado y aún jadeante. Tenía miedo de las reacciones de mi cuerpo. Poco a poco mi respiración se iba regularizando, pero el deseo por el seguía ahí, me incorporé sobre la cama.

    —¿Tú estás bien? —Pregunté acercándome lentamente hacia él, a pesar de que tenía mis mejillas rojas y aún me sentía un poco abrumado, pero quería que él se sintiera tan bien como yo, solo que no sabía cómo decírselo, era muy vergonzoso, me miró un poco confundido, talvez preguntándose si yo estaba preocupado de que el también necesitara un respiro o estuviera abrumado, al no captar la dirección de mi pregunta bajé mi mirada hasta su apretado pantalón, denotando un enorme bulto entre este, de inmediato sus mejillas se tiñeron levemente y cayó en cuenta a lo que me refería.

    —Ah, sí, lo siento, puedo esperar hasta que estés listo. —Se cubrió nerviosamente, sacando a relucir esa actitud tímida y distante que lo caracterizaba. Pero yo quería cumplir una de mis más grandes fantasías, principalmente la que se me cruzó por la cabeza cuando apareció esta mañana en mi puerta, con esa camisa oscura que le llegaba un poco más abajo del codo y se ajustaba perfectamente a sus brazos, el pantalón militar y ese cuerpo tonificado y marcado varonilmente.

    —¿P-Puedo intentarlo? —Pregunté con tono implorante, mirándolo un tanto urgido y deseoso de que me dejara, pero a la vez sumamente apenado por mi extraña e insinuante petición. Abrió los ojos, sorprendido y sus mejillas tomaron un color más intenso de rojo, pude ver como sus orbes avellanas obtenían un brillo de lujuria y a la vez sorpresa y duda. Miró el doloroso e incómodo bulto entre sus pantalones y luego regresó ligeramente la mirada a mi dirección, lo veía que dudaba.

    Pero la curiosidad y deseo fue más fuerte. Asintió un poco nervioso y apenado, mi corazón palpitó fuertemente contra mi pecho, acelerándose furiosamente. Masamune un poco dudoso aún se sentó del otro lado del colchón, situando sus piernas a cada lado y abriéndolas lentamente mientras se recargaba en sus codos, aun así, su penetrante y lujuriosa mirada no se despegó de mí, estaba atento a cada uno de mis movimientos, su mirada intensa me hacía sentir escalofríos por todo mi cuerpo. Me incorporé totalmente frente a él y acerqué tímidamente mi mano hasta su pantalón, oh no, yo también estaba temblando un poco.

    —No tienes que hacerlo si no quieres Ritsu. —Sugirió, aunque ese tono que utilizó denotaba que estaba ansioso y realmente lo quería.

    —Q-Quiero hacerlo. —Le respondí al fin posando mi mirada en la suya. Sus ojos ennegrecidos por el deseo contenido de tantos años empezaba a reflejarse en su mirada, pero aun así se veía un poco temeroso, lo veía como en una especie de trance, sus ojos dilatados, mientras jadeaba levemente, a pesar de eso, su intensa y penetrante mirada no se despegó ni un momento de mí, siguiendo todos y cada uno de mis movimientos.

    La escena frente a mí era una imagen tan irresistible, su torso desnudo que se expandía y se contraía ante su respiración, sus marcados brazos y esa placa que colgaba de su cuello esa pose incitadora, con el pantalón remarcando su prominente erección y su cabello alborotado, algunos mechones pegados a su frente. Era tan excitante. Se veía tan varonil y masculino.

    Finalmente, mis manos llegaron hasta sus pantalones militares, los cuales desabroché con algo de trabajo debido al nerviosismo, pero aun así no me detuve. Soltó un jadeo profundo cuando mi mano sin querer tocó esa zona, una corriente eléctrica viajó desde mi mano hasta el resto de mi cuerpo, se sentía tan caliente y tan dura.

    —¡Nhhg! —Frunció el ceño soltando un ronco gruñido, entrecerrando los ojos cuando mi mano empezó a acariciar sobre la tela, mis movimientos y caricias eran torpes, no sabía muy bien que hacer o como debería tocarlo, por lo que solo pasaba la palma de mi mano arriba y abajo, intentando recordar como él lo había hecho conmigo.

    —Ritsu… —Jadeó cuando trazaba líneas de arriba hacia abajo con la punta de mis dedos, noté como se estremeció y cerró los ojos instintivamente. La forma en que susurró mi nombre hizo que ganara confianza poco a poco, animándome a continuar y a intentar llegar a otro nivel, mis manos aún temblaban, pero seguían tratando de cumplir con su tarea.

    —¡Nhhmf! Mhmm —Se volvió a crispar, esta vez con la yema de mis dedos delineaba círculos alrededor de la punta de su ya húmeda erección, mojando la tela de sus pantalones, cuando mi dedo se separó de ahí un fino hilo se quedó en la yema de mi dedo, con forme alejaba un poco mi mano, este se estiraba hasta que se rompió. Masamune intentó cerrar un poco sus piernas y sus mejillas se colorearon de nuevo ante las reacciones de su cuerpo.

    Quería probarlo, desde que lo vi frente a mi puerta con ese fornido cuerpo, ese deseo se quedó clavado en mi cabeza y ahora tenía la oportunidad de cumplirlo, tragué saliva sonoramente antes de bajar levemente su bóxer de color gris oscuro, revelando aún más humedad en la tela. Escuchaba sus jadeos a lo lejos, respiraba un poco agitado, pero no me atrevía a voltear a verlo a los ojos, sentí que me moriría de la vergüenza, pero mis bajas tentaciones estaban nublando mi mente.

    Bajé lo más que pude su bóxer lo más que su pantalón me lo permitió, rebelando al fin su intimidad, enorme, alzándose orgullosa y gruesa frente a mi rostro, múltiples sensaciones azotaron mi estómago, desde un inmenso deseo, calor, hasta asombro y miedo, ¿r-realmente podría caber todo eso? Dudaba siquiera que pudiera entrar por completo en mi boca.

    —P-Parece doloroso… —Comenté acercando mi mano tímidamente y volteando a mirarlo, su mirada nublada y oscurecida por el deseo y lujuria me causó un intenso escalofrió, aunque aún seguía con un toque de vergüenza y miedo. Regresé mi mirada a su ya palpitante erección, la cual estaba dura como roca y sumamente mojada, la punta brillosa y rosada me estaba incitando a probarla, no sabía si hacerlo de inmediato, o sería demasiado repentino para él, para los dos, no tenía experiencia en nada parecido, lo que venía lo había leído en una revista accidentalmente mientras fui un día a la librería y me topé con una de esas extrañas revistas de “como complacer a tu pareja”.

    Lo primero que tenía que hacer era acariciarlo un poco con mis manos, agarrándolo de forma gentil pero firme, eso ultimo dudaba en lograrlo, debido a que sentía mis manos temblar casi de forma imperceptible y sudando un poco.

    —¿P-Puedo tocarte? —Aunque mi intención era que mi voz saliera un poco segura, esta salió temblorosa, tímida y baja, haciéndola sonar como una súplica, la mirada de Masamune se intensificó mientras su erección palpitaba necesitadamente y soltó un sensual pero tierno gruñido, volviendo a entrecerrar los ojos.

    Asintió con algo de dificultad, tragando sonoramente otra vez y su rostro tenuemente enrojecido, en su frente aún se le pegaban algunos mechones de cabello.

    Tras su permiso acerqué de nuevo mi mano hasta agarrar su entrepierna, jadeó sonoramente mientras cerraba los ojos con fuerza y su cuerpo se crispaba. Por mi parte en cuanto la sentí en la palma de mi mano, una corriente eléctrica me invadió de nuevo, recorriendo mi cuerpo hasta mi entrepierna, mandando una dolorosa señal.

    —Hhmm… ¡Mhnn! ¡Ahaa! ¡Haa! —Jadeaba con los labios levemente separados, regalándome incitantes y sensuales gemidos a cambio cada que subía o apretaba un poco más, logrando que su cuerpo temblara levemente ante los estremecimientos de las placenteras sensaciones brindadas por mi mano.

    No sabía que más hacer, más que subir y bajar y de vez en cuando acariciar la punta con mi dedo pulgar e índice, lubricándolos sorprendentemente para seguir con mi acción, la respiración y leves gruñidos del pelinegro iban acelerándose, notaba como más frecuentemente cerraba los ojos y fruncía el ceño, relamiéndose los labios una y otra vez, mordiéndolos de vez en cuando, complacido.

    Esas reacciones tan eróticas y extasiadas me encantaban y quería que me regalara más de ellas, por lo que ya cegado por mis deseos bajé mi rostro hasta estar frente a su prominente y caliente erección. De inmediato se alarmó y trató de alejarme, quizá en un reflejo ante la sorpresa inesperada de mis intenciones.

    —No tienes que hacerlo... Eso... —Comentó con voz profunda y ronca, visiblemente afectada por el placer.

    —Pero… quiero hacerlo. —Aseguré con un leve puchero de súplica y timidez. Dudó un poco, debatiéndose en su cabeza si dejarse caer ante la enorme tentación ante el placer o mantener su cordura lo más que pudiera, asintió un poco inseguro. Una inmensa emoción y excitación recorrió todo mi cuerpo, mis labios se acercaron hasta su miembro y de inmediato pude sentir la calidez emanar de ahí, mi respiración chocando contra su piel.

    —¡Ahhnn! Mhhh —Al instante escuché como soltó el aire de sus pulmones a la par de un erótico gemido, pude notar como ambas manos se cerraron en forma de puños entre mis sábanas, tratando de disipar un poco la frustración y las ansias. Sus piernas se crisparon levemente. Inmediatamente percibí entre mis labios lo caliente de su erección, junto con lo húmeda y salada de esta.

    —¡Nhggg! —Le di una pequeña lamida lenta y eso lo hizo soltar un gutural jadeo ronco, intentó morderse los labios, tratando de regularizar su respiración y calmar su mente, pero sus intenciones eran frustradas con forme le brindaba más caricias con mi lengua a su virilidad, la sentía tan caliente contra mi lengua, palpitante y húmeda, poco a poco bajaba más y más haciéndolas más largas hasta que llegué a la base y subía a la punta tímidamente, a pesar de que no estaba haciendo gran cosa más que lamiendo, Masamune se veía sumamente afectado, luchando en su cabeza por mantener el poco autocontrol que le quedaba y resistir un poco más.

    —Ahhaa haa haa —Sus ojos miel se abrieron de nuevo y me miraron directamente, podía ver el fuego en ellos, con el ceño levemente fruncido y arqueado hacia arriba, y sus labios levemente abiertos, jadeantes, el corazón me dio un vuelvo, esa expresión de infinito placer hizo que algo en mi interior se contrajera y mandara otra dolorosa señal a mi urgida y necesitada erección y no solo a esta.

    —¡Mhhnf! —Esto me animó a que de una vez por todas lo metiera de lleno en mi boca, envolviendo la punta entre mis labios y apretándolos mientras mi lengua lo rodeaba.

    —¡Mhh! —Ante esto el pelinegro empujó mi cabeza hasta abajo mientras echaba hacia atrás su cabeza y sus piernas temblaban notoriamente, más gotas de sudor bajaron por su frente y su pecho. Me atraganté un poco, era tan grande, había llegado hasta mi garganta y sentía como palpitaba de vez en cuando y se ponía aún más dura.

    El sabor salado se combinaba con mi saliva y se escurría inevitablemente por mis labios, bajando por la comisura hasta mi barbilla. Escuchaba a lo lejos como gemía con insolencia de vez en cuando. Suspirando sonoramente entre gruñidos satisfechos y complacidos, tratando de recuperar el aliento, el cual le era arrancado cada que subía y bajaba con mi boca. Sentí como mi interior ya estaba demasiado resbaloso y empezaba a deslizarse inevitablemente por la piel de mis piernas.

    Lo saqué un momento de mi boca para recuperar el aliento, sentía mi mente y vista tan nubladas en este punto que ya vergüenza se fue casi por completo y todo lo que quería era seguir y que me tomara de una vez, mi recto ya palpitaba de vez en cuando, demandando atención.

    —¡Nhgg! —De nuevo con mi lengua lo recorrí desde la base hasta la punta, una y otra vez, arrancándole el aire y uno que otro gemido. Por un momento no creí que esto de verdad estuviera pasando, aunque siempre fantaseé en hacer esto con Masamune, esta vez no era mi imaginación, y las sensaciones eran infinitamente más placenteras que en mi mente.

    —Ahh haa ahha —Lo volví a llevar dentro de mi boca, acariciando la extensión de la piel ya caliente y con las venas más marcada que antes, pasaba mi lengua por ellas, por el frenillo y la rosada punta, deteniéndola en la uretra y dando repetidas lamidas ahí una y otra vez repetía mi acción, el pelinegro de vez en cuando echaba su cabeza hacia atrás levemente, pero conforme pasaba el tiempo, mordía con más desesperación sus labios, ya rojos de tantas veces que los había mordido previamente, los lamía y volvía a separarlos para jadear más libremente.

    —Espera —Dijo en un gruñido ahogado mientras me separaba de golpe de su erección, presintiendo lo que venía a continuación.

    —¿No lo hice bien? —Pregunté preocupado, alarmado y desanimado de no haberlo hecho adecuadamente, pero igual era de esperar, era la primera vez que hacía algo así.

    —Tu boca… se siente demasiado bien. —Admitió con la respiración entrecortada, abriendo los ojos y revelando aún esa mirada ennegrecida y nublada por el deseo, mientras trataba de recobrar el aliento y recuperarse un poco, tanto de las sensaciones, como de sus deseos, volviendo a recuperar la compostura.

    Ante mis palabras mis mejillas se tiñeron de un rojo intenso, a pesar de que era la primera vez que lo hacía y que no lo había hecho adecuadamente, me hacía infinitamente feliz saber que lo había disfrutado demasiado.

    —Pero… —Se enderezó con ayuda de sus brazos, sus pupilas dilatadas y esa mirada decidida, me recorrieron por completo, logrando que una sensación electrizante pasara por espalda, sentí cosquillas en el estómago.

    De inmediato su silueta me cubrió mientras me recostaba de nuevo contra el colchón, solo podía mirarlo desde abajo, algo temeroso e impaciente, sabía lo que veía, gracias a la posición su cuerpo me hacía sombra, pero podía distinguir entre esta ese brillo lleno de deseo en sus ojos ámbar, como una pantera, asechando en medio de la noche oscura. Un escalofrió me recorrió por completo, produciéndome algo de miedo, pero a la vez elevando mi temperatura y ganas.

    Se situó entre mis piernas, acomodado su tonificado cuerpo entre estas.

    —No puedo aguantar más… Quiero tenerte, ¿Me dejarías Ritsu? —A pesar de que su tono era amable y de súplica, podía escucharlo cargado de deseo, ronco y profundo. Mi corazón saltó dentro de mi pecho ante su petición. El nerviosismo, temor y anhelo luchaban dentro de mí, un nudo en la garganta se hizo presente por alguna razón y mis ojos se humedecieron de nuevo.

    —¿Me dejarías hacerte mío? —Volvió a preguntar mientras besaba mi frente y empezaba a acariciar mi vientre con lentitud y hambre, subiendo hasta mi pecho, bajó sus labios hasta mi cuello y comenzó a besarlo con ternura para después lamerlo. Su cálida lengua me hizo estremecer de pies a cabeza mientras soltaba un sonoro gemido.

    —Si… Puedes tomarme… —Accedí con las mejillas rojas a mas no poder, cerrando os ojos apenado por las lágrimas que bajaban de ellos mientras lo rodeaba con mis brazos, entregándome a él.

    —Ritsu… —Sus labios hambrientos volvieron a atacar a los míos con devores, mordiendo impaciente e ingresando su lengua dentro de mi boca, se encontró con la mía y ambas comenzaron una danza. Sentí sus manos pasearse por mi piel, generándome escalofríos y haciendo que mi cuerpo se erizara.

    Se inclinó un poco más y su erección dura y caliente se rozó con la mía, ambos gemimos entre el beso, clavé más mis dedos en su espalda ante el placentero roce. Y sus manos que se encontraban en mi cintura se cerraron fuertemente en mis caderas. Aun así, no rompimos el beso. El embriagante aroma de Masamune inundaba mis fosas nasales y el adictivo sabor y calidez de sus labios me intoxicaban de tal forma que no quería separarme.

    Continuamos besándonos un tiempo más, tratando de recuperar el tiempo que habíamos dejado pasar, todos esos sueños, reprimiendo nuestros sueños y anhelo por el otro, ahora tratábamos de compensarlo con besos apasionados, demandantes, ardientes, la vergüenza y timidez de hace unas horas se esfumó casi por completo, pero mi corazón seguía palpitando tan fuerte como antes.

    —¡Nhff! ¡Mhhg! —Sentí una de sus manos volver a agarrar mi miembro y estimularlo suavemente, de forma tortuosa por unos momentos, mientras yo me retorcía y me derretía debajo de él, inconscientemente pasando mis dedos por su espalda, clavándolos ante el placer de sus caricias.

    Nos separamos jadeando, un fino hilo de saliva nos unía y se rompió después de unos instantes. Mi pecho subía y bajaba, ese beso me había llevado a las nubes y trataba de reponerme de ello. Entonces sentí como una de sus manos bajo hasta mis piernas, empezando a acariciar dentro de mis muslos internos, causándome cosquillas.

    Solté una leve risita por las caricias de sus dedos en mi piel, pero también era electrizante y placentero, entonces poco a poco fue subiendo hasta mi entrada, acariciando suavemente por fuera. Por reflejo cerré las piernas, avergonzado y sorprendido, pero no le dije que se detuviera.

    Solo llevé el dorso de mi mano hasta mis labios, tratando de ocultar los gestos vergonzosos que se dibujaban en mi rostro. El ojiavellana me miraba atento, expectante en caso de notar que algo me desagradara. Su mano volvió a acariciar mi miembro, jalándolo un par de veces y lubricándolo. Mi espalda se arqueó cuando su mano regresó a mi ano. Me mordí los labios tratando de disipar la frustración y placer.

    —Ritsu… —Susurró cargado de deseo mientras volvía a repartir besos en mi cuello y hombros. Me aferré con más fuerza a él con mi mano libre. De la nada sentí como empujó el primer dedo con delicadeza, no fue para nada molesto, debido a la excitación y lubricación natural no le costó trabajo meterlo, pero si se sentía demasiado extraño, el terror volvió a mí por un momento.

    —¿Estás bien? —Preguntó moviendo su dedo en círculos, aún dentro de mí, se sentía jodidamente bien, nunca había experimentado una sensación tan deliciosa y placentera, acariciaba algo al llegar a la pared de arriba, logrando arrancarme varios gemidos bastante sonoros y obscenos, no pude evitar aferrarme a su cuello con los dos brazos, hundiendo mi rostro entre su cuello y hombro mientras jadeaba y gemía incontrolablemente.

    —S-si —Asentí a duras penas, abrumado por las envolventes sensaciones, mordiéndome los labios y tratando de aguantar un poco más, pero el placer era tan grande y poco a poco incrementaba, logrando que perdiera poco a poco la razón, entregándome a los brazos de la completa lujuria.

    —¡Ahhaa! ¡Mhhg! Ahh Nhggg… —Su otra mano comenzó a masturbar de nuevo mi erección, ya completamente resbalosa por todo el líquido pre seminal que estaba brotando desde ya hacía bastante tiempo. Entonces, procedió a meter otro, arqueé mi espalda violentamente ante la intromisión de un segundo digito, mis dos manos se aferraron a cada una de sus muñecas, en un intento nulo de querer que se detuviera o por reflejo ante el miedo.

    —¿Quieres que me detenga? —Preguntó con tono preocupado, deteniendo sus dos manos de lo que estaban haciendo, esperando mi respuesta. Negué rotundamente con la cabeza, no quería que viera mi expresión, estaba seguro que estaba haciendo gestos extraños, podía sentir el sudor cubrir mi rostro y mi cabello pegándose a mi frente.

    Ocultaba mi rostro entre su pecho para evitar que nuestras miradas se encontraran, aun así, cerraba los ojos con fuerza, la cabeza me daba vueltas y solo podía pensar en el placer, sintiendo como sus dedos comenzaron a moverse de nuevo, entrando y saliendo lentamente y tocando ese punto que me hacía delirar de placer.

    —¡Haaah ¡Ahha! ¡Mhhf! ¡Ahhan! —Sus dedos empezaron a hacer leves embestidas, de forma lenta y profunda, de repente se abrían lentamente y acariciaban mi interior, ensanchándolo para Masamune, aunque se sentía demasiado bien, seguía pensando que era una sensación rara y un tanto incomoda.

    —¡Ahhaa! ¡Khh! ¡Nhhha! —Mi cuerpo temblaba sin parar mientras sus dedos seguían haciendo todo tipo de movimientos para prepararme adecuadamente, pero él era tan grande, comenzaba a preguntarme si realmente estaría bien.

    —¡Ghaaaa! ¡Ahhaaa! —Estaba sumido en ello cuando un tercer dedo se sumó a la preparación, esta vez fue más incómodo y doloroso, jadeé sonoramente con un gruñido insatisfecho, se dio cuenta y movió su mano sobre mi miembro en rotación, de arriba hacia abajo, distrayéndome del dolor.

    —Perdón, creo que ese último fue muy repentino… no es como hacerlo bien… Lo siento —Se reprimió a su mismo, disculpándose por su inexperiencia, cosa que se me hizo sumamente tierna y encantadora. Me hacía infinitamente feliz saber que era la primera persona con la que estaba, a pesar de que quizá lo estábamos haciendo de forma torpe, inexperta y tímida al principio, poco a poco solo nos comenzó a importar que era con el otro con quien lo estábamos haciendo y las caricias, besos y pasión era por amor y deseo por el otro.

    —Masamune… —Susurré su nombre conmovido, era tan atento y gentil, siempre lo fue, siempre preocupándose por mí. Tomé su rostro con ambas manos y lo besé dulcemente, con entrega y devoción, mis labios se movían sobre los suyos, degustándolo, besándolo como tantas veces fantaseé los pasados años. Me correspondió de inmediato, abrazando mi cintura con su mano libre, ya que la otra seguía dentro de mí.

    El beso se intensificó y mi lengua pidió entrar esta vez en su cavidad, enredé mis manos entre su hermoso pelo negro, ya bastante húmedo por el sudor, nuestras lenguas se rozaban con hambre y pasión, mordía levemente sus labios y el los míos.

    Nos separamos de nuevo, jadeantes, su frente pegada contra la mía y sus ojos cerrados, tratando de contenerse.

    —Masamune… Puedes continuar. —Permití dedicándole una dulce sonrisa que le indicaba que todo estaba bien, asintió nervioso y continuó moviendo sus tres dedos en mi interior, girando lenta y suavemente su mano de un lado a otro, metiendo y sacando poco a poco, el malestar se disipaba poco a poco, siendo reemplazado por el placer.

    —Ritsu… Eres tan hermoso. —Susurró contra mi oído con ese tono profundo, deseoso e impaciente, entonces lo mordió y lamió, haciendo que soltara otro vergonzoso gemido, apretando inconscientemente mi recto. Me sostenía de sus brazos y no podía evitar apretarlos cada vez que la oleada de placer crecía.

    — ¡Haaa! ¡Khhnaa! ¡Ahh! ¡Haaan! ¡Mhhh! —Las yemas de sus dedos rozaban una y otra vez ese punto extraño en mi interior, sentía como esa parte era empujada suavemente por sus dedos, causando que mi mente se nublara y sintiera cercano el clímax, mientras más se lubricaba por dentro, de hecho, un poco comenzaba a escurrirse hasta mi espalda baja.

    —¡Ahnn! ¡Masamune…! ¡Ya no puedo…! —Anuncié desesperado, quería liberarme finalmente, pero no de esta manera, quería sentirlo, unirme a él por completo.

    Vi de nuevo esa mirada dubitativa de terror en sus ojos y a la vez ese brillo de infinito deseo y lujuria. Sus pupilas dilatadas y encendidas como las llamas de un fuego que reflejaban era prisionero su ser. Una mirada que nunca había visto en él.

    Se puso de pie para deshacerse de su pantalón y bóxer, aunque la vergüenza me decía que girara mi cabeza, mis ganas de contemplarlo completo le ganaron a mi vergüenza. Al estar finalmente desnudo frente de mi un escalofrió me invadió una vez más ¿Realmente este era ese chico con el que jugué de niño? ¿Cómo pudo volverse tan grande?

    Tragó saliva audiblemente mientras rozaba la punta de su erección contra mi trasero y las partes cercanas, empujó muy lentamente, inexperto

    —¡Ahhhaaa! ¡Ahaaa! ¡Haa! —Sentí como se abrió paso, muy, muy lentamente en mi interior con algo de dificultad y torpeza mientras los dos soltábamos jadeos , gruñidos y gemidos por igual, mis cejas se fruncieron en una expresión de súplica mientras que Masamune se mordió los labios y sus cejas se arquearon en una expresión de placer casi dolorosa.

    —¡Maldición! —Gruño en tono ronco y grave mientras seguía introduciéndose poco a poco en mi cuerpo, mientras una de mis manos se aferraba con fuerza a las sábanas, la otra estaba apretando fuertemente uno de sus brazos, sentía un inmenso calor llenándome, al igual que un casi insoportable dolor que me partía. Obligándome a echar mi cabeza hacia atrás de golpe, mientras las lágrimas se hacían presentes. El aire me era arrebatado y era casi incapaz de recuperarlo adecuadamente.

    —Ahhggg —Gemí dolorosamente mientras más lagrimas rodaban a cada lado de mis ojos, la vista se me nubló a causa del agua salada en estos, pero podía distinguir como se mordía y lamía los labios con desesperación y cerraba los ojos fuertemente, sus labios ya rojos de tantas veces que los había mordido se encontraban entre abiertos, jadeando y dejando salir gruñidos graves y roncos, tratando de recuperar el aliento.

    —¡Auu! ¡Ahhaa! ¡Mhhh! —Empujó un poco más rápido, arrancándome un diminuto grito de dolor, pero notorio, por reflejo mis manos se dirigieron a su espalda y clavé mis dedos en ella, tratando de que así el dolor se disipara, arrastrándolos por su piel.

    A pesar del dolor y la inmensa incomodidad, mi pecho se llenaba de emoción y alegría, no cabía en mi incredulidad, prácticamente los dos nos estábamos llevando la inocencia del otro. A partir de esta noche, sería de Masamune para siempre y el sería mío. Mis ojos siguieron brotando lagrimas a causa del dolor y la felicidad.

    —¡Mhhga! ¡Ahaa! —Empujó un poco más, hasta el fondo, sentí como su pelvis chocaba contra mis nalgas, no pude evitar que mi interior se contrajera y lo apretara fuertemente a su alrededor, sentí como su cuerpo tembló sobre mi cuerpo y soltó un sonoro gemido satisfecho.

    —¡Joder Ritsu…! —Gimió sonoramente y voz entrecortada, deteniéndose de inmediato, su cuerpo tembló notoriamente en un escalofrío y cerro fuertemente los ojos, aún con el ceño fruncido, tratando de respirar profundo y lento, intentando calmarse.

    Después de casi un minuto, ya más calmado empujó un poco más a pesar de que ya estaba todo dentro, logrando que se acariciara más contra las paredes, volví a apretar mientras arqueaba la espalda y echaba mi cabeza hacia atrás, comenzaba a sentirse bien.

    Los dos respirábamos agitados, quedándonos estáticos, quietos, sentía como mis piernas temblaban alrededor de su cadera, mi pecho subía y bajaba con prisa, mi respiración entrecortada poco a poco empezaba a recuperar su ritmo normal.

    —Se siente tan caliente y apretado adentro… —Exclamó aún con esa expresión placentera y casi dolorosa, con los ojos entrecerrados, pero mirándome atento. Mis mejillas se volvieron a teñir de rojo ante lo directo de sus palabras. Solo desvié la mirada, apenado.

    —¿Estás bien? —Acercó su rostro hasta el mío con una expresión un tanto preocupada y apremiante, pero sin perder esa inmensa lujuria y satisfacción. Acarició una de mis mejillas con algo de culpa al ver las lágrimas que habían resbalado anteriormente. Gotas de sudor caían de vez en cuando por su rostro.

    —S-Sí —Dije a duras penas aún un poco afectado por el dolor de hace rato, besó mi frente con ternura y gentileza que me fue menos difícil dejar de pensar en el dolor. Sentía sus cálidos labios sobre mis mejillas, besando mi nariz y luego posarse dulcemente sobre mis labios, en un cálido beso superficial, dándome uno, luego otro, luego otro, poco a poco hasta que se fueron haciendo más pasionales e intensos, mordía mis labios con urgencia y arrebato, pasando su lengua, delineándolos, saboreándolos y luego encontrándose con la mía en medio de los dos. Sonoros sonidos de besos resonaban por las paredes de mi habitación y eso de alguna forma me excitaba.

    Seguimos besándonos hasta que ya no sentí el dolor, al parecer ya me había acostumbrado.

    —Lo haré muy despacio hasta que te acostumbres, ¿está bien? —Preguntó separándose de mis labios, asentí y procedió a acarrar mis piernas, acomodándolas sobre sus antebrazos y repartiendo pequeños y tiernos besos en estas mientras se incorporaba cuidadosamente.

    Dejándose llevar por sus instintos e inexperiencia comenzó a moverse, como lo prometió, muy despacio, sacando y metiendo lentamente su miembro. Me aferré a sus hombros, sentía como se abría paso en mi interior. De inmediato me tapé la boca con ambas manos para evitar gritar, mi cuerpo temblaba levemente. Cerraba fuertemente los ojos mientras lagrimas bajaban por mi rostro.

    —¡Mhgg! — Apoyó sus brazos a cada lado de mi cabeza mientras empujaba su cadera hacia enfrente en un lento pero continuo vaivén.

    —¡Aahhhggg! ¡Ahhhaaa! ¡Haaaaa! —Mis piernas se tensaron y mi espalda se arqueó y echando mi cabeza hacia atrás rápidamente, cerrando los ojos con fuerza, mis dedos se clavaron más profundo en mi espalda y los arrastré inevitablemente desde las escapulas hasta mis brazos

    De la nada agarró mi erección entre sus dedos y comenzó a masajearlo, de arriba hacia abajo. Con el pulgar acarició la uretra, y toda la glande. Apretó mi erección al mismo tiempo que subía y bajaba.

    —¡Ahhaa! ¡Haaa! ¡Ma…sa…! Masa…mune…—Inconscientemente y ante las placenteras sensaciones comencé a apretar más fuerte, sus movimientos aumentaron , entraba un poco firme, aun procurando no hacerme daño, pero dejándose llevar por las placenteras sensaciones, queriendo experimentar más de ellas. Mi recto se abría y se contraía, se sentía tan resbaloso y caliente a causa de la actividad y estímulos que ha recibido a lo largo de la noche.

    —¿A-Aún… Nhhgg… te duele? —Preguntó acariciando una de mis mejillas, preocupado, me derritió el corazón su voz temblorosa entre el placer, el temor, el nerviosismo y la preocupación, tratando de controlarla, pero el dolor ya casi no me molestaba, empezaba a disfrutar la sensación de su pene, moviéndose dentro mío; estaba tan caliente, tan duro y era tan grande.

    —Ahaa… Solo… un poco… Nhhgg —Puso una mirada un poco preocupada y culpable, preguntándose por qué aun no lo estaba disfrutando a plenitud, pude ver un poco de decepción y confusión en su mirada, continuó sumido en sus pensamientos hasta que..

    —¡Ahhhhhaaa! —Levantó su pelvis de la nada y sentí como la punta golpeó algo dentro de mí que me hizo gemir sonoramente y arquear mi espalda, sentía como una corriente electica me invadía por completo y me hizo sudar de placer mientras soltaba gemidos y jadeos obscenos que resonaban en cada rincón de la habitación y un poco más allá del pasillo al mismo tiempo que mis piernas se enredaban alrededor de su cintura por instinto o reflejo aprisionándolo.

    Del mismo modo mi interior se comenzó a contraer palpitando y de una forma sorprendentemente fuerte e involuntaria, como si ahora que me había hecho experimentar el placer que deseaba, no fuera a dejarlo ir. Me tapé la boca rápidamente con ambas manos, noté como sonreía complacido, satisfecho y victorioso.

    —¡Hyyaaa! ¡Ahhhhaaaaaa! —Volvió a dar ahí de nuevo, como si quisiera corroborar que no había sido producto de un placer que me haya causado su mano en mi erección, aún masturbándola, y en efecto, fue ese lugar en mi recto que me hizo temblar una vez más.

    —Ritsu… Nhh… —Comenzó a moverse un poco más rápido, más fuerte, más profundo, besándome con desesperación, anhelo, arrebatándome el aliento, evitando que más gemidos salieran de mis labios, mis manos que antes se encontraban en sus hombros rodearon su cuello y su nuca, buscando liberación, despeinándolo de forma ansiosa, nuestras lenguas se frotaban de forma descarada, lujuriosa, besándonos de forma apasionada, ardiente, sublime.

    —¡Uhmmm! ¡Mhhhg! ¡Haaa! ¡Haaah! —Sus manos se dirigieron a mi cadera, atrayendo mi cuerpo contra el suyo, mientras levantaba mi trasero y espalda baja de la cama, sentía su miembro hundido entre mis nalgas ya húmedas y como me aferraba desesperadamente al pelinegro, sin soltarlo

    El más alto, sin poder evitarlo jadeaba sin control, moviéndose hacia atrás y adelante rápidamente, siendo controlado por su instinto, urgencia, deseo y anhelo reprimido por varios años, el cual finalmente estaba siendo saciado.

    —¡Joder! Se siente tan bien…—Exclamó maravillado y en el éxtasis, podía ver sus mejillas tenuemente coloreadas por el placer, era exquisito para los dos y me complacía ver lo excitado que se encontraba, su cabello ya húmedo por el sudor, sumamente alborotado, se movía una y otra vez ante sus salvajes embestidas, causando que pequeñas gotitas se deslizaran por las puntas negras de su cabello.

    De nuevo me besó, de forma apasionada y demandante, un beso más salvaje y ardiente que los anteriores, denotando cuanto autocontrol había exigido a su cuerpo las veces anteriores, cuando se había contendido. No era un beso que me desagradara, al contrario, me encantaba la forma tan demandante y dominante con la que me besaba, cargado de deseo y pasión que había reprimido durante años.

    —¡Nhhff! ¡mhhhff! ¡Mhhnn! ¡Nfff! —Las embestidas comenzaron a ser más calientes, excitantes, tomando una velocidad moderada, acariciaba de forma desvergonzada mi redondo trasero, apretándolo de forma obscena y lujuriosa, causándome leves cosquillas.

    Podía ver su mirada nublada completamente por el placer y deseo, ya no quedaba una pizca de timidez o terror que había visto antes, sentía como su prominente erección se hundía una u otra vez en mis entrañas, me estaba embriagando en placer, finalmente podía gozar la experiencia de hacer el amor por primera vez con el amor de mi vida, era como un sueño, algo inimaginable. El beso no cesaba y el sonido de este mismo inundaba nuestros oídos, junto con el sonido que producíamos al chocar nuestros cuerpos y los ahogados gemidos, jadeos y respiración que creábamos ambos.

    —Nhfff Mhhhp Mhhggg… Mhhhfff. —Mis manos se paseaban por su nuca, hombros y espalda causando que se estremeciera levemente, y de vez en cuando soltara profundos suspiros, mis manos no se quedaban quietas, se paseaban por su pecho, trazando líneas invisibles e indefinidas por todas partes, pasando por sus costados, cerró los ojos me dejaba llevar, disfrutando mis caricias, sintiendo como viajaban por cada milímetro de piel, mientras empujaba más fuerte, poco a poco iba perdiendo la cordura y mi autocontrol iba disminuyendo en ambos, los gemidos eran cada vez más descarados, más sonoros, más urgidos y satisfechos.

    Embestía cada vez más salvaje, más desesperado, sin compasión, su pene me causaba placenteras oleadas de placer como una y otra vez golpeaba y rozaba esa zona que me hacía perder la cabeza, logrando que mi miembro ya estuviera bastante mojado, era tan exquisito y delicioso.

    —Mhhgg… tan estrecho… —Gruñó de forma profunda y ronca, con voz grave, arqueando su espalda, entrando bastante profundo al levantar mi cadera para llegar más adentro, un escalofrió me recorrió desde la médula espinal, que recorrió hasta la punta de mis dedos y regresó a mi miembro y a mi interior, el cual se sentía mucho más mojado entre la lubricación natural y el líquido pre seminal de Masamune.

    Su pene entraba y salía con frenesí de mi cuerpo, todo el dolor e incomodidad habían sido reemplazados por puro placer, tocaba ese punto sin cesar, mordía mis labios una y otra vez, cerraba los ojos con fuerza ante las oleadas de placer y Masamune no perdía detalle de cada una de ellas, su mirada encendida observaba atento todas mis expresiones y reacciones, de vez en cuando se relamía los labios de forma sensual y con éxtasis, esa expresión sumergida en el placer, disfrutando de sobremanera la fusión de nuestros cuerpos.

    —¡Ahhha! ¡Nhhaa! Masamune… Masamune ¡Hyyaaa! ¡Haaa! —Los gemidos sonoros que salían de mi boca eran cada vez más entrecortados e incitadores, denotando ya mi extinta cordura, sentí como el sudor cubría por completo mi cuerpo, más que nada en rosto, espalda y rostro, en mi frente se pegaban mechones de mi cabello, alborotándolo, cerraba los ojos cada que podía, comenzaba a avergonzarme un poco como me miraba, estaba seguro que hacía expresiones extrañas pero su mirada cargada de deseo, con el rostro tenuemente rojo por la actividad me hacían evitar cubrirme.

    Lamió mi cuello, mordiéndolo, succionándolo y besándolo con desesperación, me encantaba el sabor que desprendía.

    —Ahh… Ritsu… —Atacó mis labios de nuevo, mientras que mis manos bajaban hasta su torso y comenzaban a acariciarlo, cuando lo vi frente a mi puerta, me gustó la idea de acariciarlo, suspiró satisfactoriamente entre el beso, sin dejar de solapar mis labios y embestir mi cuerpo una y otra vez hacia adelante, mientras mis dedos se aferraban a su espalda con desesperación, clavándose sin querer en su piel, dejando marcas rosadas.

    —Mhhf —Gimió ahogadamente entre el beso, sus manos, que se encontraban abriendo y empujando mis piernas fueron acariciando las mismas con la yema de sus dedos, logrando que me erizara debajo de él, luego las acomodó sobre sus brazos, mi espalda baja se alzó más sobre el colchón y aumentó el vaivén de sus caderas, su pene se hundió más profundo dentro de mí, sentí sus testículos chocar contra mis nalgas una y otra vez.

    —¡Ahhhgg! ¡Haaa! ¡Nhhaa! —Empujaba con poderío, siendo guiado por su puro y crudo instinto de hombre de poseer por primera vez, con urgencia y desesperación, una pasión desmedida. Definitivamente era muy distinto a la habitual forma en que se comportaba, era una nueva faceta de Masamune que estaba descubriendo apenas y eso me llenaba de felicidad y codicia, quería más, conocer más de él, descubrir y explorar más cosas acerca de él, pues, estos últimos años él había madurado y ansiaba descubrir a este nuevo hombre, maduro, fuerte y varonil.

    —Ritsu… —Gruñó con voz profunda y grave, con la vista totalmente oscurecida y esa expresión dolorosa de placer mirándome, por sus entrecortados suspiros supuse que ya estaba al borde de la cúspide más alta del placer. Al igual que el, yo también estaba en mi limite, de la nada y sin previo aviso me volteó contra la cama, poniéndome en 4, dejando únicamente mi cadera levantada mientras mi espalda se arqueaba hacia abajo y hundía mi rostro en la ya húmeda almohada

    — ¡Haaa! ¡Nhhaa! ¡Ahhaaa! —Gemí sin control en esta nueva posición era más fácil para el meterlo todo, sentí como una de sus manos abrió un poco mi trasero y empujó más profundo, arrancándome otro sonoro gemido delirante, otra de sus manos se enredó en mi cabello y me arqueé cuando sentí su respiración en mi cuello, una sensación electrizante y deliciosa me recorrió por todo el cuerpo.

    —¡Hyyaaaa! —Su mano seguía separando una de mis nalgas, apretándola y empujándolo todo con frenesí, dedicándome a lamer toda la espalda de mi pequeño, se tensaba y crispaba, soltando suaves gemidos y jadeos ante el contacto con mi lengua, intentaba cubrirse mientras que lágrimas de placer bajaban de sus hermosos ojos.

    —¿Se siente bien aquí? —Preguntó golpeando con la punta de su erección y frotando mi próstata, haciendo que más sonidos vergonzosos y obscenos salieran de mi garganta, siendo incapaz de callarlos por más que quisiera e involuntariamente mi interior me apretaba y contraía por reflejo, recibiéndolo con gozo, mi miembro no dejaba de gotear liquido semitransparente, veía entre lágrimas, como chorreaba hasta la cama, mojando mis sábanas.

    —¡Haaa! S-Se siente… tan bien…—Confesé con voz suave y extasiada, rebosante de gozo y placer. Me aferraba fuertemente a la tela de mi cama, buscando inútilmente disipar y poco las placenteras sensaciones.

    Continuó con la apasionada y sensual danza entre nuestros cuerpos, su mano que se encontraba enredada en mi cabello, viajó tortuosamente por la piel de mi espalda, acariciándola, y posándose encima de esta para evitar que el resto de mi cuerpo se levantara, no ejercía presión, solo la mantenía ahí para indicarme que me quedara de esa manera, para mi buena fortuna, no me incomodaba.

    Soltó mi trasero y su mano se dirigió al frente y envolvió mi miembro entre la calidez y humedad de su palma, apretándolo y masturbándome, logrando que poco a poco cayera más y más en la locura y gimiera más sonoramente y más desesperado.

    —¡Ahhhaa! ¡Nhhaaa! ¡Haaah! —Viendo que no tenía la intención de moverme, retiró su mano y empezó a acariciar con lasciva mis piernas y muslos, sin dejar de masturbarme al mismo ritmo con forme entraba en mí, la velocidad y el movimiento provocaba que la cama golpeara sin cesar una y otra vez la pared, creando un continuo golpeteo que resonaba por todo el cuarto, que solo era opacado por nuestros gemidos y jadeos entrecortados y cargados de satisfacción.

    —¡Ahhaaa! Masamune… Ahí… ¡Haaahmm! En ese lugar… se siente caliente… ¡Nhhaaaaaa! ¡Haaa! ¡Nhaa! No pares… ¡Haggh! —Supliqué cuando me acostumbré a un ritmo y movimiento en especial, implorándole que lo siguiera haciendo de esa manera, ese movimiento poco a poco me estaba mostrando el cielo y las estrellas.

    —Ritsu… ¡Ritsu…! —Esa forma tan sensual y extasiada con la que me llamaba generaban que un placentero cosquilleo se instalara en mi estómago, sentía que estaba a punto de venirme, y notaba como su pene se ponía aún más rígido dentro de mi mientras mi interior no dejaba de apretarlo gustosamente cada que entraba, sus movimientos pélvicos fueron en aumento, golpeando contra mi trasero sin piedad, golpeando sin clemencia el sitio que me encantaba.

    Lamió mi nuca, la besó y mordió suavemente, haciendo mi piel erizarse y mi ser estremecerse más de lo que ya estaba, luego fue bajando por mi espalda, su cálida lengua me hacía retorcerme espasmódicamente, luego regresó hasta mi nuca, un escalofrío me recorrió de nuevo al sentir su aliento caliente contra este, saboreó cada milímetro de mi piel, pasando su lengua suavemente y de forma tortuosa, sabía cuáles eran sus intenciones y mi corazón explotó de felicidad, sin poder evitarlo las lágrimas volvieron a bajar de mis ojos, al fin íbamos a estar unidos por el resto de nuestras vidas.

    —¡Hyaaa! ¡Nhaaa! ¡Ahhhh! ¡Masamune…! —Mi cuerpo ya estaba en el límite, se tensaba cada vez más, mi interior lo apretaba de una forma tan deliciosa y exquisita, sus jadeos y gruñidos cerca de mi oreja me trasmitían lo mucho que lo estaba disfrutando y al igual que yo, no iba a aguantar mucho más, haciéndolo perder la cabeza, me estaba embriagando en un mar de placer y no faltaba mucho para que explotara.

    —¡Ahhnnn! ¡Masa… mune! M-Mi cuerpo… se siente ¡Nhhh! Raro… ¡Haaaah! —Avisé un poco asustado, pero más extasiado por como su pene me estaba haciendo sentir, escuché su voz jadeante y entrecortada, casi baja por el placer que era algo natural, que todo estaba bien, y que estaba a punto de venirme. Era una sensación única y muy placentera, así que confié en sus palabras y solo disfruté y me dejé caer de lleno a ella.

    —Y-Yo también… ¡Ahh! Ritsu… Lo siento… Creo… creo que voy a —Lo escuchaba decir a duras penas, agitado y abrumado, jadeando sobre mi nuca, la cual empezó a lamer con vehemencia, succionando y saboreando con impaciencia.

    —¡Hyaaa! ¡Ahhhaaan! ¡Haaaa! —Masturbó más rápido mi miembro más que duro y lubricado, ya no podía aguantar, sentía el orgasmo comenzar a llegar a mí.

    —¡Nhhg! —Inevitablemente mi recto se empezó a apretar, palpitando cada vez más fuerte y negándose a soltar a Masamune, la sensación me envolvió por completo apoderándose de forma más intensa a mi cuerpo, recorriendo cada rincón de mi mente y cuerpo.

    —¡Masamune…! No… puedo ¡Ahhaaa! ¡Masamune…! ¡Hyyaaaa! ¡Ahhaaaaa! ¡Nhhaaaa! —Solté un sonoro y largo gemido cargado de placer mientras me corría sobre la cama, mi interior se contraía y palpitaba, envolviéndolo de una forma increíblemente fuerte, palpitando alrededor de su erección, mi mente de inmediato se nubló y finalmente llegó el orgasmo a mi cuerpo.

    —¡Ritsu…! —Jadeó guturalmente,, su voz visiblemente afectada y acercándose a mi nuca y la mordió, algo fuerte y profundo para dejar una marca, la cadena que nos ataría al otro, una conexión invisible, me tensé de inmediato, casi saltando del susto, sacándome brevemente de la cúspide que me encontraba en este momento.

    Pero volví a subir cuando sentí como poco a poco se iba corriendo y llenándome por dentro, un calor abrazador me invadió por completo, haciendo más delicioso el orgasmo, ahora esta era la prueba de que era suyo, a partir de ahora y hasta la eternidad.

    —¡Ahhaa! ¡Nhhhaaaa! ¡Ahhaa! —Los espasmos en nuestros cuerpos cesaban, eran azotados por pequeñas pero poderosas contracciones y estremecimientos espasmódicos, al igual que las palpitaciones, mi cuerpo era azotado por una sensación indescriptible y única, majestuosa, gloriosa, el placer era lo mejor que había sentido, un leve escalofrió que recorrió toda mi espalda, el corazón latía de forma desenfrenada en mi pecho, como la sangre bombeaba por mis venas y se escuchaba fuerte y claro en mis oídos.

    —¡Ahhaaaaa! Masa… mune… Te amo…—Confesé maravillado, volteando para besarlo, acción que no rechazó, juntamos nuestros labios castamente, un beso cálido y lleno de amor, moviendo muy despacio nuestros labios en una lenta danza, el sabor tan dulce y cálido, era embriagante, realmente un manjar único.

    Su lengua delineó mis labios con mi deseo, saboreándolos y mordiéndolos sensualmente, rápidamente me volví un adicto a ellos, su lengua se escurrió entre mis labios que no lucharon para evitar que profanara el interior de mi boca, nuestras lenguas se juntaron y se rodearon con deseo y pasión.

    Poco a poco la sensación del clímax fue disminuyendo, dejando a mi cuerpo con un temblor y cansancio extremo, sentía las piernas pesadas y adoloridas. Aun así, no me arrepentía, lo había gozado como jamás creí, había sido mucho mejor de lo que imaginaba.

    Rompimos el beso lentamente, nuestras miradas se cruzaron con profundidad y aún ausentes debido al orgasmo del que estábamos bajando. Sus manos sostenían firmemente mi cadera, aferrándose fuertemente a esta. Con delicadeza se retiró de mi interior, sintiendo de inmediato la ausencia y como quedaba levemente abierto y aún palpitante, de inmediato el semen caliente y abundante de Masamune comenzó a salir, deslizándose por mis piernas, mojando todo a su paso.

    Caí rendido, agitado, con la respiración aún entrecortada y apresurada. Un agotamiento y pesadez comenzó a apoderarse de golpe de mi cuerpo y mente, al igual que alivio y calma.

    —¿E Estás bien? —Preguntó Masamune respirando agitado, pero con esa mirada cargada de ternura y gentileza de siempre, la expresión ennegrecida que tenía las pasadas horas había desaparecido, volviendo a su expresión dulce de siempre, pero aún tenía el cabello alborotado y algunos pegados a su frente, por la cual aún resbalaban pequeñas gotas de sudor, un tenue color rojo permanecía en sus mejillas.

    —Si… —Respondí a duras penas, incluso la voz me salió bastante débil y baja.

    Acarició mi cabeza ante de plantarme un beso en la frente y luego otro en mis labios.

    Se recostó a mi lado boca arriba, soltando un sonoro suspiro de cansancio y satisfacción. Miró fijamente el techo de mi habitación mientras estaba sumido en sus pensamientos, asimilando lo que acababa de pasar, su pecho subía y bajaba algo apresurado, tratando de recuperarse.

    —Dios, eso fue increíble. —Dijo finalmente después de salir de su estupefacción, pero aún asombrado e incrédulo. Podía ver su cuerpo perlado en una tenue capa de sudor.

    — ¿Tu cuerpo se encuentra bien? —Preguntó con voz calmada y algo curioso, sentándose de repente, acariciando mi espalda, temiendo que haya sido demasiado para mí.

    —Solo un poco adolorido y me siento cansado —Le respondí como sinceridad y tratando de mover lentamente mi cuerpo, el cual de inmediato me mandó punzadas o malestares debido al movimiento, pero no me importaba en lo absoluto ni le reprochaba nada, entonces su mano comenzó a subir por mi columna con lentitud y se detuvo debajo de mi nuca.

    —La mordida… ¿te duele? —Su voz, con un tono de culpa y vergüenza al igual que sus profundos ojos miel, miraban con algo de arrepentimiento la zona enrojecida, no sabía si había sangre en ella, pero si me punzaba bastante.

    —Ummm… vale la pena, no te preocupes. —Le respondí con una sonrisa tomando gentilmente su mano y brindándole un tierno beso.

    —Lo siento, me dejé llevar, no quería ser tan rudo —Se disculpo apenado, bajando la mirada, como maldiciéndose a sí mismo, castigándose en su cabeza.

    —Pero tenerte así finalmente encendió todos mis deseos que estaba reprimiendo y no pude contenerme. —Confesó con la mirada perdida en sus recuerdos, relatando como se sintió en ese momento y tratando de dar sus explicaciones, a mi parecer, validas, porque yo sentí lo mismo.

    —La última vez que nos vimos éramos apenas unos niños y de repente volver a verte, tan lindo y sensual, diciendo que me amas también… —Una leve sonrisa y un hermoso brillo se reflejó en su expresión, logrando que mi corazón se derritiera ante esa cautivadora y encantadora confesión

    —Mi autocontrol se esfumó —Culminó aún algo apenado por su actuar y la forma en como reaccionó y se dejó llevar por sus impulsos, cegando a su mente y siguiendo sus deseos e instinto. Me incorporé sobre la cama, levantando mi cuerpo, que se encontraba boca abajo y sentándome al lado de él.

    —No, está bien, lo disfruté mucho… yo también lo deseaba… desde hace mucho de hecho. —Le confesé con la cara roja por mis palabras, revelando mis fantasías, que mantuve ocultas por tanto tiempo. Su rostro, un poco sorprendido por mis palabras, se volvió en una enternecedora sonrisa, con un hermoso brillo en sus ojos y sus mejillas tenuemente sonrojadas.

    —Ritsu… —Me besó acunando mi rostro entre sus manos, un roce gentil y tierno, acariciando mis labios con los suyos, tan cálidos y suaves. Cada que me besaba sentía un fuerte cosquilleo en mi estómago, una sensación tan hermosa y envolvente que lograba que mi corazón latiera con fuerza. Definitivamente lo amaba, no había duda de ello.

    Sus brazos me envolvieron protectoramente, acariciando mi espalda y rodeando mi cintura, pegándome más a su cuerpo, el cual me trasmitió su calidez, se sentía tan reconfortante estar entre sus brazos. Su apacible respiración golpeaba con suavidad mi rostro.

    —¿Qué piensas hacer de ahora en adelante? —Pregunté un poco curioso y preocupado, recordando de golpe que había desertado del ejercito y que tenía una condena por cumplir.

    —Honestamente no lo se. —Repuso con voz neutral y ausente, su mismo tono que lo caracterizaba y no me permitía ahondar en sus pensamientos.

    —Me asusta que es lo que te harán. —Confesé con miedo y desanimado, bajando la mirada, preocupado de como se la pasará el solo, encerrado en quien sabe que sitio, me sentía culpable por no haber puesto más objeciones o no haberme negado al compromiso ante mis padres, de haberlo hecho, no tendría que cargar con ese castigo solo.

    —No tienes porqué, fue mi decisión… algunos me dirán que fue tonto y estúpido, pero para mí, venir a decirte como me sentía era más importante que todo eso. —Suspiró mientras se recargaba con ayuda de sus brazos sobre el cochón, haciendo hacia atrás su cabeza disfrutando de la agradable temperatura de la habitación.

    —Porque tu eres lo más importante para mí. —Aseguró mirándome a los ojos, de esa forma tan enternecedora y gentil. Una de sus manos de nuevo se dirigió a mi rostro y acarició mi mejilla con su pulgar, luego con sus dedos acomodó un mechón de cabello detrás de mi oreja con todo el cuidado y dulzura del mundo.

    —Y el hecho de saber que me amas de igual forma y te hayas entregado a mí, me hace el hombre más feliz del mundo, tanto que no me importa que pase los días que me encierren. —Por más que mirara sus ojos, buscando alguna señal de duda o mentira, no la encontraba por ningún lado.

    —Solo sabré que una vez que salga de ahí, estarás aquí esperándome. Y saber eso me hará sobrellevar todo porque estarás a mi lado por el resto de mi vida una vez que vuelva. —Hermosas palabras que me conmovían hasta el borde de las lágrimas, mis mejillas rojas debido a tan hermosa confesión, sabiendo que lo arriesgó todo por mi y nunca dudó en si era la decisión correcta o no, el lo tenía muy claro e ignoró todo lo demás.

    Que de cierta forma si era arriesgado y tonto e impulsivo, pero se arriesgó y ganó.

    —Cásate conmigo Ritsu. —Pidió con el mismo tono implorante de hace unas horas. Ante sus palabras mi pecho se agitó, sus palabras me tomaron por sorpresa una vez más, pero ya no tenía dudas, ni temor o inseguridades, sabía que era lo que deseaba.

    —… Si… —Repuse en un susurro mientras sonreía genuinamente y algunas lagrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas, lágrimas de felicidad, posando mi mano sobre la suya, que aún seguía acariciando mi rostro con tanta ternura que me derretía de amor.

    Me acercó para besarme, sus labios otra vez se posaron sobre los míos, era un beso puro, casto y superficial, pero lleno de amor, tratando de trasmitirme todos sus sentimientos que por años estuvo guardando, al igual que yo.

    Seguimos besándonos por mucho tiempo, con la promesa e ilusiones de que después de las consecuencias podríamos estar juntos a partir de ahora, mi pecho rebosaba de felicidad ante lo que ocurrió esta noche, la alegría de volver a verlo, que me amaba y que más adelante nos casaríamos. Todo lo demás ya no importó. No supe en que momento el agotamiento me venció y terminé quedándome dormido con una envolvente y agradable sensación de calidez que me rodeaba y resguardaba toda la noche.

    Cuando desperté, Masamune ya no estaba a mi lado.

    Continuará…

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



  8. .
    Hola otra vez, pues ahora que volví a retomar mis fics y proyectos, pues lo estuve releyendo para volver a ponerme en contexto de las historias y retomarlos desde donde los dejé para darles continuidad, si sigues mis 3 historias te habrás dado cuenta que tanto "Reencarnación" como "No le digas que lo que lo quieres" ya han sido actualizados y quizá esperen la continuidad de esta historia "Un largo paseo hasta siempre" para estos días, y la tendrán, solo que ahora que la volví a leer, me di cuenta que para el capitulo 2 la esencia, personalidad y aura que desprende Takano es ya muy muy diferente a la que le di en el primer capitulo, aparte de que no concuerda mucho su versión en uno y otro cap, a la hora de tener intimidad es casi la misma aura o esencia que describo en los otros capítulos con lemmon, se supone que los dos son vírgenes, inexpertos, tímidos e inocentes y escribí a un Takano todo un profesional, experto en el sexo, que sabe como tocar y hacer sentir bien a Ritsu de una manera muy fácil, no se si me estoy dando a entender, pero más que nada es eso, que no me agrada el enfoque que le di a esa parte y se supone que como es su primer encuentro, debe ser especial, mágico y algo entre torpe pero lindo, que los dos vayan experimentando y aprendiendo a conocer sus cuerpos y explorar ambos, no nada más es una escena x de sexo desmedido y ya (He de admitir que es porque uno como chica inmadura, puberta y loca por el yaoi se deja llevar y solo quiere escribir escenas así), pero con forme lo fui leyendo ahora no me gustó y quiero volver a rehacer ese capítulo.

    Más que nada quiero recuperar esa esencia que Takano tenía al inicio, como un chico misterioso, medio reservado pero tierno, gentil y cariñoso, pero para el siguiente ya se comportó como un animal, ya quería devorar y poseer a Ritsu, no se si me entienden, ni yo se bien como explicarlo, pero es eso, así que yo creo que lo voy a volver a hacer estos días, pero no se si borrar ese capitulo del foro (lo más seguro es que si) y lo suba en estos días, hace tiempo que no hago lemmon, así que puede que esté un poco oxidada y seca, pero voy a poner todo mi esfuerzo para darles un capitulo digno, no dejándome llevar tanto por mi lado "fujoshi loca" sino pues escribir adecuadamente una escena donde dos personas que se aman se unen y entregan por primera vez, siendo transparentes pero tampoco unos urgidos por sexo.

    Bueno espero que me entiendan y apoyen, se que a la mayoría no le agrada la idea, pero pues ahora que ya tengo unos años más de madurez si tengo esa espina clavada porque no es una escena adecuada y me deje llevar por las hormonas e inmadurez de adolescente. Espero que la modificación del capitulo les agrade y estén cómodas con ello, espero no decepcionarlas, voy a buscar un poco más de referencias, para empezar a escribirlo porque estos días si me he puesto a ello, El cap 2 de "No le digas que lo quieres" me tomó 3 días hacerlo, porque no es mucho y porque no tenía nada avanzado (apenas el 8 de febrero lo busqué en mi pc, pero no lo tenía) la verdad no recuerdo si tenía un avance, pero lo dudo. También diario sigo escribiendo un poco de reencarnación, llevo como 6 páginas, pero ahí voy, así que perdonen mi lentitud y espero me tengan paciencia.

    Eso es todo por ahora

    Zayo. ♥

    ☆∧▶◀∧
    (๑・ω・๑)つ━☆・*。
    ⊂   ノ    ・゜+.
    しーJ  °。+ *´¨)
         .· ´¸.·*´¨) ¸.·*¨)
          (¸.·´ (¸.·'* ☆

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



  9. .
    Capítulo 1: ¿Cómo llegamos a esto?

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω) 17 años atrás (ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    En el sótano de una residencia privada, un edificio enorme que se alzaba orgulloso con sus innumerables pisos daba una impresión de una fortaleza inquebrantable e imponente a quien la miraba desde la calle, este tono oscuro debido a la noche lo hacía parecer más intimidante y poderoso, las nubes entre grises y oscuras denotaban lo tarde que era por la noche, el viento soplaba despiadado contra las ramas de los árboles, como si quiera tirarlos y no cesaba de sus intenciones.

    Nadie se imaginaba que en esa noche oscura y aparentemente pacifica junto con el imponente edificio, debajo de este se estaba llevando a cabo un acto ruin y despiadado. Un grupo de hombres feroces e inhumanos golpeaban a un hombre de cabellos castaños, de mediana edad, quien hacía todo lo posible por resistir y no caer en la inconciencia, pero poco a poco su voluntad y fuerzas cedían, mientras que los golpes eran cada vez más desesperados.

    A unos metros de ellos una mujer sollozaba y gritaba, pidiendo piedad para su marido y su familia.

    ─¡Ya les hemos dicho que no sabemos nada, deténganse por favor, mi marido… mi marido sufre de problemas del corazón, está enfermo, se los ruego, deténganse… déjenos ir!. ─ Sollozaba e hipaba con desesperación la pobre mujer, atada a una silla, con las manos detrás del respaldo y sus muñecas ya moradas, llenas de sangre y raspones por la gran presión con la que fueron atadas, causando graves lesiones, no sabía cuánto tiempo habían estado ahí encerrados, para ella parecía una eternidad.

    Aún recordaba que programa estaba viendo su marido en la televisión mientras ella preparaba la cena y su pequeño hijo jugaba con sus juguetes en medio de la sala, haciendo leves ruidos y balbuceos con su avión y pequeños cochecitos, simulando una cuidad.

    De la nada, un fuerte golpe en la puerta los alertó a toda la familia, seguidos por gritos, amenazas y groserías, unos 7 hombres fornidos, de expresión amenazante y apariencia atemorizante entraron a la sala donde sin explicación ni demora comenzaron a golpear y sujetar al hombre de mediana edad, que ni tuvo tiempo de reaccionar para defenderse.

    De inmediato se dirigieron a ella, que preparaba la comida en la cocina, intentó defenderse con una sartén y un chuchillo, pero de nada le sirvió ante los 3 tipos corpulentos y toscos que la sometieron con gran facilidad.

    ─¡¿Qué es lo que quieren?! ¡Deténganse!... Ritsu…─ La mujer miró aterrada como un hombre gordo y de apariencia sucia se acercaba a su pequeño hijo que seguía pasmado en su sitio.

    ─Déjenlo, no lo lastimen, no le hagan daño, es solo un niño. ─Rogó con desesperación la mujer tratando de forcejear para ir a proteger a su pequeño, mientras veía como el sujeto levantaba de la camisa al niño y lo examinaba con detenimiento.

    ─Mami… ─Soltó aterrado el pequeño ojiverde comenzando a sollozar mientras lagrimas se deslizaban por sus mejillas y pataleaba para liberarse, sin querer pateó un hermoso retrato familiar con 4 integrantes, de inmediato el retrato cayó en el sueño, el sonido del cristal rompiéndose acompaño por un instante la suplica de la madre y el llanto del menor.

    ─P-pueden llevarse lo que quieran, llévense todo, el dinero está en el estudio. ─Dijo a duras penas el señor Onodera, quien yacía en el suelo, con varios golpes y un poco de sangre escurriéndole de la boca, pero tratando de mantener las manos arriba en señal de que estaba intentando cooperar.

    ─Solo no le hagan daño a mi familia. Llévense lo que quieran. ─Volvió a repetir asustado y desesperado por que los sujetos salieran de inmediato de su casa.

    ─Ahgg, ya cállate. ─Una fuerte patada se estampo contra el rostro del pobre hombre, quien de inmediato quedó inconsciente y cayó como un costal contra el suelo.

    ─¡Querido! ─Gritó la mujer alterada al ver a su esposo inmóvil. Ritsu empezó a llorar más fuerte ante la escena y el temor que esos hombres le generaban.

    ─¡Papi…! ─Bramó con fuerza mientras más lagrimas mojaban por completo sus mejillas y a causa del llanto las mismas se pusieron rojas junto con su pequeña nariz.

    ─Listo, llévenselos. ─Ordenó un tipo flaco y alto con el cabello peinado hacia arriba y quien fumaba con total tranquilidad luego de verificar el estado inconsciente del mayor de los Onodera.

    ─Ozu ─Respondieron todos al unisonoro.

    ─Esperen… ─Y sin que ella pudiera hacer nada para defenderse, un tipo grande y tatuado la abofeteó tan fuerte que de inmediato perdió el conocimiento.

    Cuando despertó a duras penas, con la cabeza punzándole amenazando con estallar, su cuerpo mandándole múltiples punzadas por todas partes y un fuerte golpe en su mejilla la hizo soltar un quejido de dolor al intentar gesticular un poco para espabilarse funcionó, pero enseguida el dolor la hizo arrepentirse, de inmediato las imágenes del allanamiento y secuestro volvieron a su mente.

    De inmediato el pánico y la desesperación regreso, miró a su alrededor y para su alivio y horror su familia estaba en la misma posición que ella, salvo por su hijo, quien estaba cubierto de la cabeza con un pequeño saco de trapo, su ropa sucia y al parecer también inconsciente, no sabía lo que le habían hecho, pero le aliviaba saber que estaba a su lado.

    Su marido por otra parte tenía la cara llena de golpes y lesiones, su camisa blanca llena de sangre, tierra y suciedad, parecía seguir inconsciente al igual que su hijo, sus manos también estaba atadas detrás de la fría silla de metal y de hecho desde ahí se podía ver como poco a poco comenzaban a cambiar de color a uno rojo oscuro, seguramente sus ataduras debían ser más apretadas que las de ella misma.

    ─Q-Querido… ─Titubeó con la voz temblorosa y llena de miedo, musitando a lo bajo para no llamar la atención de quien estuviera afuera, pero tratar de despertar a su marido y juntos planear como salir de ahí.

    ─¡Querido! ─Llamó un poco más fuerte para intentar despertarlo, para su fortuna, dio resultados, su marido se comenzó a remover y quejarse levemente mientras intentaba despertar por completo.

    ─Mhnng… ¿Dónde estamos? ¿Qué pasó? ─De inmediato se removió dándose cuenta de la situación tan peligrosa y desafortunada que se encontraban, justo como su amada, la angustia e incertidumbre lo invadió en cuanto recordó lo sucedido en su casa.

    ─¡Ritsu! ¡¿Dónde está Ritsu?! ─Preguntó, presa del pánico volteando para ambos lados, su corazón se estrujó cuando vio el pequeño cuerpo de su hijo menor a un costado de su madre y con ese inquietante saco sobre su cabeza, que le inquietaba que lo tuviera puesto.

    ─Shhh, no hables muy alto, pueden regresar. ─De inmediato la madre volteó alarmada a ver la enorme y solida puerta de metal, expectante y con el corazón latiéndole a mil, esperando que en cualquier momento alguno de esos desalmados apareciera, pasaron los segundos y todo siguió en silencio.

    ─¿Dónde estamos? ─Pregunto cerrando los ojos fuertemente, parecía que estaba sufriendo a causa de un intensó dolor que lo hizo encogerse en su lugar.

    ─No tengo idea… parece ser una especie de bodega o sótano.─Repuso la angustiada madre repasando rápidamente la mirada por todo el lugar, buscando un medio de escape, pero para su desgracia solo había una puerta de metal, vieja y oxidada, era todo lo que alcanzaban a ver, no tenían ni idea que había detrás, solo alcanzaban a ver una mesa muy vieja y unos tragaluces a su espalda, olía muy mal y se podía sentir el frio del sitio calándole los huesos.

    ─Tenemos que salir de aquí. ─Repuso aún más desesperada la mujer sin querer imaginarse lo que harían con ellos cuando volvieran.

    ─¿Mami…? ¡Mami! ─El pequeño de inmediato se despertó al escuchar la voz de su madre y se removió en su lugar aterrado, sus manos no estaban atadas detrás del respaldo de la silla, pero si detrás de su espalda de tal forma que no se lastimara demasiado y no se moviera.

    ─Ritsu cariño, tranquilo, no llores, mami y papi están aquí. ─De inmediato intentó tranquilizarlo y brindarle seguridad de que ambos se encontraban ahí con él.

    ─¿Por qué tengo esto? No puedo ver… tengo miedo, estoy asustado… ¿Por qué mis manos están atadas? Me duele mucho ─Volvió a sollozar, cada vez con un tono más amargo, amenazando con romper a llorar, tras el intento en vano de tranquilizarlo.

    ─Tranquilo cariño, si nos portamos bien los hombres malos nos dejarán ir, tienes que ser valiente, ¿verdad que eres valiente mi vida? ─Animó la mujer mientras trataba de tranquilizar al pequeño de cabellos castaños, quien intentó calmarse, respirando hondo varias veces y tragándose el miedo, aun así, soltaba leves hipidos y sollozos de vez en cuando, pero trataba de mantenerse lo más calmado que podía, aunque para su edad era bastante difícil.

    ─¿Qué vamos a hacer? No podemos escapar ─Preguntó la mujer casi al borde de la desesperación Esperaron un poco más, agudizando los sentidos y el oído para tratar de detectar algún sonido lejano, lo que fuera, coches, personas, el sonido de un tren, pero pasaban los minutos y seguía el silencio total.

    El padre trató de liberarse, girando y tirando de sus ataduras, estirando los dedos para ver si podía sentir la punta de la soga, pero era imposible, las ataduras estaban fuertemente apretadas al tubo de la silla para sostenerlo bien y lograr su cometido, que no se liberara.

    Intentaron de muchas maneras, pero era imposible y las ataduras comenzaban a doler demasiado, incluso causando lesiones en las muñecas y enrojeciéndolas.

    Pasaron varias horas, y la familia estaba en el dilema de gritar para pedir ayuda o esperar a que los desconocidos aparecieran y revelaran el motivo del porque los llevaron. Ciertamente era infinitamente mejor que solo estuvieran los tres a que volviera el grupo de sádicos y de nuevo los golpearan sin piedad.

    El tiempo continuó transcurriendo, sentían que habían pasado ahí una eternidad y poco a poco sus cuerpos comenzaban a resentir más los golpes, el ambiente frio, la falta de alimentos y sueño. Por lo gélido de sitio, la garganta de los tres comenzaba a cerrarse debido al frio, los tres tiritaban y entre los padres buscaban una solución, pero no la había, no hasta que sus captores aparecieran y les dijeran que querían de ellos y por qué los habían traído hasta aquí.

    Poco tiempo después se comenzó a escuchar un tumulto de voces acercándose, esos tipos habían vuelto y por la forma en como los trataron en un inicio, no era para nada bueno.

    La puerta se abrió de golpe y de nuevo un gran grupo de hombres amenazantes y con miradas siniestras entraron, eran más que los que llegaron a la casa, aún si liberaban sus extremidades, sería imposible escapar de todos ellos, sus posibilidades eran casi de cero.

    ─¿Son ellos? ¿La familia Onodera? ─Preguntó un joven de cabellos rojizos arqueando una ceja al mismo tiempo que los examinaba con detenimiento. Era aparentemente el más pequeño de todos, se veía de 17 o 18 años. Ante su pregunta la esperanza de que se hayan equivocado de objetivos se esfumó.

    ─Si ─Corroboró uno de los sujetos detrás del chico pelirrojo.

    ─Bien. Alguien me dijo que ustedes están encubriendo a los Sumi. ─Soltó sin más el joven con los brazos cruzados y una mirada triunfante al creer que había capturado a las personas correctas, los dos adultos maniatados se quedaron confundidos, sin saber a quién se referían.

    ─Ese maldito vejete estafó y le robó millones de dólares a la empresa de mi padre y me dijeron por ahí que ustedes colaboraron con ello para que escapara. ─Continuó. Esta ultima frase denotó su tono frio y cruel mientras sus ojos se llenaban de coraje, resentimiento y sed de venganza.

    ─El antes era socio de mi padre, pero dicen que se hizo un nuevo trato con Ijuuin Kyo y entre los tres decidieron vernos la cara, no solo eso, se robaron a uno de nuestros mayores clientes que nos compraba heroína y justo tenía que ser el pez gordo de Europa. ─Explicó con cierta calma sin deshacerse de es apostura intimidante y superior, pero su tono ronco y grave denotaba que no estaba nada feliz y los estaba acusando directamente a ellos de confabular en su contra. Los Onodera se veían cada vez más sorprendidos y atemorizados ante la gravedad de dichas acusaciones y las consecuencias que les harían pagar por dicho malentendido.

    ─Desde entonces ese maldito de Sumi junto con su hijo e Ijuuin han intentado sacarnos del negocio, mandando matar a varios de mis hombres, a mi padre y a mí, han sido ya varios altercados en nuestra contra. ¿Tienen alguna puta idea de todo el dinero que hemos perdido a causa de esa alianza rota? alguien tiene que pagar por ello. ─Sonrió sádica y enfermizamente, revelando su malévolo y despiadado plan.

    ─También me han dicho que ustedes les proporcionan algunas armas. ─Exclamó con ironía y más iracundo, agregando más motivos para vengarse.

    ─Díganme, ¿dónde están esos bastardos hijos de perra? ─Cada frase que salía de la boca del chico los dejaba más y más confundidos y asustados, no sabían quiénes eran esas personas, en sus vidas habían escuchado hablar de ellos.

    Los Onodera eran dueños de una de las editoriales más grandes del país, pero solo eso, era una familia respetable y honrada quienes jamás se prestarían para negocios ilegales, no se les ocurría de donde o quien los señaló como criminales y ahora a causa de eso, estaban involucrados en este problema.

    ─S-Señor. Nosotros solo manejamos una editorial, es el único negocio que tenemos de ahí sale nuestro patrimonio y para comer, le juro por Dios que no conocemos a esas personas. Nuestro negocio es honrado y ha pasado de generación en generación desde mi bisabuelo
    no tenemos nada que ver con narcotráfico, armas o mafiosos, se lo juro. ─
    Aseguraba el señor Onodera con voz desesperada y angustiada, mientras su mirada reflejaba terror e inseguridad, pero no porque fuera una mentira, sino aterrado de que no creyeran en su palabra, imploraba con la mirada que le creyeran, tratando de convencer con sus palabras al grupo de hombre que los rodeaban.

    ─Por favor… no sabemos nada… ─Empezó a sollozar de la angustia y desesperación, la cara del chico se torció en una mueca de desagrado y una ira inmensa se reflejaba en sus ojos.

    ─¡¿Te atreves a mentirme maldito come mierda?!. ¡Baki! ¡ven aquí y sácales la información a golpes!. esto va a ser divertido, vamos a ver cuánto va a ser capaz de mantener la boca cerrada. ─Ordenó colérico y tajante mientras se daba la vuelta, perdiéndose entre los aterradores hombres.

    ─¡Si señor! ─Un tipo obeso y de unos 1,80 metros caminó hacia la aterrada pareja, quienes temblaban, lloraban y suplicaban clemencia.

    ─¡NO, ESPEREN!, ¡SE LOS JURO, NO SE NADA, ¡YO NO SE NADA! ¡POR FAVOR!. ─Imploraba a los 5 tipos grandes, robustos y musculosos que lo rodearon y sin demora comenzaron a golpear al pobre hombre que rogaba por su vida, piedad y a quien le era imposible defenderse, con las manos y pies atados a la silla, entre golpes en el rostro, patadas en el estómago y puñetazos por todas partes, el cuerpo del señor Onodera cayó de lado con todo ya la silla, golpeándose fuertemente la cabeza, aturdiéndolo de inmediato, aun así, los golpes no se detuvieron.

    ─¡Deténgase! ¡Querido!... ¡Por favor, paren! ¡les juro que no sabemos nada… se los juro, dejen de golpearlo!. ─Imploraba desesperaba la pobre mujer de ojos verdes, inundados en lágrimas, su rostro angustiado y desesperado miraba en dirección a su marido siendo atacado, rompiéndole el alma poco a poco con cada golpe.

    El amor de su vida estaba siendo agredido con violencia frente a sus ojos y sentía como su corazón dejaría de latir en cualquier momento. Al otro costado de ella, el pequeño Ritsu permanecía inmóvil en su silla, con la cabeza baja, perturbado y en shock.

    Mami dijo que si era valiente y me portaba bien, los tipos malos nos dejarían ir… tengo que ser valiente, tengo que ser un buen niño El pequeño castaño apretaba desesperadamente sus manitas en forma de puños, se mordía con furia los labios y cerraba con todas sus fuerzas los ojos para evitar que las amargas lagrimas salieran de estos, trataba con todas sus fuerzas de ignorar los gritos de su padre a unos metros de él y haciendo eco en el enorme y lúgubre sitio, sus esfuerzos por no dejar salir sus lágrimas fueron en vano, pero aun así, no emitió sonido alguno y se quedó quietecito.

    ─Se lo suplico… mi marido está enfermo, no sabemos nada, no sabemos nada, dejen de golpearlo. ─Repetía la mujer, destrozada, implorante y con un tono cada vez más devastado al ver que su marido ya no gritaba ni se movía, habían pasado 15 minutos desde que comenzaron a golpearlo, demasiado tiempo para que su cuerpo lo soportara y ella para mirar, esto era el infierno.

    ─Ya que se niegan a cooperar, quizá les saquemos la información si le hacemos algo al pequeño… ─Sugirió el pelirrojo agarrando bruscamente la cabeza del castaño donde supuso estaba su cabello y lo jaló hacia atrás con violencia.

    ─¡Ayyy! ─Se quejó de inmediato el menor, su pequeño cuerpecito temblaba de terror y de frio, solo tenía puesta su pijama de color azul con huellitas de animalitos.

    ─¡NO! Se lo ruego, h-háganme a mí lo que quieran, pero no le hagan nada a mi hijo, es solo un pequeño… ─De inmediato el instinto de madre se interpuso antes que su propia seguridad, no le importaba lo que pasara con ella, si con eso podía evitar que le hicieran daño a su pequeño retoño ella lo aceptaría.

    ─¿En serio? ¿Lo que sea?... Muy bien, te tomaré la palabra. ─Tras esto chasqueó los dedos y el grupo de hombres se le acercó. Su corazón se estrujó y su estómago se hundió, la mirada lasciva y malévola de todos los hombres ahí la aterro al presentir sus intenciones, Soltaron sus ataduras y entre dos tipos la arrastraron hacia enfrente, su cuerpo comenzó a temblar de pánico ante lo que se avecinaba, pero aun así no se retractó, miró al techo como si este fuera el cielo, esperando un milagro y luego regresó la vista a su pequeño hijo, quien agradeció por un momento que tuviera puesto ese desgastado y feo saco de tela en su cabeza, cubriéndolo de los horrores frente a él, así no vería la peor bajeza y miseria de lo que es capaz el hombre. Más lagrimas amargas bajaron de sus ojos.

    La empujaron, tumbándola boca-abajo con salvajismo contra el suelo, de inmediato una mano se posó bruscamente sobre su cabeza, y sentía como le era rasgada la ropa con brutalidad, aunque quisiera, no podía defenderse, un hombre de cada lado le sujetaba los brazos contra la fría y sucia baldosa mientras esas bestias se relamían los labios y sonreían de forma repugnante y enferma.

    Más lagrimas salieron de sus ojos mientras se mordía los labios. Por un instante su vista se dirigió hacia su hijo, que seguía sobre la fría silla, la cabeza baja y cubierta pero no emitía ningún sonido, solo veía su cuerpecito temblar, tras él, a unos metros recargado en lo que parecía ser una mesa vieja, se encontraba el joven de cabello rojizo, mirando con una sonrisa arrogante y divertida la situación. Cerró los ojos fuertemente para no mirar a su hijo, aunque este no pudiera regresarle la mirada.

    ─Dios, ayúdanos. ─Imploró en un susurro cuando sintió como abrían a la fuerza sus piernas y un tipo desagradable se acomodaba entre ellas.

    Y como si Dios la hubiera escuchado, de inmediato un fuerte golpe proveniente de la puerta alertó a todos y de inmediato hubo disparos a diestra y siniestra.

    ─¡Demonios! ─Se empezaron a escuchar maldiciones, desesperación sorpresa y pánico. Todos los tipos que habían estado en la habitación corrieron y se dispersaron como hormigas, cubriéndose detrás de las gruesas columnas que sostenían el edificio. Muchos de ellos caían al piso antes de encontrar refugio, otros eran alcanzados por las balas, hiriéndolos en diversas partes de su cuerpo.

    ─¡Maldición!... ¡Retirada! ─Ordenó el pelirrojo al mismo tiempo que desenfundaba su pistola y disparó hacia la pequeña bombilla mientras retrocedía de la escena y de inmediato todo quedó a oscuras.

    Se escuchaban gritos y disparos, los cuerpos caían uno tras otro. La mujer aterrada de por sí, temía que le hubieran disparado a su hijo.

    ─¡Ritsu! ─Gritó mientras se arrastraba con dificultad hacia donde vio la silla en la que estaba su hijo, su voz era opacada por los disparos, le preocupaba porque no la dejaban escuchar los gritos del menor.

    ─¡Mami! ─Escuchó a lo lejos, sus esperanzas crecieron así que se arrastró más rápido hacia la dirección donde escuchó la pequeña voz. En cualquier momento una bala podría alcanzarlo.

    Tocó un zapatito. Subió su mano hasta su rodilla y pudo sentir como el menor dio un pequeño brinco en su lugar, encogido y aterrado.

    ─Soy yo, mami está aquí, mami está aquí, ay mi pequeño ─Lo abrazó con fuerza y no pudo evitar llorar de la emoción al saber que estaba bien y a salvo. De inmediato lo tiró de la silla y lo acostó debajo de su cuerpo para protegerlo, sentía como de vez en cuando la pisaban o pateaban, debía desatarlo pronto y buscar un lugar seguro, los disparos y gritos no se detenían, pero se escuchaban cada vez más lejanos, como si la persecución se alejara de ahí, pero aun así estar ahí expuestos era un riesgo enorme para los dos, estaban en medio de un fuego cruzado y en cualquier momento una bala podía atravesarlos.

    ─Ya está, rápido, busquemos un lugar seguro, no te levantes, por nada del mundo, prométeme que serás un buen niño y te quedarás debajo del cuerpo de mami, Okay, mami es tu escudo. ─Como pudo logró desatar las manitas de Ritsu. Pero no le quitó el saco de la cabeza, de cualquier forma, no era necesario, estaba oscuro totalmente, salvo por leves rayos de luna que entraban de diminutos tragaluces en las paredes

    ─Si. ─Asintió a duras penas, totalmente asustado por el fuerte ruido de las detonaciones. Ambos se comenzaron a arrastrar, pero era difícil encontrar un lugar seguro en ese sótano tan grande y mucho más a oscuras.

    ─¿y papá? ─Preguntó de repente el castaño. Su corazón se estrujó una vez más, no podía arriesgarse a buscarlo en medio de esa situación, su corazón se rompió al tener que abandonar a su compañero de vida para proteger a su hijo. Lagrimas amargas volvieron a caer con dolor, pero no se detuvo, tenía que poner al pequeño a salvo.

    Finalmente llegaron a una pared, trataron de buscar a tientas algún rincón o pilar para protegerse, pero sintió algo más, algo metálico, una rejilla, se asomó u muy muy al fondo se vio una pequeña luz, era un pequeño ducto de ventilación, rápidamente y con desesperación arrancó la rejilla y empujó a toda prisa al niño, metiéndolo lo más profundo que pudo.

    Intentó entrar ella también y en ese momento las luces volvieron, alguien había encendido los demás interruptores, pero tenuemente, parpadeantes.

    ─¡Maldita zorra! ¿A dónde crees que vas? Tu no irás a ninguna parte perra. ─El pelirrojo agarró a la mujer del cabello y tiró de él hacia atrás, haciendo que cayera de espaldas contra el sueño, más golpes para su maltrecho cuerpo, le apuntó con el arma, pero antes de que pudiera disparar, el señor Onodera lo inmovilizó, rodeándolo fuertemente con los brazos y ambos forcejeando.

    ─¡Corre, llévate a Ritsu…! ─Ordenó el hombre, defendiendo a su familia como una fiera a pesar de los fuertes golpes, fracturas y contusiones que tenía por todo el cuerpo, pero el dolor no le importaba, solo sabía que tenía que proteger a su familia a como diera lugar, nada más importaba, ni el mismo. La desesperación le daba fuerzas para no sucumbir.

    ─¡Suéltame maldito hijo de perra! ─La mujer asintió a toda prisa y en medio de su estupefacción, alivio y temor volvió a agarrar al castaño, lo cargó y corrió a toda prisa con él, los disparos y gritos se oían ya algo lejos, pero uno sonó justo detrás de ella.

    Entre el forcejeo el arma se disparó, clavándose la bala en la pierna del muy malherido hombre, quien de inmediato soltó un alarido de dolor, Haitani aprovechando esto, le dio un codazo en el rostro, tirándolo al suelo, apuntó su arma hacia él y disparó.

    Volvió a levantar su arma, esta vez apuntando a la mujer que corría con desesperación hacia la salida y una vez más el sonido de un disparo inundó el lugar en esa zona.

    El cuerpo de la mujer cayó de inmediato, contra el piso, haciendo que el pequeño castaño se golpeara la cabeza con fuerza, su cuerpo quedó debajo de su madre.

    ─Maldito bastardo, al fin te tengo ─De la nada, Un joven de unos 15 años entró a toda velocidad, algo ensangrentado y agitado, pero decidido y feroz como una bestia salvaje se paró frente a frente de Haitani como si fuera un depredador, acechándolo para acabar con su vida mientras lo acorralaba, apuntándole con el arma.

    ─¡Mierda! ¡Aaahggg! ─Aunque trató de esquivar la bala, esta se le incrusto en el hombro, aun así, no se detuvo y corrió hacia un lado de la pared.

    ─¡Akihiko, no dejes que escape ese bastado!. ─Ordenó el muchacho corriendo tras su enemigo, pero de inmediato un pequeño cuerpo llamo su atención.

    ─¡Ya lo se!... ¡Maldición! ─Haitani disparó hacia una de las paredes, revelando una salida de emergencia, la cual llevaba al exterior y podía verse una camioneta negra lista para ser abordada.

    ─¡Oh mierda! ─El ojiavellana corrió de nuevo y otra vez detonó su arma, pero el pelirrojo ya se había subido al vehículo, la cual arrancó a gran velocidad haciendo un sonido chirriante de llantas y se alejó.

    ─¡Maldita sea!. Se nos escapó el muy bastardo. ─Maldijo con coraje y rabia.

    ─Al menos no todo está perdido, acabas de matar a su padre, nos hemos desecho de un gran enemigo y pez gordo del bajo mundo y has logrado vengar a tu familia. ─El peliplata trató de animarlo, respiraba agitado debido a la gran carrera que con la que llegaron.

    Mientras que un grupo de hombres entraron por debajo del edificio, ellos entraron por arriba en helicóptero, directo a su blanco principal, el presidente de ATTA, Haitani Sou, un viejo cerdo que tenía varios negocios con drogas, armas, trata de personas y trafico de niños.

    Para suerte del mundo, el golpe contra este grupo delictivo fue de imprevisto, les cayeron de sorpresa, como si su cerebro estuviera programado, el pelinegro corrió directo a la oficina del presidente, nada lo detuvo, se lanzaba a diestra y siniestra como una maquina de matar contra quien se cruzara en su camino, limpiando el largo trayecto a la par de Akihiko, quien le seguía el paso y le cuidaba las espaldas.

    ─¡Mierda! ─Finalmente llegaron a la oficina de este, en cuanto los vio la cara se le puso pálida, se acomodó el pantalón torpemente para intentar huir a toda prisa mientras sus acompañantes se levantaban de la cama, cubriéndose a duras penas con las sábanas y gritando por el pánico, intentando salir de ahí desesperadamente antes de las balas las alcanzaran.

    ─¡Mátenlos! ─Los guardaespaldas personales del viejo lo defendieron con fiereza, intentando cumplir con la orden de su jefe, uno logró herir al pelinegro, causándole una leve lesión en la ceja, la cual empezó a sangran, entorpeciendo su vista, pero eso no lo detuvo, Akihiko lanzó un cuchillo, el cual se clavó directo en el pecho del tipo, mientras ágilmente disparaba detrás y enfrente contra los guardaespaldas que intentaban detener a toda costa a Takano, el peliplata cumplió de forma impecable su misión, cubriéndolo, el cual solo tenía que darle a su objetivo, a nadie más y de eso se encargó Usami.

    Takano apuntó el arma a gran velocidad y la bala atravesó el cráneo del viejo, otra se incrustó en su costado derecho y otra más en uno de sus pulmones.

    El pesado cuerpo se desplomó y no volvió a levantarse, la alfombra a su alrededor empezó a humedecerse y a teñirse de rojo

    ─Listo, finalmente lo has conseguido ─Felicitó Usami palmeándole el hombro. El pelinegro no cambió esa expresión fría, gélida y despiadada mientras caminaba hacia el presidente de ATTA.

    ─No, tengo que asegurarme. ─Sentenció con voz gruesa y firme. Disparó tres veces más contra la cabeza canosa de lo que alguna vez fue un hombre.

    ─Ahora vayamos por el malnacido de Shin. ─Ordenó sin quitar esa expresión sombría de su rostro comenzando a correr fuera de la oficina.

    ─Jefe, lo encontramos, está en el sótano. ─Sonó por el auricular a un lado de su oreja, sin miramientos los dos corrieron para allá. Lastimosamente llegaron tarde para salvar a la familia Onodera, a unos cuantos metros escucharon disparos muy cerca de la entrada, primero uno y unos segundos después otro y fue ahí cuando se lo toparon finalmente al entrar al sótano.

    ─Aun así, no me agrada la idea de que ese malnacido haya escapado, va a ser una molestia en el futuro. ─Bufó con desagrado mientras guardaba su arma y suspiraba pesadamente imaginando el infierno que se desataría cuando volvieran a enfrentarse. Se alborotó el cabello con hastió y frustración al no haber podido completar adecuadamente su misión, dejándole un mal sabor de boca.

    ─Bueno, iré a revisar a ver si no queda alguna cucaracha por exterminar, si la hay podremos sacarle información de su asquerosa cloaca donde se fue a meter. Apuesto que después de lo que ocurrió hoy y cuando se entere que su papi ha muerto va a ocultarse por un buen tiempo ─Y tras decir esto camino, adentrándose en el oscuro sótano, ya no se escuchaban los disparos, solo las voces lejanas del su escuadrón.

    ─Si, está bien. ─El pelinegro regresó la mirada al sitio donde le pareció ver un pequeño cuerpo. Debajo de una mujer. Su estómago se hundió con algo de dolor y pesar.

    Caminó hasta ahí y sus sospechas eran ciertas, el cuerpo de una mujer yacía tendido en el suelo, pero aun así daba la impresión de proteger algo, lo que llamó su atención un momento antes durante la persecución.

    Con mucho cuidado removió a la mujer y se dio cuenta del cuerpecito de un niño, que respiraba débilmente, no podía verle la cara porque su cabeza estaba cubierto por un sucio saco de tela. Maldijo una vez más a Haitani por ser tan cruel y sádico.

    Con sumo cuidado le quitó esa cosa de la cabeza y su corazón se estrujó con dolor, conocía a ese pequeño. Era su prometido.

    Muy despacio y con suavidad quitó la sangre y trató de limpiar las heridas de sus muñecas con un pequeño trapo, sacó una cantimplora de su cinturón, mojo el trapo en el sitio donde no estaba sucio y lo volvió a pasar por sus muñecas.

    ─¡Mhgg! ─Se quejó el pequeño castaño de ojos verdes, removiéndose y abriendo con dificultad sus ojos.

    ─¿Q-Quien eres tú? ─Preguntó apenas audible el ojiverde, pero temeroso, su cuerpo tenso por no saber quién era el sujeto que lo estaba cargando, temía que fuera uno de esos despiadados hombres que le hicieron daño a su familia, su vista borrosa no le permitía ver bien el rostro de la persona que lo cargaba.

    ─Soy un amigo, ya estás a salvo, todo terminó. ─Aseguró con gentileza en mayor, quien acunaba al pequeño entre sus piernas y brazos, tratando de brindarle calor.

    ─¿Dónde está mi mamá y mi papá? ─Preguntó pestañeando y con la voz débil, tratando de contenerse en no llorar.

    ─Tu mamá y tu papá… ya no podrán volver. ─Fue lo único que atinó a decir el adolescente, cubriendo el rostro del niño para evitar que volteara a sus espaldas y buscara a su progenitora. Ante las palabras del mayor el cuerpo del castaño empezó a temblar y las lagrimas volvieron a brotar de sus ojos, a su edad ya sabía lo que significaba esa frase y comprendía lo esencial de lo que era la muerte.

    Sus padres se fueron al cielo y ya no los podría volver a ver nunca más.

    ─Mami me dijo que, si era valiente, nos dejarían ir… fui valiente, pero no nos dejaron… ¿No fui un buen niño y por eso mami y papi ya no están? ¿Fue culpa mía? ─Un cálido abrazo lo rodeó de inmediato mientras lagrimas cálidas rodaban por sus mejillas rojas por el frio y el llanto, tratando de consolarlo. Él había pasado por lo mismo hacía ya varios años, entendía a la perfección es sentimiento de tenerlo todo y al momento siguiente, no tener nada en la vida, más que dolor, soledad y un vacío en tu alma.

    El llanto del castaño se intensificó mientras más lagrimas bajaban por su rostro y encogía más su cuerpecito, tratando de cubrirse del dolor y del mundo que le habían hecho tanto daño.

    ─No, no fue culpa tuya, fuiste más valiente que nadie ahí dentro. Tu madre también lo fue. Fue una mujer muy fuerte y valiente. ─Acarició sus cabellos y pegó la cabeza del menor contra su pecho. Se maldecía por haber demorado tanto, quizá si no se hubiera detenido a dispararle otra vez a ese cuerpo muerto, los padres del castaño seguirían vivos.

    ─¿Por qué mami y papi no se mueven? ¿Por qué hay tanta sangre? ─Preguntó volteando a ver el cuerpo de su madre que se encontraba a unos metros de él, tumbado boca abajo. Su mirada ausente y su voz neutral, sin emoción alguna. Algo se activó en su cerebro, protegiéndolo del shock, de dolor.

    Tras este recuerdo el castaño despertó de golpe, se había quedado dormido en el trabajo y como siempre, su pesadilla se repetía cada vez y terminaba despertando de golpe, agitado, siempre el mismo sueño, los mismos gritos, la misma escena de ver a sus padres boca abajo mientras el charco de sangre crecía, y unos brazos cálidos que lo envolvían, protegiéndolo de la fría noche, no recordaba los rostros de los participantes, solo esa gentil voz y esos cálidos brazos a su alrededor.

    ─Ricchan. Te volviste a dormir en el trabajo. ─Se rio una voz cálida y suave de una chica a su lado.

    ─Ah, lo siento, no he dormido bien los últimos días, por eso. ─Se rascó la nuca con pena mientras se ponía de pie frente a la chica de larga cabellera castaña y sonrisa gentil.

    ─No pasa nada, ha estado muy vacía la tienda últimamente. ─Miró alrededor de la tienda de conveniencia, no había una sola persona, solo ellos dos.

    ─¿No quieres mejor irte a casa Ricchan? Yo te cubro. ─Le sugirió la chica mirando el reloj, de cualquier forma, faltaban unos minutos para que se terminara el turno del castaño, recordando que le había comentado que tenía que estudiar para poder entrar a la universidad que quería.

    ─No hace falta Ann-chan, solo faltan 15 minutos para que termine mi turno, puedo esperar un poco más. ─Le sonrió el castaño poniéndose de pie

    ─Muy bien, entonces vuelvo en un momento. ─La castaña cargó una caja con unos cuantos peluches que ya no cupieron en uno de los estantes y los regresó a la bodega.

    El ojiverde se quedó pensativo, siempre era el mismo sueño, volviendo a repasar lo único que recordaba de su constante pesadilla, voces feroces de hombres gritando, algo cubriéndole la cabeza, detonaciones de armas, su madre llamándolo desesperadamente por su nombre, al siguiente segundo los cuerpos de quien a duras penas recordaba que eran sus padres y un agradable calor que lo envolvía en medio de la noche gélida y despiadada, un abrazo que lo protegía del frio y una voz gentil que le decía que estaba a salvo.

    Lo último que recordaba era como esa voz susurraba gentilmente su nombre mientras lo apretaba más contra su pecho. como la ola de un susurro la voz le aseguró “─de ahora en adelante, yo te voy a proteger─” y su cabecita era empujada contra el cálido pecho logrando percibir el apacible sonido de los latidos inundando sus oídos, arrullándolo mientras veía un pequeño emblema en lo que parecía ser un uniforme extraño completamente negro y una palabra borrosa.

    Su cuerpo cedió al cansancio, a la falta de sueño, alimento y a la fatiga cuando se sintió a salvo y la adrenalina disminuyó y cayó rendido al sueño, cuando despertó de nuevo, se encontró completamente solo en una cama de hospital sin nadie alrededor.

    ─ “Ritsu” ─volvió a repasar esa voz en su cabeza mientras susurraba su nombre

    ─ “Ritsu”… ─Dijo en voz baja, perdido en el recuerdo.

    ─Quisiera poder recordar mi apellido… ─De ese día ya habían pasado 10 años, tenía 8 cuando todo lo que conocía, su vida y felicidad le fueron arrebatados por completo, dejándolo sin nada, sin familia, sin infancia, sin amor, sin un hogar al cual volver. Para su desgracia o fortuna, no recordaba nada más de eso, cuando intentaba concentrarse y pensar en ello un fuerte dolor de cabeza lo azotaba mientras su mente era invadida por un terror y una desesperación indescriptible que lo hacía detenerse de seguir intentando indagar en sus recuerdos.

    No sabía nada de sí mismo, todo lo que tenía de su vida, eran esos recuerdos aterradores y su nombre de pila. No sabía quien era su familia, ni como era su rostro, o su vida antes de eso, solo sabía que sus padres habían muerto porque sus constantes pesadillas le reafirmaban sus sospechas una y otra y otra vez, que ya no estaban en este mundo.

    El sonido del pequeño timbre de la puerta automática lo sacó de sus pensamientos, parándose derecho y recibiendo con una sonrisa la cliente.

    ─Bienvenido. ─Saludó enérgico con una sonrisa a un hombre alto y muy apuesto, vestido con un traje sumamente elegante de color negro, una corbata azul rey brillante, unos zapatos perfectamente pulidos y encerados, y un enorme abrigo abierto que solo estaba sobrepuesto en los hombros y que le llegaba un poco más abajo de las rodillas, tenía una expresión seria y casi intimidante, su pálida piel sin una sola imperfección denotaba que no debía tener más de 25 años, subió un poco más y se topó con unos ojos penetrantes y profundos, esa mirada ámbar le atravesó y le hizo sentir escalofríos por todo el cuerpo.

    El pelinegro caminó directamente a la caja, parecía que no entró para comprar algo. La gente adinerada no solía entrar a esas tiendas a comprar artículos, ni siquiera una botella de agua. Por lo que la visita inesperada del desconocido cliente fue una total sorpresa para el castaño.

    ─¿? ¿P-puedo ayudarle en algo? ─Preguntó nerviosamente ante la intimidante mirada y aura que desprendía ese hombre, lo ponía sumamente inquieto y le incomodaba demasiado esa mirada y expresión sombría.

    ─Vengo por ti. ─Comentó con simpleza el mayor. Su voz era profunda gruesa y varonil
    SPOILER (click to view)
    *la voz eehhh… bueno, lo otro también XD*


    ─¿Qué? ¿Por mí? ─Preguntó sumamente confundido, temía haberse metido en problemas con la gente equivocada, a pesar de que esa mirada penetrante y profunda lo intimidaba, por más que quería no podía desviar la mirada de esos orbes ámbar. El color de sus ojos era hermoso.

    ─¿Eres Onodera Ritsu, ¿no? ─Preguntó alzando una ceja mientras colocaba su mano contra su cintura, adquiriendo una pose impaciente al igual que su voz, un tanto fastidiada.

    ─…¿Onodera?... ─Ese apellido le resultó sumamente familiar, como una revelación, de inmediato supo que ese era su nombre. “Onodera Ritsu” resonó en su cabeza y en sus recuerdos, uno del preescolar donde pasaban lista y el respondía presente ante ese nombre.

    ─S-Si. ─Respondió torpemente sin prestar mucha atención al hombre frente a él ya que se concentró reteniendo ese nombre, para investigarlo más tarde en internet, ya tenía una pista de quien era el, ahora tenía que investigar de donde venía, quienes eran sus familiares, si es que aún tenía, Cuál era su pasado y averiguar su identidad.

    ─¿Por qué? ─Balbuceó confundido aún en medio de su estupefacción, mientras su mente a duras penas procesaba su descubrimiento y trataba de regresarlo a la realidad.

    ─Porque vas a ser mi esposo. ─Sentenció el pelinegro totalmente serio, cruzando los brazos, dándole un aspecto más autoritario e intimidante y sin despegar ni un segundo su mirada de esos ojos verdes, los cuales se agrandaron ante sus palabras por la sorpresa.

    Continuará…

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



    Holi minna-san, he vuelto finalmente a retomar mis fics, después de años finalmente encontré la inspiración e ideas para esta historia y vengo al 100% con ella. Se que el capitulo es muy corto a comparación de los que están a acostumbradas a leer de mi, pero creo que a pesar de no ser tan largo logra atraparte y dejarte con la intriga.

    Es, creo, que el capítulo más crudo que he escrito, no se, se me hizo un nudo en la garganta un par de veces, la primera cuando estaban a punto de violar a la mamá de Ritsu y la segunda cuando Takano lo encontró, dándose cuenta que llegó tarde para salvar a sus suegros, pero más adelante explicaré sobre ello.

    Se que tomó un giro inesperado y la mayoría esperaba una continuación de la escena en el departamento después de que Takano volvió de su viaje, pero desde que me llegó la idea para este fic, estaba decidida a que ahí lo iba a "cortar" y dar un giro para relatar el pasado y a partir de ahora va a estar centrado en como fue que se conocieron, que pasó en la vida de ambos para que terminaran juntos, por que Takano es un "asesino", como obligó a Ritsu a casarse con el y como se desarrolló su relación y eso.

    Por si tienen duda, la familia era de 4, El papá, la mamá, Ritsu y Tsukishima, pero este último no estaba en casa porque está estudiando en un colegio privado en Inglaterra con unos parientes, por lo que el "se salvó", el será como 2 o 3 años más grandes que Ritsu. En este fic quise retratar el amor e instinto paternal de los dos, como a pesar del peligro, riesgo y terror su instinto y amor por Ritsu fue más grande y lo protegieron con sus vidas. Admito que fue una escena desgarradora.

    Más adelante se revelaran muchas cositas, les digo, la inspiración para esta historia me ha llegado y tengo mucho material para la trama más adelante, espero que les guste mucho y sean pacientes con la espera del capitulo 0.2, les aseguro que les va a gustar... aunque eso aún no la tengo pero ya tenido la idea en mi cabeza.

    Muchas gracias por su apoyo.

    Zayo.

    ☆∧▶◀∧
    (๑・ω・๑)つ━☆・*。
    ⊂   ノ    ・゜+.
    しーJ  °。+ *´¨)
         .· ´¸.·*´¨) ¸.·*¨)
          (¸.·´ (¸.·'* ☆

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



    Edited by *°•~Kasaya Deysha ~•°* - 12/2/2023, 23:56
  10. .
    Me acabo de dar cuenta que eliminaron su cuenta, aún así no pierdo la esperanza y sigo aquí en la espera hasta que regrese o que yo muera ;_; (: </3
  11. .
    Hola minna-san, que les digo, se que demoré años en volver a actualizar y se que no tengo justificación ni excusas, a veces me venían ideas, a veces no, a veces me daba pereza, en otras estaba presionada por el servicio social, pero finalmente he vuelto y con un nuevo capitulo, de hecho ya mismo me estoy poniendo a escribir el otro, ya será sobre la firma de autógrafos en la playa, las aguas termales y muchas cositas más.

    He visto que el foro igual está muy abandonado, quizá porque la mayoría ya emigró a watpadd o algunas quizá maduraron y dejaron de leer fanfics, tienen otras ocupaciones o algo por el estilo, que de cierta forma es triste pero igual necesario e inevitable tener un nuevo enfoque en cuanto a nuestras actividades, espero que si me sigues leyendo disfrutes esta historia, como lo prometí, no la voy a abandonar, tengo muchas ideas y cariño por este que es mi primer fanfic y que mejor de mi pareja favorita; el Takaritsu y aparte como reencarnaciones de quienes también fueron una pareja que sufrimos, Kuroda y Tsukishima, que si bien fue una historia muy triste, quise darle otro final a mi manera y me da gusto que ustedes me hayan ayudado a que esta historia llegara tan lejos y tuviera tantas visitas, de verdad lo aprecio mucho y espero que no haya perdido el toque para escribir y que la inspiración vuelva, si tengo ideas muy interesantes y dramas, pero igual al llegar a escenas intermedias como que me bloqueo porque no se me ocurre que más escribir y me estanco en esa escena antes de llegar a la parte crucial.

    Ahora que ya tengo tiempo, ya terminé la escuela, el servicio social y eso ya tengo más tiempo libre, pero igual ahora como adulta tengo que buscar un trabajo y empezar a valerme por mi misma, salir de mi zona de confort, ampliar mis horizontes y metas, esforzarme para ser una gran profesional en mi carrera y trabajar en mi misma para ser una mejor persona, eso si, quizá mi gusto por el yaoi nunca cambie, aunque he de decir que ya no leo tantos mangas o derivados como antes, el cariño por mis lindos nostálgicos sigue presente y me emociona más porque cada vez se acerca más el final de la cuenta regresiva y la tan esperada confesión de Ritsu, ojalá que sea en este año, crucemos los dedos por que así sea.

    En estos días estaré contestando sus mensajes previos de los capítulos que me hacían falta, una vez más, disculpen mi demora e irresponsabilidad y muchas gracias por seguir mi historia aún, voy a tratar de actualizar más seguido.

    Las quiero.

    Zayo ♥

    ☆∧▶◀∧
    (๑・ω・๑)つ━☆・*。
    ⊂   ノ    ・゜+.
    しーJ  °。+ *´¨)
         .· ´¸.·*´¨) ¸.·*¨)
          (¸.·´ (¸.·'* ☆

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿


  12. .


    Parte 2

    Pov Takano.

    ─Maldición─ Bufé en voz baja al entrar al departamento. Se me había hecho sumamente tarde, a pesar de que mis planes eran llegar a tiempo para cenar con Onodera después de más de una semana y media no pude cumplir con mi propósito debido a los bastardos de la imprenta que me retrasaron con la reunión. Mis planes para estar con mi pequeño amante esta noche se habían ido al caño.

    Me dolía la cabeza, estaba por demás irritado, debido a las juntas que tuve todo el día no pude llamar a mi pequeño amante, ni contestarle los mensajes que me había enviado informándome que todo había salido bien con las mangakas y lo que más me preocupaba era que ese bastardo de Haitani no se sobrepasara con Onodera, creo que realmente no tiene ni idea de que Ritsu y yo estamos en una relación.

    ─Estoy en casa… ¿Ritsu? ─Caminé hasta el comedor, no estaba ahí, pero faltaba uno de los platos que había dejado con algunos alimentos para la cena. Me alivié al ver que Ritsu si había cenado antes de acostarse.

    Caminé silenciosamente hasta la habitación y lo encontré durmiendo profundamente, solo veía su espalda y su cabello castaño, casi cubierto por completo gracias a las sábanas.

    Besé su mejilla con ternura, una vez, dos veces, tres veces hasta llegar a sus deliciosos labios que durante todo el día me moría por probar. De un toque suave y ligero pasó a ser uno cada vez más pasional, mordiendo suavemente sus labios, no me pude contener y metí mi lengua dentro de su boca. Se respingó levemente en cuanto sintió mis voraces besos.

    ─Mnhn… ¿Masamune…?─ Suspiró después de separarme de él, se talló uno de los ojos tratando de enfocar su vista.

    ─Ya llegué cariño…─ Le di otro beso en su mejilla y otro más en los labios robándole el aliento de nuevo.

    ─Mhmm… Bienvenido… Tardaste mucho. ─Reprochó aun adormilado y muy quedito.

    ─Perdóname, no fue mi intensión…─ Me quedé callado en cuanto vi que entre sus brazos había una almohada y fue hasta ese momento que me di cuenta que no estaba la almohada que yo utilizaba para dormir. ¿Qué clase de insinuación era esa? Dios, me daban ganas de abalanzarme encima y amarlo hasta el cansancio, lo deseaba demasiado.

    ─ ¿Me extrañaste precioso? ─Me situé arriba de él mientras volvía a atacar sus mejillas, pero esta vez de forma insinuante, mis besos fueron bajando hasta su oreja, la cual lamí y mordí sensualmente. Sentí como se estremeció de sobremanera que incluso soltó un delicioso gemido, llevando el dorso de su mano a su boca para tratar de contenerlos.

    ─Ahnn… Mhm… ─Asintió apenado, por la tranquilidad de la noche pude escuchar con claridad los latidos de su acelerado corazón. Besé, mordí, lamí toda la piel de su cálido y apetecible cuello, logrando más espasmos y provocativos gemidos que salían de su boca, los cuales hacía todo lo posible por callar, pero al parecer no podía evitar soltarlos.

    ─Nhggg… Masamune… ─Se retorcía ligeramente debajo de mi cuerpo, dejándose hacer todo lo que yo quisiera. ¡Dios! Sentí que iba a perder el control en cualquier momento.

    ─Masa-¡Mhp! ─Lo besé con locura, no podía más. Mientras le robaba el aliento, mis manos iban desabotonando la parte superior de su pijama, mis manos ansiosas acariciaron su cálido torso, cosa que lo hizo gemir aún más fuerte entre el beso.

    Mi lengua lamía con deleite sus labios, mis dientes lo mordían con un hambre voraz y mis manos comenzaron a estimular sus deliciosos pezones. Ante esta última acción sentí como en mi pierna algo comenzaba a presionarla, algo cálido y duro.

    ─¿Me deseas Ritsu? ─Le pregunté con voz ronca mientras volvía a morder su oreja. Deleitándome con su adictivo aroma a vainilla…

    ─Ahnn… S-Si ─Dijo tímidamente mientras suspiraba profundamente. Su exquisito aroma me enloquecía, el olor a lirio de su jabón, la frescura que desprendía… ¡Maldición! Me despegué de inmediato de su cuerpo. Dejándolo entre confundido y excitado.

    ─¿Qué pasa? ─ Preguntó extrañado y suplicante, mirándome con esos encantadores ojos verdes que resaltaban entre el color rosado de sus mejillas y sus labios empapados y rojos de tantos besos desmedidos.

    ─No me he dado una ducha… ─Le respondí sin moverme, algo apenado y frustrado. Hizo un tierno puchero de molestia e inconformidad. Yo no estaba dispuesto a ensuciarlo, había sudado mucho entre el estrés, el calor, el ambiente de la ciudad, iba a ser algo desconsiderado de mi parte hacerlo sin bañarme cuando él ya lo hizo.

    ─Perdón cariño…─ Le di un beso en la mejilla de nuevo mientras me levantaba de la cama. Me miró con reproche y urgencia mientras escondía su semierección entre sus manos y las sábanas.

    ─¿Me esperas un momento hasta que salga? ─Le pregunté apremiante sin dejar de repartirle besos por todo su rostro y sus labios.

    ─Mmm… estoy muy cansado y tengo que salir mañana temprano… ─Me dijo apenado y frustrado de nuevo, con una cara llena de lastima, claramente quería hacerlo, pero iba a ser más problemático si llegaba cansado a la oficina, adolorido y desvelado, más cuando teníamos tantos pendientes por hacer y mangakas que visitar.

    ─Está bien cariño, te prometo recompensarte pronto. Prepárate. ─Mordí de nuevo su oreja, susurrando con voz ronca y sensual. Me deleité una vez más con sus hinchados labios, robándole el aliento una vez más, degustando con vehemencia su cálida y dulce cavidad. Lamiendo, mordiendo y succionando sus labios y su lengua propia.

    ¡Joder!, no quería separarme, pero tenía que hacerlo, yo también estaba agotado, no había comido adecuadamente por las estúpidas juntas.

    Nos separamos sin querer hacerlo realmente.

    ─Descansa Ritsu…─ le revolví los cabellos mientras él se acomodaba de nuevo para retomar el sueño en el que estaba justo antes de importunarlo.

    Al llegar al baño miré hacia abajo mí ya levantado miembro, tenía una erección muy pronunciada y algo húmeda dentro de mis pantalones. ¡Demonios! Como anhelaba su interior… sentir como aprieta deliciosamente mientras empujo con salvajismo contra ese rico trasero… separar sus nalgas para ver como mi pene mojado se hunde entre ellas…

    ─¡Carajo! ─Maldecía una y otra vez, una fuerte punzada en mi entrepierna me sacó de mis fantasías. Debía detenerme o iba a ser más difícil bajar mi excitación si seguía fantaseando con ese cuerpo que me tenía adicto y loco de lujuria y pasión. ¡¿Por qué tiene que ser tan sexy?!

    De inmediato mis pensamientos tomaron otra dirección.

    Cierto, no le pregunté si ese bastardo de Haitani hizo algo indebido. ¡Maldita sea! Estaba tan celoso y molesto de que haya tenido que ir con ese sujeto. Pero si hubiera pasado algo malo el me lo hubiera notificado de inmediato… ¿O no?

    La preocupación me invadió de nuevo, ¿Qué tal si de alguna forma ya se enteró de mi relación con Onodera y está buscando la ocasión perfecta para hacer su movimiento?

    ─¡Maldición! ─ Me comencé a quitar la camisa, lanzándola a algún lado del suelo mientras caminaba hacia la regadera. Con esos pensamientos en mente poco a poco mi erección fue disminuyendo, volviendo a su estado normal.

    Aún le quedaba un día a Haitani para estar con Onodera, me mortificaba y torturaba de sobremanera que intentara hacerle algo este ultimo día y yo sin estar cerca para ponerlo en su lugar si es que se sobrepasaba con mi amante.

    Traté de relajarme, Ritsu no era tan débil, ya me había dado unos buenos golpes un par de veces antes, estoy seguro que puede llegar a defenderse bien de ese bastardo si es que trata de hacerle algo.

    Era un hombre después de todo y tenía la fuerza física necesaria para defenderse en caso de necesitarlo. Una cosa era segura, si el trataba de propasarse con mi pareja, lo haría pagar muy caro, sin importarme las consecuencias.

    Entre vagos pensamientos desagradables, mortificantes con respecto a ese imbécil, los pendientes de la empresa, la situación con la mamá de Onodera, y las ganas inmensas que tenía por descansar terminé de bañarme, me sequé el cabello como pude, solo me puse un pantalón holgado y una camisa blanca sin mangas. Solo quería dormir abrazando a mi pequeño novio.

    Me metí bajo las cobijas, se sentía tan bien poder acostarme, el aroma y calor de Ritsu me atrajeron de inmediato, con algo de recelo y envidia le quité muy suavemente la almohada que tenía entre sus brazos y la sustituí por mí mismo.

    Ni creas que dejaré que me reemplaces esta noche. Pensé para mis adentros, discutiendo con una tonta almohada por haberme reemplazado las últimas horas. Tan pronto entré en calor y con el envolvente aroma de Ritsu más mi agotamiento me quedé dormido de inmediato.

    Al día siguiente cuando desperté Onodera ya no estaba. Me revolví el cabello tratando de sobarme un poco la cabeza, recordaba que entre sueños Onodera me daba un tierno beso antes de despedirse y por último acariciar mi rostro. Estaba fastidiado que nuestras últimas semanas hayan sido de esta forma, solo y yendo de un lado para otro.

    En la oficina preparé unos cuantos documentos para llevar con Erika-san y otras de mis autoras, entre contratos, borradores y storyboards iba lleno mi maletín, por suerte había llevado mi coche, debido a los constantes viajes que tenía que hacer hoy entre la casa de las autoras, la oficina y la imprenta.

    Me llegó un mensaje de Onodera

    “Estamos en casa de Fujishiro terminando los últimos detalles de la planificación para la firma, ya establecimos donde va a tener su stand y cuantas copias vamos a llevar para la firma, también ya he hablado con ella sobre las correcciones que debe hacer con el próximo tomo, ahora está dibujándolo”



    Un mensaje un poco más formal, supuse que estaba cerca de Haitani. Me sentí aliviado ante sus palabras, cada vez los pendientes disminuían y el tiempo que Haitani pasaba con Onodera se terminaba, al fin iba a acabar mi gran tortura y preocupación de que él se diera cuenta de nuestra relación y tratara de hacerle algo.

    Continué mi reunión con Erika-san, sentía mi mente extraña, de alguna forma estaba agotado, pero por otra parte me sentía lleno de energía al finalmente poder pasar tiempo con Ritsu después de tantas semanas hundidos por el trabajo, me moría de ganas por estar con él, mi mente comenzaba a ilusionarse con la idea de que volveríamos a nuestras “citas de oficina” donde antes salíamos más que nada por asuntos de la empresa pero me hacía ilusión pensar en esas salidas como una romántica cita con mi castaño. No me importaba si eran para ir al otro lado de la cuidad para comprar algún obsequio para Isaka-san, alguna reunión con una autora, solo me importaba que estaría a lado de mi pequeño novio.

    Toda la tarde me la pase fantaseando con los siguientes días, a donde podríamos ir el fin de semana, pensando en hacer una reservación en algún hotel y prepararle una romántica sorpresa a mi castaño para ayudarlo a desestresarse y aprovechar el tiempo perdido de estas recientes semanas, volver a poseerlo… ¡Diablos! Me he estado aguantando bastante.

    Me di cuenta que mi miembro comenzaba a reaccionar con la sola idea de tenerlo debajo mío jadeando y gimiendo sin control mientras profano todo su ser…

    Me espabilé de inmediato, tenía que concentrarme, sería malo si perdía el control y peor frente a una de las autoras más leídas de Emerald, podría malinterpretarse y generar un gran problema. Debía de resistir, si ya he esperado unas cuantas semanas, ¿qué será de unas horas más?.

    ─Ya revisé las ultimas correcciones que le había enviado el día de ayer, me parece que así queda más interesante, sugiero que en esta parte coloque un poco más grande la viñeta para resaltar la importancia de la escena, a partir de ahora puede comenzar con el entintado, esperaré su llamada para ayudarle a pegar los diálogos y los fondos los últimos días, si gusta llamaré a un par de asistentes para que vengan a auxiliarle. ─ Hice pequeñas correcciones en su último borrador, sentía un gran alivio que esta parte de mi trabajo ya haya quedado resuelta para este mes.

    ─Disculpe la molestia, debe ser muy difícil para ustedes hacer aún más rápido el borrador debido a la próxima firma de autógrafos de las autoras de Emerald. Muchas gracias por su trabajo. ─Debía ser duro también para ellas, después de todo, las estábamos haciendo trabajar más rápido y presionando a que entregaran mucho antes el manuscrito.

    ─No tiene que agradecer Takano-san, cuando me mencionó sobre el proyecto estaba muy emocionada, también he leído a alguna de las colegas y compañeras mangakas y es de verdad muy raro que todas coincidan en algún evento y aparte de ello, pienso que será muy emocionante. Espero con ansias ese día. ─Confesó con un brilló de emoción en sus ojos.

    ─Me alegra escuchar eso Erika-san, mañana vendré con Onodera para que él le explique mejor en que sitio va a estar su stand y ultimar detalles sobre ese día, aspiro que por cada autora llegarán unos 500 lectores o un poco más, los de asuntos comerciales van encargarse de reservar el lugar y las habitaciones para las autoras, así que puede permanecer tranquila, los gastos van a ser asumidos por la editorial. ─ Comenté aún sentado frente a ella y haciéndole un leve resumen de nuestro itinerario y planeación para mañana.

    ─Que alivio, muchas gracias por esta oportunidad. Me comentan que va a ser cerca de la playa y que la reservación va a ser en unas aguas termales, ¿no es así? ─ Ciertamente había sido acertado ambos sitios, era muy emociónate y sería un evento inolvidable la sesión de autógrafos en la playa y por la noche llegar y relajarnos en un onsen.

    ─Si, así es, estoy seguro que todos vamos a disfrutar mucho el evento. ─ En mi cabeza no pude evitar fantasear con varios escenarios junto a mi pequeño castaño, eran muy raras las ocasiones en que podíamos ir a algunos lugares turísticos y estar en el en la playa, unas aguas termales, sin duda yo también lo esperaba ansioso.

    ─Bueno, si me disculpa tengo que retirarme, aún hay algunos oficios que redactar e informes. ─Comencé a empacar algunos documentos guardándolos en mi portafolio y levantándome de uno de los sillones.

    ─Ah sí, claro, muchas gracias por su trabajo, estoy segura que Onodera-kun está haciéndolo de maravilla, he escuchado muchas cosas buenas de él, espero poder oír de su propia boca las ideas que tiene en mente. ─Me alegraba escuchar esos comentarios positivos respecto al desempeño de Onodera y que está haciendo adecuadamente su trabajo, sin duda había avanzado y crecido demasiado en este género y me hacía sentir orgulloso como los demás empezaban a notar y reconocer su trabajo.

    ─No se preocupe, mañana vendremos de nuevo para tener una pequeña reunión para que nos pongamos de acuerdo. ─Hice una leve reverencia hacia ella, imitó mi gesto.

    ─Hasta mañana. ─ Salí del departamento de Erika-san, solté un largo suspiro, al fin llegaría a casa, me daría un baño y esperaría a Ritsu para cenar juntos.

    Saqué mi celular y vi que Ritsu me había mandado un mensaje 12 minutos antes.

    “terminando de esto iré a casa, Haitani-san ya se fue, le dije que no era necesario que se quedara ayudándome con mi mangaka, le sugerí que volviera a la oficina para tener listo lo que va a necesitar para ese día, que rectifique las encuestas de sus autoras junto con algunas sugerencias que le dejamos escritas Kisa-san, Mino-san y yo”

    “te veo en casa”



    Sonreí para mis adentros, creo que si me dará tiempo preparar la cena… y talvez la tina para bañarnos juntos.

    “Muy bien, te veo allá”

    “Te amo Onodera”



    Me imaginaba la cara de Ritsu cuando leyera eso ultimo. Siempre ponía esa expresión sorprendida y enternecida mientras sus mejillas se sonrojaban inmensamente, haciendo que su felicidad se desbordara a través de su mirada apenada, ese tipo de expresiones siempre me parecían tan enternecedoras y adorables.

    Al llegar al departamento hice lo que tenía planeado, cociné una cena deliciosa, me imagino que Onodera se sentirá en el cielo al comer algo recién hecho después de varios días de solo calentar en el horno comidas un poco más sencillas y rápidas.

    En cuanto terminara el ciclo y los preparativos para la firma de autógrafos de Emerald podría llevar a cenar a Ritsu en un restaurante más lujoso, para celebrar que los preparativos para su proyecto terminarán satisfactoriamente, por el fin de ciclo y por al fin poder pasar más tiempo juntos.

    Hice un poco de udón, tempura, katsudon y para tomar quizá un poco de té de olóng…

    ¿Debería ir preparando la tina? Fui a la habitación y del armario saqué una caja que tenía adentro una pequeña esfera que era una esencia o burbujas para la tina… No hacía mucho la había comprado para disfrutar un baño relajante junto a Ritsu para momentos como este… Que estemos física y mentalmente agotados por tanto trabajo…

    Programé la temperatura de la tina para que se mantuviera así hasta que termináramos de cenar y entráramos a bañarnos.

    Regresé a la cocina.

    ─Ya se demoró… ─¿Dónde estará? ¿Le habrá pasado algo?

    Estaba a punto de sacar mi celular para llamarlo cuando oigo que la puerta principal se abre y se escucha un traqueteo de zapatos y cosas junto con una débil y cansada voz que venía de la puerta.

    ─Ya llegué…─ Percibí su voz débil y temblorosa, sumamente agotada desde la entrada.

    ─Bienveni…do…─ Me apresuré de inmediato al lobby cuando vi a Onodera tirado en el gekan.

    ─¿Estás bien Ritsu? ─Lo ayudé a levantarse poco a poco, lo hizo tambaleándose y sin fuerzas.

    ─V-Voy a morir…─ Dio traspiés mientras luchaba por caminar decentemente, estaba totalmente agotado, le ayudé a quitarse su abrigo y bufanda.

    ─Ven, siéntate, la cena esta lista. ─Se dejó caer con pesadez sobre el asiento echando su cabeza hacia atrás como si no pudiera soportar el peso.

    Le serví el arroz caliente y llevé los vasos con té, poniéndolos en cada lado de la mesa. Lucía como si se fuera a quedar dormido ahí mismo, sus ojos se le estaba cerrando, se veía un poco pálido y tenía notables ojeras bajo sus hermosos ojos verdes, los cuales luchaban por mantenerse abiertos.

    ─¿Te sientes bien? ─ Pregunté algo preocupado mientras colocaba mi mano sobre su frente y verificaba su temperatura.

    ─Estoy bien… solo un poco agotado. ─ Susurro débilmente con una cansada sonrisa. No pude evitarlo, me acerqué y posé mis labios sobre los suyos… acción que le sorprendió, pero no rechazó.

    ─Estoy contento por poder cenar contigo esta noche. ─Acaricié su rostro con ternura sin poder disimular la alegría que sentía de poder volver a cenar juntos. Entre la palidez de su rostro, un tenue color rosa se instaló en sus mejillas devolviéndole un poco el color y brillo a su rostro, se espabiló un poco más que antes y se incorporó para cenar.

    ─Yo también─ Musitó tímidamente agachando la mirada completamente apenada. Le sonreí una vez más y me senté.

    ─Gracias por la comida. ─Se llevó un bocado de arroz a sus labios, comenzando a masticarlo, su expresión me hizo derretir, era como si renaciera.

    ─Sabe delicioso, estoy volviendo a la vida… siento que las penas y el peso en mi cuerpo se desvanecen poco a poco. ─Su expresión y actitud eufórica no tenía precio, degustaba con júbilo cada bocado, incapaz de poder detenerse.

    ─Aun no puedo creer que todos estos meses hayas estado sobreviviendo con gelatinas, bebidas energéticas y bentos de la tienda de conveniencia. ─Me reí debido a la nostalgia y lo irónico que era, recordaba como su refrigerador estaba lleno de ellos y restos de comida chatarra por todo su departamento.

    ─Nunca me imaginé que supieras cocinar tan bien, pensándolo mejor me da algo de pena yo no haber aprendido… Nunca fui muy bueno en la cocina. ─Confesó avergonzado, refiriéndose a su estilo de vida de “joven amo” que, supongo, nunca le permitieron preparar algún alimento por su solo en su casa.

    ─Si, si, pequeño joven amo, yo me encargaré de todas sus comidas y alimentación a partir de ahora. ─Mastiqué un tempura con una ligera sonrisa en mi rostro sin mirarlo.

    ─¡¿Gha?! ─ Se atragantó un poco con la comida debido a mi sorpresiva sentencia.

    ─N-no es necesario que lo hagas, aunque sea un poco… yo también puedo cocinar de vez en cuando… ─Musitó avergonzado haciendo un leve puchero inflando un poco sus mejillas y frunciendo el ceño sin mirarme.

    ─Bien, entonces cocinaremos juntos. ─Prometí.

    ─Cambiando de tema, ¿Cómo te fue con las autoras? ¿Ninguna tuvo objeciones con respecto a la fecha de la sesión? ─Continuamos la conversación mientras terminábamos la cena, me hacía muy feliz volver a cenar con el de esta forma, es como si el solo hecho de estar con el aliviara todas mis frustraciones de los pasados días.

    ─Gracias por la comida. ─Al terminar de comer Onodera se levantó y comenzó a recoger los platos de la mesa para dejarlos en la tarja del lavaplatos. Estaba a punto de empezar a lavarlos cuando lo detuve dándole un gentil abrazo por detrás y luego tomando una de sus manos.

    ─¡¿Q-Qué pasa?! ─Preguntó un poco asustado y exaltado por mi repentina cercanía.

    ─No tienes que lavarlos hoy si estás cansado. ─Le sugerí refiriéndome a los platos y trastes que salieron al cocinar.

    ─Pero tú ya preparaste la cena, creo que lo más justo es que lave los trastes. ─Insistió un poco confundido del porqué no lo dejaba continuar con la leve tarea que quería hacer.

    ─Estás cansado, podemos hacerlo mañana… Ahora ven… ─Sin soltar su mano lo jalé hacia mí, guiándolo hasta le baño. En todo el camino no quitó esa mirada de extrañeza y confusión de su rostro, no le había dicho nada de la pequeña sorpresa que tenía para el en la tina.

    A pesar de su confusión no replicó ni objetó nada, solo se dejó llevar sin quitar esa linda mirada expectante.

    ─Vamos a bañarnos juntos… He preparado la tina. ─Le susurré con un tono cálido y calmado, esbozando una leve sonrisa en mi rostro mientras entrabamos al baño. De inmediato sus ojos se abrieron y sus mejillas se colorearon de un intenso rosa.

    ─¿Eh? P-P─ No sabía que decir, se quedó callado aun apenado y sorprendido. Era como “no quería” pero “si quería” se veía en su mirada, esas reacciones provocaban en mi lo mismo cada vez; que mi corazón se acelerara y me enterneciera por ellas.

    Poco a poco le comencé a quitar la ropa con lentitud, abrazándolo, besando su rostro tiernamente y sus mejillas mientras me deshacía de la camisa, pasando mis manos por sus hombros y bajando por su espalda para retirar la misma prenda. Él se quedó en la misma posición, no se movió, no se negó y no hizo nada para evitarlo, solo miraba entre avergonzado y resignado a algún punto del baño. Besé sus hombros en cuanto la camisa que traía puesta cayó y fui dando pequeños besos en su suave y cálido cuello, logrando leves estremecimientos y débiles suspiros reprimidos.

    ─Pervertido…─ Finalmente salió una palabra de su boca, sin quitar su expresión de leve reproche y resignación.

    ─Solo será un baño, no te haré nada. ─Repuse con una leve risa, comenzado a desabrochar su pantalón. Ante esto se crispó un poco y al fin detuvo mis manos.

    ─¡Espera! ─Me detuvo de inmediato.

    ─Y-Yo puedo hacerlo… ─Aseguró avergonzado sin atreverse a regresarme la mirada mientras yo no me perdía ningún detalle de sus movimientos o expresiones.

    ─Bien… adelante. ─ Me alejé un poco de el sin quitar la leve sonrisa de mi rostro, me crucé de brazos y esperé.

    ─¿P-Podrías dejar de mirarme así? ─Preguntó aún más avergonzado dándose la vuelta para que no lo viera quitarse los pantalones.

    ─No puedo evitarlo… Eres hermoso. ─ Aseguré sin apartar mi vista de encima.

    ─Además, no te he tocado en varios días. No creo que pueda aguantar mucho más. ─Me acerque, rodeándolo de nuevo por detrás comenzando a acariciar su vientre y bajando suavemente mientras suspiraba en su cuello, acción que lo hizo crisparse de inmediato. Sin ningún pudor o vergüenza me pegué a él haciendo que mi entrepierna quedara justo en medio de sus nalgas.

    ─¡Ghaaa! ¡Khg! ─ Sentí su cuerpo temblar, su rostro antes de un color rosado pasó a uno rojo al igual que sus orejas.

    A pesar del inmenso deseo que sentía en estos momentos, no creía que fuera capaz de hacerlo hasta el final, estaba seguro que en alguna parte del camino me quedaría dormido, me sentía tan agotado y somnoliento, además él debía estar igual de cansado que yo, quizá apenas le sobran energías para un baño.

    ─Sé que estás cansado por el trabajo últimamente, así que no te preocupes, solo quiero que te relajes, puede que sea algo sencillo, pero le caerá bien a tu cuerpo sumergirte un rato en el agua caliente para relajar tus músculos. ─Acaricié su cabello mientras le daba un fugaz beso, luego me alejé de él y comencé a quitarme la ropa yo también. Tardó en reaccionar y cuando se dio cuenta continuó desnudándose también.

    ─Te prometo que cuando la planificación y preparativos principales para el proyecto estén listos te llevaré a un buen lugar para celebrar. ─ Lo tomé de la mano nuevamente y lo guíe para que nos metiéramos juntos en la tina. Avergonzado me siguió.

    Nos metimos en la tina y me recargue en el respaldo de la misma, abriendo mis piernas para que Ritsu se sentara entre ellas, el color de sus mejillas aumentaba y seguía con la mirada gacha evadiéndome. Se volteo de espaldas y se recargó en mi pecho.

    El tenerlo así, pegado a mi piel, sentir el agua caliente por todo mi cuerpo hizo que mi piel se estremeciera levemente debido a la agradable y cálida sensación. Recargue mi cabeza hacia atrás relajándome por completo mientras abrazaba a mi castaño y soltaba un largo y profundo suspiro.

    Onodera aún estaba de espaldas, pero sentado, parecía tímido y cohibido.

    ─¿Qué pasa? ¿No te sientes bien? ─Inquirí con preocupación. Creí que esas actitudes de avergonzarse plenamente habían quedado atrás.

    ─N-No, no es eso… Solo me preguntaba si realmente no me vas a hacer nada. ─ cuestionó con algo de sospecha y precaución, podía ver en su mirada que estaba algo incrédulo respecto a mi autocontrol.

    ─¿Por qué? ¿Realmente quieres que te haga algo? ─Pregunté de forma lasciva sonriendo con picardía mientras comenzaba a acariciar sus muslos internos muy cerca de su entrepierna. De inmediato se sobresaltó y cerró las piernas de inmediato.

    ─N-No… Bueno… Es que siento que mi cuerpo no resistirá y mañana tenemos mucho trabajo que hacer. ─Confesó apenado mientras se seguía encogiendo en su lugar, me dieron ganas de molestarlo un poco más, así que, al estar detrás de él, empecé a besar y morder su nuca, se crispó aún más, mientras una de mis manos jugaba con sus muslos internos, muy cerca de su miembro, mi otra mano subió por su vientre y torso, apretando y pellizcando uno de sus pezones, de inmediato su entrepierna comenzó a despertar ante mis caricias.

    ─Takano-san─ Replicó un poco molesto y avergonzado. Logrando que mis deseos comenzaran a florecer, sus hombros se veían tan delicioso y suaves que no pude evitar darle una mordida a uno de ellos y besar detrás del mismo, mientras que su espalda se arqueaba hacia atrás y su cuerpo se retorcía ante las caricias que le brinda una de mis manos mientras acariciaba de arriba para abajo su ya caliente erección.

    ─¡Ahhn! ¡Mhgg! ─Echó su cabeza hacia atrás, recargándola en mi hombro, rindiéndose y dejándome hacer lo que quisiera con su cuerpo, veía de reojo como se esforzaba por callar sus gemidos, mordiendo con desesperación sus sexys labios y de rato en rato abriéndolos inevitablemente para soltar uno que otro gemido sonoro que hacía eco en el baño y al escucharlo, volvía a morder sus labios y cubrirse la boca con el dorso de la mano para evitar que saliera otro, cosa que era completamente inútil.

    Con mi pulgar acariciaba la punta de un lado a otro de vez en cuando al subir el movimiento de mi mano, apretando de forma continua, su cuerpo se seguía retorciendo entre mis piernas. Continué con leves mordiscos y lamidas en su cuello y hombros, chupando muy levemente de tal forma que no dejara marcas, subí hasta su oreja y la mordí con deseo y lujuria.

    No sé si lo hacía a propósito o de forma inconsciente, pero mientras se retorcía, sus glúteos y espalda frotaban de forma placentera mi miembro, haciendo que este se levantara de forma inevitable. ¡Joder! Como lo deseaba. El deseo de comenzar a introducirme dentro de su cuerpo comenzaba a invadir mi mente y tomar control de mí mismo. Suavemente comencé a mover mis caderas contra su cuerpo, haciendo que la fricción entre nuestros cuerpos atendiera mí ya muy despierto miembro.

    El deseo iba creciendo cada vez más, nublando mi mente y mi conciencia, lo único que quería era meterlo de una vez. Cada vez mi respiración aumentaba y se entrecortaba. Mordía el apetitoso cuello de mi pareja con deseo, excitándome más con sus sonoros gemidos que ya no se esforzaba en contenerlos.

    ─¡Ahh! ¡Mhnn! ¡Nhhg! ¡Haah…! ¡Mhppp! ─ Sin previo aviso tomé su rostro con una de mis manos, obligándolo a mirarme y sin demora le planté un beso profundo y apasionado, mordiendo sus labios con descaro, lamiéndolos y succionándolos, de inmediato me correspondió, tratando de seguir mi ritmo, moviendo de forma algo insegura y tímida su lengua, pero tratando de seguirme el paso.

    Las dos se rodearon y se degustaron con vehemencia, poco a poco Ritsu perdió el pudor y comenzó a corresponderme de la misma forma, ambos nos mordíamos el uno al otro, saboreaba el dulce néctar que me proporcionaba su boca como un loco, hacía tantos días que no lo besaba así.

    Mi mano seguía apretando su erección, masturbándolo cada vez más rápido…

    ─¡Mhnn! ¡Mhhn! ¡Nhfff! ¡Phua! Espera…─ De repente se separó y tomó una gran bocanada de aire.

    ─¿Qué pasa? ─ Miré como se alejaba un poco y trataba de tomar la compostura.

    ─No podemos hacerlo… Ni siquiera un poco… ─Sentenció algo tajante con esa expresión obstinada y renuente que lo caracterizaba.

    Arqueé una ceja, ciertamente no tenía planeado llegar hasta el final, pero tampoco era mala idea un pequeño desestres.

    ─Y-Yo… Yo también tengo algo para ti cuando termine la programación y preparación de la firma… ─Sentenció con la cara rojísima a más no poder, pero con una gran determinación. De cierta forma eso me desanimó y a la vez me excitó. Me estaba sugiriendo que tenía un pequeño plan travieso para mi igual como sorpresa, pero que por el momento no podía haber nada de nada.

    Lo pensé por un momento, mi miembro me dolía, quería correrme, pero me excitaba de sobremanera la forma en como Ritsu me iba a “recompensar” por la larga espera y abstinencia, al final me convenció, de solo imaginar todas las veces y formas en que lo iba a hacer mío sentía que podía aguantar por ello y por otra parte quería que fuera ya ese momento. La espera va a ser demasiado larga.

    ─Suena interesante, acepto el reto. A cambio… ─Tomé su rostro con ternura entre mis manos, mirándolo de forma enternecida.

    ─Déjame besarte. ─Sin esperar una respuesta volví a unir mis labios contra los de él, besándolo de todas las formas posibles, un beso largo y profundo, de repente tierno y amoroso y al siguiente momento lleno de un hambre por él. Me correspondió sin chistar y pasó sus brazos alrededor de mi cuello, acortando más la distancia entre nuestros cuerpos y haciendo más profundo y pasional el beso.

    Delineaba sus labios con descaro, como si de miel se tratara, mordiéndolos de forma lujuriosa, su lengua correspondía gustosa a la mía, uniéndose y frotándose una contra la otra, rodeando la contraria, yendo y viniendo.

    ─Admito que va a ser muy difícil contenerme. ─ Dije entre beso y beso.

    ─Así que vas a tener que calmar de alguna forma mis ansias… Creo que puedo soportarlo solo con besos y caricias. ─Ronroneé mientras besaba sus mejillas y bajaba por su cuello, aspirando embelesado por su dulce aroma y la calidez de su cuerpo.

    ─Está bien…─ Accedió después de pensarlo un poco. ¡Dios! Era una total tentación el que me dé probadas, pero no me deje comer el plato principal. Tengo que poner a prueba mi autocontrol, ya hemos pasado estos, donde no tenemos nada de nada hasta después de algo de tiempo, puedo resistir un poco. Al menos puedo besarlo y tocarlo un poco, es mejor que nada.

    Nos volvimos a besar de forma profunda, sumergiéndonos en la acción sin que nada más importara, al fin me sentía más aliviado que las semanas anteriores, donde tenía que estar estresado y pendiente que Haitani no se diera cuenta de lo nuestro. Al menos esta semana vamos a pasar más tiempo juntos por cuestiones de trabajo y de esa forma nadie va a sospechar de nosotros.

    Seguimos en la tina unos momentos más, Ritsu se encontraba recargado contra mi pecho mientras yo lo abrazaba de forma protectora, besando su frente una y otra vez al mismo tiempo que acariciaba su cabello, metiendo mis dedos entre sus manos. El agua caliente se sentía tan bien que poco a poco sentía como mi cuerpo se estaba rindiendo y sentía que incluso me iba a quedar dormido de un momento a otro.

    Mi pequeño amante comenzaba a entrecerrar cada vez más frecuente los ojos, pareciéndole imposible mantenerlos abiertos por más tiempo.

    ─Bien, es hora de dormir. ─Le besé de nuevo la frente y me removí con cuidado de tal forma que se espabilara un poco para que ambos saliéramos de la tina.

    ─Si, ya no puedo más… Muero de sueño…─ Bostezo mientras se levantaba y se estiraba un poco.

    Ambos nos secamos lo más rápido que pudimos, algo cansados y ya con los ojos pesados nos pusimos algo de ropa para dormir y nos dirigimos a la cama. Ambos nos sentamos a cada lado de la cama, nos metimos a las cobijas y de inmediato nos acercamos al otro para dormir abrazados, como lo hemos estado haciendo desde que nos mudamos juntos.

    Siempre soñé con este tipo de escenarios, ambos yendo a la cama a dormir juntos y acurrucarnos contra el otro, apreciar lo lindo que era hasta quedarnos dormidos con él entre mis brazos y sentir como los de él me rodean mientras me sumerjo en un sueño donde puedo sentir y percibir su presencia y su aroma.

    Se acomodó sobre mi pecho, mientras yo lo rodeaba y acomodaba el cobertor sobre sus hombros para que no pasara frio. Quite unos cuantos mechones de cabello de su rostro, haciéndolo a un lado para apreciarlo mejor y poder darle un último beso. Besé una de sus mejillas y luego un pequeño beso en los labios.

    ─Descansa Ritsu. ─Le besé por última vez la frente mientras apegaba más su cuerpo a mi pecho, protegiéndolo.

    ─Mhnn… Tú también Masamune. ─ Me devolvió el beso en la mejilla antes de volver a agachar su rostro entre mi pecho y quedarse dormido.

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω)(ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    Había estado de buen humor todo el día, aunque la carga de trabajo no disminuía, pero el solo hecho de poder tener a mi castaño al fin para mi durante el trabajo no tenía precio, me esforcé bastante para disimularlo en la oficina el poco rato que estuvimos ahí para recoger unos documentos y copias de los manuscritos, la agenda que tenía preparada Onodera con el itinerario correspondiente de Ichinose-san y el plan del proyecto, después de pasar a la oficina nos dirigimos a la casa de Ichinose Erika, Onodera le explicó a detalle los horarios y las respectivas actividades a realizar de los mismos para ese día, tuvo un par de dudas e inquietudes pero al final logramos que se adaptara adecuadamente a nuestro itinerario.

    Al terminar de explicarle ese asunto, procedimos a hacer las ultimas correcciones de su storyboard para el próximo número, ya eran pequeños detalles, por lo que Onodera solo prestaba atención a mis palabras y mis sugerencias, intentando absorber la mayor cantidad de experiencia posible de acuerdo a mis sugerencias y tratando de analizar por su cuenta porque razones se debían cambiar dichas escenas, solo lo veía de reojo como asentía levemente la cabeza al descubrir por qué con una expresión en sus ojos que decían algo como “ohh, ya veo” o “eso tiene mucho sentido” eso me daba tanta ternura y un poco de gracia, de no ser que estábamos trabajando y más en la casa de Erika-san había agarrado su rostro para devorarlo a besos por completo.

    Y lo peor era que no parecía darse cuenta que sus reacciones me provocaban cada vez más, ser paciente era una tortura cruel

    Ichinose puso una que otra queja a mis sugerencias, pero al final accedió a cambiar las viñetas que le sugerí por unas más interesantes, mientras dibujaba concentrada en su escritorio, Onodera se levantó para hacer algo de té, solo éramos nosotros 3, y ella encendió la televisión para que el ambiente no estuviera tan silencioso y de cierta forma incómodo.

    Su cocina quedaba de espaldas a ella, así que yo también me levanté del asiento.

    ─Oh, no hace falta, yo lo haré. ─ Ichinose-san se levantó rápidamente de su escritorio dispuesta a preparar ella algo para beber.

    ─No se moleste, yo lo hago. ─ Apresuro en contestar el castaño desde la cocina agitando las manos un poco apresurado y alarmado, tratando de convencer a la mangaka que lo dejara a él.

    ─No se preocupe sensei, deje que el novato lo haga. Mientras concéntrense en dibujar. ─Yo aproveché para levantarme y caminar hacia la cocina sin que Onodera o Erika-san se percataran, tratando de parecer casual.

    Con sigilo me acerqué a Ritsu y muy descaradamente lo abracé por la espalda de tal forma que mi miembro quedaba contra su trasero, mi otra mano bajó hasta su entrepierna apretándola suavemente. De inmediato pegó un brinco que casi hace que el recipiente de té se derramara.

    ─¡¿Q-Q-Qué estás haciendo?! ─Me regañó en voz baja mientras volteaba a verme con una expresión entre molesta, de reclamo y susto.

    ─Shhh. ─Me restregué más y le hice una seña para que mantuviera la voz baja, moví mi cabeza en dirección a Erika-san quien seguía concentrada en lo que estaba dibujando sin percatarse de lo que acababa de pasar.

    ─Se va a dar cuenta. ─ Le susurré sin despegar mis ojos de él, mirándolo de forma lujuriosa y traviesa.

    ─Siento que podría saltar sobre ti en cualquier momento. ─ Le susurré muy cerca de su oreja sin dejar de abrazarlo. Se ruborizó de inmediato y se removió algo angustiado, volteando de inmediato hacía Erika-san, temeroso de que se fuera a voltear en cualquier momento.

    ─¡T-Tonto! No podemos, nos meteremos en problemas. ─Ante esta advertencia y todas sus consecuencias me alejé un poco de él, ¡Joder! Habían pasado tantos días con apenas roces o “juegos” pero me ir más allá no y eso me mataba por dentro, me sentía enloquecer de solo pensar en al fin tomarlo.

    ─Entonces no me provoques tan deliberadamente. ─ Advertí con una mirada lasciva y determinada, cosa que hizo que se ruborizara aún más.

    ─¡¿Haaa?! ¿De qué forma lo hice? ─ Preguntó totalmente confundido y avergonzado en voz baja.

    ─Trata de pensar en ello. ─ Revolví su cabello y regrese al lugar donde había estado sentado antes, tomando la pila de documentos que había estado hojeando antes, haciendo como si nada hubiera pasado, mire disimuladamente a Onodera que seguía parado en el mismo lugar y con la misma pose, la misma mirada avergonzada y confundida, sin haber terminado de procesar lo que acababa de ocurrir.

    Se giro de inmediato en cuanto salió del trance, mientras se giraba a toda velocidad pude notar un fuerte carmín situarse en su rostro, se llevó la mano a la boca tratando de disipar sus sentimientos. ¡Joder! Le había advertido que dejara de provocarme de esa forma.

    ─¿Qué le parece esta escena Takano-san? ─ Ichinose-san me entregó un par de hojas del borrador, revisé detenidamente cada viñeta, la trama en esa paginas había mejorado demasiado a comparación de las hojas anteriores.

    ─Está mucho mejor, es importante mantener centrado el dialogo entre la heroína y su pareja para que no se pierda la secuencia, si empiezan a hablar de un tema distinto de la nada cuando ya están a punto de hablar sobre sus sentimientos, ciertamente le da un toque intrigante y de suspenso, pero siento que ya se ha aplazado demasiado la confesión como para volver a desviarla una vez más. De vez en cuando hay que complacer a los lectores para que no pierdan el interés. ─ Sugerí mostrándole las viñetas solo haciendo leves correcciones y sugerencias de cambio de tamaño y ángulo de uno que otro escenario.

    ─A-Aquí tiene su té Ichinose-sensei ─Onodera se acercó aun nervioso y levemente afectado por lo que pasó hace un rato, dejando la taza un poco tambaleante y tartamudeando, arrastrando las palabras.

    ─Muchas gracias… ¿Se encuentra bien Onodera-san? ─Preguntó la autora al percatarse del rojo de sus mejillas y su expresión algo afectada.

    ─¿Eh? Ah, no, digo, sí, sí, estoy bien, no es nada, jajaja ─Se enderezó de inmediato rascándose el cabeza nervioso.

    ─Jejeje, eres muy divertido Onodera-kun. ─ Se rio la mangaka llevando su mano a su boca, tratando de contener la leve risilla que salía de sus labios. Ante esto Onodera se puso aún más rojo, riendo un poco más apenado. Cuando la mangaka bajó la vista el avergonzado castaño me miró un tanto molesto y acusatorio.

    ─Lo siento ─Se disculpó con tono apenado, agachando de nuevo la cabeza. Sin lugar a duda era el mismo chico tímido de la secundaria, que se disculpaba por todo. De inmediato y disimuladamente recuperó la compostura y caminó de regreso a mi lado, tomando unos documentos de un sobre y comenzando a hojearlos con la mirada. En el departamento solo se escuchaban las risas y ruidos que provenían del programa de televisión, al parecer un show de comedia.

    Todo continuó tranquilo, sin ruido ni nada fuera de lo normal, hasta que sentí una mano situarse en mi entrepierna sobre mis pantalones, de inmediato pegué un leve brinco debido al shock y la sorpresa. Onodera mantenía una expresión neutral con la mirada fija en los documentos entre sus manos, que sutilmente, ocultaban a la perfección su brazo de la vista de Erika-sensei.

    De la nada comenzó a masajear muy lenta y tortuosamente mi miembro sobre el pantalón, sentí mi cuerpo temblar y estremecerse de inmediato ante sus caricias y obviamente, mi pequeño amigo comenzaba a reaccionar. No sé si era debido a la adrenalina y emoción de hacer esto fuera de casa, el temor a que nos descubrieran o la firmeza que mantenía en su actitud el pequeño castaño, que comenzaba a ponerse travieso, no sé si por venganza por lo de hace rato.

    ¡Maldita sea! No pude evitarlo y abrí un poco más mis piernas para facilitar su acción, de reojo pude notar una muy leve y casi imperceptible sonrisa satisfecha y arrogante dibujarse en su rostro. Me mordí los labios con deseo y desesperación. Quería devorarlo a besos.

    Joder, había pasado tanto tiempo sin sexo que ante estas descaradas caricias no pude evitar ponerme duro de inmediato.

    De la nada Onodera apretó fuerte, lo suficiente para arrancare involuntariamente un gemido ¡Mierda! De inmediato me aclaré la garganta, tratando de disimular el repentino sonido que escapó de mi garganta hasta mis labios.

    Por suerte Erika-san no se había percatado de lo que estaba ocurriendo a unos metros a lado de ella, era tanta su concentración en dibujar y no perder la idea que se plasmaba en su cabeza y en sus bocetos.

    La mano de Onodera sostenía mi hombría lo más que podía alcanzar debido a la tela, no era capaz de cerrar por completo su mano, pero aun así se sentía demasiado bien. Solo dejé que siguiera lo que estaba haciendo, logrando que mi excitación aumentara y mi autocontrol descendiera drásticamente. ¡Quería lanzarlo contra el sofá en ese mismo instante y devorarlo por completo!

    Sus dedos soltaron mi erección sintiendo de inmediato el frio de la ausencia de su palma lejos de la tela y mi erección, con mucho cuidado y sigilo, sin quitar esa cara neutral y serena, mirando constantemente de reojo a la mangaka y regresando su mirada a mis pantalones, tomó el cierre de mi pantalón y con una tortuosa lentitud lo bajó, de inmediato metió su mano dentro de mis pantalones y mi ropa interior, sosteniéndome entre sus cálidos dedos.

    Sentí una corriente eléctrica atravesar toda mi espalda hasta mi nuca, los vellos de mi cuerpo se erizaron enseguida, me quedé inmóvil como estatua, temiendo que, si hacía un movimiento repentino y apresurado como estirarme o fingir estornudar, la autora se volteara y se diera cuenta como el sudor y el calor comenzaban a hacer acto de presencia en mi rostro, más el brazo de Onodera sospechosamente muy cerca de mí.

    Sentía que no iba a aguantar más tiempo, hacía tanto que no me corría que podría explotar en cualquier momento y sus dedos rodeando por completo mi miembro, subiendo y bajando a una velocidad suave y lenta me hacían enloquecer. Solo podía tensar mis piernas y morderme los labios con fuerza para evitar que el más mínimo ruido saliera de ellos.

    Sentí como el ojiverde acariciaba la punta con el pulgar cada que llegaba arriba, haciéndome sudar a causa del placer, peor aun cuando apretaba suavemente cada cierto tiempo.

    ¡Maldición! Estaba ya tan mojado… Mi cabeza me daba vueltas, mis oídos me zumbaban, y mi visión se nublaba de repente. ¿Cómo había aprendido a tomar el control en situaciones así?

    ¡Ah, demonios…! Siento que no voy a aguantar más. Estaba a punto de perder la cabeza, de rendirme y sucumbir ante las sensaciones que la cálida y suave mano que mi pequeño amante me brindaba, pero sin previo aviso, con cuidado y lentitud, sacó su mano de entre mis pantalones, subió el cierre a una velocidad increíble y se llevó su dedo pulgar hasta sus labios, lamiéndolo con lujuria y deseo, pero sin quitar esa mirada traviesa y arrogante de hace un rato.

    Este chico me va a volver loco. De inmediato y a la velocidad de un rayo me puse de pie, haciendo que de inmediato la mangaka dirigiera su vista hacia mí.

    ─¿Qué pasa Takano-san? ¿Te encuentras bien? ─Preguntó de forma inocente, confundida y sínica, el castaño desde su asiento casi casi viéndome como si yo fuera un loco muy rarito, pero podía ver que muy dentro de sus ojos verdes, lo disfrutaba y se burlaba de mis reacciones.

    ─Estoy bien, solo quiero usar el baño. ¿Puedo sensei?. ─ Repuse lo más normal y sereno que pude, acomodando sutilmente mi abrigo hacia enfrente para que la autora no se percatara del pequeño inconveniente en mis pantalones.

    ─Si, claro, adelante, pero te ves un poco acalorado Takano, ¿Gustas que baje un poco la calefacción? ─Repuso la autora examinando mi rostro con su vista y sin percatarse de el bulto que se había formado entre mis piernas.

    ─No es nada, solo hace un poco de calor ─Me aclaré la garganta lo más sereno y neutral posible.

    ─Oh si, disculpa, la calefacción está encendida y supongo que con el té tu temperatura se elevó. ─ Pasé por detrás de la escritora mientras esta me miraba un poco apenada por haber elevado unos cuantos grados la calefacción. Miré a Onodera, quien estaba en su lugar, con una sonrisa triunfal y presumida, las piernas cruzadas y con una mano sosteniendo la misma pila de documentos de hace un rato. Movió sus labios en una sola frase sin emitir sonido alguno, pude leer un “te lo mereces” entre su sonrisa satisfecha y orgullosa.

    Esta me la pagas, de un modo u otro.

    Me dirigí al baño donde cerré la puerta de inmediato, me mojé la cara tratando de refrescarme y que la misma temperatura fría del agua, bajara mis malos pensamientos del momento. ¿Cómo se atrevió a llegar tan lejos frente a una de las autoras? Jamás me lo hubiera imaginado de él, aunque me encantaba esa forma de provocarme suya, me sorprendía como pudo hacer algo así sin inmutarse o dudar de sus acciones.

    Él estaba rotundamente en contra de hacer este tipo de cosas frente a otras personas, era muy cauteloso y reservado con este tipo de actos frente a alguien más, pero el hecho de que se haya arriesgado a hacer algo así me dejaba demasiado estupefacto.

    El resto de la tarde en casa de Ichinose-san pasó sin inconvenientes, solo nos quedamos un par de horas más, en ese tiempo estaba planeando mi venganza, como me desquitaría por tu pequeña travesura.

    Onodera seguía leyendo concentrado su propuesta, tratando de memorizar el cronograma de todas y cada una de las mangakas,

    ─Después tenemos que regresar a la editorial para ponernos de acuerdo con las chicas de asuntos comerciales para que reserven el menú que se servirá en la ceremonia de apertura y clausura, algunos bocadillos durante la firma, y tienen que contemplar suficientes para las lectoras con su pase VIP. ─ Me volví a sentar a su lado, pero ahora bajando lo más que pude mi suéter para que este cubriera el zíper de mi pantalón y así evitar que Onodera me hiciera otra “pequeña travesura”.

    ─Ah, sí, ya les he mandado un correo para que empiecen a cotizar y liquidar el lugar para ese día, solo hace falta ir con ellas para indicarles algunos detalles sobre la decoración, aunque también tenemos que ir mañana a la imprenta para preguntar sobre los carteles que se usarán en cada stand de las autoras. ─ Se espabiló de inmediato, recordando que pendientes ya había terminado, cuales estaban en proceso y cuales nos hacían falta realizar.

    ─Tori irá mañana a preguntar sobre ello, pero también tengo que ir yo como editor en jefe del departamento a solicitar un par de tomos más para la firma, quizá algunos más de la revista. ─Era más seguro que si iba yo, accederían más rápido, aparte para ellos era casi una garantía segura que el editor en jefe se presentara.

    ─Me da mucho gusto saber que ustedes están tan entusiasmados y comprometidos por que todo salga bien y más que eso, estén motivados a que todo sea perfecto, sé que es un poco raro, pero suena como si estuvieran planeando una boda… Se les ve el mismo entusiasmo e interés, atentos a todos los detalles. ─Comentó con voz dulce y enternecida la mujer de cabello castaño, aunque con un toque entre divertido y sorprendido también.

    Ambos nos volteamos a ver y parpadeamos un par de veces, no nos habíamos dado cuenta de la situación, pero sutilmente las mejillas de Onodera se tornaron de un color rosado y sus ojos brillaron entre sorprendidos y emocionados ante la idea de una boda.

    El pequeño castaño no supo que decir o hacer, más que mantener esa expresión de sorpresa y en sus ojos algo de vergüenza. Quizá temía meter la pata y decir algo que nos evidenciara o decir algo que me hiriera, así que decidí romper el silencio por él.

    ─Bueno, después de todo hacemos esto porque nos gusta, es todo lo que tenemos y nosotros junto con ustedes hemos logrado que cada tomo, que cada historia sea bien recibida por las lectoras y las atesoren, es nuestro trabajo de años y años, en lo personal estoy muy satisfecho y orgulloso. Nosotros estamos igual de emocionados por esto como ustedes. ─ Repuse acomodándome un poco mejor en el sillón, dirigiendo mi posición hacia la autora.

    ─A pesar de que no tengamos una vida fuera de esto y la mayor parte sean presiones, estrés y dolores de cabeza, al final este trabajo es nuestra vida, y vale la pena porque hemos logrado realizar un proyecto así de grande para disfrutar entre todos los implicados, las autoras, los editores, los de ventas, en la imprenta y los más importantes que son los lectores, que sin ellos no sería posible nuestro trabajo, ya que son ellas quienes consumen y aman nuestro trabajo. ─Terminé de explicar, dejando un poco perpleja a la autora y al pequeño castaño a mi lado por mi respuesta.

    ─Vaya Takano-san, eres muy sensible, la mayor parte del tiempo te comportas como un tirano. ─Se rio un poco divertida y sorprendida Erika-san.

    ─Pero tienes razón, yo estoy muy agradecida contigo, porque a pesar de que seas un desalmado a la hora de pedir el manuscrito, sin tu guía mis historias no serán nada, gracias a ti he podido permanecer en el ranking de los mangas más leídos. ─Relató mientras miraba el escritorio y jugaba con los lápices de dibujo en la meza, empujándolos hacia arriba con sus dedos. Se notaba un poco apenada y avergonzada de estar confesando eso.

    ─Cuando empecé a dibujar en preparatoria, tenía muchas críticas negativas de quienes leían mis borradores y la mayoría decían que apestaban y que nunca sería una autora reconocida, estuve a punto de rendirme cuando muchas de esas críticas vinieron de mi madre o de mi hermana mayor, quienes creían que no servía para esto y me insistían que siguiera mi carrera como abogada… ─Hizo una leve pausa mientras en su rostro reflejaba un poco de melancolía y dolor al recordar aquellas épocas, sus ojos comenzaron a cristalizarse, pero no derramó ni una sola lagrima.

    ─Pero cuando envié mi primer manuscrito a Marukawa como “reemplazo de manuscrito” tú le diste el visto bueno y me dijiste que era excelente para empezar a publicarlo como una novela, mi mundo cambió, supe que al fin mi sueño de ser una mangaka de shoujo se haría realidad, de no haber sido por ti… hubiera tirado mi sueño a la basura y hubiera vivido de un trabajo que no disfrutaba hacer, siendo infeliz toda mi vida, los correos y cartas de mis lectoras son el motivo de mi vida… Muchas gracias Takano-san. ─ Le sonrió genuinamente con lágrimas en sus ojos. Una parte de mi estaba conmovida, pero otra, sentí de inmediato la brecha entre nosotros hacerse más grande.

    ─No tienes por qué agradecer, al contrario, tus mangas son muy interesantes, siempre tienen una atmosfera que te envuelve, es normal que en ese entonces tuvieras muchos errores debido a que eras principiante, pero mírate ahora, eres una de las mejores, estás a la par de Yoshikawa Chiharu, entran y salen y vuelven a entrar en el top 1 cada mes. Ambas son los mejores del departamento. ─Alenté y reconocí, la sonrisa de Ichinose-san no desaparecía y se veía muy conmovida por mis palabras, casi al punto de llorar involuntariamente.

    ─Me alegra oír eso, bueno, es hora de seguir dibujando ─Se talló los ojos con algo de premura, intentando disipar la nostalgia y ganas de llorar, estiró los brazos hacia arriba y luego a los lados para volver a inclinarse y seguir dibujando.


    Pov Onodera

    No pude evitar compararme con Takano-san e Isaka-san, quieres tenían un don para la edición y lograron grandes éxitos apenas iniciando sus carreras en este ámbito laboral, dejando huella y haciendo que otros los admiraran. Sin embargo, ¿yo que soy? ¿qué he logrado en mi vida?

    Lo único que he logrado es rumores gracias a la familia donde nací y que todos me tacharan de “hijito de papi” que tenía privilegios, desmeritando mi trabajo y atribuyéndole todo el crédito a mi anterior escritor Usami Akihiko, después de haber trabajado con él, no he tenido gran reconocimiento en proyectos grandes como antes, no digo que mi trabajo en Emerald sea un fracaso, pero a comparación de las ventas que tenía antes en literatura a mis números en manga shoujo… han bajado demasiado, incluso mis tomos tenían uno o dos dígitos menos en ventas que los de Takano-san, quien casi todos los meses lograba reimpresiones, mientras que yo, apenas y logro sobrepasar mis números.

    Volteé a ver a Takano-san, a pesar de que estaba tan cerca de mí, lo veía tan lejano, como si por más que hiciera, jamás fuera a alcanzarlo y ni hablar sobre superarlo

    Como desearía ser como Takano-san… Apreté mis puños con frustración y rabia, no hacia él, sino hacia mí, por ser un fracaso y una decepción para mis padres.

    Pov Takano

    Miré de reojo la expresión de Onodera y de inmediato la identifiqué, era esa mirada de inseguridad, de frustración y menosprecio hacia el mismo, cuando comenzaba a dudar y a compararse con los demás, podía adivinar que estaba pensando.

    No quise incomodarlo o animarlo frente a la autora, ya que quizá sea más humillante para el tratar de hacer que se sintiera capaz, haciendo que la mangaka viera que estaba inseguro de sí mismo y de su trabajo y capacidades. Comenzaba a compararse conmigo y quizá con otros quienes el creé que lo superan en aptitudes y capacidades.

    Se está haciendo tarde sensei, muchas gracias por su trabajo y por sus palabras, es un honor para mí trabajar con usted. Nos despedimos y agradecimos por su tiempo, Onodera aún se veía un poco decaído, era impresionante como había cambiado su actitud de hoy debido a las inseguridades en su mente. Hace un par de horas tenía una actitud determinada y traviesa mientras me masturbaba a escondidas de una autora y ahora comienza a creer que es un fracaso.

    Al salir coloqué una de mis manos sobre su cabeza, enredando mis dedos entre su suave y castaño cabello. De inmediato se sobresaltó un poco por mi acción, pero no apartó mi mano de su cabeza.

    ─Estás haciendo un buen trabajo, deja de compararte y menospreciarte a ti mismo, mira el gran proyecto que estas encabezando, es la primera vez que algún editor realiza un evento como este, así que tú también crearás un precedente con esto. Deja de dudar de ti mismo, estás avanzando a un ritmo excelente. ─Revolví su cabello con afecto, sus mejillas se pusieron rojas de nuevo y sus ojos reflejaron un hermoso brillo de agradecimiento.

    ─L-Lo sé, solo que… a veces es inevitable pensar en ello…─ Contesto con un tono un tanto afligido, como si por más que lo intentara, no pudiera.

    ─En vez de que veas tus carencias ve tus logros, en menos de un año has logrado dominar el género, incluso estás a cargo de la revista, de una nueva autora y haz propuesto un proyecto estupendo, puedo asegurarte que eres el mejor novato que he tenido a mi cargo desde que empecé a editar, avanzas más rápido que cualquiera y estoy seguro que en unos años serás capaz de tomar mi lugar como editor en jefe, aunque te advierto que no dejaré mi puesto tan fácil. ─Aseguré con una sonrisa tratando de animarlo y brindarle confianza en sí mismo para, era de los pocos que realmente quería demostrarle al mundo que sus trabajos y logros no se debían al apellido de su familia, sino a sus capacidades y estaba comprometido en demostrarlo y eso lo impulsaba a crecer.

    ─C-Como podría hacer algo así… Si yo me quedo con tu puesto tú te quedarías sin trabajo. ─ Aseguró con una falsa arrogancia y un tono petulante bastante pobre, no sé si era para tratar de convencerme a mi o a sí mismo de que era capaz de lograr eso y más en sus metas laborales.

    ─Jajaja, bueno… espero eso con ansias. ─Le revolví sus cabellos, enternecido por su adorable puchero que dejaba ver lo coloridas que estaban sus mejillas, era realmente un encanto.

    Al volver a la editorial nos dirigimos inmediatamente con las chicas de asuntos internos para verificar que ya estuviera hecha la reservación del lugar, junto con la liquidación del menú, entre otras reservaciones.

    Volvimos a nuestra oficina, faltaban un par de horas más para volver a casa.

    A pesar de que Onodera me dijo que no estaba deprimido podía verlo desde su escritorio comenzar a poner esa mirada que tuvo en casa de Ichinose-san, volviendo a sentirse incapaz, pensé otra forma de animarlo y distraerlo un poco de sus pensamientos pesimistas porque si lo dejaba iba a volver a exigirse más de la cuenta al punto de desmayarse.

    De inmediato se me ocurrió una pequeña travesura, una que había estado fantaseando desde hace mucho y ahora que no estaba Haitani rondando por aquí, ni sus cosas estaban en su escritorio podía llevarla a cabo sin muchos riesgos, solo tenía que ser cuidadoso.

    Comencé a escribir pequeñas notas, unas más largas que otras, algunas con unas cuantas palabras, cuando tuve suficientes las arrugué en pequeñas bolitas de papel, me acomodé en mi escritorio y empecé a lanzárselas. La primera le golpeó justo en la cabeza, rebotando sobre su escritorio, de inmediato se tocó el sitio donde la pequeña bola de papel había golpeado.

    Su mirada extrañada y confundida lo decía todo.

    ─¿Q-Qué? ¿Qué te pasa? ¿Por qué haces eso? ─Preguntó volteando ligeramente su cuerpo para verme sin quitar su mano de su nuca.

    ─Estoy sumamente aburrido. Que mejor que liberar mi estrés molestando al novato. Justo como en los viejos tiempos. ─Me reí divertido Su mirada molesta y confundida de inmediato se intensificó.

    ─Deja de ser tan infantil ─Reprendió con ese tono obstinado que utilizaba en sus primeros días.

    ─No quiero. ─ Sentencié encogiéndome de hombros y lancé otra bolita de papel, que esta vez se estampó en su escritorio, y así continué con todas y cada una de las pequeñas notas que había arrugado hasta que se formaron en una pequeña esfera.

    ─Ustedes dos sí que se llevan muy bien. ─ Sonrió Kisa agachado y cubriéndose con un folder para que ninguno de los pequeños proyectiles le impactase a él. Onodera solo me ignoró y siguió encogido en lugar tratando de ignorar lo más que pudo mi pequeña travesura, mientras una a una de las bolitas de papel caía a su alrededor aterrizando sobre su escritorio

    Le envié un mensaje

    “Es mi venganza por lo que ocurrió en casa de Ichinose Erika”


    Ante esto se resignó, pude ver como su cara se puso roja e hizo una mueca de desagrado, vergüenza y rendición. Seguí aventando las pequeñas bolitas de papel, parece que no tenía la intención de desenvolverlas, así que volví a mandarle un mensaje.

    “Ábrelas”



    Tomó una comenzando a desenvolverla con curiosidad, pero aún con algo de fastidio, creyendo que se trataba de alguna broma, supuse que por su largo y malhumorado suspiro que no estaba de ánimos para una pequeña travesura.

    Me muero por hundir mi **** en tu ****** hasta tocar tu ******, meterlo y sacarlo mientras el presemen moja todo el camino para mí y ver como entra y sale al mismo tiempo que gimes y ruegas por más al mismo tiempo que escurre por tus piernas



    Ante esto, aunque no pude decir cuál de todas las notas leyó primero, pude notar como enseguida se puso rojo hasta las orejas y su expresión de completa incredulidad y vergüenza podía notársele a leguas de distancia, me reí para mis adentros viendo sus caras y sus torpes intentos por agarrar todas y cada una de las bolas de papel intentando resguardarlas en su regazo para evitar que cualquiera de los chicos agarrara una por accidente y la leyera.

    Pude ver como cautelosamente abría todas y cada una de las notas. Frases como “Quiero meter mi *** en tu ****” o “Voy a hacerte gritar y suplicar por más, así que prepárate” “Quiero lamer tu **** y tu*** para poco a poco meter mi**** hasta ***** y que tu **** explote de placer” “Me encanta cuando suplicas por más mientras te retuerces una y otra vez debajo de mi al sentir mi **** entrar y salir de tu ****” eran algunas de las notas que le había mandado, había algunas más explicitas donde detallaba a la perfección como quería tomarlo y hacerlo mío, como fantaseaba con poder entrar en su cuerpo y finalmente gozar después de tanto tiempo sin devorarlo.

    Mientras leía con la cara rojísima y mientras que una de sus manos, más específicamente el dorso de una de ellas tapaba su boca, con la otra sostenía las arrugadas notas. Leyendo una por una, pude notar con casi de forma imperceptible se removía entre sus piernas. Supongo que leer mis fantasías hacía que él también se imaginara el escenario y su cuerpo reaccionara.


    Pov Kisa

    ─¿Que tienes Ricchan? ─ Le pregunté a mi vecino viendo como leía algo conmocionado y avergonzado los papeles arrugados que le había lanzado Takano-san momentos antes. Me incliné un poco para leer, pero enseguida los arrugó de nueva cuenta y guardó en su cajón.

    ─Na-nada, voy a lavarme la cara. ─ Comentó Ricchan mientras se levantaba algo apresurado, cubriendo su cara, pero aun así noté un fuerte color carmín en su rostro.

    ─¿Mmm? ─ Me le quedé viendo mientras se alejaba apresurado y con pasos firmes rumbo al baño.

    ─Voy a salir a fumar, vuelvo en un momento… ─Tras de él salió Takano-san muy calmado y con las manos en los bolsillos, con una actitud algo perezosa como siempre.

    Ambos se estaban comportando de una forma muy extraña, ¿Qué pasa con ellos? En eso vi uno de los papeles que Takano-san le lanzó a Ricchan, pero había aterrizado en mi escritorio entre una pequeña gaveta de papeles. ¿Este también tendrá algo escrito?

    Desdoblé el papel aprovechando que solo del otro lado estaban Mino y Tori, cada uno revisando sus propuestas y dándole un vistazo más a sus respectivos manuscritos.

    Cuando leí lo que decía me quedé en shock y la mandíbula se me cayó hasta el piso, no pude evitar soltar un grito ahogado de sorpresa.

    La palabra “te amo Onodera” estaba escrito en medio del papel. Me quedé de piedra y sin saber que decir, hace o cómo reaccionar. ¿Era acaso una nueva forma de molestar a Ricchan? ¿Es una broma? Quizá sea de alguna de las editoras que le pidió de favor a Takano-san entregarle alguna nota y el por maldad lo arrugó de esa forma. Enseguida negué con la cabeza, el no haría algo así, además de que puse más atención en la caligrafía, sin duda era la letra de Takano-san, había corregido y puesto notas en tantos de mis storyboards a lo largo de los años que reconocería esta letra en cualquier parte.

    No puede ser ¡No puede ser! ¡¡¡No puede ser!!! Pero ¡¿En serio?! Esos dos… ¿Desde cuándo tenían este tipo de relación? Mi cerebro no lo procesaba, debía ser un juego de parte de Takano-san. Por alguna razón sentía la cara roja a mas no poder, entre emoción, sorpresa e incredulidad.

    Necesitaba sacarme esta intriga de encima, corroborar si era verdad y de ser así… Dios, . Una relación así entre esos dos, quien lo hubiera dicho, que guardadito se lo tenían.

    Después de casi 10 minutos Takano-san apareció como si nada, aunque no podía oler el aroma a cigarro que suele desprender cuando va a fumar y Ricchan volvió poco después de él totalmente rojo y, ciertamente su cabello estaba un poco mojado al igual que su camisa. Veo que no le sirvió del todo mojarse la cara, su sonrojo sigue por todas partes. Quería preguntar si estaba bien, pero sería más que notorio que lo iba a evidenciar frente a todos y eso lo pondría aún más incómodo. Lo mejor será dejarlo solo y confirmar o desmentir mis sospechas por mí mismo.

    Mientras más lo pensaba, más situaciones “raras” venían a mi memoria, Ricchan sonrojándose por alguna actitud coqueta de Takano-san, la forma en la que lo cuidaba cuando se sobrepasaba de trabajo hasta el punto de comer cantidades mínimas y dormir poco, ir a su departamento y ayudarle con la limpieza, además, lo mucho que lo defendía de Haitani aunque sutilmente, las repentinas salidas de ambos al baño, uno después del otro, sus “pleitos de jefe y subordinado” resultaron ser más parecidos a “pleitos de pareja

    Con forme pasaba el día estaba al pendiente de las interacciones entre ellos y si, había cierto aire “raro” entre ellos, cada que se miraban, el sutil sonrojo de Ricchan cuando se volteaban a ver por “casualidad”, como le echaba una mirada de reojo el uno al otro, o como Takano-san se acercaba más de la cuenta Onodera cuando este iba a corregir sus manuscritos.

    Ciertamente había algo ahí, me sentía feliz por ellos y… de cierta forma, más que un conocido, veía a Ricchan como un kohai muy cercano, no me habría imaginado que mi jefe y mi compañero de al lado fueran una pareja, y de cierta forma me sentía más en confianza al no ser el único que tuviera una relación con otro hombre y… ¡Cielos! Realmente quería saber cómo fue que se enamoraron, después de todos esos desacuerdos, pleitos y enfrentamientos que han tenido, ¿Cómo pasaron de eso a una relación amorosa?

    ¿Quién se habrá confesado primero? ¿Habrá sido Ricchan? O ¿Takano-san? Después de todo Takano-san siempre lo estaba molestando y dicen que eso es para llamar la atención de alguien que te gusta y al parecer los “encantos” de Takano-san terminaron por conquistarlo, ¿habrán sido muy románticas y apasionadas sus peleas cada que tenían desacuerdos con las correcciones? ¡Dios! No me puedo imaginar a Rittchan cautivado por la mandona actitud de Takano-san ni a mi jefe estando a los pies del pequeño novato cascarrabias, pero ahí estaban, los dos totalmente enamorados el uno del otro.

    ¡Rayos! De verdad quiero saber.

    ─Kisa, deja de estar tonteando y concéntrate en el trabajo. ─ Me reprendió Takano-san desde su asiento mientras escribía algo en su portátil.

    ─Si, perdón─ Whaaaa, no creo que pueda concentrarme…


    Pov Onodera

    Después de que Takano-san saliera tras de mí y me “castigara” como venganza por lo que hice en casa de Mutou-sensei volvimos a nuestros respectivos escritorios, el entró antes como si nada hubiera pasado, mientras que yo sentía mi cara más roja que antes y no podía controlar mis nervios, Takano-san me había dejado en tan mal estado que no era capaz de concentrarme debido a que solo podía pensar en sus caricias y la forma en que mi piel ardía a causa de sus dedos recorriendo con lujuria mi cuerpo y lo peor era que la sensación no desaparecía y me dejaba con ganas de mucho más.

    Aún podía sentir en mi cuello sus labios, la calidez y humedad de su lengua recorrer de abajo hacia arriba, su respiración en mi oído y ese tono grave diciendo mi nombre con deseo contenido lograban que mi piel se erizara y una corriente eléctrica pasara por toda mi espalda hasta mi zona baja, la cual empezaba a reaccionar… Quizá no fue buena idea acariciarlo en casa de Ichinose-san, había despertado sus instintos primitivos y con tantos días conteniéndose iba a ser imposible para los dos seguir reprimiéndonos por más tiempo.

    Talvez podríamos hacerlo un par de veces esta noche, aunque, dudo que con solo dos veces el o yo quedemos satisfechos, después de todo, hemos estado aguantando varias semanas. Además, habíamos acordado que íbamos a controlarnos hasta el fin de ciclo y cuando la planeación del proyecto haya terminado… Aún faltaban unos cuantos días.

    Suspiré resignando, tratando de tranquilizarme y autocontenerme, ya había llegado hasta aquí, ¿que serán unos días más? Ansiaba que ese día llegara cuanto antes, Yo también lo deseaba demasiado.

    Me encogí totalmente avergonzado en mi escritorio, esta espera se está haciendo demasiado larga, aunque por ahora solo podía conformarme con sus besos apasionados y sentir sus brazos rodearme por las noches, con ello me sentía más que satisfecho, el tenerlo cerca de mí era una tortura, pero también una gran bendición.

    Lo que quedaba de las horas laborales terminó, agradecí al cielo, estaba agotado, gracias a sus explicitas notas, sus demandantes caricias y melosa actitud logró que mis negativos pensamientos sobre mis capacidades se esfumaran.

    Me sentía de mejor animo gracias a sus galanterías, de una u otra forma, él siempre lograba calmar las penas de mi mente y alma.

    ─Buen trabajo─ Se despidió Mino-san tomando su bolso y dedicándonos su amable sonrisa de siempre.

    ─Buen trabajo. ─ Le devolví la despedida mientras yo también comenzaba a empacar mis cosas, no sabía si guardar las notas en mi bolso o dejarlas en mi cajón, era riesgoso dejarlas, había ocasiones en que por las prisas teníamos que “husmear” y rebuscar en los escritorios de los demás cuando alguno de nosotros no estaba para buscar algún documento u objeto importante, ya sea el número telefónico de la imprenta, direcciones, o notas importantes que hacíamos para dejar recordatorios o anotaciones que hacíamos de vez en cuando.

    Hatori-san ya se había ido desde hace un buen rato, dijo algo sobre que Yoshikawa sensei se desmayó por el exceso de trabajo y la presión de los últimos días, así que se iba a asegurar de que se encontrara bien para cumplir con el plazo. A veces todos los miembros de este departamento era unos seres despiadados y sanguinarios que no les importa el estado de salud de las autoras y eso me aterraba.

    Podía notar que de vez en cuando Kisa-san me miraba disimuladamente y solo una vez lanzó una mirada sutil hacia el cajón donde guardé los pequeños papeles que me había lanzado Takano-san y tenían escritos sus fantasías de lo que quería hacerme, creo que no fui nada disimulado cuando los leía, pareciera que desperté su curiosidad de saber que está escrito en los arrugados papeles como para que me comportara de esa forma. Definitivamente no podía arriesgarme a dejarlos, sería terrible si Kisa-san cae en la tentación de leerlos y se diera cuenta de mi relación con nuestro jefe.

    Además, que sería muy vergonzoso que leyera lo que está escrito ahí, no podría mirarlo a la cara de nuevo.

    ─Bueno, yo me voy a casa también. Hasta mañana Ricchan, Takano-san. ─ Finalmente se levantó de su asiento, acomodó una pila de papeles y se despidió antes de salir por el pasillo. Aun así, no me atreví a levantarme de mi asiento, me quedé ahí un rato más.

    ─¿Qué estás haciendo? ¿Por qué ni siquiera te has levantado? Hace ya un buen rato que guardaste tus cosas. ─Cuando me di cuenta Takano-san estaba detrás de mi mientras cargaba su mochila sobre el hombro y me miraba un tanto exasperado y extrañado.

    ─¿De quién crees que es la culpa? Es porque Kisa-san se quedó muy intrigado por mi actitud al leer esas vergonzosas notas tuyas que me lanzaste por la tarde. Tenía que esperar a que se fuera y guardarlas en mi bolso o puede leerlas más adelante por alguna u otra razón y eso sería catastrófico para los dos. ─ Yo también fui guardando mis cosas ahora, ordenando en varias carpetas los documentos y oficios para la siguiente reunión, el manuscrito de Mutou-sensei, entre otros muchos documentos y papeles.

    ─¿Qué? ¿Acaso no eres capaz de disimular un poco? Que torpe. Es porque eres muy transparente y expresivo que se dan cuenta de tus expresiones avergonzadas. ─ Ahí esta otra vez, esa actitud y lengua larga suya, no se ponía a pensar un poco en palabras más amables, solo escupía lo que pensaba sin pelos en la lengua y sin consideración.

    ─Todo es tu culpa, no puedo dejar esas notas aquí, sino Kisa-san o alguien las leerá algún día y también iba a ser incomodo y más sospechoso guardar unas intrigantes notas arrugadas en mi bolso. ─ Abrí el cajón y fui sacándolas poco a poco, guardándolas de inmediato en mi mochila.

    ─¿Y por qué no las tiraste a la basura?. ─ Preguntó sin más y sin una pizca de consideración.

    ─¡¿Por qué haría algo así?! ─ Pregunté ofendido y confundido al instante. Me miro igual de confundido, por lo que no me quedó de otra más que explicarle.

    ─S-Son las primeras notas que me regalas ¿Cómo podría tirar algo tan importante? ─ Me volteé dándole la espalda para que no viera mi avergonzada expresión mientras hacía un leve puchero aún un poco ofendido revisando si no había más en el cajón.

    ─Oh Dios, eres tan adorable que me dan ganas de comerte aquí mismo. De ahora en adelante, te haré notas más seguido. ─ Revolvió mi cabello con ternura y algo de gracia, pero sin quitar esa suave y enternecida sonrisa de su rostro.

    ─Eres un tonto Masamune. ─ Dije aun con la cara roja después de un rato en silencio. Intenté fingir la leve sonrisa ante su frase con un falso gesto de enojo, aun así, supe que se dio cuenta de mi felicidad y emoción que se iluminó en mi rostro ante su promesa.

    Un cálido agarre se hizo presente en mi mano, sujetándola tiernamente, pero de forma firme, negándose a soltarme.

    ─Bueno, ya no hay nadie aquí, así que deberíamos irnos, muero de cansancio. ─ Repuso mi pareja comenzando a caminar y a guiarme hacia la salida al pasillo. Sin objetar ni resistirme asentí. Estaba demasiado cansado y lo único que quería era llegar y dormir junto a mi pareja, sentía incluso la debilidad en mis piernas.

    ─¿Qué quieres para la cena? Podríamos pasar por algo al combini para preparar, ¿algo de tempura? ¿Katsudon? ¿Sopa de algas? ¿Udón? ─

    ─Quizá sopa de algas y un poco de salón y ottoro, ah y algo de yakisoba y tofu─ Le sugerí sin soltar su mano.

    Ni él ni yo nos dimos cuenta que una mirada escondida en la oscuridad nos vigilaba atentamente hasta que desaparecimos de su vista.

    Y como lo habíamos planeado, pasamos al combini a comprar los ingredientes faltantes para la cena y de ahí fuimos directo a casa, hicimos juntos la cena y Masamune iba saliendo de bañarse mientras yo leía un de sus antiguos manuscritos para tratar de aprender un poco más de él y su forma de trabajo. Se sentó en el sofá al lado del mío secándose el cabello y encendiendo perezosamente la televisión.

    De repente escuchamos el timbre en la puerta, caminé hacia él y vi a través de la pequeña pantalla a la casera.

    ─Si, habla Onodera, ¿Ocurre algo? ─ Pregunté algo confundido, era raro que la casera nos llamara, creo que nunca había pasado.

    ─Disculpa la hora, sé que es tarde, es solo que, hay una persona aquí que preguntó por usted Onodera-san. ─ En la pequeña pantalla apareció la casera, algo apenada. Me preocupe de inmediato que algo malo hubiera pasado a mis padres.

    ─Ah si, voy enseguida. ─ Desactivé el seguro de la puerta y caminé hasta la entrada apresuradamente, podría tratarse de Ann-chan, mi estomago se revolvía de solo pensar en que algo malo le haya pasado de nuevo a mi madre.

    ─Buenas noches. ─ Saludé abriendo la puerta de inmediato y me quedé de piedra al ver a la persona a un lado de la casera, pero justo frente a mí con una mirada severa y fría.

    ─Dijo que subió a su antiguo departamento pero que no le respondió entonces le comenté que ya no vivía ahí, que se mudó al departamento 706 en el piso 15 así que me ofrecí para traerla, bueno, me retiro, que tengan una buena noche. ─ Explicó la mujer mientras se hacía a un lado y volteaba a ver a la persona a su lado y cuando terminó de hablar hizo una reverencia y regresó al ascensor.

    ─Madre… ─Fue lo único que salió de mi garganta ante mi estupefacción, sentía como la sangre se me bajaba hasta los pies y el color se me iba de la cara.

    ─¿Qué? ¿No invitas a tú madre a entrar? ─Preguntó ofendida mi progenitora arqueando levemente una ceja en señal de desaprobación.

    ─Ah, no, digo, si, adelante, pasa. ─Dije entre torpes y muy notorios balbuceos mientras me atoraba con mis palabras y mi actitud claramente nerviosa me delataba. Arqueó una ceja y su mirada severa se intensificó aún más, tratando de examinar mis pensamientos mientras caminaba al interior del departamento.

    ─Por Dios, no puedo creer que tuve que venir hasta acá en medio de la noche para poder ver a mi único hijo que no se preocupa por venir a saludar y no solo eso, sino que tampoco tuvo la decencia de avisar que se mudaba, menos mal que fue en el mismo edificio sino hubiese sido toda una pesadilla tener que ir a buscarte. ─Se quejó mientras desenrollaba la gruesa y peluda bufanda de su cuello

    ─¿Por qué estás aquí? ─Fue lo único que me atreví a preguntarle entre mi sorpresa.

    ─Que grosero, No llamas, no escribes, tuve que venir yo para ver que estuvieras bien y poder hablar contigo ¿es tan raro que venga a ver a mi hijo ya que él no se tienta el corazón de venir a ver a su madre a casa? ─Ese falso tono dolido combinado con reproche hacía que mi estomago se hundiera cada vez más. Por una parte, sabía que mi madre usaba ese tono para manipularme, pero por otra me sentía terriblemente culpable porque sabía que tenía razón y nunca tuve el valor ni las ganas de ir a verla, por lo tanto, hemos llegado a este punto donde tuvo que venir a buscarme a mi único lugar seguro.

    Yo me lo busqué. Si hubiera ido antes, si hubiera sido más valiente para enfrentarlos y no huir de lo que tarde o temprano iba a pasar, no importaba cuanto lo aplazara, sabía que era cuestión de tiempo para que tomaran cartas en el asunto.

    ─L-Lo siento madre. ─Mis pensamientos eran un caos, no sabía a qué había venido, ni como librarme de esta situación, lo que si era seguro era que el momento que tanto había temido había llegado, y estaba aquí frente a mis ojos, sabía que ya no podía aplazarlo por más tiempo, pero aun así no podría dejar de temblar ni que la ansiedad se disipara.

    ─Ritsu, ¿quién es? ─De la nada Masamune se asomó por la puerta, haciendo que tanto mi madre y yo volteáramos a verlo, pude ver la sorpresa en su mirada, pero al instante mantuvo la compostura imperturbable de siempre, aunque aun así pude notar un brillo de incertidumbre y sorpresa en sus ojos ámbar.

    ─¿Qu-Quién es usted? ─Mi madre miró al hombre frente a él con clara sorpresa y algo de espanto, claramente no se esperaba encontrar un hombre en el departamento de su hijo y más viendo sus dimensiones. Por un momento mi madre se puso pálida y retrocedió por instinto.

    ─Ah, madre, él es mi jefe en Marukawa, es el editor en jefe de la sección Emerald, Takano Masamune. Ma-Takano-san, ella es mi madre ─Finalmente los había presentado,

    ─Oh, disculpa mi actitud tan grosera, no fue mi intención, es solo que creí que Ritsu estaba aquí solo, me tomó por sorpresa. ─La actitud de mi madre cambió enseguida, bajando un poco el tono de voz y calmándose.

    ─No, al contrario, no fue mi intención asustarla. ─Mi pareja hizo una leve reverencia hacia ella en señal de respeto mientras se presentaba. Mi madre se relajó enseguida, pero podía notar que Masamune seguía igual de sorprendido y asustado que yo, aunque no lo demostrara.

    Los tres caminamos hasta la sala donde sutilmente mi madre inspeccionó a su alrededor.

    ─¿Le apetece café o té? ─Preguntó el pelinegro mientras se dirigía a la cocina y ponía la tetera en la estufa.

    ─Vaya vaya, que chico tan atento, un té está bien. ─Sabía que no iba a ser una visita rápida

    ─¿Siguen trabajando hasta esta hora de la madrugada? ─Preguntó mientras se sentaba y veía la pila enorme de papeles sobre la mesa y los documentos que había estado repasando antes de que llegara.

    ─Ah si, bueno, estoy a cargo de un proyecto en Emerald, así que hemos estado muy ocupados este mes, perdón por no haber ido antes a verte. ─Me disculpé realmente apenado y arrepentido mientras le daba una hojeada rápida a la planeación del proyecto.

    ─Mmm… Bueno, es un buen lugar, aunque siento que es demasiado grande para ti solo. ─

    ─¿Por qué no nos dijiste que te ibas a mudar? Creíamos que lo estabas llevando bastante bien con tu anterior departamento, ¿no fue muy caro el depósito de este nuevo lugar?, debiste decirnos, tú padre ha estado preocupado también, tu salario actualmente es más bajo que cuando estabas en la editorial de tu padre. ─Cuestionaba mientras seguía estudiando el lugar, contando sutilmente con la mirada el número de habitaciones y lo espacioso de todo el departamento.

    ─Y cuando te mudaste para transferirte a Marukawa se fueron gran parte de tus ahorros por la mudanza, aunque creo que ya has aprendido a mantener el orden y un espacio limpio, pero siento que con lo que ganas ahora no te alcanzaría para un lugar así. ─Volvió a recorrer con la mirada el departamento.

    ─No tienen que preocuparse por los gastos madre, de verdad… ─Por más que tratara y buscara en mi cabeza mil excusas y soluciones para salir de esta y desviar el tema, sabía que era imposible, mi madre había venido a buscar explicaciones y la conocía tan bien que sabía que no se iba a ir sin ellas.

    ─Pero es raro que te hayas mudado sin decirnos nada, estaba muy preocupada, creí que en cualquier momento ibas a desaparecer para huir con alguna muchachita por ahí. Jamás te lo perdonaría. ─ Sentenció con dureza mirándome amenazadoramente.

    ─Bueno, pasaron muchas cosas, Takano-san aparte de ser mi jefe era mi vecino y... ─Antes de que pudiera responder mi mamá aplaudió emocionada mientras soltaba una entusiasta sonrisa.

    ─Oh, eso es genial, ya veo por qué están trabajando hasta tarde, pueden ir y venir en caso de que tengan algún inconveniente con alguno de los manuscritos. Muchas gracias por cuidar de mi hijo, este chico siempre se la pasa dando problemas. ─ Masamune caminó hasta donde se encontraba mi madre y colocó un pequeño plato con una taza encima el té que le había preparado, poniéndolo sobre la mesa.

    ─Ah, no, para nada, no tiene que agradecer. ─A pesar de la pacifica sonrisa en el rostro de Masamune, pude ver algo de culpa en sus orbes avellanas, como si se culpara de estar a punto de perder esa gratificación y respeto que mi madre le tenía hasta ahora.

    ─Takano-kun es muy atento y apuesto, estoy segura que su novia es una chica afortunada. Ritsu, ¿Por qué no eres de esa forma? Ann-chan estaría muy complacida, es una lástima que ya se haya rendido contigo, ¿Por qué eres un hijo tan complicado? Te esperó durante tantos años y al final solo le rompiste el corazón. ─Tanto para el pelinegro como para mí era demasiado incomodo escuchar las palabras de mi madre,

    ─Eso… ─No supe cómo responder a eso.

    ─Takano-kun, su novia ha de estar muy preocupada del porqué no ha llegado a casa. ─ Miró su reloj algo preocupado y regresó su mirada a mi pareja inspeccionándolo más a fondo dándose cuenta que estaba con una de sus sudaderas oscuras y un pantalón para dormir junto con unas pantuflas negras.

    ─Madre, hay algo que tengo que decirte. ─Masamune me volteó a ver al instante, entre incrédulo, sorprendido y angustiado. Sin decir palabra ni otro gesto lo miré con determinación, tenía que decirle a mi madre que él y yo estábamos viviendo juntos y además que estábamos saliendo.

    ─No me digas que… ¡¿Estás viviendo aquí con una chica?! ─ Preguntó alarmada y claramente molesta mientras dejaba su taza sobre la mesa de una forma un tanto tosca y apresurada se intentaba alzar del sillón.

    ─No, no hay ninguna chica, es… algo así. ─ Musité con un hilo de voz. Mi madre me miró aún más confundida, pero pude ver algo de alivio en sus ojos mientras su estructura se relajaba y se recargaba de nuevo contra el sofá, pero claramente esperaba una explicación.

    ─Takano-san y yo… estamos viviendo juntos, ambos rentamos este departamento hace unas semanas. ─Confesé, sentía que las palmas me sudaban, la cabeza me dolía, los oídos me zumbaban y la vista se me distorsionaba levemente.

    ─¿Pero por qué tienen que compartir el departamento? No lo entiendo. Si era demasiado para ti no te hubieras mudado, era más que suficiente el departamento que rentabas anteriormente, si no tienes pareja y no tenías tantas cosas, no veo por qué irte a un nuevo departamento o como último recurso nos hubieras dicho a tu padre y a mí, nosotros te hubiéramos dado el dinero. ─Siguió cuestionando mi progenitora sin poder entender el motivo de mi mudanza sin notificación alguna.

    ─Bueno, es que yo…─ Apreté mis puños contra mis rodillas, cerrándolos fuertemente y mordiéndome los labios para tratar inconscientemente de guardar el secreto que con recelo escondía de ellos, pero tenía que confesarlo.

    ─… Me he enamorado de alguien. ─Confesé con voz firme, pero aun así sentí como mi cuerpo temblaba y no fui capaz de mirar la expresión de mi madre.

    Ante estas palabras no podía echarme para atrás. Tenía que decirlo yo mismo, no podía dejárselo a Masamune y menos que fuera el quien le confesara nuestra relación a mi madre.

    ─Y estoy saliendo con esa persona. ─ Repuse y pude notar como mi voz iba perdiendo firmeza y seguridad, esta vez saliendo algo temblorosa, baja y entrecortada.

    ─…¿Qué?... ¿Y quién es ella? ─ Cuestionó de inmediato, demandando una respuesta.

    ─Madre, Takano-san y yo… estamos saliendo, él es la persona que amo… ─Finalmente levanté la mirada y pude ver como si su alma saliera de su cuerpo y su expresión en completo shock, confusión, sorpresa, incredulidad.

    ─¿Qué?... ¿Eres gay?... ¡¿Es una broma?! ─Pude notar como poco a poco su voz se tornaba cada vez más molesta y la furia en su mirada crecía junto con la incredulidad y a la vez la realización.

    ─No creo que sea gay puesto que solo me ha atraído, nunca he sentido atracción por otra persona, sea hombre o mujer, así que… ─Su mirada inquisitiva me atravesaba y quebrantaba la poca seguridad que me quedaba, quería desviar la mirada de la suya, pero al mismo tiempo no podía.

    ─Estás saliendo con un hombre y ¿te atreves a decir que no eres gay? ¿Qué demonios pasa por tu cabeza? ¡¿Tienes idea de los problemas que le traerás a la familia?! Tu padre, tu abuelo y bisabuelo les ha llevado toda una vida construir una imagen impecable del apellido Onodera y tu vienes y ¡¿empiezas a tontear con un hombre?!. No lo acepto, termina este estúpido juego en este instante. ─Aunque decía eso podía notar que aún lo estaba procesando y no lo había asimilado del todo.

    ─Señora Onodera, yo amo a su hijo y no voy a renunciar a él, sé que no soy para nada lo que usted y su marido esperaban para su hijo, pero él es lo más importante de mi vida y si tengo que renunciar a mi trabajo o perseguirlo hasta el fin del mundo lo haré. ─ Intervino mi pareja con voz seria, un tono seguro y determinado, tomando mi mano, tratando de hacerle ver que no era un juego, ni que era una relación unilateral.

    ─¡Oh Dios mío! Mi único hijo… ¡¿gay?! ─ Mi madre se sujetó la frente y sus piernas se debilitaron, de inmediato corrí hasta ella para evitar que se desplomara en el suelo.

    ─¡Madre!... ─Ante mi agarre de inmediato reaccionó y…

    Un fuerte golpe se estrelló contra mi mejilla, la cual me comenzó a arder y a punzar. Me quedé helado y sorprendido, mi madre jamás me había puesto una mano encima y dolía, sentí como mi corazón se estrujaba y mis ojos se humedecían.

    ─¡No puedo creer que nos hayas hecho esto! ¡Eres una desgracia para la familia! ¡¿Te das cuenta lo mucho que nos has decepcionado?! ─Se agarró la cabeza con desesperación mientras caminaba de un lado a otro frente a mí. Finalmente había asimilado la noticia y le cayó como mil toneladas de agua fría, dándose cuenta de todo y dejando que sus sentimientos finalmente se desbordaran en llanto, rabia, desesperación, angustia y aflicción.

    ─No puedo creerlo, ¡No puedo creerlo! ¡¿Cómo pudiste?! ─ Levantó su otra mano con fiereza y antes de que otro golpe se estrellara contra mi otra mejilla vi como Masamune sostuvo de inmediato la muñeca de mi madre, deteniendo su ataque, lo miró con incredulidad y furia.

    ─¡S-Suéltame! ─Otro golpe que resonó en mi mente y en todo el departamento, esta vez yo no había sentido el golpe, fue para Masamune, quien mantenía su mirada gacha y soltó la mano de mi progenitora. Podía ver a mi madre temblar y llorar de enojo, de rabia, ira, decepción. Los tres nos quedamos en silencio e inmóviles, el ambiente se sentía sumamente pesado y gélido, incomodo.

    Ninguno sabía cómo reaccionar o que decir…

    ─Me tengo que ir… ─De pronto mamá tomó su bolso con prisa del sofá y camino rápidamente a la salida.

    ─No quiero verte por un tiempo. ─Fue lo último que le escuche decir antes de salir de la sala, sus pasos resonaron por el departamento, era lo único que se escuchaba, luego la puerta se azotó y todo quedó en un silencio.

    Finalmente poco a poco y sin que yo pudiera hacer algo para evitarlo, las lágrimas comenzaron a caer hacia el suelo, no podía contenerlas, sabría que mis padres no estarían felices por mi relación con Masamune, pero aun así, fue más duro de lo que me imaginé, mi madre, que siempre fue compresiva y quizá un poco insistente en que me casara con Ann-chan y a pesar de todas mis decisiones permanecía al margen apoyándome y que nunca perdía la calma, esta vez perdió por completo los estribos, logré que se quebrara como nunca.

    ─¿Estas bien? ─La gentil voz de mi pareja me hizo reaccionar, pero no me moví, se acercó a mí y acarició mi rostro con gran suavidad, sobando tiernamente el golpe. Pude notar igual una de sus mejillas enrojecida por el golpe que también recibió.

    No pude más y comencé a llorar con más fuerza, lo único que pude hacer fue aferrarme a él mientras hundía mi rostro en su pecho y me desahogaba, sacando toda la tristeza que me invadía en ese momento. Me abrazó con fuerza mientras acariciaba mi cabello con ternura y otro de sus brazos me envolvía con protección.

    ─Sabía que me iban a aborrecer, lo sabía… pero aun así es doloroso… pero… no me arrepiento, no me arrepiento de nada por haberte elegido, no me arrepiento porque sé que te tengo a mi lado. ─Sabía que, si ponía a mi familia por encima de Masamune, mi vida seria infeliz porque me arrepentiría cada día de mi vida, porque lloraría por el al haberlo perdido, por haber elegido las apariencias ante la felicidad que el me brindaba cada segundo a su lado.

    Porque en mi vida pasada, mis ultimas horas a su lado me arrepentí de no haber tenido el coraje de confesarme a mi amigo de infancia y por haber elegido una falsa felicidad a costa de la mía y que al final terminó afectando también a Kuroda, condenándolo de por vida a la soledad y al vacío.

    ─Te amo y por, sobre todo, quiero permanecer a tu lado, de pie, luchando, aunque mi propia familia esté en mi contra, no quiero dejarte ─Sollocé con el corazón estrujado y la voz entrecortada y dolida por el llanto que no cesaba. Esos 10 años que estuvimos separados fue un infierno aun con la idea en mi mente de que estaba jugando conmigo, no quiero ni imaginar cómo sería mi vida si es que a pesar de arreglar todo, de saber que ambos nos amábamos tener que separarme de el para siempre y vivir con el remordimiento de abandonarlo una vez más después de todo lo que hemos pasado, sería la peor escoria del mundo.

    ─Yo siempre estaré a tu lado Ritsu, no dejaré que nadie te aparte de mí, aun si lo haces, te buscaré hasta el rincón más lejano de la tierra. ─ Me abrazó más fuerte, hundiendo su rostro en mi hombro, pude sentir algo húmedo comenzando a mojar mi camisa.

    ─No me dejes Ritsu… ─Suplicó con la voz quebrada sin aflojar su agarre ni un poco.

    ─Nunca lo haría. ─Continuamos llorando, abrazándonos, desahogándonos ante el dolor del rechazo, a pesar de que me imaginaba que no se lo tomarían bien, en mi corazón guardaba algo de esperanza de que nos aceptaran y se dieran cuenta que yo era feliz, espera que ellos entendieran que lo más importante para mí era ser feliz a lado de la persona que siempre he amado y amaré…

    Continuará…

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿

  13. .

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



    Capítulo 31: Proyecto

    Después de casi media hora conduciendo finalmente llegamos a nuestro departamento, me sentía realmente agotado, fue un día muy duro, pasaron tantas cosas que realmente me costaba creer que todo pasó en tan solo 24 horas, mis hombros los sentía tan pesados como si estuviera cargando plomo.

    Al llegar a nuestro piso lo primero que hice fue abrazar a Ritsu con posesión, lo necesitaba para sentirme menos agotado, bese su frente con cariño, una y otra vez, bajando por su rostro, posando mis labios en sus mejillas, su nariz hasta que finalmente junte nuestros labios, Ritsu me correspondió de inmediato, pasando sus manos sobre mis hombros hasta rodearme el cuello con ellos.

    Me dejé llevar por el sabor de sus labios, dejando mi mente en blanco y solo dejándome llevar por el castaño que tenía entre mis brazos, sentir como correspondía a mis besos era como si todo el estrés, el cansancio, los problemas se esfumaran, no sé cómo lograba todo eso en mí.

    Continue besándolo una y otra vez, besos más fogosos y apasionados que el anterior, una de las manos que se encontraban acariciando su cadera descendió hasta su trasero, manoseándolo un poco mientras me dirigía a devorar su cuello, sentí como tembló entre mis brazos mientras dejaba escapar un suave y erótico suspiro.

    Lo arrinconé en la pared y levanté una de sus piernas de tal forma que me rodeara, mis manos siguieron haciendo estragos en su cuerpo, manoseando por todas partes, sus brazos rodearon con más fuerza mi cuello ante sus temblorosas piernas. Me encantaba escuchar como soltaba leves gemidos y se dejaba llevar por mis caricias.

    ─Nhggg… Ma… Masamune…─ Susurró con un tono ronco y largo mientras cerraba los ojos y estiraba su cuello para darme más acceso a este mismo. Por mi parte lamía por todas partes, mordiendo muy suavemente su cuello y las zonas por donde pudiera dejar marcas.

    Desabroche su camisa, besando su pecho y lamiéndolo. Deleitándome con su sabor y esas hermosas vistas que me regalaba al tener su rostro completamente rojo, y de su voz ni se diga, solo hacía que el deseo por tenerlo debajo mío aumentara con creces.

    ─No tienes idea de lo erótico que te ves… Tengo tantas ganas de comerte entero…─ Susurré con voz ronca y profunda muy cerca de su oreja antes de morderla, y una vez más se estremecía ante mis acciones, abrazándose más fuerte a mí.

    ─L-lo sé, pero… Es tarde y mañana tenemos que llegar temprano a la oficina para comenzar a elaborar el proyecto, además aún falta bañarnos… o ¿prefieres bañarte mañana?. ─ Me cuestionó sin separarse de mí, debatiendo si dejarse llevar o no. Aunque él tenía razón, a partir de mañana tendríamos que quedaros hasta muy tarde en la oficina, no solo por el proyecto que estaba planeando Ritsu, sino también por los mangas que estábamos cada quien a cargo.

    Aun así, no era mala idea aprovechar y disfrutar, aunque sea una ronda de su cuerpo.

    ─Bueno, ¿Qué te parece si lo hacemos mientras nos duchamos? ¿Mhh? ─Le pregunte dándole un beso en la mejilla, tratando de convencerlo. Metí una de mis manos dentro de su ropa interior, acariciando su trasero y apretándolo con descaro.

    ─¡Mhgg! Pero…─ Sus piernas volvieron a flaquear. Lo pegue a mi cuerpo al mismo tiempo que le robaba otro beso largo y profundo, sus manos solo se quedaron sobre mi pecho sin apartarme, ya había caído, a pesar de que trataba de hacerle caso a su mente para no dejarse llevar, su cuerpo casi casi me rogaba porque no me detuviera, era un encanto como reaccionaba de esa forma.

    ─Te prometo que lo vas a gozar. ─ Tras decir esto lo volví a besar y se dejó llevar por completo correspondiéndome de nuevo, sus brazos me rodearon otra vez, aproveche esto y lo cargue para llevarlo directo al baño robándole todos los besos que quería, aprovechando para morder y besar su cuello.

    ─No sé cómo siempre haces que me deje llevar─ Comento con un leve puchero una vez que llegamos al baño y le quitaba por completo la camisa y abría sus pantalones.

    ─Ese es el punto, sabes que soy muy obstinado cuando quiero algo, y tú eres mi interés principal─ Le robaba todos los besos que podía y el me correspondía sin chistar al mismo tiempo que desabrochaba mi camisa.

    ─Siempre consigues lo que quieres…─ Tras decir esto fue el quien me beso de forma apasionada, de inmediato delineé sus labios con mi lengua para después pasar a morderlos con deseo. Sus pantalones cayeron y lo atraje hacia mi sentándolo en mis piernas. Acaricie sus nalgas de varias formas distintas pasando a sus piernas y luego regresando por su espalda.

    Nuestras lenguas se rozaban entre ellas, rodeándose, y degustándose mutuamente, su suave respiración se mezclaba con jadeos ahogados cuando mordía sus labios, subí un poco más el nivel, haciendo el beso más fogoso, más apasionado, arrancándole varios gemidos ahogados mientras rozaba con la yema de mis dedos su cuerpo.

    Lo acerqué más a mi cuerpo logrando que su intimidad quedara sobre la mía, comencé a hacer movimientos sensuales debajo de su cuerpo, fingiendo embestidas para que de esa forma nuestras intimidades se rozaran.

    ─¡Mhggg! ¡Ahh! Masamune…─ Me encantaba como sonaba mi nombre entre sus labios y con ese tono cargado de deseo, lujuria y un poco de represión, realmente sabía cómo hacerme enloquecer, baje por su cuello, lamiendo y besando su piel, pasando por su pecho y dejando líneas indefinidas por su torso. Me dirigí a sus pezones para lamerlos, morderlos y chuparlos, sintiendo como se arqueaba entre mis brazos.

    Con una de mis manos liberé su miembro ya erecto de su ropa interior, comencé a masturbarlo de forma tortuosa, rozando su erección con la yema de mis dedos la glande, mi castaño se crispó de inmediato.

    Abrí la llave del agua para que nuestros cuerpos se comenzaran a mojar con el agua caliente y así aprovechar el acto, me fui deshaciendo de mi ropa, bajándome el pantalón a duras penas con Ritsu aun encima, pero al final lo logré.

    Lo acerqué un poco más a mí, pegando su erección con la mía, comencé a masturbar ambas intimidades mientras volvía a devorar la boca de mi castaño, mordiendo de nuevo sus labios, succionando su lengua con deseo.

    Sin que yo me lo esperara Ritsu comenzó a hacer movimientos sensuales sobre mí, este chico sabía cómo provocarme hasta hacerme perder la cabeza.

    Una de mis manos se dirigió a su agujero, con uno de mis dedos empecé a hacer círculos alrededor antes de penetrarlo suavemente.

    ─¡Ahhh! ¡Ahh! ─ Sus piernas temblaron de placer al sentir como poco a poco mi dedo iba ingresando por su recto, lo sacaba y volvía a meter cada vez más rápido, ingresé otro dedo.

    ─¡Nhhg! Masamune…─ Nos besamos de nuevo con fogosidad mientras se movía cada vez más desesperado, deseando algo más que mis dedos, y su boca se movía más frenéticamente, tratando de seguir la pasión con la que lo devoraba. Aceleré los movimientos de mi mano masturbando con más rapidez nuestras intimidades.

    ─¿Ya lo quieres dentro? ─ Cuando sentí que ya no aguantaba más retiré mis dedos de su ano con algo de prisa, se acomodó sin que se lo pidiera sobre mi erección, frotándose sin pudor alguno. Solté un leve gruñido de placer, se sentía resbaloso y caliente aún fuera de él, así estuvo un par de momentos antes de tomar mi miembro entre sus manos y situarlo en su entrada, bajó poco a poco, metiéndolo lentamente.

    ─¡Nhgg! ¡Ritsu! ─Apreté su trasero, acariciándolo descaradamente. Volví a besar sus labios, delineándolos, mordiéndolos con pasión, y luego ingresando mi lengua dentro de su cavidad para saborear por todas partes, rodeando y degustando su lengua, soltaba varios gemidos ahogados ante cada embestida.

    ─¡Mhhgg! ¡Ahha! ¡Ahh! Masa… ¡Nhhggg! ─ Sus piernas temblaron de inmediato ante las potentes arrematadas contra su interior, se sentía tan bien adentro suyo, como me apretaba de forma caliente y mojada dentro suyo.

    Bajé besando su cuello, mordiendo sus hombros de forma traviesa y a la vez con deseo, sentía sus dedos clavarse en mi espalda y arañarla con deleite, sintiéndose en pleno éxtasis, seguí masturbando su miembro con rapidez, acariciando la uretra con la yema de mis dedos, igual apretando de vez en cuando sus testículos.

    Me levanté del banco con él, lo puse de espaldas a mí, mordí su espalda sin dejar de embestirlo, recargó su cabeza contra la pared, apoyándose en esta, mordí por debajo de su nuca, mientras mis manos seguían recorriendo su cuerpo, pasando por su pecho, costillas, vientre, lamí su espalda con deseo, como me fascinaba el sabor de su piel, y con el agua que iba cayendo se sentía tan refrescante.

    ─Me encantas Ritsu… Te amo─ Volteó a mirarme y nos fundimos en un profundo y tierno beso, entrelazamos nuestras manos, me encantaba la sensación de sus cálidos labios, como correspondía sin chistar y aceptaba cada una de mis acciones y muestras de cariño.

    ─Yo también te amo Masamune… ─Acarició mi rostro con ternura mientras me dedicaba una cálida sonrisa, besé la palma de su mano con devoción antes de volver a besar su frente y sus labios, regresé con mis movimientos lentos, metiendo y sacando de forma profunda, y seguí besando su cuello, sus hombros, dejaba tiernos besos cargados de cariño y deseo, no sabía cómo demostrarle y trasmitirle hasta el último miligramo de amor que sentía hacia él.

    Le di una profunda y certera embestida, logrando que su espalda se arqueara ante la sorpresa y el placer, soltó un jadeo ahogado, sus manos trataban de aferrarse inútilmente a los resbaladizos azulejos del baño. Regresé a su cuello, mordiéndolo y marcando su piel con suaves chupetones apenas visibles, mis manos recorrían su cuerpo, se detuvieron en su pecho, acariciaba y apretaba ambos pezones, girándolos tiernamente sin llegar a lastimarlo, sentí como se estremeció de pies a cabeza por mi acción, tanto que me apretó un poco más dentro de él.

    ─¡Nhhg! ─ No pude evitar gruñir ante la oleada de placer que me brindó su recto ante esa acción, envolviéndome por completo, así que mis manos siguieron torturándolo o provocándolo a que repitiera ello, fue una sensación muy placentera, mis manos jugaban de la forma que deseaba con sus pequeños botones rozados, frotándolos de arriba para abajo, delineando la aureola de cada uno.

    ─¡Ahhg! Masamune… Mhggg─ Sus piernas temblaban y mi pene seguía entrando y saliendo con algo de rapidez de entre sus nalgas, mordía una de sus orejas y solo podía deleitarme por las eróticas expresiones que estaba haciendo, echaba su cabeza hacia atrás, mientras tenía su boca levemente abierta para dejar salir esos deliciosos sonidos que me enloquecían, sus ojos se mantenían cerrados para gozar más de las sensaciones que le brindaba.

    ─¡Ahí! Se siente tan bien… ¡Ahhaa! ─ Levanté una de sus piernas para poder tener más acceso a su entrada, levantando un poco más mi cadera para llegar más adentro, sintiendo como las resbaladizas y cálidas paredes me apresaban con mayor deseo y ansia.

    Para sorpresa mía vi como mi castaño tomaba su miembro entre una de sus manos y comenzaba a frotarlo con algo de prisa, más y más gemidos salían de su boca, recargó de nuevo su frente contra la pared. No me detuve, al contrario, mi cadera se movió con más frenesí, lo resbaloso y apretado que se sentía me hacía perder la cabeza, sentía que estaba a punto de venirme, por las acciones, gemidos y la expresión de mi pequeño amante parecía que estaba en las mismas condiciones que yo.

    ─¿Ya te vas a venir cachorrito? ─ Le ronroneé muy cerca de su oído con voz ronca y deseosa, su cuerpo tembló de nuevo al sentir mi aliento chocar contra su oreja, soltando un encantador sonido. Me reí levemente para mis adentros y volví a morder su oreja con deseo.

    ─¡Mhm! ─ Asintió apenado, pero ya al borde de la desesperación, era tan seductor, no sé cómo lograba enloquecerme de esta forma, sus ojos verdes denotaban su límite, me rogaba que ya lo dejara correrse, sonreí para mis adentros, satisfecho ante sus reacciones.

    Volteé su rostro hacia mí para besarlo, a este punto las embestidas ya eran controladas por mi instinto y mis ganas de llegar al orgasmo. Mi castaño correspondió de inmediato a mis labios, aferrándose como pudo a uno de mis brazos, debido a la posición en la que nos encontrábamos no podía abrazarme por completo.

    ─¡Nhggg! ─ Al cuerpo de Ritsu lo azotaron espasmos de placer al mismo tiempo que al mío, pequeños chorros blancos salieron de la punta de la erección de mi castaño, salpicando la pared, mientras que yo dejé mi esencia dentro de su cuerpo, se sentía tan rico adentro, caliente, húmedo, apretado y palpitante.

    Lentamente salí de él, ambos respirábamos agitados y agotados, con esto el sueño nos llegó de golpe, lo único que quería era ya descansar al fin, nos quedamos bajo el chorro de agua, tratando de acompasar nuestras respiraciones, y terminar de ducharnos como se debía para poder descansar.

    Al terminar de bañarnos, notaba como los ojos de Ritsu parpadeaban varias veces e igual su semblante se le notaba agotado pero satisfecho.

    Nos pusimos nuestro respectivo pijama que se encontraba en el estante del baño, ambos salimos del cuarto de baño refrescados, satisfechos pero muy cansados, lo único que quería era poder descansar con él entre mis brazos.

    Cada uno nos recostamos en nuestro respectivo lado de la cama, lo más centrados que podíamos para estar más juntos, Ritsu apoyó su cabeza sobre mi pecho mientras yo lo atraía más a mí, rodeando su cintura de forma protectora y firme, pero sin intensión de lastimarlo o hacerle daño.

    Le di un pequeño beso en la frente y el soltó un suave suspiro para después musitar un tierno “buenas noches”, le devolví las palabras dándole un beso más en su cabello al mismo tiempo que lo acariciaba por la espalda.

    Tras esto nos quedamos dormidos de inmediato. Sentir el calor de su cuerpo de esa forma era lo más reconfortante del mundo.

    A la mañana siguiente el despertador comenzó a sonar, me sentía mucho más renovado, miré como mi castaño respiraba apaciblemente, al parecer su sueño era más pesado de lo que creí, sus largas pestañas le daban un toque tan encantador. No quería despertarlo y yo no quería levantarme, pero teníamos muchos pendientes para el día de hoy y teníamos que ponernos de acuerdo para comenzar la planeación del proyecto.

    ─Ritsu…─ Lo moví suavemente llamándolo con una voz gentil, hizo un leve gruñido y se removió entre las sábanas. Se despertó enseguida, y se talló los ojos, tratando de acostumbrarse a la luz que se colaba por la ventana a medio abrir.

    ─¿Qué hora es? ─ Preguntó suavemente sentándose en la cama, aún adormilado.

    ─Las 6:45, aún estamos a tiempo, tenemos que desayunar, no creas que te dejaré seguir con tus hábitos que solo te perjudican. ─ Mi pequeño amante hizo un leve puchero entre molesto y apenado.

    ─Pero-─Iba a replicar, pero enseguida lo interrumpí mientras me cruzaba de brazos frente a él de manera autoritaria.

    ─No quiero peros, eres muy desorganizado y siempre te descuidas demasiado. ─ Le reprendí con un falso tono de molestia, pero denotando mi preocupación por la falta de autocuidado que se tiene a sí mismo. Intento volver a defenderse, pero de sus labios no salió una palabra, solo soltó un leve suspiro de resignación mientras hacia un puchero y miraba a otro lado.

    ─¡Jum!... Está bien…─ El puchero en su expresión aun no desapareció, sonreí con ternura ante sus reacciones, sabía que si lo presionaba un poco el cedería, a pesar de su reacio carácter, yo soy más obstinado y terco que él.

    Nos dirigimos a la cocina y comenzamos a preparar el desayuno, de verdad que Onodera no tenía mucho talento en la cocina, era bastante torpe y no sabía muy bien que hacer, en ocasiones los recipientes con los alimentos se le resbalaban un poco de las manos y terminaba por ensuciarse, todo un “Joven amo”.

    Después de terminar de hacer el desayuno, nos sentamos a la mesa a ingerirlo y después de ello nos prepararnos para salir al trabajo. Iba a ser un día agotador, tendremos que comenzar a planear la sesión de autógrafos, más el calendario para la entrega de los manuscritos de las autoras, y con ese sinvergüenza de Haitani va a ser todo un dolor de cabeza.

    ─Bueno, vamos, tenemos mucho por hacer en la oficina. ─ Le palmeé un poco la espalda para animarlo y encaminarnos a la salida para empezar nuestro día laboral.

    ─¿Quieres que vayamos en mi auto? ─ Le pregunté gentilmente.

    ─… No creo que sea muy conveniente, podrían comenzar a sospechar si ven que todos los días llegamos juntos al trabajo e Isaka-san podría darse cuenta de ello, será mejor que vayamos en tren, ¿no crees? ─ Respondió un poco triste y bajo. Ciertamente iba a ser muy difícil tratar de ocultar lo nuestro en la oficina. A veces soy muy impulsivo cuando se trata de Onodera y no puedo controlarme en hacerle alguna travesura. Realmente va a ser muy difícil

    ─Tienes razón, quizá entonces a fin de ciclo, después de todo va a ser muy difícil salir antes del último tren y tendríamos que tomar un taxi. ─ Era realmente molesto cuando eso pasaba, con mi auto ya podremos salir sin preocuparnos tanto por el transporte.

    Como quedamos, nos fuimos en tren subterráneo e íbamos platicando sobre cuál era su plan para empezar a implementar la estructura para la próxima firma de autógrafos.

    Nos faltaban un par de cuadras para llegar a la editorial, cuando una voz irritantemente familiar nos sacó de nuestra platica. No esperaba empezar a escucharlo tan temprano por la mañana, quería tratar con él lo menos posible.

    ─Pero si es Onodera-kun y… Takano. Que milagro que llegan juntos. ─ Se nos quedó viendo un poco confuso pero su sonrisa arrogante no desapareció de su cara. Noté como ante sus palabras Onodera se crispo un poco.

    ─Nos encontramos en el camino y ya que vamos para el mismo sitio es lo más lógico, estúpido. ─ Señalé con obviedad, rodeando los ojos con fastidio y recalcando en mi voz el tono sarcástico.

    ─Jooo… que rudo, en ese caso no les molestará que me una en su caminata, al fin y al cabo, como acabas de mencionar, vamos para el mismo sitio. ─ Su voz y su sonrisa se hizo más grande ante sus palabras, mirándome con malicia. Sin duda este tipo era un fastidio desde tan temprano.

    ─A mí me molesta tu presencia, así que no quiero caminar contigo. ─ Espeté con molestia, expresando mi desagrado sin ninguna pizca de vergüenza ni miramientos. Solo suspiro con autosuficiencia

    ─¡Ja! Perfecto, entonces me iré con Onodera, después de todo tengo cosas que quiero hablar con él. ─ Mientras él decía esto rodeó con su brazo el cuello de Onodera interponiéndose en medio de nosotros y comenzó a caminar con el ante la confundida expresión del castaño antes de poder negarse.

    ─Espe…─ Antes de que pudiera razonar con calma, agarré con brusquedad e ira el brazo del pelirrojo y lo aparte con furia, dejándolo confundido y sorprendido al igual que a Ritsu debido a mi comportamiento tan repentino. ¡Rayos! No me di cuenta hasta que fue muy tarde.

    Haitani parpadeo un par de veces, con las cejas arqueadas hacia arriba y los ojos sorprendidos. De repente sonrió con malicia.

    ─Ohh… ¿Qué fue eso Takano? Acaso… ¿Hice algo que no debía? ─ Su tono era bastante confiado y seguro, sin quitarle esa tonalidad maliciosa con la que siempre se dirigía a mí, cruzó los brazos y esperaba una respuesta.

    ─¡No! ─ Mentí

    ─Simplemente no te soporto, estoy hablando de cosas importantes con Onodera, porque, a comparación de tus ideas estúpidas que quieras meterle, tenemos todo un proyecto por delante que planear y no va a ser fácil, sabes que no me gusta que hablen de cosas triviales cuando el trabajo es lo más importante. Así que deja de mezclar tu estúpida vida privada en cosas del trabajo. ─ Le amenacé lo más serio y seguro que podía, esperando que mis palabras lo convencieran para que no se diera cuenta de la relación que llevaba con el castaño de ojos verdes.

    ─Si, si, lo que digas. ─ Rayos, no creyó mis palabras. Se dio la vuelta y colocó su mochila sobre su hombro mientras la sostenía, comenzando a caminar sin quitar esa sonrisa de su rostro, pero era evidente que algo estaba planeando, lo podía ver en su expresión, su sonrisa era aún más arrogante que antes.

    ─Lo siento Onodera, no pude evitarlo. ─ Me disculpé frustrado cuando estaba lo suficientemente lejos, agachando la cabeza, pero no pude evitar reaccionar en cuanto ese sujeto le puso las manos encima a Onodera frente a mis narices.

    ─A mí también me tomó por sorpresa, perdón, no pude hacer nada… ¿Qué haremos ahora? ─ Pregunto preocupado después de salir de su sorpresa por todo lo que acababa de pasar.

    ─Tendremos que ser muy cuidadosos para que no nos descubra, sino comenzará a darse cuenta de nuestra relación. Lo detesto. ─ Me revolví los cabellos con ira y cansancio al mismo tiempo que soltaba un suspiro agotado, no llevaba ni una semana aquí y ya me está sacando de mis cabales.

    ─C-Creo que tendremos que tomar distancia en el trabajo… ─Balbuceó un poco bajo y resignado.

    ─No digo que no nos hablemos, sino que de verdad nos comportemos como compañeros de trabajo. Si dejamos de hablar va a ser más sospechoso y evidente…─ A pesar de que trató de ocultarlo pude notar un tono triste y un leve temblor en su voz.

    ─Aunque no me guste estoy de acuerdo contigo, ese maldito no va a descansar hasta descubrirnos. Solo busca perjudicarme, pero en el camino también te va a afectar a ti. Es lo que ese tipo hace, empieza a embarrar a todo mundo en el problema. ─ La rabia me hervía al ver que sus artimañas no habían cambiado, no sé en qué momento Isaka-san pudo contratarlo y porqué razón.

    ─Será mejor que vayamos, si nos demoramos más terminará pareciendo más sospechoso, debemos actuar como si nada. ─ Empecé a caminar rumbo a la editorial, podría darse cuenta que nos quedamos a planear una estrategia para que no nos descubra.

    ─Si. ─ Asintió algo desganado.

    ─Bueno, supongo que mientras puedo darte unas recomendaciones para tu proyecto; en primera, para la recolección de datos debes verificar en que área tiene la mayor cantidad de ventas y si en zonas aledañas sus cifras están cerca de esa cantidad para realizar la sesión de autógrafos, casi siempre la firma de autógrafos se lleva a cabo aquí en Tokio en Libros Marimo, o en librerías cercanas, pero estamos dejando de lado otras sucursales donde tiene buenos números, así que no sería mala idea cambiar un poco el sitio para incluir también a las lectoras de esa zona. ─ Habíamos entrado al edificio y caminamos con tranquilidad hacia nuestra sección, no habíamos hecho nada malo, pero era mejor no levantar sospechas en ninguno de los empleados sobre nuestra relación y más porque nuestros puestos están en juego ya que Isaka-san sabe de nuestra relación y no dudará en echarnos si comienza a escuchar rumores en los corredores.

    ─Una vez que ya tengas las cifras deberás buscar un buen sitio para llevar a cabo la firma, también deberás ir notificando a las autoras para que hagan un espacio en su agenda y todas puedan asistir, sería malo excluir a alguna de ellas y eso puede crear algún malentendido con los lectores de dicha autora y pueden provocar peleas o rumores. ─ En mi celular iba escribiendo leves notas resumidas para andárselas después por si dejaba ir alguno que otro dado por descuido u olvido accidental.

    ─Por eso es importante incluirlas a todas, también deberíamos invitar a los dibujantes de apoyo, su participación también es importante para la creación de un manga y nos han salvado antes en muchas ocasiones con la autora, seria grosero y descortés no invitarlos. Así que sería bueno buscar un lugar amplio para que se queden a dormir y puedan estar cómodas. ─

    ─Te voy a pasar algunos informes de ventas pasadas para que vayas realizando tus estadísticas y recopilando la información que vas a necesitar, cualquier inconveniente, duda u obstáculo no dudes en preguntar, puede ser a cualquiera de nosotros, de los 4 está bien, no hace falta que te dejes llevar solo por lo que yo digo, es válido pedir opiniones de los demás editores, cada uno tiene experiencias y formas de trabajar distintas que te pueden ayudar a desarrollar una mejor estrategia y planificación, de igual forma vamos a llevar a cabo reuniones semanales para ver los avances del proyecto. ─ Llegamos a la oficina como si nada, continuando con nuestra conversación. A la oficina ya habían llegado todos, solo faltábamos nosotros.

    ─Somos 5 editores Takano─ Interrumpió de nuevo Haitani desde su escritorio sosteniendo uno de los storyboards de los que se debería realizar un informe sobre sus correcciones.

    ─¿Quién te incluyó en mi conversación? Dije 4 porque somos quienes más conocemos el trabajo de nuestras mangakas y nuestra área dirigida al Shoujo, pero gracias por participar, Haitani, dime ¿por qué la manera en la que Erika-sensei desarrolla sus historias con la protagonista es diferente a la de Saouto-sensei y por qué Yoshikawa-sensei crea historias con una trama más desarrollada y complicada que Mutou-sensei? Ya que estás tan participativo y al parecer sabes mucho sobre la forma de trabajar de cada autora de esta área quiero que respondas eso. ─ Haitani se quedó callado de inmediato y la sonrisa socarrona se borró de su rostro, acción que disfruté muchísimo.

    ─Estoy esperando Haitani…─ Presioné serio.

    ─Estoy en eso Takano. ─ Carraspeo entre dientes con rabia y pena al no tener una respuesta para mis preguntas.

    ─Si no conoces del todo las capacidades de las autoras como para emitir un buen juicio u opinión constructiva para este proyecto, lo mejor sería que te abstengas de meter tus narices, hasta que seas capaz de diferenciar sus capacidades y forma de trabajar limítate a estudiar esos manuscritos a fondo, sigo esperando tu informe y espero que esté completo. ─Me crucé de brazos con autoridad, demostrando porque era el jefe del departamento.

    ─Si, lo siento por interrumpirlo, no volverá a pasar. ─ Y siguió en lo suyo, leyendo el manuscrito corregido entre sus manos.

    ─Tan aterrador como siempre Takano-san. ─ Comento Kisa desde su asiento con esa típica sonrisa traviesa y burlesca.

    ─Será mejor que no hagas enojar a Takano-san, es muy serio cuando está hablando con alguien y se pone de muy mal humor si llega a alguien a interrumpirlo. ─ Le recomendó en tono bajo acercándose un poco a él desde su asiento.

    ─Como te venía diciendo Onodera, Ve organizándote para que tengamos algo de tiempo. Date un lapso para hacer lo del proyecto y otro para hacer tu trabajo con tus autoras y no dejar que se retrasen con el manuscrito, por ahora yo voy a estar ayudándote un poco con la revista mensual. ─ No me estaba costando trabajo actuar de esta forma, después de todo así iniciamos Onodera y yo, aparentar frente a todos una relación de jefe y subordinado.

    ─Si, muchas gracias, voy a iniciar mi trabajo, gracias por su orientación. ─ Onodera se dirigió a su escritorio y comenzó a trabajar en su computadora muy concentrado, traté de no mirarlo muy seguido como antes, para así evitar que Haitani se diera cuenta de lo que sentía por Ritsu.

    Los dos tratamos de no involucrarnos más de lo necesario, solo hablando de trabajo y quizá participando en uno que otro comentario referente a cosas triviales donde participaban todos, podría ser del clima, el estilo de vida de Yoshikawa Chiharu y que no le contesta de nuevo las llamadas a Hatori, entre otras cosas.

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω)(ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    Los días fueron pasando y no volvió a ocurrir otra situación que nos pusiera en evidencia a Onodera y a mí, salíamos uno antes que el otro, a veces para irnos a reuniones con las autoras para ponernos de acuerdo sobre los manuscritos y correcciones de los storyboards, Onodera estaba más movido que yo, yendo con cada uno de los editores para ponerse de acuerdo con las autoras para explicarles en que iba a consistir el proyecto de la firma de autógrafos, la mayoría estaban muy emocionadas, ya que al final de esta iba a haber una pequeña celebración entre todo el equipo.

    Haitani aun trataba de conseguir información sobre mi vida privada, había notado que, si alguna de las editoras de otro departamento se acercaba a hablarme, más tarde él las cortejaba y de paso les sacaba información sobre si tenía una relación con alguien.

    Yokosawa se dio cuenta y me contó sobre eso, el ya conocía de antes a Haitani debido a lo que ocurrió cuando trabajaba en Shundansha aun así me advirtió que fuera muy cuidadoso con el alrededor.

    ─Muy bien, ¿Cómo ven el storyboard de Satou-sensei? ¿Creen que está bien de esa forma? ─ Estábamos en una de las salas de juntas en una reunión emitiendo juicios y correcciones de los manuscritos también para cada uno dar su opinión sobre nuevas ideas para llevar a cabo el proyecto y preparativos.

    ─Esto… creo que la pagina número 18 necesita un cambio de estructura, la autora vuelve a regresar a un tema que ya colocó en el tomos pasados, donde los protagonistas vuelven a pelear por un rival que ya había desaparecido hace un par de tomos, pero pienso que volver a colocar al mismo rival cada tomo lo vuelve bastante monótono y cansado, se me hace un poco repetitivo que vuelvan a discutir sobre el cuándo sensei ya no tiene intenciones de volver a incluirlo en la historia, y falta un poco más de contexto en la página 26 donde se puede ver una escena donde una de las amigas de la heroína está en la habitación de su pareja, solo aparece así como así, pero no se revela cuáles son sus intenciones o por qué está ahí. ─ Todo el equipo hojeaba las hojas donde Onodera hacía mención de la corrección, uno que otro asentía ante las correcciones y argumentos del castaño, denotando que todos estábamos de acuerdo en los errores de guion.

    ─Puede que sensei lo explique en un tomo siguiente pero en las páginas posteriores a esa nos cambia por completo de contexto y se pierde toda secuencia de lo que ocurre, esto podría molestar a los lectores, podría haber dejado esta parte al final para darle un suspenso más dramático en este tomo, pero lo colocó a la mitad y de repente nos cambia a una historia de la pareja secundaria que no tiene tanta relevancia y a como lo termino puede que el próximo tomo trate sobre la pareja secundaria, la cual su relación va bien y al parecer va a ser sobre un flash back que hubo entre ellos. ─ Concluyó el castaño bajando un poco el manuscrito hasta el escritorio y viendo levemente a los demás y caso de que tuvieran algo más para aportar a sus observaciones.

    ─Si, yo también estoy de acuerdo con eso, parece ser que la autora no está segura de su trabajo y trata de distraernos de su error con una historia sobre la pareja secundaria, justo cuando ya habían comenzado a salir y vuelven a pelear por causa del mismo rival que había dicho que no se interpondría de nuevo. ─ Complemento Hatori bajando la pila de papeles que tenía en sus manos, los cuales eran el storyboard que estábamos analizando.

    ─Pienso lo mismo, se me hizo muy intrigante ver de repente a la amiga de la protagonista en la habitación del novio de su mejor amiga, pero es como si saliera mediante un hoyo negro porque no se revela porque está ahí, solo sale como si nada. ─ Negó Kisa con la cabeza y una leve sonrisa y tono de no comprender porque hizo eso la autora.

    ─Puede ser que se sienta presionada debido a la firma de autógrafos y de repente le dio un colapso, porque quizá ya iba en esa parte cuando se le dio la noticia sobre la firma de autógrafos. ─ Terminó Mino emitiendo su opinión tratando de analizar porque la autora hizo semejante cambio de trama tan de repente.

    ─Muy bien, ya que todos lo tenemos claro y estamos de acuerdo habrá que decirle a la autora que corrija esto, es interesante hasta que de repente cambia por completo la escena, hace que uno se quede, no con la sensación de “intriga emocionante” sino “intriga inconforme”. Kisa, asegúrate de explicarle bien a Satou-sensei que está mal con esto. ─ Ordené soltando un suspiro, al fin habíamos terminado con ello.

    ─Ozu─ hizo una señal en la frente sin perder ese tono infantil y juguetón, era realmente extraño ver a un adulto actuar de esa forma, pero supongo que ya me acostumbré, después de todo su cara combina a la perfección con su actitud.

    ─Muy bien, ya que terminamos la corrección de todos los manuscritos, hablemos sobre el proyecto, ¿Qué han pensado sobre la firma de autógrafos? Debe ser algo innovador y no tan cliché, debe llamar la atención y no ser como las demás. ─ Me acomodé en mi silla listo para escuchar las opiniones de los demás y optar por la mejor sugerencia

    ─Pienso que debería ser en la playa, entre el atardecer y el anochecer, las luces le darán un toque hermoso y tanto las autoras como las lectoras les gustará el ambiente, pienso que combinaría el ambiente y trataríamos de trasmitir la atmosfera que tiene el manga shoujo, hacerlas sentir que están en un manga. ─ Propuso Onodera

    ─Suena bastante bien, a las chicas les gusta mucho lugares románticos como la playa por la noche. ─ Apoye al castaño pensando en sus palabras y sería algo poco convencional que les agradaría mucho a las chicas.

    ─Parece ser que conoces muy bien a las chicas eh Takano… Que popular eres…─ Comentó Haitani colocando sus manos detrás de su cabeza y recargando su espalda en el respaldo de la silla, relajándose, sonriendo con picardía y malicia.

    ─¡Claro! Como tú eres un ser sin sentimientos ni gusto por algo está bien si es un bosque tenebroso y lúgubre. Parece que aún no has entendido que es un lugar enfocado para las chicas. ─No puedo creer que sea tan fastidioso, desde que llegó los dolores de cabeza son más frecuentes e intensos debido al estrés y enojo que me causa su sola presencia.

    ─Jum…─ Solo se encogió de hombros sin quitar esa sonrisa de su rostro.

    Pasamos un par de horas más opinando y buscando más ideas y haciendo cálculos para no dejarle todas las estadísticas de las autoras a Onodera planeamos que le pasaríamos nuestras respectivas cifras y Onodera se encargaría de unificarlo y plasmarlo en el proyecto para que no haya errores.

    Las cifras de nuestras autoras eran bastante buenas, la mayoría de ventas eran arriba de 70,000 copias solo en la primera impresión de los últimos tomos vendidos.

    ─Buenas, “bellas” doncellas, ¿Cómo van con su propuesta? ¿Están trabajando duro? ─ Isaka-san entro de la nada abriendo de par en par la puerta de repente que causó que Kisa, que estaba un poco dormido, de repente se acomodara bien en su silla y tomara una mejor postura fingiendo haber estado atento a toda la reunión

    ─Kisa, no duermas durante las reuniones. ─ Le pidió el director general al de cabello negro sin quitar su sonrisa de su rostro, su actitud hacia Onodera y hacia mí no había cambiado, se seguía comportado como siempre, pero si nos dejó saber a Onodera y a mí que nos estaba vigilando con un leve arqueamiento de ceja si había algo mal, negué sutilmente con la cabeza una vez.

    ─Estamos en eso Isaka-san, va a ser un evento algo grande, se esperan al menos unas 2000 personas como mínimo, por todas las lectoras de las mangakas. ─ Le extendí uno de los papeles con las cifras estimadas de las recientes encuestas sobre si los lectores les interesaba el evento.

    ─Fiiuuuu─ Silbó al ver los números e imaginar lo tedioso de la planeación

    ─Se ve duro, pero sé que ustedes pueden. ─ Me palmeó el hombro un par de veces “encomendándome” esta tarea, ya que por su gesto parecía que no quería involucrarse demasiado, más allá de lo necesario.

    Se quedó unos momentos más antes de que diéramos por terminada la reunión de esta semana, nos levantamos todos en grupo para dirigirnos a nuestra sección.

    ─Whaaaa, estas reuniones siempre son tediosas, no me gustan los números y menos cuando hay cifras rojas, menos mal que hemos estado a flote estos últimos meses. ─ Se estiró Kisa mientras caminaba con los demás y soltaba un gran y profundo suspiro al haber concluido la pesada y larga reunión.

    ─Parece ser que la próxima reunión será más pesada ya que es la entrega de los manuscritos y el fin del ciclo la semana próxima a esa. Será muy agotador…─ Se le unió Mino imperturbable y sereno como siempre.

    De repente sonó un celular.

    ─¡Ah! Lo siento, es el mío… Creo que es una llamada privada─ Onodera sacó su celular para ver quien era la persona que lo llamaba en este momento.

    ─¿Qué pasa Nanahikari? ─ Isaka-san lo rodeo en ese momento y leyó el nombre escrito en la pantalla.

    ─¿Ann-chan…? Si Mal no recuerdo… ¿Es tu prometida, cierto? ─ Ante ese nombre mi corazón se detuvo un momento.

    No contestó y desvió la llamada inmediatamente para después volver a guardar apresuradamente su teléfono y evitar que indagara más sobre el tema.

    ─Sobre eso yo- ─Antes de que pudiera continuar una voz lo interrumpió con sorpresa.

    ─¡¿Ehhhh?! Onodera-kun, ¿Tienes novia? ─ Le preguntó Haitani sorprendido acercándose a él totalmente consternado. Onodera se quedó sin que decir, podía notar en su mirada que estaba en un gran dilema, quería negarlo, volteó sutilmente a mirarme y yo le hice un leve gesto en señal de que estaba bien que les dijera que sí. Isaka-san está consciente de nuestra relación, pero eso nos servirá para desviar la atención de Haitani de nuestra relación.

    ─Bueno, algo así… No me gusta hablar mucho de mi vida privada. ─Agachó la mirada un poco apenado e incómodo por la conversación, tratando de cortar por completo el tema.

    ─Si, este chico tiene bella una prometida, es una lástima porque muchas de las editoras están tras los huesitos de nuestro querido Onodera, es bastante popular. No es por presumir, pero lo sé porque muchas de las editoras están muy interesadas en elevar su posición social casándose con alguien de una familia rica como nosotros, ¿Verdad Onodera-chan? ─ Lo codeó levemente con complicidad y sonriéndole de igual forma, con un tono picarón y divertido mientras hacía un ademán de cejas.

    ─Jajajaja, soy sumamente guapo y popular, jajajaja. ─ Se rio con gran orgullo y autosuficiencia colocando las manos en su cintura y echando la cabeza hacia atrás. No puedo creer que a su edad se comporte de esa forma tan infantil.

    ─Rouichirou-sama… es hora de su reunión. ─ Una voz sacó de su momento de presunción al director general que de inmediato se crispo levemente y dejó de reír, volteando la mirada algo atemorizado y sorprendido a su secretario que se encontraba detrás de nosotros.

    ─Asahina… ─Su voz denotaba algo de desconcierto y descontento por haber arruinado su diversión.

    ─Jum, eres tan aburrido, sabes que no me gustan estas reuniones… ─Se cruzó de brazos mientras volteaba de nuevo al frente y hacia un puchero infantil, tratando de ignorar a su secretario quien hojeaba la apretada agenda del director general de Marukawa.

    ─Deje de portarse así, usted es el director general, muestre algo de madurez frente a sus empleados. ─ Le regañó con un suspiro mientras negaba avergonzado por la actitud de su jefe.

    ─¡Tsk! Por eso te digo que eres muy aburrido…─ Suspiró resignado mientras se giraba y comenzaba a caminar hacia su secretario con las manos en los bolsillos y encorvado. En eso me palmeó el hombro y me susurró muy bajo.

    ─Ya te ayudé un poco a que no se diera cuenta sobre tu relación con Onodera, espero que haya ayudado hablar sobre esa ex prometida suya para que desvié su atención de él, el resto queda en ustedes. ─ Me palmeó de nuevo un par de veces el hombro antes de continuar con su camino.

    ─Nos vemos. ─ Se despidió con su tono habitual y siguió caminando, tras él iba su secretario quien comenzó a enlistarle los pendientes que tenía agendados para ese día, Isaka-san soltó un suspiro alto y fastidiado.

    ─Wow, yo no me imaginé que estuvieras comprometido Onodera-kun. Es realmente una sorpresa para mí. ─ Se acercó a Onodera mientras pronunciaba esas palabras y la mirada de Haitani denotaba un gran asombro e incredulidad por lo que acababa de descubrir.

    ─Bueno… fue un arreglo de nuestros padres y como es una amiga de la infancia…─ Se quedó callado de nuevo sin saber si negarlo o aceptarlo.

    ─Heee… con que una amiga de la infancia… Supongo que entonces se llevan muy bien. ─ Ese bastardo lo seguía interrogando cada vez más curioso, pero hice todo lo posible para contenerme y no apartarlo de él. Parecía que al fin había caído en nuestra mentira y hacer que su sospecha sobre que teníamos una relación porque se veía que su sonrisa de que algo estaba tramando había desaparecido.

    ─Si… es una buena chica. ─ Comentó con una mirada nostálgica y algo apenada. Supongo que recordó cuando la rechazo.

    ─Jum… yo creía que… nada, olvídalo. ─ Se quedó callado y un poco serio. Sabía que algo estaba tramando, supongo que buscaba descubrirnos y hacer algo para perjudicarnos, pero al ver que sus suposiciones eran “falsas” su plan se desmoronó.

    Espero que con lo de la ex-prometida de Onodera ese bastardo se quede tranquilo por un tiempo.

    ─Bueno, dejen de perder el tiempo, pónganse a trabajar. ─ Ordené con voz autoritaria. Mientras caminaba a mi escritorio y comenzaba a hojear de nuevo uno de los manuscritos para darle algunas sugerencias a mi autora.

    Los demás o estaban en su computadora, haciendo llamadas o revisando los manuscritos. Un par de horas después ya no faltaba mucho para el último tren a casa. Por fin se acaba este tortuoso día comenzamos a guardar nuestras cosas.

    Tori se había ido a presionar a Yoshikawa Chiharu porque, una vez más, dejó de contestarle las llamadas y Mino fue a hablar con Yokosawa sobre un pequeño artículo que querían sacar a la venta en el próximo volumen como aniversario del manga.

    El celular de Onodera continuó sonando un par de veces más pero el desviaba las llamadas. Me pregunto si habrá pasado algo con su ex prometida.

    ─Me retiro primero, hasta mañana. ─ Se despidió con una leve sonrisa mientras agarraba su bolso para retirarse.

    ─Buen trabajo Ricchan─ Kisa le devolvió la despedida, aunque el igual estaba guardando sus cosas, solo que con un poco más de clama.

    ─Kisa-san, ¿Ya te vas a casa? ─ Se apresuró a preguntar el bastardo de Haitani apurándose a guardar sus cosas de igual forma.

    ─Si, algo así, voy a pasar primero a la librería Marimo─ Confeso extrañamente nervioso con una leve sonrisa y rascándose la cabeza

    ─Ya veo… Quería invitarlo a cenar para pedirle algunos consejos. ─Me miró con suficiencia, claramente para mí eso era una mentira, tenía la ligera sospecha que trataría de indagar para conseguir información personal sobre mí.

    No sé si lo hacía a propósito, pero Haitani volteaba a verme con esa mirada como si tramara algo cada que se le ocurría un nuevo plan. No sabía disimular o sus intenciones eran hacerme ver tramaba algo contra mí. Solo seguí ordenando unos papeles antes de guardarlos en mi bolso totalmente desinteresado a sus acciones.

    ─Ah, perdona, será para otra ocasión, alguien me está esperando. ─Se disculpo algo apenado, bajando un poco la mirada.

    ─Oh, ya veo, su pareja supongo. ─Suspiró levemente.

    ─¡N-No! No es mi pareja, es una reunión de negocios. Uno de los vendedores me cito para sugerirme ideas para los estantes de las obras de Saitou-sensei cuando saliera un nuevo tomo. ─Se alteró un poco mientras se sonrojaba levemente y se rascaba la nuca muy nervioso. No era muy usual ver a Kisa de esa forma. Fue bastante raro su comportamiento.

    Kisa espero a que Haitani terminara de guardar sus cosas, Haitani se apresuró a ponerse una chamarra por el fuerte viento que se escuchaba afuera.

    Sabía que ese tipo estaba tramando algo, trataba de sacar información de mi a través de los demás. Necesitaba averiguar que tanto le hablaría de mí. Kisa sabe a la perfección mi situación actual con Haitani, así que no creo que le de alguno de mis puntos débiles. Veamos qué información logra obtener.

    Me colgué mi bolso sobre el hombro y salí detrás de ellos a una distancia muy prudente para que no se dieran cuenta que los estaba siguiendo.

    ─Takano es siempre así de estricto con todos? ─ Preguntó. Había comenzado con la recolección de información. Ese tipo sí que era fastidioso y al parecer no conoce el termino de “privacidad” dentro de su vocabulario

    ─A Takano-san le gusta mucho molestar a los novatos que llegan y es realmente despiadado con los que son “conformistas” ha habido decenas de editores que han renunciado por su sádica explotación, pero ha logrado grandes cosas desde que llegó, el departamento es uno de los mejores en la industria y en el género, todas las autoras que están a su cargo siempre se mantienen en el ranking de los primeros puestos, sus ideas y métodos, aunque descabellados son realmente efectivos y su forma de trabajar también es efectiva, una vez que te acostumbras todo es más fácil ─el pelinegro se puso ambas manos detrás de la cabeza mientras continuaba cambiando y meditando mi forma de ser y de trabajar.

    ─Ah, pero de repente tiene choques con Ricchan, bueno, ambos son obstinados y tercos, pero Ricchan ha aprendido demasiado en tan poco tiempo y no se rinde y tampoco se deja pisotear por él, supongo que quiere demostrar que realmente es capaz de sacar un libro sin la influencia del apellido de su familia, creo que es por ello que renunció a su anterior trabajo. ─ Me hacía sentir tranquilo y satisfecho ver que los demás reconocían el esfuerzo de Onodera a pesar de que en un principio se negó a permanecer en el departamento.

    ─Ambos tienen personalidades horribles que constantemente desatan enfrentamientos y discusiones entre los dos, además que a Takano-san le encanta molestarlo, supongo que realmente creyó que no sería capaz de trabajar en shoujo ya que antes Ricchan estaba en literatura, ¿pero Ricchan demostró que puede con eso y a pesar de todo ambos se llevan… normal? Pareciera que Takano a veces trata a Ricchan como su mascota porque es un tirano y le gusta retarlo, pero en momentos serios ambos han demostrado que se tienen mutuo respeto. ─Me sentía muy aliviado que los demás también vieran el esfuerzo que está haciendo Onodera para alcanzar sus metas y aspiraciones. Realmente está trabajando duro y poco a poco su trabajo estaba dando frutos.

    ─Creo que Ricchan y todos los del departamento realmente queremos llegar a ser como Takano-san, y cada uno le hemos demostrado que somos dignos de estar ahí, pero los días de entrega son realmente el infiero que dan ganas de renunciar. ─ Hizo un leve quejido de desagrado con ese último comentario y tenía razón.

    ─Así que Kisa-san, tú también admiras y respetas a Takano, ¿cierto? ─ Le preguntó el pelirrojo, desde esta distancia pude notar un leve tono de envidia, molestia y malicia en su voz, cosa que Kisa pareció ignorar al estar mirando por un momento en su teléfono.

    ─Si, todos en esta empresa, hasta Isaka-san, pienso que Takano-san realmente es un prodigio en la edición, siento que si lo ponen en cualquier departamento el logrará elevarlo como si nada. Es realmente admirable. ─ Ví como se detuvieron frente al ascensor que al parecer acababa de bajar y estábamos en un 4 piso.

    ─Creo que será mejor si bajamos por la escalera, como es hora de salida el ascensor va a estar lleno y demorará mucho en subir. ─ Sugirió Kisa con los hombros caídos mirando los números sobre el ascensor el cual comenzaba a bajar por el piso 3 y se detenía.

    ─Tal parece que no tenemos de otra, por mí no hay problema. ─ Ambos comenzaron a caminar de nuevo siguiendo derecho por el largo pasillo hasta el final de este donde se encontraban las escaleras, Yo seguía manteniendo mi distancia, sin que ellos la notaran y de igual forma tratando de parecer casual y ajeno a su conversación.

    ─¿Y no has visto algún comportamiento extraño entre Takano y Onodera-kun? ─ La pregunta que me esperaba.

    ─¿Comportamiento extraño? ¿A qué te refieres? ─ Le cuestionó Kisa sin dejar de ver su celular y teclear algo apresurado.

    ─Umm… ¿Cómo decirlo?... como pareja o algún romance entre ellos. ─ Sabía que empezaría a indagar en mi situación amorosa, ese tipo es tan descarado, ni siquiera trata de disimular su interés por averiguar sobre mi vida.

    ─¡¿Qué?! ¿Romance? Nha, ellos siempre se llevan pesado, Takano-san lo golpea si está divagando en sus pensamientos o no logra entender a veces en que se ha equivocado con el argumento de los manuscritos porque “la fecha límite se acerca y no quiere que el horario que planeo se pierda” así que, de vez en cuando Ricchan toma una posición de conformismo y eso molesta a Takano-san, volviendo a las discusiones de siempre y Ricchan le grita por ello porque a veces está tan presionado y ocupado entre sus manuscritos y la revista que al fallar uno, todo su cronograma se desmorona y tiene que volver a programarlo, perdiendo más tiempo y teniendo más trabajo encima con forme pasan los días, pero para Takano-san es como su pequeño desestres porque él era “el novato” de Emerald y si solo eres conformista al entregar un trabajo mediocre, él te botará enseguida del departamento, de hecho nosotros también lo hemos tratado un poco mal, haciéndole novatadas como dejar que él se encargue de algunas cosas por nosotros. Evitar darle consejos si es que no obtenemos nada a cambio, en fin. ─ Suspiró Kisa-san guardando su teléfono en uno de sus bolsillos traseros, quizá su tono era con un poco de remordimiento, pero a la vez con un poco de gracia.

    ─Creo que la única persona cercana a Takano-san es Yokosawa-san, aunque sus discusiones son peores que las que sostiene con Ricchan, cuando hay reunión en la sala de juntas para la planeación de cuantas copias se piden, tienes que llevar tapones para los oídos porque se gritan por demasiado tiempo y en una que otra ocasión se arma una batalla campal entre esos dos, una vez me golpeó en la cabeza una pila de papeles enrollados que salió volando de la nada. Desde entonces llevo una pequeña carpeta que me sirve de escudo cuando las cosas se ponen feas ahí dentro. ─ Se rio levemente, pero en su voz se notaba algo de miedo y nerviosismo por dicho recuerdo.

    ─Pero son buenos amigos, de vez en cuando salen a beber juntos, aunque ya no he visto que convivan tanto como antes, no sé si tuvieron algún desacuerdo, pero en el trabajo se portan muy normal. ─

    ─Takano-san es realmente una persona misteriosa, es un genio en su trabajo, pero parece ser que sigue soltero, nunca lo he visto con alguna novia, creo que después de todo piensa concentrarse 100% a su trabajo. Pienso que vivir así es muy solitario, aunque parece que a él no le molesta en lo más mínimo. ─ Gracias a Dios Kisa no sabe más allá de mi vida personal y de igual forma, no creo que sea tan desleal de dar información mía, así como así a un tipo que sabe que no me agrada.

    ─¿Y qué me dices de Onodera-kun? Debe tener muchas chicas detrás de él, como lo mencionó Isaka-san hace rato. ─Ya, ahora era el turno de indagar en la vida de Onodera, este tipo sí que no tenía límites y no respetaba la vida íntima de los demás.

    ─Ricchan es un verdadero desastre, no come bien, es desorganizado en su casa, tiene un carácter que difícilmente le hará conseguir pareja y, tú ya lo viste, está decidido a demostrar que puede ser un buen editor sin apoyo de su familia, así que creo que tener novia en estos momentos está fuera de sus planes, a duras penas sigue vivo de milagro, pero igual había escuchado un par de veces de su prometida. ─ Haitani ponía atención a las palabras de Kisa, mientras meditaba algo en su cabeza y su expresión seguía serena. No sé cómo Kisa le estaba contestando a todas sus preguntas, por una parte, no le está diciendo nada relevante con respecto a mi vida privada ni mucho menos la de Onodera, pero Kisa suele ser tan despistado y agradable que le gusta conversar con los demás de cualquier cosa, aun si son cosas de los demás.

    ─Ahaa. Con que es así… Vaya, que aburrido, creí que podría divertirme un poco… ─Se quejó un poco decepcionado y en tono bajo.

    Justo en ese momento un mensaje de Erika-san apareció en la pantalla de mi teléfono

    ─¿EH? ¿Dijiste algo?─La voz de Kisa me sacó de mis pensamientos y volví a la realidad una vez más.

    ─¿Eh? ¿Pensé en voz alta? perdona. Supongo que tiene sentido, digo, ser editor es duro, incluso a mí se me dificulta mantener una relación seria con alguien. Y estando bajo las órdenes de Takano es mucho más exigente el trabajo. ¿No te sientes un poco solo Kisa-san? ─ Empezó a desviar un poco el tema, hablando un poco más en general.

    ─¿Eh? ¿Por qué? ─ cuestionó el pelinegro

    ─El no tener pareja… ¿No hay días que quisieras compartir con alguien o despejarte un poco del trabajo con una linda chica que te espera en casa? ─ Preguntó con tono coqueto y con complicidad codeándolo un poco.

    ─Ah yo… estoy saliendo con alguien… Jejeje perdón, creo que no te lo comenté antes. ─ El pelinegro se sonrojó de nuevo, ciertamente desconocía también que tuviera pareja. Creo que somos algo reservados en cuanto a nuestra vida privada, no recuerdo que alguno de nosotros habláramos sobre estar saliendo con alguien. Por mi parte siento que si trato de indagar más me estaría metiendo en el terreno de lo personal y aparte, pueden indagar también en mi vida sentimental.

    Ya habíamos llegado al último piso cuando ambos se detuvieron de golpe mientras miraban hacia la entrada.

    ─Ah Ricchan y… ¿Una chica?... ¿Será su prometida? ─Ante esas palabras me sentí inquieto y sorprendido.

    ─Fiuuu, es bastante bonita─ Silbó Haitani sin apartar la vista de ambos. Caminé con sigilo hacia ellos y me detuve un par de metros atrás para poder observar mejor la escena sin que se dieran cuenta.

    ─Perdona Ann-chan, estaba trabajando y no pude responderte, en serio discúlpame. ─ La mirada de Onodera parecía apenada y nerviosa, bajándola hacia el piso y tratando de disculparse con la castaña que estaba frente a él con una clara expresión de preocupación.

    Algo había pasado.

    ─Vine porque… quería hablar contigo… Es un poco importante. ─No sé si el rubor de sus mejillas era por el frio de afuera o aun Onodera la ponía de esa forma, sostenía su bolso hacia enfrente con ambas manos, sinceramente no me gustaba su expresión, parecía… alterada y, al parecer, Onodera también lo notó.

    ─Oh… será mejor ir a hablar a un lugar más apropiado. ─ Sugirió de inmediato mirando hacia todas direcciones debido a la intriga que le causaron esas palabras hasta que notó nuestra presencia. De inmediato se tensó al verme, pero le hice un sutil gesto de afirmación para que pudiera hablar con ella, sabía que era algo importante y también sabía que debía confiar en él, después de todo, ya estábamos viviendo juntos. Con ese último pensamiento me tranquilicé de igual forma.

    Camine con normalidad hacia ellos para retirarme.

    ─Hey, no se queden a medio camino, los demás no pueden pasar. ─Tanto Haitani como Kisa saltaron al escuchar mi voz justo detrás de ellos y ambos se apartaron de inmediato del camino.

    ─Takano-san, ¿también se retira ya? ─ Preguntó Kisa con tono curioso.

    ─Si, tengo que ir a ver a una de mis autoras. Al parecer Ichinose Erika quiere aportar ideas para la firma de autógrafos que estamos planeando. ─Le comenté con algo de desinterés, no quería involucrar a mis autoras, pero no tenía de otra, necesitaba buscar a alguien “definitivo” para desviar la atención de ese idiota. No quería que volviera a sospechar de Onodera.

    ─¿A estas horas? ¿No sería mejor hablar de eso mañana? ─ Pude notar como los ojos de Haitani volvieron a brillar con cierta maldad. Espero que esta vez no vuelva a meterse con mis autoras, de cualquier forma, no voy a desviar su atención hacia Erika-san por mucho tiempo, solo hasta que encuentre la forma de que me deje en paz.

    ─Oh, cuanto tiempo, buenas noches, espero que te encuentres bien. ─Saludé muy cordialmente a la chica castaña frente a mi mientras le sonreía con gentileza, realmente estaba muy agradecido con ella y por haber sido tan comprensiva con nuestra relación, sé que es una persona muy importante para Ritsu y perderla como amiga iba a ser demasiado doloroso para él. Me hacía sentir aliviado que no me guardara rencor.

    ─Ah, Takano-san, gracias por cuidar de Ritsu, me ha dicho que está trabajando muy duro. ─Me devolvió el saludo de igual forma.

    ─Si, así es, justo ahora estará demasiado ocupado ya que encabezará un proyecto muy grande que llevaremos a cabo en los próximos meses. ─ Se sorprendió un poco, pero de inmediato lo volteó a ver con una leve sonrisa de emoción y admiración.

    ─Oh, si es así no le quitaré mucho tiempo, vine para hablar con el sobre algo importante. ─ De nuevo su expresión cambió levemente, pero trató de disimularlo, aun así, pude notar un leve tono de preocupación en su voz.

    ─No te preocupes, adelante. Novato, procura no llegar tan tarde, mañana hay mucho trabajo que hacer. ─ Me despedí cordialmente de Ritsu para no levantar sospechas antes de salir, aun así, pude notar como su expresión denotaba algo de sorpresa y confusión por mi actitud. Aunque de inmediato recobró la compostura.

    ─¿Eh? Ah, sí, claro, n-nos vemos. ─ Bueno, parece ser que no la recobró del todo, se notaba un poco nervioso el tono de su voz.

    ─Bueno, vamos Ann-chan. ─ Escuché detrás de mí y mientras seguí caminando al departamento de Erika-san

    Pov Ritsu

    Me sentía muy preocupado, primero con lo de Ann-chan y ahora que Takano-san se había retirado a la casa de Ichinose-san me ponía un poco angustiado, sabía que no debía de estar dudando de él. En ese momento me llegó un mensaje suyo.

    “No te preocupes por mí, volveré a casa en cuanto termine de hablar con Erika-san, llámame si pasa algo, estaré al pendiente de ti”


    Me llegó otro mensaje de él.

    “Te amo”



    Eso ultimo me hizo sonrojar y a la vez disipó todas mis inquietudes, me sentía mucho más tranquilo y respiré aliviado.

    Cerca de la editorial hay una cafetería, ¿Te gustaría hablar ahí o vamos a un restaurante? Pregunté con un tono de voz suave a la castaña que venía a mi lado quien parecía algo pensativa.

    ─Creo que la cafetería está bien. ─ Sonrió gentilmente.

    Llegamos y nos sentamos en una de las mesas más apartadas para que no escucharan nuestra conversación

    ─Algo te preocupa, ¿no es así Ann-chan? ─ Especulé de inmediato después de ver sus reacciones y expresión desde que llegó a la empresa

    ─Si, B-bueno… La tía… volvió a enfermarse ─Al escuchar sus palabras un frio intenso recorrió mi estructura y sentí como el color se iba de mi cara. Una inmensa preocupación se apoderó de mí.

    ─¿Pero ella ya está bien? ─Pregunté de inmediato con algo de sobresalto.

    ─Ahora mismo acaba de regresar a casa, no quería que la fueras a ver el hospital, no quiero hacerte sentir mal ni mucho menos, entiendo tu situación y que estás enamorado de alguien más, pero, ella sigue molesta por la cancelación del compromiso y como no la has ido a ver ni la has llamado para darle una explicación se ha preocupado tanto y se ha estresado a tal punto que se enfermó. ─Su mirada gacha y expresión apenada y preocupada me hizo sentir mal, tanto por Ann-chan, como por mi madre, me daba cuenta de lo mal que me he portado en los últimos meses, solo colgando las llamadas a mi madre una y otra vez para evitar sus “sermones” y no tener que darle explicaciones sobre mi vida.

    Ciertamente ya soy un adulto, pero eso no quiere decir que tenga el derecho de hacerle este tipo de desplantes a mi madre y por causa mía y de mi cobardía ha vuelto a dar en el hospital.

    ─Al parecer se siente triste de que no la has ido a visitar desde hace mucho y está preocupada de que no ha sabido mucho de ti desde que renunciaste a la editorial Onodera, piensa que poco a poco quieres romper lazos tanto con la empresa de tu papá como con tu propia familia. ─ Apretó sus manos contra sus rodillas, tratando de disipar su preocupación.

    ─De hecho, hoy me dijo que teme que estés planeando fugarte del país con alguna novia secreta. No lo harás ¿verdad?... Irte lejos con tu vecino… ─Su pregunta me sorprendió. No me imaginaba que tanto mi madre como Ann-chan pensaran hasta ese extremo.

    ─No, no lo haría, sé que debo enfrentarlos y decirles sobre mi relación, pero... es difícil, temo como vayan a reaccionar, conozco a mi padre y no me permitiría seguir trabajando para Isaka-san y mucho menos me dejaría ver a Masamune… Pero… ya no debo huir por más tiempo, llevo toda mi vida tratando de complacer a los demás, poniendo mi felicidad por debajo de los deseos de todos. ─ Hice una pequeña pausa, una de las camareras del café llegó a tomarnos nuestra orden, se retiró enseguida con una sonrisa y se fue a la cocina a preparar el pedido.

    ─El tío tampoco sabe que la tía está enferma, también me dijo que se lo ocultara a él y que trataría de ponerse en contacto contigo primero… Llámala pronto Ricchan… antes de que decida investigar por ella misma y se entere de su relación antes de que le des tus motivos. ─ Continuó Ann sin cambiar el tono o la expresión de su rostro, creo que más que preocupada por mis padres, estaba preocupada por mí y lo que pasaría cuando todo estallara y se descubriera mi relación

    ─Si, lo haré, muchas gracias Ann-chan… ─Suspiré alto esas palabras y después nos quedamos unos momentos en silencio, pensando como cambiar de tema.

    La camarera llegó con nuestra orden y puso las tazas frente a cada uno junto con un par de postres en una bandeja en el centro.

    ─Que lo disfruten. ─ Enseguida se retiró

    ─Así que… ¿Cómo vas con tu vecino? Las cosas van mucho mejor supongo, por lo que vi en la oficina. ─Su pregunta me tomó por sorpresa y ciertamente no esperaba que me preguntara algo así directamente, por lo que mi cara se puso roja de la vergüenza y comencé a actuar nervioso.

    ─Ah… si… estamos bien…─ Torpemente fue lo único que alcancé a decir en medio de mi vergüenza de una forma muy torpe y enseguida me llevé la taza de café caliente a la boca, para escudarme y evadir la pregunta. Mala decisión; me quemé la lengua.

    ─Vamos Ricchan, no he venido hasta acá solo para hablar de malas noticias, me gustaría saber si ya han progresado algo. Sabes que no solo era tu prometida, sino que sigo siendo tu amiga y por sobre todo quiero que seas feliz. ─ Animó con calidez la castaña frente a mí, dibujando una sonrisa en su rostro, tratando que confiara en ella y revelara más sobre mi vida amorosa.

    ─Bu-bueno… Él y yo ya hemos empezado a vivir juntos. ─Sentía la cara roja cuando dije eso, me sentía como toda una colegiala de 13 años cuando habla de su primer amor. Esta situación era un tanto rara, se suponía que se habla de estos temas entre chicas, me siento muy apenado por estarle diciendo eso a ella y más a mi edad.

    ─¡Kyaaaaa! ¿En serio?... ¡Qué bueno Ricchan! me alegro por ustedes, me da gusto escuchar que ya dieron un nuevo paso, estoy tan feliz por ti, se te ve más feliz. ─Al ver la expresión emocionada y contenta de Anchan me sentí aliviado y sentí que podía contarle un poco más de mi relación con Takano-san, pero… siento que quizá muy en el fondo la estaba lastimando.

    Perdóname Ann-chan… espero que pronto puedas encontrar a alguien que también te haga feliz y me olvides. La miré con culpa y tristeza, en el fondo de mi corazón deseaba que fuera feliz con alguien más, se merecía lo mejor.

    ─¿Si han salido a citas? Deberían ir al cine o a un parque de diversiones. Te aseguro que no te arrepentirás y a él le encantará. ─Ella seguía hablando y dándome consejos para poder acercarnos más y parecer más una pareja.

    ─Ah si… sería buena idea, pero por ahora vamos a iniciar un proyecto algo grande y yo voy a estar a cargo así que tendremos mucho trabajo en estos meses… ─Me rasqué la nuca con algo de vergüenza, pues nuestros planes eran otros y más enfocados a lo laboral y gracias a eso no teníamos mucho tiempo para salir como pareja.

    ─Ya veo… es una lástima. Pero espero que al menos salgan a dar un paseo de vez en cuando, no caigan en la rutina y procuren arreglar las cosas con la cabeza fría, repártanse las tareas de la casa y de vez en cuando, pequeños detalles como llevarle la comida a la cama o hacerle un pequeño regalo hace sentir especial a cualquiera, tú también lo puedes sorprender con algo así. ─ Ann-chan comenzó a darme más y más consejos para que mi relación funcionara, la admiraba, porque ella parecía haber superado sus sentimientos hacía mí y los había aceptado. No sé si yo sería capaz de reponerme tan rápido…

    Pensé en lo que sentí cuando malentendí las palabras de Masamune hace muchos años, en lo dolido que estaba, en que sentía que la vida se acababa… en el dolor al que lo sentencié… Me daba cuenta que en el amor, había muchos tipos, e igual muchos tipos de dolor y afrontamiento para una relación.

    ─Muchas gracias por tus consejos Ann-chan de verdad que me siento muy feliz de poder contar contigo, gracias. ─Le sonreí con ternura mientras sostenía la taza entre mis manos, pareció sorprenderse un poco, pero de igual forma me devolvió una amplia sonrisa.

    ─No tienes nada que agradecer Ricchan, somos amigos después de todo. Cualquier cosa puedes contar conmigo. ─Palabras que siempre quise escuchar, a pesar de que tenía mucha gente rodeándome todo el tiempo por ser un “pequeño príncipe” siempre estaba solo, no tenía con quien desahogarme, a quien acudir para despejar mis dudas, palabras que siempre esperé de alguien cercano, de mi familia o de mis amigos.

    ─Muchas gracias Ann-chan y gracias por decirme lo de mi madre, hablaré con ella estos días, siento que ella no reaccionará tan negativamente como papá, pero aun así siento que no será una buena noticia para ella. ─Cada que pensaba en ello, sentía un gran hueco en mi estómago, como si todo se revolviera y mi cuerpo se tensara.

    ─Si, ciertamente quien me preocupa más es el tío… ─Comentó un poco más desanimada y preocupada, ambos estábamos consientes que mis padres no lo iban a tomar nada bien y me aterraba su reacción y que vayan a hacer después de ello.

    Agradecía que Ann-chan estuviera de mi lado y me apoyara, lejos de odiarme por haberla rechazado, estaba aquí para mí, como un apoyo, como una amiga y eso lo apreciaba como ella no tenía idea.

    ─Será mejor que ya nos vayamos Ricchan, creo que tu vecino se sorprendió demasiado al verme ahí, creo que aún le preocupa un poco que pueda seguir aferrándome a ti. ─Se rio apenada y luego guardó silencio de nuevo.

    ─Pero… Lo he aceptado, te quiero Ricchan, realmente te quiero y por eso te dejo ir, sé que ante tus sentimientos no puedo pelear y no puedo obligarte a enamorarte de mí, y de hecho, cuando supe de su relación, varias cosas quedaron claras para mí, por qué tus relaciones no duraban, porque no podías corresponderme, que siempre parecías no estar interesado en alguien y solo estabas enfocado en tu trabajo, es porque estabas enamorado de alguien más y estabas dolido por lo que pasó con él hace años, ese gran pesar siempre te estaba acompañando, ¿No es así? ─Me miro con algo de pena y lastima, dándose cuenta cuan lastimado estaba, cuan solo me sentía y todo el peso que tuve que cargar durante años al no saber porque mi primera relación no duró.

    ─Durante años no supe porque actuabas de esa forma, hasta que lo conocí a él y todos los puntos se fueron uniendo. ¿Sabes Ricchan…? te vi más feliz esa vez, como si el dolor que te persiguió durante tantos años se esfumara y eso… me alegro. ─ Sonrió una vez más, una sonrisa sincera y honesta, aliviada, cálida.

    ─No tienes que preocuparte por mi sobre el cómo me sentiré, te aseguro que ya me siento mucho mejor ahora que te he dejado ir, y no olvides que siempre estaré aquí para ti… Así que se muy feliz Ricchan, no sueltes a esa persona bajo ninguna circunstancia o te vas a arrepentir toda la vida. ─ Me tomó de las manos mientras su tono emitía una pequeña suplica, apretando más fuerte mis manos.

    ─Prométeme que ambos lucharán para seguir juntos, aun si los tíos se oponen, yo estaré con ustedes. ─ Me miró firmemente, no había duda en sus ojos, el tono de su voz tampoco flaqueó. El agarre de sus manos seguía brindándome seguridad y confianza, motivándome a no rendirme en la decisión que había tomado.

    ─Ann-chan…─ Murmuré.

    ─Muchas gracias, te lo prometo. De verdad aprecio de todo corazón que me hayas apoyado. ─La abrace con fuerza, un abrazo fraternal y lleno de gratitud, no sabía de qué forma compensar todo lo que estaba haciendo por mí,

    ─No hay de que Ricchan. ─Me sonrió ampliamente, pero sus ojos se llenaron de lágrimas.

    ─Bueno, me tengo que ir… Ya llegó el auto de papá. ─ Salió apresurada del café sin quitar esa sonrisa en su rostro y haciendo un gesto con la mano en señal de despedida. Le devolví el gesto mirándola con ternura y una leve sonrisa en mi rostro y me quedé solo en el café.

    Me quedé un rato mirando hacia afuera en la calle, viendo como pasaba la gente, los autos a toda prisa.

    Meditaba lo que Ann-chan me había dicho, me sentía muy conmovido con sus palabras, me alegra tanto que sea una buena chica y haya comprendido mi situación y también agradecía que hubiera venido a buscarme para informarme sobre el estado de mi madre.

    Era un tema que no quería afrontar, pero había llegado el momento de decirles a mis padres sobre mi relación con Masamune, no sé cuál sea su reacción, no sé si me desheredarán o ¿Me apoyarán?. Moví la cabeza de un lado a otro bruscamente y con decepción, ellos jamás aceptarían que estuviera saliendo con un hombre…

    Ahora lo que debía hacer era prepararme para los momentos difíciles que se avecinaban.

    Mi celular vibrando y el timbre de una notificación me sacó de mis pensamientos de repente que me sobresalté inevitablemente. Era otro mensaje de Takano-san…

    “Ya terminé mi reunión con Erika-san, te veo en casa o ¿gustas que vaya por ti?”


    Sonreí con algo de melancolía y tristeza, justo cuando empezábamos a tener una relación un poco más formal y finalmente habíamos decidido vivir juntos… nos enfrentamos con algo que siempre hemos temido enfrentar; mi familia, me pregunto… ¿Habrá comprensión cuando les revele mi relación con Takano-san?

    Se que a Masamune no se apega demasiado a la palabra “familia” o padres porque él tuvo una relación complicada con ellos, a tal grado que los tres fueron por distintos caminos sin mirar atrás, hasta donde sé, ninguno se ha tratado de comunicar entre ellos, pero sé que el estará ahí para mí en cuanto a dejar de esconder esto, pero siento que mis padres no lo aprobarán… ¿Qué debería hacer?

    Suspiré pesadamente

    “Voy en camino, te veo en casa”



    A pesar de que quería verlo, prefería caminar un poco para despejar mi mente, no quiera que viera la expresión de preocupación de mi rostro y se preocupara, ciertamente quería hablar con él acerca de la situación, pero no quería que viera que esta alterado y preocupado, mucho menos quería dejar que se diera cuenta del temor que sentía por la noticia dada por Ann-chan.

    ¿De qué forma los enfrentaremos? Mi padre es realmente conservador y no permitiría algo así, no quiero ni imaginar que pasará ese día, el escándalo familiar que se armaría. De solo pensar en esa escena sentía que el corazón se me hundía hasta el estómago.

    Después de caminar un rato más, al fin llegue al departamento, Masamune ya tenía preparada la cena y estaba colocando los platos en la mesa.

    ─Bienvenido. ─ Saludó mientras dejaba un par de platos con pescado en la mesa y regresaba a la cocina, lo seguí para ver en que le podía ayudar, me sentía un poco apenado de que lo haya dejado regresar solo y aparte, cocinar la cena.

    ─Estoy en casa. Déjame el resto a mi ─Le pedí mientras le echaba un vistazo rápido a la mesa viendo que faltaba, ¿palillos, vasos, la ensalada? Todo estaba en su lugar.

    ─No te preocupes, ya solo faltan los platos con arroz, no quería servirlos antes para que no se enfriara demasiado. ─Explicó mientras sacaba dos platos de la alacena y caminaba hacia la arrocera para empezar a servirlos.

    ─Discúlpame, no era mi intención retrasarme tanto. ─Supliqué un poco culpable, sé que el igual ha tenido demasiado trabajo y al menos yo esperaba ayudarlo a preparar todas las comidas para no aumentar su carga de trabajo y labores del hogar.

    ─Nha, no te preocupes, después de todo llegaste justo a tiempo. ─Se llevó ambos platos a la mesa, y ambos nos sentamos.

    Gracias por la comida─ Dijimos al unisonoro.

    No sabía cómo comentarle que mi madre se encontraba un poco enferma debido a la cancelación definitiva de mi matrimonio con Ann-chan, no quería que él se comenzara a inquietar de igual forma que yo, menos ahora que iba a estar tan ocupado con la planeación de la firma de autógrafos, aunque yo sería el coordinador del proyecto, él era el encargado de revisar todas y cada una de las actividades planeadas para ese día, tenía que corregir los informes de todos nosotros, sumado a eso nuestros respectivos trabajos de la entrega del manuscrito y la revista mensual. Definitivamente no quería darle más cosas en que pensar.

    Comíamos en silencio, no era incomodo, pero era algo inusual últimamente que comiéramos sin decir palabra alguna, definitivamente eso hace más sospechosa mi reunión con Ann-chan, también no me gustaría que se hiciera una idea equivocada y pensara que Ann aún no se había resignado. ¿Será mejor hablar de una vez con él?

    Más y más pensaba ya más me sentía en un dilema.

    ─Te noto algo preocupado y pensativo… ¿Pasa algo malo? ─ Finalmente fue el quien rompió el silencio y me sacó de mis pensamientos.

    ─¿Eh? Ah… Bueno… algo así… Veras… ─Dejé los palillos sobre el plato y me aclaré un poco la garganta.

    ─Ann-chan dice que mi madre ha estado enferma y eso se desencadenó desde que se enteró que cancelamos el compromiso, me comenta que mamá ha estado muy preocupada de que quiera romper lazos con ellos, tanto familiares como con la empresa. ─Mantenía mis manos debajo de la mesa jugando con mis dedos de forma nerviosa mientras le explicaba sin mirarlo a la cara, sabía que, aunque aparentara que no era nada grave, mi mirada me delataría.

    ─Me preocupa más que nada por el hecho de que está empezando a sospechar que tengo una relación con alguien y empiece a investigarme o a meterse en mi vida sentimental y se dé cuenta que estoy saliendo con mi jefe. ─ Se que él está más que dispuesto a ir a hablar y enfrentar a mis padres, pero, justo ahora con tanto trabajo y que no lo habíamos platicado adecuadamente, aún no estamos preparados al 100% y tenemos un mundo de cosas encima, pero esto también es importante antes de que tomen cartas en el asunto y empiecen a investigar por su cuenta y se enteren de nuestra relación.

    ─Siento que ya no puedo evadirlos más… Así que me gustaría ir a hablar con ellos después de que terminemos el proyecto de la firma de autógrafos. ¿Irías conmigo? ─ Al fin levanté mi mirada hasta la suya, su expresión era seria al igual que sus ojos y del mismo modo que yo, había dejado de comer para escucharme atentamente.

    ─¿Estás seguro de ello? Digo, Isaka-san nos hizo el favor de cubrirnos la espalda por esta vez, nosotros igual tratamos de no hacer nada imprudente que pudiera causar sospechas en la oficina. ─ El también dejó de lado sus palillos y me miraba atento, sabía que por su expresión no estaba evadiendo la situación por cobardía, sé que él está más que dispuesto a permanecer a mi lado aún dada la situación, pero él tenía razón, si mi padre armaba un escándalo en la oficina, podría quedar todo al descubierto ante toda la empresa y fuera de ella, sería todo un escándalo.

    ─Además, siento que sería muy apresurado para ellos, No hace más de 6 meses que cancelaste tu compromiso y llegar de golpe con una noticia así puede alterarlos demasiado, ¿no crees? ─No lo había visto de esa manera, él tenía razón, iba a ser una noticia demasiado abrupta para mi madre, ella estaba segura de que me iba a casar con Ann-chan, la estimaba demasiado y en tan poco tiempo llegar y decirles que estaba saliendo con un hombre y encima, mi jefe, podría incluso sufrir un infarto debido a la impresión. Sin duda era un tema bastante delicado.

    ─No pienses demasiado en ello, esperemos un par de meses para prepáranos y después vamos a hablar con ellos, ¿te parece?. ─ Sujetó mi mano del otro lado de la mesa. Haciendo que mis mejillas se sonrojaran de inmediato. Su tacto me producía tanta calma.

    ─Está bien. Aun así, tengo que ir a ver a mi madre en estos días, he sido un hijo muy desconsiderado y cada que me habla le cuelgo las llamadas y por culpa de que no le doy una explicación ahora se ha enfermado. ─ El remordimiento me hacía sentir fatal, si hubiera dejado de ser tan cobarde y un poco más empático con mis padres, nada de esto hubiera pasado.

    Pero de igual forma, nunca me brindaron la suficiente confianza para poder abrirme a ellos y hablar de estos temas de mi vida personal, siempre me imponían hacer esto, hacer aquello, como debía comportarme, con quien debía relacionarme, con quien no.

    ─No digas eso, No te culpes a ti mismo. Siempre le habías dicho a tu madre que no tenías intenciones de casarte, ¿No es verdad? ─ Interrogó mi pareja sin soltar mi mano.

    Si, pero eso no justifica que no vaya a visitarlos de vez en cuando. Mi ánimo decayó de nuevo, imaginando a mi madre enferma y sola en esa enorme mansión mientras papá estaba en la editorial todo el día y en su mente rondando lo sola que está y preguntándose porque su único hijo no va a verla.

    ─No te mortifiques tanto, mejor termina de cenar, no dejaré que vuelvas a descuidar tu salud y tus comidas ahora que vivimos bajo el mismo techo. Ahora podré asegurarme que comerás adecuadamente todos los días, nada de almuerzos y bebidas energéticas como era tu costumbre. ─ Me reprendió suavemente mientras se ponía de pie y posaba su mano sobre mi cabeza y revolvía genitalmente mis cabellos.

    ─¿Quieres más té? ─ Preguntó caminando de regreso a la cocina con su taza.

    ─No hace falta, yo me serviré. ─ Me levanté también, caminando detrás suyo.

    ─No pongas esa cara de preocupación, aún si tus padres, la empresa e Isaka-san nos dan la espalda, yo no estoy dispuesto a dejarte ir, ya te perdí una vez y no me perdonaría volverlo a hacer. ─Aseguró con una mirada seria y determinada, no se notaba ni una pizca de duda en toda su mirada. Sentí como mi corazón comenzó a acelerarse y retumbar contra mi pecho.

    ─Pero me preocupa que puedan despedirte. ─ Expresé preocupado con una mirada más angustiada que antes. Estoy tan asustado de que perdiera su trabajo.

    ─Olvídate de esto, si me despide, puedo buscar trabajo en otras compañías, ¿O acaso crees que soy tan inepto como para no conseguir trabajo en otra editorial? ─ Preguntó con arrogancia elevando su tono ególatra y autosuficiente

    ─No, para nada. Solo que… ─No dudaba para nada de sus capacidades laborales, solo que no quería perderlo, ya me había acostumbrado a su cercanía diaria y el pensar que ya no lo vería en la oficina me hacía sentir un hueco en mi corazón.

    ─Solo que nada, Soy Takano Masamune, soy lo suficientemente capaz de empezar desde abajo y volver a ascender. Ya he tenido ofertas de trabajo antes y ahora dudo que no me vayan a aceptar en la primera editorial donde busque un nuevo trabajo. Además, la ventaja es que de nuevo no tendría que trabajar con ese imbécil de Haitani. ─Sin cambiar su tono arrogante y ególatra se cruzó de brazos, haciéndolo ver muy imponente.

    ─Por nada del mundo te dejaría. ─ Me abrazó protectoramente, mientras hundía mi rostro en su pecho y correspondía a su abrazo, rodeándolo de igual forma. Aspirando su aroma.

    ─Yo tampoco… ─Musité muy bajo eso. Aun con todas esas palabras, mi corazón se partía en miles de pedazos de solo imaginar que tuviera que dejar la empresa, a los chicos de Esmeralda, que, de cierta forma, ya eran cercanos a él e incluso amigos, seguramente Yokosawa-san volvería a molestarse conmigo por causar que despidan a Masamune, todo mundo lo señalaría… Definitivamente odiaba la idea de que en el escritorio de Masamune, ya no estuviera él.

    Sin querer lagrimas comenzaron a caer de mis ojos, silenciosas gotas de agua que recorrían mis mejillas mientras me aferraban más fuerte a la espalda de Takano.

    ─Vamos, no llores, ya veremos como resolveremos las cosas. ─Con sus pulgares limpió mis mejillas mientras con sus manos levantaba mi rostro y me plantaba un suave beso en los labios.

    ─Me siento terrible de solo imaginar que tú eres quien perderá más si nuestra relación se descubre. Que pierdas tu trabajo, que estés en boca de todos, tener que volver a empezar, A veces me gustaría no ser hijo de una familia importante. Solo quiero estar contigo…─ Seguí sollozando amargamente.

    ─Ya te lo dije, todo eso no es nada a comparación del dolor que sentiría el no volver a verte o saber de ti. No quiero pasar por ello nuevamente. Te perdí toda una vida… no quiero tener que perderte en esta también. ─ Besó mi frente con cariño mientras se le quebraba la voz y me apretaba más fuerte, como si temiera que me desvaneciera con el ligero viento que entraba por la ventana.

    ─Estoy dispuesto a todo con tal de estar a tu lado. ─ Beso una de mis manos con ternura. Esa actitud y acciones suyas hacían que mi corazón se derritiera mientras palpitaba con más fuerza contra mi pecho y mis mejillas se calentaban un poco más.

    ─¿y tú? ─Preguntó sin dejar de besar mi mano.

    ─Yo también… Te amo Masamune. ─Tomé su rostro con mis manos y le di un beso en la mejilla y otro, y otro y otro más. Comenzamos a besarnos, besos más largos y apasionados que los anteriores, Sentía como mordía mis labios y los saboreaba con su lengua una y otra vez, luego como esta misma se introducía dentro de mi boca para jugar con la mía. Una de sus manos se introdujo por mi espalda, recorriendo con sus dedos donde quisiera.

    ─Mhnn…─ Gemí entre el beso mientras me estremecía debido a las acciones de sus traviesos dedos que no se detenían y seguían trazando líneas indefinidas de un lado para otro.

    ─Ven, vamos a terminar de cenar. ─Me dio una pequeña caricia en la mejilla y sin soltar mi mano me llevó de vuelta a la mesa donde seguimos degustando nuestra cena, esta vez hablando de temas más positivos que el de hace un momento.

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω)(ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    Habían pasado unos cuantos días desde la visita de Ann-chan a la empresa, he llamado varias veces a mamá, pero no me contesta y con papá solo hablo un par de minutos, igual ha estado demasiado ocupado que parece que no tiene tiempo ni interés en mis asuntos. Siempre está absorbido por la empresa y sus asuntos, a veces ni le presta atención a mamá.

    En cuanto a mi relación con Masamune, últimamente ambos hemos estado tan ocupados entre juntas, visitas a nuestras respectivas mangakas, correcciones de storyboards, la planeación de la firma, entre otras cosas que apenas pasamos tiempo de pareja una hora a lo mucho, ya que o él se va temprano a sus reuniones con la imprenta o yo tenía que salir antes para ir a hablar con las mangakas y ponernos de acuerdo junto con los editores de cada una, a veces Masamune llega a altas horas de la noche por lo mismo que todos, e incluso yo he llegado solo un par de horas al departamento para dormir un rato, bañarme y salir corriendo de vuelta.

    Si, nos vemos durante la jornada, pero debido a la promesa que le hicimos a Isaka-san no podemos pasar tanto tiempo juntos a menos de que sea respecto a lo laboral, hacernos preguntas sobre las opiniones de las correcciones en los storyboards, pero salir a almorzar o hablar un poco sobre nosotros no se podía, más que nada para no levantar sospechas.

    Y justo hoy tengo que ir con Haitani a hablar con sus mangakas para ponernos de acuerdo donde va a estar su mesa y stand para la firma de autógrafos, a qué hora, el hotel, la habitación, era realmente complicado tratar de cuadrar la fecha de todos autores en un mismo fin de semana y por ello teníamos que ir con cada uno para preguntar directamente.

    Con nada uno me tomaba un par de días, las mangakas de Takano-san eran al último, así que todavía faltan 2 días para poder estar con él y acompañarlo a hablar con ellas.

    Ya habían pasado unas dos semanas sin que tuviéramos relaciones, apenas unos cuantos besos al día y un par de caricias, pero no era suficiente y eso comenzaba a frustrarme, podía notar que a Takano-san también. Se le notaba irritado, de malas, frustrado y se desquitaba con Haitani, claro que sutilmente, pero a Haitani-san parecía divertirle.

    Podía notar la molestia, preocupación y ¿celos? En Masamune debido a que hoy tendría que acompañar a Haitani con Mati-san y Okudera-san, de paso revisar sus storyboards y apoyarlo con las correcciones que iban a salir. La preocupación y envidia de Takano-san eran apenas evidentes, si no supiera la razón asumiría lo mismo que los demás; solo estaba estresado e irritado por tanto trabajo, pero yo sabía el verdadero motivo de su enfado; No quería que yo fuera solo con Haitani, podía notar que eso le mataba y más tener que esforzarse tanto en esconderlo para que el pelirrojo no se diera cuenta y no volviera a fijar su objetivo en mí.

    ─Bueno. Nos retiramos. Les aviso cualquier cosa. ─Tomé mi bolso, colocándolo sobre mi hombro. Mire ligeramente a Masamune e hice una casi imperceptible sonrisa y mirada indicándole que todo iba a estar bien, que no se preocupara. Me miró aun preocupado, pero asintió sutilmente sin que nadie lo notara.

    ─Me mantienen informado sobre lo ocurrido, por favor, revisa que ese inepto de ahí sepa como corregir un manuscrito adecuadamente. ─Ordenó desde su escritorio sin apartar la vista del borrador que tenía entre sus manos.

    ─¿Con quién crees que estás hablando Takano? Se corregir storyboards. ─Se defendió Haitani sin dejar que las palabras dichas por el editor en jefe le afectaran

    ─Si, pero llevas 6 años editando mangas Shonen, este es el departamento de mangas shoujo, donde tienes que ayudar a trasmitir la calidez de la historia a las lectoras, que se sientan identificadas y emocionadas con el romance. Espero que lo hagas bien. ─Se reclinó contra su asiento mientras subía los pies sobre su escritorio, cruzaba los brazos con suficiencia y levantaba más la mirada con aires de superioridad.

    ─Si, si, lo que diga alteza. ─Hizo una reverencia como si se dirigiera a un rey, siguiéndole el juego.

    ─Así me gusta. ─Sonrió satisfecho y con arrogancia Masamune sin perder su postura y tomar otro manuscrito, comenzando a hojearlo. Pude notar como Haitani arrugó levemente las cienes y se dio la vuelta para salir.

    ─Bueno, nos vamos…─ Le di una última mirada a Masamune y de inmediato la expresión de sus ojos se relajó. Y pestañeó una vez en son de que podía irme.

    Durante el trayecto íbamos manteniendo una conversación cordial y laboral, le daba algunos consejos para tratar con las mangakas, ya que, obviamente eran más sensibles que los autores hombres, por lo tanto, tenía que ser más suave y hablarles con más tacto, ser comprensible porque en algunas ocasiones se ponían más sensibles debido a su ciclo menstrual o en algunas otras tenían dolores por varios días y debía ser paciente.

    ─Okay… Ciertamente si me siento un poco raro, generalmente todos mis autores eran hombres y mis compañeros también, nunca me tocó lidiar con ese tipo de problemas de las chicas, pero espero aprender mucho de ellas, y de los demás, gracias por los consejos Onodera-kun. Me han servido de mucho. ─ Agradeció Haitani con ánimo y sinceridad. Por una parte, me agradaba porque hacía bien su trabajo, pero no aprobaba la forma sucia que hacía las cosas

    ─Por nada, cuando yo entré todos fueron muy pacientes conmigo, agradezco también a Kisa-san por enseñarme, también a Takano-san por guiarme, aunque era bastante impaciente conmigo cuando inicié ─Me reí un poco al recordar como todos se tomaron la molestia de enseñarme a editar manga shoujo, que a comparación de Haitani-san, no sabía nada respecto a cómo editar mangas.

    ─Si, Takano es un tirano, siempre fue así. Me habías comentado que no se llevaban bien antes, ¿no? ─ Indagó un poco curioso, pero con un leve brillo de malicia en sus ojos.

    ─Ah si, tiene una pésima actitud… aunque creo que yo también, el no creía que yo fuera a ser un buen editor de manga, pero yo quería demostrarle que estaba equivocado y de cierta forma siempre me ponía a prueba con palabras como “¿seguro que puedes con ello?” ahora que lo pienso, eran sus formas de provocarme y yo aceptaba el reto, me doy cuenta que quizá lo hacía para demostrarme a mí mismo mis capacidades. ─ Esos eran los pensamientos que venían a mi mente, él tenía una forma peculiar de motivar a la gente y conmigo era tocando mi lado arrogante y orgulloso, queriendo demostrarle a él que podía ser capaz de realizar cualquier trabajo que se me asignara.

    ─quiero demostrarles a todos que puedo ser tan bueno como los demás. ─ Quiero ser tan bueno como Takano-san… quiero alcanzarlo y demostrar que soy digno.

    ─Me gusta ese entusiasmo en ti Onodera-kun, lástima que Takano te haya tratado tan mal. ─Animó Haitani sin quitar esa sonrisa comprensiva de su rostro.

    ─No, siento que sus provocaciones me ayudaron a llegar a donde estoy ahora, creo que es debido a lo obstinado que soy. A Takano-san no le gusta la gente mediocre y yo jamás me he considerado uno, todo lo contrario, siempre trato hacer hasta lo imposible para sacar adelante mis manuscritos, corregir mis errores y mejorar como editor. ─ Aseguré y era cierto, de no haber sido por sus constantes provocaciones de si era o no capaz de realizar este trabajo puede que no haya podido llegar hasta donde estoy ahora.

    ─Realmente te has acostumbrado al manga shoujo, ¿no? Pero si tuvieras la oportunidad, ¿no te gustaría transferirte a literatura? ─ Muchos me han hecho ese tipo de comentarios, pero poco a poco empecé a disfrutar el editar mangas para chicas.

    ─… Por ahora quiero seguir en Emerald, si renuncio ahora, no me sentiría bien conmigo mismo después de llegar tan lejos, aunque sé que tengo mucho más por aprender, estoy seguro que lo voy a lograr. ─ Aseguré totalmente confiado y optimista en mí mismo, me había acostumbrado tanto a este nuevo ambiente que incluso, aunque era pesado, era divertido y muy interesante indagar y explorar este nuevo género, abriéndome los ojos a nuevas perspectivas y que el amor o romance no era tan malo, a comparación de lo que creí debido a mi relación frustrada de la secundaria, era bastante lindo y emociónate volver a creer en el amor.

    ─Jejeje, realmente me gusta tu optimismo. Pero es muy difícil trabajar con Takano, él es demasiado perfeccionista y si se la pasa gritándote y retándote, quizá consideres de nuevo pedir tu cambio a literatura. ─Sugirió el pelirrojo.

    ─Bueno, últimamente nos hemos llevado mejor, eso es porque creo que le ha agradado bastante la propuesta que hice sobre la firma de autógrafos y ya no me ve tan incompetente como antes. ─Mentí, sabía que desde hace mucho él había dejado de verme como “inútil” o “incompetente” pero era mejor hacernos ver solo como compañeros de trabajo.

    ─¿Y no has sabido de alguna novia que pudiera tener por ahí? ─Sabía que iba a preguntar algo así, solo era cuestión de tiempo y entablar un poco más de “confianza” para indagar en la vida de Takano-san

    ─¿Eh? ¿Por qué la pregunta? ─ Cuestioné un poco desconfiado.

    ─Curiosidad, es un hombre muy atractivo, no dudo que tenga por ahí una que otra relación o unas cuantas amantes. ─ Esa mirada y el tono que usó para su sugerencia no me agradaron, podía ver malicia en esa leve sonrisa que se formaba.

    ─Eso ya es sobre su vida privada y no me gusta ni me interesa meterme en ello, no quiero tener problemas con el por inmiscuirme en su vida. Pero no creo que tenga a nadie. Cuando salimos a beber Kisa-san a veces saca temas de que a ciertas mangakas les interesamos, pero, casi nadie habla de su vida sentimental. Pero no parece ser el tipo de persona que piensas. Claro que nunca lo he visto con una pareja o escuchado algún rumor sobre una aventura y tampoco somos tan cercanos como para hablar de ese tipo de temas… Después de todo, somos hombres y sería raro que estuviéramos hablando sobre nuestros amoríos al final del trabajo…─ Traté de evadir el tema lo más que pude, tampoco podía inventar que, si tenía una relación con alguna chica, podría investigar más a fondo y podrían ocurrir dos cosas, una; que se diera cuenta que todo fue una mentira mía o dos, que descubriera que él y yo manteníamos una relación amorosa fuera de la oficina.

    ─Como sea, no me gusta meterme en la vida de los demás. No es mi asunto. No me gustaría meterme en problemas con nadie en la empresa. ─ Sentencie tajante tratando de dar por terminado ese tema aquí.

    ─Para mí es muy divertido. ─ Confesó con descaro mientras esbozaba una arrogante sonrisa.

    ─Haitani-san ¿tienes algún desacuerdo con Takano-san? ─ Pregunté un poco curioso, fingiendo un falso interés inocente sobre el tema.

    ─Digamos que sí, pero es secreto. ─ Me guiñó el ojo de forma traviesa y cómplice, algo que me causó un desagradable escalofrió.

    ─He… ya veo… Ah, llegamos… ─¡Gracias al cielo! No quería seguir hablando de cosas personales con él.

    Durante el resto de tiempo ya no volvimos a tocar el tema respecto a Takano-san, sin duda Haitani estaba buscando algún punto débil de Takano-san para poder mortificarlo y para nada le iba a facilitar las cosas, todo el tiempo me comporté de forma profesional y le respondí como si realmente nuestra relación siempre hubiera sido de jefe y subordinado.

    Haitani-san aun no entendía del todo lo relacionado al manga shoujo o su ambiente, pero ciertamente no esta tan equivocado en algunas de sus correcciones, la mayoría eran acertadas, solo en pequeños detalles aun le faltaba, sin duda no era como yo cuando inicié en este campo.

    El resto de la tarde y parte de la noche seguimos revisando los storyboards y dándole los últimos toques, tanto a la edición mensual, como al especial que iba a salir en la firma de autógrafos.

    Sin duda ya estaba agotado, ya eran pasadas las 8 de la noche y aún tenía que ir a la oficina para revisar unos documentos y seguir realizando el informe de mi proyecto. Ya los ojos me ardían y sentía el cuerpo pesado, no había dormido bien los últimos días.

    ─Bueno Onodera-kun, muchas gracias por todo, nos vemos mañana en la oficina─ Se despidió Haitani una vez que salimos de la casa de una de sus mangakas.

    ─Si, muchas gracias por su trabajo. Nos vemos mañana. ─ Comencé a caminar rumbo a la estación para dirigirme a la editorial.

    Iba sumido en mis pensamientos, me pregunto si ¿Takano-san estará en la oficina?

    Todavía faltaba un día para poder estar con el todo el día, aunque fuera por cosas de trabajo, me sentía emocionado ya que estas salidas él las tomaba como “citas” y en secreto… yo también. Me emocionaba el poder pasar más tiempo con Masamune, no importaba mucho si era para ir a ver a las mangakas, con tal de estar con el… Definitivamente los pocos besos de los últimos días, no eran suficientes.

    Finalmente llegué a la oficina, para mi desgracia Takano-san no estaba ahí. Solo estaba Kisa-san y Hatori-san discutiendo sobre Yoshikawa-sensei.

    ─Ricchan. ¿Cómo les fue con Okudera-sensei? ─ Kisa-san se veía en una posición bastante cómoda, reclinado en su silla, con los pies arriba de su escritorio mientras hojeaba un manuscrito. Supongo que estos días ha estado aprovechando la ausencia del editor en jefe, pero estaba tan agotado que no le puse atención, solo dejé mi bolso sobre mi escritorio, me sentaba desganado y me restregaba con cansancio mi rostro con ambas manos. Me quedé en esa posición un par de segundos antes de contestar.

    ─¿Qué ocurre Ricchan? No me digas que hay un problema con la mangaka, ¿Tan mal está su storyboard? ¿Haitani es tan incompetente como dijo Takano-san? ─ Preguntó de inmediato ya alarmado Kisa-san levantándose un poco de su silla.

    ─No, no es eso, no te preocupes, todo está bien, solo que estoy agotado…─ Le sonreí algo apenado por mi estado tan deplorable.

    ─Ufff… que alivio. Te entiendo. Estos días han sido más agotadores que las demás entregas. ─ Se volvió a reclinar en su silla, continuando con la revisión del manuscrito que tenía entre sus manos.

    ─Discúlpenme, tengo que salir de inmediato para la casa de Yoshikawa Chiharu en este momento. ─Hatori-san se puso de pie inmediatamente después de colgar el teléfono con un semblante de pocos amigos, que todos ya conocíamos perfectamente, era la ya común expresión de “de nuevo se retrasó y no contesta las llamadas”. Tomó su abrigo, portafolio y salió apresurado de la oficina.

    Después de casi una hora de revisar algunos documentos, enviar correos y seguir con la planeación al fin había terminado el trabajo pendiente de hoy.

    ─Kisa-san, ¿Takano-san no ha regresado a la oficina? ─ Pregunte tratando de sonar casual.

    ─Se quedó un par de horas después de que se fueron y tuvo una reunión con los del departamento de pedidos, de ventas e Isaka-san para hacer una reimpresión masiva de los nuevos tomos y especiales que iban a salir de algunas de las autoras. Después de eso dijo que necesitaba ir a negociar con la imprenta. ─ Contestó sin cambiar la posición en la que estaba y comiendo una que otra galleta para resistir el día.

    ─Me imagino que no fue una reunión fácil. Esas reuniones siempre son un campo de batalla, todos quieren tener la razón. ─ Se estremeció el pelinegro en su asiento poniendo una cara temerosa. Supongo que recordó alguna mala experiencia que tuvo en una de esas juntas. Claro que la primera vez que fui a una de ellas me sorprendió de sobremanera la manera tan ruda y agresiva con la que se hablaban todos, en la editorial Onodera jamás me tocó una reunión similar.

    ─Si, tienes razón, por ahora me voy a casa, estoy muy cansado. ─ Dije poniéndome de pie algo tambaleante y débil mientras le sonreía algo apenado.

    ─Si, gracias por tu trabajo Ricchan. ─ Se despidió Kisa-san mientras se llevaba una golosina a la boca sin dejar de revisar el manuscrito en una de sus manos.

    ─Gracias, hasta mañana. ─ Caminé pesadamente, pero con optimismo, tenía la esperanza que cuando llegara a casa Takano ya estaría ahí quizá preparando la cena como la última vez.

    Al llegar al departamento, una vez más la decepción me invadió, estaba oscuro y los zapatos de Takano-san no se encontraban en la entrada. Me descalcé los míos y caminé hasta la cocina para cenar algo. Sobre el tablón de la cocina había unas cuantas comidas ya servidas, solo era para calentar, una era de mi pareja y la otra la mía, la calenté y cené solo. Se sentía demasiado vacío, habían pasado varios días desde esa cena que tuve con Masamune, cuando uno de los dos llegaba del trabajo, el otro ya estaba profundamente dormido.

    A pesar de que viví solo más de medio año, me acostumbré demasiado rápido a la compañía de mi pareja. Antes en mi antiguo departamento no me sentía tan solo como ahora.

    Suspire pesadamente y desanimado me dirigí al baño para darme una ducha rápida y poder descansar, sentía que ya estaba por llegar a mi límite de cansancio y ahora no podía darme el lujo de sobre exigirme puesto que afectaría a mi salud, a Masamune y a los demás justo ahora que estábamos a punto de llevar a cabo la firma de autógrafos.

    ─Mañana tengo que ir a hablar con la última mangaka de Haitani-san y pasado mañana ir con las autoras a cargo de Takano-san. Quizá ese mismo día vayamos a alguna de las agencias de viajes para reservar el autobús, el hotel y ponernos de acuerdo cuantas habitaciones necesitaremos para los invitados. ─ Repasé en voz baja mis pendientes, caminado sin energías hasta la cama. Sentí que estaba en la gloria cuando el mullido colchón tocó mi espalda, se sentía como estar recostado en una nube y de inmediato me regresaba la vida.

    ─Ahhh, que suave…─ Me relajé y aspiré profundamente, de inmediato, mis fosas nasales captaron una agradable y ya familiar fragancia…

    ─El aroma de Takano-san ─Volteé hacia su lado de la cama mientras tocaba su almohada. Me giré por completo, hundí mi rostro en esta y aspiré profundamente. Percibía la fragancia de su shampoo, el aroma de su cuerpo, me quedé dormido sin darme cuenta, abrazando la almohada de mi pareja.


    Alguien sabe que le pasa al foro? No me deja subir la parte 2, cuando lo hago se "borra" toda la parte 1 y solo queda como un msnsaje en blanco o actualización en blanco :( Ayuda.

    A ver si con un pequeño mensaje me deja
  14. .
    https://web.facebook.com/Centro-de-d%C3%AD...110020057979800

    Hola lindas, me podrían regalar un like en esta página por favor, es para un proyecto escolar, se los agradecería mucho.

    Ya estoy avanzando muy rápido con el capítulo
  15. .
    Aún no pierdo la esperanza ;_;
967 replies since 3/10/2014
.