Posts written by btalkrajo

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    33° Reto Literario “San Valenkink" – Haikyu, “Boca de lobo”, Ushijima x Oikawa



    22. Influenciable || Sexo bajo la influencia del alcohol, las drogas u otras sustancias (Principal)
    10. ¿Te gusta lo que ves? || Uno de los personajes se excita observando al otro, ya sea en secreto o abiertamente. (secundario)
    20. ¿Te echo una mano? || Masturbación mutua. (secundario)





    Ushijima Wakatoshi se despierta en medio de la noche, el reloj al lado de su cama le avisa que son apenas las tres de la madrugada, no es bueno despertarse en medio de la noche, no es saludable. Pero no hay mas que hacer, su erección ha llegado de golpe, despertándolo, ni siquiera recuerda el sueño que tuvo, pero sabe que involucra a esa mierdecilla engreída de Oikawa.

    Son las tres de la madrugada, y siente como le late el miembro, grueso, caliente, imposible de complacer, toma su móvil e ingresa la contraseña de la cámara de seguridad, el tipo que se la vendió le prometió que no había riesgo, incluso si encontraban la cámara no darían con la IP.

    La imagen no es suficientemente buena, pero ahí esta Oikawa Toru, dormido en su cama, solo, con unos bóxer negros, ajustados a su trasero, con la cara en la almohada y el rostro sereno. Ushijima lleva su mano y toca su polla, siente la corriente en toda su espalda, Oikawa se mueve, Ushijima se imagina a si mismo arrancándole la ropa y entrando profundo, no importaría cuanto llorase, Ushijima quiere entrar en él, hacerlo suyo, joderlo hasta que Oikawa no piense en nadie más.

    Oikawa se levanta, observa a su alrededor confuso, no es la primera vez, sale de la cama y Ushijima se aprieta la polla, porque solo tiene una cámara, pero Oikawa no sale de la habitación, vuelve a su cama, mira al techo y se acaricia la tripa, Ushijima ni siquiera parpadea, solo puede verlo mientras se frota, por él. Por nadie mas que Oikawa. Ese idiota arrogante.

    “Mierda”

    Gruñe mientras Oikawa mete la mano en sus bóxer, se toca y abre las piernas, comienza a sacudírsela con fuerza, termina sacándose los bóxer y dándose la vuelta le da a Ushijima una vista de su trasero, esas nalgas llenas y suaves, se toca sin saber que cada cosa que hace en esa cama queda gravada.

    “Hazlo perra, córrete”

    Y si hubiera sonido, Ushijima escucharía los gemidos rotos de Oikawa, se corre con fuerza y se queda recostado, extendido sobre su cama, con el rostro relajado mientras Ushijima lame la pantalla de su móvil y dice su nombre una y otra vez mientras eyacula, observándolo, aunque Oikawa ni siquiera lo sospecha.

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    Seis y treinta de la mañana, Ushijima sube a la cinta para correr, Oikawa se coloca a su lado en ese momento.

    ― Se te pegaron las sábanas – le dice, con esa boca que Ushijima imagina alrededor de su miembro, siendo jodida incluso en ese momento

    ― Me desperté en medio de la noche – responde

    ― Me pasa lo mismo, hay momentos en los que siento que alguien me observa, me está poniendo nervioso

    ― Paranoico

    Oikawa se aleja de él, se concentra en trabajar la resistencia de sus piernas, el gimnasio está llenándose poco a poco, muchos hacen ejercicio antes de la oficina o la universidad, Iwazumi esta levantando pesas al otro extremo, gracias a él Ushijima descubrió donde entrenaba Oikawa, es enfermizo y lo sabe, perseguir a un hombre, respirarle en la nuca y desearlo de esta manera. Pero es lo que pasa, no puede pensar en nadie mas que Oikawa, no quiere a nadie más.

    Ushijima hace ejercicio, su camiseta esta sudada, y sus ojos van constantemente a Oikawa, el entrenador de primera hora los supervisa y Ushijima sabe muy bien que ese bastardo siempre toca de más a Oikawa, frotándole los hombros, apoyando su mano en su espalda baja, buscando contacto con su cuerpo. Ushijima podría matarlo a golpes, no lo hará, no puede delatarse si quiere seguir teniendo acceso a Oikawa.

    ― Podría ser una cámara – dice Iwazumi cuando Ushijima entra en las duchas y cuelga su toalla – recientemente encontraron tres departamentos monitoreados

    ― Si, pero ellos son Idols – responde Oikawa – a mi me jode porque lo siento ¿sabes? Es como si alguien caminara a dos metros de mi y no logro verlo

    ― Tu qué dices Ushijima – Iwazumi abre la regadera, por seguridad las duchas son individuales, y es bueno porque el miembro de Ushijima reacción al gemido de Oikawa

    ― Creo que últimamente esta estresado, te dijo que está despertándose en medio de la noche

    ― ¡No estoy paranoico! – Oikawa habla y aunque Ushijima no puede verlo correctamente, casi esta seguro de que está tocándose – Como sea, voy a ver eso de las cámaras, porque solo tengo dos en el departamento, y si hay otra pongo una demanda

    Cuando salen del gimnasio Iwazumi que trabaja hacia el sur, va hacia la siguiente estación de metro, Oikawa y él van caminando y aunque no deberían, terminan comprando pan con curry antes de entrar al metro. Ushijima adora estos momentos, cuando Oikawa esta tan cerca, y a veces tiene ganas de tocarlo, meterle mano y ver como reacciona.

    ― Necesito un polvo – dice sin más Oikawa – te lo juro, necesito conseguir una chica con urgencia

    ― Qué paso con la chica de la librería

    ― Ah, no te conté, me mandaba como setenta mensajes al día y me llamaba cada hora, le dije que no lo hiciera y me bloqueo, era una estúpida, pero que buenas tetas

    ― No es mi tipo – y se aguanta el rugir sus celos, no lo hará, dejara que Oikawa camine a la boca del lobo, y cuando caiga, cuando Ushijima le haga todo lo que quiere hacerle, Oikawa no pensara en chicas de senos asquerosamente grandes

    ― ¿No te gustan los pechos? - Oikawa sonríe y como la rata que es, muerde en el pan de Ushijima, pasando la lengua y finge que no pasa nada por hacer eso

    ― Los pechos grandes siempre me hacen pensar que la chica es obesa y no me gustan, prefiero los pechos pequeños

    ― Ya, pues tu te lo pierde, oye, el tuyo sabe mejor que el mío

    Si Oikawa lo hace con intención o no, es un misterio, pero en el tren la pierna de Ushijima termina entre las de Oikawa, y mas de una vez, Ushijima cuenta cuatro veces, Oikawa se frota intencionalmente en él, aunque el tren esta lleno y va en movimiento, aun así, no tiene sentido que solo se frote cuatro veces y que al hacerlo no se aleje. Ushijima escucha la parada de Oikawa, siempre odia que su parada se anuncie porque es cuando se separan y solo lo volverá a ver mañana en el gimnasio, porque de otra manera seria demasiado obvio.

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    Ushijima esta sentado en su escritorio como cualquier día, falta poco para salir del trabajo, se dará una vuelta por alguna licorería, se le ha terminado el licor de casa y la cerveza no le gusta demasiado, tiene ganas de saber que estará haciendo Oikawa, mete la clave en otra aplicación y de pronto se abre un pantalla diferente, llena de los contactos de Oikawa, hackear el móvil de alguien es un delito, dos años de prisión directa por invasión a la privacidad, y aun así, hay mas de trecientas aplicaciones para meterte al teléfono de otra persona. La que instalo Ushijima le ha valido casi dos mil dólares hasta ahora, pero está bien, seguirá pagando con tal de tener visión sobre Oikawa, sabe que esto esta mal pero abre los mensajes recientes para saber si hay alguien nuevo.

    Ve que el icono de “escribiendo” se pone en verde y abre la conversación en curso.

    X: Vamos, Kimi, no seas mala… tu esposo está de viaje ¿no?

    V: Me encantaría, pero mi esposo volvió ayer, lo siento

    X: Uno rápido, por favor… realmente lo necesito

    V: Eres el peor, pero ya te dije que no, y nos vemos porque mi esposo acaba de llegar

    Ushijima se enciende en rabia, Oikawa ha logrado terminar con su paciencia.

    No quería hacer esto, pero en realidad si que lo ha querido hacerlo hace mucho.

    Tomando su móvil Ushijima sale de la aplicación y escribe a un “buen amigo” el colega que le consigue las cosas, contactos y drogas, nunca le ha preguntado como usa los enlaces que le da y eso es bueno.

    ― Tengo una mierda buenísima – dice cuando se reúnen – garantizado, afrodisiaco real, en menos de dos minutos la chica termina mojada y dispuesta a todo

    ― Y en hombres

    ― Colega, no me digas que te hace falta… con tu estado, debería funcionarte bien ja, ja. Pero si quieres ponérsela a un chico, para que te la chupe como si fuera a morir después, esta es la mejor, una pastilla diluida con alcohol te lo tendrá caliente por dos horas,

    ― Bien

    Ushijima le paga, se separan a la salida del callejón.

    Compra en la licorería cercana a la estación, esta ahí, pensando en como invitar a Oikawa sin que Iwazumi llegue con él, es lo malo de beber entre “amigos”.

    ― Hey, ¿piensas beber solo?

    Cuando se gira a la voz, la voz que conoce encuentra a Oikawa detrás de él con una sonrisa en la cara, siempre tiene ese tipo de sonrisa, molesta, siempre parece que se ríe de ti, es así, ególatra, arrogante, indiferente.

    ― ¿Qué haces por mi barrio?

    ― Nada, vine a buscar a una chica que conozco, pero ya tenía compañía, pensaba comprarme una cerveza e irme a casa cuando te vi

    ― Genial – dice Ushijima y aunque no sonríe, sus ojos brillan por lo perfecto del momento, en su bolsillo están cuatro pastillas rosadas, listas para poner a Oikawa caliente.

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    Oikawa se quita los zapatos y la americana, solo jeans y camiseta. Se va directo al sofá y se extiende mientras Ushijima se mete en la cocina, su cocina esta separada del salón, pero Ushijima se acerca a la puerta para observar, Oikawa enciende la televisión, se acomoda como si todo el espacio de Ushijima fuera suyo. La pastilla se disuelve rápido, Ushijima le agrega refresco de cola y una rodaja de limón. Le pasa el vaso a Oikawa que lo recibe sin dudar.

    ― Eres tan extraño, casi todo el mundo prefiere la cerveza es una reunión informal

    ― La cerveza deja el vientre flácido, no vale la pena

    ― ¿Dónde esta lo tuyo?

    ― Primero dime que tal sabe, por si te aumento ron

    Oikawa le da un trago largo, le dice que en lugar de más ron le traiga un poco mas de soda, porque esta fuerte. Ushijima siente como sus calzoncillos van apretándose, va despacio a la cocina, se queda preparando su propia bebida observando, Oikawa se termina su trago antes de que Ushijima beba del suyo.

    ― Trae, te preparare otro, con más soda

    ― Si

    El proceso es el mismo, ron, pastilla, se disuelve y soda y limón.

    El segundo Oikawa no lo bebe rápido, sin embargo, se levanta y enciente el aire acondicionado, Ushijima se acomoda en el sillón, no sabe quien juega en la pantalla y no le importa. Ve a Oikawa meterse al baño y espera a que salga.

    ― ¿No tienes calor?

    ― Si – Ushijima se reclina en el sofá, Oikawa bebe de su vaso y su rostro parece algo sonrojado – Si quieres, puedes quietarte la camiseta

    ― Hum, no, joder… - vuelve a beber y el sonrojo va desde sus mejillas a su cuello – Hum… voy… al… joder

    ― ¿Qué pasa?

    ― N-no nada… - pero en lugar de moverse, Oikawa se sienta en el sofá, sonrojado y algo confundido, sus ojos comienzan a verse vidriosos y dilatados – no, no me siento… hum, me siento…

    ― ¿Qué pasa? – pero esta vez Ushijima se acerca al cuerpo tembloroso de Oikawa - ¿Te duele algo? ¿quieres que te ayude?

    ― Me… yo… ¡Ah! – aunque cierra la boca, el gemido se entiende y Ushijima toca las manos de Oikawa, cuando las mueve, un bulto delicioso está empujando los jeans de Oikawa – Ushijima… por favor…

    ― ¿Qué?

    ― Te lo ruego…

    ― ¿Qué pasa? – lamiendo el cuello de Oikawa, Ushijima mete mano en el pantalón, tocando la húmeda erección, no a la piel, sobre el algodón, porque quiere hacerlo suplicar - ¿Qué quieres?

    ― Ayuda... me ¡Oh dios!

    ― ¿Cómo te ayudo?

    Y podría estirarlo, pero Oikawa se extiende cuan largo es, tomando la mano de Ushijima la lleva sobre su polla, instándolo a tocarlo, gimiendo mientras tiene la mirada perdida, repitiendo “por favor, por favor” sin ser capaz de pensar en mas palabras,

    Ushijima ha deseado este momento, algo que tal vez no consiga repetir, Oikawa es heterosexual y cuando el deseo mengue, no querrá volver a verlo, pero si Ushijima le da el placer que merece, tal vez consiga hacerlo suyo, de cualquier manera, Ushijima toma el mando de la cámara, y lo enciende, las dos cámaras de su salón comienzan a gravar en automático, y Ushijima desnuda por completo a Oikawa, quiere gravar este momento, tal vez sea único.

    ― No tapes tu boca o me detendré

    ― Pero… yo no… ¡Oh… hummm si si si!

    ― ¿Te gusta? Habla Oikawa, dime que eres hetero ahora, dime que te gustan las tetas grades ahora

    ― ¡Ahh, más rápido, por favor Ahh!

    ― Claro que no

    No es fácil, pero Ushijima consigue ponerse a una distancia razonable, Oikawa lo observa y no es su rostro habitual, el deseo impreso en cada gesto es demoledor, esta casi ido por las ganas, desnudo en el suelo, con el miembro erecto, dispuesto a todo o casi todo para que el calor baje.

    ― ¿Qué haces? – aunque su voz es baja, Oikawa le tiembla viendo a Ushijima y se toca cerrando los ojos – solo ayúdame un poco…

    Un sonido ahogado sale de sus labios cuando Ushijima comienza a lamerlo, la boca de Ushijima se traga a Oikawa, va chupándolo a un ritmo fuerte, frenético y si Oikawa pudiera contenerse, trataría de frenarlo, pero no lo hace, solo se retuerce bajo la boca de Ushijima dejándose ir, disfrutando de la forma en que la lengua de Ushijima envuelve y suelta su pene, jadeando cuando siente que va a correrse y corriéndose.

    ― ¿Qué me diste? – incluso bajo el efecto, Oikawa no esta tan perdido y sabe que esto esta fuera de su control, - Eh, no… no – repite sin fuerza, trata de separarse, pero los dedos de Ushijima se hunden dentro, duele, nunca ha pensado en el sexo anal y aunque se siente bien, coherentemente se siente mal - ¡Nah, noo, ah…!

    ― Lo disfrutas

    ― No… tu… duele, por favor… para, por favor.

    El dolor de Oikawa es evidente, como abre la boca y los ojos, como trata inútilmente de empujarlo, pero Ushijima no va a frenar, sin importar nada, simplemente engancha sus dedos a la piel de Oikawa y va presionando hasta que su pene esta profundo, moliéndolo en el suelo, gravando cada sonido y cada embestida, cada suplica que Oikawa emite, hasta que comienza a escucharlo gemir, el dolor al fin deja de ser una barrera y ahora Oikawa se retuerce disfrutando.

    Es la primera vez de Oikawa, no esta listo para soportarlo toda la noche, pero haberle dado dos pastillas lo tiene cohibido hasta que comienza a amanecer, en la ducha deja que Ushijima se folle su boca, en la cama deja que Ushijima lo haga montarlo y cuando ya no puede mas se deja caer sobre el pecho de Ushijima, se deja besar, se deja acariciar y se deja vencer por el sueño.

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    Ushijima ve la piel antes blanca de Oikawa, cubierta de marcas, verdes y violetas, marcas de dedos y de labios, lo escucha llorar aovillado a un costado, Oikawa no se mueve, llora bajo, suave y Ushijima sabe que esta noche, para siempre, va a quedar gravada en su mente.
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    33° Reto Literario “San Valenkink" – Teen Wolf, “Tierra húmeda”, y la Stiles x Derek.

    18. Ser uno con la naturaleza || Sexo al aire libre. (Principal)
    7. Te veo más tarde || Vendaje de los ojos. (secundario)
    Oneshot.
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    STEREK




    Stiles Stilinski no estaba para nada de humor mientras Monroe, la loca cazadora obsesionada con ellos y dos nuevos secuaces se metieron a su casa mientras él estaba en la ducha, eso de llegar sin invitación era la cosa de Monroe, no entendía que a ellos en realidad les caía mal, y en lo preferente no querían volver a verla.

    ― Hola Stiles – dijo la cazadora apuntándole con el arma, otro clásico que para Stiles ya había perdido impacto, porque joder, últimamente parecía que todo el mundo tenia un arma de fuego apuntando

    ― ¿Te importa si me pongo pantalones?

    ― No es como si los necesites

    ― Vas a matarme justo cuando acabo de salir de la ducha, wow, nunca lo habría esperado de ti, en serio, te juro que estoy anonadado, me dejas sin palabras, oh, dios mío, es tu mejor plan en la vida

    ― Que simpático, no – ella le dedico una sonrisa cómplice en el momento en que uno de sus secuaces le tomaba por el brazo – Pienso mandarle una foto a tu novio lobo, para que vea cada marca que vamos a dejar sobre tu piel

    ― Derek no es mi novio

    ― ¿Te dejo?

    ― Mir…a

    La descarga eléctrica fue dolorosa, sentía su espalda quemada, pero sabia por experiencia, que pasaría, que dejaría de doler.

    ― Ponte pantalones – dijo Monroe, arrojándole la ropa que había dejado preparada sobre la cama, era una pena, su padre ya estaría esperándolo para ver la película y él estaba siendo secuestrado.

    ― Mierda

    Ponerse los pantalones fue tiránico, todavía temblaba por la descarga, sus boxers negros al menos ya están cubriendo la parte que no tenia ganas de seguir mostrando a los tres cazadores. Debido a su lentitud uno de los tipos lo levanto del suelo y le cerro los jeans, no le puso el cinturón y lo encajo en la sudadera sin ponerle una camiseta, no se molestaron en buscar calcetines o sus deportivas blancas, lo sacaron descalzo.

    Observo su jeep mientras lo metían en una Van negra, otra cosa típica.

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    Derek Hale estaba sudando, lo que decía que realmente había sobrepasado su rutina de ejercicio, no sudaba fácil, así que lo tomo como algo positivo, necesitaba ejercitarse, llevaba inquieto desde la mañana, tenía unas ganas horribles de coger su coche y conducir directo a casa de Stiles, cosa que no haría, no, no lo haría, siguió autoconvenciéndose mientras golpeaba el saco de arena, se había marchado de Bacon Hills, un nuevo comienzo.

    De cualquier manera, Stiles le dijo que no volviera a buscarlo.

    En lugar de golpear el saco de arena, lo abrazo, era mas grueso que Stiles, el flaco, pálido y sarcástico Stiles, el Stiles que tenía lunares como constelaciones, una respuesta rápida y los ojos marrones mas hermosos que existieran. Y como invocado por la fuerza de sus sentimientos en la pantalla de su móvil estaba el rostro de Stiles y la llamada entrante.

    ― Creí que no quería volver a verme – dijo con molestia, porque de ninguna manera le diría que lo extrañaba

    ― Si, bueno… en realidad yo no fui quien te llamo

    Cuando la imagen se fue encogiendo, Stiles estaba atado a una silla, no tenía ni un solo rasguño en apariencia, pero definitivamente eso cambiaria.

    ― Tu chico está en mis manos

    Esa maldita voz, Derek sintió como la rabia calentaba todo su cuerpo, perdonarle la vida a Monroe fue una decisión estúpida, eso era evidente ahora, claro.

    ― ¿Qué crees que hare con él? – la voz de Monroe sonaba satisfecha – tal vez al final incluso tu noviecito me pida que lo mate, he pensado en como me vencieron y he pensado qué, quiero que realmente lamenten haberme dejado ir.

    ― No es mi novio – dijo Derek, porque todo lo demás que ella dijo, bueno, tenía sentido

    ― Vamos Derek, he cazado los suficientes lobos como para reconocerlo, amas a este humano, lo amas como lobo y como hombre y quiero que mires ahora, mira bien

    La pantalla seguía enfocando a Stiles, que seguía atado a la silla, que seguía en medio de esa habitación oscura, la figura vino desde detrás, era un hombre, no era demasiado alto o musculoso, tenia algo en las manos, algo que centello y Derek reconoció como agujas, el hombre empezó a clavar la aguja en por debajo de las costillas de Stiles, no escuchaba, pero conocía al chico, era fuerte, resistiría, Monroe no lo rompería, pero claro, esa loca intentaría destruir a Stiles, lo odiaba por ser un humano que estaba del lado de los lobos.

    ― Clavare una cada media hora, así que depende de ti si alguna clavara en su corazón, sé que no estas en Bacon o sus cercanías, quiero que dejes México y regreses, Porque te prometo, que la muerte de tu amado no será ni rápida ni sencilla.

    Le mando por mensaje las indicaciones, con la clásica leyenda del “Ven solo” Monroe no sabía que Derek ya no estaba en México y eso estaba a su favor, tardaría menos de dos horas en llegar al lugar indicado, Scott tardaría mas puesto que él y Malia estaban revisando una manada sin alfa al norte, Teo y Liam seguramente podrían estar aquí en tres horas, les explico lo que sucedía y engancho su teléfono al sistema de rastreo que había conseguido, sin importar si las indicaciones de Monroe eran falsas, sus amigos podrían dar con su ubicación.

    Se metió en la ducha, se puso ropa limpia, tomo sus gafas negras y las llaves de su coche.

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    Monroe no sabía mucho sobre el sistema de entrenamiento del FBI, debía ser similar al de la CIA, porque, aunque llevaban torturando a Stiles desde que lo capturaron, el chico apenas había gruñido, soportando estoicamente el dolor. Valiente, muy fuerte, seria un buen cazador, pero ya no había salvación para Stiles, era un amante de lobos.
    Sacaron su cabeza del agua, lucho por tragar bocanadas de aire.

    ― Tengo curiosidad – dijo ella levantando la barbilla de Stiles, su rostro estaba incluso más pálido luego de ser medio ahogado - ¿Por qué él?

    ― No entiendo

    ― Tenias a Scott, seguramente algún otro hombre, incluso mujeres… pero todo lo que has hecho, desde que comenzaste a desafiar a los míos fue por él, por Derek Hale. Si no fuera por ti, Stiles, ya habría marcado a la manada Hale como extinta, perdí a mis hombres, buenos hombres, humanos, iguales a ti, todo por él.

    ― Esta vez, no voy a salvarte

    ― No Stiles, soy yo quien ya no tendrá piedad, he pensado en una cosa durante estos meses… tu no lo quieres, pero yo te lo voy a dar, antes de que tu novio pise el aeropuerto van a morderte…

    Los ojos de Stiles se abrieron, esta amenaza era real. Monroe estaba dispuesta a convertirlo en un hombre lobo, algo que Stiles no quería, que nunca quiso, comenzó a pelear, incluso atado comenzó a tratar de defenderse. Él no quería ser un lobo.

    ― Hay una situación – dijo alguien mientras ponían una venda sobre los ojos de Stiles – Derek Hale esta dentro de la propiedad.

    ― Imposible… a menos, maldición, te ordene que confirmaras su ubicación antes del operativo

    ― Lo siento señora

    ― Llévenselo, deshazte de Boris una vez que complete nuestro trato.

    Stiles lo comprendido de inmediato, seguramente habían capturado al lobo, morder a Stiles le daría la libertad, pero como cualquier trato con Monroe era un fraude, lo matarían una vez que completara su parte del trato, aunque lo intento, no logro escupir la mordaza en su boca, no podía ver, pero estar descalzo le ayudo a saber que estaban fuera de la casa, ahora la tierra húmeda del bosque se podía sentir.

    Derek estaba aquí. Pronto vendría a ayudarlo.

    “Si sobrevives”

    La voz en su cabeza era la de Peter Hale, recordándole que la mordida en realidad no era una garantía, podría morir.

    No quería morir, su padre no lo soportaría, Scott no lo soportaría, Derek cambiaria… se perdería en la rabia. Y maldita sea, aun no le había dicho que lo amaba, no era fácil amar a Derek, desde la primera vez que pensó en él fue complicado, demasiado equipaje. No podía intentar convertirse en agente del FBI si se quedaba en Bacon Hills con Derek, Derek lo veía como un adolescente, Stiles pensaba esperar a ser un hombre. Clavo sus pies en la tierra, no daría un solo paso.

    ― ¿Qué están haciendo? – la voz era débil, rasposa como la de alguien que paso varios días sin beber agua

    ― Trajimos tu boleto de salida, este es el chico que debes morder si quieres ir a casa

    ― ¿En serio? Yo creo que no

    ― Creo lo mismo

    Si Stiles hubiera podido sonreír, lo estaría haciendo en ese momento, la segunda voz era la de Derek, lo sabía, la reconocía. Se quedo donde estaba, escucho la pelea, pero los sonidos se apagaron rápidamente.

    Sintió como una mano le tocaba el rostro y luego se detenía, después de un segundo le saco la mordaza, sus manos seguían atadas como sus ojos vendados.

    ― Gracias – dijo, la misma voz rasposa - pero ahora los dejamos

    ― Boris… - Derek sonaba muy molesto - ¿realmente hiciste un trato?

    ― Mis nietos están capturados Hale, hice un mal trato, seguramente me matarían después de que lo mordiera, pero hacer el trato me dio tiempo, mi manada y tu llegaron a tiempo

    ― Si, eso es justo lo que ella ordeno – al no oír respuesta Stiles comprendido que ya se habían ido – Derek, si sigues aquí, podrías soltarme las manos y dejarme ver

    Los brazos de Derek lo atraparon, podía olerlo y ese aroma a hombre lobo le hizo olvidar todo el miedo que sintió hace poco, Derek no dijo nada, solo lo retuvo entre sus brazos, lejos sonaron un par de disparos, ellos continuaron abrazados, dejaron la mente en blanco, nada importaba alrededor, solo que ellos estaban juntos en ese momento, solo que podrían haberse separado para siempre. Derek creía que Stiles no sobreviviría a la mordida, y además sabia muy bien que su amado no lo deseaba.

    ― En serio, abrazo-Wolf, desata mis manos, antes de que comience a asustarme

    ― Pero yo no te doy miedo, eso dijiste ¿no?

    ― Hum sobre eso, puede que haya dicho ciertas mentiras, bastantes cuando decidiste irte a… espera, ¿Cómo llegaste tan pronto?

    ― Puede, tal vez, yo esperaba verte desde la distancia

    Pero lo que Stiles pudiera responder se perdió en la boca de Derek, el beso se fue profundizando y si Stiles hubiera tenido las manos libres, se habría aferrado a Derek con fuerza, siendo que estaba atado, solo se dejó caer sobre la tierra, se sentía un poco de frio, frio que se fue desvaneciendo a medida que el cuerpo del lobo lo tocaba. Cuando sus manos quedaron libres, atrapo entre sus dedos el cabello de Derek, había crecido desde la última vez que se vieron, su barba raspaba y sus manos, fuertes, definitivamente dejarían marcas verdes sobre su piel.

    ― Derek yo… - logro articular, aunque no sabia qué era lo que pensaba decir – yo… yo…

    ― Yo igual

    Derek le saco la sudadera mojada, solo entonces Stiles medio recordó el dolor que sentía en el costado y la leve asfixia del agua, nada que fuera mortal, lo que debería ser algo aterrador.

    En un principio, Derek solo pensó en quitarle la ropa mojada, pero la piel pálida de Stiles y su pies descalzos por alguna razón le quitaron ese pensamiento, fue remplazado por un mucho mas incorrecto, pero no importaba, estuvo a un paso de perderlo, no podía seguirse engañando.

    Stiles volvió a recostarse en el suelo del bosque, esta vez sobre la chaqueta de Derek, seguramente quedaría inservible después, estaba desnudo, completamente desnudo y dios jodido cristo importaba poco lo que pasara alrededor, solo podía ver sus piernas envolviendo la cintura de Derek, no era un sueño, era Derek jodido Hale, chupando sus dedos para entrar en Stiles.

    Tal vez, si alguno de ellos hubiera podido pensar, habría notado que estaban en medio del bosque, a escasos setenta metros de la casa donde Scott y la manada de Boris peleaba contra los cazadores de Monroe, y la misma Monroe estaría ahí, peleando. Hubieran comprendido que, si esperaban un poco, podrían llegar a una cama mullida en lugar de la tierra húmeda, con lubricante y condones, pero ambos estaban besándose y tocándose como si fuera su ultimo día en la tierra, Derek hizo todo lo que pudo para abrir un poco a Stiles y aunque no estaba lo suficientemente abierto, Stiles si estaba deseándolo más que a nada

    ― ¡Argg mierda! – gruño Stiles cuando Derek entro en su cuerpo, no podía verlo, solo veía la etiqueta de la chaqueta negra, pero sentía a Derek dentro, empujando despacio y escuchaba ese sonido, no un gruñido, no una palabra, algo que Derek emitía. – Uff mierda

    Pero el segundo mierda no era una queja,

    Cuando Derek comenzó a moverse, Stiles se apretó contra la tierra, incluso si el movimiento no era frenético y si dolía más que solo un poco, se sentía demasiado bien, se sentía perfecto. Para Derek no era diferente, se sentía estrecho, no quería acelerarse y lastimar a su amor, pero ver su espalda y escucharlo balbucear maldiciones y gemidos era ideal, demasiado bueno.

    Y dejo de pensar, se dedico solo a sentir, entro con fuerza y no pudo seguir siendo suave, escucho a Stiles gemir, vio como estiraba y cerraba las manos, como parecía temblar, beso su cuello y su espalda, observo el perfil de Stiles, la forma en que su rostro sonrojado dibujaba el placer, y sintiendo como lo apretaba llevo la mano al miembro de Stiles, duro, caliente y a un paso de explotar.

    ― ¡No… todavía no!

    Pero no era algo tan decisivo, Derek golpeo en Stiles con fuerza, notando que pronto llegaría, acaricio a Stiles y no dejo de tocarlo cuando su esperma le calentó la mano. Stiles era suyo, sus gemidos, su sudor, su aroma. Recordó que no traía condones, pero era tarde y no logro sacarlo, se corrió dentro de un Stiles que sonreía.

    La sudadera de Stiles seguía mojada, la Chaqueta de Derek estaba sucia por completo. Le dio sus botas a Stiles y su camiseta porque si estaba haciendo frio y su chico todavía era humano, Stiles parecía incomodo, y Derek se preocupó por eso, así que lo abrazo con cuidado.

    ― Stiles… ¿pasa algo? – temía que el chico se arrepintiera de lo que hicieron y volviera a pedirle que se alejara, pero Stiles estaba sonrojado y algo nervioso.

    ― Hum, sí, pero… no se me ocurrió que tu esperma volvería a salir

    Ambos compartieron una mirada avergonzada.


    Se sonrieron y regresaron a la casa, bastante lujosa ahora que Stiles la veía. Scott y Malia se giraron al notar su llegada, Boris y dos lobos estaban observando el cuerpo de un chico, presumiblemente de su manada que había muerto, Monroe estaba herida y en el suelo.

    ― Cada vez es más difícil conseguir gente competente, se suponía que estabas en México – clavo su mirada en Derek que solo traía vaqueros negros, descalzo y sin camiseta – pero bueno… estamos igual que la última vez - sonrió con ironía, recordando que hace seis meses Stiles le perdono la vida

    ― Hoy no

    Observo la mano de Stiles, el arma cargada y eso fue todo.

    Matar a Monroe no fue satisfactorio, le dejo un sentimiento de impotencia que no conocía, pero mientras soltaba la pistola sintió los brazos de Derek sostenerlo. La mano de Scott recogiendo su mano caída y vio a Malia tomando la pistola con su camisa a cuadros sin tocarla con las manos.

    Los cuatro se fueron sin mirar atrás, cuando llegaron a los coches, Stiles abrió la puerta del camaro de Derek y sonrió.

    ― Oigan – dijo Malia antes de meterse al coche de Scott – Entiendo que sean pareja y se quieran, pero si vuelven a irse a tener sexo mientras estamos enfrentando a un grupo de cazadores, voy a golpearlo a ambos

    ― Le diré a tu papá que todo está bien – dijo Scott guiñándoles un ojo – Los veo mañana, y por favor báñense, mi nariz esta sufriendo

    Derek se subió al coche y Stiles lo beso, porque si, lo amaba.
  3. .
    32.º Reto Literario: “Ira divina" – Teen Wolf, Ultima Luna “Derek x Stiles”





    ― ¡No puedo creer que me arrastres de nuevo! – Stiles conducía su viejo jeep mientras Derek estaba herido en el asiento copiloto - ¡Estas llenando todo de sangre!

    ― Perdóname por ensuciar tu estúpido coche, por si no te has fijado ¡Me dispararon cerval y plata!

    La carretera parecía tragárselos mientras la oscuridad de la noche era solo interrumpida por los faros delanteros, cuando Derek se quedo en silencio Stiles comenzó a ponerse nervioso de verdad, trato de mantenerlo despierto, discutieron y se gritaron, eso era lo normal entre ellos.

    ― Ya lo sabía – se dijo a si mismo – ya sabía que continuaríamos con esto

    ― ¿con qué? – pregunto Derek en tono bajo

    ― Nada

    ― Te refieres, me duele, te refieres a lo que paso entre nosotros

    ― No paso nada

    ― Stiles, hay razones para que… conduce mejor

    ― No entiendo tus malditas razones, y no se te ocurra morirte

    El teléfono de Stiles estaba sonando de nuevo, otra maldita vez. En circunstancias normales tomaría la llamada, sin embargo, nada era normal, la noche anterior en la discoteca Derek puso su mano, su increíblemente caliente mano, en la espalda baja de Stiles, lo empujo para decirle algo sobre unos cazadores, para pasarle el dato, pero se fueron hacia el rincón oscuro, solo ellos dos, sin nadie que los interrumpiera.

    Cuando no hay nada mas en que pensar, la mente de Stiles piensa en Derek, en sus ojos, su cabello, su chaqueta negra, sus manos, su aliento que siempre esta demasiado cerca y entonces, hizo cortocircuito.

    No debería suceder, claro, ¿Quién querría besar a un hombre lobo?

    Stiles Stilinsky

    No solo besarlo, porque cuando su mente volvió a funcionar sus piernas abrazaban a Derek, la mano de Derek estaba tocando la piel de su espalda, sus erecciones se estaban frotando y Stiles apenas podía respirar. El beso fue tremendo, sentía sus labios hinchados, la cabeza le daba vueltas y Derek lo aplastaba contra la pared.

    ― Te quiero – no pudo evitarlo, llevaba meses pensando en Derek, se masturbaba pensado en Derek, sufría pensando en Derek y ahora lo tenia entre sus piernas, con un par de molestos tejanos estorbándoles.

    ― ¿Qué? – la cara de Derek lo decía todo, que, incluso morreándose al fondo, en la oscuridad, con música a todo volumen… claro… el hombre lobo escucharía su confesión

    ― Vamos, ya lo sabes – volvió a besarlo, pero esta vez no le correspondieron, Derek dio un paso atrás y si no hubiera estaba incrustado en la pared, Stiles hubiera caído al suelo, lo invadió la vergüenza. – No finjas que no lo sabes

    ― Sé que te pones caliente, eso no es…

    ― Me pongo mas que caliente

    Negarlo no tenia sentido, hace treinta segundos estaban frotándose, pero ahora Derek lo veía con la cara desencajada.

    Se dio la vuelta y se alejó, Stiles lo siguió, no estaba pensando claramente, acabo en el callejón, ahí su mente se sereno, estaba haciendo frio, su chaqueta estaba dentro, en el guardarropa, solo tenía su teléfono y las llaves de su coche. Derek se quitó su cazadora negra y se la puso sobre los hombros.

    ― No quiero que mueras de neumonía

    ― Neumonía suena mejor que vergüenza – Stiles metió los brazos, y espero a que derrumbaran sus inútiles e infantiles, esperanzas.

    ― Stiles, piénsalo dos segundos, pasaste años enamorado de Lydia y no funciono con Malia, pero eso no significa que me quieras

    ― No funciono con Malia porque te quiero – Le ardían las mejillas, le hubiera gustado comenzar a llorar, pero eso no tendría sentido, ya que había expuesto sus sentimientos debía llegar al final – siempre haces eso, lo de tocarme y acercarte, por dios, hace diez minutos estabas moliéndome contra la pared

    ― No te estaba moliendo

    ― Bueno, los preliminares a molerme

    ― ¿Enserio quieres hablar de esto? No hay tiempo, debemos avisar a los demás de estos cazadores, no son normales

    ― ¿Es un enloquecimiento gay? He leído sobre eso, solo tienes que analizarlo, me estabas besando ahí dentro porque sientes algo por mi

    ― Me pusiste caliente, eso no signifique que me gustes, no seas ingenuo

    “Eres un maldito cobarde” esas palabras se quedaron atrapadas y Stiles comprendió algo idiota, Derek no lo beso ni lo toco porque al fin, según alguna fantasía suya, hubiera aceptado sus sentimientos. No, lo beso porque el sudor de Stiles gritaba pidiéndole sexo.

    Este seria un momento perfecto para que su sarcasmo saliera a relucir. Salvo que no tenía sentido intentar decir algo ingenioso. Sintió como caía la lagrima desde su barbilla, se llevo los dedos para limpiarse las malditas lágrimas. Cuando vio a Derek otra vez, en su rostro había pena, pero mejor que pena era lastima.

    ― Stiles… no me jodas

    ― Bien, esta bien. Esto nunca paso y quédate con tu maldita chaqueta

    ― Stiles espera

    Pero por una vez, Derek lo dejo irse, cuando encendió el motor de su jeep, por el espejo retrovisor no encontró a nadie.

    .

    Desgraciadamente la sensación se quedo y a las dos de la madrugada con cuarenta y dos minutos, con un frio de dos grados, cuando ni siquiera logro dormir sintiéndose miserable, respondió la llamada de Derek Hale, honestamente, realmente, debería admitir a si mismo, que esperaba otro tipo de conversación.

    Pero ahí estaba ahora, aparcando su jeep en la tierra frente a una vieja cabaña, observando a Derek que dormía pálido como papel. Con el corazón hecho un puño.

    Lo ayudo a llegar a un viejo sofá lleno de polvo, nada higiénico, no qué a él le importase si Derek tenía una infección, busco agua, pero no encontró ni un solo balde para recogerla de la llave en el cobertizo.

    Cuando consiguió encontrar una vieja cacerola, limpiarla y colocar agua a hervir en ella se rindió, casi no le quedaba batería y Derek ya no reaccionaba, incluso si se lo prometió era hora de llamar a los demás.

    *
    *

    Derek despertó por su instinto, logro medio cambiar a su forma lobuna y eso ayudo a terminar de cicatrizar la herida de su estómago, sentados en el suelo, Scott, Stiles y Lydia lo observaban.

    ― Voy a decirles – Lidya se encogió de hombros – Lo siento, pero, puede que al final te mueras y realmente prefiero explicarle a mi amigo Stiles porque no pueden estar juntos.

    ― Cállate, Lidya

    ― ¿Qué, de qué hablas? – Stiles miro hacia el hombre lobo y luego a la banshi que se retorcía un mechón de su pelirrojo cabello.

    ― No lo hagas Lidya… por favor – Derek ya no miraba a ninguno, estaba mirando sus pies descalzos, sentado en el sillón, pero Lidya decidió decirles lo que sucedía

    ― Derek ha sido maldecido – ella hablo y Derek se aovillo en su sitio – Ustedes saben sobre Paige, la novia de Derek en la secundaria, lo que no saben es que Paige… bueno ella, descubrió que Derek era un hombre lobo, busco leyendas y entre las historias había un ritual andino, de los Aymaras, una suplica a Mama Quilla la diosa de la Luna. Paige hizo el ritual, era un ritual de amor verdadero, ella realmente estaba enamorada de Derek, así que le pidió a Mama Quilla que ayudara a Derek a tener control absoluto sobre su lado lobuno… La diosa de La Luna es la regente de los lobos, no importa el nombre que le des, es una sola diosa y ella acepto las suplicas de Paige.

    ― ¿Qué sucede?

    ― Stiles, tienes que entender que esto va más allá de nuestras posibilidades

    ― ¡¿Qué estás diciendo?!

    ― Derek hizo que mordieran a Paige, Derek la traiciono y no importa lo que nosotros sepamos, para Mama Quilla, Derek es el asesino.

    ― Y… ¿Qué es esa maldición?

    ― Si alguien ama a Derek con la misma intensidad que Paige, si Derek acepta esos sentimientos y busca ser feliz de nuevo… entonces… Mama Quilla tomara la vida de esa persona para castigar a Derek

    ― Pero yo no te amo – dijo Derek con los ojos azules de ira – Y tu no me amas, Stiles, la maldición no habla de ti

    Pero era mentira, porque al intentar alejar a Stiles, Derek acepto sus sentimientos.

    La noche volvía a caer y esta noche era luna llena.

    ― Lo hago por tu bien – dijo una voz suave, agradable – él es un mentiroso

    La diosa tenia el cabello blanco, atado en dos trenzas largas y la piel pálida como yeso, sus ojos eran rojos y parecía entristecida.

    ― Escucho los latidos de su corazón, dicen tu nombre pequeño niño, en sus sueños te encuentra, pero no te retiene.

    Los cuatro retrocedieron contra la pared de la cabaña, Scott no lograba transformarse y Derek dio un paso al frente.

    ― Déjalos ir… fui yo quien te lastimo, fue mi culpa que Paige muriera

    ― Eres un lobo malo – la diosa se puso de pie – un lobo

    Derek logro mirar a Stiles, si, se había enamorado, de ese sarcasmo, de esos aspavientos con las manos, de su honestidad. Mientras intentaba resistirse veía esos ojos cafés, fijos en él. Stiles trato de esconder sus sentimientos por miedo al rechazo, Derek lo intentaba por miedo a este preciso momento.

    ― ¡Corre!

    Mama Quilla, diosa de la luna, utilizo su influjo para convertir a Derek, mas fuerte, mas animal que hombre.

    ― Eres el asesino Derek Hale

    Stiles observo a Scott, su amigo seguía de pie, sin lograr convertirse en hombre lobo, se fijó en Lidya, con los ojos abiertos. Entonces se fijo en el lobo que lo veía, en esos ojos que brillaban.
    Escucho los gritos de sus amigos, vio la silla que Scott arrojo, escucho a Lidya gritando, pidiéndole que corriera, observo a la diosa pálida como la cal.

    ― Vamos Derek, lucha contra esto – las palabras salían, pero no parecían llegar a su destino, las fauces comenzaron a babear, una dentella brillo salvaje – vamos Derek…

    Fue doloroso ver a Derek luchar contra si mismo. Como lograba retroceder mientras otra parte de él avanzaba. Scott no lograba acercarse, Lidya estaba desparramada en el suelo.

    ― Lucha Derek, Paige quería que tuvieras el control absoluto sobre tu parte lobuna, no pueden quitarte eso

    ― Pero puedo quitarle algo más – la diosa tenia un arco en la mano y Stiles supo que no vería el sol otra vez – Lo sé joven amante, has peleado contra druidas, demonios y resucitados, pero yo soy una diosa, te evito el dolor de ser traicionado.

    No dolió, fue como la aguja de una inyección, un leve pinchazo, escucho a su mejor amigo llamarlo, pudo ver los ojos de Lidya llenos de lágrimas y sintió las manos de Derek sostenerlo.
    Stiles lucho por mantener los ojos abiertos, por escuchar lo que Derek le decía, recordó la primera vez que lo vio.

    ― Si te amo – dijo con la voz estrangulada de ira e impotencia – lo hago… Mírame Stiles… te amo, cada día, todos los días… te he amado tanto tiempo… y he rezado tanto para que tu no me amaras, ojalá no me amaras.

    Derek observo a la diosa que no sonreía, parecía consumida en la tristeza, el cuerpo de Stiles se iba poniendo mas frio y mas pesado entre sus brazos.

    ― Nunca lo olvides Derek Hale, - sentencio la diosa en voz queda - mientras la luna exista no te permitiré la felicidad de un amor correspondido.

  4. .
    QUOTE


    30.º Reto Literario "Propuestas" – Haikyu, “Sin mirar atrás”, Ushijima x Oikawa



    Ushijima Wakatoshi tiene un ramo de lilas en las manos, le gustan incluso si no recuerda cuando las vio por primera vez, le gusta acomodarlas en un florero de cristal que tiene la mesa cerca de la ventana de Oikawa.

    Oikawa Toru tiene un mal día, con dolor abdominal y nauseas llenas de bilis, ya no hay comida que pueda botar de su cuerpo, no le gusta sentirse débil, no le gusta tener que quedarse entre cuatro paredes.

    Un mal día, no es una mala semana, y una mala semana, no es un mal mes, eso se dice Ushijima mientras revisa los mails que ha recibido en el día, un mal día, un día en que Oikawa no ha podido comer. Un mal día sí, pero no una mala semana, Ushijima Wakatoshi se aferra a ese mantra que ha creado para soportar el peso de los malos momentos, instantes que deberían poder ser borrados, instantes que sumados se vuelven incluso mas horribles, no es necesario sumarlos. Mientras redacta respuestas trata de aguzar el oído, en la habitación contigua Oikawa duerme, Ushijima quiere irse lo mas pronto a dormir también, mañana será otro día, un buen día, un día que salve la semana, una semana que salve el mes.

    *****xxx*****



    Oikawa Toru espera con una paciencia nueva, una que hace un año no imagino tener, hace un año la vida era genial, había un mañana nuevo con cada amanecer, las noches daban igual, solo servían para que llegara lo verdaderamente bueno, un beso que le dejara el corazón desbocado, unas manos rompiendo los botones de su camisa, una lengua recorriendo su garganta como si fuere un puente a punto que quemarse. Hace un año detrás de un bar, mientras dentro el resto de los mortales gritaba por un gol, Oikawa conoció el cielo en una boca. Ahora, si lo que su padre decía era cierto, estaba de camino al infierno, directo a las llamas eternas en un coche sin freno.

    Sobre la mesa de su ventaba están las lilas que su novio le ha comprado, ¿Por qué esas y no otras? Esa es una pregunta que no hace, importa bien poquito porque él mismo no sabe nada de flores, con cierta pereza saca su móvil del bolsillo, tiene una foto de Ushijima sin camisa y a veces no puede evitar lamerla, busca porque han de significar algo las pobres lilas cortadas, #Lila: simboliza el comienzo del amor entre dos personas, la inocencia juvenil, la confianza y la humildad

    Una carcajada brota sin poder evitarlo, todo claro pero eso de humildad no encaja en ninguno de ellos, cuando comenzaron a salir les dijeron que dos personas tan pagadas de si mismas no encajaban juntas, que si los dos tiran la soga se rompe, tonterías sobre como uno de ellos estaba obligado a ceder… debe ser eso ahora, uno de ellos deberá aceptar sin quejas la decisión del otro. Oikawa se mete el móvil al bolsillo, este día parece eterno y el sigue esperando pacientemente a que termine.

    *****xxx*****



    Ushijima Wakatoshi observa el anillo en su caja, es uno echo a medida en oro blanco con un diamante. pequeño pero elegante, lo sostiene entre sus dedos, dentro del aro se lee “Hasta el final” se ha pensado esto cuidado, aunque no lleven tanto es evidente que si no es Oikawa no será nadie más.
    Este día habrá langosta y vino blanco, una mesa a la luz de las velas, una música suave que dará lugar con la nota de un violín, se ha pensado las mil palabras que podría utilizar para pedirle matrimonio, ha llamado a Oikawa y le ha dicho una mentira, no es una mala mentira, es una mentira para que Oikawa no se huela lo de la pedida de mano, llegara con el tiempo justo para cambiarse la camisa y el saco, para entonces Oikawa estará vestido sin saber ni sospechar, le entrega el anillo al maître del restaurante, le tiemblan las manos un poco por la emoción, por el paso y la respuesta que espera, una sola y tan perfecta como una sonrisa en una boca arrogante, qué otra cosa podría decir, si se aman y no importa nada más, no es infantil creyendo que todo es perfecto, hay malos días golpeando en su puerta, hay secretos en ambos lados de la cama, quiere conocerlos y entregarlos, quiere darle todo al hombre que ama y no puede hacer otra cosa que pedirle matrimonio, no tiene dudas del hasta que la muerte nos separe, porque solo la mano de dios podría separarlos.

    Cuando llegan juntos al restaurante los guían a la terraza, hace buen clima para ser otoño, no hay mucha gente para ser viernes, están las luces iluminando las mesas, parejas sentadas mirándose a los ojos, algunos amigos brindando sin ser ruidosos, Ushijima los observa al caminar, consciente de su entorno, consciente de lo poco que importan todos ellos comparados con el único hombre que importa realmente.

    - Es genial que tu jefe no pudiera venir, este lugar es preciosos – Oikawa habla con cierta alegría, Ushijima le ha mentido, ha reservado esta mesa hace tres meses, incluso antes de decidirse a declararse había pensado en que tuvieran su aniversario del primer año ahí, arriba había una habitación llena de lilas esperándolos.

    - Brindemos, por nosotros, por nuestro amor Toru

    - Estas de muy buen humor entonces, brindemos por la felicidad de cada uno
    Oikawa no lo mira a los ojos, pero Ushijima no se fija en eso, se fija en su dedo anular que pronto llevara una promesa, en el anhelo de una vida juntos.

    Las palabras llegan y la conversación derrama por el trabajo, por el clima frio o por la comida deliciosa, es entonces cuando la música suena, una canción que se escribió hace siglos esperando a Oikawa, una canción que debía ser para él incluso si no había nacido entonces, incluso si no se le esperaba, porque esa melodía siempre estremece a Ushijima, tanto como los ojos de su amante.

    - Amor mío – estira su mano tomando la de Oikawa, les sirven vino en dos copas, les dejan una charolita de cristal con chocolates, y en uno de esos, el del centro, se guarda la alianza – Oikawa Toru, no puedo imaginar mi vida sin ti, no puedo pensar en nada antes de ti, no puedo mirar hacia atrás más allá de este año que llevamos juntos

    - Pensaba que lo habías olvidado, esta mañana no quise molestarte

    - Nunca me molestarías, no podría tampoco olvidarme del momento en que supe que era correspondido, se que no soy perfecto

    - Ushijima no…

    - Espera, por favor déjame hablar – lo dice con vehemencia con devoción absoluta – no quiero perderte nunca, no puedo imaginarme sin ti, no me interesa un futuro que no sea junto a ti, no me importa luchar cada día por ti, darte todo de mi… eres el amor de mi vida, no hay nadie si no eres tu

    - No digas eso… no digas eso – las lagrimas brillan en los ojos marrones de Oikawa, bajan por su mejilla demasiado rápido, antes de que alcance a limpiarlas – sin mi la vida sigue, sin mi te ira bien, no me necesitas tanto como dices, estarás bien… una vida que merece ser vivida

    - No quiero vivir si no es profesándote mi amor hasta el final, sin mirar atrás, sin mas camino que el que compartamos

    Rompe el chocolate y el oro blanco brilla con la luz reflectante del diamante, se mueve hasta estar de rodillas, a veces se le olvida lo alto que es porque siempre mira a Oikawa en un trono elevado, le toma la mano, le mira a los ojos y habla, desde lo mas hondo de su ser, con una verdad sin fallas, con las palabras que necesitan ser pronunciadas y la promesa de cumplir todos los días en hacerlo feliz.

    - Oikawa Toru, aquí de rodillas, ante dios y los hombres te prometo amarte sin importar nada, protegerte todos los días, dar todo de mi en ser el hombre que sea digno de ti, por eso te ruego, amor de mi vida, cásate conmigo

    - No

    Se queda con la rodilla en el suelo y el anillo entre sus dedos, Oikawa cierra en un puño su mano, ha dicho que no, ha mirado en sus ojos y ha dicho que no.

    - Perdóname Ushijima, por favor perdóname porque lo nuestro tiene que terminar, iba a decírtelo hoy pero no he tenido el valor, la respuesta es no, yo no me casare contigo…

    - Entiendo

    No dice mas porque no puede articular mas palabras, el violinista a dejado la terraza y las personas a su alrededor le miran y fingen no mirarle, Oikawa se pone de pie, pálido y con los ojos llorosos, le vuelve a pedir perdón antes de irse, antes de dejarlo parado con un anillo en su palma, con el corazón destrozado.

    *****xxx*****



    Oikawa Toru toma la maleta donde le cabe el amor completo de Ushijima, ha dicho que no porque no puede hacerle esto al hombre que ama, no puede hacerlo vivir este infierno que vive él mismo en su cuerpo, ha dicho que no porque se esta muriendo, y no es justo que le niegue a Ushijima la felicidad de una vida junto a quien ama. Se lleva las lilas del florero, no les queda mucho pero Oikawa las mezcla con el resto de su ropa, la que se lleva, la que usara mientras su vida se termina, así es mejor, que Ushijima le recuerde completo, que viva sin el mejor que verlo morir, que siga adelante y encuentre un amor que pueda darle todo, todo lo que Oikawa le daría si tuviera tiempo, ha dicho que no, pero la respuesta es un Si eterno, es un Si entre su alma y la de Ushijima.

    Un si verdadero, pero no un hasta que la muerte nos separe, el medico lo dijo, la muerte ya los ha separado.

    Se va sin mirar atrás, se va llevándose lo que puede cargar, se va sin decirle adiós sabiendo que nunca volverán a verse, sabiendo que así es mejor… es lo mejor que le puede dar.

  5. .
    QUOTE
    Soledad 2

    Domingo por la mañana, he logrado despertar antes de mediodía, necesito comprar ropa más atractiva, reviso mi saldo en el banco, no tengo suficiente y aunque antes realmente me importaba poco, ahora me importa bastante. No puedo dejar que me vea con camisas desvanecidas o pantalones desgastados, quiero que me vea impresionante, muy atractivo y no pueda evitar dar el primer paso.
    Kuroo

    El mismo que se reía de estupideces y que tan rápido se ponía serio, la misma personad que me beso tan rápido que no pude alejarme, evitar mostrarle que sentía lo mismo, que también quería besarlo. Sé que fui muy débil entonces, me mostré y le di ventaja, hizo lo que quiso conmigo y luego me hizo a un lado, no pensó en cómo me sentiría, en cómo me afectaría, en cuanto yo lo quería, supongo que debí ser más listo, no pensar que éramos equipo, nunca lo fuimos.

    Insisto en la llamada porque es la única persona que puede ayudarme, siempre lo ofrece, pero antes no lo necesitaba realmente.

    - Lo siento estaba en la ducha – mi hermano habla y casi lo imagino riendo - a que debo el honor de tu llamada Kei

    - Necesito que me prestes dinero – no necesito dilatar esta platica, al fin le daré el placer de actuar como un adulto – puedes prestarme

    - Necesito saber para qué lo necesitas

    - Ropa, mi nuevo trabajo es un poco elitista, me hace sentir como un pueblerino

    - Somo pueblerinos, vamos, no te creo dime la verdad, nunca te ha importado ni un poquito que la gente sea elitista o no

    - Bueno, si quieres saber todo

    - Claro que si – Akiteru siempre pregunta más cosas de las que quiero decirle o las que él puede manejar

    - Mi jefe es Kuroo Tetsuro, no quiero que me vea mal vestido, ¿lo recuerdas? Paso una navidad en casa de mama, fue mi primer año de universidad

    - Si… si… recuerdo a ese tipo, recuerdo un par de cosas más sobre él de las que quisiera, en serio vas a trabajar cerca de él

    Supongo que era inevitable que mi hermano lo recordara, al final del día hay cuatro personas que saben todo sobre ese periodo de mi vida, en el que puedo decir con cierto orgullo, estuve bien, claro que las cosas parten de las perspectivas y ellos dicen que lo lleve demasiado mal.

    Puntos de vista, solo eso.

    *
    *

    El centro comercial es demasiado grande, cuando Akiteru me dijo que estaría en la cafetería Dango Ne, olvide que este centro tienes tres cafeterías de Dango Ne, distribuidas a distancias lógicas, distancia que me dejan recapacitar sobre comprar ropa ayudado por mi hermano mayor. Doy un paso atrás y decido irme cuando mi hermano se percata de mi presencia, rápidamente me atrapa para que no pueda huir. Le sonrió porque es lo que se espera cuando dos hermanos se ven luego de tiempo, en nuestro caso, al menos seis meses.

    - Ya estabas huyendo, vamos Kei, solo vas a comprar ropa, no te presentare a nadie

    - Por favor no lo hagas, la chica de la última vez era desagradable

    - Lo siento, a mí me parecía encantadora

    Mi hermano y yo tenemos una idea muy diferente de las cualidades de las chicas, la mía comienza porque sean chicos, masculino, varones y tal vez incluso así no me interesen ni lo mínimo. Lo siguiente es el sentido del humor, a mí me van más las bromas tontas que los chistes elaborados, desde luego paso de cualquiera que me pregunte por los deportes, por gente que me hable de dinero o peor aún, de sus familiares, no, eso no es para mí.
    Llegamos a la sección para caballeros, no tengo ni caballo ni espada así qué, tal vez no me vendan ropa.

    - ¿Espada y caballo? Kei se refiere a ropa para hombres elegantes, de donde sacaste la tontería de la espada, vamos, ven, no digas tonterías.

    De un tiempo aquí Akiteru me habla como si yo fuera un niño pequeño, casi nunca me molesta, generalmente simplemente evito verlo, solo que ese chiste a mí me hace mucha gracia, fue Bokuto quien me lo enseño. Akashi le tiro una toalla y supongo que eso lo hace tan gracioso, el recuerdo de tiempos simples, donde podíamos sentarnos en la tierra sin miedo a dañar la ropa, donde no necesitaba los audífonos porque me gustaba escucharlos, con Kuroo a mi lado riéndose, con Akashi robándome comida, incluso con Hinata siendo ruidoso, un tiempo que parece ser el de otra persona, desde luego no soy yo. Yo nunca he logrado divertirme tanto, no después de ellos, no cuando él se llevó mi corazón.

    - Kei – repite mi hermano y por su mirada supongo que me ha llamado varias veces – Te estoy preguntando, que color te parece mejor

    - Me parecen iguales

    - Entonces, uno de cada uno - Akiteru mira la ropa de los vestuarios, gris, azul, negro, algunos débiles cafés que parecen gris – las camisas creo que son mejor las blancas

    - No quiero verme enfermo, mejor azul y preferiría camisas de otros colores claros, pero no blancas

    - Como quieras

    Aunque en realidad es como quiera él porque va escogiendo la ropa que le gusta, mi teléfono vibra con un mensaje de promociones para tiendas, entonces vuelvo a mirarlo y puede que haya pasado más de un año desde la última vez que hable con alguno de ellos, pero… supongo que aun somos amigos.

    QUOTE
    De: Tsuki
    Para: Boo
    Hola Bo, no vas a creerlo, estoy trabajando con Kuroo, supe que trabajas cerca, avísame si podemos ir a beber

    Tsuki, dice el encabezado, es gracioso porque fue Kuroo quien modifico mis datos, comienza a caminar por mi cuerpo, como una hormiga que no puedo atrapar, su presencia se va moviendo, recordándome que está lejos.

    - Puedes prestarme para comprar un teléfono

    - También zapatos, pensé que este préstamo seria grande – mi hermano no sonríe solo acomoda las prendas que ha escogido – no te preocupes Kei, cubriré lo que necesites

    - Gracias… en serio.

    - ¿Estás bien? Me refiero a esto, a ese sujeto. Estar cerca de ese tipo, no creo que sea bueno para ti

    - ¿Por qué? No es como si me importase, pero lo conozco de hace muchos años, no quiero… es solo que…

    Me mira, porque si fuera verdad que no me interesa Kuroo no estaría comprando ropa.

    O tal vez, si no me importara hace mucho que hubiera dejado de sentirme tan vacío, eso es lo que siento casi todos los días, vacío, no puedo decirle eso a mi hermano, decirle que las cosas fueron más difíciles de lo que yo mismo he creído.

    - No me importa Kuroo, en serio

    QUOTE
    De: Boo
    Para: Tsuki
    Vaya mierda, entonces realmente sigues con este número, pero nunca respondías mis mensajes

    QUOTE
    De: Boo
    Para: Tsuki
    Cualquier día me viene bien, mandare a la mierda todo por ti, pero si tienes tiempo, hoy iré a Factory para ver el 1r partido de las nacionales, llega si quieres.

    Miro el teléfono, miro los mensajes anteriores que no había respondido, el ultimo es de hace un año y seis meses, no recordaba no haber respondido, que curioso.

    *
    *

    A diferencia del futbol cuando toca voleibol los lugares autorizados no están rebosando de gente, están mesas vacías y mesas con gente que conversa, pero no mira las pantallas, solo debo caminar hasta la barra y lo veo, esta solo, con los ojos fijos en la pantalla, con sus manos en puños, es como si Bokuto Kotaro estuviera ahora mismo en la cancha, planeando los movimientos, a un segundo de bloquear, al contrario.

    Lo observo por un momento, entonces me acerco y jalo la silla a su lado, el barman me hace seña para que lo espere mientras rellena unos vacos de cerveza.

    - Es increíble, creo que ganaremos este año el equipo es excelente

    Su mirada es vidriosa cuando habla, con cierta reverencia que he olvidado, el tiempo en la cancha también es el tiempo de otra persona, no digo nada mientras me explica como están avanzando en la barra solo somos nosotros.

    - Parece que todos los que no están mas en la cancha han olvidado como se siente, yo lo tengo en la piel, recuerdo el sudor, el tirón de los músculos, la adrenalina, a mis compañeros… a Akashi

    - ¿Akashi? Pensé que estaban en contacto – lo digo y él sonríe sin ganas

    - Se comprometió con la hija de su jefe, una chica linda, desde que sale con ella he sabido muy poco de él, lo intento sabes, como contigo y los otros, les escribo les mando correos y llamo en las fechas importantes como navidad o año nuevo, pero parece que todos están tan ocupados

    - Dirás que tu no estas ocupado, seguro no te veré hasta el próximo año – me traen la cerveza y a el otra, ponen un platillo con emparedados pequeños como aperitivo y Bokuto se mete uno completo en la boca

    - Supongo que siempre podemos sacarnos tiempo si queremos a alguien, el perro de Kuroo a veces me hace ir a buscarlo al aeropuerto y debo querer a ese desgraciado que salgo en la madrugada para buscarlo

    - Supongo que tienes razón… no he sabido de nadie desde hace tiempo

    - Lo sé, estabas lleno de trabajo la ultima vez que te llame, dijiste Lo siento, pero si no es importante no me llames, estoy cargado de trabajo

    - ¿yo dije eso? No puedo creerlo, lo siento Boo de verdad, fui un imbécil

    - Pero al fin has vuelto a mis brazos - me tiene sujeto por el cuello mientras revuelve mi pelo – al menos tu te dignaste en llegar.
    - Quien más vendría – intento controlar la sensación

    - Nadie, este año mi meta es no intentar que nadie este conmigo, es un fracaso llamar a la gente y luego estar solo en la barra de un bar

    - Mi meta este año es estar presente con los amigos

    - En serio Tsuki – lo dice para picarme – Tsuki pensé que tu meta era olvidarte de todos nosotros, Kageyama me dijo que lo ignoraste en el metro, con tus cascos y tu música, ni siquiera lo miraste

    - Me creerás si te digo que no recuerdo nada de nadie, es como si hubiera saltado en el tiempo y de pronto han pasado muchas cosas, algunos se han casado, otros viven en el extranjero, otros vienen a bares donde nunca he estado antes, en serio Boo… este todo nublado

    - Es lo mierda de ser adulto

    - ¿eres adulto?

    - No, di reversa y soy un niño – me sonríe y esta vez es con ganas

    Son las once cuando salimos del bar, Bokuto tiene su coche aparcado cerca, es un volvo negro brillante, me indica para que sea su copiloto decidido a llevarme a mi casa, aunque le insisto en que no es necesario no da su brazo a torcer, me siento abrió, dejo que me acomode el cinturón y cierre el seguro, el también se ríe, si nos para un policía acabaremos tras las rejas y posiblemente Bokuto pierda su licencia.

    Seguimos riendo mientras hablamos de eso, conduce a un nivel prudente entonces me fijo es 80km/h y mi ebriedad en vez de disminuir incrementa, si no paramos vamos a chocar.

    De algún modo llegamos a mi casa, o a la casa donde tengo mi minúsculo departamento, recuerdo que todo esta limpio mientras subimos las escaleras, el viento sopa y seguimos subiendo, la terraza es donde vivo, busco mis llaves, me siento mas mareado, el viento golpea mi chaqueta cuando consigo meter la llave unas manos se cierran en mi cintura, a mi espalda se pega el pecho de Bokuto, abro la puerta, enciendo la luz, debería pedirle que se vaya, no lo he visto en mas de un año, la ultima vez fue un café y Akashi estaba ahí, ahora no hay nadie, su boca presiona con fuerza, su lengua entra… es demasiado tarde para retroceder. Muchas veces me pregunte como seria estar con él, es momento de descubrirlo.

    Nada es suave, ni sus manos arrancando mi ropa ni su boca chupando mis labios, Bokuto sabe quien fue el primero en entrar en mí, debería detenerse, hay un código sobre el ex de tu amigo, supongo que lo hay pero su abdomen esta tan marcado y tiene un tatuaje en el brazo, me excita solo verlo, entonces mi cama cruje porque el se ha sentado y se quita los pantalones, mis manos lo ayudan, mis lentes siguen en mi cara, mi boca lo busca con desesperación, nada es suave cuando mete los dedos para abrirme, como si supiera exactamente lo que debe hacer, como si hubiera estado esperando esto tanto como yo.

    - Dime que pare – dice y sus ojos brillan

    - No pares… no pares… no pares

    El dolor comienza a perforarme, puedo sentir como intenta entrar en mí, y me sujeto a sus hombros con fuerza, da igual si el mundo escucha, me duele.

    Me quedo ahí mientras el nos mueve, entre cierra los ojos, abre los labios, lo disfruta y el dolor pasa a ser agradable, el sonido de mi carne contra su carne, mi columna estremeciéndose, mis jadeos, sus gruñidos, su sexo y el mío, golpea dentro de mí, golpea como si supiera todo lo que me hace falta, no necesito piedad, necesito este dolor, necesito que borre todo. Necesito volver a comenzar, soltar esta soledad.

    Cuando acaba me siento expuesto, sobre mi estomago esta mi propio semen, entre mis nalgas corre el suyo, respira pesado, yo trato de calmar mis propios latidos, quiero limpiarme, pero estoy tan cansado, tan cansado que solo cierro los ojos, un cuerpo caliente a mi lado en la cama, esta tan desnudo como yo, espira mas fuerte que yo y cuando me abraza, dice mi nombre, Tsuki, Tsuki te deseaba hace tanto y besa mi hombro, quiero responder pero todo es escuridad.




    Edited by btalkrajo - 31/5/2020, 21:01
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    QUOTE
    Soledad 1

    Camino como si esto tuviera algún sentido, aunque sea uno pobre y casi absurdo, una humillación a mí mismo, la manera de derrumbarme piedra por piedra, sueño por sueño si así quieres verlo.

    Hay días en los que solo salir de la cama me deprime, me miro en el espejo del baño y sé qué lo mejor de este día es la ducha, me demoro en ella cuanto puedo, veinte minutos completos porque sencillamente es mi único momento de felicidad, porque bañarme todos los días es todo lo feliz que soy. He mentido descaradamente en la entrevista de trabajo, he hecho como si yo no existiera y un actor ha conseguido el trabajo, dije, trabajo en equipo, soy proactivo, estoy aprendiendo un tercer idioma, soltero libre para viajes, ganas de aprender más, mi otro trabajo era maravilloso, pero he querido cambiar de aires, aprendo rápido, me encanta conocer gente nueva.

    Puras mentiras

    La última vez que hable con un desconocido fue hace un año, un chico me pregunto si conocía una librería y me pidió que lo acompañara unas calles, era extranjero así que lo ayude, me conto un poco acerca de su viaje y sus planes y cuando llegamos me despedí y no lo volví a ver, no hablo con la gente del instituto de idiomas, no voy al cine con amigos, supongo que tengo amigos, solo que están ocupados en sus propias vidas, novias, planes, otros amigos, otros amigos que son más divertidos que yo. Mi traje es nuevo, odie poner mi dinero en ropa de mezclilla, pero era lo único que valía la pena.

    Quiero lanzarme por la ventana.

    Espero en la fila de uno de los ascensores, debo llegar al piso cuarenta y dos, no me interesa ni lo más mínimo probarme que mi época deportiva quedo en el suelo subiendo las escaleras, espero. Supongo que en algún momento todos nos encontramos con la realidad, nuestra vida se corta a la mitad, la mitad y un poco más de mi vida se ira en estas oficinas, sino en otras iguales donde debo trabajar, luego la cuarta parte se ira en tramos de transporte público, filas de ascensor, filas en tramites, caminatas para visitar a mi madre, comer, y después, dormir, el resto de mi vida se va en dormir. Mis horas se cuentan como golpes.

    - Bien venido, espero que sea una experiencia agradable trabajar en L&C, por favor este es su gafete de ingreso, de momento solo está habilitado para la sala 2 donde está su escritorio, este es el material de escritorio, si necesita otros grafos solo avíseme por favor, luego estas son sus tarjetas, solo 100 de momento y este es el talonario de salidas, recuerde rellenarlo en el mismo día de cualquier visita que haga, solo vale por 24 horas. Por favor siga por la derecha, mi nombre es Marian, cualquier consulta solo hágamelo saber.

    - Gracias

    Pálida, delgada, sin color vivo en el rostro tal como estaré en poco tiempo, el trabajo en oficina consume demasiado, pero mi trabajo reparando computadoras me daba centavos, ni modo, no puedo hacer más que resignarme, tuve dos semanas libres.
    En la sala 2 uso mi gafete para abrir la puerta, dentro un hombre subido de peso, con ojeras y quedándose calvo me sonríe ¿Cuánto demorare en verme como él?

    - Bien venido, es usted Tsukishima ¿verdad? Me avisaron que pronto se uniría al equipo, soy el señor Hon, cualquier cosa que necesite, lo ayudare de inmediato, por ahora ya instalé el correo que usara y las credenciales de la máquina.

    - Gracias, creo que será bueno trabajar juntos

    - Oh, no, yo trabajo en mantenimiento, estoy en el piso catorce, ahora revise su máquina, yo me retiro, hasta luego

    No trabaja aquí, bueno, al parecer los demás no han llegado, hay siete escritorios aparte del mío, todos frente a frente, una fotocopiadora a un costado y lo que parece un espacio de café, no vi ninguna máquina expendedora en este piso, tal vez en uno de abajo.
    Me quedo en mi silla esperando, no sé qué hacer y seguramente esto solo será un problema luego, pero me quedo mirando mi pantalla sin saber que hacer, no hay una nota con una guía y no conozco el ritmo de este sitio, pero el silencio es bastante agradable, una hora y luego otra, solo cuando es hora de comer escucho las voces.

    - ¡Malditas reuniones, muero de hambre!

    - Cállate, no quiero saber nada de reuniones en un año, me duele la espalda

    - La vejez

    - Que dices, son esas sillas asquerosas de la sala de reunió… hola, eres el nuevo

    Me mira, con un rostro de color, con la camisa azul marino y el cabello castaño, detrás de él viene el otro, pelo negro y lizo.
    - Buenos días – digo – Tsukishima Kei, un gusto en conocerlo

    - Tsukishima, vaya, será bueno tenerte, el jefe despidió a cuatro hace tres meses y hemos estado nosotros solos, espero que seas tan bueno como dicen tus referencias.

    - Daré lo mejor de mi – hablo y piense que ojalá no me pidan mas del 5% pero necesito este trabajo, necesito pagar el techo bajo el que duermo – espero ser de utilidad

    - Gracias, la verdad es que será difícil siendo solo tres, pero agradecemos tu ingreso, soy Yamada Yo comunity mánager y este es mi colega Yoshiro Yamaguchi que será tu guía en la gestión de cartera, ventas de momento va bien, pero estamos con mucho peso en las espaldas, no se si te parece bien comemos juntos o tienes algún compromiso

    Acepto, algo apabullado con su rapidez al hablar, es de mala educación no darnos tiempo a responder. Es rápido cuando me doy cuenta, me desagrada, me molesta escucharlo hablar, una tontería tras otra. Hablan de cosas que no me importan, cuando pregunto algo vuelve a cambiar de tema.
    .
    .
    Pronto descubro que el trabajo es mas de lo que imaginaba, no paro de armar el centro de monitorio de ordenes de compra CMOC cuando la puerta se abre, es mi segunda semana de trabajo y al fin llega el jefe, el jefe como lo han llamado desde el primer momento.
    Cuando me dijeron sus opiniones, las razones por las que fui contratado no presté atención.

    Ahora sé que debí fijarme un poco. Su camisa roja y el cabello despeinado. Kuroo Tetsuro frente a mis ojos, han pasado al menos cuatro años desde la ultima vez que lo vi. Me pongo de pie sin comprender como mis latidos no se escuchan como bocinas, siento como electricidad en mi cuerpo al verlo caminar, la oficina no es grande pero sus pasos parecen mostrarlo de pies a cabeza, no jadeo sobre él porque no tendría sentido hacerlo.

    - Tsukishima Kei

    Cuando lo dice mis dientes se chocan con fuerza, su tono de autosuficiencia, actuando como el mismo idiota que una vez conocí, al que una vez hace mucho tiempo llamé mío.

    - Kuroo

    Mi cuerpo regresa a mi control, mis manos se quedan donde están y donde puedo manejarlas, ha pasado tiempo desde que rompió conmigo.

    - Que poco cariñoso – entonces deja de mirarme - ¿Por qué parece que no han hecho nada desde que me fui? - habla como si estos días hubieran sido ligeros, se sonríe con los otros dos, lo veo sentarse en su escritorio, son casi las siete y él acaba de llegar

    - Jefe, no dijiste que llegarías el próximo lunes, que haces viniendo a la oficina

    - ¿Qué pasa Yamada, necesitas tiempo para completar tu trabajo?

    Reclinado en su escritorio me recuerda a como se ponía para estudiar, la brecha que un día parecía corta solo se hizo enorme cuando comenzó la universidad, nunca hablaba de nada importante, no se me ocurrió pensar que fuera muy inteligente, no creo que acabaría la carrera más rápido que otros, en un selecto grupo de geniecillos, no pensé que dejaría el deporte y solo se concentraría en la economía. Kuroo, Kuroo frente mis ojos, a pocos metros de distancia, recojo mis cosas porque quiero irme, necesito espacio lejos de él, recordarme que no me interesa, que no tuvimos nada serio, que me da igual lo bien que se ve vestido de traje.

    - Tsukishima hazme un favor – dice entonces – quédate un momento

    Haciendo uso de esas palabras los otros dos salen rápidamente, la oficina me resulta mas agradable ahora. Me acerco a su escritorio y lo miro, desprecio, distancia, nada de lo que pueda colgarse ahora.

    - Me alegra verte, me emocioné cuando vi tu hoja dentro de los postulantes

    La sonrisa que muestra es filosa, si no voy con cuidado me cortara, ha pasado el tiempo, hace mucho que no lo toco, no recordaba el color de sus ojos, no recordaba cómo se siente ver mi reflejo en ellos.

    - No necesitas hacerme favores, puedo conseguir un trabajo por mi cuenta

    - No digo eso – entonces deja de mirarme, pasa la pantalla en su ordenador – solo me alegra, no contrato a nadie por favor despedí al hermano de mi novia, no creas que lo tendrás fácil porque fuimos amigos de adolescentes, puedes irte, te veo mañana

    - Hasta mañana, jefe.

    Cuando bajo en el ascensor las palabras que salieron de su boca me golpean, novia, tiene una novia. Supongo que es así, supongo que siempre es igual, tenia una novia la primera vez que metió sus manos bajo mi ropa, me beso tanto que mis labios se hincharon, me abrazo tan fuerte que pensé no podríamos separarnos. Ya no es así. Cuando volví a verlo en la universidad me beso de nuevo y luego un día dijo que no podía seguir haciéndolo, tenía novia y estaba mal besarse conmigo.

    - Necesito novio con urgencia – hablo conmigo mismo, de momento no tengo con nadie más para hablar

    Llegar a mi habitación por primera vez en mucho tiempo me parece solitario, me gustaría tener alguien para decirle que he vuelto a verlo, que puede que el mundo sea enorme pero al parecer, Tokio es muy pequeño, en una oficina con cuatro personas una soy yo y otra es Kuroo, el mismo Kuroo que me dio mi primer beso y también fue el que rompió mi corazón, no ha vuelto a romperse, no he dejado que lo toquen. Me miro al espejo, me miro y se que puedo tener a alguien que no busque ninguna novia, lo sé, pero lo quiero a él, quiero que me ame, entonces podre dejarlo como me dejo un sábado por la noche, entonces podre confiar en otros porque podre confiar en mí. Dejare esta soledad que me encadena y seré libre.




    Edited by btalkrajo - 31/5/2020, 21:00
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    Genial!! Amor a retos era así hace 9 años y espero continúe siendo por más años!!
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    QUOTE
    Bajo los tacones de Ariane

    Yokozawa abrió los ojos porque de pronto no podía respirar, se sacudió un poco pero el peso sobre su cuerpo lo aplastaba la noche estaba cerrada y Zen estaba encima. Traía puesto la ropa lo que avisaba que se iría y lo había besado como despedida... la ferocidad de sus ojos en la oscuridad decía algo diferente.

    — Debería irme a casa — dijo mientras lo miraba, Yokozawa estaba desnudó y esta vez no era una sensación, ni sus bóxer estaban donde debían estar, no recordaba habérselos quitado pero tampoco pregunto — mañana es día de trabajo

    — Lo sé — atinó Yokozawa mientras dejaba de los ojos oscuros se pasearán por si cuerpo

    — Debería irme a casa

    Yokozawa ahogo un gemido cuando la mano de en empujó entre sus piernas, lo tenía atrapado y aturdido en medio de la noche. Gimió sonoramente mientras las caricias de Zen se extendían y sus dedos se profundizaban. Así era, así se sentía comenzar a tenerlo dentro primero un dedo después dos, su humedad delataba su deseo el deseo de todo su cuerpo y sus manos no lucharon nunca y en algún momento ya estaban tocando también, por primera vez Yokozawa tenía miedo

    Boca abajo sintió como los dedos salían, algo diferente, deliciosamente diferente comenzaba a presionar, el sexo que pudo haber tenido antes perdió importancia por completo. Se mordió el labio mientras Kirishima hundía sus uñas en su cadera y en dolor raspante se incrustó sacudiendo su vientre.

    "no soy una chica... ten más cuidado" pero las palabras no nacían y un gemido doloroso fue todo, el dolor se amplifico y mientras Yokozawa trataba de relajarse y suavemente Kirishima continuaba la faena el dolor comenzó a ser agradable, comenzó a jadear mientras el sonido de sus cuerpos húmedos chocaba llenando la habitación, ese era el sonido de sus cuerpos teniendo sexo.

    Zen no tuvo cuidado, no fue suave, no trato de contenerse como el hacía, no era igual que como él lo hacía, Zen se guiaba por su deseo, Zen no le pedía permiso y solo hacía lo que quería sus manos nalgueaban fuertes, apretaban su vientre... Yokozawa de pronto se sentía feliz de ser tocado de ese modo, manoseado por cada rincón, saboreado sin previas ni palabras y de hecho aunque el gemía pidiéndole que no parara, jadeaba entre estocadas y mordía sus labio intentando mitigar su placer Kirishima permanecía en silencio.

    El dolor placentero le cubría el abdomen sentía que se rompería si seguía haciéndolo y quería romperse, ya el sonido de la cama no importaba ni si los oía. Uno y dos... uno y dos... Yokozawa fluyó sobre la sabana y sus piernas se estremecieron, estaba agotado u Zen golpeó más fuerte, más profundo, más duro, sin avisos ni cuidados Yokozawa lo sintió caer sobre su espalda se sentía ligero mientras la boca de Zen clavaba los dientes en si hombro.

    — ¿Eres mío?

    La pregunta parecía más cargada de ira que de deseo. Yokozawa sintió su corazón golpear si pecho, eso era lo que había soñado, ser amado.

    — Responde... ¿eres mío?

    — Soy tuyo... solo tuyo

    — Mío... eres...

    Yokozawa apenas pudo atrapar el cabello húmedo de Zen, sentía como su propio semen derramado en la cama le ensuciaba la piel pero no importó porque Kirishima seguía ahí, en su cama se dejó absorber por esa felicidad ya sin ropa ya sin miedos y sabiendo que Kirishima se corrió dentro.



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    Takahiro Takahashi salió del despacho en medio de la noche y los vio juntos recostados en el sillón de su sala la televisión seguía prendida y ahora daban la repetición de una telenovela Misaki estaba recargada en Akihiko y este tenía el brazo entorno a ella. Los dos se habían quedado dormidos en algún momento.

    El reloj de la pared marcaba las tres y cuarenta y dos de la madrugada. Se quedó mirándolos y parecían inofensivos, inocentes y tiernos. Eran una granada por estallar.

    — No ella Usagi — dijo en vos baja — no ella, ella merece algo mejor alguien que la ame en verdad... sabemos que no puedes darle lo que merece así que por favor... no ella

    Takahiro conocía a su amigo, amoríos de una sola noche, romances de menos de un mes y Misaki... Misaki no podía ser una más.

    Los despertó con cuidado, antes hubiera podido cargar a Misaki y llevarla en brazos a la cama pero ahora ya no.

    — Espera — Usagi estaba aún adormilado — yo la llevo... espera...

    Takahiro vio como Akihiko la recogía en brazos como si ella estuviese hecha a su medida.

    — Tenemos que hablar mañana — dijo Takahiro con cariño — por favor reserva la tarde para reunirte con migo

    — Bien. Tengo que ver algo de Isaka pero lo tendré listo por la mañana, abre la puerta... es increíble que pese tanto siendo tan flaca

    — Está dormida, el peso en reposo es más difícil de cargar

    Luego de sacarle las zapatillas y dejarla en la cama ambos se fueron al cuarto de Takahiro, llevaban años durmiendo juntos. Y eso era... cuando sus padres murieron y se decidió a cuidar a Misaki, él se había unido a la tarea, le agradecía todo y por eso mismo tenía que marcar la línea y dejar en claro que Misaki no era para él.



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    El dolor parecía algo agradable mientras las manos de Zen le rodeaban la cintura. Hacer el amor con alguien a quien amas es sin duda ¡Magia! Había Magia en todo lo que Zen significaba no podía tratar de negarse a sí mismo una verdad tan absoluta.

    — Que te tiene tan nervioso, deberías estar más relajado

    — Lo hicimos — Yokozawa estaba aturdido por los acontecimientos recientes. Estaba desnudo, tan desnudo como debe uno estar en la cama y a su lado Zen.

    Kirishima Zen. Lo había lastimado sin duda, no podía evitar que doliera, lo había tocado sin duda, el cuerpo aún le ardía mientras pensaba en la manera en que había sido manoseado, la mirada oscura la boca suave y hasta los dientes

    — Me mordiste — tocó su hombro y podía palpar los dientes de Zen, no era grave y no pasaría de un chupetón normal pero sin duda nunca antes lo habían mordido. Kirishima se reía relajado en la cama. — tu... estás loco

    — Te deseo no se puede evitar

    — Te dije que parases

    — ¿Estás seguro? Si por "Que rico" te referías a detente me disculpo, — Yokozawa hundió la cara en la almohada porque era cierto, había dicho cosas que lo avergonzaban le había pedido más, le había tocado también — tus piernas.... ¿Tiemblan?

    — No — Zen lo miro con un recelo nuevo — no puedo ni moverlas para saber que tiemblan. Me duele.

    Y cuando los dientes de Zen brillaron en la oscuridad Yokozawa pudo casi leer el orgullo en esa sonrisa, no estaba seguro de que enorgullecía pero no lo menciono mientras se dejaba caer su cara sobre la almohada. Zen no se movió, no se iría esa noche.

    — Esta es la mejor manera de pasar de lunes a martes...

    Kirishima no respondió, solo le acaricio el cabello mientras cerraba los ojos. Yokozawa sabía que los otros fingían dormir pero no importaba, pronto se dormiría realmente y mientras él podía admirarle en la penumbra por fin una pregunta que había sido respondida al fin, así se sentía, de ese modo era estar abajo. Lo quería y no tenía dudas de eso.

    — Soy tuyo — Yokozawa entrelazo sus dedos a los de Kirishima — Y tú eres mío...



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    Hiyori Kirishima estaba lista para ir a la escuela mientras su abuela le ataba el cabello en una cola de caballo ajustada. Los martes tenía inglés y se alegraba de haber hecho la tarea con su padre. Se había pasado la cena completa hablando de ellos. Yokozawa era parte de la familia Kirishima.

    — Hiyo – su abuela le acomodaba la cinta con cariño — ¿Por qué le dijiste eso a tu mama?

    — ¿Qué cosa? ¿Qué dije?

    — Que ella no es Kirishima

    — Lo dijo mi abuela, no tú, mi otra abuela, dijo que los Kirishima somos gente decente pero que mama no es Kirishima. Ella y papa se separaron así que no es más una Kirishima, yo sí porque soy su hija, es mi apellido

    — Tu papa... el... ¿realmente sale con otra persona? ¿tiene una novia?

    — Hum déjame pensar... hum... no... no porque cenamos con Yokozawa

    — Es su amigo ¿no?, el que vino la primera vez.

    — Si... papá lo besa, estaban besándose en el cuarto de papá cuando fui verlos... ¡el timbre! Adiós abuela, te veré después

    La mujer miro como la niña salía corriendo, tal vez Hiyo había visto mal, tal vez había entendido mal... se quedó quieta sin saber cómo coordinar ni sus manos... ¿era eso? ¿Por eso Sakura lo había dejado? Se dejó caer en la silla más cercana y por primera vez que Sakura lo hubiera abandonado cobro sentido.



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    — No llego a dormir – decía el hombre saliendo de la habitación de Zen

    — No, — su esposa le sirvió un café — ya sabes que cuando se llena de trabajo duerme ahí, además paso todo el fin de semana con Hiyori, debió estar lleno de energía

    — Si... también con el chico ese

    — Takafumi

    — Si. Ese.

    — ¿Qué pasa? ¿no te agrada?

    Y el silencio se coló entre ellos, como padre sabía que debía apoyar y proteger a su hijo... Protegerlo de Yokozawa, de la persona que había causado tantos problemas y sin necesidad de explicaciones le quedo claro que si Sakura se había marchado, tenía derecho de hacerlo.


    >>>>>***<<<<<

    Misaki despertó, los ojos que la veían eran castaños oscuro, bajo unas gafas claras y una mirada serena de cariño. Takahiro, su más grande amor. Siempre que despertaba y lo veía se relajaba, todo estaba y estaría bien mientras ellos siguieran juntos, como familia.

    - Buenos días.

    - Hola pequeña - le sonrió - es temprano pero no he podido dormir... no quise despertarte

    - Son - miro el reloj de su mesa de noche - apenas son las seis... haré el desayuno

    - No. Alístate iremos a desayunar a DangoNe

    - ¡De verdad! ¡En serio!

    - Si, vamos a mimarte... por lo que pasó ayer

    - ¡Yes!! Oh no, no puedo, debo ir al colegio y no nos dará tiempo

    - Ya aprobaste las materias... iremos luego a Marukawa y podrás coger algunos mangas... - su sonrisa suave la hizo sonreír - Despertare a Usagi para que vaya con nosotros

    - Tal vez es gay y está enamorado de ti

    Ella soltó una risa amena matutina

    - Si me ama nos casaremos en París - los dos rieron

    Hasta eso sería mejor pero no, en veinte años de conocerlo Usagi jamás se había enamorado de nadie. Su visión de una mujer era un sueño idealizado.

    Cuando regreso Akihiko aún dormía, tenía el rostro sereno y cálido.

    "Yo te amo - dijo hace diez años - eres mi hermano, no voy a soltarte ni a renunciar a ti así que por favor come"

    Te amo. El amor es magia. El amor de Usagi y Misaki lo había salvado, el amor de la familia Usami era el responsable de su actualidad, pero si Akihiko la lastimaba... que podría quedar entre ellos si se atrevía a hacerle a su niña lo que en su tiempo Sakura le hizo a él. Sin duda Misaki podría enamorarse de él, sin duda ella podría romantizar todo, ella lo admiraba al límite de idolatrarlo, lo veía en sus ojos, pero si el daba pie a que ella creyera que un amor podría surgir... si la lastimaba... Takahiro siempre la escogería a ella. Ningún precio podría pagar que ella sufriera...

    - No dormiste - la vos a medio ronquido sorprendió a Takahiro - te va a pesar en unos años el no dormir

    - Vamos a desayunar fuera... he pensado en hablar con Misaki acerca de la universidad

    - La M es una gran opción, - Akihiko se estiro en su sitio - me gusta que postule ahí

    - He pensado que no - Takahiro sentía dolor físico a la idea de no verla por tanto tiempo pero quería más para ella - he pensado que puede ir a Londres y estudiar ahí, Kauroko y ella son como hermanas

    - ¡Es tu gran solución, tú te casas y ella es exiliada!

    Takahiro se giró y encontró de frente ya de pie a Akihiko mirándolo molesto y respirando agitado.

    - No voy a casarme... he terminado con manami

    Los ojos de Akihiko eran como páginas perfectas a leer y la decepción pintaba en ellos junto con la pena.


    >>>>>***<<<<<





    Yokozawa despertó por el cosquilleo de los besos que se colaban en su piel. Primero vio su cabello y después la línea marfil de la piel desnuda de su hombro, luego los ojos, una mirada que sonreía en el amanecer, Kirishima estaba contento, sus ojos marrones brillaban y los destellos en sus pestañas parecían nuevos, todo entre ellos ahora era diferente, se habían tocado, se habían amado y ahora mirándose en la cama se sonreían.

    - ¿Quieres salir a desayunar? - Zen volvió a besarle mientras preguntaba - es un lugar cerca de la oficina de Marukawa

    - No quiero causar problemas, tal vez deberíamos ser más cuidadosos

    - Tienes razón, desayunar se considera un crimen - la sonrisa mostraba sus dientes marfiles - ya hemos comido y cenando juntos... desayuna conmigo por favor...

    - Los cafés cerca de Marukawa son muy costosos, te haré un desayuno mejor aquí - Yokozawa le pasó los dedos por el rostro con ternura pero Zen negó suavemente

    - Vístete Yokozawa, Dango Ne tiene unos desayunos maravillosos y quiero compartir uno contigo... yo me encargo del desayuno y tú puedes escoger la cena que quieras

    - ¿Cenarás aquí?

    - ¿Porque te sorprende? – la sonrisa en su boca lo hacía más joven, ms hermoso y mas honesto

    - Porque... no lo sé, son tantas cosas en mi cabeza que me confunden, es solo que no sé hasta dónde llegaremos, y quiero más, desde que me besaste voy queriendo más y me da miedo... me da miedo asfixiarte y aburrirte o arruinarlo.... Podrías dejar de tocarme mientras hablo, mis nalgas van a seguir ahí

    - Te escucho pero no me culpes, tú estás tendido desnudo en la cama seduciéndome... yo no soy de piedra

    - Tú también...

    Yokozawa se quedó a media palabra, Zen estaba desnudo, su pelo despeinado y su barba raspaba ligeramente...

    - ... estás seduciéndome

    Se besaron en la cama mientras sus manos se entrelazaban, Yokozawa de sintió completo, después de años enteros sintiéndose roto, se sentía completo y feliz mientras Zen lo besaba.



    >>>>>***<<<<<





    Dango Ne

    Eso decía el letrero en color cielo con letras doradas, Yokozawa solía mirarlo e incluso Ann y el habían comprado unos xxxxxxx ahí, costaron el triple que unos normales y eran más pequeños pero el sabor había sido increíblemente superior. Kirishima le abrió la puerta para que pasara, Yokozawa y el tenían la misma talla así que se había puesto su ropa, no era completamente formal pero si más recatada que el usual chandal de deportes. Apenas tomaron asiento vio a tres personas entrar y aunque dos de ellas le agradaban mucho la tercera era una patada a su hígado. Usami Akihiko vestía de traje oscuro, eran abogados pero parecían mafiosos, la única era Misaki que tenía la mirada dulce, aunque había demostrado sin temor a dudas de que lado estaba.

    - Usami que gusto verlo - ante la sorpresa de Yokozawa Kirishima sonreía al ser más desagradable que él hubiera conocido, el abogado Usami.

    - Kirishima. - respondió el abogado - precisamente iremos a la reunión de accionistas en un rato, espero que contemos con su presencia

    - Desde luego, desayuno y marcho a la oficina, que linda estás Misaki él debe ser tu hermano

    - Si - dijo Takahiro clavando una mirada filosa en Kirishima - sé que no me recuerda pero nos conocimos una vez

    - ¿En serio?, que bueno Misaki es una chica encantadora y Usami ha sido de gran ayuda para mí así me alegro mucho de este encuentro

    - Soy Takahiro Takahashi, - el rostro de Zen perdió la sonrisa - ¿ya me recuerda?

    - No es el lugar - comentó Akihiko mirando a Yokozawa que estaba en silencio y luego a Misaki - vinimos a desayunar vamos – empujo a su amigo pero este miraba a Kirishima

    - ¿Me recuerda? - volvió a preguntar

    - Si. Fuiste su novio, lo sé, tú y yo peleamos

    - Y me rompiste la nariz y un diente

    - Fue hace años, los dos eran más jóvenes y la pelea empezó mal

    - Supongo... pero para ti no importa más, a mí en cambio...

    - ¡¿Qué quieres?! - Kirishima perdió la calma - Vas a reclamarme que ella te dejará, no fue culpa mía, no se lo pedí y no lo supe hasta después que lo nuestro surgió y yo me enamore y seguro tú también la amaste ¿Quién no la amaría? Pero pasó, ¿vale? Si lo pasaste mal yo lo pasé peor y no voy a buscar pelea con el tipo que se la llevó. Ya está, perdí.

    - Yo no renunciaría - Takahiro lo miró a los ojos mientras Misaki le tomaba la mano - no puedes renunciar si la amas

    - Por eso renunció - Kirishima sonrió y Misaki se estremeció con la sonrisa cínica - no la amo, era una bonita decoración pero ya no sirve... si quieres ve tras ella tienes mi venía

    Akihiko sujeto el brazo de Takahiro, hace meses Akihiko había visto a un hombre destrozado por el abandono de esa mujer, un hombre suplicante que le pedía solo una segunda oportunidad y que no quería firmar el divorcio y afirmaba amarla con devoción absoluta. De hecho, hace unos meses Kirishima la amaba, algo había cambiado por completo, algo o alguien había hecho que el hombre viera la clase de persona que Sakura era, Akihiko no lo decía por Takahiro aunque sabía que su amigo había sufrido horrores al perderla, los noviazgos de juventud terminan. Akihiko lo decía por La Niña, la hija de Kirishima estaba obligada a no poder ver a su padre, alejada de su casa, sufriendo por su padre y Kirishima... abandonado sin explicaciones sin contacto con su hija. Ninguna niña debería añorar a su familia, Misaki había perdido a sus padres a causa de un maldito accidente, la niña Kirishima los perdía a causa de la estupidez de su madre.

    Hace mucho que Akihiko no sentía ninguna empatía por ese amor enfermizo de Takahiro por Sakura, en especial por Manami.... Su amigo había terminado su relación con una mujer maravillosa.

    - Vinimos a desayunar - dijo Usami en modo templado - Kirishima es amigo mío y de Misaki, por favor compórtate como el adulto que eres y vamos a sentarnos - Takahiro se sacudió y encaminó a una mesa al fondo mientras Usami se disculpaba sereno y apoyaba la mano en Misaki que miraba entre asustada y sorprendida.

    Se alejaron, con una seña de disculpa y en silencio



    >>>>>***<<<<<<<





    Yokozawa se quedó mirando el menú mientras Kirishima jugueteaba con la servilleta.

    - Buenos días... van a ordenar

    - Si - Zen sonreía - 2 desayunos americanos con huevos revueltos y tocino, café con leche y ensalada de frutas las tostadas normales con mantequilla y mermelada para untar... gracias

    El mesero se alejó mientras Yokozawa dejaba su menú en la mesa.

    - Ni siquiera me preguntaste que quería desayunar yo - acusó

    - Dijiste que nunca habías desayunado aquí, es mi obligación pedir la primera vez para que disfrutes el desayuno

    - ¿Es en serio? ¿Vas a actuar como si nada hubiera sucedido?

    - Vinimos a desayunar, - la sonrisa era forzada - ese idiota no dejó ni hablar a Misaki cuando te saludo

    - El idiota que va a echarnos de Ariane

    - Si, el abogado de Onodera

    - Es Usami, tu abogado

    - ¿Usami? Hum vale hablaré con él, aunque creo que Misaki también lo haría, ella es su hermana pequeña ¿sabes?

    - Sabías que tu abogado era el tutor de Misaki

    - Si. También sabia quién era su hermano... no quise mencionar algo incómodo

    - Ella le hizo daño, - Yokozawa sintió la bilis en su boca solo de pensar en eso, personas que destrozaban a otros sin contemplación - tu esposa destrozo a su hermano

    Kirishima dejo la servilleta e hizo frente a la mirada molesta y azul de su acompañante

    - Sus padres murieron, - dijo molesto - el seguro no pago porque su padre había bebido esa noche, se vio solo con su hermana de 7 años y sin dinero. No te atrevas a culparla, decir que ella tiene la culpa y no toda la mierda que sucedió es injusto. Ella no lo amaba, no era justo quedarse con él por pena bien, Sakura siguió su camino y si él se quedó atascado años pensando en ella es porque no quiso pensar en lo demás, en que su padre estaba ebrio cuando se accidentaron, ¿sabes cómo lo entiendo yo?... su padre mato a su madre y dejo a sus hijos en la miseria, es más fácil pensar en que una chica te abandono y llorar por eso que por lo otro

    Yokozawa perdió la voz. ¿Quién era este hombre y como podía decir algo tan cruel? La pregunta no tenía respuesta ya que Kirishima estaba de lado de ella, la amaba y eso dolió más de lo que Yokozawa había supuesto que dolería. Sabía que la amaba, lo había sabido solo ayer... era ridículo esperar que por haber hecho el... no, se corrigió herido, por haber tenido sexo sus sentimientos cambiaran.

    - ¿Y tú? ...La amabas hace un mes y ahora...

    - No hagas esto Yokozawa, por favor

    - ¿La amas?

    - Yokozawa... en serio... tenemos que desayunar y dejar esto de lado no es importante que lo hablemos ahora

    - Aún la amas... lo sé, lo veo y...

    - Si quieres arruinarlo, arruínalo, si quieres dejarme, hazlo, Yokozawa he sido muy claro en esto, yo no te amo, te quiero mucho sufriré si me dejas y seguramente sufrirás también pero eres libre de irte porque no puedo obligarte ni a amarme ni a estar a mi lado... zanja el tema porque Sakura es la madre de mi hija y yo tengo mis problemas con ella y estos no incluyen a nadie y nadie tiene nada que decir de ella.

    - Yo si te amo...

    Kirishima se quedó en silencio con el pecho latiendo dolorosamente en ese momento, los ojos tristes de Yokozawa se veían heridos y traicionados, no como los ojos brillosos que despertaron a besarlo con cariño. Era suyo, y Kirishima quería decirle "también soy tuyo" pero todavía no era libre de ella y sería vil hacer promesas en la noche que no podría cumplir por la mañana.

    - Entonces desayunemos, hablaré con Usami en caso de que sea necesario pero también tienes que hablar con Seiya

    - ¿Porque?

    - Misaki es menor de edad, tiene dos abogados muy capaces, lo mejor sería que entendiera que ...

    - Se lo dije...

    - Te quiero mucho, - Kirishima miro a Yokozawa tratando de que viera la verdad de sus palabras - por eso estoy aquí, por ti, por lo nuestro así que deja de lado lo de ella no es algo que deba preocuparte.

    >>>>>***<<<<<





    Sakura llego a la universidad y encontró a su jefe fumando como siempre hacía en la mañana en vez de desayunar. Miyagi nunca la miraba y tal vez por eso le agradaba tanto, él tenía una visión del mundo diferente, amaba sus libros y sus clases, dictando Literatura y fumando.

    - Ya es tan tarde - el profesor la miro curioso

    - Apenas las ocho - respondió dejando su bolso en su mesa

    - Tengo clases a las nueve...

    - Durmió de nuevo en la oficina, eso es malo para su salud

    - Bueno, sería un problema llevarme los libros a casa, llegaría tarde a mis clases

    Miyagi le sonrió una sonrisa cálida, de esas que los buenos profesores tienen en la cara serena.

    - He pensado en lo que hablamos antes... - dijo animada con la sonrisa del profesor, Miyagi ya no la miraba, estaba buscando sus utensilios de limpieza personal – me refiero... sobre mi matrimonio

    - Ah - los ojos negros del hombre se clavaron en su rostro - Volverás con tu marido

    - Si

    - Mala idea, a diferencia de las mujeres los hombres tenemos un alma vengativa y orgullosa

    - Las mujeres también podemos vengarnos

    - Claro - Miyagi tomó su bolsa de aseo mientras apagaba su cigarrillo - las mujeres son temibles pero... ¿de que ibas a vengarte tú? – le guiño un ojo en complicidad y ella se sintió insultada - Sakura te lo dije entonces y te lo digo ahora, huye de ese hombre... sabemos que Kirishima no es una blanca paloma, parece bueno y dócil pero tú sabes que no es así, nadie es tan malo como creemos ni tan bueno como parece

    - Es difícil de explicar...

    - Dinero y seguridad, no tienes ni uno ni lo otro, rompió el convenio prenupcial ante ti pero nunca lo hizo legal, ninguno de los bienes está a tu nombre... volver con él no ayudaría en nada.

    - También por mi hija

    - Oh si, tu hija, de hecho es más suya ¿no? Se parecen mucho. Ahora ten esto en claro, para Zen eres propiedad, las propiedades se aman mientras nos satisfacen y se desechan cuando no. Un hombre que te celaba de esa manera violenta y se quedó de brazos cruzados sobre tu infidelidad - Miyagi le sonrió con ironía - porque hace un mes recibías flores cada jueves y de pronto termino de enviarlas y firmó...

    - No lo sé... él dice qué hay alguien más

    - Otra propiedad - sujeto la mano de la mujer por la muñeca acercándose a ella con suavidad - una novedad...

    Sakura empujo inútilmente mientras Miyagi le atrapaba la boca, ella sacudió las piernas tratando de patearlo pero entonces la soltó sonriendo.

    - ¡¿Qué le pasa?!

    Asustada ella salto a un costado golpeando su cadera contra la esquina de su escritorio.

    - ¿Te das cuenta siquiera de lo hermosa que eres?

    - ¡No tenía derecho! ¡Esto es acoso!

    - Si, - sonrió - lo sé. Pero eres jodidamente hermosa y joven, te embarazaste pronto y tú cuerpo mantiene sus curvas, tus ojos tu pelo... No va a quererte de regreso, porque todo esto - la señaló completa - era suyo, ya lo tuvo y si regresas con el... ¿vas a ser feliz? No vas a ser feliz con ninguno de esos idiotas que te pretenden porque no son de tu especie, esos cretinos nunca leen, el mismo libro por tres meses no es nada y odiabas su rutina, su poca fantasía, su ansia de control y ahora te da miedo ser tú misma y enfrentar el hecho claro de que tienes una hija y que nadie quiere ese peso.

    - No iba a dejarla...

    - ¡Entonces dilo! Porque hay orgullo en que rechazaras casarte bajo la condición de dejar a tu hija, Touya jamás debió pedirte eso... y lo siento mucho si tú te enamoraste. Te bese porque un beso no es una promesa, ni una confesión de amor... un beso no vale nada

    Sakura se quedó de pie. Maldito Miyagi que siempre sabía más de lo que debía saber.

    Lo de Miyagi había sido breve, brevísimo y sin mucho sentido el amorío de una estudiante con su profesor, entonces él la había cautivado por completo se pensó en dejar a Zen entonces pero no lo hizo, le daba miedo, no sabía que Miyagi pasaría de Asistente a docente con firma, no sabía que Zen podría hacerla infeliz. Y ahí quedó y ahí murió y desde entonces jamás la había besado. Sakura se tocó los labios, si era hermosa y se lo decían entonces... ¿Por qué Zen no la besaba? ¿Por qué no la tocaba? Porque la asfixiaba con preguntas y celos y reclamos pero siempre le alejaba las manos, la quería en casa, la quería controlada pero nunca la quería en su cama. Sakura se estremeció ante eso, Touya la había acariciado y ella había pensado que esa pasión era amor y de pronto la miro a los ojos... "Si lo que quiere es La Niña, dásela" Sakura había terminado ahí la relación... Dinero, claro que le gustaba el dinero pero si eso fuera todo lo que la novia entonces hubiera dejado a Hiyori o buscaría otro hombre que se hiciera cargo de ella y sus gastos, siendo tan bella no era tan complicado. Pero ella quería que la amaran, la amaran completa, como mujer, como amiga, como madre...

    Si debían amarla solo de un modo, entonces que la amarán por Hiyori y el único que podía era Kirishima... Sakura se dejo caer en su silla mientras las lagrimas le caian por la barbilla, mientras pensaba en Kirishima

    Gracias por leer!!
    36**
  9. .
    QUOTE

    23avo. Reto Literario: "Love Disease" – Haikyuu, Dentiritis Extremus (Kurootsuki)





    Dicen que enamorarse es lo mejor que alguien puede experimentar, que el amor es sublime, que te da un enfoque de vida superior, que te hace feliz, que te motiva, que te empuja... dicen... supongo que es fácil hablar del amor como algo maravilloso o mágico cuando eres correspondido, cuando te tratan con esa supuesta mágica valoración...

    - Dentiritis extremus – el medico explica mi condición mientras mi hermano atiende a sus palabras, Akiteru se empeñó a traerme al hospital cuando descubrió que mi boca sangraba. Veo sus ojos vidriosos, tengo la repugnante enfermedad de los dientes, hubiera preferido algo cardiaco, morirme de una paro cardiaco sería mucho más fácil que esto - tendríamos que operar los nervios bucales antes de que infecten las raíces, pero no creo que eso lo resuelva... talvez

    - No – hablo casi a un gruñido – no voy a pedirle que me bese, como imaginara ese es el primer problema que tengo... sus besos

    - El ex novio de mi hermano no vive en nuestra ciudad, está en Tokio y...

    - Y no ha contestado mis llamadas en semanas, ni mis correos ni mis mensajes ni todas las publicaciones que coloque en Instagram, Facebook y YouTube, sabe por qué... porque ahora sale con ese pigmeo peli teñido porque...

    ¡MIERDA!

    Mierda, mil veces mierda, comienzo a llorar y siento la sal de mis encías, están sangrando, sangran cada vez que termino llorando por él, por ese imbécil... Kuroo.

    Me dan una servilleta, me dan agua para que me enjuague la boca, mi hermano me acaricia la espalda y el médico me tiende la mano.

    - Tal vez si besas a otra persona, si sales con alguien diferente... si la enfermedad continua en unos meses no podrás comer

    - Lo dice como si fuera fácil, si fuera sencillo dejar de amar a una personas esta estúpida y asquerosa enfermedad no sería lo que es, se lo que me pasa doctor...

    - Pero eres joven y apuesto y si él no te amo, no es justo que tú te dejes morir

    - No es que yo lo deje... simplemente lo amo.

    Tan simple como eso.

    Me enamore de él hace un año, en cuanto lo vi, con esa sonrisa filosa y esa cabellera negra supe que era un camino muy peligros, supe que podría quedar en esta enfermedad o en otra peor por él, mis huesos, mis arterias, cada musculo, cada latido se detuvieron cuando lo conocí, básicamente me reinicie con el... con sus ojos de gato. ¿Cómo resistirme? El capitán de Nekoma, el bloqueador más perfecto... y cuando él me miro, cuando sus ojos se atrevieron a mirarme, a penetrarme, a descubrirme, a escogerme... simplemente me deje ir.... simplemente me enamore, sin la capacidad de frenar, de decir no, de detener la sensación de ardor... Kuroo era una dragón y yo, simplemente me convertí en oro fundido bajo su llama.

    - Hay salidas a esto, hay gente que se ha curado – mi hermano mira las páginas de una revista médica, espera que deje de sentir lo siento antes de que sea mortal.

    - Uno hombre en Londres – digo serenamente – vivió veinticinco años con esta enfermedad, perdió la dentadura y un riñón pero sobrevivió mucho más que los otros

    - Yo quisiera que te curases

    - Y si me vuelvo a enamorar... si vuelven a abandonarme, entonces podría volver a tenerla y sería peor que ahora... – me quito mis gafas, dejo mis audífonos y miro a mi hermano – no volveré a enamorarme nunca Akiteru, superare esto, no dejare que me consuma y no volverá a pasarme

    - Tsuki...

    - Si él no me ama, yo dejare de amarlo.

    Lo digo mientras pienso en su chaqueta roja en mi armario, lo digo mientras escucho su playlist, lo digo mientras recuerdo su boca sobre la mía... lo digo... lo digo mientras cada latido me repite su nombre.

    :
    :
    :

    Mi nombre es Tsukishima Kei, han pasado seis años desde que me diagnosticaron con Dentiritis Extremus, una enfermedad producida por un enamoramiento que salió mal. Mi enfermedad produce potasio en mis encías a una dosis que va desgastando mis dientes, cada vez que trago saliva sea bebiendo, comiendo o de cualquier manera ingiero potasio envenenándome, es peor cuando tengo ataques de pánico, cuando mi ritmo se acelera por él termino sangrando por la boca y cuando lo vi en un cine hace un año tuvieron que internarme, perdí algunos dientes y me alimentaron con sondas por días mientras succionaban mi saliva para eliminar los residuos más fuertes. Mi propio cuerpo está matándome, mi corazón está herido y sangra veneno deseando morir.

    Y esto es por una sola razón... sigo enamorado de él, seis años después aun lo sueño, aun me masturbo pensando en él, aun camino con miedo y anhelo de encontrármelo, solo lo he visto una vez a la distancia y tuve una crisis desastrosa.
    Hace unos años conocí a un hombre vía internet, es un sobreviviente de mi enfermedad, el que más tiempo soporto antes de eliminarla, le envié 387 correos antes de que me respondiera, su carta la tengo en mi teléfono y la releo de vez en cuando.

    Querido Tsukishima Kei

    He leído tus correos, lamento mucho que te hayan diagnosticado Dentiritis extremos, en mi humilde opinión es la peor de todas, en unos meses si las cosas continúan al ritmo que me comentas perderás el sentido de las papilas y comenzaran las llagas en la garganta, te diré que, así como tú, tuve pesadillas recurrentes, dormía poco, sufría de ataques y en periodos de inestabilidad enviaba cartas a todos nuestros conocidos para que me ayudaran... estar enfermo por amor es lo más detestable que me ha sucedido jamás... entiendo perfecto lo que me escribías, lloraste hasta que tus dientes sangraron, lo sé, lo he vivido.

    Lo he sobrevivido.

    Hay quienes se curan de la enfermedad, hay quienes mueren por ella, déjame pedírtelo, no mueras. Respondiendo a la pregunta que me hacías, espere veinticinco años convencido de que ella me amaba, me convencía a mí mismo pensando que ella también me añoraba, soñando mil noches en como seria nuestra reunión, escribiéndole cartas... mentalmente no me ayudo, como sabes hoy en día estoy confinado a una silla de ruedas, tengo sesenta y dos años y me pase veinticinco de ellos amando y soñando... sé que la cura es enamorarse nuevamente, pero, supongo entenderás que no es tan fácil como nos dicen... me cure cuando descubrí que ella llevaba 12 años muerta, veras... si me mantuve vivo fue por mi fe en que ella regresaría a mi vida y si me cure, es cosa del tiempo y nada más. Intente conocer a otras personas, desee enamorarme otra vez... no lo logre.
    Ojala tú lo consigas.

    S.T. Barret



    Mis fantasías son otras, deseo reencontrar a Kuroo y hacer todo para que se enamore de mí... entonces me vengare, sin importar cuanto se me rompa el corazón, esta vez... cero yo quien se ría de él. He pensado eso por años y aun así, cuando le vi entre en crisis... por eso, por esa razón prefiero fantasear con lo que sucederá mientras vivo cada día muriendo un poco más.

    - No ha empeorado desde tu ultima visita - Kiyoko Shimizu cierra mi archivo –me alegra que estés estable...

    - Sobrevivo

    - Que tal la placa dental, ¿es cómoda? Vi que tus encías están sensibles

    - A veces duele, pero como sano

    - Y la terapia como va

    - Avanza

    - Tienes anemia pero por lo demás estas bien, necesito que te esmeres con la alimentación

    - Lo hare

    Estoy muriéndome.

    Llevo seis años muriendo.

    El calor trepa por las paredes y atraviesa todos los espacios en este momento, siento los pantalones pesados y húmedos, mi camiseta está pegada a mi cuerpo y un sudor caliente me chorrea por el cuello. Me detengo pajo la sobra de la parada del metro, hay una máquina expendedora a unos pasos pero no tengo dinero para comprar sodas, deje la billetera en mi mochila.
    Cierro los ojos escuchando a Une Republica: “Últimamente he estado, he estado perdiend
    o el sueño, soñando sobre las cosas que podríamos ser, pero cariño he estado, he estado rezando mucho, dije: se acabó contar dólares, estaremos, estaremos contando estrellas”

    - Bonita vos...

    abro los ojos y es él, sosteniendo una botella de agua sabor cereza y otra sabor limón, con el cabello desordenado mirándome, hablándome a tan corta distancia mi mi cuerpo se congela destrozado.

    - Pensé que ibas a desmayarte toma un poco, ¿Cuál quieres?

    - Kuroo...

    Mi vos me delata, suena agonica, suena desesperada, mi vos grita mis temores, mis dolores, seis años completos de llorarlo cada noche, de amarlo con cada latido, de esperar este instaste con la absurda fantasía de vengarme... un sueño imposible, le amo.

    - ¿nos conocemos? – sus ojos reflejan la confusión absoluta, mi corazón se hace pedazos, siento la sal en mi boca

    - Ya veo... realmente me olvidaste... soy Tsuki... Tsukishima Kei nos conocimos en un campamento hace años, Karasuno contra Nekoma, era tu último año...

    Mi vos se rompe, las lágrimas chorrean traicioneras.

    - Sabía que te conocía... recuerdo tu nombre...

    - ¡Qué bien! – grito y golpeo la mano que me tiende la bebida

    - No, espera... – su mano me atrapa – dime más... no recuerdo lo que paso en mi último año... de hecho no recuerdo muchas cosas de mi vida... cuando desperté ni siquiera sabía leer...

    Me quedo quieto y lo miro, el calor no importa más porque siento frio, siento que mi sangre deja de moverse por mi cuerpo.

    - Recuerdo tu nombre

    - ¿no recuerdas?

    - No... hace años tuve un accidente... es gracioso, no tenía ni un solo rasguño pero no recordaba casi nada, a mis padres a Kenma y algunos nombres... con el tiempo recupere muchas cosas pero muchas se han perdido de alguna manera.

    - Yo...

    Mi cuerpo se mueve más rápido que mi pensamiento y lo abrazo y lo beso. Sus manos me aprietan contra su cuerpo y me besa, beso a beso contra la pared del metro, olvidando los seis años vividos en el infierno, vuelvo a ser ese chico en un campamento contra la pared mientras él me besa, no es de noche y no hace frio pero regreso a ese momento.

    - Soy Tsukishima Key y somos novios... te amo

    - Recuerdo tu nombre – dice y sus ojos brillan – sabía que algo faltaba... sé que eras tu

    Me detengo cuando lo veo, bajito con el pelo negro y ropa de correr idéntica a la de Kuroo...

    - Kuroo... ¿Dónde está mi bebida? – Kenma finge no darse cuenta de que nos estamos abrazando, de que estábamos besándonos, y lo odio con cada fibra de mis ser.

    - Lo siento... – Kuroo lo mira - ¿Quién es él? – la pregunta está llena de rabia pero Kenma se mantiene sereno

    - Es Tsukishima Key , tuvieron un romance cuando íbamos a la preparatoria

    - Entonces - Kuroo me sujeta y casi duele la forma en que me sujeta con fuerza – si había alguien con ese nombre Kenma

    - Si, la persona a la que escribí para decirle de tu accidente pero que respondió con un parco correo pidiéndome que no lo involucrase, la persona que no vino al funeral de tu madre y la persona que le pidió a tu padre que lo dejasen en paz... perdona si no te lo dije antes, pero en aquel momento no me parecía justo decirte que la persona por la que preguntabas no quería verte.

    - Mentira... – mi mano aprieta a Kuroo y me aferro a él antes de perderlo – es mentira, yo jamás recibí un correo, no sabía nada... lo juro, lo puedo demostrar... – los ojos de Kenma me atraviesan y todo lo que tengo a mano es la carpeta con mis análisis recientes – yo...

    - Vamos a aclarar esto - Kuroo me sujeta y Kenma acepta...

    :
    :
    :

    Kuroo me sujeta mientras hablamos, las cosas se resolvieron de un modo peor del que esperaba, Kenma quiso enfrentarme al padre de Kuroo pero él no me conocía... sin embargo conocía a mi hermano.

    El daño a mi cuerpo ya está hecho, la tristeza de Kuroo ya sucedió, al descubrirse la verdad Kenma es quien más enfureció, durante dos años Kenma escribió correos que fueron contestados, no por mí, por mi hermano y todos los correos que yo escribí jamás fueron leídos, Kuroo creo nuevos perfiles luego de olvidar contraseñas y datos.

    Mi madre se levanta y su mano golpea el rostro de Akiteru mientras le grita su traición.

    - Casi matas a tu propio hermano – su vos llena de lágrimas y el padre de Kuroo la sostiene

    - Muerto hubiera estado mejor que maricon

    Aprieto a Kuroo para que no salte sobre mi hermano, su padre mira aterrado a mi hermano y mi madre niega con tristeza, pero Kenma da un paso y lo mira con esos ojos ausentes.

    - Si tanto odiabas tener un hermano gay, debiste suicidarte Akiteru

    - Fuera – mi madre ruge y mi hermano recupera su chaqueta

    - Lo hice por tu bien – dice

    Y lo veo amándolo aún, es mi hermano y mientras Kuroo me abraza tengo que verlo marcharse. Yo he sufrido Dentiritis Extremus, pero mi hermano tiene una enfermedad aún más horrenda... no sabe amar.

  10. .
    QUOTE (Yoo Joo @ 21/6/2018, 20:02) 
    Btalkrjo sensei... Porque?!...
    Porque nos has abandonado eh?
    Que te hemos hecho?
    Ja ja
    Ya enserio necesito mi dosis de yaoibtalkjernse o moriré, eres la razón de que siga entrando a esta página. Porfa!
    Actualiza!
    Si?????

    Mil gracias por el apoyo y tienes razon, gracias por el animo, debo acabar el fic en Mundo Yaoi.


    QUOTE
    Bajo los tacones de Ariane

    Era ella, no había duda de que era Misaki Takahashi, Sakura se detuvo en cuanto reconoció al abogado y a la joven, su relación con Usami nunca se había recuperado, no volverían a ser amigos nunca pero la niña, ahora era una joven hermosa, hermosa como una muñeca de porcelana, "no ha cambiado" pensó Sakura recordando a una niña llorosa. Misaki ahora no era una niña, verla tan crecida le recordó su propia edad, no era vieja realmente pero desde luego, no volvería a ser una adolecente, ahora tenía una hija, un esposo y la responsabilidad de recuperar su hogar. Misaki pasó sin prestarle atención hablando de algo sobre comprar sodas y caramelo, el abogado casi sonreía.

    Cuando eran jóvenes, cuando cursaban el colegio juntos y Akihiko les tiraba papeles cada vez que los atrapaba besándose, cuando el menor de los Usami era su amigo y la dejaba jugar con la play station, cuando comían helado los tres, cuando Akihiko era incapaz de mantener un noviazgo más de un mes porque algo siempre le faltaba, "sus ojos no son completamente café – decía – su cabello no es completamente negro. Sus dedos no son tan largos..." Sakura no entendía a Akihiko, buscaba una chica de medidas y rasgos exactos y esa chica no existía. El amor a medida no era real. Ella había amado a Takahiro, en cambio lo dejo, no podía con el peso que suponía estar con él cuando él decidió que se encargaría de la crianza de su hermana, si él hubiera renunciado a Misaki, ellos hubieran sido felices... tal vez.

    Sakura entro en Marukawa, Zen no renunciaría a Hiyori y con eso como una certeza supo que podría recuperar la vida que había dejado. Volteo hacia la puerta, no veía a la chica, pero ahora Misaki era una adulta, Takahiro un abogado de éxito y lo más extraño, aun la amaba, eso había dicho, que aun la amaba y que Hiyo debió ser su hija, que aún podrían tener hijos, se quedó mirando la puerta sin saber que tan extraño resultaba ahora todo.

    ∞∞xxx∞∞

    — No, Yokozawa por favor mantenga la calma – Takahiro Takahashi estaba sereno – voy a explicar esto a mi colega, no es un tema crucial, de hecho lamento mucho el incidente, mi hermana me había comentado sobre la invitación al cine, la verdad es que Akihiko Usami no tiene jurisdicción sobre Misaki, le pido paciencia, yo aclarare esto

    Takahiro colgó sintiendo el fuego en la sangre. ¿Quién se creía Akihiko para amenazar en su nombre? Miro en su escritorio, había una foto de Misaki, una niña para él, no podía por más que intentara hacerle comprender a Akihiko que ella había crecido, no podía por más que intentara hacerle entender que Misaki no era suya... suya... Takahiro volvió a mirar la fotografía, sacudió la idea, eso era impensable, Akihiko conocía a Misaki desde que esta tenía tres años, no cabía la posibilidad de que la viera de otro modo pero, tampoco era comprensible su sobreprotección. Takahiro tenía apenas un año más cuando tuvo que hacerse cargo de ella, no podía entregarla, no podía dejarla sola con los familiares de su madre, no podía solo dejar que se la llevaran... "¿Qué esperabas, que yo criara a tu hermana?" cerro los ojos ante el recuerdo, sabía que había sido eso, pero no lo entendía, no entendía porque tuvo que perder a Sakura para poder tener a Misaki, si volviera atrás... si pudiera volver atrás... volvería a perderla, no podía renunciar a Misaki, ella era lo único que quedaba de sus padres, ella era lo único que lo había salvado cuando Sakura lo abandono y si la pequeña no hubiera estado ahí... ¿Dónde estaría él si aún amaba a Sakura?

    — No puedo creer que le dijeras eso – apunto la chica que venía llegando – eres un grosero

    — Es tu chofer, se supone que debe llevarte y traerte

    — Pero yo salí sola, no puedes encerrarme

    — ¿Por qué estas enojada ahora?

    — ¡Porque es injusto! — Misaki gritaba — ¡Si fuera un hombre me dejarías en paz!

    — ¿Qué pasa ahora? — Takahiro salió de su despacho encontrando a los dos, pero ella tenía un oso de felpa en las manos — ¿Dónde estabas, teníamos una reunión? – esto lo dijo mirando al abogado

    — Fuimos al cine – dijo ella molesta – todo iba bien hasta que el reto sin motivo a Yamada, él no tenía la culpa de que yo saliera, hermano explícale... si no conozco la ciudad es mucho más peligroso que si tomo un taxi

    — Yamada puede ir contigo en el taxi, puede llevarte incluso en metro y enseñarte, no tienes que hacerlo sola – Akihiko la miraba molesto, como si ella tuviera siempre que decirle que hacía y que no, Takahiro conocía a los Usami, todos ellos trataban de controlar, no soltaban fácil la correa pero su hermana no era parte de ningún convenía, Takahiro esperaba enviar a Misaki al extranjero para que estudiara.

    — Déjala en paz Usagi –dijo limpiando sus lentes – Misaki es mayor, además creo que es un despilfarro que le pagues un chofer que casi no usa, tu y yo siempre terminamos llevándola y trayendo, sus horarios coinciden con los nuestros.

    — Yamada debió avisarme que ella se fue sola a las clases de baile

    — Me aviso a mi – Takahiro miro molesto a su amigo – es a mí a quien deben llamar porque ella es mi hermana, soy yo quien se encarga de ella y ella me debe pedir permiso a mi... por cierto ¿Quién dice que puedes llevarla al cine? — su mirada estaba fija en el plateado – ella tenía clase de baile en Ariane, pague la matrícula para eso, no para que vaya al cine contigo, además no me avisaste, ninguno lo hizo ¿han olvidado quién es quién? Ella es mi hermana, no la tuya, soy yo el que habla con sus pretendientes, no tú, soy yo quien decide si baila o no y hablando de eso... Yo soy el abogado de Onodera, no tú. ¿Por qué amenazaste a Yokozawa?

    — Ese cretino de Seiya – Akihiko se llevó las manos a la cabeza – después Ijuuin, me sacaron de mis casillas

    — Bien, ya le dije que no haremos nada, que es un incidente aislado, te pido que no te acerques a ese edificio. Supongo que ahora te iras

    — Trajimos cena – Akihiko miro la bolsa con comida que apenas habían dejado en la mesa y Takahiro sonrió, ellos eran una familia, Misaki y Akihiko siempre habían formado parte de su mundo — también postre de vainilla para ti

    — Eres un idiota Akihiko, no me importa los dos están castigados, tú vas a recuperar esta clase y tú vas a ordenar tu portafolio, ustedes no pueden actuar como niños, no puedes salir sin decirme a dónde vas y tú no puedes pelear en la calle – miraba a ambos a intervalos – lávense las manos.

    Misaki asintió y salió rumbo al lavado, Akihiko la seguía pero Takahiro atrapo si brazo

    — Es una niña – dijo – y es mi hermana...

    — ¿Por qué me lo dices?

    — Porque a veces parece que lo olvidas, ella es mía, no tuya.

    Takahiro sintió que la sangre se le congelaba, los ojos de Akihiko decían lo contrario, lo gritaban.

    — Qué tontería – dijo Usagi soltándose, eso dijo pero sus ojos decían otra cosa, algo que Takahiro no había visto o no había querido ver, sus ojos decían "Por ahora" lo vio ir a la cocina para lavarse las manos y por primera vez no le gusto tenerlo cerca, no de ella. No de esa manera.

    ∞∞xxx∞∞

    Kirishima Zen miro hacia la figura que caminaba en su búsqueda, tenía la camiseta azul claro y le quedaba en talle perfecto, las chicas sonreían cuando Yokozawa pasaba, era hermoso, hermoso en su masculinidad. Todo en Yokozawa la resaltaba, su mandíbula dura, sus cejas pobladas, su espalda recta y amplía sus manos grandes sus pisadas seguras. Pero Yokozawa no veía eso, o más bien lo veía pero no le gustaba, no le gustaba que midieran lo mismo ni le gustaba que se lo recordaran y era gracioso porque esa masculinidad era lo que Kirishima disfrutaba, le gustaba amar a su igual, le gustaba saber que los dos eran fuertes que podían compartir cualquier actividad, le gustaba la boca de Yokozawa, le gustaba su forma. Se llevó el pulgar para limpiar la comisura de su boca, le sucedía que con Yokozawa. Salivaba.

    — Lamento llegar tarde

    — Solo unos minutos

    — He tenido un día de locos... no me creerías... – bacilo pero sonrió – no me creerías... Zen

    Su nombre en su boca sonaba diferente, no era igual, parecía una caricia.

    — Me lo contaras de camino, vamos

    — Pensé que tomaríamos algo

    — Ya sabes que no insistiré, pero preferiría que estuviéramos solos

    Salieron a la noche cálida, Yokozawa y Kirishima comenzaron la ruta a la casa más cercana – la de Yokozawa – hablaron del trabajo de Zen, Yokozawa escuchaba atento porque la voz de Kirishima le gustaba, le gustaría tenerla grabada y escucharla cuando se sintiera triste o solo, pero pedirle una grabación parecía más ridículo que necesario.

    — Prometiste que traerías a Sora hoy – dijo Yokozawa cuando entraron en su departamento

    — Es una estrategia – las manos de Zen lo apresaron y sintió sus labios en su nuca – un momento solo para nosotros dos.

    — ¿quieres?

    — ¿Querer? – Kirishima apretó su abrazo — te refieres al deseo insano que profeso por tu cuerpo o al hecho de que traje condones y lubricantes en el remoto caso de que...

    — No hables tan a la ligera

    — Yokozawa... – intento besarlo pero Yokozawa interpuso sus manos, no sabía cómo decirle que sí y saltar al abismo ahora mismo, aunque Takahiro Takahashi le hubiera prometido que no pasaría nada, aun así se sentía incomodo

    — ¿Hablaste con tu padre? – Kirishima no había mencionado de eso cuando hablaron por teléfono a medio día, antes de todo el problema con Usami, pero Yokozawa quería saberlo.

    — No, recién lleve a Hiyo hoy por la mañana directo a su escuela así que no pude hablar con mi padre, Yokozawa no puedes ponerte así, en todo caso, el del problema soy yo, se enfadara porque estaba acosándote en mi habitación pero no es tan serio — sus ojos brillaban, Yokozawa sabía que era presa y no tenía donde huir, si no se atrevía a saltar al vacío, al menos podía dejar que Kirishima lo arrastrase hasta el fondo, sin regreso posible.

    — Tengo una pregunta... ¿hace cuánto planeabas acostarte conmigo?

    — Desde que te vi con Ann en el restaurante de comida familiar

    La respuesta directa. Los ojos brillando y Yokozawa no pude evitar una carcajada.

    Había algo que había hecho antes pero que ahora deseaba hacer sin más, sin explicaciones y sin replicas.

    Kirishima Zen dejo que pasara, que las manos de Yokozawa soltaran su cinturón, que bajaran sus pantalones y ropa interior, dejo que se acuclillara y sintió la cálida humedad de su boca. La hábil succión y el rose de su lengua, la suavidad de sus dedos en sus testículos, Zen cerro los ojos por un segundo, sentía que su mente ya no estaba completamente cierta, la boca de Yokozawa lo convertía en presa, su lengua se convertía en carnada y lo demás... no importaba.

    ∞∞xxx∞∞

    Mientras cenaban y ella sonreía contenta porque aunque lo prometiera todos los días, al final del día le sonreía, al final del día volvía a ser cariñosa y a mirarlo con esos ojos verdes... "podrías comprarme lentillas" la vos de Misaki siempre era nítida en su cabeza, las cosas que ella decía y las que decía cuando sufría.

    — Es en serio — decía Takahiro sonriente — es preocupante que hasta ahora no consigas novia

    — Tal vez eres gay — apuntó Misaki

    — Puede que lo sea — sonreía Akihiko

    *Y ojalá lo fuera* pensó mientras la miraba, porque de ser gay no pensaría en ella del modo en que pensaba ni fantasearía con la idea de llevarla lejos y vivir a su lado, entre sus dedos suaves. Akihiko Usami se llevó un bocado mientras pensaba que, de ser él gay, Misaki sería hombre. No pudo evitar reírse de la ironía de que cuando pensaba en la remota posibilidad de no amarla, la amaba.

    — No me importaría saber que eres gay — dijo su amigo— no quiero verte solo, si sigues así tendrás un corazón seco como higo y no servirá

    — Por ahora estoy bien

    — Tal vez si consigues novia dejarás que Misaki tenga novio — Takahiro lo observan buscando alguna reacción pero Usagi que ya lo adivinaba mantuvo la cara serena — ¿Que dices de eso?

    — Ella puede tener novio — dijo sin mirar a la joven— siempre que sea de su clase

    — ¿Clase? — Takahiro abrió los ojos asustado de esas palabras — no puedes hablar enseria, nosotros no somos cretinos elitistas de mierda, se supone que somos mejor que eso. Clases, estatus, raza... son basura

    — Entonces especie — dijo Misaki mirando a su hermano — alguien como yo...

    — Misaki, eso no existe. Todos somos personas hoy tengo dinero mañana podría no tenerlo

    — No hablamos de dinero — ella miró a su hermano — ese tipo... ese sujeto nos insultó diciendo que éramos de una especie despreciable y Seiya no dijo nada, Oniichan le pidió que se callara pero Seiya no dijo nada... ¿cómo podemos ser de la misma especie si él dice quererme y no me defiende?

    — Ese tipo es un imbécil, Ijuuin nunca debió tratarte a ti de ese modo, — Takahiro odiaba que aquel dibujante hubiera agredido a su hermana — eres una niña y el un adulto

    — No me importa — Misaki cogió su vaso de té — no es de mi especie.

    Lo de especies lo decía con orgullo, como si haber sido segregada le gustara. Y Akihiko sonreía, porque también le gustaba que ella fuera de su especie, que ella lo hubiera protegido, saber que ella lo veía como igual. También dolía, porque no lo veía como pareja sino como familia y eso era maravilloso pero no suficiente.

    — Tú también eres de nuestra especie — apuntó con el palillo a su hermano — debemos asegurarnos de que Manami también lo sea

    — Me gusta que seamos de la misma especie, de la misma familia — sus ojos volvían a Akihiko y esta vez el abogado respondió a la mirada — ¿no? Somos familia ¿verdad?

    — Lo somos — Akihiko Usami sostuvo la mirada de Takahiro mientras la joven ajena a eso miraba la televisión – sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa que te esté agobiando.

    — Lo se

    Misaki estuvo a poco de delatar a su hermano, de decirle a Usagi que Takahiro estaba llamando a esa mujer, la que no mencionaban y a la que Misaki esperaba no volver a ver nunca, recordaba a Sakura como la persona que sepulto a su hermano, su hermano ignoro su mirada y se giró para ver la televisión.

    ∞∞xxx∞∞

    Yokozawa Takafumi abrió los ojos, en la cama alguien dormía con él, por un rato se quedó pensando en quien era la persona, sabia su nombre... ¿Qué más debía saber? Se quedó mirado a Zen que dormía ajeno a su mirada, no quería despertarlo porque no quería se marchase, lo quería para él, de ser posible no compartirlo con nadie.

    ¿Quién era?

    ¿Cuál era su historia?

    ¿Por qué si era perfecto lo habían dejado?

    ¿Por qué no la maldecía y aun la amaba?

    Y la pregunta que le dolía...

    ¿Mejor ella que él?

    Se movió pero no mucho, su respiración seguía serena, estaba dormido y si Yokozawa se quedaba callado dormiría con él toda la noche, Yokozawa seguía mirándolo. Demasiada historia la que cargaba Kirishima, demasiados secretos que no mencionaba nunca.... Yokozawa le acaricio la barbilla, no pudo evitarlo, era un simple humano y lo deseo, deseo que Sakura y Hiyori desaparecieran otra vez de la vida de Zen. Era un egoísta y quería a ese hombre solo para él.

    Se odio por ese sentimiento pero no se arrepentía de él.

    ∞∞xxx∞∞

    Hola y gracias por la comprensión, me he tardado por asuntos del trabajo, y la U pero mantendremos un mínimo de dos actos por semana. De hecho ya vimos a Ijuuin y veremos algo más... en especial ahora que Yukina y Yokozawa se hagan cargo de la firma de autógrafos en Marimobook.

    Espero que todo esté bien y bonito... nos leemos luego.

    Btalkrajo
  11. .

    32 Tacones de mujer



    ***(Ed Sheeran) El club no es el mejor sitio para encontrar una amante, — así que es al bar a donde voy. — Mis amigos y yo, en la mesa tomando chupitos, — bebiendo rápido y luego hablando despacio. — Tú te acercas — y comienzas una conversación solo conmigo; — y créeme, te daré una oportunidad. — Ahora, me agarras de la mano, alto, — pones a Van (Morrison) en la máquina de discos — y entonces empezamos a bailar; — y ahora yo estoy cantando así... —... — Chica, sabes que quiero tu amor, — tu amor fue hecho a mano para alguien como yo. — Vamos, ahora, haz lo que yo digo. — puede que esté loco, no me hagas caso. — Tú dices, chico, no hablemos demasiado; — agárrame de la cintura y pon ese cuerpo sobre el mío. — Vamos, haz lo que yo digo, — vamos, vamos ahora, haz lo que yo digo...

    — ¡Basta ya!

    Seiya perdió la paciencia en el estribillo, estaba cansado de que sus estudiantes mirasen distraídas al guapo joven que leía afuera, Yukina Kou era demasiado hermoso para las calles comunes llenas de adolecentes jóvenes soñando con príncipes azules. Seiya no le odiaba por es (en realidad le apreciaba mucho) le odiaba por ser el guapo más tonto de los tontos, Yukina actuaba como si no se diera cuenta de cómo reaccionaban todos a él.

    — Puedes irle a hacer publicidad a Casandra Claire en otro lado por favor — Seiya miraba molesto a Kou, molesto más aun por haber ayudado en su publicidad

    — Perdona... es que este libro es muy bueno, te encantaría

    — Seguro. Me pasare por MarimoBook para comprarlo... — las chicas tomaron nota de la librería, se les podía ver en la mirada – Ahora vete a hacer tu publicidad a otro lado, aquí bailamos, no leemos

    — La lectura es la danza del alma, estaré en el café Meru, sus pastelillos son delicioso

    — Yukina. Basta de tu maldita publicidad

    Seiya se giró y miro a las chicas que admiraban embelesadas como el otro guardaba sus cosas, Seiya no se había pasado media hora limpiando los cristales para eso, no para que ellas se quedaran mirando embobadas a Yukina. ¡Es gay, no tenéis oportunidad panda de brutas! Pensar así era de envidioso, pero ellas estaban ignorando lo que él amaba. Bailar. Bailar sin duda era lo que Seiya mas disfrutaba y ver como sus estudiantes no prestaban la atención requerida lo molestaba, y ahí seguía Yukina como si meter un libro en la mochila y salir tuviera que ser un acto tan protocolizado.

    — Haber señoritas – dijo, aunque tres de ellas eran casadas — ¿Por qué me tratan así? ¿Ya no me quieren? – su fingida pena surtió efecto y ellas olvidaron al desconocido que antes leía

    — Te preferimos definitivamente – dijo una

    — Seiya perdónanos... vamos a ponerle ganas – aviso otra

    El espejo mostraba los movimientos del grupo, Yukina ya no estaba fuera para distraerlas y comenzaron a bailar otra vez.

    *****xxxxx*****

    Misaki caminaba de ida a sus clases, estaba en el grupo de Yokozawa y aunque al comienzo le había dado algo de miedo, ahora mismo estaba muy cómoda con las clases, la gente pasaba a su lado, ella a veces deseaba ser más guapa, detener alguna mirada pero eso no le sucedía, Kaede al contrario odiaba que la mirasen, tenía el cabello rojo como su hermana Aikawa y los senos más grandes que Misaki, los hombres siempre la miraban de más... Misaki en eso era casi invisible, caminaba con una nube de malestar sobre la cabeza.

    Yokozawa iba llegando a Ariane cuando vio a Misaki llegando, la joven era bastante guapa y alegre aunque en ella había un vacío tan triste que en alguna ocasión Yokozawa había estado tentado a preguntarle. No se atrevía. Lo poco que sabía era lo que todos sabían, su hermano y ella eran huérfanos acogidos por la familia Usami (Una familia que tenía un Bufete de Abogados internacional y una Constructora que se encargaba del mantenimiento de carreteras) la matrícula de Misaki se había pagado para seis meses, con transferencia y un bono para que la ayudaran... la matrícula de Misaki había pagado los espejos del estudio, luego vino Kaede, cinco meses al contado, la de ella había supuesto el arreglo de los camerinos. Las dos eran las únicas chicas acaudaladas del Ariane. Misaki era bastante tranquila en su trato con las personas, podría pasar por alguien promedio, pero no. Su ropa, sus accesorios, su piel, sus dientes y sus ojos delataban que estaba lejos de pertenecer al conjunto normal y común de personas en el mundo. Incluso cuando comía tenía una delicadeza especial. Sin contar los coches que a veces pasaban a buscarla o traerla, ahora venía caminando.

    — ¿Por qué estás sola? – Yokozawa le regalo una sonrisa y el rostro de la joven se ilumino, sus ojos verdes brillaron y por un momento Yokozawa reconoció en ella un gesto de Kirishima

    — ¡Vine en metro! – Aviso con orgullo — ¡Yo sola sin chofer!

    Esto sonaría de lo más normal en cualquier chica de diecisiete años, pero era Misaki

    — ¡¿Te has vuelto loca?! – Yokozawa palideció y luego se puso rojo de enojo – Misaki, no puedes ir sola en metro, tú no sabes andar sola en metro, podrías haberte perdido, te podrían haber robado y sabes que ha habido casos de acoso en el metro, Imari nos los conto el otro día... no deberías haber venido sola

    Ella parecía avergonzada ahora de su anterior orgullo.

    Se le olvidaba que todos sabían que era no más que una muñeca de porcelana. Su hermano decidía todo sobre ella, incluso la ropa que usaba, en realidad la ropa si era muy bonita pero no poder escoger ni tus calcetines la estaba volviendo loca. Antes se sentía emocionada cada vez que le traían algo para su armario, ahora comenzaba a desesperarse de no poder comprar ni una sola camiseta ella sola. Yokozawa le toco la barbilla con cuidado.

    — Me alegra que lo hicieras porque puedes hacerlo, pero no lo hagas de noche... prométemelo Misaki

    — Crees que no puedo, como todos piensas que soy una inútil

    — No – Yokozawa se mostró serio – creo que eres capaz de muchas cosas Misaki, pero todas las cosas van por pasos, es valiente salir a la ciudad, cuando yo llegue a Tokio me perdí muchas veces, me confundí de calles y también perdí la mochila por dormirme en el metro, ahora no me pierdo y seguro después tu no lo harás, pero tienes que entender que eres una chica y no importa lo valiente que seas y lo mucho que yo odie esto pero... corres peligro estando sola.

    Misaki lo sabía, escuchaba en las noticias sobre acosos en el metro o incluso violación, a veces sonaban en las noticias, Takahiro le decía que en otros lugares del mundo eso ya era noticia todos los días, ella pensaba que nada malo le sucedería, pero ahora, mirando a Yokozawa estuvo segura de que todas las chicas a las que les paso... creyeron estar a salvo.

    — No viajare de noche, lo prometo.

    — Muy bien... y ahora ¿Qué tal tu primer viaje en metro?

    — Fue muy... — estuvo tentada a mentir — ¡Fue muy complicado! No sabía que cada vagón tenía un precio diferente, tampoco que tarjeta debe pasarse solo una vez, y nadie me ayudaba, todos estaban apurados y me empujaban, pensé que a esta hora no estaría tan lleno pero estaba... oh... perdona, es mi hermano... ¿Qué le digo?

    Yokozawa debió de imaginarlo, pero esto le confirmaba lo sabido, su hermano no la mandaría sola a clases, Kaede decía que no la dejaban ni ir a la escuela sola. "Un día se quedó en mi casa y al siguiente ahí estaba Takahiro para llevarnos al colegio" Misaki respondió y mintió. Dijo que había tomado un taxi.

    — Si le digo la verdad se enfadara

    — ¿Qué verdad?

    Yokozawa descubrió a Usami saliendo de Ariane en ese justo momento. El rostro de la chica paso de crema a blanco papel mientras observaba al sujeto que le dedico a Yokozawa una mirada severa.

    — ¿Qué haces con ella fuera de clases?

    Los ojos violetas de Usami parecían cuchillas.

    — Va a ser que también contigo debo dejar las cosas en claro

    "También contigo" Yokozawa miro al edificio, en la ventana estaban 4 personas arremolinadas mirando. Volvió a mirar al Abogado, tenía la ropa impecable, su cabello ordenado pero sin duda, esa imagen pulcra tenía un fallo.

    "No lo sé, voy a invitarla a salir, ya sabes lo que dicen que conseguirlas jóvenes"

    — Seiya... — Yokozawa balbuceo el nombre anticipando lo sucedido — ¡Seiya!

    — ¡Oye no creas que te iras de rositas! – Seiya tenía la cara golpeada, mientras que un hilillo de sangre le manchaba la camiseta, nada grave pero ahí estaban ahora, en la calle como

    Yokozawa apenas podía creerlo, Seiya quería pelear, ¡Pelear! Si lo hacia la gente de la zona no vería mas a su centro como un lugar grato, la imagen y la confianza era todo lo que tenían y Seiya quería tirarlo a la basura cediendo a un impulso por culpa de alguien tan desagradable como Akihiko Usami, desagradable por completo pero aun así su principal patrocinador.

    — Detente ahora – dijo en tono firme – no es la manera de tratar al Sr Usami, respeta a Misaki y las estudiantes

    — ¡No sabes nada Yokozawa!

    — Sé que no es la manera ni el lugar, creo que olvidas que aquí trabajas, te pido que me respetes a mí y a tus demás colegas

    Seiya contuvo una maldición. Era verdad, no podía pelearse frente a las estudiantes y menos cuando era consciente de que había alimentado el fuego de Usami, no esperaba que el remilgado abogado le pagase un puñetazo pero había sucedió y ahora parecía completamente dispuesto a continuar con la pelea.

    Misaki apenas creía lo que veía y oía mientras Usami miro a Yokozawa.

    — Misaki es menor de edad – dijo en tono severo — ¿entiendes que es un delito acosar a una menor de edad?

    Había un aplomo duro en sus palabras.

    — No es acoso – se defendió Seiya – lo que es acoso es que le robes el teléfono a tu hermana para espiar sobre lo que hace

    — No es mi hermana y no la espió, la cuido – volcó su mirada llena de ira en Seiya – olvídate de cualquier asquerosa idea que hayas tenido, nunca dejaríamos que alguien de tu clase se acercase a ella. – Volteo la mirada a Yokozawa – teníamos un trato, es una pena que no lo cumplieras...

    — Pero...

    — Escribiré a Onodera para decirle que su familia no solventara más el estudio

    Yokozawa tembló, de ira y miedo, si cerraban Ariane ¿Dónde irían? A ninguna parte y lo sabía, ese sueño apenas estaba construyéndose y ahora debían renunciar. Buscarían trabajos reales, donde los sueños no tuvieran cabida.

    — Vas a desalojarnos – Yokozawa lo dijo y Seiya y Misaki perdieron todo el color de sus rostros – tal vez... no lo sé... ¿podríamos hablarlo?

    — Claro, has una cita para que atienda su solicitud

    Había una sonrisa vil en la boca del abogado, la sonrisa cruel de quien te tiene en sus manos y aprieta para lastimarte pero dejándote respirar. Yokozawa iría a hablarle, tendría que disculparse por cualquier situación y escuchar las condiciones, en el trato solo habían participado él y Ritsu.

    — Como siempre eres desagradable, no te cansas de ser un aboganster – Ijuuin Kyo estaba con una gafas negras y su camiseta de DG era color crema, marcaba su físico, estaba mirando al abogado y este chirrió los dientes al verlo – no solo acosas a dibujantes, también estas fastidiando coreógrafos, tengo una duda ¿tus clientes te pagan por ser una mierda de persona? Digo, tal vez es algo completamente tuyo eso de no tener sentimientos

    — Como siempre hablando sobre lo que no sabes, Ijuuin... – volteo los ojos a Yokozawa – te aconsejo que pidas la cita pronto. – Luego miro a la chica – vamos

    — Tengo clase de baile – dijo Misaki con una vos suplicante

    — No me enfades mas Misaki, no vas a volver aquí... no vas a volver a verlo

    Yokozawa apenas pudo detenerse un segundo y abrazo a Misaki, la chica ya estaba llorando. No había nada, Seiya no había ido nunca en serio con ella y ella no lo miraba más que de pasada, lo que fuera que el abogado pensara no era cierto, ella y Seiya no tenían ningún tipo de cercanía o relación romántica.

    Pero Ijuuin Kyo no conocía a ninguna de las partes y parecía tener cierto deseo de molestar al abogado así que en vez de ayudar a serenar las cosas decidió hacerlas arder.

    — ¡Esto no me lo creo! – Casi grito en tono jocoso — ¡CELOS! Vienes a fastidias solo por celos... oye es un crimen mirar a adolecente, creo que deberé hablar con su hermano el segundo aboganster, aunque tal vez la venda a buen precio, a Takahiro solo le importa el dinero, igual que tu

    — ¡No hables de mi hermano! – Misaki clavo su mirada verde en Ijuuin, unos ojos verdes preciosos en un rostro suave de porcelana, los ojos azul cobalto de Yokozawa también lo miraban furiosos

    — Pues hablo de lo que sé — miro a Yokozawa y le juño un ojo – además ni siquiera es guapa, no entiendo porque tanto lio, es normal que los coreógrafos liguen con las estudiantes, no es real solo sirve como publicidad, ¿en serio crees Usami que alguien la tomaría en serio?

    Aquello fue la gota.

    Misaki grito pero ya era tarde el abogado había atinado un puñetazo que hubiera dado en la cara de Ijuuin si este no interponía su mano.

    — Porque no te controlas, — dijo tropezando y ampliando el espacio entre ellos — ¿Qué dirán de tu bufete si peleas en las calles?

    — Crees que eso me importa mucho – Usami estaba lívido de ira – no te metas en lo que no te importa

    — Me interesa, desde luego, creo que tu motivación es algo reprochable pero ¿Qué se puede esperar de los de tu especie?

    Aquello retrocedió a Usami, su mandíbula perecía más dura aun, Yokozawa estaba convencido de que esto acababa de sepultar cualquier mínima oportunidad por salvar Ariane, ahora en definitiva Usami los haría desalojar.

    — ¿Su especie? – Misaki ya no tenía lágrimas en el rostro y se colocó delante del abogado como protegiéndolo – Tienes razón, no se puede esperar nada de nuestra especie, pero sabemos exactamente que esperar de la tuya... basura

    Yokozawa vio como la chica echaba a andar tirando de la mano del abogado, se había incluido a sí misma en cualquiera que fuera la categoría humana donde entrase Usami y aunque parecía dolerle, porque ella era de corazón gentil había llamado basura a Ijuuin.

    Yokozawa se quedó de pie mientras desaparecían en la esquina rumbo al estacionamiento donde el abogado solía guardar su coche.

    — No te preocupes – aviso Ijuuin – seguro que ella hablara con él, la niña maneja con el meñique a ese idiota

    — ¿Qué dices?

    — Misaki Takahashi, él está enamorado de ella, desde luego la chica no lo sabe pero si hubieras visto a Akihiko en la cena de navidad lo sabrías, parecía un perro detrás de su amo.

    — ¿crees que eso me sirve de algo? — ella se había marchado – perdí a mi estudiante y lo más seguro es que pierda a todas sus amigas por esto, aun si no nos desalojaran que lo dudo he perdido a almenos 5 chicas en un minuto – miro a Seiya que aun pálido estaba quieto — ¿Qué demonios hiciste para enfadarlo?

    — Le pedí permiso para salir con Misaki – Seiya estaba sonrojado – pensé que debía hacerlo... no imagine que él también la quisiera

    "El también" Yokozawa miro el rostro compungido de Seiya, luego el de Ijuuin, lamento realmente que el hombre hubiera dicho aquello, Seiya parecía haber visto una realidad cruel, una realidad en la que nunca podría tener a Misaki.

    Aunque... porque no, que Usami amara o no a Misaki no significaba que la chica sintiera algo, tal vez ella no sintiera nada por él, tal vez por eso estaba furioso porque sabía que Seiya podría tener mejor oportunidad, aun si no tenía su dinero o su aspecto o su coche, Seiya siempre hacia reír a Misaki cuando estaban juntos y Yokozawa jamás la había visto sonreír junto a Usami.

    *****xxxxx*****

    — Entonces ella te gusta – dijo Ijuuin ya en la oficina mientras Yokozawa esperaba para su hora de clases para comenzar, no le quedaba mucho y aun así estaba dispuesto a escuchar a Seiya – creo que es loable que le pidieras permiso pero deberías hablarlo con ella primero, digo, ella debería corresponderte antes de que hables con ellos

    — La invite al cine – dijo sereno —. Me dijo que no le darían permiso así que esperaba que él entendiera... pero no lo hizo, me humillo

    — Usami no es mal tipo realmente – asevero Ijuuin – es de un carácter muy complicado pero no es malo

    — Lo llamaste aboganster

    — Bueno... ellos le ganaron la demanda a un amigo mío, le quitaron todos los derechos sobre su obra, todo porque él estaba pensando dejar Marukawa y bueno, son un bufete grande así que he ido tropezando con ellos, no me agrada como sujeto y solo quería molestarlo pero en realidad si lo respeto

    — ¿Por qué? — Yokozawa dejo su silencio – nos echara y no le importa, no le interesa ni los estudiantes ni nuestra inversión, en eso tienes razón a él y a Takahiro solo les interesa el dinero, Takahiro revisa las cuentas, el trato dice que si tenemos perdida por dos meses seguidos nos echan, si hacemos algún tipo de alboroto nos echan, si no mantenemos una media de estudiantes nos echan, tal vez podríamos alquilar un sitio pero apenas tenemos estudiantes y a ese sujeto no le va a importar nada sacarnos

    — Deja que ella le hable... créeme, si esa chica se lo pide no pasara nada

    — Y debo quedarme tranquilo porque tú dices eso, no debiste involucrarte – solo entonces Yokozawa reacciono realmente a su presencia, ¿Qué hacía ahí? — ¿Qué haces aquí?

    *****xxxxx*****

    Kirishima Zen vio al abogado que caminaba con una joven, Misaki de Ariane, una de las alumnas de Yokozawa, pero ella lloraba sujetando un pañuelo en la mano mientras el abogado iba en silencio.

    Zen compro una soda de dieta y se la llevo a la joven que estaba sentada en una pequeña sala de espera, no vio al abogado en la sala al llegar, ella estaba sola.

    — Toma, necesitas azúcar

    — Oh... hola... – ella le sonrió y sus ojos hinchados le dieron un aspecto más tierno, su nariz estaba roja y sus ojos verdes brillaban

    — ¿te puedo ayudar?

    — No... bueno... ¿te gusta bailar en Ariane?

    — Sí, me gusta mucho

    — A mí también... – ella parecía desolada – me gusta que siempre te animan a seguir intentando, que Kisa tiene caramelos para todos y que Yokozawa baila sobre los tacones... me gusta estar ahí porque es como ser libre...

    — ¿quieres ser libre? – Zen la miraba preocupado

    — No... no me gustaría poder hacer lo que quisiera porque sentiría que no le importo a nadie, solo quisiera que comprendieran que a veces quiero hacer algunas cosas y que me apoyaran, pero ahora ya no puedo decirles esto

    — Bueno, aun puedes decirles esto, tu familia comprenderá si eres clara al hablar, además Misaki, me han dicho que te quieren mucho y si eso es verdad y yo creo que es verdad, solo tienes que hablarles

    Kirishima sonrió y el abogado aparecía cargando una carpeta. Tenía el rostro diferente, más suave, más joven, no tenía la fría mirada que solía mostrar, parecía preocupado y miraba a la chica.

    — Buenas tardes Kirishima

    — Usami, bueno Misaki, te veo el viernes en el ensayo

    Ella agacho la cara dejando que su pelo escondiera su rostro. Misaki sabía que no volvería a bailar, también sabía que Ariane dejaría de existir.

    Kirishima salió y ellos dos se quedaron solos.

    — No sabía que lo conocías

    — ¿Cómo podrías? – Misaki apretó la lata – nunca me hablas y no puedes saber nada de mi porque tampoco me dejas hablar contigo

    — Tu y yo hablamos siempre

    — ¡No hablamos nunca! — ella miro a Akihiko con tristeza más que con enojo – por favor... dime que no lo harás

    — ¿hacer qué?

    — Cerrar Ariane, sé que el padre de Ritsu es el dueño pero no entiendo porque depende de ti que funcione o no, no entiendo porque dijo que robaste mi teléfono, tampoco entiendo porque peleaste

    — ¿Por qué me defendiste Misaki?

    Ella enmudeció, tenía un motivo, sabía que saltaría al fuego por él, sin importar el día ella lo protegería, estaba con él, aun si Akihiko jamás veía en ella más de una niña, ella estaba enamorada y no creía que nunca pudiera dejar de quererlo.

    — Porque somos lo mismo... – dijo Misaki seriamente – la misma especie

    — La misma especie – Akihiko repitió serenamente – no lo somos Misaki, tu eres mejor, por eso te cuidamos, porque eres valiosa para nosotros y creo que yo no tenía derecho a decidir por ti, sigo pensando que ese chico... ¿Misaki tú quieres a Seiya?

    — No

    No lo pensó y tampoco tenía que hacerlo.

    — Me invito a salir y le dije que no – ella estaba calmada – lo que quiero es bailar, no ballet, no en una academia de renombre, solo quiero divertirme bailando, cuando me veas en el grupal lo entenderás...

    — No puedo...

    — Puedes, si tú quieres puedes dejar que yo baile, por favor.

    — ¿quieres ir al cine? – Akihiko no la miraba, tenía los ojos en la soda, en sus manos – me refiero los dos, tu y yo

    — Sí, pero no me has respondido

    — Déjame pensarlo – Akihiko la miro – hablare con tu hermano, luego te diré que haremos

    Misaki se quedó quieta mientras el pulgar de Akihiko la rosaba, pensó que él la besaría pero no lo hizo. Se puso de pie y le sonrió. Al ver la sonrisa Misaki entendió algo que no había entendido antes, él ya no le sonreía, ya no la miraba, no como antes, no como cuando corrían por los jardines de la casa Usami o salían por helado con Takahiro, había una brecha entre ellos, y se sintió desdichada. La amabilidad era peor que el amor no correspondido.


    QUOTE (Yoo Joo @ 1/2/2018, 15:48) 
    Pense que había comentado este capítulo desde que lo leí ¿?
    No importa, lo he leído de nuevo. 😊😊😊😊
    Quiero un poco más de Akihiko y Misaki. No se si ya lo había mencionado pero es increíble que hayas hecho a Misaki chika 👯 ¡interesante!
    A seguir esperando conty!
    😁 😁 😁

    Gracias por leerlo!!
  12. .
    QUOTE

    Bajo los tacones de Ariane



    Ella miro hacia el joven de cabello oscuro, sabia su nombre, llevaba sabiéndolo más o menos casi dos meses, desde que atrapo a Zen cuando este regresaba del cine, eso le había dicho...

    Por un tiempo atrapar a su hijo fue como una jugada de escondite, no veía a Zen ni lo encontraba nunca en su casa.

    ¿Qué sabia ella?

    Apenas tres hojas de ese libro, en algún momento Sakura se marchó de casa, por algún tiempo Zen pensó que podrían arreglarlo, en algún momento Zen dejo de creer eso y algún tiempo después Yokozawa apareció. ¿Cómo se habían conocido? No lo sabía, ¿Por qué Zen bailaba en un centro dos veces por semana? No lo sabía ¿Cuándo su hijo vacío su casa? No lo sabía... no lo sabía porque llevaba mucho tiempo sin saber de él, veían a Hiyori muy pocas veces y aunque vivan relativamente cerca siempre habían tratado de no involucrarse en la vida familiar de su hijo.

    Sabia ahora, que eso había sido un error.

    Su hijo se veía bien, guapo, siempre había sido guapo, pero hace cuatro meses... hace cuatro meses ese no era su hijo, no se parecía en nada al precioso niño que llevo en brazos, al adorable jovencito que jugaba baloncesto ni al muchacho que se casó enamorado... no era su hijo, tal vez era un pedazo, un trozo, una sombra, una imitación... pero no su muchacho. Alguien... ella. Si, ella lo había roto y peor que eso se había llevado el torso, se llevó a su hija y tal vez sería difícil que cualquiera en el mundo comprendiera el dolor que supuso para ella descubrir que habían abandonado a su cachorro. La mano de Dios evito que atrapara a Sakura pero no lo evitaría siempre y en algún momento le pediría cuentas por ello.

    — Déjalo cariño – dijo mirando a la niña – tenemos postre así que mejor no te llenes...

    Hiyori le sonreía, Hijo era más Zen de lo que jamás seria Sakura.

    Takafumi comía despacio, la enternecía, le recordaba a su propio esposo. Un muro, una roca firme donde sujetarse y ahí, había un problema, a las personas no les gustan los muros, las rocas, los fuertes porque intimidan, pero en tempestad, si estas con ellos van a protegerte. Alguien diría, que las piedras aplastan y los muros se derrumban, pero ella no lo creía, su esposo le había demostrado por años lo suave que es el cobijo de un muro. Y al ver a Zen sonriendo lo sabía, sabía que Takafumi era el muro que detuvo la tempestad antes de que se llevara a su hijo.

    — ¿Me puedo quedar? – Esa pregunta no la olvidaba, Zen estaba en la puerta con una mochila esperando por ella

    — ¿Por qué me lo preguntas? mientras yo viva y esta sea mi casa tu eres bienvenido y no tienes que preguntar

    Esa noche escucho más... escucho como Zen ya había decidido firmar el divorcio, escucho que se había terminado, que si la amaba ya entendía que no debían estar juntos, que Yokozawa se había marchado molesto de su casa...

    — Me dijo que no volviera a buscarlo nunca, que estoy enfermo, que me he vuelto loco.... Me ha dicho que no puede ayudarme, que ayudarme lo fundiría y que lo olvide...

    Al día siguiente ella fue a la casa... eso no era una casa, ni mucho menos un hogar, eran los restos de cenizas de un huracán, maldijo mil veces el horror visto ahí. Antes no había estado ahí, no desde que encontró a su hijo tirando la basura, mucha basura. Pero después... apenas había polvo, ni muebles, ni vasos, ni fotos... ¿eso quedaba de su hijo? Un vacío que ella no sabía ni imaginaba como llenar... sí. Eso quedaba.

    Su esposo la levanto del suelo cuando ella lloraba sobre esos miserables restos que una mujer dejo. Así que ahora, tenía un lazo solido con Yokozawa Takafumi, ahí sentado comiendo en su mesa con una mueca de sonrisa, un lazo completo porque saco a su hijo del hueco, porque le obligo a moverse y reaccionar y porque ahí estaba Hiyori. Podrían decirle lo que quisieran, pero ella sabía sin duda alguna que, si la niña estaba ahí sentada, se lo debían a Yokozawa.

    **************xxxxxxxxxx****************

    Yokozawa Takafumi sintió una incomodidad que rayaba en lo absurdo, el solo abrazo de la madre de Zen parecía evocarle odios internos que comenzaban a crecer, envidias absurdas que no tenían sentido. ¿Qué importaba si Zen tenía una madre cuando la suya lo abandono sin pensárselo? No importaba en realidad, pero de pronto la mesa de Zen no era como las mesas en las que solía comer, había dos ahí. Zen tenia ambos padres, su madre hacia postres su padre ponía la mesa, su madre instaba a comer más, su padre contaba anécdotas, no era como otras mesas.

    Cuando Ann tenía 20 se revelo al matrimonio que sus padres habían concertado para ella, se revelo definitivamente y su padre al hecho de casa. La abuela de Ann en cambio le dejo una herencia, no era mucho, pero eso había ayudado a Ann por cuatro años a sostenerse, al comienzo le fue muy fácil pero después comprendió que el dinero no regresa una vez se ha gastado. Pero la mesa de Ann estaba vacía.

    Ritsu recibía dinero mensualmente, su padre le había pagado los estudios y si le pedía más dinero se lo depositaba, a cambio, Ritsu no debía volver a su casa ni ver nunca a su hermano, tampoco le importaba tanto, su hermano y él jamás habían sido cercanos. Lo sacaron de casa porque era gay pero no dejaron de cuidarle, solo se avergonzaban de él.

    Shouta no tenía una mesa. Simplemente le echaron de casa, solo le dejaron fuera y de ellos no hablaba, si preguntabas se enojaba y en su enojo escondía su tristeza.

    Masamune, él tenía varias mesas a medias, la de su madre, la de su padre y la del hombre que creyó su padre por años, ninguna mesa era cálida y ninguna tenia postre, no podía comer en ellas ni en fiestas ni en navidades, pero iba de todos modos de vez en cuando a visitarles.

    La suya tenía un gato, (era el único con una mascota) pero hasta ahí llegaba su suerte.

    — Gracias — dijo mientras ella con una enorme sonrisa le servía una rebanada de pastel – es muy gentil señora

    — Nos encanta hacer postres – ella siempre hablaba en plural – puedes venir cuando gustes, nos encantara recibirte... también trae a sora cuando gustes...

    Sora parecía realmente cómodo ahí, la niña se había sorprendido de lo grande que era y constantemente lo acariciaba, Yokozawa considero por un momento enfadarse por semejante traición, pero después desecho esa idea, a los gatos les gustan los niños. Además, no podía enfadarse porque hubiera más personas que su gato aceptara, aunque nunca había sido huraño realmente lo sorprendía lo dócil que se comportaba en ese momento.

    Sus ojos encontraron los de Zen, amarlo dolía... perderlo lo mataría.

    **************xxxxxxxxxx****************

    — Papa tiene novia – dijo una voz suave — él duerme ahora con ella

    — ¡¿Qué?! – la madre de Zen parecía sorprendidísima ante las declaraciones de su nieta — ¿Hiyori de donde sacas eso?

    — Él lo dijo, que durmió toda la noche tocándole la barriga y que le hizo el desayuno en la mañana

    Yokozawa fulmino con la mirada a Kirishima mientras este tosía atracado de risa.

    ¿Qué de esa risa?

    Kirishima Zen tenía una mano sujetando su estómago mientras reía, Yokozawa jamás lo había visto reírse de ese modo, no parecía el mismo. Luego miro a la niña como si ella fuera ella un pequeño payaso.

    — Pero Hiyo... de donde sacas eso, estuve toda la noche con Sorata – mirando al gato que dormía en el sillón estirado sobre su espalda, resultaba fácil imaginar que Zen se la hubiera pasado acariciándole la barriga – aunque es verdad que le hice el desayuno, puse la medida justa de comida en su plato.

    Yokozawa miro hacia los objetos y en realidad parecían nuevos.

    — Oye... — dijo sin evitar sonar rudo — ¿pensabas quedarte con mi gato?

    — Oh... bueno.... Es una posibilidad – Kirishima movió los hombros como si eso fuera algo completamente lógico y normal. Yokozawa deseo ahorcarlo

    — ¡Eres el peor!

    — En realidad, soy el indicado

    Yokozawa se quedó en silencio. Había una confianza plena en la voz de Kirishima, esa parte de Zen lo aplastaba, la seguridad y la confianza. Levantar una ceja o poner una fresa en su boca observándote sabiendo que lo adoras, que lo deseas y en la misma mirada diciéndote que deberías agradecerle por estar ahí ante tus ojos. Una parte de Yokozawa estaba sumamente agradecida de poder verlo.

    De hecho, en ese momento no tenía miedo alguno.

    ¿Qué era lo que antes había deseado? Oh, sí, solo poder tenerlo cerca, sentirse sereno siendo su amigo y con el tiempo dejar de sentir aquel enamoramiento... ¿Cómo había terminado? (aunque este definitivamente no era el final) Indiscutiblemente enamorado. Y peor que eso, confesamente enamorado, Zen parecía cómodo con su presencia en su casa, cómodo con el sonido su voz, cómodo con Sora.

    — Por cierto, encontré tu recetario anoche

    — ¿mi rece...? ¡mi recetario! – había olvidado por completo aquel recetario concentrado en besar a Kirishima aquella noche, concentrado en acariciarle la espalda, concentrado en disfrutar con cada célula en su cuerpo de ese beso... pero ahí estaba el recetario.

    — Si, ven – le sonrió – está en mi habitación... — miro a los otros presentes con cariño — ustedes pongan la película nosotros venimos en un momento...

    Su madre aviso que escogerían una con Hiyori y su padre que haría palomitas de maíz mientras ellos entraban a la pequeña habitación, un espacio donde Yokozawa no había vuelto a estar. Zen cerró la puerta con cuidado de que no sonara el pestillo y se cruzó de brazos mirándole fijamente, Yokozawa se chocó con el armario mirándole a sabiendas de que Zen parecía enfadado.

    — Entonces – comenzó – si estás enamorado de mi puedes explicarme porque intentas alejarte de mí, digo, lo lógico sería que quisieras estar conmigo y no evitándome con falsos ensayos

    — No lo entiendes

    — ¿Cómo podría? – Zen jugueteaba con una tarjeta entre sus dedos – no puedo entender cuando no me dices las cosas, no sé cómo hacer las cosas bien contigo y mientras más me esfuerzo parece que más te irritas

    — No es así

    — ¿entonces? - comenzó - Yokozawa se perfectamente que tu vida no gira en torno a mí, la mía no gira en torno a ti, pero se supone que hay momentos para nosotros, para que estemos juntos, no puedo despertar con la duda sobre cómo vas a comportarte ese día. El sábado todo está bien, el lunes no quieres ni verme

    — No es así... no me llamaste ni me dijiste nada y no sabía cómo sentirme, tu esposa y tu hija son tu vida, tu vida real... tu hija... — Yokozawa lo dijo sin pensar, pero desde el fondo de su ser – tu hija merece un hogar... por ella deberías pensar en intentarlo con tu ex...

    — Es gracioso.... Porque no sabes lo que paso, seguro lo imaginas, pero no me has preguntado ni una vez... — Zen dejo la tarjeta en la mesa — yo no hice nada, no merecía lo que ella me hizo y no merezco volver a estar en esa vida donde alguien más pasa sobre mis sentimientos y si, hablo con despecho y si, la odio. Ella me abandono... yo no rompí mi hogar Yokozawa y no puedo reacomodar las piezas de esa casa de muñecas, intenté y no lo conseguí ni una sola vez... te dije que quiero intentarlo entre nosotros, que quiero estar contigo... ¿quieres estar tu conmigo? Si no estás seguro, ni no quieres o si nos apresuramos con esto podemos hablarlo, podemos pensarlo y si quieres detenernos.... ¿es lo que quieres?

    — No se trata de eso

    — Tu ya sabes lo que yo quiero – rebatió Zen acercándose y cortando el espacio ente ambos – todo lo que quiero – Yokozawa abrió los ojos al sentir la mano de Zen en el bordillo de sus pantalones – aun eso sigue pendiente entre nosotros ¿no?

    — Tus padres....

    El sonido de su propia vos murió bajo la boca de zen el beso apretaba sus cuerpos, las manos de Zen lo atrapaban... no... no era Zen, eran sus manos las que apresaban al otro, Yokozawa se pegaba tanto como podía a Kirishima, este era el momento de saltar, de hacerse pedazos, de confiar en que Zen no dejaría que se rompiera, que si se rompía Ann encontraría todas las piezas y lo ayudaría a sanar, de saber que dolería, dolor como el que jamás había conocido.

    Cuando se separaron la boca de Zen bajaba por su barbilla y su cuello y él caía sobre la cama, estaba semi consiente de las personas al otro lado de la puerta, estaba semi consiente de que no deberían hacer nada de eso en esa habitación y de pronto estaba plenamente consciente de las manos de Kirishima por su espalda, de su muslo chocando suavemente con su entrepierna, de su boca incrustando su lengua y su sabor en ella un sabor delicioso y adictivo, mientras el olor de su colonia y su cuerpo comenzaba a llenarle los pulmones, sus propias manos acariciaban el cuerpo de Zen, parecía tan delgado que sorprendía lo fibroso de su cuerpo, lo marcado que estaba y su suavidad.

    — Oigan la....

    Ambos se desprendieron cuando la voz hablo, no alcanzaron a verlo porque la puerta se cerró de inmediato. Yokozawa sintió como su corazón y su estómago caían al suelo, Zen se puso de pie acomodándose la camisa, ambos se pusieron de pie y se acomodaron la ropa. La puerta volvió a abrirse y unos ojos penetrantes atraparon a Yokozawa. Quiso esconderse, pero el reducido espacio de la habitación no se lo permitía.

    — La película va a comenzar – dijo mirando a Yokozawa como si deseara sacarlo a golpes de su casa – vayan... los dos – recalco – a sentarse con los demás... voy a salir ahora, así que tú y yo – miro a Zen – hablaremos cuando regrese.

    Yokozawa escucho como el hombre decía que tenía algo urgente y salía sin más, volvería luego y hablaría con Zen de esto, de lo visto, Yokozawa se dejó caer en la cama.

    Realmente no era justo con nadie.

    — Lo siento mucho – dijo Zen – estaba seguro de que eche el pestillo... espero que mi padre no piense que eres un ligero, le diré que yo te acose

    — ¿esto es un chiste para ti?

    — Es mi padre Yokozawa... si dice que hablara conmigo es que hablaremos, si quisiera pelear o gritarme o echarte lo hubiese hecho, ¿lo escuchaste? Hay una película esperándonos

    — Es mejor que me marche – Yokozawa se puso de pie nervioso – me quedare cinco minutos para disimular y me iré...

    — Oye – Zen volvía a parecer molesto — ¿quieres esto o no?

    — ¡Tu padre acaba de vernos! – aunque susurraba a gritos, Yokozawa quería ser claro en el hecho de que esto era complicado y difícil, no imaginaba como podría terminar de otra manera

    — Hum... ¿se supone que tú crees que mis padres no saben sobre ti?

    — Les dijiste que te gusta un hombre – Yokozawa lo veía furioso, Zen no había hablado con sus padres en esos términos, les había dicho que Yokozawa lo ayudaba, que lo había motivado a firmar el divorcio, incluso había insistido en lo sexy que se veía bailando en tacones y había mostrado a su madre el video del concurso. Ella realmente se había sorprendido al ver como usaban tacones altos y legins tan ajustados, pero no, no les había mencionado que Yokozawa le atraía

    — No... pensaba decir algo como ¿les agrada? Ellos dirían si y yo diría, pues voy a pedirle que seamos pareja... ya sabes para hacerlos sentir incluidos

    — Eres estúpido, crees que tu padre siquiera querrá volver a verme en su casa después de esto, no tienes idea. No sabes lo que significa para él esto, para tu madre o para tu hija... ¿es en serio? ¿no has pensado en nadie?

    Kirishima Zen sujeto el recetario en las manos, miro a Yokozawa que tenía razón, había miles de posibilidades malas, hirientes y dolorosas, pero...

    — Me preocupare de lo que mi padre diga, cuando lo haya dicho, nosotros no construimos castillos en el aire Yokozawa... supongo que hay personas para las que esto es diferente, en realidad ni siquiera sé si será fácil para mí pero...amo a mi familia y me han demostrado que debí buscar ayuda en ellos antes, no voy a volver a esconderme de ellos porque la verdad si me lastimas yo seguramente no podre golpearte pero mi padre te romperá una pierna... piénsalo cuando quieras hacerme daño – la sonrisa en sus labios, la confianza en su mirada. ¿Ese era Zen enamorado? Podía la misma persona haber cambiado tanto... Yokozawa sabía que al comienzo era más denso, que no sonreía, que parecía enojado y esa barba descuidada y las ojeras... tal vez así era a cierta edad, a un momento de tu vida, la familia de Yokozawa no sabía que era gay, hablaba poco con ellos pero no lo sabían, su padre si, por eso le pago las clases de baile, por eso le pagaba las de pintura, por eso le hablaba de cuidarse y de que los hombres podrían lastimarlo... "nunca te metas con un hombre casado Numfy, mereces uno que se quiera casar contigo" "no podría casarme en Japón papá" "qué bueno que el mundo es grande..." y le sonreía, aunque si padre nunca miraba a los ojos de nadie. Su padre lo amaba...su padre aprobaría a Zen.

    — Pues no soy ningún ligero – dijo – también soy bueno en la cocina y las manualidades, me gusta la música variada y puedo ayudar a pintar una casa... — Yokozawa sonreía – y dile que si te lastimo puede romperme la pierna

    Beso los labios de Zen, cuando salieron los reyes de Arendele llevaban a Anna para que los trolls la curasen, se habían perdido el inicio de Frozen, aun así, se sentaron mientras Hiyo sostenía a Sora en medio de ella y su abuela, el gato parecía maravillado con esa casa. Yokozawa también lo estaba. Esta era una casa de verdad.

    Yokozawa miro a la niña y a su padre, se parecían físicamente mucho, estaba sintiendo felicidad plena solo con verlos juntos... y el miedo ataco. ¿Qué haría la madre de la niña si lo descubría? ¿dejaría a la niña y a Yokozawa en la misma mesa? ¿volvería a separar a Hiyo de su padre? Y la pregunta que más quería responder, la que le comía el corazón todas las veces que lo pensaba. Si Zen era realmente maravilloso ¿Por qué es que ella se fue?



    **************xxxxxxxxxx****************

    ***(Ed Sheeran) El club no es el mejor sitio para encontrar una amante, — así que es al bar a donde voy. — Mis amigos y yo, en la mesa tomando chupitos, — bebiendo rápido y luego hablando despacio. — Tú te acercas — y comienzas una conversación solo conmigo; — y créeme, te daré una oportunidad. — Ahora, me agarras de la mano, alto, — pones a Van (Morrison) en la máquina de discos — y entonces empezamos a bailar; — y ahora yo estoy cantando así... —... — Chica, sabes que quiero tu amor, — tu amor fue hecho a mano para alguien como yo. — Vamos, ahora, haz lo que yo digo. — puede que esté loco, no me hagas caso. — Tú dices, chico, no hablemos demasiado; — agárrame de la cintura y pon ese cuerpo sobre el mío. — Vamos, haz lo que yo digo, — vamos, vamos ahora, haz lo que yo digo...

    — ¡Basta ya!

    Seiya perdió la paciencia en el estribillo, estaba cansado de que sus estudiantes mirasen distraídas al guapo joven que leía afuera, Yukina Kou era demasiado hermoso para las calles comunes llenas de adolecentes jóvenes soñando con príncipes azules. Seiya no le odiaba por es (en realidad le apreciaba mucho) le odiaba por ser el guapo más tonto de los tontos, Yukina actuaba como si no se diera cuenta de cómo reaccionaban todos a él.

    — Puedes irle a hacer publicidad a Casandra Claire en otro lado por favor — Seiya miraba molesto a Kou, molesto más aun por haber ayudado en su publicidad

    — Perdona... es que este libro es muy bueno, te encantaría

    — Seguro. Me pasare por MarimoBook para comprarlo... — las chicas tomaron nota de la librería, se les podía ver en la mirada – Ahora vete a hacer tu publicidad a otro lado, aquí bailamos, no leemos

    — La lectura es la danza del alma, estaré en el café Meru, sus pastelillos son delicioso

    — Yukina. Basta de tu maldita publicidad

    Seiya se giró y miro a las chicas que admiraban embelesadas como el otro guardaba sus cosas, Seiya no se había pasado media hora limpiando los cristales para eso, no para que ellas se quedaran mirando embobadas a Yukina. ¡Es gay, no tenéis oportunidad panda de brutas! Pensar así era de envidioso, pero ellas estaban ignorando lo que él amaba. Bailar. Bailar sin duda era lo que Seiya mas disfrutaba y ver como sus estudiantes no prestaban la atención requerida lo molestaba, y ahí seguía Yukina como si meter un libro en la mochila y salir tuviera que ser un acto tan protocolizado.

    — Haber señoritas – dijo, aunque tres de ellas eran casadas — ¿Por qué me tratan así? ¿Ya no me quieren? – su fingida pena surtió efecto y ellas olvidaron al desconocido que antes leía

    — Te preferimos definitivamente – dijo una

    — Seiya perdónanos... vamos a ponerle ganas – aviso otra

    El espejo mostraba los movimientos del grupo, Yukina ya no estaba fuera para distraerlas y comenzaron a bailar otra vez.

    *****xxxxx*****

    Misaki caminaba de ida a sus clases, estaba en el grupo de Yokozawa y aunque al comienzo le había dado algo de miedo, ahora mismo estaba muy cómoda con las clases, la gente pasaba a su lado, ella a veces deseaba ser más guapa, detener alguna mirada pero eso no le sucedía, Kaede al contrario odiaba que la mirasen, tenía el cabello rojo como su hermana Aikawa y los senos más grandes que Misaki, los hombres siempre la miraban de más... Misaki en eso era casi invisible, caminaba con una nube de malestar sobre la cabeza.

    Yokozawa iba llegando a Ariane cuando vio a Misaki llegando, la joven era bastante guapa y alegre aunque en ella había un vacío tan triste que en alguna ocasión Yokozawa había estado tentado a preguntarle. No se atrevía. Lo poco que sabía era lo que todos sabían, su hermano y ella eran huérfanos acogidos por la familia Usami (Una familia que tenía un Bufete de Abogados internacional y una Constructora que se encargaba del mantenimiento de carreteras) la matrícula de Misaki se había pagado para seis meses, con transferencia y un bono para que la ayudaran... la matrícula de Misaki había pagado los espejos del estudio, luego vino Kaede, cinco meses al contado, la de ella había supuesto el arreglo de los camerinos. Las dos eran las únicas chicas acaudaladas del Ariane. Misaki era bastante tranquila en su trato con las personas, podría pasar por alguien promedio, pero no. Su ropa, sus accesorios, su piel, sus dientes y sus ojos delataban que estaba lejos de pertenecer al conjunto normal y común de personas en el mundo. Incluso cuando comía tenía una delicadeza especial. Sin contar los coches que a veces pasaban a buscarla o traerla, ahora venía caminando.

    — ¿Por qué estás sola? – Yokozawa le regalo una sonrisa y el rostro de la joven se ilumino, sus ojos verdes brillaron y por un momento Yokozawa reconoció en ella un gesto de Kirishima

    — ¡Vine en metro! – Aviso con orgullo — ¡Yo sola sin chofer!

    Esto sonaría de lo más normal en cualquier chica de diecisiete años, pero era Misaki

    — ¡¿Te has vuelto loca?! – Yokozawa palideció y luego se puso rojo de enojo – Misaki, no puedes ir sola en metro, tú no sabes andar sola en metro, podrías haberte perdido, te podrían haber robado y sabes que ha habido casos de acoso en el metro, Imari nos los conto el otro día... no deberías haber venido sola

    Ella parecía avergonzada ahora de su anterior orgullo.

    Se le olvidaba que todos sabían que era no más que una muñeca de porcelana. Su hermano decidía todo sobre ella, incluso la ropa que usaba, en realidad la ropa si era muy bonita pero no poder escoger ni tus calcetines la estaba volviendo loca. Antes se sentía emocionada cada vez que le traían algo para su armario, ahora comenzaba a desesperarse de no poder comprar ni una sola camiseta ella sola. Yokozawa le toco la barbilla con cuidado.

    — Me alegra que lo hicieras porque puedes hacerlo, pero no lo hagas de noche... prométemelo Misaki

    — Crees que no puedo, como todos piensas que soy una inútil

    — No – Yokozawa se mostró serio – creo que eres capaz de muchas cosas Misaki, pero todas las cosas van por pasos, es valiente salir a la ciudad, cuando yo llegue a Tokio me perdí muchas veces, me confundí de calles y también perdí la mochila por dormirme en el metro, ahora no me pierdo y seguro después tu no lo harás, pero tienes que entender que eres una chica y no importa lo valiente que seas y lo mucho que yo odie esto pero... corres peligro estando sola.

    Misaki lo sabía, escuchaba en las noticias sobre acosos en el metro o incluso violación, a veces sonaban en las noticias, Takahiro le decía que en otros lugares del mundo eso ya era noticia todos los días, ella pensaba que nada malo le sucedería, pero ahora, mirando a Yokozawa estuvo segura de que todas las chicas a las que les paso... creyeron estar a salvo.

    — No viajare de noche, lo prometo.

    — Muy bien... y ahora ¿Qué tal tu primer viaje en metro?

    — Fue muy... — estuvo tentada a mentir — ¡Fue muy complicado! No sabía que cada vagón tenía un precio diferente, tampoco que tarjeta debe pasarse solo una vez, y nadie me ayudaba, todos estaban apurados y me empujaban, pensé que a esta hora no estaría tan lleno pero estaba... oh... perdona, es mi hermano... ¿Qué le digo?

    Yokozawa debió de imaginarlo, pero esto le confirmaba lo sabido, su hermano no la mandaría sola a clases, Kaede decía que no la dejaban ni ir a la escuela sola. "Un día se quedó en mi casa y al siguiente ahí estaba Takahiro para llevarnos al colegio" Misaki respondió y mintió. Dijo que había tomado un taxi.

    — Si le digo la verdad se enfadara

    — ¿Qué verdad?

    Yokozawa descubrió a Usami saliendo de Ariane en ese justo momento. El rostro de la chica paso de crema a blanco papel mientras observaba al sujeto que le dedico a Yokozawa una mirada severa.

    — ¿Qué haces con ella fuera de clases?

    Los ojos violetas de Usami parecían cuchillas.

    — Va a ser que también contigo debo dejar las cosas en claro

    "También contigo" Yokozawa miro al edificio, en la ventana estaban 4 personas arremolinadas mirando. Volvió a mirar al Abogado, tenía la ropa impecable, su cabello ordenado pero sin duda, esa imagen pulcra tenía un fallo.

    "No lo sé, voy a invitarla a salir, ya sabes lo que dicen que conseguirlas jóvenes"

    — Seiya... — Yokozawa balbuceo el nombre anticipando lo sucedido — ¡Seiya!

    — ¡Oye no creas que te iras de rositas! – Seiya tenía la cara golpeada, mientras que un hilillo de sangre le manchaba la camiseta, nada grave pero ahí estaban ahora, en la calle como

    Yokozawa apenas podía creerlo, Seiya quería pelear, ¡Pelear! Si lo hacia la gente de la zona no vería mas a su centro como un lugar grato, la imagen y la confianza era todo lo que tenían y Seiya quería tirarlo a la basura cediendo a un impulso por culpa de alguien tan desagradable como Akihiko Usami, desagradable por completo pero aun así su principal patrocinador.

    — Detente ahora – dijo en tono firme – no es la manera de tratar al Sr Usami, respeta a Misaki y las estudiantes

    — ¡No sabes nada Yokozawa!

    — Sé que no es la manera ni el lugar, creo que olvidas que aquí trabajas, te pido que me respetes a mí y a tus demás colegas

    Seiya contuvo una maldición. Era verdad, no podía pelearse frente a las estudiantes y menos cuando era consciente de que había alimentado el fuego de Usami, no esperaba que el remilgado abogado le pagase un puñetazo pero había sucedió y ahora parecía completamente dispuesto a continuar con la pelea.

    Misaki apenas creía lo que veía y oía mientras Usami miro a Yokozawa.

    — Misaki es menor de edad – dijo en tono severo — ¿entiendes que es un delito acosar a una menor de edad?

    Había un aplomo duro en sus palabras.

    — No es acoso – se defendió Seiya – lo que es acoso es que le robes el teléfono a tu hermana para espiar sobre lo que hace

    — No es mi hermana y no la espió, la cuido – volcó su mirada llena de ira en Seiya – olvídate de cualquier asquerosa idea que hayas tenido, nunca dejaríamos que alguien de tu clase se acercase a ella. – Volteo la mirada a Yokozawa – teníamos un trato, es una pena que no lo cumplieras...

    — Pero...

    — Escribiré a Onodera para decirle que su familia no solventara más el estudio

    Yokozawa tembló, de ira y miedo, si cerraban Ariane ¿Dónde irían? A ninguna parte y lo sabía, ese sueño apenas estaba construyéndose y ahora debían renunciar. Buscarían trabajos reales, donde los sueños no tuvieran cabida.

    — Vas a desalojarnos – Yokozawa lo dijo y Seiya y Misaki perdieron todo el color de sus rostros – tal vez... no lo sé... ¿podríamos hablarlo?

    — Claro, has una cita para que atienda su solicitud

    Había una sonrisa vil en la boca del abogado, la sonrisa cruel de quien te tiene en sus manos y aprieta para lastimarte pero dejándote respirar. Yokozawa iría a hablarle, tendría que disculparse por cualquier situación y escuchar las condiciones, en el trato solo habían participado él y Ritsu.

    — Como siempre eres desagradable, no te cansas de ser un aboganster – Ijuuin Kyo estaba con una gafas negras y su camiseta de DG era color crema, marcaba su físico, estaba mirando al abogado y este chirrió los dientes al verlo – no solo acosas a dibujantes, también estas fastidiando coreógrafos, tengo una duda ¿tus clientes te pagan por ser una mierda de persona? Digo, tal vez es algo completamente tuyo eso de no tener sentimientos

    — Como siempre hablando sobre lo que no sabes, Ijuuin... – volteo los ojos a Yokozawa – te aconsejo que pidas la cita pronto. – Luego miro a la chica – vamos

    — Tengo clase de baile – dijo Misaki con una vos suplicante

    — No me enfades mas Misaki, no vas a volver aquí... no vas a volver a verlo

    Yokozawa apenas pudo detenerse un segundo y abrazo a Misaki, la chica ya estaba llorando. No había nada, Seiya no había ido nunca en serio con ella y ella no lo miraba más que de pasada, lo que fuera que el abogado pensara no era cierto, ella y Seiya no tenían ningún tipo de cercanía o relación romántica.

    Pero Ijuuin Kyo no conocía a ninguna de las partes y parecía tener cierto deseo de molestar al abogado así que en vez de ayudar a serenar las cosas decidió hacerlas arder.

    — ¡Esto no me lo creo! – Casi grito en tono jocoso — ¡CELOS! Vienes a fastidias solo por celos... oye es un crimen mirar a adolecente, creo que deberé hablar con su hermano el segundo aboganster, aunque tal vez la venda a buen precio, a Takahiro solo le importa el dinero, igual que tu

    — ¡No hables de mi hermano! – Misaki clavo su mirada verde en Ijuuin, unos ojos verdes preciosos en un rostro suave de porcelana, los ojos azul cobalto de Yokozawa también lo miraban furiosos

    — Pues hablo de lo que sé — miro a Yokozawa y le juño un ojo – además ni siquiera es guapa, no entiendo porque tanto lio, es normal que los coreógrafos liguen con las estudiantes, no es real solo sirve como publicidad, ¿en serio crees Usami que alguien la tomaría en serio?

    Aquello fue la gota.

    Misaki grito pero ya era tarde el abogado había atinado un puñetazo que hubiera dado en la cara de Ijuuin si este no interponía su mano.

    — Porque no te controlas, — dijo tropezando y ampliando el espacio entre ellos — ¿Qué dirán de tu bufete si peleas en las calles?

    — Crees que eso me importa mucho – Usami estaba lívido de ira – no te metas en lo que no te importa

    — Me interesa, desde luego, creo que tu motivación es algo reprochable pero ¿Qué se puede esperar de los de tu especie?

    Aquello retrocedió a Usami, su mandíbula perecía más dura aun, Yokozawa estaba convencido de que esto acababa de sepultar cualquier mínima oportunidad por salvar Ariane, ahora en definitiva Usami los haría desalojar.

    — ¿Su especie? – Misaki ya no tenía lágrimas en el rostro y se colocó delante del abogado como protegiéndolo – Tienes razón, no se puede esperar nada de nuestra especie, pero sabemos exactamente que esperar de la tuya... basura

    Yokozawa vio como la chica echaba a andar tirando de la mano del abogado, se había incluido a sí misma en cualquiera que fuera la categoría humana donde entrase Usami y aunque parecía dolerle, porque ella era de corazón gentil había llamado basura a Ijuuin.

    Yokozawa se quedó de pie mientras desaparecían en la esquina rumbo al estacionamiento donde el abogado solía guardar su coche.

    — No te preocupes – aviso Ijuuin – seguro que ella hablara con él, la niña maneja con el meñique a ese idiota

    — ¿Qué dices?

    — Misaki Takahashi, él está enamorado de ella, desde luego la chica no lo sabe pero si hubieras visto a Akihiko en la cena de navidad lo sabrías, parecía un perro detrás de su amo.

    — ¿crees que eso me sirve de algo? — ella se había marchado – perdí a mi estudiante y lo más seguro es que pierda a todas sus amigas por esto, aun si no nos desalojaran que lo dudo he perdido a almenos 5 chicas en un minuto – miro a Seiya que aun pálido estaba quieto — ¿Qué demonios hiciste para enfadarlo?

    — Le pedí permiso para salir con Misaki – Seiya estaba sonrojado – pensé que debía hacerlo... no imagine que él también la quisiera

    "El también" Yokozawa miro el rostro compungido de Seiya, luego el de Ijuuin, lamento realmente que el hombre hubiera dicho aquello, Seiya parecía haber visto una realidad cruel, una realidad en la que nunca podría tener a Misaki.

    Aunque... porque no, que Usami amara o no a Misaki no significaba que la chica sintiera algo, tal vez ella no sintiera nada por él, tal vez por eso estaba furioso porque sabía que Seiya podría tener mejor oportunidad, aun si no tenía su dinero o su aspecto o su coche, Seiya siempre hacia reír a Misaki cuando estaban juntos y Yokozawa jamás la había visto sonreír junto a Usami.

    *****xxxxx*****

    — Entonces ella te gusta – dijo Ijuuin ya en la oficina mientras Yokozawa esperaba para su hora de clases para comenzar, no le quedaba mucho y aun así estaba dispuesto a escuchar a Seiya – creo que es loable que le pidieras permiso pero deberías hablarlo con ella primero, digo, ella debería corresponderte antes de que hables con ellos

    — La invite al cine – dijo sereno —. Me dijo que no le darían permiso así que esperaba que él entendiera... pero no lo hizo, me humillo

    — Usami no es mal tipo realmente – asevero Ijuuin – es de un carácter muy complicado pero no es malo

    — Lo llamaste aboganster

    — Bueno... ellos le ganaron la demanda a un amigo mío, le quitaron todos los derechos sobre su obra, todo porque él estaba pensando dejar Marukawa y bueno, son un bufete grande así que he ido tropezando con ellos, no me agrada como sujeto y solo quería molestarlo pero en realidad si lo respeto

    — ¿Por qué? — Yokozawa dejo su silencio – nos echara y no le importa, no le interesa ni los estudiantes ni nuestra inversión, en eso tienes razón a él y a Takahiro solo les interesa el dinero, Takahiro revisa las cuentas, el trato dice que si tenemos perdida por dos meses seguidos nos echan, si hacemos algún tipo de alboroto nos echan, si no mantenemos una media de estudiantes nos echan, tal vez podríamos alquilar un sitio pero apenas tenemos estudiantes y a ese sujeto no le va a importar nada sacarnos

    — Deja que ella le hable... créeme, si esa chica se lo pide no pasara nada

    — Y debo quedarme tranquilo porque tú dices eso, no debiste involucrarte – solo entonces Yokozawa reacciono realmente a su presencia, ¿Qué hacía ahí? — ¿Qué haces aquí?

    *****xxxxx*****

    Kirishima Zen vio al abogado que caminaba con una joven, Misaki de Ariane, una de las alumnas de Yokozawa, pero ella lloraba sujetando un pañuelo en la mano mientras el abogado iba en silencio.

    Zen compro una soda de dieta y se la llevo a la joven que estaba sentada en una pequeña sala de espera, no vio al abogado en la sala al llegar, ella estaba sola.

    — Toma, necesitas azúcar

    — Oh... hola... – ella le sonrió y sus ojos hinchados le dieron un aspecto más tierno, su nariz estaba roja y sus ojos verdes brillaban

    — ¿te puedo ayudar?

    — No... bueno... ¿te gusta bailar en Ariane?

    — Sí, me gusta mucho

    — A mí también... – ella parecía desolada – me gusta que siempre te animan a seguir intentando, que Kisa tiene caramelos para todos y que Yokozawa baila sobre los tacones... me gusta estar ahí porque es como ser libre...

    — ¿quieres ser libre? – Zen la miraba preocupado

    — No... no me gustaría poder hacer lo que quisiera porque sentiría que no le importo a nadie, solo quisiera que comprendieran que a veces quiero hacer algunas cosas y que me apoyaran, pero ahora ya no puedo decirles esto

    — Bueno, aun puedes decirles esto, tu familia comprenderá si eres clara al hablar, además Misaki, me han dicho que te quieren mucho y si eso es verdad y yo creo que es verdad, solo tienes que hablarles

    Kirishima sonrió y el abogado aparecía cargando una carpeta. Tenía el rostro diferente, más suave, más joven, no tenía la fría mirada que solía mostrar, parecía preocupado y miraba a la chica.

    — Buenas tardes Kirishima

    — Usami, bueno Misaki, te veo el viernes en el ensayo

    Ella agacho la cara dejando que su pelo escondiera su rostro. Misaki sabía que no volvería a bailar, también sabía que Ariane dejaría de existir.

    Kirishima salió y ellos dos se quedaron solos.

    — No sabía que lo conocías

    — ¿Cómo podrías? – Misaki apretó la lata – nunca me hablas y no puedes saber nada de mi porque tampoco me dejas hablar contigo

    — Tu y yo hablamos siempre

    — ¡No hablamos nunca! — ella miro a Akihiko con tristeza más que con enojo – por favor... dime que no lo harás

    — ¿hacer qué?

    — Cerrar Ariane, sé que el padre de Ritsu es el dueño pero no entiendo porque depende de ti que funcione o no, no entiendo porque dijo que robaste mi teléfono, tampoco entiendo porque peleaste

    — ¿Por qué me defendiste Misaki?

    Ella enmudeció, tenía un motivo, sabía que saltaría al fuego por él, sin importar el día ella lo protegería, estaba con él, aun si Akihiko jamás veía en ella más de una niña, ella estaba enamorada y no creía que nunca pudiera dejar de quererlo.

    — Porque somos lo mismo... – dijo Misaki seriamente – la misma especie

    — La misma especie – Akihiko repitió serenamente – no lo somos Misaki, tu eres mejor, por eso te cuidamos, porque eres valiosa para nosotros y creo que yo no tenía derecho a decidir por ti, sigo pensando que ese chico... ¿Misaki tú quieres a Seiya?

    — No

    No lo pensó y tampoco tenía que hacerlo.

    — Me invito a salir y le dije que no – ella estaba calmada – lo que quiero es bailar, no ballet, no en una academia de renombre, solo quiero divertirme bailando, cuando me veas en el grupal lo entenderás...

    — No puedo...

    — Puedes, si tú quieres puedes dejar que yo baile, por favor.

    — ¿quieres ir al cine? – Akihiko no la miraba, tenía los ojos en la soda, en sus manos – me refiero los dos, tu y yo

    — Sí, pero no me has respondido

    — Déjame pensarlo – Akihiko la miro – hablare con tu hermano, luego te diré que haremos

    Misaki se quedó quieta mientras el pulgar de Akihiko la rosaba, pensó que él la besaría pero no lo hizo. Se puso de pie y le sonrió. Al ver la sonrisa Misaki entendió algo que no había entendido antes, él ya no le sonreía, ya no la miraba, no como antes, no como cuando corrían por los jardines de la casa Usami o salían por helado con Takahiro, había una brecha entre ellos, y se sintió desdichada. La amabilidad era peor que el amor no correspondido.

    *****xxxxx*****

    Era ella, no había duda de que era Misaki Takahashi, Sakura se detuvo en cuanto reconoció al abogado y a la joven, su relación con Usami nunca se había recuperado, no volverían a ser amigos nunca pero la niña, ahora era una joven hermosa, hermosa como una muñeca de porcelana, "no ha cambiado" pensó Sakura recordando a una niña llorosa. Misaki ahora no era una niña, verla tan crecida le recordó su propia edad, no era vieja realmente pero desde luego, no volvería a ser una adolecente, ahora tenía una hija, un esposo y la responsabilidad de recuperar su hogar. Misaki pasó sin prestarle atención hablando de algo sobre comprar sodas y caramelo, el abogado casi sonreía.

    Cuando eran jóvenes, cuando cursaban el colegio juntos y Akihiko les tiraba papeles cada vez que los atrapaba besándose, cuando el menor de los Usami era su amigo y la dejaba jugar con la play station, cuando comían helado los tres, cuando Akihiko era incapaz de mantener un noviazgo más de un mes porque algo siempre le faltaba, "sus ojos no son completamente café – decía – su cabello no es completamente negro. Sus dedos no son tan largos..." Sakura no entendía a Akihiko, buscaba una chica de medidas y rasgos exactos y esa chica no existía. El amor a medida no era real. Ella había amado a Takahiro, en cambio lo dejo, no podía con el peso que suponía estar con él cuando él decidió que se encargaría de la crianza de su hermana, si él hubiera renunciado a Misaki, ellos hubieran sido felices... tal vez.

    Sakura entro en Marukawa, Zen no renunciaría a Hiyori y con eso como una certeza supo que podría recuperar la vida que había dejado. Volteo hacia la puerta, no veía a la chica, pero ahora Misaki era una adulta, Takahiro un abogado de éxito y lo más extraño, aun la amaba, eso había dicho, que aun la amaba y que Hiyo debió ser su hija, que aún podrían tener hijos, se quedó mirando la puerta sin saber que tan extraño resultaba ahora todo.

    ∞∞xxx∞∞

    — No, Yokozawa por favor mantenga la calma – Takahiro Takahashi estaba sereno – voy a explicar esto a mi colega, no es un tema crucial, de hecho lamento mucho el incidente, mi hermana me había comentado sobre la invitación al cine, la verdad es que Akihiko Usami no tiene jurisdicción sobre Misaki, le pido paciencia, yo aclarare esto

    Takahiro colgó sintiendo el fuego en la sangre. ¿Quién se creía Akihiko para amenazar en su nombre? Miro en su escritorio, había una foto de Misaki, una niña para él, no podía por más que intentara hacerle comprender a Akihiko que ella había crecido, no podía por más que intentara hacerle entender que Misaki no era suya... suya... Takahiro volvió a mirar la fotografía, sacudió la idea, eso era impensable, Akihiko conocía a Misaki desde que esta tenía tres años, no cabía la posibilidad de que la viera de otro modo pero, tampoco era comprensible su sobreprotección. Takahiro tenía apenas un año más cuando tuvo que hacerse cargo de ella, no podía entregarla, no podía dejarla sola con los familiares de su madre, no podía solo dejar que se la llevaran... "¿Qué esperabas, que yo criara a tu hermana?" cerro los ojos ante el recuerdo, sabía que había sido eso, pero no lo entendía, no entendía porque tuvo que perder a Sakura para poder tener a Misaki, si volviera atrás... si pudiera volver atrás... volvería a perderla, no podía renunciar a Misaki, ella era lo único que quedaba de sus padres, ella era lo único que lo había salvado cuando Sakura lo abandono y si la pequeña no hubiera estado ahí... ¿Dónde estaría él si aún amaba a Sakura?

    — No puedo creer que le dijeras eso – apunto la chica que venía llegando – eres un grosero

    — Es tu chofer, se supone que debe llevarte y traerte

    — Pero yo salí sola, no puedes encerrarme

    — ¿Por qué estas enojada ahora?

    — ¡Porque es injusto! — Misaki gritaba — ¡Si fuera un hombre me dejarías en paz!

    — ¿Qué pasa ahora? — Takahiro salió de su despacho encontrando a los dos, pero ella tenía un oso de felpa en las manos — ¿Dónde estabas, teníamos una reunión? – esto lo dijo mirando al abogado

    — Fuimos al cine – dijo ella molesta – todo iba bien hasta que el reto sin motivo a Yamada, él no tenía la culpa de que yo saliera, hermano explícale... si no conozco la ciudad es mucho más peligroso que si tomo un taxi

    — Yamada puede ir contigo en el taxi, puede llevarte incluso en metro y enseñarte, no tienes que hacerlo sola – Akihiko la miraba molesto, como si ella tuviera siempre que decirle que hacía y que no, Takahiro conocía a los Usami, todos ellos trataban de controlar, no soltaban fácil la correa pero su hermana no era parte de ningún convenía, Takahiro esperaba enviar a Misaki al extranjero para que estudiara.

    — Déjala en paz Usagi –dijo limpiando sus lentes – Misaki es mayor, además creo que es un despilfarro que le pagues un chofer que casi no usa, tu y yo siempre terminamos llevándola y trayendo, sus horarios coinciden con los nuestros.

    — Yamada debió avisarme que ella se fue sola a las clases de baile

    — Me aviso a mi – Takahiro miro molesto a su amigo – es a mí a quien deben llamar porque ella es mi hermana, soy yo quien se encarga de ella y ella me debe pedir permiso a mi... por cierto ¿Quién dice que puedes llevarla al cine? — su mirada estaba fija en el plateado – ella tenía clase de baile en Ariane, pague la matrícula para eso, no para que vaya al cine contigo, además no me avisaste, ninguno lo hizo ¿han olvidado quién es quién? Ella es mi hermana, no la tuya, soy yo el que habla con sus pretendientes, no tú, soy yo quien decide si baila o no y hablando de eso... Yo soy el abogado de Onodera, no tú. ¿Por qué amenazaste a Yokozawa?

    — Ese cretino de Seiya – Akihiko se llevó las manos a la cabeza – después Ijuuin, me sacaron de mis casillas

    — Bien, ya le dije que no haremos nada, que es un incidente aislado, te pido que no te acerques a ese edificio. Supongo que ahora te iras

    — Trajimos cena – Akihiko miro la bolsa con comida que apenas habían dejado en la mesa y Takahiro sonrió, ellos eran una familia, Misaki y Akihiko siempre habían formado parte de su mundo — también postre de vainilla para ti

    — Eres un idiota Akihiko, no me importa los dos están castigados, tú vas a recuperar esta clase y tú vas a ordenar tu portafolio, ustedes no pueden actuar como niños, no puedes salir sin decirme a dónde vas y tú no puedes pelear en la calle – miraba a ambos a intervalos – lávense las manos.

    Misaki asintió y salió rumbo al lavado, Akihiko la seguía pero Takahiro atrapo si brazo

    — Es una niña – dijo – y es mi hermana...

    — ¿Por qué me lo dices?

    — Porque a veces parece que lo olvidas, ella es mía, no tuya.

    Takahiro sintió que la sangre se le congelaba, los ojos de Akihiko decían lo contrario, lo gritaban.

    — Qué tontería – dijo Usagi soltándose, eso dijo pero sus ojos decían otra cosa, algo que Takahiro no había visto o no había querido ver, sus ojos decían "Por ahora" lo vio ir a la cocina para lavarse las manos y por primera vez no le gusto tenerlo cerca, no de ella. No de esa manera.

    ∞∞xxx∞∞

    Kirishima Zen miro hacia la figura que caminaba en su búsqueda, tenía la camiseta azul claro y le quedaba en talle perfecto, las chicas sonreían cuando Yokozawa pasaba, era hermoso, hermoso en su masculinidad. Todo en Yokozawa la resaltaba, su mandíbula dura, sus cejas pobladas, su espalda recta y amplía sus manos grandes sus pisadas seguras. Pero Yokozawa no veía eso, o más bien lo veía pero no le gustaba, no le gustaba que midieran lo mismo ni le gustaba que se lo recordaran y era gracioso porque esa masculinidad era lo que Kirishima disfrutaba, le gustaba amar a su igual, le gustaba saber que los dos eran fuertes que podían compartir cualquier actividad, le gustaba la boca de Yokozawa, le gustaba su forma. Se llevó el pulgar para limpiar la comisura de su boca, le sucedía que con Yokozawa. Salivaba.

    — Lamento llegar tarde

    — Solo unos minutos

    — He tenido un día de locos... no me creerías... – bacilo pero sonrió – no me creerías... Zen

    Su nombre en su boca sonaba diferente, no era igual, parecía una caricia.

    — Me lo contaras de camino, vamos

    — Pensé que tomaríamos algo

    — Ya sabes que no insistiré, pero preferiría que estuviéramos solos

    Salieron a la noche cálida, Yokozawa y Kirishima comenzaron la ruta a la casa más cercana – la de Yokozawa – hablaron del trabajo de Zen, Yokozawa escuchaba atento porque la voz de Kirishima le gustaba, le gustaría tenerla grabada y escucharla cuando se sintiera triste o solo, pero pedirle una grabación parecía más ridículo que necesario.

    — Prometiste que traerías a Sora hoy – dijo Yokozawa cuando entraron en su departamento

    — Es una estrategia – las manos de Zen lo apresaron y sintió sus labios en su nuca – un momento solo para nosotros dos.

    — ¿quieres?

    — ¿Querer? – Kirishima apretó su abrazo — te refieres al deseo insano que profeso por tu cuerpo o al hecho de que traje condones y lubricantes en el remoto caso de que...

    — No hables tan a la ligera

    — Yokozawa... – intento besarlo pero Yokozawa interpuso sus manos, no sabía cómo decirle que sí y saltar al abismo ahora mismo, aunque Takahiro Takahashi le hubiera prometido que no pasaría nada, aun así se sentía incomodo

    — ¿Hablaste con tu padre? – Kirishima no había mencionado de eso cuando hablaron por teléfono a medio día, antes de todo el problema con Usami, pero Yokozawa quería saberlo.

    — No, recién lleve a Hiyo hoy por la mañana directo a su escuela así que no pude hablar con mi padre, Yokozawa no puedes ponerte así, en todo caso, el del problema soy yo, se enfadara porque estaba acosándote en mi habitación pero no es tan serio — sus ojos brillaban, Yokozawa sabía que era presa y no tenía donde huir, si no se atrevía a saltar al vacío, al menos podía dejar que Kirishima lo arrastrase hasta el fondo, sin regreso posible.

    — Tengo una pregunta... ¿hace cuánto planeabas acostarte conmigo?

    — Desde que te vi con Ann en el restaurante de comida familiar

    La respuesta directa. Los ojos brillando y Yokozawa no pude evitar una carcajada.

    Había algo que había hecho antes pero que ahora deseaba hacer sin más, sin explicaciones y sin replicas.

    Kirishima Zen dejo que pasara, que las manos de Yokozawa soltaran su cinturón, que bajaran sus pantalones y ropa interior, dejo que se acuclillara y sintió la cálida humedad de su boca. La hábil succión y el rose de su lengua, la suavidad de sus dedos en sus testículos, Zen cerro los ojos por un segundo, sentía que su mente ya no estaba completamente cierta, la boca de Yokozawa lo convertía en presa, su lengua se convertía en carnada y lo demás... no importaba.

    ∞∞xxx∞∞

    Mientras cenaban y ella sonreía contenta porque aunque lo prometiera todos los días, al final del día le sonreía, al final del día volvía a ser cariñosa y a mirarlo con esos ojos verdes... "podrías comprarme lentillas" la vos de Misaki siempre era nítida en su cabeza, las cosas que ella decía y las que decía cuando sufría.

    — Es en serio — decía Takahiro sonriente — es preocupante que hasta ahora no consigas novia

    — Tal vez eres gay — apuntó Misaki

    — Puede que lo sea — sonreía Akihiko

    *Y ojalá lo fuera* pensó mientras la miraba, porque de ser gay no pensaría en ella del modo en que pensaba ni fantasearía con la idea de llevarla lejos y vivir a su lado, entre sus dedos suaves. Akihiko Usami se llevó un bocado mientras pensaba que, de ser él gay, Misaki sería hombre. No pudo evitar reírse de la ironía de que cuando pensaba en la remota posibilidad de no amarla, la amaba.

    — No me importaría saber que eres gay — dijo su amigo— no quiero verte solo, si sigues así tendrás un corazón seco como higo y no servirá

    — Por ahora estoy bien

    — Tal vez si consigues novia dejarás que Misaki tenga novio — Takahiro lo observan buscando alguna reacción pero Usagi que ya lo adivinaba mantuvo la cara serena — ¿Que dices de eso?

    — Ella puede tener novio — dijo sin mirar a la joven— siempre que sea de su clase

    — ¿Clase? — Takahiro abrió los ojos asustado de esas palabras — no puedes hablar enseria, nosotros no somos cretinos elitistas de mierda, se supone que somos mejor que eso. Clases, estatus, raza... son basura

    — Entonces especie — dijo Misaki mirando a su hermano — alguien como yo...

    — Misaki, eso no existe. Todos somos personas hoy tengo dinero mañana podría no tenerlo

    — No hablamos de dinero — ella miró a su hermano — ese tipo... ese sujeto nos insultó diciendo que éramos de una especie despreciable y Seiya no dijo nada, Oniichan le pidió que se callara pero Seiya no dijo nada... ¿cómo podemos ser de la misma especie si él dice quererme y no me defiende?

    — Ese tipo es un imbécil, Ijuuin nunca debió tratarte a ti de ese modo, — Takahiro odiaba que aquel dibujante hubiera agredido a su hermana — eres una niña y el un adulto

    — No me importa — Misaki cogió su vaso de té — no es de mi especie.

    Lo de especies lo decía con orgullo, como si haber sido segregada le gustara. Y Akihiko sonreía, porque también le gustaba que ella fuera de su especie, que ella lo hubiera protegido, saber que ella lo veía como igual. También dolía, porque no lo veía como pareja sino como familia y eso era maravilloso pero no suficiente.

    — Tú también eres de nuestra especie — apuntó con el palillo a su hermano — debemos asegurarnos de que Manami también lo sea

    — Me gusta que seamos de la misma especie, de la misma familia — sus ojos volvían a Akihiko y esta vez el abogado respondió a la mirada — ¿no? Somos familia ¿verdad?

    — Lo somos — Akihiko Usami sostuvo la mirada de Takahiro mientras la joven ajena a eso miraba la televisión – sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa que te esté agobiando.

    — Lo se

    Misaki estuvo a poco de delatar a su hermano, de decirle a Usagi que Takahiro estaba llamando a esa mujer, la que no mencionaban y a la que Misaki esperaba no volver a ver nunca, recordaba a Sakura como la persona que sepulto a su hermano, su hermano ignoro su mirada y se giró para ver la televisión.

    ∞∞xxx∞∞

    Yokozawa Takafumi abrió los ojos, en la cama alguien dormía con él, por un rato se quedó pensando en quien era la persona, sabia su nombre... ¿Qué más debía saber? Se quedó mirado a Zen que dormía ajeno a su mirada, no quería despertarlo porque no quería se marchase, lo quería para él, de ser posible no compartirlo con nadie.

    ¿Quién era?

    ¿Cuál era su historia?

    ¿Por qué si era perfecto lo habían dejado?

    ¿Por qué no la maldecía y aun la amaba?

    Y la pregunta que le dolía...

    ¿Mejor ella que él?

    Se movió pero no mucho, su respiración seguía serena, estaba dormido y si Yokozawa se quedaba callado dormiría con él toda la noche, Yokozawa seguía mirándolo. Demasiada historia la que cargaba Kirishima, demasiados secretos que no mencionaba nunca.... Yokozawa le acaricio la barbilla, no pudo evitarlo, era un simple humano y lo deseo, deseo que Sakura y Hiyori desaparecieran otra vez de la vida de Zen. Era un egoísta y quería a ese hombre solo para él.

    Se odio por ese sentimiento pero no se arrepentía de él.


    Hola y muchas gracias por sus lecturas lamento el retraso en la actu. espero compensarlo con el largo del cap... gracias y nos leemos luego.
  13. .
    Bajo los tacones de Ariane

    Cuando Kirishima Zen estaba por bajar las escaleras del piso de Yokozawa advirtió que el gato obeso estaba siguiéndolo, tocar la puerta y devolverle al gato era sin lugar a dudas la mejor manera de terminar las cosas con Yokozawa.

    Zen recogió al gato y este no hizo seña alguna de querer escapar.

    - Bueno – dijo mirando los ojos del felino – supongo que te agrado

    *******xxxxxxxxxx*******

    Yukina Kou estaba esperando en la entrada del metro con su camisa a cuadros y los jeans rotos, usaba botas militares y pese a que ninguna de sus prendas era nueva, seguía pareciendo el recorte de una revista. Shouta camino despacio, no podía evitar que su pulso se disparase al verle, no tenía sentido, tenía 28 años y no podía hacer nada contra un chico de 23, Yukina seguía leyendo "Moriré besando a Simón Snow" Kisa Shouta sintió que ellos dos deberían solucionar esto, huir el uno del otro tan lejos que no salieran heridos... ya estaban heridos, se habían hecho daño, Yukina no veía como importante aquello, pero a Kisa le había dolido, lo suficiente como para romper lo de ellos. Pero si lo decía, si decía que lo sabía en vos alta... la herida solo se haría más agria.

    - Hola – dijo colocándose a su lado, la mano derecha de Yukina le rodeo con el brazo mientras la izquierda sostenía el libro, el chico seguía leyendo.

    - Sabes – dijo en tono agradable – creo que lo mejor de Marimo era que me dejaban leer cualquier libro mientras no había clientes... lástima que no pagaran mejor, me hubiera gustado seguir con ellos

    - Sabes que no leo mucho

    - Yo puedo leer para ti... ¿Ritsu no vino?

    - No lo harías... nunca lo hiciste...

    - Yo leía para ti, pero tu música no te dejaba escucharme... - mientras Shouta negaba Yukina guardo sus lentes en el bolsillo de su chaqueta, un bolsillo grande y también contenía su teléfono y su billetera - por favor Shouta...

    Los ojos dulces que lo miraban con cariño parecían atraparlo, Yukina le robaba el aliento, no solo porque era guapo o alto o fuerte... porque leía y reía, porque no dependía de nadie, porque luchaba por sus sueños... porque no había tratado de acostarse con él hasta después de pedirle que salieran, porque en la cama siempre era cariñoso... porque lo hacía sentir especial.

    - No lo sé – honestamente no lo sabía - ¿era eso... que no te escuchaba?

    - No... cariño... no... fui yo, lo sé pero no lo arruinare de nuevo... lo prometo – Yukina le veía como si en verdad quisiera componer lo de ellos.

    - No puedes decir eso... no sabes cómo saldrán las cosas...

    - ¡No! En serio... se acabó... lo juro... no más horarios nocturnos, no más chicas a mi alrededor... lo que haya sido... se acabó – Yukina metió el libro en su mochila - ¿quieres comer algo?

    - Preferiría caminar

    - Entonces caminemos... Shouta – Yukina se acercó – puedo esperar un poco a que te aclares... pero tengo que saber ¿quieres que volvamos?

    - No lo sé...

    No lo sabía, no podría saberlo, quería estar con él pero estar con Yukina significaba un potencial riesgo de salir herido. Aunque de hecho... no estar con Yukina también suponía un dolor que pese al tiempo no disminuía. Shouta comenzó a caminar, intentarlo un poco era suficiente, perder intentando era mejor que perder estando quieto.

    Besarlo era mejor que no besarlo y aun si no ganaba era mejor una cicatriz que le atravesara el pecho completo a un hueco que le dejara fría el alma, estaba enamorado de él, llevaba enamorado de él un año entero o mas no lo sabía, se había enamorado el mismo día en que lo vio, la noche en que Yokozawa lo trajo para mostrarle Ariane, ese era Yukina, su amigo de los libros, un chico que parecía de revista pero que irradiaba amabilidad, pese a ser un sueño no era mal educado o egocéntrico, Yukina era único...

    Shouta saco su móvil, miraba la canción de Shakira y le parecía buena para una rutina con coreografía, le gustaba como la colombiana pronunciaba su estribillo "Nunca creí que fuera así, como te fijarías en mi... toda la noche lo pensé... este es pa'mi o pa'mas nadie.... " Me enamore era sin duda la canción más cursi que había oído en los últimos tres años pero no le pareció más propicia. El chico a su lado le sonreía mientras caminaban a la zona de comercio, cenarían ahí, les gustaba cenar y pedir patatas fritas. ¿Por qué renunciar a eso? Solo había sido un error, un accidente que sucedió cuando el alcohol se hizo más fuerte y escondió sus pensamientos, cuando el alcohol los confundió y... si sabía que ninguno había querido lastimarlo... ¿Qué sentido tenia lastimarse solo?

    - Vale – dijo girando sobre sus talones – pero antes debes prometerme que no volverás a hablar con él, bajo ningún concepto, ni hablarle ni verlo ni nunca quedarte a solas con él

    Nunca, ni un solo saludo, los quería lo suficiente para perdonarlos pero no para soportar que se acercaran otra vez

    - ¿Qué?

    - Rompí contigo porque sé que te acostaste con Ritsu, sé que los dos estaban ebrios... pero si solo le hablas se habrá terminado definitivamente.

    Yukina se congelo, parecía más pálido que un cadáver mientras trataba de balbucear algo, no tenía nada para decir entonces Shouta apretó los puños, decirlo le dolía agriamente, había visto a Ritsu desmayarse con el alcohol y estaba convencido de que en su sano juicio Ritsu jamás se interpondría entre él y Yukina, quería confiar en que todo había sido por excederse en la bebida, pero eso era todo. Ahí terminaba y no había nada más.

    - Ni una sola palabra – acepto Yukina y que lo aceptara por alguna razón, dolió más...

    Shouta se mordió el labio interno para no llorar, le dolía que lo reconociera aún más de lo que le había dolido que Ritsu se lo contara... no importaba, los conocía a ambos y ninguno de ellos trataría de hacerle daño a sabiendas, eso no había sido más que un trance de borrachos. Se lo venía diciendo hace tiempo y aun así... dolía.

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    La empleada estaba encantada mientras Kirishima le preguntaba sobre la arena y el mejor alimento, era un gato grande y gordo el que sostenía. La encargada acaricio al gato, era manso completamente y tenía un collar azul donde saltaba su nombre SORATA en letras mayúsculas y un teléfono que seguramente sería el de su dueño, los ojos del felino parecían tan serenos que ella se sorprendió. Los gatos por lo general no eran tan dóciles sino hasta pasado algún periodo de tiempo, este parecía completamente sereno mientras batía su cola en el mesón y ella comenzaba a marcar lo que habían comprado. El dueño del gato era bastante atractivo. Volvió a revisar las notas y escucho serena como el atendía su llamada.

    - Estoy comprando implementos para gato.... Bueno... no exactamente no es mío.... Recuerdas que te dije que estaba evitándome.... Bueno hoy que nos vimos rompió conmigo... si... si... rompió conmigo... le robe el gato

    La encargada abrió los ojos asombrada de la naturalidad de esas palabras, el gato en su mesón había sido secuestrado. Ella casi no podía creer lo que oía, ¿podría ser un chiste?

    - Seguro pondrá carteles y esas cosas... no, en realidad es un gran plan – un silencio largo siguió y el perdió la sonrisa – le llevare el gato el lunes... Bueno, si yo fuera una mala persona podría haber dejado a Sora en la punta de la ciudad abandonado ¿Cómo lo encontrarían?, simplemente... ¡Sé que es estúpido! ¿Qué se supone que haga? .... No voy a hacer eso... Cuidare bien del gato, solo son dos días... bueno... está bien, le avisare que yo tengo el gato, le llamare y le diré que el gato me siguió y me lo traje conmigo.... No, eso sí es verdad, Sora me siguió, el decidió venir conmigo... Bueno, hablamos después tengo que pagar e irme a casa.

    El volvió a sonreírle.

    Ella no le sonreía más.

    - Debería devolverle a su gato, tal vez usted no lo sepa pero las personas formamos lazos, si no sabe dónde está su gato seguramente ella se preocupara

    - Le avisare que tengo a su gato – luego Kirishima sonrió – y... no es "Ella" es un Chico... ¿Por qué asumiste que era una mujer?

    - No... es... da igual – dijo ella manteniendo lo mejor que podía la compostura – usted debe devolverle a su gato... es cruel hacerle creer que su compañero se perdió.

    Zen reparo en que ella había dicho "Compañero" y no mascota, con lo que seguramente también tendría un animal muy querido con ella.

    No quería lastimar a Yokozawa, todavía no tenía un verdadero plan de acción con respecto al gato, iba a devolverlo...

    Zen pago y miro al felino, lo devolvería, definitivamente. Pero no esa noche.

    Tomo al gato y este se dejó cargar sin problemas. ¿le estaba ayudando? ¿los gatos hacían eso? No podría saberlo nunca, pero de seguro pasada la noche Sora también echaría de menos a Yokozawa. Los dos estarían tristes y él podría evitarlo... aun así, apago su teléfono y condujo a casa.

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    Cuando cruzo la puerta de su casa, pudo escuchar el barullo de sus padres charlando, su madre había regresado, no lo sorprendió realmente, ella esperaba que él trajese a Hiyori, sus padres llevaban el mismo tiempo que él sin poder compartir con la pequeña, pero ninguno de ellos sabia porque se habían separado, había cosas que Zen trataba de esconder desesperadamente, en especial... Que ella le fue infiel.

    Aquello le pesaba, ¿Qué tan mal esposo pudo ser como para que ella lo traicionara?

    - Que es todo eso – su madre se puso de pie mientras el hacia malabares para entrar en la estancia

    - Es el gato de un amigo, voy a cuidarlo el fin de semana

    - Ah – la mujer pareció decepcionarse – yo había pensado...

    Ella bajo la mirada, como si sus esperanzas cayeran y Zen no podía hacerle eso a ella, ella lo había acogido y le había consolado en silencio...

    - Si, a Hiyo le gustan los gatitos, quería que viera a Sora que es un gato muy genial

    La ilusión se encendió en ella, sonrió con ganas y tomo al gato, Sora no era un gato agresivo para nada y se dejó acariciar, aunque parecía más atento ahora que antes en el coche, su cola se movía mas mientras la madre de Zen lo colocaba en su regazo.

    - Entonces... ¿vendrá?

    - Si, Sakura me dijo que podía ir por ella... iré mañana para que almorcemos todos juntos

    Mientras la ilusión se rendía de ella y su padre sonreía desde el sillón, Kirishima Zen sintió la culpa. Si él hubiese sido un mejor esposo, sus padres no sufrirían la ausencia de la nieta.

    Saco el móvil de su bolsillo y decidió encenderlo. No tenía idea de cómo afrontaría con Yokozawa él haber secuestrado a su gato, tal vez Ijuuin tenía razón y eso más que ayudar lo perjudicaría. Pero... ¿Qué más podía hacer? Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, Yokozawa no podía dejarlo sin más y si ahora no hacía algo para llamar su atención este dejaría de pensar en él y lo de ellos acabaría por ser solo un borrón al margen de las palabras.

    :

    :

    Apenas encendió el móvil le comenzaron a llegar los mensajes, eran de Ann y de Yokozawa, abrió el de Ann para leerlo, al comienzo le deseaba suerte, le pedía que comprendiera a Yokozawa que esto era nuevo y después escribía para preguntarle si al irse había visto a Sora, Yokozawa estaba buscándolo.

    Luego su teléfono comenzó a sonar.

    - Hola

    - Buenas noches.... soy yo.... soy Yokozawa

    - Pensaba que no querías estar conmigo

    - No llamo por eso... – Zen sintió una punzada al oírlo, no solo por la determinación también por el tono -... lo siento pero quería preguntarte si no viste a Sora salir, a veces se sale de casa, nunca se aleja pero ahora no lo encuentro...

    - ¿Me llamas por tu gato?

    - Zen... no seas malo, ¿lo viste?

    Zen deseo ser un poco más vil, aunque en definitiva era vil haberse llevado al gato de Yokozawa sin avisarle.

    - Tu gato está bien, me siguió a las escaleras y lo traje conmigo

    - ....

    - Yokozawa.... ¿me oyes?

    - ....

    - Hola... ¿me oyes?

    - ¡QUIEN MIERDA TE CREES PARA LLEVARTE A MI GATO MALDITO BASTARDO!

    Kirishima Zen aparto el aparato de su oreja mientras el otro maldecía a voz en grito lleno de ira. Definitivamente Yokozawa gritaba a gruñidos cuando se enfadaba pero aun eso le parecía "Lindo", espero y luego encendió la alta voz con la esperanza de que no volviera a gritarle, pero la seguridad de que no le reventaría los tímpanos.

    - ¡Voy a llamar a la policía, que te quede claro!

    - ¿Por haberlo traído a mí casa?

    - Eso es secuestro, es una amenaza a mi persona, es extorción, voy a llamar ahora a una amiga mía que es Abogada, te vas a joder ¡Bastardo! ¡TRAE A SORA A CASA!

    - ¿Por qué? Encontré un gato en las escaleras de un edificio, este no tenía collar y yo pensé en cuidarlo mientras subía su foto buscando a su dueño, - Kirishima le había volteado la historia a Yokozawa en un tris tras – tu eres el negligente, tu gato no tiene collar, no vigilas que haya salido de casa y después cuando te digo que yo lo encontré en vez de agradecerme me prometes llamar a la policía... ¡Se abra visto!

    - Desgraciado

    - Yokozawa escucha... ven a almorzar mañana a mi casa... deja que Sora pase la noche aquí y mañana lo llevas, solo ven a comer

    - ¡¿Por qué demonios no entiendes?! ¡No quiero verte, ahora menos que nunca!

    - Creo que debes pensar en el trauma que significaría para Sora desprenderse de mí, creo que debes pensar en él antes de decidirte a terminar lo nuestro...

    - No puedo creer lo que dices, te fuiste sin más de mi casa

    - Tú me dijiste que me fuera

    - Pues debiste quedarte, debiste esforzarte y no solo robar a mi gato... ¿él está bien, verdad?

    - Sip, pase por insumos antes de traerlo... en serio - Kirishima se sentó en su cama – ven a comer mañana y te devolveré sano y salvo a tu gato

    - Zen...

    - Que pasa...

    - Gracias...

    - ¿Qué?

    - Estoy enojado, - Yokozawa se oía más relajado – pero si hubieras ignorado a Sora... no sé si lo hubiera encontrado, él no es un gato callejero, no ha salido nunca solo de casa, lo intenta pero nunca ha cruzado el pasillo, si se asustara y se alejara... no sé si sabría regresar... peor aun si perdio su collar

    - Jamás ignoraría a tu gato, no lo robe, en verdad me di cuentas cuando llegue a las escaleras de que me seguía y no perdio el collar... lo lleva colocado

    - Iré mañana... - aviso Yokozawa con fastidio - pero no sé qué tan buena idea sea... solo quiero a mi gato de regreso por favor

    - Porque no dejas de pensar en todas esas tonterías

    - ¿Qué tonterías?

    - Las que sea que pienses, no es real, está en tu imaginación, yo estoy en casa de mis padres, mi madre me calienta la cena ahora y mi padre mira la tv, yo estoy acomodando esto para que tu gato pueda dormir cómodo, Yokozawa... en serio... está en tu imaginación....

    - Te llamare mañana

    Yokozawa le colgó después de decir eso...

    No podría decir si eso era bueno o malo, solo era agotador...

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    Para Yokozawa Takafumi, en definitiva, Kirishima Zen era malo para su salud, no era el mismo desde que se habían conocido, desde que sus ojos se encontraron y se fueron acercando. Kirishima Zen era como saltar al vacío y el deseaba saltar, quería dejarse caer y que dios lo vea, que fuera lo que sea...

    De verdad quería

    Pero el miedo le comía las ganas... tal vez Kirishima no estaba roto, pero él si se rompería, lo sentía... cada día y a cada minuto sentía de lo que Zen significaba lo absorbía, no solo los pensamientos sino también la energía, estaba cansado de amarlo, porque amarlo era demasiado intenso, aun podía, debería hacerlo y alejarse antes de que todo esto se salida de control por completo, antes de que no pudiera concebir la idea de que ellos dos se alejaran, la idea de perderlo, la idea sola de saber que "Todo está en tu imaginación" las palabras de Zen lo derribaban, se estaba ocupando tanto de no salir herido, que estaba lastimándose el mismo con pensamientos absurdos.

    Lo sabía

    Se dejó caer en su cama, saber que el mismo se comía el corazón no servía de nada, los Chicos como Kirishima no se quedan con los chicos como Yokozawa.

    Pero si lo pensaba una vez más... tal vez Kirishima era exactamente el chico que iría detrás de él. Le había robado a su gato... Si Zen hubiera llegado cargando a Sora diciendo que Ann le dijo que lo buscara y no se detuvo hasta encontrarlo de seguro seria su héroe, si hubiera dejado a sora abandonado en un parque, nunca lo hubieran descubierto... pero lo había llevado a su casa, y a Yokozawa por extraño que fuera le gustaba esa idea, la idea de su familia pequeña, los dos y el gato... y mientras el sueño lo vencía, olvido que Zen ya tenía una familia, con una esposa y una hija.

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    Yokozawa Takafumi se despertó a las cinco para salir a correr, su rutina no cambiaba porque ahora Kirishima Zen hubiera decidido (en caso de que todo fuera planeado) convertir su vida en un parque de emociones (no era divertido). Desayuno cereales integrales con yogur desnatado y uvas secas, no eran más de las siete y Kirishima le había invitado a almorzar... sin embargo no le había indicado a qué hora almorzaban en su casa.

    Metió la ropa para que lavase, los espacios de su casa eran bastante compactos pero cómodos, la casa de Sakura en cambio, Yokozawa apenas había llegado al jardín pero eso ya era bastante ¡Ella tenía jardín! No era la gran cosa, en su casa de la costa su padre tenía un huerto de tomates, bueno ahora nunca podría volver ahí, aunque la casa había sido vendida a un pariente que siempre lo invitaba a visitarlo, su padre había muerto ahí, no en la casa pero si en el pueblo.

    A las once comenzó a mirar su ropa, no quería ir con nada deportivo, pero lo otro eran dos trajes que usaba para las bodas o encuentros con sus ex compañeros de universidad, era ropa que lo avejentaba y que evitaba la mirada de todos, Ritsu solía decirle que en traje el imponía demasiado. Le hubiera gustado decir que eso no era así, pero con su talla lo más seguro era que sí, la gente podía mirar en el a un matón.

    Tomo los converse, un jean azul y una camiseta rota, era lo menos deportivo que tenía sin caer en lo formal. Ahora todos sus amigos comenzaban en trabajos serios, tres de ellos se habían casado este mismo año y otros se había marchado del país. Parecía que desde que se graduaron todo había cambiado, incluso él, había abandonado su trabajo en Marimo pese a que le ofrecieron un cargo mejor, Supervisor de Agencia, sonaba bien. Pero quería bailar, un poco, usar sus estudios para administrar su negocio, ahora prácticamente lo hacían, pero aun parecía tan poco si lo pensaba, no había podido comprarse ni un maldito televisor.

    Se quitó la camiseta roja y se colocó una azul.

    *****xxxxx*****

    Cualquiera que la viera quedaría prendado de ella, era sin duda hermosa, tenía los ojos verdes de un brillante verde esmeralda, y su cabello caía en suaves cascadas rubias hasta su cadera. Físicamente, alta, esbelta y torneada. Kirishima Zen se había enamorado de ella cuando esas curvas eran un sueño y ella solo era una chiquilla flaca de dieciséis años.

    — Hiyo recién se metió a la ducha, se pasó demasiado tiempo escogiendo ropa – una sonrisa encantadora le brillaba en los labios — ¿quiere algo de beber?

    — Tienes té negro

    — Si... con limón... y hielo – ella volvía a sonreírle

    — ¿puede quedarse a dormir en mi casa otra vez? – Zen recibió el vaso tocando sin intención los dedos de ella, eran suaves, el sabia lo suaves que eran

    — Desde luego, ya quedamos en eso

    — Me alegra...

    — Tu madres...

    — Llego recién, estaba triste porque no pudo ver a Hiyo la semana pasada

    — ¿Tú hermana?

    — Perfectamente, su hijo nació con tres kilos, está sano aunque no tengo fotos de él, iré a visitarlos en octubre

    — Me gustaría verla, siempre me lleve bien con ella...

    — Si... seguías hablándole cuando yo tenía la orden de restricción

    Ella lo miro entre incrédula e irritada, Zen no quería pasarse la vida recriminándole que lo hubiera herido, pero de hecho si, quería decirle algunas cosas, ahora que la veía tan bonita y sonriente realmente tenía ganas de borrarle la sonrisa de la cara, de que ella llorara... de que sintiera un pedazo que lo que él había sentido por un año completo, de lunes a lunes sin días festivos. "Te lloraba hasta quedarme dormido" ¿Qué importaba ahora? Ahora no importaba nada... ya las heridas estaban abiertas, ya la sal había sido derramada.

    — No quiero hablar de eso

    — Está bien – Zen bebió su te – quedémonos en silencio

    — ¿silencio? Cariño tenemos que resolver lo nuestro

    — Ya está resuelto.

    — No lo creo... quedaste en llamarme y no lo hiciste

    — Trabajo

    — Y hoy ¿estoy invitada al almuerzo?

    — Salgo con alguien

    Zen sintió que de pronto le faltaba el oxígeno, lo había dicho para herirla pero también porque es verdad.

    También porque no quería mentirle

    También porque aun sentía por ella más que rencor y amistad

    También porque si no se lo decía... ella insistiría en hacerlo dudar

    También porque era verdad

    — Claro – dijo ella sonriente – supongo que me costara asimilarlo... digo... te amo, sé que te amo y si estás bien y Hiyo está bien, ustedes son todo lo que me importa, entonces me alegra mucho que alguien te haga feliz...

    Le temblaron los labios, palideció en las últimas palabras y salió de la habitación sin decir nada más.

    Kirishima Zen, antes hubiera corrido tras ella suplicando que lo mirara, que le dijera que hizo mal, pidiéndole perdón. Antes tenía la esperanza de que la encontraría en casa al regresar, antes se creía esas palabras, "Si amas a alguien no le haces daño, no le dejas una nota en la mesa y cena fría en la nevera, no le niegas la verdad... no te marchas en silencio dejando solo un hueco"

    *****xxxxx*****

    — Buenos días – Ritsu vio a Yukina pero este paso como si no le hubiera oído, la tienda de deportes estaba casi vacía, así que estaba convencido de que lo había escuchado, se quedó de pie mientras el otro salía sin decir media palabra.

    Ritsu miro un poco y después salió molesto. No entendía aquella actitud en Yukina, ellos eran amigos y que ahora pasara de él le parecía ofensivo.

    El clima estaba medio cálido pero no del todo, estaba con un camiseta verde de manga larga y mirando de un lado a otro. No encontró a Yukina por los alrededores y entro en la librería, leer era de las pocas cosas que le hacían feliz, llego al sector de novedades y encontró la versión aniversario de Crepúsculo, pensó en que, pese a lo que Yokozawa dijera sobre esa saga a él le había gustado bastante, lo suficiente como para comprarse el especial.

    Camino a las cajas sin prestar más atención a como había sido ignorado por Yukina, no debería importarle, en todo caso solo se trataba del ex novio de Shouta y Shouta tenía una lista larga de ex novios.

    La lista que era corta en Shouta era la de amigos y él la encabezaba, por eso se lo había contado, no todo, no completo, pero le había dicho lo que tenía que saber, lo suficiente como para que Shouta tomara una decisión y la había tomado. Ritsu era más importante que Yukina. Ritsu chasqueo la lengua en ese momento, hasta recién, Yukina vivía preguntando si alguien sabia o entendía los motivos de Shouta para romper con él, ahora en cambio debía saberlo, tal vez incluso Kisa se lo hubiese dicho, Yukina y Kisa habían tenido un desliz saliendo del cumpleaños de una amiga, entonces Yukina había comenzado a llamarlo, por lo que si ahora hablaban era posible que Kisa le dijese el motivo. Pago el libro sabiendo que ahora debía tachar a Yukina de su lista de amigos, su pequeña lista se veía aún más reducida.

    La encargada le regalo una mirada sonriente, de esas que sabes te están juzgando, tal vez pensara que él era un idiota por comprar ese libro, tal vez pensara que era un imbécil por acostarse con su amigo, tal vez... tal vez simplemente se reía del logo de su camiseta. De hecho no le importo, solo tomo su bolsa y salió de camino a casa de Kisa, comerían juntos, hacían eso, ellos eran familia. La lista de su familia se había caído a pedazos cuando sus padres supieron que era gay, le pusieron un piso, le abrieron una cuenta para depositarle dinero y no volvieron a invitarlo ni a cenas de cumpleaños ni a cenas de navidad, la navidad la pasaban entre los cuatro... ahora de seguro no sería así, las cosas con Ann habían empeorado y Masamune apenas lo soportaba más de diez minutos.

    Masamune...

    Todos los sentimientos más detestables y bajos que pudiera tener habían venido con él, no debería ser así, de hecho muchas veces Onodera Ritsu lamentaba horriblemente haberse enamorado de Masamune, amarlo constituía uno de los dolores más agrios imaginados y una las peores escenas en su vida, no podía evitar odiar a Ann solo porque él la había elegido... ella lo sabía, llegados al caso, todos lo sabían, todos incluido él, Ritsu lo adoraba, lo amaba con locura, se esforzaba en clase para poder tener tiempo de charlar con él, había leído cada libro que Masamune le recomendó, solían ir a beber café y cuando hacia frio, cuando hacia frio era lo mejor, cuando hacia frio Masamune se quitaba la bufanda y se la daba, cuando hacia frio lo abrazaba por los hombros, cuando hacia frio iban a beber chocolate a Meru, cuando hacia frio Masamune le pedía que se quedara a dormir...

    — ¡¿Qué demonios te pasa?!

    — Eh...

    Los ojos de Kisa lo miraban dilatados, se tocó la mejilla descubriendo sus lágrimas.

    Toda esa amabilidad

    Todo ese calor

    Ni una pisca de amor.

    — Lo siento... Kisa sé que lo digo siempre, pero es que... me duele

    — Masamune

    La voz de Kisa fue un susurro, su mano una caricia suave, Kisa era su hogar y su familia. Ritsu se abrazó a él, los dos se metieron al departamento.

    No era Masamune, era él.

    Masamune era así con todo, a Yokozawa solía tomarle la mano para cruzar la calle, a Yokozawa lo besaba en las mejillas cuando este conseguía apartarle algún libro especial, a Yokozawa le preparaba compota de arroz cuando se enfermaba, Yokozawa también se había enamorado, no de la misma manera, no con la misma intensidad. Él en cambio no apagaba ese amor, y mientras más amaba a Masamune mas odiaba a todos los demás, hombres y mujeres y a Ann, sobre todo odiaba a Ann. La odiaba porque ella tenía todo lo que él deseaba y no lo merecía, la odiaba porque ella jamás recordaba cosas importantes sobre Masamune, la odiaba porque ella jamás leía mas que revistas, porque nunca cocinaba, porque siempre dejaba a Masamune para irse con Yokozawa, la odiaba porque ella no moría de amor cuando veía a Masamune, no como él, no con la misma intensidad.

    — Ok, — Kisa le tendió la caja de pañuelos desechables que tenían, era metálica y la rellenaban de vez en cuando – pensé que estabas dejando de pensar en él...

    — No pienso... si pensara en Masamune me volvería loco, no podría respirar y mi corazón sufriría un paro... no pienso en él y aun así termino sintiéndome de este modo, como si mi corazón no estuviera conmigo y en su sitio hubiera algo pudriéndose... algo rompiéndome

    — No sé qué decirte – Kisa se puso de pie — siempre supiste que no tenías oportunidades, sabes que no existen ahí, él no, Takano no te ve de ese modo, nunca lo ha hecho y aun si Ann desapareciera mañana no tendrías oportunidad con él... él no es para ti

    Tomo sus manos con cariño, tratando de que esas palabras entrasen y se hicieran fijas en su mente, Ritsu en cambio miraba al suelo y con desgano pregunto.

    — ¿Quién si es?

    — No lo sé – no lo sabía, le gustaría decir un nombre pero no se le venía ninguno a la cabeza – todos tenemos nuestro momento Ritsu, quiero creer que el tuyo aún no ha llegado, me niego a pensar que lo perdiste por amar a la persona equivocada, tal vez si salieras más, si buscamos una de esas aplicaciones para conocer gente... no lo sé, quiero pensar que... que tú también vas a ser feliz.

    — ¿también?

    — Si... – Kisa ya no lo veía, miraba al suelo concentrado en la línea marrón oscuro del suelo – hable con Yukina anoche...

    — Me preguntaba donde habías dormido

    — Le prohibí hablar contigo

    Y entonces dolió, oírlo dolía, porque eso significaba que en lista de Kisa ya no estaba en primer lugar.

    — No entiendo eso... yo te dije que...

    — Se lo que me dijiste, se pasaron de tragos, terminaron... – no podía decirlo – el caso es que Yukina acepto y voy a intentarlo...

    — Me parece bien – a Ritsu le parcia bien realmente – pero... porque no puede hablar conmigo

    — Porque no quiero que vuelva a pasar, porque no quiero odiarlos, porque no quiero tener que hacerte daño – Kisa le acaricio la mejilla, pero no había cariño en esa caricia – si sabes que esto es diferente porque eres tú y yo te amo, si fuera otra persona...

    — Lo se Shouta, por eso te lo conté, porque no quiero que pienses que yo me pondría en tu camino, no en el tuyo...

    — Y por eso no volverás a hablarle, ni a mirarlo ni a quedar con él... ¿bien?

    — Bien

    No, no estaba bien, y Ritsu quería gritar, pero no podía hacerlo, no podía perderlo a él... abrazo a Kisa con cariño, y se fueron a comer, como hacían los sábados a menos de que surgiera algo.

    ¿Qué sería lo peor que Kisa Shouta podría hacerle? Lo sabía, estaba seguro... Se iría... lo abandonaría.

    *****xxxxx*****

    Ya era medio día cuando Kirishima llego al edificio de Yokozawa, le envió un texto para que bajara, sentía el deseo de verlo con más intensidad que la noche pasada, con Yokozawa era así. Sentía y no pensaba, no había un después entre ellos, todo lo que tenían era el ahora, y ahora mismo Kirishima quería verlo. Hiyo estaba sentada atrás en su coche con una cartera al lado y su mochila para pasar la noche en la cajuela

    — Esta no es la casa de los abuelos – Hiyo miraba el edificio — ¿Dónde estamos?

    — Vamos a recoger a alguien, luego iremos todos juntos a comer con los abuelos

    — Ah, pero que no se coma mi postre

    — Desde luego que no — sonrió Zen — se comerá el mío

    — Pero... tu postre siempre era para mí... ¿Por qué se lo das?

    Había un reproche completo en esa pequeña pregunta.

    — Te acuerdas de eso – Zen miro a la niña con cautela desde el retrovisor, llevaba jeans lavados y una camiseta los caballeros del zodiaco con Aries delante y el cabello suelto sobre sus hombros, era una mujer pequeñita mirándolo

    — Me acuerdo de muchas cosas... – aviso ella con orgullo y comenzó a enumerarlas — el café sin azúcar, él te con limón, tu cuchillo de carne es el rojo y comes pizza con aceitunas verdes pero no con las negras, tu shampoo es para risos y te gusta leer un libro los viernes, pero no los jueves porque...

    — Hay que madrugar... – ella le sonría con el cinturón atrapándola – te daré mi postre Hiyo

    — Genial... Hiyo uno la novia de papá cero

    — ¿Qué novia? — Zen miro a la niña con la duda cruzándole la frente

    — Mama lo dijo, que debía decirle todo sobre tu novia, tengo mi libreta para anotar todo, ella quiere saber quién es.

    La puerta se abrió y Yokozawa miro asombrado a la niña, no esperaba tener que verla ahí, esperaba encontrarla en la casa de Zen pero ahí estaba, más parecida a su padre que a su madre, tenía los rizos castaños y las pestañas largas bajo una mirada café clara, sin duda sería una mujer hermosa en el futuro, incluso su cuello avisaba que sería delgada, sus manos eran finas, Yokozawa siempre odio sus manos, eran grandes y gruesas, las de Hiyo parecían de porcelana.

    — Ah... tu amigo... entonces ¿anoto algo?

    — No anotes nada Hiyo

    — Está bien – Yokozawa se abrocho el cinturón de seguridad, miro a la niña que guardaba su libreta en un cartera rosa – mi mamá dijo que anotara cosas sobre la novia de papá...

    — Ah... — fue todo lo que Yokozawa dijo, miro a Kirishima pero este sonreía con malicia mientras se encaminaba por la avenida.


    *****xxxxx*****

    Hiyori

    Es muy grande... incluso más grande que papá, además parece estar enojado... no dice nada...

    No mira a papá cuando él le toca la oreja... bueno, tampoco dijo mucho la otra vez que comimos juntos... ¿en serio estuvo cuidando a mi papá?

    ¿Por qué mi papá tiene un amigo tan extraño?

    Oh... no... ¿Qué está haciendo?

    ¡No puede ser!

    Casi no me creo que lo hiciera... tiene gomas dulces, pero no nos ha ofrecido... ¡nosotros amamos las gomas!

    ¿su cabello es azul?... hum... si... y sus manos, son grandes... si le pido que me levante con una mano seguro que puede, hum... le quedan muchas gomas.... ¿le digo que me convide?

    Y si la abuela hizo pastel... entonces lo mejor sería no comer nada... claro porque quiero pastel... pero... tal vez no hay pastel, si pregunto seguro me dices que es "Cómeme callado" siempre dicen que es eso cuando pregunto por la comida... él tiene muchas gomas... quiero gomas...

    Papá metió la mano en las gomas... seguro él me da... no, se las comió... ¿de qué hablan?

    — ¿Se durmió contigo en la misma cama? — el grandote parece sorprendido... espera... ¿Quién durmió con papa? ¿su nueva novia?

    — Si, toda la noche a mi ladito – papá se ve feliz — estuve acariciándole la barriga – oh... papá toco la barriga de esa mujer... no quiero... no quiero que case con ella y tenga más hijos...

    — Y comió

    — Le di el desayuno muy temprano

    ¡Hizo el desayuno!

    Papá no sabe pelar manzanas... o bueno... no sabía pelarlas antes, cuando vivía con nosotras, antes de que nos dejará... Mamá se pondrá muy triste, a ella le gustaba pelarle las manzanas a mi papá.

    Mamá quiere que le diga todo de esa mujer... ¿también esto? Como le digo que papa duerme con ella y le hace el desayuno... ¡¿Y si quiere que durmamos los tres juntos?! ¡No quiero dormir con ella!

    Voy a dormir con la abuela

    ¿mi abuela aun me querrá? ¿se acordará de mí? El abuelo se alegró mucho de verme

    Papá está contento, vaya que tiene la boca grande ¿Por qué se está riendo? No entiendo de que hablan...

    — No crees que es genial Hiyo – papá me habla, pero no sé de qué me habla

    — Eh... — ¿Qué dijo el grandote?

    — Podemos ir al centro después de comer, ¿quieres comprar algo?

    — ¿Podemos comprar gomas? – él me mira... sus ojos son negros, pero parecen azules o son azules, pero parecen negros... parece molesto, papá solo sonríe.

    — ¿te gustan las gomas dulces? — ¿Cómo me pregunta eso?

    — Claro me gustan... les gustan a todos los niños del mundo

    — No – me mira cerrando los ojos – solo a los geniales

    ¿Qué dice? No entiendo, oh... genial

    — ¡Gracias!

    Tengo una bolsa para mi sola... ¿Qué más tiene en el bolsillo?

    — Bien vamos a casa

    Es la casa de los abuelos... mi casa está más abajo... mamá dijo que papá tiro nuestras cosas a la basura... eso no puede ser verdad.

    — Podemos ir a ver la casa, quiero ver mis juguetes

    — Eh... ha... Hiyo... hum – papá no me mira – después de comer decidiremos que hacer ¿está bien?

    — Si

    Si... le diré a mama que todas nuestras cosas están en casa, le diré a papá que regrese con nosotras... somos su familia, mamá dice que el debería volver con nosotras porque somos su familia...

    Le pediré a esa mujer que deje a papá regresar con nosotras a casa.

    *****xxxxxxxxxxx*****

    Yokozawa bajo del coche y miro a la pequeña, era una niña delgadita y de mirada triste, parecía a punto de echarse a llorar y él no sabía cómo ser con ella, ella no era una niña cualquiera... Hiyori es hija de Kirishima... ¿Por qué esta aquí de todos modos? Solo porque el hombre lo invito a comer... porque secuestro a su gato, porque parece tan seguro y autosuficiente que lo hace sentir mejor, menos preocupado de que terminen sangrando... cuando las cosas se derrumben... cuando uno de los dos termine a pedazos...

    — Vamos a esperar – avisa Kirishima sentándose en una de las escaleras sin subir

    — ¿Qué esperamos? – Yokozawa lo mira curioso

    — Esperamos a que Hiyori esté lista... — sus ojos se encuentran con los ojos de la niña, demasiado iguales como para imaginarlos separados, Yokozawa sabe que debió ser horrible para ambos no poder verse, es mutuo – no hay prisa Hiyo... yo me quedare contigo hasta que quieras subir

    No hace falta más para que la niña se eche a llorar en sus brazos, él la sostiene con serenidad, como si las lágrimas de ella fueran algo precioso, algo especial... debe serlo, debe ser algo bueno que ella llore y le balbucee que lo extraña... pero Yokozawa no puede evitar sentirse fuera de escena... esa es la imagen de Kirishima Zen y su hija... su sitio no pertenece a la foto ¿Qué diría ella de ellos?

    ¿Por qué hacerla sentir de ese modo?

    ¿Por qué hacérselo a él?

    Si Yokozawa se marchaba y los dejaba ser felices... eso sería... "Imposible" Yokozawa miraba la escena y aunque quería huir de ella y de eso y de todo el dolor que podría significarle más adelante... también quería sufrir, sufrir hasta la medula... sufrir en medida de lo feliz que podría llegar a ser entre los brazos de Zen... el tiempo que durase... al final estaban destinados al fracaso, podía irse ahora o después, le dolería de todos modos pero si se quedaba... ¿le quemarían los recuerdos o le ayudarían a caminar?

    "No está roto" pensó mientras el hombre limpiaba el rostro lloros de la niña "No quiero que se rompa jamás..."

    — ¿Qué hacen ahí?

    El rugido era del padre de Kirishima, un hombre demasiado rudo de vos y de gestos en contraste a su amabilidad, un hombre que imponía solo con una mirada, Yokozawa trago la saliva de su boca y se puso firme sin que le dijera nada mas

    — Estoy de camino a la tienda por helado, no hagan el tonto y suban de una vez... ¿Por qué lloras Hiyo?

    — La abuela – dice ella mirando al hombre

    — ¿La abuela? ¡Qué tontería! – mira con media sonrisa a la niña – no llores por lo que la abuela digas hasta que ella lo haya dicho, no tiene sentido sufrir por lo que no ha pasado, estas desperdiciando tu tiempo en lágrimas niña, no pienses que ella no te recibirá, no pienses que no te dará besos... sube y mírala a la cara... ¿Qué vas a hacer si te quedas llorando aquí y ella no está cuando subas?

    — Papá...

    — Silencio... — el hombre calla a Zen – no construimos castillos en el aire, ¿Lo sabes? Cruzamos los puentes cuando llegamos a ellos... — luego miro a la niña de nuevo – la semana pasada estabas loca por ver a la abuela y ahora no quieres subir

    — ¡Si quiero!

    — Entonces sube... ella está ahí... y está esperando por ti

    Ella no dice nada, pero comienza a subir los escalones con la rapidez que sus piernas y la energía de su edad le permiten.

    — Oe Chico – dice a Yokozawa — ¿tienes edad para beber?

    — Eh. ho.... Si...

    — Bien, comprare cervezas, hace buen clima

    Yokozawa por un momento se siente dentro de escena, como si esto fuera justo lo que desea, lo que estaba esperando, lo que debía encontrar...

    — Oye... me veré así cuando sea más viejo — Zen le sonríe suavemente, con una sonrisa que de pronto parece un beso, con una sonrisa que lo sonroja y lo aturde, de pronto es aún más hermoso de lo que era antes (si es que eso es posible) su corazón late, le golpea el pecho y caminar es simple... caminaría sin cansancio... lleva caminando años en busca de esto...

    — Estoy enamorado de ti – dice

    Los ojos de Zen lo miran con un hilo de asombro mientras la voz de la niña llama a ambos, Yokozawa cruza dejándolo quieto, huyendo de Zen... pero no lo suficiente, aun si corriera... no podría huir.

    — Pues eres correspondido

    El susurro llega a su oreja, íntimo y cálido.

    Un beso suave, solo el toque de sus labios... y subieron las ultimas gradas en silencio. Una mujer menuda de cabello castaño oscuro esperaba con la pequeña tomada de sus manos.

    — ¿Es él?

    — Si... es él

    — Pues bienvenido... He querido conocerte desde hace semanas... — las manos de la mujer lo atrapan, un abrazo, un beso en la mejilla – gracias por no dejar que se rompiera... Takafumi...


    *
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    Ritchad *** hola, bueno para ver a Ijuin aun nos falta un poco pero de hecho si, lo vas a ver merodeando. y bueno Zen hace las cosas lo mejor que puede con las pocas situaciones a su favor asi que porfa no le pierdas la fe

    Aome_samael**** Gracias por tu hermoso comentario, tal vez si da ganas de jalarles las orejas a todos y que reaccionen solo que... creo que estas tomando partido por Yoko, no es como que Kirishima lo haga mal, lo hace lo mejor que puede, de ahi a las inseguridades del otro pues Kirishima no puede hacerlo, por mi parte creo que es Yokozawa quien debe demostrar y demostrarse a si mismo que merece a Kirishima. aunque aun no sabemos como seguirán si sabemos que Ritsu y Sakura son un peligro para esta pareja... bueno un peligro nocivo, Ijuiin es un peligro sexy

    Yoo Joo *** Adoro leerte... si, Yokozawa esta afectado por su padre y el recuerdo de este pero Kirishima no tiene la culpa de eso ni de los miedos y aunque Yokozawa no lo culpa... LE TIENE MIEDO, sip creo que Yokozawa le tiene mucho miedo a enamorarse y por eso mismo termina sintiéndose fuera de escena con Kirishima... ahora tiene que darse cuenta de que el hombre merece su amor y sus cuidados, espero que Yokozawa no lastime a Kirishima...

    Abelard Ballesteros **** Hola... que gusto leer un primer comentario tuyo, no te preocupes esta va para largo y actualemtne me he enfocado mucho asi que no, no la dejaría... trato de tener los avances listos según vayn fluyendo... muchas gracias por tu compañía y espero nos sigamos leyendo


    Bueno sin mas a los demás lectores silenciosos, gracias por tomarse un momento para leerme.

    BTALKRAJO
  14. .
    QUOTE

    Bajo los tacones de Ariane


    — Entonces – Ann estaba curiosa por saber más de todo el fin de semana de Yokozawa – el viernes te fuiste sin decir nada, el sábado me dijiste que volvería con ella y luego que tuviste una pesadilla que te ignorara, ayer que estabas con tus parientes y hoy con Ritsu está resuelto todo…

    — Vez – sonrió – ya sabes todo

    — Se los títulos, ahora quiero la historia – lo miro ceñuda – cada historia ¿vale?

    — Cada historia… bueno entonces deja que te cuente que todo esto me supera – Yokozawa no la miraba – fue, es, es como un derrumbe, antes había una pared que yo no podía cruzar y ahora hay una planicie con huecos, me da miedo saltar y encontrar el vacío y me da miedo quedarme quieto…

    — ¿Qué dices?

    — La esposa de Kirishima retiro su demanda, ella no quiere el divorcio. Quiere volver con el…

    — Vaya… — Ann se mordió el labio tratando de contener su rabia, ¿Quién era esa que quería interponerse ante Yokozawa?, sonrió luchando para escuchar, escuchar antes de decidir asesinar a alguien — pero… él… ¿Qué dice?

    — Que aun la ama, que la extraña y que cuando cierra los ojos aparecemos los dos en su cabeza – Yokozawa miro a Ann – él me ha dicho la verdad Ann, me ha dicho que no me ama aunque me desea mucho y que puede que lo nuestro no llegue lejos y aun así quiere que lo intentemos

    — Podrían llegar muy lejos

    Yokozawa se pasó los dedos por el cabello y después palpo su teléfono en el bolsillo, desde que se había separado el sábado no habían hablado, él no había enviado ni un solo mensaje y Kirishima tampoco.

    ¿Cómo avanzas si sabes que al final no hay premio?

    ¿Cómo sabrías que hay premios?

    ¿Quién decía que fallarían?

    ¿Quién decía que funcionaria?

    Yokozawa Takafumi caminaba lentamente, hace un par de meses la idea de tener que luchar por Kirishima le parecía un absurdo absoluto y ahora se le ponía en frente una competencia, no cualquier competencia, tenía desventaja.

    — Él la ama – dijo sintiendo el veneno en esa frase

    — Que bien, al menos sabemos que tiene sentimiento

    — Ann… el ama a ella, no a mí, lo mejor sería hacerme a un lado, todavía puedo hacerme a un lado y no quemarme las manos, Kirishima es más de lo que puedo controlar…

    — ¡No me salgas con esa mierda!

    — Lo digo en serio. Ann en menos de un mes me ha tenido en una montaña rusa de emociones, ¿Qué pasaría si Ritsu me odiara? Lo ha entendido y eso es porque Kirishima no le golpeo fuerte, pero a mí me quita el aliento, sufría antes y ahora… ¡Mírame! En la mañana no podía quitarme la cara de idiota y ahora tengo ganas de golpearlo, ¿Cómo voy a estar mañana? – Yokozawa bajo los hombros derrotado – Ella es hermosa, es más que hermosa y la odiarías solo por eso, tiene ojos verdes Ann, verdes de verdad los de Ritsu son una imitación barata, en verdad, te juro que comencé a temblar cuando la vi, la imaginaba guapa, pero verla, su cabello rubio, sus ojos verdes, la boca de fresa, esa chica podría ser una Idol… entonces me pregunto ahora

    — ¿volverá con ella? – Ann le quito la palabra — ¿seré suficiente? ¿seré un consuelo barato? Qué crees… sé cómo es eso, Reika era hermosa, soy pequeña, flaca, mi cabello se rebela a todos los tratamientos que hago, mis ojos son del color más común de la región y uso aparato de ortodoncia porque Masamune tiene los dientes perfectos… No quiero que salgas herido Takafumi – ella dijo su nombre son severidad – pero no puedes quedarte siempre en la orilla, voy a estar ahí, yo voy a unir los trozos que queden, en verdad, daré lo mejor de mí para salvarte pero por favor… cae…

    — Y si no puedes… yo no pude Ann…

    — A que te refieres

    — A mi padre Ann, no pude ayudarlo, cuando ella lo dejo… ella lo rompió Ann – Yokozawa miro los ojos abiertos de su amiga – Ann… mi padre no murió… — Yokozawa cerró los ojos – se suicidó Ann… nunca supero que mi madre nos abandonara

    Ann Kohinata creía saber todo de Yokozawa, sabía que cuando cumplo ocho su madre se fue, sabía que cuando entro a la universidad su padre viajo a su pueblo natal y murió ahí, sabía que su padre había dejado la hipoteca del departamento pagada para su hijo con la venta de la casa de la costa y el dinero de su jubilación, sabía que Masamune había sido el único presente en el funeral y que Yokozawa viajaba en navidad para dejar la ofrenda en su tumba, sabía que su padre nunca volvió a casarse después de ella y en las fotos nunca miraba de frente, siempre parecía cansado o triste… esto no, esto no lo sabía.

    *****xxx*****



    — ¿Qué haces?

    — Trabajo – el abogado levanto la vista el documento, aunque tenía un piso dúplex para él seguía yendo constantemente a la casa de Takahiro a trabajar, decía que ahí estaban los libros que necesitaba, pero Misaki, aferrada a su fantasía, quería creer que iba por ella, a veces no quería creer eso porque se sentía horriblemente triste cuando él se iba

    — ¿Quieres que te hable de mis clases?

    — No

    — Seiya fue a ayudarnos, ¿lo viste? Es el alto, el de pelo castaño como el mío… es muy guapo

    — ¿no son todos gay?

    — No – ella saco un libro – creo que los únicos gay so Kisa y Ritsu, los dos son muy guapos

    — Ah, Onodera

    — ¿Te desagrada?

    — No. Me da igual, mi padre es el testaferro de su familia, creo que lo han… — miro a la chica – nada.

    — Nada – repitió ella mirándole – buenas noches… Usagi

    Ella salió del despacho, Akihiko no podía decir que habían desheredado a Ritsu Onodera, esa era información privada y aunque confiaba en la joven, la joven solía ser imprudente, Misaki ya no era una niña, ya no se hacía coletas en el cabello, ya no caminaba descalza por la casa ni gritaba cuando estaba en la ducha para que le pasaran una toalla, Akihiko lo sabía, sabía que no debía pensar en ella como una mujer.

    — Cámbiate – dijo cerrando su libro – es de noche pero creo que necesitamos comprar algo para cenar

    — No puedo cenar, cenar engorda

    — ¿Quién dice eso?

    — Seiya… me paso una dieta para… ¿Qué pasa?

    — ¿Te dijo que estas gorda? – pregunto molesto

    — No, dice que soy hermosa… si vamos por algo ligero… — ella le regalo una sonrisa — ¿quieres?

    — Algo ligero – convino él, mientras anotaba que debía presentarse en Ariane y saludar al tal Seiya, dicho sea recordarle que Misaki estaba fuera de su línea de conquista.

    *****xxx*****



    Sakura Kirishima abrió los ojos, no recordaba jamás haber sido besada de esa manera por él, no había habido un día en que Zen la presionara de ese modo, con esa pasión, con la fuerza arrasadora encarnada en un beso, la había besado siempre con ternura y amor… Esto era pasión. Fuego quemando todo. Los ojos de Zen la absorbían como si la viera por primera vez, como si la sintiera por primera vez.

    El siguiente beso fue mejor, sin lágrimas en el rostro de Sakura, con las manos de Zen apegadas a su espalda y a su pelo, dejándola sin aliento mientras su lengua entraba en su boca recorriéndola, no tardaron nada en caer tendidos en el sillón con ella abrazada de él.

    — Te he echado de menos – dijo Zen

    — Ya regrese… podemos regresar los dos

    — ¿Ser felices? — Zen le acaricio el rosto

    — Volver a tener un hogar – los dedos de ella le tocaron la oreja y de un solo salto Zen se separó por completo — ¿Qué pasa?

    — Ya son las ocho – aviso mirando su móvil – tengo que estar en otro lado a las nueve, no puedo estar aquí. ¿podemos vernos mañana?

    — Es una cita

    Sakura le regalo una sonrisa y le lanzo un beso mientras Zen salía sin dejar de verla, con una sonrisa en los labios y el corazón bombeando a mil.

    *****xxx*****



    Yokozawa beso la frente de Ann cuando ella abordo su tren, él debía regresar a su casa, alimentar en su casa, no pensar en esto que era tan asquerosamente nuevo, de echo si lo pensaba un poco no estaba enamorado de Kirishima, salvo que… si estaba enamorado, llevaba enamorado tres meses, tal vez llevaba enamorado su vida completa de Kirishima Zen y por eso no se había enamorado antes, por eso ahora sentía toda esta extraña confusión casi estúpida, un beso, unos besos y algo de manoseo en su habitación. No lo suficiente como para sentirse tan miserable en ese momento, no lo suficiente como para que esto lo matara ¿realmente se podía morir de amor? “Papá se suicidó, eso es morir de amor” pensó irritado, mientras compraba su desayuno para la siguiente mañana, era cosa de libros eso del amor a primera vista, eso de que en un solo día debían saber si eran o no el uno para el otro, Yasuda le había invitado a cenar y hasta lo había llevado a su casa pero hasta ahí, unos besos y después el abandono, eso le había dolido, dolido porque el hombre le había gustado mucho, inteligente y educado además de ser tremendamente guapo, Kirishima era peor, era más, era casi inalcanzable pero, este pero era su mayor problema… Lo había alcanzado, lo había besado, lo había acariciado… ¿Cómo se podía vivir después de eso?

    Mi estrategia no funciona al tiempo — Ni la razón para ser tu rival —Desármame, enfréntame

    Y si me hicieras preso de tu cuerpo — Esa condena cumpliría hasta el final — De tanto mal, soy criminal.

    Es un suicidio probar de tu boca — Si después te escapas — Eres tú, en mi piel acaricias la herida

    Mátame otra vez, mátame te ruego —Que no hay manera de morir más bella —Que en tus brazos, lento — Mátame otra vez, mátame sin miedo — Que yo prefiero perder esta guerra — Que empezar de nuevo — Sin ti,


    Escuchar a Ricky Martin en el mini mercado no lo ayudaba en nada, “Preso de tu cuerpo” repitió con una media sonrisa… no sabía si llegarían tan lejos o si ahora que ella era parte del panorama no llegarían jamás a ese momento, el moriría sin saber cómo ser amado completamente por Zen Kirishima y este no sabría nunca (tampoco le importaría) como seria ser amado por Takafumi Yokozawa. Pagando y saliendo a la noche comenzaba a sentir que, como siempre hacia, al día siguiente podría dejar todo esto de lado. Guardarlo y concentrarse en las cosas buenas de su vida, el aroma del arroz y salmón por la mañana, el calor que su cuerpo sentía al bailar, la manera en que Ann le sonreía cada vez que lo veía o el sonrojo de Kisa cuando mencionaban a Yukina, los libros que leía y poder llorar con algunas escenas, acariciar a su gato… si, podría hacerlo.

    No quería.

    Quería besar a Kirishima, besarlo mucho y acariciarlo, prepararle algo para cenar y preguntarle si estaba cansado, escucharlo hablar de trabajo y contarle sobre sus sueños…

    Un poco de amor, no podía ser tan caro, ¿Cuál era el precio? Si pudiera le hubiera gustado pagarlo, poder tener a Kirishima para él y amarlo, amarlo de verdad, Yokozawa sabia amar. En realidad hasta ahora nadie lo había dejado demostrarlo, bueno, un poco, Ann y Masamune lo dejaban quererlos, pero amar era más y él quería amar. Antes había podido comprenderlo pero ahora no, ahora quería amar a Kirishima y que ella (Sakura) volviera al hueco donde había estado escondida por cuatro meses, ahora, después de que el tardase horas escuchando a Kirishima, viendo películas con él, soportando incluso la idea de que se hiciera novio de Onodera o de alguien mas (soportando lleno de celos y algunas noches con llanto) luego de eso, luego de haber visto esa casa vacía y desolada… de haber huido de ahí… de haberlo reencontrado en la librería, de haber sido besado y pensar que Kirishima estaba bien, de haber creído que juntos las cosas serían mejores… Kirishima le barría los miedos, le provocaba cosas maravillosas en la piel y lo hacía feliz, había sido feliz la primera vez que le dijo que sus ojos eran bonitos, había sido plenamente feliz cuando le dijo que quería su compañía para reencontrarse con su hija…

    Se había reencontrada con su esposa…

    — Si la vieras – dijo un día Kirishima – entenderías porque el sol sale por el este

    La había visto y no lo entendía, lo único que entendía… era que por ella ahora tenía frio…

    Llego a su casa lo suficiente mente desanimado como para no mirar más que sus pies.

    — Vaya… creí que no llegarías nunca, van a dar las once ¿Dónde estabas?

    — Hola – Yokozawa lo vio, los ojos le brillaban y tenía la camisa desarreglada, además de un ramo de flores en la mano derecha — ¿Qué es eso?

    — Oh… bueno ¿es muy cursi? – Kirishima tal vez no lo sabía pero estaba dando pequeños saltos mientras sonreía, Yokozawa abrió la puerta de su apartamento esperando que por favor ningún vecino hubiera visto a Kirishima en su puerta con un ramo de rosas.

    Entraron y aun aturdido y temeroso se quitó la mochila y dejo la bolsa de compra en la mesa.

    — No me llamaste – dijo queriendo parecer sereno

    — Esperaba que tú me llamaras – aviso Kirishima – creo que debemos establecer tiempo de silencio, así no nos quedaremos esperando a que el otro avance, de hecho como no estabas en mi casa a las nueve decidí venir a la tuya

    — ¿Por qué estaría en tu casa?

    — Para cenar… te dije que mi madre viajo… Mi padre y yo llevamos a Hiyo de compras y comimos fuera, pero hoy no tenemos nada para cenar, bueno él seguro se hará un bocado, pero no me gustan sus bocados… esperaba que me hicieras la cena…

    — ¿Qué te pasa? – Yokozawa vio la desesperación en sus ojos, algo estaba mal, como la noche en que lo llamo para decirle que quería conocer a su gato, como la noche que le pidió que fuera a su casa, algo estaba mal

    — Te traje flores… ¿siquiera lo has visto?

    — Si – Yokozawa abrazo a Kirishima, ellos median lo mismo… gracias… murmuro y luego lo beso, sin pasión alguna, sin fuego o dinamita, Yokozawa besaba a Kirishima con ternura y amor… y le sonrió, le hizo la cena mientras Kirishima le contaba sobre su domingo con su padre y su hija, mientras el gato gordo de Yokozawa descansaba sobre el regazo de Zen, mientras el día pasaba de lunes a martes.

    Kirishima Zen no quería decirle que Sakura quería regresar, no quería decirle que se besaron y mucho menos decirle que mientras la besaba, había pensado en él. Se rehusaba a decirle a Yokozawa que había besado a otra mujer pero la habia besado pensando en él.

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    Se dejó caer en la cama, el sonido fuera de la habitación le avisaba de un partido de baloncesto que estaba transmitiéndose por la televisión a volumen alto y las voces de los amigos de su padre le avisaban que no podría dormir hasta que se hubieran ido. Kirishima Zen cerro los ojos en un vano intento de no escuchar nada, estaba cansado. La energía se le había marchado antes de mediodía y había usado reservas para llegar al final de la tarde. Esas reservas no eran suficientes de ninguna manera.

    Tomo una pelota anti estrés que Katou le había regalado. "Usted es el único que no la necesita, pero podría servirle para algo" había dicho sereno confiando en que Zen era todo lo que mostraba y sin embargo mantener de pie esa fachada era demoledoramente agotador, quería ser débil, echarse a llorar y que alguien más le prometiera que las cosas irían bien. Llorar era lo único que sacaría el nudo que tenía dentro y no se atrevía a llorar con nadie. Ni siquiera con su madre.

    — Oe – dijo su padre desde fuera – pedimos fideos y arroz con pulpo, sal a cenar.

    — Si... ya voy – respondió sin moverse

    Tiro la pelota para despejar su mente, Yokozawa tenía ensayo con su grupo y no había querido verlo esa noche, de hecho, llevaba evitándolo toda la semana y eso consumía mucha energía, Kirishima Zen quería verlo todo el tiempo. De hecho, quería que fueran pareja, una de verdad, pero no sucedía, desde el lunes que habían cenado juntos cuando llego con el ramo de flores no se habían vuelto a ver.

    ¿era esto una señal?

    ¿significaba que el otro no sentía lo mismo?

    ¿Qué era lo que él sentía?

    Su padre volvió a llamarlo y él se puso de pie cansado. Todos le dijeron que era demasiado joven para casarse, no importaba entonces, todo lo que quería era estar con ella, Zen miro la foto de Sakura, seguía siendo tan hermosa o tal vez incluso más, ahora que se veía como una mujer completa y los rasgos de niña se habían perdido, se veía más hermosa aún. Luego, abrió la carta, la volvió a leer... sintió el dolor, casi en un nivel siete solo de recordar como había sido saberse abandonado.

    ¿Sentirían lo mismo los gatos que eran dejados en cajas de cartón cerca de los parques?

    Tal vez... quizá fuera peor, quizá no.

    Guardo la carta con sumo cuidado junto con la fotografía, aunque le doliera debía recordarlo, sin importar lo hermosa que fuera y cuanto el la amara, ella se fue... ella lo dejo, no hubiera importado, de hecho, no debería importar que la persona que te traiciona se vaya... pero se llevó a Hiyori con ella y por eso Zen, no podía perdonarla.

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    — Bueno... tampoco puedes odiarla – Kaede miraba a Misaki con cariño mientras esta tiraba a la basura un montón de papel que había picado con las manos – Me refiero... ella tenía nuestra edad, a esta edad no podemos saber realmente lo que es el amor... bueno... eso creo, no me imagino casada con Hiroshi, como mucho hasta terminar la escuela

    — ¡Mis padres murieron! – Misaki puso los ojos en blanco – No le cortas la mano a alguien que ha perdido las piernas ¿verdad?

    — No seas tan grotesca Misaki... ella simplemente rompió un noviazgo

    — ¡Destrozo a mi hermano!

    — Bueno... ¿ella lo sabe? Tal vez cree que tu hermano la olvido en días, tal vez no pensó que podría estarle haciendo tanto daño, no entiendo tu odio, tu hermano está sano, tiene una carrera, un empleo, esta casa... ¿Por qué dices que lo destrozo?

    — Porque lo escucho llorar...

    Misaki sujeto el oso de felpa que tenía en el sillón, el oso media la mitad y más que ella, Akihiko Usami se lo había regalado cuando cumplió trece, también la había besado entonces, no un beso romántico, solo le había besado la mano y ella sintió que el mundo comenzaba a tomar color, de pronto todo era más bonito. Bueno... lo fue entonces ya que su hermano había olvidado su cumpleaños y aunque era cariñoso nunca la miraba a los ojos.

    — Cómprame lentillas – pidió un día mientras Akihiko veía la tv – pueden será azules, cafés o negras

    — ¿Por qué haría eso?

    — Él no me mira por mis ojos – dijo la joven – porque son verdes... como los de Sakura—nee (entonces aun la llamaba así)

    Misaki soltó un bufido mientras Kaede le tomaba la mano.

    — Luego ellos dos se gritaron, Usami le dijo que dejara de ser patético, que se olvidara de ella... porque ella estaba casada, se casó al salir del colegio... solo unos meses después de dejar a mi hermano... creo que entonces comencé a darme cuenta de cómo eran las cosas realmente, como se veía mi hermano, la forma en que sufría al verme y después en cómo me ignoraba. Tarde en darme cuanta porque Akihiko siempre estaba cerca, cuando era más chica...

    — Usagi.san era genial, ahora ha cambiado

    — Ahora es un adulto de verdad – Misaki miro hacia sus rodillas – mi hermano sigue enamorado de ella... por eso la odio, porque le hizo daño, daño de verdad, de otra manera ya la hubiera olvidado.

    Misaki no quería contárselo a Akihiko, pero tal vez debería hacerlo, decirle que su hermano la había llamado, decirle que estaba evitándola a ella y también, que lo había escuchado llorar que esa niña debería ser su hija, que esa debería ser su vida. Misaki se preguntaba si acaso la vida del esposo de Sakura era bonita, no podía serlo si estaban por divorciarse, no podía serlo si estaba construida sobre el dolor de su hermano, y si de algo estaba segura Misaki era de que nadie consigue su felicidad a costa del dolor de otros. La puerta se abrió y un hombre a media sonrisa las miro a ambas.

    No, la mirada violeta se fijó solo en ella.

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    Ann Kohinata llego con el pelo húmedo por la reciente lluvia, Masamune estaba con coche y la recogería cuando terminase en el trabajo, así que ella, esperaría en la casa de Yokozawa que estaba a escasas cuadras de Marukawa.

    — ¿Cómo va el ensayo de mentiras? – dijo cuando este abrió la puerta

    — Rayos... ¿te llamo?

    — Me mandó un mensaje, me dijo que estarías ensayando y que por eso no podían cenar conmigo y mi novio

    — Todo tiene una explicación – Takafumi se sentó en su sillón verde, acaricio al gato que dormía en el cojín y miro a Ann mientras esta lo fulminaba molesta. – Quiero darle un poco de espacio... que piense bien lo que quiere Ann, yo no creo que sea buena idea aferrarme al deseo de están con él

    Ann miro a su amigo, ¿Cuántas veces debería decirle lo maravilloso que era para que él comenzara a creerlo? No tenía idea alguna, Yokozawa solía sonreír mas, pero sonreír mas no es ser más feliz, Ann medito sobre esto y concluyo que, aunque tuviera pinta de deprimido, en realidad estaba contento. Debería estarlo. Kirishima parecía de algún modo la persona perfecta para Yokozawa, Ann sentía que Kirishima cambiaria todo para su amigo, pero no sabía si eso era bueno en realidad.

    Lo miro mientras este iba a la cocina, ella definitivamente no quería hablar del padre de Yokozawa, pero era un hecho que aquello había dejado rastros hasta ahora.

    — Oye... — arrastro las palabras llegando hasta Yokozawa — ¿realmente es lo que quieres? Digo, aun si supiera que Masamune puede ser más feliz con otra persona, yo lucharía para que se quede conmigo. ¿soy mala por eso? Por querer estar con la persona que amo

    — Yo no lo amo – dijo serio – me gusta, me agrada... pero no creo que pueda decir que lo amo, no tan pronto.

    — ¿En serio? – ella sonó irónica, puso los ojos en blanco y sujeto la cara de Yokozawa obligándole a mirarla – bueno, si te veo parece que no tuvieras nada malo, pero estas diciendo bobadas, así que tal vez tengas algo malo

    — Tenía una vida antes de mí y seguro es mejor que regrese a esa vida

    — Oh por favor no digas eso...

    — Es lo que pienso

    — Bueno, ya sabemos lo que piensas... ahora dime ¿Qué sientes? Crees que es correcto renunciar solo porque alguien más apareció, incluso si él no quiere nada con esa persona, si no quiere verla, si quiere intentarlo más contigo... Oniichan estoy confundida, pensaba que eras un poco tonto, pero no tanto...

    — Es más fácil para ti, eres una chica... Ann mírame... por favor...

    — Yokozawa — ya molesta Ann golpeo la mesa – no me salgas con esa tontería, si fuera el caso Kirishima se hubiera fijado en Ritsu y no en ti o en cualquiera de las chicas de la clase de Kisa, todas ellas son de mi edad y podrían salir sin problemas con él, el problema no es Zen, ni su esposa, ni su hija ni su horario. Tu eres el problema...

    — ¿Qué?

    — Lo que oyes – Ann quería parecer severa, pero sabía que se veía chistosa cuando se enojaba porque inflaba las mejillas y se ponía roja, no le importo ver como Yokozawa trataba de no reírse – no es justo que tu renuncies ahora, no después de que la energía del mundo convergiera para que se encuentren, sé que lo sabes, tuviste que saberlo en cuanto lo viste... ustedes dos tenían que encontrarse, lo sé, de una o de otra manera se hubieran encontrado.

    Ann estaba convencida de que esto era cosa del destino, que Zen fuera el editor del mangaka favorito de Yokozawa, que Yokozawa hubiera trabajado en Marukawa como pasante en la universidad, que Yokozawa hiciera los proyectos de ventas para Marimo, que Kirishima fuera el jefe de Masamune, que los dos hubieran estado en el concierto de Larc'n Ciel, que los dos fueran al cine los domingos... de una o de otra manera ellos dos tenían que terminar al mismo tiempo en el mismo lugar... Masamune lo había dicho, que era como un manga shojo, que de pronto los dos protagonistas se encuentran, no lo saben pero estaban destinados a encontrarse.

    Después de eso (De Masamune hablando de destinos, hilos rojos, reencarnaciones, multiuniversos y, por último, de amor) ella había decidido creer en que, aunque fuera difícil Kirishima y Yokozawa podrían construir una vereda y ser felices. Aunque aún tenía miedo de que no funcionara... de que fueran dos estrellas que colisionan y ahí, una de las dos acabaría hecha pedazos, si le daban a escoger Ann preferiría ver sufrir a Kirishima, pero si pudiera escoger en verdad... le gustaría que fueran felices.

    El gato salto mirando a la puerta, se detuvo ahí mientras movía la cola, un minuto exacto antes de que el timbre sonara. Yokozawa y Ann miraron al gato con cariño, ella miro su reloj porque Masamune le había advertido que tardaría, seguramente algo había salido bien porque ya había llegado, ella corrió a abrirle contenta. Luego se quedó quieta mientras Kirishima le sonreía, sora estaba restregándose en la pierna del hombre, los ojos castaños brillaban y una sonrisa infantil estaba dibujada en la boca del hombre.

    — Que bien – dijo – pensé que estaría esperando otra vez en el pasillo

    — Acabamos de llegar – dijo ella rápidamente mientras Yokozawa sonreía sonrojado

    — ¿puedo pasar? – Kirishima miro hacia la mano de Ann que le impedía la entrada, ella se movió con otra risita baja y Yokozawa se acercó, era claro que llevaba mucho tiempo en casa, pero Kirishima no lo menciono. No había necesidad, sabía que Yokozawa lo evitaba y sabiendo eso había decidido que él haría todo lo contrario.

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    Cuando Ann se hubo marchado ellos dos se quedaron de piedra. Por fin estaban a solas y eso debería ser diferente, en cambio Yokozawa parecía molesto más que contento mientras lo veía.

    Kirishima comenzó a lamentar el haber ido a su casa, tal vez en realidad era molesto, la persona quería espacio y él siempre había sido demasiado meloso, su madre decía meloso por no decir molesto.

    — Bueno, creo que me iré antes de que parta el último tren – aviso recogiendo su chaqueta, Yokozawa lo miro como debatiéndose entre decirle adiós y decirle hasta luego, porque el luego significaba que volverían a verse y el adiós y las cosas no funcionaban – estarás libre el domingo

    — No – Yokozawa se mordió la lengua, no estaba seguro de porque decía que no, algo lo motivaba a negarse, un sinfín de voces crueles que le gritaban que al final perdería

    — Y... el lunes...

    — Ensayo

    — El martes

    — Me toca dar clases

    — Entonces el miércoles – Kirishima no estaba mirándolo

    — Ensayo

    — El jueves... no... das clase — Kirishima cerro la mano derecha – el viernes ensayo y el sábado cena con tus amigos, el domingo el cine con alguien y el lunes gimnasio... ¿voy bien? – miro molesto hacia Yokozawa — ¡Qué demonios significa eso!

    — Tengo una vida y no gira en torno a ti – Yokozawa se cruzó de brazos – tu también la tienes y me sorprende que tengas tiempo para mandarme treinta y dos mensajes por día

    — No me respondías – Zen miro frustrado los ojos azules oscuros de Yokozawa — ¿es por las flores?... si te causa problemas podemos vernos en mi casa, ya solo falta que pinten la cocina y coloquen las repisas del estudio, estará lista en unos días...

    — ¿Por qué trajiste flores?

    Zen dio un respingo, no estaba seguro en realidad, había quería comprárselas, pero no sabía si era para que lo perdonara o solo porque lo había deseado. No quería ni mencionar a Sakura, no había necesidad, era débil, pero Yokozawa no tenía por qué saberlo, se haría más fuerte, no volvería a besarla, no volvería a verla a solas, no volvería... no volvería con ella.

    — Pensé que debía hacerlo

    — ¿te parezco una chica? – Yokozawa sonaba afilado, Kirishima odiaba ese tono suyo tan seco, como si no supiera hacerse entender que no lo soportaba, como si quisiera que se fuera y no volviera, como si no lo quisiera

    — No

    Kirishima miro sus manos.

    Debió haber pensado en eso antes, ¿flores? ¡flores! ¡Le compro estúpidas flores!

    Yokozawa se llevó las manos cabello, se veía cansado, se veía pálido, parecía que llevaba sin dormir días, tal vez era por el ensayo o por el clima, o peor, porque había entendido que no quería esa clase de relación con Kirishima. Kirishima Zen comenzó a sentirse miserable. Al final de cuentas no había sentido en que Yokozawa lo quisiera, tal vez se había apresurado demasiado.

    — ¿Por qué me besaste? – Yokozawa miraba al suelo en ese momento

    — Pensé que si no lo hacía alguien más lo haría, creí que si no hacía algo te perdería

    — ¿Quién lo haría? Es un mal chiste sabes... tu esposa es una puta amazona y yo... ¿Por qué demonios vendrías cuando puedes estar con ella? — Yokozawa no lo miraba — cuando regreses con ella... no quiero que eso me hiera, si sigo con esto... no sé si logre resistirlo... yo... no quiero estar contigo.

    — Pues... — Kirishima recogió su chaqueta, ya su voz sonaba apagada, pero Yokozawa se mantuvo quieto contra la pared – entonces solo me queda una opción...

    Zen se colocó la chaqueta tan despacio que Yokozawa tuvo que contenerse de no detenerlo, Yokozawa no quería verlo irse pero que se marchara era lo mejor. Cerrar el libro, aunque solo hubiera leído el prólogo, apagar la radio cuando la canción comenzaba, tirar el plato luego de haber comido un bocado... rendirse sin haber luchado, el dolor se hizo físico, sus manos se sentían acalambradas. No se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde de que Kirishima Zen ya no estaba en su casa.

    Y él...

    Aún tenía hambre, aun no sabía la letra de esa canción y no imaginaba que tan maravillosa era la historia a la que había renunciado.


    Gracias por leer y por acompañarme hasta ahora...


  15. .
    QUOTE
    Bajo los tacones de Ariane


    Yokozawa

    No creo casi que esto sea real, es más como un sueño en cámara lenta, como algo imposible, tal vez la fantasía suprema. Nadie puede tener todo lo que quiere y sin embargo, creo, no, en realidad estoy seguro. Aceleradamente convencido de que lo tengo todo, todo lo que he soñado alguna vez y mientras sus dientes muerden mi labio obligándome a gemir estoy más convencido, mientras mis manos pasean por el castaña claro de su cabello rebelde estoy más convencido. Casi puedo oír las mil alertas que me dicen que no pase por esa puerta, pero sé que no son mis amigas, sé que evitar enamorarme de Kirishima sería lo mismo que obligarme a vivir en este mundo sin música.

    — Preferiría morir – digo desde adentro, donde nadie escucha o más bien escuchan todos ellos, todos los miedos que me han comido por años, diciendo cada día que no lo lograría, cada día que este día no llegaría – No tengo miedo

    Veo los ojos de mil miradas sobre mí, las veces en que desee ser aceptado, encajar, ser igual a todos los que me veían con miedo o con asco... ¿Qué camino hubiera seguido? Tal vez un ejecutivo o un profesor o el camino siniestro de ser quien no soy.

    Mi cadera se mueve pegándose a la suya, sé que deberíamos estar vistiéndonos pero es imposible pedirle que detenga su ataque, quiero que gane ¡Véncelos a todos! ¡Borra todos los recuerdos!

    Cada beso, cada beso de Kirishima se siente como algo nuevo, no creo jamás haber sentido que era consumido como el papel en fuego, como azúcar en agua hirviendo.

    — Tengo que bañarme – dice rosando suavemente su nariz en mi mejilla — ¿iras conmigo verdad? – el suave sonido de su voz aplasta todas las negativas, le digo que sí y me sonríe, su sonrisa es más bonita a un de cerca, mientras alcanza a su mirada

    Mi mano cae cuando él se separa por completo y se va a la ducha, se detiene un momento para sonreírme una vez más. Mirándome como si me deseara, como si me disfrutara... Kirishima me ruboriza, me hace sentir más inocente, más valioso, más fuerte.

    Ann

    Me quedo quieta sujetando la manija de la puerta. No es la primera vez que me mareo, no es la primera vez que pierdo el suelo, pero él me atrapa y sus manos y mis manos se encuentran, algo está mal... pero no es el momento, debo detenerlo, como él siempre me detiene, como siempre me ha rescatado de todo lo malo que pueda venir, mi misión es estar a su lado para que no escuche las voces que lo acusan, merece ser feliz, merece ser amado, merece un hogar...

    — Que dices – no he escuchado la vos de Masamune y sus ojos marrones oscuros me miran asustados

    — Dije ¿Qué ha pasado?

    — Nada, creo que me maree de tanta rabia – casi es verdad, casi soy sincera, pero no es la primera vez que sucede algo como esto conmigo – tengo que ir a verlo

    — Ann, tal vez no sea como piensas... podrías darle una oportunidad, Kirishima, mi jefe es confiable, y en verdad quisiera que ellos pudieran arreglar solos sus diferencia

    — Masamune tu sabes...

    — La semana pasada Takafumi juro que no quería volver a verlo, esto está empezando para los dos y yo no quiero ser parte de los que perjudican su relación. Tampoco quiero que tú lo seas... por favor, si Yokozawa te necesita te llamara, lo sabes.

    Me ha convencido, yo misma vi que Kirishima decidía luchar por eso que nacía entre ellos, pero aun así no quiero, me asusta que alguien pueda herirlo, herirlo de verdad, dejarlo en ese estado... en ese estado que tanto teme, Yokozawa no quiere terminar como su padre y su padre tampoco hubiera querido que sucediera, mi sangre hierve, si la encontrara, si la viera, si pudiera decirle dos cosas la 'primera seria que no merece ser recordada como una madre y la segunda es que Yokozawa tiene más instinto de madre del que ella tuvo cuando decidió abandonarlo. Quisiera decírselo, decirle que ella es mala y que por ella él tiene una grieta, pero más que eso quisiera decirle que la grieta esta sellada, decirle que ahora es feliz con la familia que ella le negó.

    — Te prometo – dice Masamune con un beso – que si lo arruina de nuevo no lo ayudare...

    — Está bien, pero si Yokozawa me llama...

    — Iremos a verlo, pero estará bien

    — No puedo creer que te agrade tanto, ninguno de sus novios te ha agradado y ahora siempre dices cosas buenas de Kirishima... ¿Por qué?

    — Por como lo mira, ninguno antes lo miraba de ese modo

    Es verdad, también lo he notado, pero no me gusta, Kirishima me recuerda a un perro de pelea, siempre parece listo a morder. Incluso anoche cuando regreso y miro a Iokawa... incluso antes cuando veía a Onodera.

    ****************:::::::::::::::::::::::::*********************

    Unas cuantas nubes aparecieron sobre la ciudad, no parecía que fuera a llover ese día, Kirishima Zen caminaba hombro a hombro de Yokozawa Takafumi, ambos vestían ropa deportiva y zapatillas, ambos median sobre el metro ochenta y tenían los hombros anchos, Yokozawa era incluso un poco más fornido pero su gracilidad al caminar podía aturdir a un extraño, nunca golpeaba a nadie al pasar y aunque su camiseta tenía el logo "Swett Honey" en letras rojas no parecía delatar nada. Ninguno de ellos era lo que se conocía como "pluma" así que nadie se giraba a verlos mientras caminaban riendo, hablando sobre absurdos y comida, restaurantes de la ciudad. En el tren prefirieron quedarse parados mirándose que sentarse separados, algunas mujeres les regalaban miradas seductoras, alguna audaz les susurraba algo al pasar y ellos seguían de largo sin voltear. Kirishima Zen estaba algo intimidado por todo esto que significaba Yokozawa, había imaginado que no podría tener un momento como este, había considerado limitarse a ser su amigo y a masturbarse sin delatar el deseo, en principio porque le parecía extraño que terminara pensando en Yokozawa cuando se hacía una paja. Luego, porque el sujeto era honesto y lo había tratado siempre sin segundas intenciones.

    — Bien... hemos llegado

    — Esperare en la tienda – aviso Yokozawa casi temblando, la casa era imponente, se veía en la madera de la puerta con garaje propio que era de gente adinerada, los espacios eran pequeños para todos, salvo para la elite y gente rica que podía pagarse espacios más amplios y jardines con árboles – llámame

    — Lo prometiste... ¿sabes que es este lugar?

    — La casa de tu ex

    — No, es el lugar donde tienen a mi hija como rehén, es un sitio hostil y me da miedo entrar solo

    Kirishima lo decía con seriedad, pero más con egoísmo, temía que si la veía a solas olvidara todo y estaría suplicándole que volviera con él, toco el timbre y espero mientras la puerta sonaba avisando que estaba abierta. Bajo la puerta de la casa habían dos personas, una de ellas era pequeña y con un vestido rojo que sujetaba un cartera de color marfil de Hello Kitty y un blase blanco en la mano, la otra, sin duda era mucho más aterradora que la niña de ojos marrones y cabellera castaña, Yokozawa se paralizo solo al verla, ella le regalo una sonrisa. Hermosa, esa era la palabra y pocas cosas eran hermosas para Yokozawa. Ann seguro la odiaría solo con verla, Shizuoka la admiraría y el resto de las estudiantes se debatirían entre el odio y la admiración.

    — Sakura Kirishima... Bienvenidos

    "Kirishima" Yokozawa escucho las palabras, no le gustaron nada, ella ya no lo era, ahora ese apellido no le correspondía. Volvió a verla, era rubia, con la melena larga hasta la cintura, su cabellera brillaba y tenía un suave olor a frutas, sus ojos eran verdes claros y sus pestañas largas parecían querer volar, su boca parecía rosa natural, no parecía que llevara maquillaje realmente tenia los rasgos finos, sus manos eran blancas y los aretes pequeños la hacían más elegante, era esbelta pero no flaca, tenía las curvas bien marcadas, cualquier hombre perdería la cabeza por una mujer como esa y su vos, su voz parecía la de un ave

    — Hola – Yokozawa se giró a la niña

    — Hola – la voz era de Kirishima,

    Ni la niña ni su padre parecían prestar atención a Yokozawa o a Sakura, se miraban el uno al otro sin atrever a moverse, ambos quietos, ellos dos eran idénticos, incluso en el todo de su cabello la niña era Kirishima

    — Ha pasado tiempo – la niña se veía serena

    — Mucho – Kirishima parecía tenso

    — Nunca viniste a verme – la acusación fría pareció atravesar a Yokozawa, le dolía verlos a ambos, ambos sufrían, la mirada de Kirishima paso de la niña a Sakura y esta retrocedió instintivamente asustada, Yokozawa podía ver el miedo en ella ¿Por qué le tenía miedo a Kirishima?

    — Perdóname Hiyori, pero no podía venir

    — Ahora puedes... venir a verme – Hiyori parecía dudosa al hablar con su padre — ¿también puedes llevarme a casa?

    — No Hiyori... ya no tengo una casa a donde llevarte...

    — ¿Qué? – la vos es de la mujer – Zen... nosotras...

    — Conseguiré otra casa – Kirishima alza la voz escondiendo su deseo de llorar, Yokozawa lo siente, en la forma en que sus ojos miran arriba para no lagrimear – ahora no puedo llevarte, pero... tal vez...

    — ¡Podemos salir! – la niña alza la voz – mamá dijo que iríamos a pasear

    — También a comer helado – dice Yokozawa y la niña por primera vez repara en su presencia, lo mira con miedo y guarda silencio – Lo siento... soy Yokozawa Takafumi y he venido con tu padre

    — Hum

    — Yokozawa, Hiyori – Kirishima los presenta – él es mi amigo y me ha cuidado mucho estos meses y ella es mi hija, el amor de mi vida

    — Zen... ¿vamos?

    — Dijiste que podía llevarla – la voz de Kirishima se hace seca, Yokozawa y la niña miran la escena – la traeré a las ocho

    — Creí que... – ella sonríe hermosamente, y se lleva un mechón de pelo rubio detrás de la oreja... – hum... puedes pasar el fin de semana con Hiyori, sé que tus padres la echan de menos, pensaba en saludarlos pero tal vez por ahora no sea buena idea

    — Dame la mochila de su ropa – Zen la mira y Yokozawa que atiende el momento lamenta no poder hacerlo mejor

    — Ven, te la daré

    — Esperaremos aquí

    Yokozawa no comprendía nada, tampoco podía preguntar para saber lo que sucedía realmente entre ellos, Zen y su esposa parecían una pareja de revista, los dos se veían perfectos uno al lado del otro. En cambio él... sintió que se convertía poco a poco en el mal trozo de la habitación, la pieza que no encajaba, sintió unos dedos, los dedos pequeños de una niña de siete, tal vez ocho, pero no nueve.

    — Gracias – Hiyori miraba desde sus redondos ojos a Yokozawa

    — ¿Por qué me agradeces?

    — Por cuidarlo - luego ella hincho las mejillas emocionada - ¡¿verdad que mi padre es el más hermoso hombre en el mundo?!

    Negarlo no tenía sentido cuando él pensaba lo mismo. Kirishima recogió a la niña en sus brazo y los tres salieron de aquel jardin de cesped perfecto, Yokozawa esperaba sentirse a salvo fuera de esa casa y de la mirada verde de esa mujer, en cambio sintió más miedo, miedo por el silencio que Kirishima guardaba, por la manera en que había volteado a ver la puerta, tal vez con la esperanza de verla a ella.



    Bajo los tacones de Ariane



    - Podrías detenerte - Yukina Kou estaba soltando fuertes y calientes bocanadas de aire mientras Yokozawa sonreía – aún tengo alcohol en el cuerpo, no puedo correr a tu ritmo

    - Es tu castigo – Yokozawa froto los guantes dando saltos cortos en su sitio mirando a su compañero y amigo, pronto serían las cinco de la madrugada y ellos no habían completado su circuito - ¡Vamos!

    - No... caminemos, mi cuerpo no quiere correr

    - ¿Bebiste tanto?

    - Algo peor...

    - ¿sexo?

    - Con Kisa – Yukina se cubrió con ambas manos la cara, casi podía ver la sonrisa en Yokozawa – Pero... tener sexo no significa que hayamos regresado ¿vale? Fue solo casual, hacia frio, estábamos solos... ¡Esas cosas no pueden evitarse!

    - Claro... como si tu quisieras evitarlo – Yokozawa apoyo la mano en el hombro de Yukina – Inténtalo otra vez, y otra vez después de esa

    - Yo lo intento... me refiero... ni siquiera sé porque rompió conmigo, es como que la duda me corroe, no lo entiendo, estaba bien... digo no soy perfecto, solo hermoso, encantador, divertido y se cocinar, además le fui fiel los seis meses ¿Por qué me dejo?

    - No lo sé, recuerda que hice esa pregunta por dos semanas sin conseguir respuesta

    - Masamune dice que fue cosa de Ritsu... pero Ritsu es mi amigo así que no creo que hubiera ido a inventar algo

    - Para Masamune - dijo con pena Yokozawa – todo lo malo es cosa de Ritsu, a veces me pregunto desde cuando es así

    - No lo sé, antes se llevaban muy bien... Volviendo al tema... ¿Qué paso después de que huyeron el viernes?

    - ¡No sé de qué hablas!

    Yokozawa retomo el camino y comenzó a correr, Yukina protesto pero no pudo menos que seguirlo, el cielo comenzaba a aclararse y ellos dos tenían un montón de cosas por hacer. Yukina estaba contento de ver esa expresión infantil en Yokozawa, parecía que el sujeto hacia algo bien, el problema era que Yukina ya había visto eso antes, no le gustaba admitirlo porque quería a Yokozawa y sin embargo... A Yokozawa siempre le iba mal en el amor.

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    Yokozawa Takafumi estaba de pie con las llaves de Ariane en las manos cuando Ritsu llego, tenía una bolsa con pan recién comprado y una caja de pastelería, los dos se miraron, Kisa apareció por detrás sosteniendo dos bolsas con botellas de jugo, los tres se quedaron por un momento mirándose, hasta que Ritsu comenzó a reírse mirando a Yokozawa

    - Gane – dijo girándose a Kisa – te dije que tendrían sexo

    - No lo sabes – respondio Kisa sonriendo

    - Claro que lo sé, Yokozawa... - el aludido sintió que se sonrojaba – por favor dime... dime...

    - No voy a hablar de eso

    - ¿Qué? ¡Cuéntanos! – Ritsu salto para mirarlo más de cerca – te ves contento...

    - Sobre eso...

    - SIP... lo siento por haber sido un fastidio, - Ritsu le sonreía amable y cálido, como su amigo – creo que no me di cuenta, no quise comportarme de ese modo, pero en mi defensas tu debiste decirme, o sea, ¿Por qué no me dijiste que él te gustaba?

    - No pensé que sucedería – dijo honesto – no creía que él se fijaría en mi... Ritsu en verdad

    - Debiste preguntar, siempre que dabas clases se quedaba mirándote las nalgas – Ritsu subió por delante de ellos – entonces... ¿es oficial?

    - Es... bueno... no hemos sido muy específicos, el me beso y bueno

    - Bueno – Ritsu le paso la caja color crema a Yokozawa mientras abría el despacho pequeño que tenían – creo que debes ser más específico en esto, no va a suceder lo de Yasuda y sobre eso... mil disculpas, es que yo pensé que debías darle una oportunidad, digo... ¡Yokozawa! – Ritsu lo sacudió - ¡Que idiota eres!

    - ¿Por qué me dices idiota?

    - Porque – Ritsu saco unos vasos de su gaveta mientras Kisa abría la botella de jugo – por callarte, por no creer más en ti mismo, por no notar como te veía, la verdad es que siempre hablaba de ti, bueno, de ti y de su ex esposa... supongo que ahora solo serás tú de lo que hable, eso es bueno, más bien que decidió olvidarla porque en serio, parecía completamente enamorado de ella, como si ella fuera el sol para él, en serio a veces pensaba que Kirishima era súper hetero, hablaba de ella como si hablara de la criatura más maravillosa, pero bueno, ahora estas tu a su lado. Me alegro mucho. – Ritsu abrió la caja de y los colores del chocolate y la crema se notaron, el aroma de los pastelillos lleno el espacio, su desayuno de reconciliación

    - ¿No esperaremos a Ann? – Kisa sirvió el tercer vaso

    - Le dijimos a las nueve, debió venir temprano – Ritsu coloco las servilletas y miro a Yokozawa – al menos ahora me queda claro que has elegido bien, Kirishima es mucho mejor que Yasuda

    - Todavía prefiero a Iokawa – aviso Kisa – es un poco celoso pero respiraba de amor por ti

    - ¿quieres saber quién respiro sobre Kisa? – Ritsu lanzo una mirada sugerente, pero Yokozawa ya lo sabía, Kisa en cambio apenas movió la mano desechando la plática y la puerta se abrió justo cuando Ann y Seiya entraban

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    Misaki

    Otro día... no es la gran cosa, las clases, luego las de inglés, después Ariane y la danza y después al despacho de mi hermano y Usami, otro lunes más, otra semana en que debo plantearme el futuro de una manera más clara, en el espejo soy solo una mocosa flaca, Akihiko Usami me lo recuerda siempre que me ve, lo que es irremediablemente todos los días, porque todos los días está en la puerta para llevarme a clases. Me giro las pestañas y me coloco labial para que lo note, no sé si lo nota, no sé si alguna vez nota uno solo de los cambios que hay... el único que es malo realmente es que me he enamorado de él, desesperadamente enamorada de él.

    Me pregunto cómo será, cuando él se case, cuando me rechace, cuando me abandone... será como con mi hermano, como lo que ella hizo de él, Sakura..., una vez mi hermano me dijo que la razón por la que evitaba verme a los ojos era porque son verdes, como los de ella, hasta eso perdió mi hermano, la fuerza para mirarme.

    Cuando Usagi se separe definitivamente de mi... será igual...

    ¿Me dejara en pedazos?

    - Llegaremos tarde si sigues mirándote al espejo – su vos llega y la sangre bombea con fuerza por todo mi cuerpo

    - Nunca llegamos tarde

    - ¿Por qué vas tan arreglada?

    - Tengo novio – no es verdad, pero él sonríe sereno, yo me volvería loca si el me presentara una novia

    - No seas ridícula, alguien con tus notas no puede perder el tiempo con chicos

    - Le gusto a los chicos – no recojo mi bolso, Usagi lo hace, siempre lo hace, en realidad en la escuela creen que es mi novio... en realidad, yo mentí diciendo que lo era – ¿te comiste todo?

    - Me dio tiempo a lavar los platos, como tardas tanto en vestirte, usas uniforme Misaki, no puede ser complicado recoger la misma falda, las mismas medias, la misma....

    - ¿Qué pasa?

    - Lo del novio - Usagi me sujeta el brazo - ¿es una mentira?

    - Si

    Quisiera decirle que tengo novio, decirle que me gusta alguien, decirle que otra persona vendrá a buscarme para llevarme a la escuela, pero no puedo, no podría hacer eso, nosotros no sabemos hacerlo, por eso mi hermano no quiere que me enamore, no quiere que alguien me hiera como lo hirieron a él, el problema es que estoy enamorada, devotamente enamorada.

    Y este amor comienza a doler...

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    Las luces de la casa brillaban alumbrando todo, los dejaron a solas para que pudieran hablar un poco, ya sin las demandas ellos podrían solucionar todo dialogando, Sakura le había pedido que viniera a hablar con ella, al comienzo Zen no quería, pero ahí estaba, mirando con curiosidad el escote de la camisa clara que ella tenía puesta, su rubio cabello brillaba sedoso y el aroma a durazno de su perfume entraba suave a sus pulmones.

    Ella le sirvió el café y dejo sobre la mesa unas galletas, Zen supo que eran de arándanos, ella las hacía de arándanos y a él le encantaban.

    - Hiyori lo paso de maravilla – Sakura sonreía sosteniendo su taza de café con leche – no podíamos hacer que dejara de hablar, hace mucho que no hablaba tanto y... bueno, creo que podemos acercarnos poco a poco hasta que ella se acostumbre, ahora esta susceptible, digo... ella pensó que solo te vería una vez más en la vida, le dije que puede verte cuando quiera, las puertas están abiertas y si quieres llevarla puedes hacerlo, creo que podríamos acomodarnos para ir al cine y al parque... ¿Qué dices?

    - Mis padres no lo saben... – fue lo que dijo bebiendo de un solo trago su café, Sakura sabía que a él no le gustaba muy caliente, ella sabía todo de él y eso lo hacía sentir vulnerable, de todas formas quería decirle algunas cosas que tal vez desconociera - saben que te fuiste, creen que fue en marzo, no les dije que fue en octubre, tampoco les dije el motivo...

    - ¿Lo demás?

    - ¿Qué más? – Kirishima acaricio la mano de Sakura sobre la mesa – no hay nada más Sakura, nadie tiene que saberlo si no quieres o podemos decir que lo de ustedes comenzó después... sé que te falle, no eras feliz a mi lado, Sakura...

    - Mi abogado... él dijo que podías llevártela... que si querías podrías quitármela, sé que me lo hubiera merecido, pero no podía imaginar que me alejaras de ella no sabía que hacer o decir y lo hice mal... ¡No me odies! – Zen sintió las lágrimas de Sakura en sus manos, nunca la había visto llorar, ella lloraba en el baño, lloraba sola, jamás en sus brazos, ¿era así? ¿dolía de ese modo? Que ella sufriera comenzó a dolerle en el cuerpo, era ella y él aun la quería, aun deseaba verla sonreír y besarla, deseaba besarla y contenerla, jurarle que todo se arreglaría entre ellos, pero ya no eran ellos, ahora solo eran los padres de Hiyo y deberían arreglarlo por ella y ser amigos – lo siento... no es excusa, no sirve de nada... pero te equivocas, yo no sabía ser feliz y eso es culpa mía, no sabía lo que era sufrir, siempre te tuve y después... ahora...

    - ¿Por qué no me lo dijiste?

    - No podía... no podía sentarme y decirte que quería a mi novio de regreso, que mi esposo me ignoraba... no podía decirte... no podía ni pedirte perdón después de que... que yo... cuando... – entre gimoteos sus palabras se consumieron, Sakura se veía frágil, trémula, y Kirishima quería cuidarla. – no podia...

    - ¡Podías! – Zen golpeo la mesa con su mano haciendo brincar el café de Sakura que se derramo, pero no le importo, ni eso ni los ojos verdes que lo miraban atemorizados - Podías haberme dejado, podías sentarte y decirme lo que fuera... lo que fuera yo te hubiera comprendido, mi amor, mi amor no debiste hacerme eso, no había nada para mí cuando te fuiste, yo... – Zen se dejó caer en su silla, si gritaba Hiyori los escucharía y no quería agobiar más a su hija, la pequeña no entendía nada de todo esto, no podía – es mejor que me marche...

    - ¿me odias? – Sakura lo miro desde sus lágrimas, con los ojos verdes brillando, era hermosa, más hermosa que ninguna, Yokozawa jamás seria la mitad de perfecto que ella

    - Preguntas eso como si lo creyeras posible... ¿odiarte?

    - Se acabó – ella se puso de pie – lo termine por completo, fui estúpida e inmadura y...

    Zen se quedó petrificado, ella lo conocía mejor que nadie, siempre sabía lo que él pensaba o sentía, siempre decía lo correcto para consolarlo, para hacerlo hacer lo que ella deseara... no importaba. Podría ser mejor persona, trabajar menos, salir a bailar con ella, llevarla al cine, amarla, podía amarla... podría...

    Podría olvidar a Yokozawa

    Acaricio el cabello de Sakura, su amada y hermosa Sakura sintiendo que los dedos se le acalambraban, cada latido en su corazón, le decía que debía hacerlo, volver a su hogar...

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    tell me you believe in love - it's not an illusion - i've been thinking about the night - and the dangerous tricks people play on the eyes of the innocent - i could turn a lot of hearts into bricks with smoke and mirrors disappearing right in front of me -but believe me, i'm not trying to deceive ya -i promise falling for me won't be a mistake -no baby this is not an illusion - i really got my heart out on my sleeve - oh baby this is not an illusion -there's magic between you and me -no baby this is not an illusion -you really got me lifted off my feet -so tell me you believe in love - cause it's not an illusion to me


    Yokozawa salió a la calle mirando con alguna emoción contenida a la espera de verlo, Kirishima no iba los lunes pero podría ser que ahora lo hiciera, miro su móvil pero la señal estaba perfecta, escucho los pasos de los estudiante, sus risas y su emoción, Ariane ofrecía eso, no era un centro realmente estricto, se trataba de relajarse, de reírse, de bailar, de que sin importar lo malo del día siempre se puede volver a empezar.

    - Gran trabajo hoy – las chicas y chicos comenzaron a salir, ya era de noche y Yokozawa miraba su móvil, no quería enfadarse ya que Kirishima al fin estaba con su hija, seguro habrían pasado todo el domingo juntos, tal vez ahora hubiera ido a verla ya que no estaba ahí. Se sintió tentado a llamarlo, pero no pudo hacerlo, no quería agobiarlo.

    - ¿vamos a comer? - la voz lo arranco de sus pensamiento

    - Ritsu - Yokozawa se sobresaltó al descubrir a sus colegas detrás y las luces apagadas, Ann estaba cansada, había pasado todo el día en Ariane, aunque habían hablado poco en realidad parecía que Yokozawa y Ritsu volvían a ser amigos, tal vez todo había sido un error y Ritsu no había planeado lo de Yasuda, Ann y Yokozawa como siempre hacían, decidieron confiar en Ritchan. - ¿Qué hora es?

    - Las nueve... ¿Kirishima vendrá? – la sonrisa era franca, Ritsu le había dicho que lo apoyaba, se había disculpado por haber sido inmaduro con eso y haber huido, pero ahora que ya quedaba claro les daba su apoyo y esperaba que fueran felices, esas habían sido sus palabras "Todo lo que quiero es que seas feliz Oniichan"

    - Creo que no, de igual manera me iré a casa - Yokozawa y Ann se alejaron de los otros dos, Ann tomo el brazo de su amigo contenta, le gustaba que todos ellos volvieran a reírse, a llevarse bien

    XXXXXXXXXXmmmmmXXXXXXXXXX

    Bajando por el metro Kisa abrazo con cariño a Ritsu, la gente subía y bajaba, para regresar a casa, Yokozawa que vivía cerca de Ariane no tenía ese problema, pero ellos debían ir siempre en el metro, Kisa estaba contento, no quería admitir porque, o por quien, tampoco era un secreto, tenía motivos para haber dejado a Yukina pero no eran tan fuertes como los deseos de esta con él, el deseo de besarlo y sentir sus manos, de ver sus ojos claros y sus dientes marfiles, Kisa estaba tan contento que sin más abrazo y beso en la mejilla a Ritsu que se alejó.

    - ¿Qué pasa?

    - Estoy feliz de que dejaras de tener esos pensamientos amargos – Kisa, no lo decía en voz alta, pero estaba más que feliz por eso, sus pasos iban al metro donde tal vez, si tenía suerte vería a Yukina, conocía su rutina pero no quería que pareciera que se apuraba en llegar, no quería que Yukina supiera lo mucho que quería verlo

    - ¿pensamientos amargos? – Ritsu le sonrió

    - Si... eso de fastidiar a Yokozawa con...

    - No – Ritsu le sonrió – no tendría sentido fastidiarlo ahora, ¿tres lagrimas? ¿una semana de llantos? Luego no importaría, la idea es fastidiar a Yokozawa cuando no lo espere. – Kisa se quedó en silencio mirándolo – por ahora como si no importara... primero Ann, después Yokozawa.




    Yoo Joo me alegra mucho que disfrutaras hasta ahora y espero que continues conmigo en esta aventura. muchas gracias por leer.

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