Posts written by kiriekuru-chan~

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    Jajajajaja, juró que no me reí tanto leyendo. Me ha super encantado tu fic, por favor espero la continuación muy pronto.
    :rolleyes: :lol: :D :D :D :D :D :D :D :D :P :P :P :D :D :D :=yeahyie: :=yeahyie: :=yeahyie: :=uuum: :=uuum: :=uuum:
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    Diooooos me encanta tu fic de verdad, por favor envía la conti pronto.

    :=EEEE: :=EEEE: :=EEEE: :=WORKIN: :=WORKIN: :=uuhuhuhus: :=uuhuhuhus: :=uuhuhuhus: :=uuhuhuhus:
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    Hola, hola...

    Esta no es una nueva actualización de los capítulos simplemente es un aviso de que el viernes os dejaré, por fin los dos últimos capítulos de este flic.
    Sé que he tardado bastante en actualizar este flic pero estaba intentando que los dos últimos capítulos fueran perfectos y con la suficiente información para saciaros.
    OS ruego que tengáis paciencia.

    Hasta el viernes.

    Pd: Seguramente envíe los capítulos a las 8;30pm
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    Hola. Aquí os dejo el siguiente capítulo y perdonadme por la espera. :=tardesds: :=tardesds:. Sé que no tengo perdón (dramáticamente) pero he estado muy ocupada :=duouou: :=duouou: . Pero he logrado sacar tiempo para actualizar todos mis flics :=BIENODOE: :=WORKIN:
    Os digo que este es el capítulo más largo de la historia (por ahora).
    Espero que os guste :=WIJIS: :=WIJIS: :=NEKKIN: :=NEKKIN:


    Capitulo 2


    Harry se había quedado un poco anonadado. Entonces si ataba cabos, Neville era hijo de Frank y Bartemius y Dra... Malfoy era hijo de Malfoy mayor y Remus. Quería saber que mierdas estaba pasando. Vio que era de día y que veía a una cabellera roja correr. “Charlie” pensó. Vio como iba corriendo hacia la Sala de Menesteres.

    Charlie entró y unos labios chocaron con los suyos. Sonrió entre el beso y agarro del cuello a esa persona que estaba maltratando sus labios.-¿Desesperado amor?- preguntó burlón y se quejó al notar un mordisco en su mandíbula y unas manos posesivas en su cintura.

    -Calla.-dijo un muchacho de apariencia idéntica a Sirius.


    “Régulus” pensó Harry. El hermano pequeño de su padre. Vaya esto se estaba poniendo aún más interesante. Jamás pensó que él iba a estar liado con Régulus. La última vez que lo vio fue hace unas semanas, se había escapado un día para ir a ver a la familia Weasley y le había conocido. Trabajaba en Rumanía cuidando de dragones. Era dragonista, y pensaba que era una persona un tanto solitaria pues no hablaba mucho. Jamás, en el tiempo que le había conocido, le comentó que conocía a sus padres, aún que eso puede ser obra de una persona que Harry conocía muy bien y tenía pensado llegar al fondo de todo esto. Pero se sorprendió al ver a otra persona entrar en la sala y abrazar por la espalda y besaba a Charlie y Régulus en un beso arrollador. Era Rodolphus Lestrange mi. Osea, ¿que eran un trío? Pero, ¿no se suponía que era el esposo de Bellatrix?

    -Estáis calientes.-Charlie se burló de ellos cuando notó cierta molestia entre sus pantalones y recibió una nalgada y una mordida en su cuello de castigo por su comentario.

    -Digamos que un pelirrojo nos ha hecho que llevemos calientes toda la puta semana.-murmuró roncamente Régulus mientras le besaba el cuello y le acariciaba el culo.

    -¿Y se puede saber por qué?-les preguntó juguetón y cerrando los ojos al notar los labios de Rod en su oreja.

    -Porque nos ha tenido en abstinencia durante toda la semana y aún así nos ha estado seduciendo.-murmuró Rod mientras le desataba la corbata y le desabrochaba la camisa.

    -¿Qué clase de abstinencia?-les preguntó.

    -No nos has dejados follarle, ni que Rod y yo pudiéramos follar incluso sin ti ni una sola vez, solo porque teníamos semana de exámenes y no nos permitías follar sin ti. Pero ahora que se ha acabado te podemos follar hasta que te quedes seco y no puedas más. Porque no sabes las ganas que nos han dado de cogerte en cualquier clase y delante de toda la clase haberte follado sobre el escritorio mientras yo te daba daba unas buenas nalgadas por travieso y calientapollas y mientras Rod te penetraba.-comentó Régulus mientras le abría el pantalón y se lo bajaba del tiró junto a los bóxer.

    -¿Por qué no lo hicisteis?-preguntó jadeando por haberse imaginado la escena en la que Rodolphus le follaba delante de todos mientras Régulus le azotaba para después follarse a Rod.

    -Porque eres nuestro y solo nosotros podemos hacer que te abras de piernas y gimas como una perra en celo.-comentó Rod mientras terminaba de sacarle la ropa.

    -OH, que romántico.-se burló, aunque por otra parte le gustó lo que le dijeron. Por una vez en todo el rato que llevaba en la sala, se fijó en esta y se sorprendió quedándose completamente quieto.

    -¿Ya te has dado cuenta?-le preguntó burlón Rod.

    Rég había hecho que una de las paredes de la sala fuera de espejo, en el centro había una cama y en uno de los lados de la habitación, había sillones y una chimenea. Cerca de la cama había una mesa con champán, fresas y chocolate. Toda la sala estaba iluminada por verlas y había un montón de pétalos de rosa por el suelo y la cama.

    -Feliz aniversario.-le dijo Reg besando a Charlie primero y después a Rod.

    -Feliz aniversario.-le contestaron para después, Charlie y Rod compartir un beso.

    Con un chasqueo de dedos, Rég hizo que todos estuvieran sin ropa, y, entre besos, caricias y mordidas se dirigieron a la cama. Cogió la botella de champán y bebió. No se lo tragó, sino que se dirigió hacia Rod y compartió un beso mientras ambos bebían de ese sabroso champán. Hizo lo mismo con Charlie, nada más que con las fresas y el chocolate porque su hermosa pareja estaba embarazada, aún no sabían de cual de los dos. Si, su Charlie era un mago fértil. Rod y él no lo eran.

    Rod, mientras Charlie y Rég se besaban, cogió el chocolate y lo derramó sobre la erección de Charlie haciendo que gimiera en el beso, por lo caliente que estaba el chocolate, y haciendo que se le escurriera de sus labios un poco de chocolate. Sonrió y empezó a quitar el chocolate con sus labios. Chupaba y lamía la erección de Charlie, mientras este estaba siendo besado por Rég en un beso arrollador. Rod paró de chuparse la cuando sintió los labios y la lengua de Rég es su ano.

    -Sigue, Rod. Sigue mamándose la. Haz que nuestra pequeña perra se corra.-le dijo Rég en el oído para después volver a lo que hace un momento había empezado haciendo que Rod gimiera.

    Rod miró a Charlie y vio que Rég ya lo había atado al cabecero de la cama y volvió a lo que estaba haciendo haciendo que Charlie se arqueara.

    -Joder, no sabes lo caliente que te ves mamándose la a Charlie.-le susurró Rég.

    -Rég... ah...-gemía Rod con el miembro de Charlie en su boca mientras sentía que la lengua de Rég le penetraba junto con un dedo. Gimoteó cuando notó una nalgada. Sentía que Charlie se iba a correr y aumentó el ritmo, y, antes de que Charlie se corriera, sacó el miembro de su boca para que se corriera en su cara.

    -Ah... No... Aaahh... me... corro... Rod...-gemía con los ojos nublados de placer y arqueando la espalda mientras se corría en la cara de Rod.

    -No sabes lo sensual que te ves con el semen de Charlie en tu cara, amor.-le susurró mientras le mordía el lóbulo.-Ya sabes lo que tienes que hacer.-le dijo mientras le empujaba hacia Charlie y mientras se levantaba y se sentaba en el sillón que estaba al lado de la cama. Le encantaba ver a sus chicos follar.-No te contengas, ya sabes que lo duro es lo suyo.-le comentó mientras reía y cogía y se servía un vaso de champán.

    Rod asintió hacia él y cogiendo a Charlie de la cintura de dio la vuelta.-¿Qué te parece si le doy unas nalgadas por lo mal que se ha portado esta semana?-le preguntó Rod mientras acariciaba con su dedo la columna de Charlie desde el cuello hacia la parte baja de su cuerpo haciéndole estremecer.

    -Mmmm... No estaría mal. Nuestra perra se ha portado muy mal, creo que deberías castigarla un poco.-comentó mientras cruzaba las piernas y se relamía los labios ante la escena.

    Rod acarició una nalga de Charlie con suavidad haciendo que este gimiera y suspirara. Sonrió perversamente y le dio una nalgada fuerte y segura, y, oyó gustoso el gemido de Charlie. Le azotó unas cuantas veces más hasta que vio como el culo de Charlie se volvía rojo. Le vio que estaba jadeando y se estremecía de placer.

    -Creo que es suficiente, su trasero tiene buen color. Desata le y ata le los brazos a la espalda. Sí, así.-le ordenó Rég. Joder, estaba tan caliente. Verlos follar era una auténtica pasada.

    Rod hizo lo que Rég le ordenó y colocó a Charlie de manera que su pecho quedaba pegado a la colcha y su culo en pompa. Se relamió los labios al ver esa entrada fruncida que tanto conocía.-¿Le preparo?-le preguntó a Rég.

    -Mmm... No, solo vierte un poco de chocolate y penetra le. Lo duro es lo suyo.-le comentó con una sonrisa perversa mientras dirigía su mano a su propio miembro.

    Rod cogió la taza de chocolate y derramó un poco en el culo de su chico mientras le oía gemir y se revolvía. Le azotó.-No te he dado permiso para moverte.-le dijo. Dejó a un lado la taza, le agarró de las caderas viendo como la respiración de Charlie se hacía irregular por la anticipación. Sonrió perverso y tirando de sus caderas hacia atrás con fuerza le penetró de una estocada oyendo como Charlie gritaba de placer y de dolor.

    -Joder... Si... Ahh...-gemía mientras sentía como Rod lo penetraba con fuerza, pero lentamente.-Rod... Más...-le pedía. Gritó cuando sintió que entraba y salía de él con rapidez.

    -Mierda... Me encantas...-decía Rod con la espalda arqueada de placer.-Eres un gatito muy travieso.-murmuró divertido mientras veía como Charlie luchaba contra la corbata que ataba sus manos.-Me encanta follarte... Me encanta tener mi polla dentro de ti, entrando y saliendo para follarte.

    -Desata le.-le ordenó Rég.

    Rod sintió un pinchazo en su miembro al escuchar la orden. Con solo escuchar la voz de Rég se calentaba y a la hora del sexo, más. Tan dominante, tan inquebrantable. No necesitó que se lo dijera otra vez.

    Charlie gimió gustoso al ser liberado y se apoyó sobre sus manos. En la posición anterior le estaba doliendo la espalda y eso en su estado no le hacía nada bueno.

    -¿Qué tal te está follando? ¿Te folla bien? ¿Por qué no le dices a Rod lo mucho que te gusta tener su polla en tu interior, dentro y fuera, tan caliente?-le preguntó Rég a Charlie arrastrando las palabras haciendo que los dos que estaban en la cama se estremecieran.

    Rod lo sabía, sabía que Rég era un cabrón. Era muy bueno persuadiendo a la gente, aún más si se trataba a la hora del sexo. Se había dado cuenta la primera vez que se unió a esa pareja tan rara. Eran como el agua y el aceite, pero a la hora de hacer el amor, se compenetraban y se entendían sin falta de decir palabras.

    -Ah... Me encanta...Ah... tu pene... Mierda... Me gust-ta como me...Joder... Sí... Más... Follas.-decía entrecortadamente mientras se arqueaba y movía sus caderas.

    Rod sonrió perversamente.-Abre los ojos y mira en el cristal como te follo. Mira tu cara de placer al ser follado. Mira tus reacciones cada vez que me hundo en ti. Haz lo.-le dijo en el oído para luego morderle el lóbulo.

    Charlie sonrojado abrió los ojos e hizo lo que dijo. Abrió aún más los ojos al ver su propia escena. Se puso aún más rojo y vio como en una de esas embestidas, abría la boca de placer. Rod había golpeado su próstata. Gimoteó sin poder apartar la vista. Veía la figura de Rod, tan dominante y posesiva, como apretaba la mandíbula por el placer de penetrarle. Eso le calentaba.

    -Eres un mirón. Te encanta ver como te follo.-le comentaba en el oído.

    Charlie sin poder hablar por el placer, gimió. Luego dirigió su vista hacia Rég, quien estaba masturbándose. Sus ojos se encontraron a través del espejo.-Rég...-gimoteó su nombre. No se sentía lleno. Quería que él también estuviera allí. Como hace dos meses.

    -¿Qué quieres, pequeña zorra? ¿Nos quieres a los dentro de ti otra vez? Los dos follándote a la vez, ¿eso quieres?-le preguntó Rég mientras se acercaba a ellos y le agarraba de la barbilla con cuidado para que le mirara y besarle con hambre.

    -Por favor... follen me.-pidió con los ojos nublados de placer. Vio como Rég sonreía burlón y derramaba un poco de chocolate en sus labios para después besarle.

    -Me encantan tus labios con el chocolate.-comentó Rég.

    Rod atrajo hacía sí a Charlie para que su espalda quedara en su pecho y que él también estuviera de rodillas.

    Charlie gimoteó. En esa posición notaba aún más el miembro de Rod. Suspiró de placer cuando notó las manos de Rég en sus muslos para subirlos y dejar le espacio para ponerse entre sus piernas.

    Rég le elevó para ver su entrada y el miembro de Rod ocuparla, se acercó y con una mano, dirigió su miembro a su entrada. Sonrió perversamente y se introdujo en su interior de un embate. Jadeó cuando notó los apretados que estaban. Y rió perversamente cuando oyó el grito de placer y de dolor de Charlie.

    -Joder... Ah... Mierda... No os mováis.-pidió jadeando y con lágrimas de dolor en sus ojos.

    Rod besó su cuello, hombros y espalda para tranquilizarle, mientras que Rég le besaba los labios y borraba las lágrimas.-Tranquilo, amor. Nos moveremos cuando tu culito esté listo para recibirnos.-dijo Rég.

    Pasaron unos minutos hasta que Charlie empezó a mover la cadera haciendo reaccionar a los otros dos para que empezaran a penetrarle. Gemía y chillaba de placer. Arqueó la espalda cuando notó que los dos miembros golpeaban sin parar su próstata. Era demasiado placer. El dolor seguía presente, pero era menor. Jadeó cuando notó los labios de Rég en sus pezones y chilló cuando empezó a maltratarlos con mordidas y chupetones. Gritó cuando notó las manos de Rod en su miembro acariciándole con rapidez.

    Rég y Rod al sentir que se iban a venir al igual que Charlie aumentando la rapidez de las envestidas, y, con un grito grupal, se vinieron.

    -Joder... eso ha sido...-intentó decir Charlie.

    -Ardiente.-comentó Rod.

    Rég besó a ambos y los limpió con un hechizo. Se sentaron en la cama y convocaron muchos cojines para que Charlie estuviera a gusto. Rég se sentó en medio de ambos y los atrajo para que se recostaran.

    -¿Puedo comerme las fresas?-preguntó Charlie. Le había dado el antojo.

    Rég y Rod rieron.-Claro.-dijeron los dos a la vez.

    -Pero... ¿podéis ponerle nata, canela y trozos de plátano y mantequilla? ¡Ah! A parte quiero tarta de melón con trozos de galletas saladas y mermelada de albaricoque.-comentó sonrojado. Cuando le daban antojos eran raros.

    -Pediremos todo solo para ti.-le dijo Rod mientras se acercaba a darle un beso.

    -Solo para ti.-comentó Rég mientras hacía lo mismo y luego besaba a Rod.-Tengo algo para vosotros.-comentó mientras convocaba unas cajitas.-Tomad.-comentó mientras les entregaba una caja a cada uno.

    Charlie abrió una y quedó sorprendido.-Son hermosos.-comentó mirando su regalo y el de Rod. Eran dos brazaletes con el escudo de la familia Black gravado en el. Eran plateados y llevaban esmeraldas.

    -Yo tengo uno también.-comentó mostrando el suyo.

    -Ahora el mío.-comentó Rod. Convocó dos cajas y los otros dos al abrirlas se quedaron sorprendidos. Eran una especie de pendiente en forma de serpiente.-¿Cómo se ponen?

    -Así.-comentó Rod mientras cogía una oreja de Rég y acercaba el pendiente. La serpiente se desenroscó, y, con la cola perforó la oreja para luego cerrarse mordiendo se su cola, y, en la frente de la serpiente apareció el escudo de la familia Lestrange.-Yo también tengo el mismo.-comentó enseñando el suyo.

    Charlie llevó el pendiente a su oreja y soltó un pequeño quejido cuando notó como la cola de la pequeña serpiente perforaba su oreja. Sonrió cuando notó dos picos en sus labios de cada una de sus parejas.

    -Me toca.-comentó mientras cogía sus dos cajas y se las entregaba.-Son los collares de mi familia, se supone que en realidad tendrían que ser dos, uno para mí y el otro para mi pareja. Pero como somos tres y los dos sois mi pareja, mandé a hacer otro con las mismas habilidades mágicas.-comentó enseñando el suyo, que era el mismo. Los collares eran exactos, dorados y con un rubí como adorno, con el escudo de la familia Weasley grabado en él.

    -¿Tienen habilidades?-preguntó sorprendido Rod.

    -Sí, sirven como translador y para avisarnos en caso de que uno de los tres esté en peligro.-comentó sonriendo.

    -Son hermosos.-comentó Rég.

    -Creo que podríamos usar también los otros regalos.-comentó Rég.

    -¿A qué te refieres?-preguntó Rod.

    -Qué los pendientes podrían contener veneno por si lo necesitamos y los brazaletes podrían servirnos como comunicador. Ya sabéis, como esos aparatos muggles que sirven para llamar a otras personas, ¿cómo lo llaman?

    -Teléfono móvil.-argumentó Charlie.

    -Sí.

    -Bueno, pues dejándome que los hechice.-comentó Rég e hizo que los pendientes contuvieran veneno y que los brazaletes fuera como un teléfono. Luego mandó a llamar a un elfo para pedir lo que Charlie había pedido.

    Harry... bueno... él estaba con un río de sangre caer de su nariz, con sus mejillas rojas y con una respiración irregular y una erección de trofeo. Murmurando que jamás volvería a ver nada. Y con un trauma... Cuando supiera quien es el que le había enviado los recuerdos le rogaría para que le borrara todos los recuerdos sobre sexo que había visto. Vio como el recuerdo cambiaba de nuevo para ver un pasillo de noche y una cabellera marrón. Ese era Peter... pero que raro, no era igual a los recuerdos que Dumbledore le había enseñado, seguro que le había mentido. La verdad es que nunca había confiado en ese hombre, siempre tan misterioso. Y si ahora lo piensa mejor, una vez Sirius le mostró una imagen de los cuatro y era idéntico a este, lo malo es que nunca se había fijado bien y ahora podría decirse que estaba seguro que la persona que le había enviado los recueros era realmente sincera con él. Volviendo a la imagen era Peter y estaba al lado de... ¡Snape! Ahora si que lo había visto todo.

    -Vamos mi hermosa serpiente, lo siento.-le decía Peter intentando que su chico le mirara.

    -Tú, maldito.-le gruñó muy enfadado.

    -Perdóname, de verdad, no tenía ni idea.-le intentaba explicar.

    -Te lo dije.-le dijo con lágrimas en los ojos.

    -No... mi hermosa serpiente, no llores... por favor, no llores.-le dijo mientras le abrazaba protectoramente.


    Harry tenía que admitirlo, este Peter si que estaba bueno, y Snape se veía menos amargado e incluso un poco mas alegre aunque ahora mismo estuviera llorando.

    -Te odio.-le dijo lloriqueando Severus.

    -No hermoso, no me digas eso.-le dijo y le besó en las mejillas, la nariz, la frente...

    -Dije que no quería que les dijeras nada, y ahora me entero que lo has contado.-dijo enfadado.

    -Perdona me, debería haberte lo consultado.-dijo mientras le besaba la mano.

    Severus se sonrojó, siempre le trataba como una chica. Cerró los ojos y suspiró de placer cuando notó que Peter le besaba en el cuello.

    -Folla me.-pidió jadeando y estirando su cuello para que Peter tuviera más espacio.

    Peter suspiró con una sonrisa.-¿Te he dicho ya que por el embarazo estás muy inestable?-le preguntó cariñosamente mientras le daba un beso en el cuello y le deshacía la corbata y le abría la camisa, y, murmuraba un hechizo que mostraba un pequeño bulto en la barriga de Severus

    -Si.-jadeó y se restregó contra él.

    -También te excitas con más facilidad.-le dijo y metió una de sus manos en el pantalón de su chico sorprendiéndose de que no llevaba ropa interior.-Y estás más goloso.-le susurró en su oído mientras que le acariciaba el pene con su mano. Escuchó un jadeo de parte de su pareja. Se paró un segundo al ver que estaban en un pasillo. Así que corrió a la habitación que encontró primero y le arrinconó en la pared y le empezó a besar quitándole la capa.

    Severus gimió cuando sintió que Peter le arrinconaba contra la pared y se restregaba contra él, frotando con su pierna su miembro. Suspiró cuando Peter subió sus beso del cuello al lóbulo y le cogía de las manos para colocarlas a los costados de su cara. Sus piernas empezaron a temblar, era demasiado placer.-Peter, rápido.-pidió casi sin aire.

    Peter escuchó a su pareja gimotear de antelación cuando le bajó de uno los pantalones y lo colocó de espaldas a él, dejándole de cara contra el muro.-¿Quiere que te lo haga rápido? ¿O lento?-le susurró en su oído y le mordió el lóbulo, y, mientras él mismo se bajaba los pantalones y los bóxer y se desabrochaba un poco la corbata y la camisa y se quitaba la capa.

    -Rápido, dentro de veinte minutos tengo que ir a la biblioteca a por un libro, van a cerrarla.-explicó jadeando y moviendo su culo sobre la erección de su pareja.

    Le lamió su entrada haciendo que su pareja moviera la cadera contra él. Murmuró un hechizo lubricador y de una estocada se metió dentro de él.

    -Joder... Si... Más...-gemía mientras sentía como Peter le penetraba con rapidez y dureza. Gritó al sentir como la mano de Peter le acariciaba con rapidez su miembro. Sus piernas temblaban y si no fuera por una de las manos de Peter que agarraba su cintura, lo hubiera hecho. Gimoteó cuando notó como Peter le elevaba una pierna, consiguiendo así que notara más su miembro en su interior y sollozó cuando Peter presionó la punta de su pene.

    Peter se divertía jugando con el cuerpo de su chico, evitando que se corriera o regulando su placer para hacerle enloquecer. Pero tenía que ser rápido porque su chico no llegaría a por su libro a tiempo y luego se enfadaría con él. Lo movió teniendo cuidado con su barriga y lo inclinó sobre una de las mesas haciendo que las hermosas piernas de su chico colgaran ya que no llegaba al suelo. Empezó a moverse más rápido y a mover su mano sobre el miembro de su pareja con más ímpetu y a jugar con los testículos de Severus. Sonrió al ver como se retorcía gimiendo y chillando de puro placer. Pasó una de sus manos por una de las piernas cremosas de su chico y cuando llegó al culo le propinó una buena nalgada haciendo que Severus gimoteara y moviera su culo en su dirección tomando su miembro con sumisión.-Me encantas amor. Te amo.-le dijo mientras le besaba el cuello. Pasó sus manos por los pezones de su chico y los apretó. Volvió a mover una de sus manos al miembro duro y gotean te de Severus haciéndole gimotear y revolverse de placer.

    Severus gemía sin parar debido a las caricias y penetraciones de Peter. Debido a las fuertes penetraciones, Severus se agarró a los bordes de la mesa, pero aún así seguía moviendo sus caderas contra el miembro de Peter.

    -No... Peter... Mierda... Voy a...-intentó decir jadeando.

    -Corre te, hermoso.-le dijo mientras movía aún más sus caderas haciendo gritar a Severus. Sonrió cuando oyó un grito más fuerte, supo que se había corrido. Un par de estocadas más y se corrió él.

    Fue una follada con rapidez, pero no sin sentimientos. Dejó a ambos con la respiración irregular intentando respirar normal, sonrojados y muy satisfechos. Sobre todo Severus. Con el embarazo estaba sensible, excitado y alterado.-No te he visto en la cena.-murmuró enfadado Peter. Ahí íbamos.

    -No tenía hambre.-murmuró mirando para otro lado.

    -Mientes.-le dijo él enfadado.

    -No miento.

    -El médico te dijo que no te podías saltar ninguna comida.

    -Me da igual lo que dijo, no tenía hambre.-le gruñó.

    Peter se estaba enfadando, sabía que Severus tenía hambre, lo conocía muy bien. Algo no le estaba gustando, su chico no comía y eso podía sentarle mal a él y a su hija. Su hija, de los dos.-Dime qué te ocurre por favor. Acaso no sabes que estás siendo irracional. ¿Has pensado en lo que puede ocurrir si no comes? Piensa en nuestra hija.

    Severus se enfadó. Muchísimo,-¡Se cuidar de mi hija! ¿Me estás diciendo que no lo sé hacer? ¡Para tu información llevó cinco meses cuidando de ella y no le ha pasado nada!-le gritó con lágrimas en los ojos.

    -No he dicho eso.

    -Si lo has dicho.-lloriqueó y se apartó de él.

    -Hermoso, sé que tienes hambre, solo digo que eso te puede sentar mal y eso puede acarrear problemas. Para ti, tanto como para nuestra hija.-le dijo mientras se acercaba a él e intentaba abrazarle pero Severus le esquivaba.

    -No...-murmuró.

    -Dime qué es lo que te ocurre.-le pidió mientras se arrodillaba delante de él y le cogía de la cadera para hacer que se sentara en el sofá, que estaba detrás de él.

    -No...

    -Por favor hermoso.

    -Pues...-empezó a lagrimear.-Me siento como una jodida bola y lo único que hago es tragar y tragar, cada día me duelen más los pies y tengo la espalda que ni la siento y siento que dentro de más semanas no voy a poder ni mirarme los pies de lo gordo que voy a estar.-lloriqueó.

    -No digas eso, no estás gordo. Solo llevas a nuestra hija en tu vientre. Yo te veo más hermoso cada día, más feliz, cada día que pasa te veo más alegre y desprendes alegría por cada poro de tu cuerpo. Ven... le diré a algún elfo que te prepare algo. Lo que tu quieras.

    -Me apetece una sopa, pollo y un pastel.-dijo sonrojado.

    -Lo que sea para mi hermoso. Ven, yo te llevo.-le dijo.

    -Puedo andar.-le dijo muy avergonzado, no quería que lo cargara, había aumentado de peso.

    -Calla ya.-le dijo cariñosamente y lo tomó en brazos como si nada. Hizo que las piernas de Severus le rodearan la cadera y le dio un suave pico en los labios.-Venga, vamos a cenar y coger fuerzas para la graduación de mañana. Pasado mañana ya estaremos en casa y muy pronto tendremos a nuestra pequeña Hermione en nuestros brazos.-le comentó con una sonrisa y ambos se perdieron por los pasillos.

    Harry estaba asombrado. Hermione era hija de ellos dos... que fuerte. Dios esto cada vez era más complicado y retorcido de asimilar.



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    Después de ver la graduación y de ver que su padre ya tenía cuatro meses de embarazo, Severus cinco, Remus igual, Charlie cinco también y Frank igual que su padre estaba asombrado. Lo único que no sabía era a quién daría a luz Charlie. Siguió mirando distintos recuerdos de cada pareja hasta llegar a los momentos de parto. Momentos en los que hubiera preferido que un troll le escupiera encima antes que ver y oír eso. Vio como Riddle se hizo amigo de todos ellos. Y muchas cosas más. La sorpresa que se llevó fue al saber que Charlie daría a luz a Ron o de que Tom Riddle y Xenofobias Lovegood, mejor dicho Phi, eran los padres de Luna. Poco después, cuando todos había cumplido dos años, vino la gran desgracia...

    Dumbledore descubrió todo y fue a la casa donde todos ellos convivían juntos. El año en el que salieron de Hogwarts, Sirius le dijo a su padre sobre sus poderes y fueron a ver al medimago de a familia, lograron remover todos los hechizo que James tenía y estuvieron trabajando para hacer que su padre mejorara. Sirius les hizo guardar todas sus vidas en frascos, pues intuía que Dumbledore les borraría la memoria e idearon un plan todos juntos.

    El plan no funcionó. Pero la sorpresa de ver que su padre, James, no murió sino que Dumbledore lo raptó junto con Frank, Peter y Régulus le hizo hervir la sangre. Luego sucedió lo demás. Sirius fue a Azkaban, Charlie se fue a Rusia y Remus se fue a su casa con su familia y Lucius se quedó con Draco. Rodolphus se casó con Bellatrix. A todos le borraron la memoria. Luego Hermione fue enviada con una familia muggle, Ron se hizo pasar por un hijo de los Weasley padres de Charlie, a todo esto, gruñó. Esa mujer, Molly Weasley la creía como una madre. Pero no era más que una canalla y una bruja. Neville fue enviado con su abuela y él con sus supuestos parientes. Lily había caído protegiendo a sus amigos. Una gran pérdida. Luna y Phil fueron separados de Tom y Dumbledore le hizo creer que él era Voldemort, y los abuelos de sus amigos, al igual que los suyos, también fueron raptados.

    -Harry...-oyó como alguien le llamaba. Se sorprendió al ver que era Lucius, este estaba enfrente de un espejo. Era como si lo mirara a él.- Harry no tengo mucho tiempo. En cuanto recibas esto y lo veas todo, necesito que vayas a mi casa y me des el mismo medallón. Todo estaba diseñado para que mi lechuza cogiera este medallón y te lo entregara cuando cumplieras 17 años. El medallón nos mostrará a todos y cada uno nuestras vidas, te pido que pase lo que pase, hagas que lo coja.-le dijo y todo desapareció.


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    Se levantó acariciándose la cabeza, se había dado un buen golpe contra la madera de la cama. Gruño y se levantó. Miró el medallón entre sus manos, no había sido un sueño. Miró el reloj y se dio cuenta de que eran las cuatro de la mañana. Si salía ahora, nadie se daría cuenta hasta por la mañana. Guardó todo en su baúl abrió la jaula de Hedwing y le dijo que siguiera a la otra lechuza. Harry minimizó su baúl, se lo guardó en el bolsillo y salió por la ventana encima de su escoba. Siguió a las dos lechuzas.

    Tras una hora y media de seguirlas, llegaron a una majestuosa mansión. Harry abrió la boca sorprendido. No era la mansión que esperaba ver, pero claro, no era la mansión Malfoy Mayor. Dejó de volar y se paró justamente en la puerta. De repente esta se abrió y alguien le tiró dentro. Gimoteó cuando se paró y se levantó. Cuando lo hizo vio al patriarca Malfoy apuntándole con la varita. Gimoteó... estoy iba para largo seguro.

    -¡¿Potter que hace usted en mi casa?!

    -Buenas madrugadas a usted también señor Malfoy.-murmuró irónico y sintió como la varita se le clavaba más en su cuello.

    -No se haga el gracioso conmigo señor Potter.-dijo con el característico arrastre de palabras de los Malfoy.

    -No me hago el gracioso. El golpe me ha dolido.-le contestó.

    -No haber entrado en mi casa.

    -He entrado en su casa porque su maldita lechuza me ha enviado hacia aquí.-murmuró entre dientes.

    -¿Perdona?

    -Esa lechuza de ahí.-dijo mientras señalaba a la majestuosa lechuza.

    -¿Y se puede saber porqué mi Selly ha ido a su casa y le ha traído hasta aquí?

    -Eso... bueno... es muy largo de …

    -Querido, ¿qué es todo este jaleo? ¿Ese es Potter?-preguntó sorprendida.

    Harry gruñó... bruja que gran actriz. Sabía que desde un principio Narcissa estaba enamorada de Lucius y cuando se le presentó la oportunidad no dudó ni un segundo. Gimió cansadamente cuando vio aparecer otra cabellera rubia. Esto iba a ser entretenido. Por qué no jugar un rato.

    -Hable Potter no tengo todo el día.

    -Yo tampoco señor Malfoy.

    -¿Y bien?-preguntó hastiado Malfoy.

    -¿Y bien qué?-preguntó dudando, aunque en su interior se estaba partiendo de risa.

    -Quiero saber que narices hace usted en mi casa.-ordenó.

    Harry rodó los ojos, su cabeza palpitaba de dolor. Metió su mano dentro de su camiseta y sacó el medallón de su cuello. Oyó a Lucius jadear y a la señora Narcissa igual, aunque ella de horror. Sonrió maliciosamente sorprendiendo a los Malfoys.-Veo que reconoce el colgante.-murmuró mientras andaba alrededor de ellos.

    -¿Por qué tiene usted el colgante de mi familia?-preguntó entre dientes.

    -Eso, es muy fácil de explicar.

    -Habladurías, mocoso eres un ladrón.-murmuró entre dientes la señora Malfoy y se intentó acercar a él con amago de quitarle el colgante.

    -¿Ladrón señora Malfoy? Yo creo que no. Usted lo sabe muy bien.-dijo con una sonrisa siniestras que hizo que la señora Malfoy retrocediera.-Sabe muy bien por qué lo tengo. No lo niegue.

    -No sé de que me habla.

    -Sí, sí lo sabe. Pero no quiere decirlo. Vamos... diga lo.-dijo burlón.

    -Mocoso insolente.-murmuró entre dientes.

    -Veremos quien será la insolente cuando todo salga a la luz. Señora Black.

    -Soy una Malfoy.

    -Eso veremos.-dijo altanero y se dirigió hacia el patriarca Malfoy.

    -¡No te atrevas!

    -Mire como lo hago.-le dijo sin mirar y altanero. Se paró delante del Malfoy mayor desconcertado.-¿Quiere saber por qué estoy aquí? ¿Por qué no se lo preguntar a su “mujer”? Parece que ella es la única, a parte de yo mismo, que sabe por qué estoy aquí.

    -Narcissa.-le ordenó.

    -No le hagas caso cariño.

    Harry sonrió.-En vista de que su “esposa” no quiere decírselo, se lo diré yo.-dijo y sin esperar nada y sin que a nadie le diera tiempo a reaccionar, hizo que Malfoy tocara el medallón.

    -¡NO!-chilló histérica su madre.

    Harry vio como Draco hizo un amago de abalanzarse hacia él, gruñó y les mandó un “Petríficus totalum”. Pasaron unos minutos hasta que Malfoy se espabiló.-¿Es verdad?-preguntó.

    -Creo que la reacción de su mujer lo dice todo, ¿no cree?-le preguntó lleno de rabia hacia esa mujer.

    -Tienes razón.

    Harry levantó la ceja estilo Malfoy y sonrió juguetón.- Vaya, un Malfoy dándole la razón a un Potter.

    -Potter no, Black.-le corrigió.-Eres hijo de Black, bueno, y de Potter. Pero tienes más de Black que de Potter.

    -Lo sé, y no pararé hasta hacer justicia.

    Malfoy miró hacia su hijo y su esposa.-Deshechízalos.-ordenó y Harry hizo lo que le pidió.-¿Es cierto Narcissa?

    -Lucius.-dijo ella, e intentó buscar una escusa.

    -No me mientas, no estás en posición de hacerlo.-le dijo con un odio carente.

    -Sí.-dijo altanera. Y fue el detonante que Lucius necesitaba para lanzarle un desmaius, y la enviara a la mazmorras no sin antes una orden estricta a sus elfos de que no la dejaran salir. Miró a su hijo que le miraba muy, pero que muy desconcertado. Ahora que se fijaba mejor si que tenía un aire a Remus. Su Remus. Ahora entendía por qué su parte veela no estaba de acuerdo con que Narcissa le tocara. Ella no era su pareja. Su pareja era aquel lobito. Aquel dulce y amable lobo.-Draco, ven. Hay una cosa que tengo que explicarte.-vio como su hijo asentía y les hizo una señal a los dos para que siguieran hasta el salón y le soltó todo a su hijo. Decir que su hijo entendió sería una vil mentira. Al principio hizo un berrinche, luego empezó a chillar como un desquiciando diciendo quien sabe que para diversión de Harry y vergüenza para él, y, por último empezó a decirle que debería de haber sido más listo y a reclamarle de que trajera a su padre ahora. Lucius miró a Harry en busca de ayuda y Harry cambió a una cara más seria.

    -Vive con Si...mi padre en Privet Driver, creo que debería ir yo. Ocúpate de mantener la red flu abierta y no olvides que nada más aparezca haces que coja el colgante.-dijo y Lucius asintió. Luego se levantó y se fue volando. Seguro que su padre, Sirius, estaría también allí y así mataría a dos pájaros de un tiro.

    Llegó a casa de Remus y tocó la puerta. Hacía un tiempo tremendo, estaba lloviendo, con las prisas se había olvidado de coger un paraguas o algo que le ayudara a no empaparse más. Le abrió un somnoliento Remus restregándose los ojos con las manos, el pelo revuelto y el pijama arrugado. Sonrió de ternura.-¿Harry?-le preguntó con voz ronca y desorientado por el sueño.

    -No hay tiempo, déjame pasar.-dijo, y, hasta él mismo se dio cuenta de que llevaba toda la ropa mojada y le empezaba a dar frío.

    -¡Santo cielo Harry, corre pasa.... Merlín estás empapado!-exclamó. Al parecer al ver a Harry así de mojado se había despertado del todo.-¡Padfoot despierta y trae toallas!-gritó y a continuación se oyeron un montón de pasos corriendo desde el piso de arriba hacia la puerta. Harry casi lloriquea al ver a su padre. Sin esperar ni un minuto se lanza a abrazarle sorprendiendo en el acto a Remus y a Sirius.

    -¿¡Cachorro!?-preguntó sorprendido Sirius.

    -Sirius no hay tiempo, vamos, debemos usar la chimenea.-dijo y agarró la mano de cada adulto y tironeó de ellos hasta la chimenea.

    -Pero cachorr...

    -¡No hay tiempo!-chilló y los tiró a los dos dentro, cogió polvos flu y murmuró la dirección. Al llegar un brazo cogió a Remus quien chilló y otro sujetó a Sirius, quien intentó ayudar a su amigo en “peligro”.

    -Cachorro, suéltame.-ordenó y vio como Harry se abrazaba aún más a él y negaba tranquilizando le con una mirada cariñosa. Dejó de removerse y apegó a Harry a él tomando precaución del rubio. No entendía nada pero debía ser algo bueno para que Harry estuviera relajado.

    -Eh...-fue lo único que pudo decir Remus cuando volvió en sí y Sirius se giró para verlo, no le dio tiempo cuando el Malfoy mayor se acercó y le hizo agarrar el medallón. Dejó que Harry se estuviera con su padre hasta que recuperara la consciencia. Por su parte tendría una larga conversación con su lobito e hijo. Se giró y vio a Remus con las manos en la boca y con lágrimas en los ojos viendo a su hijo. El hijo de los dos. No de esa arpía y de él. Sino de su pareja y de él. Se acercó a Remus y le abrazó. Le abrazó con todas sus fuerzas, con miedo a que se fuera. Miró a su hijo y abrió los brazos. El rubio mas pequeño se abalanzó sobre ellos. Su veela interior gimoteó de placer al abrazar a sus dos seres más importantes en su vida.-Mios.-murmuró con la mente preparando un plan para vengarse de Dumbledore.

    -¡¿Qué coño?!-se oyó chillar a Sirius y después un sonido seco seguido de un “¡Papá!” por parte de Harry al ver que su padre se desplomaba en el suelo.

    Remus empezó a reír y se dirigió a Harry.-Cariño tranquilo, suele ser muy teatral.-le tranquilizó.

    -No soy teatral.-le contestó haciendo que Remus riera.

    -Noooo.-dijo el rubio mayor.

    -Cállate rubio teñido.-le dijo entre dientes.

    -¿A quién llamas rubio teñido? Saco de pulgas.-le gruñó de vuelta. Todos en la sala empezaron a reír y después de un rato, ellos también.

    -P...S...-Harry no sabía como llamarle.

    -Soy tu padre, Harrison.-dijo Sirius.

    -¿Harrison?-preguntó Harry extrañado.

    -Ese es tu verdadero nombre Harrison James Black-Potter.-le dijo mientras le abrazaba y le miró. Luego frunció el ceño. Harry pensó que tal vez no le quería y bajó la mirada. Sintió la mano de Sirius en su mejilla y le impulsó a mirarle.-Esos ojos... no recuerdo que los tuvieras verdes...ummm tampoco recuerdo que te parecieras tanto a James.-murmuró entrecerrando los ojos.

    -Lleva un potente Glamour.-dijo Remus.

    -¿Puedes removerlos?-preguntó Sirius y vio como Remus asentía.

    -Puede que te sorprendas Harrison.-dijo su padre con una sonrisa.

    Harry lo miró extrañado y sintió el hechizo que Remus le mandó. No pasó nada, solo vio como su padre le miraba y sonreía, al igual que Remus y Lucius, el único que parecía sorprendido era Draco. Entrecerró los ojos y se fue al primer espejo que pilló. Cuando se miró al espejo, lo primero que hizo fue chillar. Joder... Guau.... Era la jodida copia de su papá, aunque seguía teniendo los mismos rasgos de su papi, era una mezcla perfecta de los dos, aunque su pelo era liso y castaño. Pero se fijo en sus ojos y abrió la boca sorprendido, ¡eran de distinto color! Uno era marrón y el otro era gris azulado y había crecido... Sip, unos cuantos centímetros, lo notaba... Solo tenía dos palabras... Que fuerte.

    -Falta traer a Charlie.-oyó hablar a su papá.

    -Y a Ron, Hermione, Snape, Neville, Luna, Phil, Tom, Rod y Bartemius.-dijo él girándose y acercándose.

    -Ahora que yo también lo pienso... mi hijo tampoco es así.-dijo Lucius mirando a su hijo. Este se sorprendió.

    -Es verdad, la alegría del momento no me ha echo fijarme muy bien.-dijo Remus mirando a su hijo. Se acercó a él y murmuró el mismo hechizo que le había echo a Harry.

    Draco observó como a sus padres se les aguaban los ojos. Su padre Remus le abrazó. Mientras que su otro padre se les quedaba viendo a los dos. Se giró hacia Harry y vio que este abría un poco la boca, sonrió maliciosamente. Vaya así que ese monumento estaba por él. Se acercó al mismo espejo y se quedó asombrado. Sus ojos eran de un color dorado brillante, su pelo era un poco más cremoso, había crecido, aunque menos que Harry. Se dio cuenta de que se parecía un poco más a su papi. Guau. Se giró hacia sus padres y caminó hacia ellos.-¿Y bueno a que estáis esperando para ir a por ellos? ¿Una invitación?-preguntó burlón. Se dirigía a los dos mayores.

    -Malfoy tenías que ser.-murmuró Sirius.

    -Ya voy.-dijo resignado su padre, quien se fue hacia la chimenea arrastrando a Sirius. Se giró hacia Harry y se mordió el labio. Vaya si no había cambiado. Se fijo en su papi y se sorprendió al ver que no había sido muy discreto, ya que este le miraba con una cara de “con que te gusta” y el le respondió con una mirada de “ni se te ocurra decir nada” haciendo que su papi se riera de él, logrando que le avergonzara. Se volvió hacia Harry, hay que ser sinceros, el pobre no se enteraba de nada. Se fijó mejor en el y observó que había gran diferencia en el verano, y, se fijó también en que sus ropas estaban mojadas.

    -Black...-murmuró para llamar su atención.-Sigue me, no vas a estar en mi salón mojando todo.-dijo mientras se iba de la habitación siendo seguido de Harry. Draco olió un aroma y se paró de repente. Mierda. Harry era su pareja destinada. Siguió andando sonrojado sin darse cuenta de que Harry le miraba sonriendo.

    Harry sonrió cuando se dio cuenta de que Draco se había parado por él. Él ya sabía que este era un veela, pues su parte mágica se lo había dicho. Sí, él también tenía. Era heredero de la herencia mágica de los Potter que se transmitía de abuelos a nietos. Su herencia mágica era un dragón de las nieves, por eso el frío no le afectaba, pero si le afectaba el calor. Se quedó sonriendo como un bobo. Así que esa hermosa criatura, a parte de que fuera su pareja destinada, él era su pareja destinada. Esta vez fue su turno de pararse, y, dio gracias a que el rubio no se dio cuenta. Mierda, el rubio estaba entrando en fase de celo. Lo sabía por el aroma, aunque suspiró aliviado de que solo fuera un aviso. Los veela, según había oído, tenía una fase de anticipación al celo, solamente su aroma se iría dulcificando hasta el celo.

    Draco entró a su habitación siendo seguido de Harry que se puso a observar la habitación del rubio mientras que él buscaba un pijama para entregar se lo a Harry. Optó por uno negro. Se giró y se sonrojó al ver como Harry se quitaba la camiseta mojada y mostraba sus bíceps y debajo de sus costillas un tatuaje de un ancla y también uno en sus brazo, como una especie de brazalete y observó otro en la cadera pero no lo distinguía bien.-Ten.-dijo dando le el pijama y ropa interior.

    -Muchas gracias.-dijo con una sonrisa. Harry sonrió para su interior, lo que haría sería muy gracioso. Se empezó a quitar los pantalones y oyó una exclamación de sorpresa.

    -¿Qué demonios haces?-preguntó Draco sonrojado.

    Harry le miró inocente.-Se supone que cambiarme.

    Draco gruñó para su interior el no tener un baño privado en su propia habitación en la casa de campo. Esta mansión era mucho mas pequeña que Malfoy Mayor.-¿Podrías al menos girarte?-preguntó sonrojado.

    Harry evitó una pequeña risa y se giró. Y sonrió triunfante cuando oyó un débil jadeo que el oído humano no podría captar pero sí el suyo. Se quitó el bóxer y oyó un pequeño gemido. Esto le estaba gustando demasiado.-¿Disfrutando de las vistas?-le preguntó burlón.

    Draco miró como Harry se giraba y jadeó muy bajo al observar su espalda. Era de hombros anchos y cintura un poco más pequeña, es decir, que Harry tenía la espalda en V y ten observó que ahora podía ver el tatuaje en su cadera. Era un dragón, aunque la mitad estaba tapado por el bóxer y vio otro tatuaje en su pierna de una especia de brújula. Gimió cuando vio que Harry se quedaba completamente desnudo. Se sorprendió al darse cuenta de que el dragón no seguía por detrás, sino por delante. Se tensó cuando oyó la pregunta de Harry y empezó a jadear. Joder. Era perfecto. Pensó en algo rápido.-Solo estaba mirando los tatuajes.

    Harry sonrió y se giró a mirarle viendo como Draco se sorprendía y sonrojaba.-Vamos, no me digas de que te da vergüenza. Si los dos somos hombres.-dijo sonriendo marca Black notando como la respiración de Draco se volvía irregular y sus ojos se dilataban. Harry entrecerró los ojos al ver como Draco tenía problemas de respirar ya que no entraba mucho aire en sus pulmones, probablemente su herencia se había presentado hace poco y aún estaba aprendiendo a controlarse. Se acercó para quedar a pocos centímetros de él y le puso la mano en el pecho.-Respira. Tranquilo.-le susurraba para que su respiración se normalizara.

    -Quiero...-susurró jadeando. Ni el propio Draco sabía lo que estaba sucediendo, estaba nublado.

    -Tranquilo, es solo tu parte veela. Por cierto, sé que soy tu pareja destinada.-dijo mientras se acercaba aún más a él.

    -¿Cómo...-fue interrumpido por Harry.

    -Mi parte mágica me lo ha dicho.-le tranquilizó.-¿Sabes una cosa? Creo que inconscientemente aquel día no te di la mano porque en el fondo sabía que hubiésemos servido como amigos.-le explicó.

    Draco cerró los ojos no queriendo oír como le rechazaba.

    -Pero...-empezó a decirle mientras le acariciaba la mejilla haciendo que Draco abriera los ojos y le mirara.-Creo que era porque sabía ya de por sí que íbamos a ser pareja, porque para ser te sincero, hace tiempo que me he fijado en ti, y, creo que mi parte mágica también.-dijo mientras le besaba la mejilla.-Por lo tanto, nuestra amistad hubiese sido muy distinta.-comentó mientras le daba una sonrisa.

    -Eres idiota.-dijo Draco mientras sonreía.

    -Puede ser, pero sería tu idiota si me aceptaras como novio.-dijo Harry.

    -¿Qué forma es esa de pedirlo?-preguntó con una sonrisa marca Malfoy.-Apaña te las para preguntar me lo de verdad.-dijo mientras le besaba la mejilla y se iba.-Por cierto, un tatuaje muy sexy.-comentó antes de salir de la habitación.

    Harry negó con la cabeza divertido y se empezó a vestir en menos de un minuto para salir corriendo de la habitación y alcanzar a Draco. No tardó mucho en hacerlo cuando corrió para alcanzarle y darle una nalgada para luego salir corriendo riendo como un niño pequeño mientras era perseguido por un sonrojado y enojado Draco.

    Harry redujo la intensidad y sonrió al notar como Draco se tiraba encima de él. Le agarró y lo subió estilo caballito.-¿A dónde lo llevo, señor Malfoy?-preguntó.

    -Al salón.-le susurró en el oído y le besaba la mejilla.

    -Preferiría una habitación.-comentó mientras reía al notar el golpe en su nuca.-Era broma mi príncipe.-murmuró riendo.

    Los dos entraron en el salón riendo, pero dejaron de hacerlo en cuanto vieron a un adormilado Remus en el sofá. Los dos sonrieron con ternura al verle y se sentaron cada uno a su lado sintiendo la cálida temperatura del lobo quien logró adormecerlos a ellos también. Había pasado solo cinco minutos desde que los tres cerraron los ojos, para abrirlos inmediatamente después de un gran ruido que les disipó el sueño por un buen rato. Se levantaron y se dirigieron a la chimenea, en la cual se había formado una gran humareda.

    -¡SUELTEME ASQUEROSO MORTÍFAGO! ¡SIRIUS, SE SUPONE QUE TÚ ESTÁS AL LADO DE LA LUZ!-murmuraba una voz un poco varonil. “Charlie” pensó Harry.

    En efecto, el hombre que estaba despotricando contra Malfoy era, nada más ni nada menos que, Charlie. Quien se revolvía entre los brazos de Lucius que lo tenía bien sujetado para evitar que huyera, mientras este trataba de soltarse e insultar a Sirius tomándolo como traidor.

    -¡Cachorro rápido, el medallón!-le gritó Sirius.

    Harry corrió hacia ellos y sin esperar mucho lo colocó en la mano de Charlie. Este cuerpo automáticamente se relajó, entrando en un estado de suma tranquilidad e ido. Todos los presentes se mordían los labios. Esperaban que cuando se despertara no formara nada. Empezaron a notar respuestas cuando Charlie empezó a parpadear y de sus ojos empezaron a caer lágrimas. Sirius le abrazó y Charlie empezó a llorar desconsoladamente murmurando que quería ver a su hijo y quería ir a por su pareja, mientras Sirius intentaba tranquilizarle y hacerle ver que no hiciera nada impulsivo y que irían a por su hijo ahora mismo, y, sin esperar respuesta, Lucius y Sirius volvieron a salir por la chimenea rumbo a la casa de cada joven. Harry ayudó a Charlie a sentarse en uno de los sillones del salón, el pobre de la emoción no podía ni andar.

    -Remus.-murmuró Charlie con la voz ronca debido al llanto. Su amigo se acercó y le abrazó.

    -Charlie ya verás, le haremos pagar todas sus malas acciones a ese viejo verde seboso, y, Sirius no tardará en volver con tu hijo y por Rod. Mientras tanto tienes que ser paciente y esperar.-le dijo para tranquilizarlo mientras acariciaba el cabello a Charlie de una forma muy maternal.

    No tardaron en ver como Lucius y Sirius regresaban con tres chicos no muy contentos. Sin que nadie se lo pidiera le entregó el medallón a Ron y lo sujetó para que no se cayera.

    -¡Harry! ¿Qué le has hecho?-le preguntó Hermione horrorizada, pensaba que había hechizado a sus amigos con un imperio u otro hechizo, al ver un cambio, pero gran cambio, en la apariencia de su amigo.

    -Hermione, tranquila, no pasa nada, ya verás.-la tranquilizó con una sonrisa.

    -¿Umm?-murmuró Ron sobre su hombro.

    -Ron, ¿cómo te encuentras?-le preguntó tensado, lo último que quería era que su amigo se alterara para alterar a los otros dos recién llegados.

    -¿E-es v-verdad?-preguntó con una mueca de confusión.

    -Sí.-le dijo con una media sonrisa.

    -No puede ser.-murmuró en estado de shock.

    Harry miró hacia Charlie y le vio contener lágrimas de tristeza y bajar la mirada decepcionado.-¿Ron?-le preguntó.

    -Estoy procesando tanta información... vale... de acuerdo... no es un sueño... es real... mi hermano resulta ser mi padre y el hermano de Sirius y el marido de Bellatrix son mis otros padres, y mi padre Régulus ha sido secuestrado por Dumbledore y mi papá Rod se ha casado con Bellatrix... y resulta que para no librarse de mi, me criaron mis “dulces abuelos”.-enumeró.

    Harry asintió en forma de respuesta, se sorprendía un poco de que su amigo no formara un teatro.

    -¿Están aquí?-preguntó Ron refiriéndose a su hermano-que-en-realidad-es-su-padre y a su papá-quien-es-por-ahora-el-marido-de-esa-loca

    -Solo Charlie, falta tu papá Rod.-Harry señalaba una dirección, la siguió y vio a su padre mirándole con lágrimas en los ojos. Se soltó del brazo de Harry y se fue corriendo hacia su padre para abrazarlo. Abrazo que Charlie respondió muy alegre.

    Harry hizo lo mismo con Hermione y Neville. Hermione montó un follón, quería que su padre estuviera ahí, pero Lucius le dijo que mañana irían a primera hora a por él, que ya era tarde y estaban muy cansados. Hermione al notarlo se rindió no sin antes amenazarles de que tenía que ir a por su padre y Neville simplemente se sentó a un lado de Remus en shock. Su padre estaba bien y el de el hospital era un impostor y su otro padre era Bartemius que estaba en paradero desconocido... muy bien. Simplemente magnífico. Luego, mañana por la tarde irían a ver a Luna y Phil.

    -Harry...-le llamó Ron.

    Harry le miró haciéndole entender que le había escuchado.

    -¿Qué coño te ha pasado? ¿Por qué tienes los ojos de un color distinto?-le preguntó cuando se dio cuenta del cambio de su amigo.

    Harry suspiró, estaba cansado.-Mañana Ron, mañana.

    Era cierto, todos estaban muy cansados. Harry notó como Draco se frotaba un ojo cansado y se quedaba dormido de pie, así que se acercó a él y lo tomó. Notó como acto seguido, se quedaba dormido, sin oponer resistencia. Notó que pesaba muy poco y dio gracias al ejercicio diario, aunque eso no quería decir que su pareja estuviera gorda. Harry agarró a Draco posesivamente y eso sorprendió a los presentes, pero no dijeron nada. Pasó sus manos por la cadera del chico impulsando al adormilado a que enredara sus piernas en su cintura y que dejara caer sus manos en sus hombros, se sentían piezas de un mismo rompecabezas, era perfecto. Sirius miró a Remus cómplices, sus dos hijos estaban enamorados el uno del otro.

    -Chicos, acercaros, creo que vosotros también tenéis un hechizo glamour.-dijo Remus haciendo que Hermione, Ron y Neville.-Empezamos por ti.-le dijo a Hermione y le lanzó el contra el hechizo. El pelo de Hermione dejó de ser castaño para volverse negro, sus ojos se aclararon un poco más y creció unos centímetros. Después le tocó a Ron, el seguía igual pero los ojos se volvieron a un gris característico de los Black, la piel se le oscureció solo un poco, como su papá Rod y su cara era una mezcla de las tres familias, pero seguía siendo casi igual. Por último Neville, seguía pareciéndose a su padre pero los ojos eran iguales a los de Bartemius, peligrosos.

    -Creo que va siendo hora de dormir.-comentó Lucius mirando el reloj.-Bien, os enseñaré vuestras habitaciones, pero como la casa es pequeña dormiréis en parejas. Espero que no os moleste.-comentó mirando a su esposo quien le sonreía por su gran idea. No era tonto, sabía que Black no le haría daño a su hijo, así que con gran pesar permitiría que durmiera con él.-Seguidme. Eso sí, chicas y chicos separados.-dijo dirigiendo se al pasillo de arriba diciendo cuales eran las habitaciones que podía usar y se despidió de estos.

    Harry entró en la habitación con Draco en sus brazos, le dejó suavemente en la cama a un lado y se acostó al otro lado. Era hermoso. Tan puro e inocente cuando dormía, era muy distinto al de las mañanas. Como era cierto que las personas al dormir, muestran sus debilidades. Era hermoso, antes y ahora lo era aún más, con sus ojos de distinto color, y ese aura que desprendía sensualidad por todas partes. Mañana sería un gran día, traerían a Luna, Phil, Batemius y a Snape e irían pasado mañana con el Lord, si es que Phil no les obligaba a ir mañana. Sabía que se había enamorado de Draco, era su pareja destinada. Le acarició suavemente la mejilla, le atrajo hacia su cuerpo y se durmió aspirando el olor de su pareja.

    A la mañana siguiente, eran las dos de la tarde cuando todo el mundo empezaba a levantarse. Draco abrió los ojos y notó que estaba encima de Harry durmiendo. Se sonrojó y se intentó separar pero unos fuertes brazos a su alrededor se lo impidieron. Le miró y vio que Harry estaba despierto mirándole con una sonrisa.

    -Buenos días, mi príncipe.-le dijo mientras le daba un pequeño pico en los labios antes de que Draco se quejara o se apartara.

    -Buenos días, ¿llevas mucho despierto?-le preguntó mientras se recostaba contra él. Aunque no lo admitiría en voz alta, estaba cómodo encima de Harry, pero se sorprendió al notar que ni tenía ni calor ni frío. Supuso que era por la parte mágica de Harry.

    -Umm, un rato, pero estaba tan a gusto mirándote.-comentó con una sonrisa haciéndole sonrojar.

    -Vamos a desayunar.-dijo mientras se levantaba de la cama y huía de los brazos que agarraban su cintura.

    -Tendré que vestirme, espera.

    -No, bajemos así.-dijo mientras se estiraba para desperezarse.

    -De acuerdo, mi príncipe.-comentó haciendo una reverencia para después pegarse a él como una lapa.

    -Deja de hacer eso, es vergonzoso.-murmuró intentando no mirarle mientras se sonrojaba.

    Harry le tomó de la mano y juntos salieron de la habitación y se dirigieron al salón donde la mayoría estaba allí, y, tal y como dijo Draco, iban en pijama. Se dirigió hacia su padre el cual le abrazó y le revolvió el pelo, mientras le besaba paternalmente la frente.

    -¿Qué tal has dormido, cachorro?-le preguntó.

    -Muy bien, papá.-comentó mientras le guiñaba un ojo disimuladamente a Draco haciéndole sonrojar.

    -Idiota.-masculló entre dientes lo suficientemente bajo como para que nadie lo escuchara.

    Los dos entraron a desayunar. Había leche, cereales, tostadas y frutas. Desayunaron de todo un poco y se fueron al salón a entretenerse con sus padres. Se sentaron en el sofá y Draco apoyó la cabeza en las piernas de Harry y este le empezó a acariciar el cabello dándole suaves masajes que hicieron que él y Draco se empezaran a adormilar hasta dormirse completamente bajo la mirada divertida de Sirius, quien decidió no molestarles para no romper la atmósfera que habían creado esos dos.

    Sirius empezó a leer un libro que había encontrado en la sala. Sí, aunque muchos no lo creyeran era un aficionado a la lectura. Pasó un rato hasta que paró cuando notó que varias figuras salían de la chimenea. Eran Snape y Crouch.

    -¡¿Black?!-gritaron los dos.

    Sirius rodó los ojos.-Bajad la voz, ¿no veis que está durmiendo?-dijo dirigiendo su mirada a su hijo.

    -¿Que hace Potter aquí y encima durmiendo junto a mi Dragón?-preguntó Severus.

    -Ahora sabrás el por qué.-dijo Sirius restándole importancia al asunto.

    -Está en el piso de arriba en la primera habitación del ala norte a la derecha.-le dijo Lucius la situación de su hija y en un parpadeo vio como su amigo ser perdía por la puerta del salón para ir en busca de su hija. Sonrió, su amigo no cambiaría nunca.

    -¡Lucius! ¿Qué significa esto?-preguntó Bartemius.

    -¿No lo has visto? Son nuestras vidas.

    -Es imposible, yo no tengo un hijo y menos con... ese.-dijo con despotismo y en eso se oyó un ruido. Todos se giraron y vieron a Neville parado en la puerta con los ojos vidriosos. Bartemius no tuvo tiempo a reaccionar cuando vio que el muchacho salía corriendo. Sintió una opresión en el pecho y abrió los ojos con sorpresa, ese sentimiento ya lo había sentido. Ya no le quedaba duda, era verdad, lo que había visto era real. Salió corriendo detrás de el joven para sorpresa de los presentes.

    -Lucius antes de que te vayas, ¿Y Rodolphus?-preguntó Sirius.

    Lucius paró en seco.

    -Te has olvidado, ¿verdad?-preguntó burlón.-Yo que tú iría a por él antes de que Charlie bajara.-le aconsejó burlón y volvió a su lectura.-¿Quién iba a decir que un Malfoy se olvidaría de lo que tenía que hacer?-comentó haciendo que Lucius se pusiera rojo de la vergüenza y de la ira.

    Lucius prefirió no decir nada y se fue hacia la chimenea murmurando la dirección de la casa de Rod mientras miraba de la peor manera posible a Sirius haciendo que este riera.

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    Corrió durante varios segundos, pero el mocoso le llevaba ventaja, demasiada. Cerró fuertemente los puños y empezó a correr todo lo que pudo, alargó una mano y agarró el brazo de su hijo y le atrajo hacia él. El chico se revolvía, mierda, era escurridizo. Lo sujetó bien y le abrazó muy fuerte.-Lo siento.-le dijo mientras le besaba la frente paternalmente. Notó como el muchacho empezaba a llorar y le abrazó aún más.-Ha sido difícil de procesar tanta información, pero... pero al verte y salir corriendo... he sentido lo mismo que sentí cuando hice llorar a tu padre la primera vez que lo conocí, perdóname cariño.-dijo mientras le besaba la frente.

    -Papá.-lloriqueó mientras apretaba aún más el agarre sobre su padre y escondía su cara en su cuello. Cerró los ojos disfrutando de las caricias que su padre le daba en la espalda y los besos en su mejilla.-¿Cuando vamos a ir a por papi?-le preguntó.

    Bartemius se tensó, apartó un poco a su hijo para que le mirara y le dijo:-No lo sé cariño, pero te prometo que no tardaré y lo traeré de vuelta aún si tengo que matar para lograrlo.-le dijo decidido mientras le acariciaba su mejilla. Dios, se parecía tanto a él. Ahora se acordaba de todo. Del día en el lago, la tarde de la biblioteca, su boda. Todo.



    En la otra parte de la mansión, Severus todavía estaba dudando en entrar o no a la habitación de su hija. Respiró hondo y tocó la puerta. Esperó hasta que oyó un “adelante” y entró. Cuando lo hizo, casi se desmaya de la impresión. Era idéntica a él, aunque también tenía algunos rasgos de Peter. Vio como su hija se quedaba quieta y se le humedecían los ojos. Se acercó despacio y la abrazó haciendo que su hija soltara un pequeño grito al no esperarse el abrazo, pero eso no impidió que ella también le abrazara.-Lo siento, de haber sabido que era mi hija, yo...

    -No pasa nada.-le dijo suavemente su hija.-Estabas bajo un hechizo. Todo está bien ahora.

    Severus sonrió con orgullo. Su hija era la chica mas lista, guapa y noble que podría haber el la tierra. La apartó y la miró, escaneándola, viendo el parecido que tenía con ella. Ni una imperfección.-¿Has desayunado?

    -Todavía no, acabo de despertarme.-dijo mientras se señalaba que iba en pijama, al igual que él. Debido a que ese rubio le había sacado de su hermosa cama a rastras sin explicaciones y sin dejar que se arreglara.

    -Vamos a desayunar.-dijo mientras sonreía y salían los dos de la habitación hablando de sus vidas. Severus le preguntaba, sobre todo, su vida con esos muggles, si eran buenos, si le molestaban... Pero su hija le tranquilizó diciendo que Dumbledore les había lanzado un hechizo para que creyeran que ella era su hija.

    Al entrar al salón, los dos observaron la escena de Harry y Draco juntos y Severus vio a su hija sonreír.

    -¿No te sorprende?

    -No, se veía venir. Había demasiada tensión sexual.-comentó mientras entraba en el comedor siendo seguida de su padre muy pensativo buscando las mejores palabras para amenazar al moreno como se atreviera a dañar a su Dragón.



    A los pocos minutos de haber dejado su lectura, volvió a dejarla cuando vio aparecer a Rodolphus y a su prima. Sin que Lucius se lo dijera, le lanzó el colgante.

    -¿De qué va todo esto?-preguntó Bellatrix moviendo su pie de manera intranquila mientras miraba a su primo con una cara que mostraba de todo menos amor.

    -Yo también me alegro de verte.-murmuró sin mirarla Sirius. A Bella también le habían borrado la memoria, sabía que si no lo hubieran hecho ella no sería así. Ella le quería y él la quería a ella. Era su prima favorita. A demás, ella estaba enamorada de otra persona.

    -Ten.-le dijo Lucius entregándole el medallón a Rod, y, este lo cogió. Antes de que Rod le preguntara algo, vio como se desvanecía.

    -¿Pero que mierda? ¡Lucius!-chilló al ver como su marido se desmayaba.

    -Baja la voz prima, Draco y Harry están durmiendo.-le pidió amablemente Sirius.

    Bella le miró extrañado, él no era así de amable. Se fijó en su marido quien recobraba el sentido. Y sin fijarse, vio como Lucius hacía que ella tocara el medallón. Al recobrar la conciencia de nuevo, se fijo en Sirius y se acercó.-No te voy a pedir perdón.-comentó.

    -Lo sé.-dijo mientras le sonreía y abría los brazos para ver como Bella se lanzaba a abrazarle.-Te he echado de menos, incordio.

    -¿Qué dices? Si me amas.-bromeó.

    -Sí.-comentó mientras le besaba la frente.

    -¿Puedo ver a mi sobrino?-preguntó Bella.

    -Sí, es él.-dijo mientras señalaba a la pareja dormida.

    Bella se acercó y se quedó observándoles.-Es apuesto, todo un Black. Supongo que son pareja.-comentó mirando la calidez de la escena.

    -Aún no, pero lo serán.-comentó con una sonrisa.-No hace falta mirar para saber que están enamorados.

    -Siento mucho lo que ocurrió, debimos ser más listos.-argumentó Bella.

    -Creo que aún así no lo hubiéramos logrado. Solo éramos niños. Ahora creo que si podremos hacer algo más. Mucho más.-dijo sombrío pensando en las mejores maneras para vengarse de Dumbledore.

    Luego ambos se fijaron en Rod y Lucius y en la conversación que estaban teniendo.

    -¿Eso es cierto?

    -Tengo un montón de pruebas, y creo que tú tienes tres por ahora.-comentó Lucius señalando el brazalete, medallón y pendiente.

    -Pero no son los mismos.-comentó.

    -Si lo son. Solo están hechizados de manera que parezcan otros.-comentó mientras murmuraba el hechizo que haría que volvieran a su estado original.-¿Ves?-preguntó.

    Rod abrió ampliamente los ojos. Vio como los objetos se volvían como los de los recuerdos. Se tuvo que agarrar al respaldo del sillón porque se mareó. Empezó a recordar otras escenas que no eran parte de los recuerdos.

    -Es normal, luego empiezas a recordarlo todo.-explicó.-Empiezas a recordar cosas que no salían en los recuerdos del medallón. Esa es otra prueba de que esto es real.-le dijo.

    -¿Dónde están?-preguntó Rod refiriéndose a su hijo y a su pareja.

    -Piso de arriba hacia el ala norte la primera a la izquierda.-le indicó.

    Todos sonrieron con cariño al ver como Rod se olvidaba de los protocolos y salía de la sala en dirección a la habitación indicada, donde se encontraban dos de sus tres personas más importantes en su vida.

    -Bueno, yo también me voy.-dijo Lucius mientras se empezaba a retirar.

    -Pon un silenciador, lo último que quiero escuchar es oíros gemir.-se burló Sirius haciendo que Lucius se pusiera colorado y murmuraba un << ¿Por qué mierdas aún no lo he matado? >>





    Por otro lado, en la habitación de un rubio. Lucius entraba despacio en la habitación, ya que su pareja estaba durmiendo y no quería despertar la, aun. Se sentó a un lado y le observó.

    Su parte veela estaba tranquila, cosa que no pasaba cuando estaba con “su mujer”, ya que siempre se sentía intranquila y con recelo. Sin embargo con Remus estaba relajado y se podía tirar horas mirándolo.

    Se acercó y le olfateó. Le encantaba ese aroma tan atrayente y dulce. Acercó su cara a la de Remus y le besó. Notó como este se revolvía y abría esos ojos miel que le hipnotizaban, se separó y se sonrieron. Lucius lo atrajo hacia él sorprendiéndolo, y, lo dejó en sus piernas de manera que esas hermosas piernas le rodearan la cadera y atrajo su cabeza para besarle. Sintió como Remus gemía y le atraía aún más a él agarrándole por la nuca con sus dos cremosas manos. Era hermoso. Una auténtica obra de arte. Se separó de esos labios con sabor a chocolate y dirigió sus labios al cuello de Remus.

    Pasó sus nariz desde la mandíbula hasta la clavícula oliéndolo para después clavarle los dientes haciéndole gemir. Le obligó a echar la cabeza hacia atrás cogiéndole suavemente del pelo y tirándole para atrás y que dirigía la otra mano que tenía libre a las nalgas de su chico para apretarlas y amasarlas.

    Sacó sus colmillos de la piel de Remus y fue subiendo hacia la mandíbula con su lengua y volvió a bajar hasta la mitad del cuello del lado derecho para volver a clavarle los colmillos. Notó como Remus se restregaba contra él y en aprobación le apretó una nalga. Dirigió la mano que sostenía el pelo hacia la camisa de Remus y la desabrochó para después quitársela. Dirigió su vista hacia Remus y este le devolvió la mirada mostrando sus ojos, ahora dorados. Su miembro dio un tirón. Se acercó a los labios de Remus y le besó, y, con su mano libre acarició por encima de la tela el miembro de Remus haciendo que gimiera entre el beso y abriera la boca lo justo para que su lengua entrara. Era un beso arrollador y Remus apenas podía seguirle. Se separó de él cuando notaba que Remus se quedaba sin aire y le miró. Tenía la boca abierta y un río de baba cayendo de su boca, los ojos entrecerrados, brillantes y dorados característicos de que su lobo había salido a flote y sus mejillas estaban rojas y jadeaba levemente mientras movía sus caderas para obtener una mayor fricción. Gruñó, y se quitó sus corbata para atarle los brazos a la espalda. Notó como se removía intranquilo y le regañó con una mordida un poco más fuerte en su cuello logrando que Remus gimoteara y abriera un poco más las piernas y se restregara aún más rápido.

    Remus tenía la razón nublada, sus ojos estaban húmedos gracias al placer y sentía las caricias que Lucius le daba a su miembro. Gimoteó y se restregó más fuerte. Sintió la leve risa de Lucius y abrió la boca de placer cuando Lucius metió la mano entre sus pantalones y agarró su miembro con firmeza para empezar a acariciarlo. Sintió la nariz de Lucius en su cuello y lo estiró para dejarle más espacio gimió cuando sintió otra mordida en su cuello.- Luc... Mierda...-era dolorosamente placentero. Cerró los ojos y cuando notó que las boca de Lucius se alejaba de su cuello buscó a ciegas sus labios. No tardó en encontrarlos y recibió gustoso el beso que Lucius le dio. Escondió su cara en el cuello de Lucius y gimió profundo al notar como Lucius acariciaba aún más rápido su miembro. Chilló cuando notó que estaba completamente desnudo ya que Lucius le había lanzado un hechizo. Oyó de nuevo su risa y abrió la boca al sentir como un dedo de Lucius se frotaba contra su ano. Se removió inquieto queriendo soltarse pero Lucius se lo impidió con un gruñido y un mordisco en su cuello. Gritó cuando sintió que el dedo se adentraba lentamente en su interior.

    -Mi dulce lobito.-murmuró Lucius mientras le besaba y movía el dedo en forma circular. Observó el movimiento de cadera que hacía Remus para notar su dedo. Siempre lograba calentarlo. Gruñó y metió otros dos de un golpe golpeando en el proceso la próstata de su chico, haciéndole chillar de placer y que moviera su culo para abajo para penetrarse más fuerte. Dirigió su lengua hacia los pezones de Remus y los empezó a maltratar con mordidas, lametazos y chupones. Cuando notó que estaba bien dilatado sacó los dedos de su interior y se introdujo muy lentamente en su interior haciendo que Remus se arqueara y gimiera bajito. -Merlín, te comería.-dijo mientras le besaba la mandíbula y movía circularmente la cadera. Vio como Remus se arqueaba y abría la boca. Le cogió de la cadera y empezó a bombardearle ese hermoso trasero que lo llevaba a la mismísima locura, notando como en cada envestida Remus gemía y temblaba de placer. Era exquisito. Le quitó la corbata que ataba sus manos y le besó. Notó como Remus enterraba sus manos en su cabello y lo revolvía mientras le besaba ferozmente. Guau. Que salvaje. Paró un momento y se separó de él para verle. Tenía el pelo revuelto, los ojos brillantes que se podrían ver a kilómetros de distancia y los labios hinchados. Hermoso y salvaje.

    -Te amo.-dijo Remus mientras besaba a su pareja. Le encantaba y le volvía loco con ese pelo platinado, esos ojos azules como el cielo y gélidos como el mismo hielo. Con su típica arrogancia, vanidad y superioridad. Pero le encantaba aún más cuando le mostraba a él su cara de deseo, de amor, de cariño. Se paró y acomodó las mejillas de Lucius en sus manos y le besó con suavidad. Gimió cuando Lucius mordió levemente su labio inferior. Abrió la boca y dejó pasar la lengua de Lucius para que la suya y la de él se acariciaran con pasión. Gimió alto cuando notó una fuerte estocada. Empujó levemente a Lucius para que la espalda de esta se encontrara con el colchón y le sonrió juguetón mientras le besaba la mandíbula y el cuello.

    -Merlín, juro que me vuelves loco. Te amo, realmente te amo.-dijo con devoción mientras le acariciaba las cicatrices que cruzaban su rostro con cariño y vio como a Remus se le escapaban algunas lágrimas.-No llores.-le pidió.

    -No lloro, es la emoción.-gimoteó.

    -Te amo.-le repitió con una sonrisa y le penetraba.

    Remus cerró los ojos y empezó a moverse encima de él levemente y tomando más rapidez a medida que pasaba el tiempo y aumentaba la intensidad del placer. Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás gimiendo el nombre de Lucius cuando este golpeó de una su próstata que le nubló la mente debido al placer. Se encorvó y buscó los labios de Lucius y gimoteó cuando este le arroyó los labios con pasión y desenfreno. Remus sentía que se corría, por lo tanto aumentó el movimiento de sus caderas y se corrió en un fuerte gemido junto con su pareja.

    -Gran despertar.-murmuró Lucius entre dientes y riendo levemente.

    -Sí, muy buen despertar.- dijo mientras se derrumbaba a su lado jadeando.

    -Creo que deberíamos ducharnos y bajar a desayunar.-comentó Lucius mientras se levantaba y escuchó el jadeo de Remus y se dio la vuelta y le miró con una mueca de superioridad y con la ceja levantada.-¿Solo con mi espalda te excitas? Sí que causo efecto en ti.-dijo con arrogancia y observó divertido como Remus se sonrojaba y bajaba la mirada. Se acercó serio y con cuidado levantó la cabeza y cuando sus ojos se encontraron, le dijo:-Nunca bajes la mirada.-y lo besó.

    -A la ducha, ahora.-le dijo Remus mientras se escabullía de entre sus manos y se quedaba en la puerta del baño sonriendo con suficiencia.-¿Vienes o no?

    Lucius negó divertido y siguió a su esposo al baño, se mordió el labio al fijarse que Remus iba completamente desnudo y se quedó mirándole ese endemoniado trasero que le hacía tener una erección de caballo. Se acercó corriendo y lo estampó con cuidado contra la pared de la ducha, le separó las piernas y le dijo:-Una follada rápida en la ducha no estaría mal.-ambos se miraron y sonrieron juguetones.



    Mientras en la habitación de ambos pelirrojos, Charlie se encontraba siendo abrazado por su hijo protectoramente. En su mente esto le pareció gracioso, pues tenía que ser al contrario. Sonrió al darse cuenta de que su hijo tenía las mismas manías que sus padres, pues ellos siempre le abrazaban así. Se le inundaron los ojos de lágrimas y se quedó pensando en todo lo que había ocurrido y los momentos que había pasado con Régulus y Rodolphus. Los echaba muchísimo de menos y no veía el día en el que irían a por ellos. Hundió su nariz en el cabello de su hijo para aspirar el aroma tan parecido al de sus esposos que siempre lograban calmarle y empezó a sollozar.

    -Papi.-murmuró Ron mientras se despertaba debido a los sollozos de su padre.-Lucius no tardará en llegar con papá. En cuanto a padre, solo tenemos que esperar a ver que plan se nos ocurre.

    -Les hecho tanto de menos.-gimoteó en el hombro de su hijo.

    Ron abrazó a su padre y para distraerle le empezó a hablar de las aventuras que había tenido estos últimos años junto con Harry y Hermione.-¿Y sabes que más?-le preguntó.

    -No, cuenta me.

    -Me he enamorado.-le contestó con una sonrisa de estúpido mientras se perdía en los recuerdos.

    -¿Y de quién, si se pude saber?-preguntó mientras le prestaba atención.

    Ron sonrió, había logrado que su padre se distrajera.-Es realmente hermoso y listo, aunque muy orgulloso y vengativo. También le gusta gastar bromas, lo cual me sorprende un poco. Bueno... me sorprende demasiado.

    -¿Y eso?-Charlie le preguntó, tenía más interés de saber quién era cuando su hijo dijo que le sorprendía demasiado que ese misterioso muchacho del que estaba enamorado gastara bromas.-¿De qué casa es?

    -Es de Slytherin. Papi, ¿te lo puedes creer? Un Slytherin gastando bromas.-comentó riendo y con un brillo de orgullo por tan maravillosa pareja.

    -¿Estáis saliendo?-preguntó juguetón.

    -Sí, aunque en secreto. Él todavía no quiere contarlo por miedo a las reacciones de su padrastro.-comentó con una voz cargada de odio hacia el padrastro de él.

    -¿Y su madre no se opone ante las reacciones de su esposo?

    -Ella murió.-murmuró lleno de tristeza.

    -¿Quién es tu pareja?-le preguntó como un niño pequeño.

    -Se llama Blaise Zabinni, no sé si lo conocerás.

    -Zabinni. Sí. Su padre y su madre eran muy buenos amigos nuestros, no puedo creer que ambos estén muertos, pobre.-murmuró con tristeza al enterarse de la pérdida.

    -Sí, fue un golpe duro para Blaise la pérdida de su madre. Ocurrió a principios del pasado curso.-comentó.-Aunque he de decir que lo está llevando bastante bien. Es magnífico, papi. Es realmente una persona increíble.-murmuró con orgullo y a la misma vez realmente enamorado.-No lo quiero. Lo amo, lo amo con todo mi corazón. Lo amo tanto, que creo que le voy a proponer matrimonio.-comentó sonrojado mientras dirigía su mirada hacia otro lado haciendo que su padre riera.

    -Me alegro mucho, hijo. Ya quiero conocerlo.

    -¿No crees que es muy pronto?-preguntó preocupado.

    -¡Qué va! Tus padres me propusieron matrimonio en sexto.-comentó riendo alegremente mientras se acordaba de aquel día. Fue el mejor día de su vida.-Te daré un consejo... Si se lo vas a pedir, procura hacer algo muy especial.-le aconsejó.

    -Gracias papi. Vamos a desayunar, muero por unas tostadas.-murmuró mientras se levantaba y arrastraba a su padre hacia fuera de la habitación.

    -Pero Ron, aún no nos hemos vestido.-explicó intentado parar a su hijo.

    -Papi, teniendo en cuenta el día de ayer, yo creo que nadie en esta casa vaya vestido... Creo que eso ha sonado muy mal.-arguyó gracioso mientras tiraba de su padre hacia fuera para dirigirse hacia el comedor. Cuando Ron abrió la puerta, chocó contra un cuerpo fuerte y alto. Oyó el grito de sorpresa de su papi.-¿Qué mierda?-preguntó sobando se la cabeza y mientras cerraba los ojos.

    -Esa no es la forma adecuada que tienen un Black-Lestrange-Weasley de hablar, jovencito.-comentó serio pero se notaba que se estaba burlando por la sonrisa de su rostros.









    Continuará.....


    Hasta prontooooooo :=fgdfgd: :=fgdfgd:



    ¿Os esperabais la pareja, en este caso trío, de Charlie, Rég y Rod? ¿Qué partes o parte os ha gustado más?

    Pd: Habrá más sorpresas :=uuum: :=uuum: :=uuum: :=detective: :=detective:
  5. .
    Este es un nuevo fic espero que os guste. Y para los que seguís la historia de Conquistando tu corazón quiero decirles que no tardaré en actualizar, he tenido problemas con el portátil y estoy algo así como de caridad. Gracias a nuestra querida Isa-chan que me ha dejado su hermoso portátil por esta tarde.
    Hasta la vista y espero que os guste.

    Narración normal: Hola
    Punto de vista de Harry: Hola
    Narración de los recuerdos: Hola


    Capítulo 1



    Era un día especialmente caluroso y Harry estaba tumbado en su cama sin hacer nada. Aburrido. Los Dursley se habían ido y no volverían hasta pasadas unas semanas, le habían dejado la casa y lo habían dejado solo y sin nada que hacer. Hace tiempo que había terminado los deberes de verano y no tenía nada que hacer. Ni había soñado con Voldemort ni tenía esas horribles pesadillas. Por una parte se sentía bien de poder dormir por una vez de un tirón, pero por otra estaba inquieto, no era normal que no tuviera pesadillas ni nada por el estilo. Algo raro estaba pasando. Lo sentía. Así que para entretenerse se puso a limpiar la casa de arriba a abajo y cuando terminó se fu al jardín a regar las plantas.

    Cuando terminó de hacer todo eso ya era la hora de comer, los Dursley ya no le cerraban la nevera con candado ni la casa con la llave, es más, ni se preocupaban por él, lo ignoraban. Tampoco le pedían que les hiciera el desayuno ni que limpiara la casa, los tres habían decidido ignorarle. A él tampoco le importaba mucho, pero siempre se había sentido triste de que no le quisieran como parte de la familia y no era justo, él no les había hecho nada.

    Por la tarde salió a dar un pequeño paseo. Siempre iba alerta por si se encontraba con alguien indeseado (Mortífagos en todo caso o a Voldemort). Estaba deseando llegar a Hogwarts para empezar su 6to curso. Vaya que si lo deseaba, ver a Hermione y a Ron y poder tener que hacer algo, como salir, estudiar, ir a clase, pasear, ligar... Tenía ganas también de ver a Neville. Neville, Ron y él habían creado un profunda amistad, hasta el término de hacerse llamar hermanos.

    Llegó a casa sobre las diez, había cenado fuera, y había ligado con él camarero del bar. Hace tiempo que había descubierto cual era su preferencia sexual, es decir, no le iban los calderos sino las varitas. Lo había descubierto el día que los chicos de su casa había jugado a la botella y le había tocado besarse con Dean. Al principio no le dio importancia, pero luego iba haciendo comentarios sobre chicos más que de chicas y fue ahí cuando lo descubrió, Dean le había ayudado. Vaya que si lo había hecho, besaba como los mil demonios, y qué hablar de Seamus, alguna vez que otra habían hecho un trío, pero no habían llegado más lejos que caricias y besos y alguna que otra mamada o masturbación. Los dos juntos eran dinamita pura y habían respetado su regla de no querer tener sexo,él se reservaba para la persona correcta y ellos lo habían valorado.

    Mas allá, a partir de las doce fue cuando sintió algo raro una presencia, miró hacia la ventana y vio una hermosa lechuza de plumas blancas, más blanca que Hedwing y de un ojo de distinto color. Abrió la ventana y la dejó pasar, esta dejó en su escritorio un objeto. Era como una especie de collar Lo cogió y tuvo un momento de lucidez. Su cuerpo empezó a calentarse de sobremanera y a tener un dolor en su cicatriz, pero sabía que no era nada sobre Voldemort era algo distinto, más doloroso. Un sentimiento extraño. Empezó a convulsionar mientras su cuerpo brillaba y floraba en el aire quedando en medio de la habitación. No supo que pasó pues minutos después quedó sumido en la oscuridad. En un sueño. Un sueño raro. No. “No es un sueño” pensó. “Son recuerdos”



    ~Recuerdos: 1~

    Harry despertó en un recuerdo, lo sabía. Las personas le atravesaban. A lo lejos vio una cabellera castaña desordenada y a una melena negra rizada y muy bien cuidada.

    -Jajaja, vamos Padfoot.- “Mi padre” pensó Harry. Se le iluminaron los ojos, le veía tan sonriente y alegre y a su lado estaba Sirius, con su porte aristocrático pero juguetón y nada amante de las reglas.

    -Ya voy Prongs.-dijo sonriendo de lado y siguiendo a su amigo quien iba metros por delante, lo miró de arriba a abajo y se centró en el culo de su amigo. Se mordió los labios. Esa acción sorprendió a Harry, jamás había visto a su padrino mirar a su padre así, pero no le molestó y no sabía la razón.

    -Sirius...-murmuró James llamando la atención del más alto.

    -¿Mmm?-preguntó.

    -¿Y Moony?-preguntó mirando detrás de ellos por si se había quedado atrás.

    -Dijo que iba a la biblioteca con Looky.-dijo mientras le miraba con una mirada que James no supo descifrar pero que Harry sí. Amor. Harry estaba cada vez más confundido, ¿qué era esto?
    (En esta historia Charlie y Frank forma parte de los merodeadores)

    -¿A qué hora tenemos la siguiente clase?-le preguntó intentando recordar.

    -Dentro de dos horas.-dijo alegremente Sirius.

    -¡Bien! Me dará tiempo a hablar con Lily, luego nos vemos Sirius.-dicho esto se fue si saber el daño que le había hecho a Sirius.

    -Si... adiós.-murmuró para sí. Harry vio con tristeza como Sirius se giraba y empezaba a andar en dirección al lago negro.



    ---------------------------------------------------

    -¿Dónde te habrás metido James?-preguntó un nervioso Sirius corriendo por los pasillos como si le persiguiera un fantasma. Era de noche y Sirius estaba preocupado por James quien no había aparecido en todo el día después de que se fuera a hablar con Lily. De repente, paró en seco y gritó para sí mismo:-¡Ya lo sé!-dicho esto salió corriendo hacia la torre de Astronomía. Harry veía que su padrino realmente estaba enamorado de su padre y sonrió con ternura, pero aún no entendía nada.

    Sirius paró jadeante en la puerta de astronomía, la abrió despacio, no queriendo asustar a James si estaba allí. Sí, en efecto, allí estaba, sentado en la ventana mirando hacia el cielo oscuro. Sirius se acercó silenciosamente y vio que tenía la nariz y los ojos rojos. Se enfado, SU James había estado llorando, y sabía que era por culpa de la pelirroja:-James.-susurró despacio.

    James se tensó un segundo y miró a Sirius.-Me has asustado.-murmuró.

    -James.-volvió a susurrar Sirius, esta vez con más dulzura.

    James se quedó mirándole y sus ojos se empezaron a aguar y empezó a temblar y a sollozar. Antes de que pudiera decir algo, Sirius le estaba abrazando y le acariciaba el pelo y la espalda con dulzura:
    -¿Qué ha pasado?-le preguntó a James mientras le cogía suavemente del mentón y le quitaba los rastros de lágrimas.

    Tras esa pregunta los ojos de James se volvieron a aguar y abrazó a Sirius sollozando dolorosamente:-No lo puedo creer, me ha dicho cosas horribles, me he sentido tan mal.

    -¿Que te ha dicho?-preguntó enfadado pensando en mil y una manera de matar a esa mujer.

    -Qu-que no soy más que un idiota, un puto, que mis padres no están orgullosos de mi, que tiene lastima de la pobre persona que esté conmigo. Sirius creía que era dulce, era guapa y cariñosa, pero hoy... hoy... ha sido tan dura... ¿Sabes lo más gracioso?-preguntó James sonriendo dolorosamente y vio a Sirius negar:- Que no le había ni hablado, ni siquiera he llegado a abrir la boca cuando ya me estaba diciendo todo eso... yo solo... lo había pensado bien y no es amor lo que tengo hacia ella, sino cariño, pero después de esto... no lo sé... ¿Soy mala persona Sirius... soy un puto como dice ella?-le preguntó llorando.

    Sirius juró mandar a Lily Evans al infierno. Miró a James, quien le miraba con ojos de cachorro herido, con lágrimas en sus hermosos ojos de tanto llorar y sintió una opresión en su pecho. No le gustaba ver a su James llorar, no lo merecía:-No, claro que no bebé. No eres nada de eso. Eres maravilloso, una gran persona. Puede que seamos traviesos y que hagamos bromas, pero que yo sepa no has matado a nadie ni amenazado a nadie. Y sobre lo de puto, ni se te ocurra llamarte así otra vez, nada de eso bebé, que hayas tenido un montón de novias por buscar la correcta no significa nada de eso, simplemente estas buscando al amor de tu vida.-dijo mientras le abrazaba y se sentaba en el suelo haciendo que James se sentara encima suyo y lo acunaba.

    James escondió su cara entre el cuello de Sirius y aspiró el aroma. Desde hace días que con solo el aroma de Sirius o su presencia lograba tranquilizarlo si se encontraba bien, con un simple cruce de mirabas, Sirius lograba que se encontrara mejor. Cuando Sirius le llamó bebé sintió algo en su pecho, como una alegría y se sonrojó. Sabía que era esto. Sabía lo que era, pero tenía miedo. Y si no funcionaba, y si perdía a Sirius por culpa de esto, se empezó a encontrar mal y empezó a llorar más fuerte. No lo quería creer se había enamorado de su mejor amigo, de Sirius, del chico que le había tendido la mano en el primer momento en que se cruzaron, de su compañero de bromas, y, sobre todo de su hermano (no de sangre pero sí de sentimientos).

    -Ehh, bebé...¿Qué pasa?-le preguntó Sirius mientras le separaba de él y James evitó su mirada: -James mírame.-le pidió suavemente. James cerró los ojos, no quería mirarle:-Vamos mírame, James.-le pidió un poco más alto. Nada:-James, mírame... ¡ahora!-le ordenó y James cerró los ojos con más fuerza y empezó a llorar más fuerte:-No... bebé no llores, siento haberte gritado... por favor, bebé... mírame... james... por favor.-le pidió mientras le acariciaba la mejilla con dulzura y le quitaba las lágrimas.


    Harry observaba toda la escena anonadado, jamás había visto a su padre tan derrumbado, desprotegido. Tan... tan... tan frágil. Causaba ternura. Pero no entendía nada. Aún así, siguió atento a la escena que se desarrollaba ante sus ojos.

    James se dignó a mirar a Sirius. Abrió sus hermosos ojitos avellana y miró al mayor, este contuvo el aliento. Los ojos de James estaban mas claros y brillantes. Se relamió los labios llamando la atención de James haciendo que dirigiese la vista hacia los labios de Sirius. Esos eran gruesos y rojos y quiso saber como se sentiría al saborearlos:- James ¿qué pasa?-le preguntó. James tomó aire y se preparó para lo que iba a decir.

    -Creo que...-intentó decir.

    -Crees que...-le animó.

    -Creo que me gustas.-dijo y cerro los ojos y agachó la cabeza preparándose para que Sirius le dijera o le insultara. Pero nada de eso pasó.

    -Bebé no, mírame... James por favor.-le pidió mientras le cogía de las mejillas y le obligaba a que le mirara. James estaba esperando algún golpe, pero lo que no se espero fue un beso de parte de Sirius, un beso tierno y dulce. Sus labios sabían a fresa por alguna extraña razón, a Sirius no le gustaban las fresas, pero le sorprendía que sus labios supieran a fresa.


    Harry estaba viendo eso con la boca abierta y los ojos desorbitados, Sirius y su padre... ¡BESÁNDOSE!.


    Al finalizar el beso, Sirius le dio un beso en la frente y le dijo:-Yo también pienso lo mismo.

    James no dijo nada, simplemente se volvió a lanzar a sus labios, besándolo desesperado y con ansias. Fue separado dulcemente y James pensó en que lo estaba rechazando así que sus ojitos se volvieron a llenar de lágrimas.-No bebé, no llores, no es lo que imaginas, solo quería decirte que fueras lento, me has mordido.-dijo riendo y haciendo reír a James.-A demás, hay tiempo James, mucho tiempo.-murmuró y se volvieron a besar.




    --------------------------------------

    -James, feliz aniversario.-dijo un sonriente Sirius abrazándole por la espalda al recién llegado. Habían acordado verse en la Sala de los Menesteres.

    -Feliz aniversario.-dijo sonriente mientras se besaban. Mientras se besaban Sirius empezó a hacerles retroceder hasta la cama en donde tiró a James en esta y se posicionaba encima. El beso era dulce, pero se fue tornando salvaje y desenfrenado. Las lenguas se unían, creando una bella danza, los gemidos y suspiros se ahogaban en el beso.

    Sirius empezó a quitar poco a poco la ropa de James, dejando al descubierto el pecho de este y suspiró, se le notaban los abdominales y los músculos de los brazos, pero no tanto como a él. Fue dándole besos desde la boca hacia la mejilla pasando por la oreja donde mordió suavemente el lóbulo haciendo a James gemir y sonrió, fue detrás de la oreja donde sopló, haciendo que James gimiera e un intento fallido, cerrar las piernas, pero no pudo porque Sirius estaba entre ella. Sirius sabía donde tenía que tocar a su pareja para hacer que esta de excitara y temblara de puro placer, sabía que James era sensible ahí.

    Era la primera vez de ambos con otro hombre y Sirius quería que fuera mágico para James. Siguió repartiendo besos hacia el cuello, clavícula, hasta llegar al pecho donde empezó a estimular los pezones de James, mordiéndolos, pellizcándolos y chupándolos, dejándolos completamente erectos y rojos y observó a James, estaba jadeando, sonrojado, las piernas le temblaba, todo su cuerpo temblaba. Tenía las pupilas dilatadas y observó como se lamía y mordía el labio. Sirius gruñó y le besó ansiosamente. Le besó lentamente, saboreándole poco a poco, con su lengua acarició el labio superior de james y le apretó el miembro por encima de la ropa haciendo que gimiera y abriera la boca. Sin esperar ni un segundo metió su lengua en esa cavidad haciendo que su lengua se encontrara con la de James, acariciándose, conociéndose. Una guerra estalló para ver quién era el vencedor. Por supuesto ganó Sirius, empezó a recorrer la cavidad de James, dibujando con su lengua la señal de los dientes, su lengua, todo. Dejándoles sin aliento. Sirius entrelazó sus dedos de ambas manos con las de James y las dirigió a cada lado de la cabeza de este mientras seguía besándole, notaba como a James se le acababa el aire así que paró y antes de finalizar el beso le mordió el labio inferior haciéndole gemir.

    Le dejó unos segundos para tomar aire y le volvió a besar, mientras que le quitaba los pantalones de un solo tirón y sin esperar, la ropa interior y se separó de James. Notó como este quería cerrar las piernas pero no le dejó, cogió la pierna derecha con su mano y le besó la rodilla suavemente haciendo que James suspirara y cerrara los ojos. Empezó a llevar los besos hacia abajo poco a poco hasta llegar al muslo interior donde James ya estaba jadeando y arqueando la espalda de antelación haciendo muestra de sumisión. Sirius sonrió arrogante del efecto que tenía en él, mordió el muslo interior y notó como el cuerpo de James se removía con espasmos y gemía alto, volvió a sonreír y besó la zona que había entre el miembro y la pierna de James haciendo que este abriera la boca y gimiera y cerrara los ojos de anticipación, pero no le daría el gusto, le cogió las dos piernas las separó y las elevó un poco haciendo que se viera la entrada de James. Veía como esta se abría y se cerraba involuntariamente y sonrió con arrogancia haciendo que James suspirara:-¿Necesitado?-oyó como James gemía de frustración, y volvió a sonreír, inclinó su cuerpo para abajo y notó como James se tensaba, pero se negaba a darle el gusto, aún no. Bajó un poco más y sopló justamente en el ano de James haciendo que se arqueara, agarrara las sábanas y gimiera.

    -Sirius.-gimoteó, todo su cuerpo temblaba.

    Sirius se separó y se echó hacia atrás y giró su cabeza hacia un lado con una mueca traviesa:-Te veo muy necesitado bebé, será que necesites una buena mamada.-comentó sin más haciendo que James gimiera:-No sabes lo sexy que te ves en este momento, si por mi fuera, creeme ya estarías chillando como perra en celo, bebé.-oyó como gimió gustoso y sonrió con malicia:-¿Quieres eso? ¿Quieres que te haga sentir bien bebé? ¿Quieres que te haga gemir tan alto que olvides tu nombre? ¿O quieres que ahora mismo te la chupe hasta que te quedes sin voz?. Dime James ¿qué quieres?-le preguntaba suavemente. Notaba como James temblaba de placer cada vez que le hablaba mal:-Mira esta entrada,James, deseando de que alguien se entierre en ella.-dijo mientras le acariciaba el ano haciendo que James gimoteara y moviera la cadera. Sirius le dio una nalgada y James gimió alto.-Mira como reaccionas, ¿Quieres que me hunda en ti, lentamente? Tu entrada me lo dice, está húmeda y mira, se abre y se cierra, abre más las piernas para que pueda ver mejor.-le pidió y James abrió más las piernas cogiendo las sábanas con las manos.-Buen chico, mira te, estás sonrojado y húmedo. Necesitado.-Notaba como se tensaba. Como se aceleraba.-Porque eso voy a hacer, primero voy a chuparte y después te follaré, te haré el amor tan lento y duro que me notarás por una semana. Te haré gemir y gritar de placer, te haré ver las estrellas y te devoraré entero. Dime James.

    -Por favor. Sirius. Te necesito.

    -¿Cómo me necesitas? ¿Dentro de ti follándote sin parar o chupando te la?

    -¡Por un demonio, Sirius, quiero tu boca en mi polla ya!-le ordenó y si esperar más devoró la hombría de su amante. Recibió como respuesta un movimiento involuntario de James queriendo cerrar las piernas pero siendo impedido por las manos de Sirius quien las tenía cogidas por debajo de las rodillas y abiertas. James arqueó la espalda, agarró las sábanas y gimió alto.-AAAAH... ah... Sirius... ¡Merlín sí!-gemía descontrolado.

    Harry no sabía lo que veía, estaba viendo a su padre teniendo sexo con Sirius. No quería ver pero sabía que era inevitable y que no se iría hasta que lo viera así que no tenía escapatoria. Estaba sonrojado y con una erección. El oír a Sirius le había trastornado, nunca le había oído decir eso.

    Sirius por otra parte movía la cabeza de arriba a abajo tragando la erección de James sin darle tregua y haciendo que gimiera cada vez más alto. Sabía que James estaba a punto de venirse así que con sumo cuidado cogió su varita y la introdujo un poco en la entrada de James y murmuró un hechizo lubricador haciendo que James gimiera y abriera más las piernas. Sonrió maliciosamente, al principió solo quería cerrarlas y ahora solo quería abrirlas. Siguió chupando y cuando James estaba a punto de venirse introdujo tres de sus dígitos en él de una estocada golpeando en un golpe certero la próstata de Harry haciendo que gimiera más alto y arqueara la espalda y abriera involuntariamente aún más las piernas. Sirius se separó de James y miró su obra de arte mientras tragaba su esencia. James estaba jadeando, con sus ojos entrecerrados, pupilas dilatadas y brillantes, con lágrimas de placer, temblando de anticipación con sus manos agarrando las sábanas, las piernas abiertas dejando ver su erección y sus dedos aún dentro de él, sonrió malicioso, los sacó viendo como salían del interior de James y los volvió a meter golpeando en el mismo sitio obteniendo la misma respuesta.-¿Necesitado bebé? Simplemente hermoso. Primero te haré el amor con los dedos y después con mi pene. Mira, James. Mira como mis dedos se hunden en ti, mira como te hacen el amor-le dijo y James miró. Sirius sonrió, movió más fuerte su mano haciendo que volviera a hechar la cabeza hacia atrás.

    -Sirius.-gimoteó haciendo que Sirius se excitara, ya no podía más, se quitó la ropa lo más rápido que podía y las tiró a un lado, invocó otro hechizo lubricante en su pene se acercó y entró de una estocada en James haciéndole gritar de dolor y placer. Sirius observó como arqueaba la espalda estiraba el cuello y agarraba sus brazos y rodeaba su cintura con sus piernas. Jodido chico que lo calentaba, sensual.-¡SIRIUS!- gimió de placer.

    -Te dije bebé que te haría gemir de placer y de gritar, que te haría el amor, porque eso es lo que estoy haciendo, te estoy haciendo el amor, lento y duro y no pararé hasta que te quedes sin voz.-Sirius le besó, otro beso con lengua, haciendo que la mente de James se nublara más que antes y empezó a penetrarle haciendo que gimiera y chillara de placer. Duro. Lento. Delicadamente. Le besaba, suave, lentamente. Le devoraba. Le hacía el amor. Le hacía chillar, llorar, jadear, gemir y sollozar de placer. Ambos, en sus mentes, solo veían amor, se veían, se sentían, se notaban, se amaban, se besaban, se notaban el uno al otro. Sentían solo placer, el placer de ser uno. El placer de cada uno. El placer de ver al otro retorcerse del mismo sentimiento.

    -Me vuelves loco.-le dijo a James y le mordió en la clavícula haciéndole un chupetón. En cada estocada James gritaba y Sirius acallaba sus gemidos mordiendo y chupando el cuello de James.

    -Sirius... Ahhh... si... joder... sigue... más...por favor... ¡Merlín!... ah.... hmmm... hn...-sollozaba de placer, agarraba las mantas con mas fuerza, apretaba los dedos de los pies en muestra del placer que sentía.
    Sirius cogió las piernas de James y las posicionó sobre sus hombros. Sabía que James estaba siendo bien follado, lo sabía por las reacciones de su cuerpo, en como se arqueaba, gemía y en como cerraba sus manos y apretaba los dedos de los pies. Le penetró más fuerte, más profundo, duro, rápido. Haciendo que chillara.

    -AAAAHHH.... ummmh.... umgh.... sí... sigue... no p-pares....-le decía como podría y Sirius le penetró con salvajismo haciendo que su pene chocara fuertemente contra la próstata de James haciendo que se arqueara completamente que abriera los ojos y que abriera las piernas involuntariamente y chillara:-¡SIRIUS! ¡JODER SÍ! AAAAH...¡TE AMO! -gritó en medió del placer haciendo que Sirius se sorprendiera un poco, sonrió a medio lado, besó a James con un beso de los que roba el aliento y le penetró aún más profundo.- Yo también te amo bebé.-le susurró , ambos gimieron.

    Eran una marea de caricias, gritos, besos, chupetones y mordidas. En medio del placer Sirius salió del interior de James, le dio la vuelta y le dio dos nalgadas haciéndole gemir alto:-Eso es bebé, gime para mi, abre las piernas.-lo hizo, las abrió en muestra de amor y sumisión. Sirius se quedó embobado. James enfrente de él con el culo en pompa, con su entrada roja y abierta y con restos de sangre por haber sido desvirgada por su miembro, sudando y jadeando, desnudo, casi follado, pues no lo estaría hasta que no terminara en su interior, le dio otra nalgada, y James gimió:-Eso amor, grita, que te oiga, que se oiga lo bien que te hago el amor, como te follo, lo bien que estás siendo follado.-dijo, con una mano hizo que el pecho de James se pegara a la cama y con la otra dirigió su miembro al interior de James lenta y fuertemente, de una estocada y James chilló. Estocada, nalgada, gemido. Un círculo que se repetía, con la mano libre le masturbó. Hizo que cambiaran de posición. Se levantó y apoyó a James contra la pared.-Quiero... ah... quiero qu-que me digas... ah... lo bien que estás si-siendo follado.-ordenó mientras le daba una nalgada.

    -Sirius... ah... Ah...-intentaba.

    -Di lo.-ordenó demandante mientras le penetraba con fuerza.-Que la gente tenga envidia, James. Envidia de lo bien que estás siendo follado, grita.-le decía al oído.

    -Si... joder... sí... estoy... ahh... siendo....ummmmhhg.... ah... bien fo-follado.-gritó.

    -Eso es bebé.-le besaba el cuello, se acostaron otra vez en la cama y Sirius le masturbaba y follaba hasta que terminaron.

    Sirius le hizo el amor en todos lados, en la cama, en la pared, en la mesa, en la cómoda, en el sillón y en la alfombra. Se lo hizo hasta que terminaron agotados.

    Sirius salió de James y vio restos de semen y sangre salir del ano-ya-no-virgen-de-James, le miró por una vez más y lo vio con el pelo desenredado, la gafas torcidas, sudando y con un montón de marcas por culpa suya, con el culo rojo. Ahora sí estaba bien follado. Sonrió, le beso siendo recibido gustosamente, se tumbó a su lado y James no tardó en colocar su cabeza en su pecho. Murmuró un fregoteo limpiando a todos y los tapó. A los minutos sintió la respiración pausada de James y sonrió, besó su coronilla y se durmió con él.

    Porque los dos eran románticos a su manera, porque se querían a su manera. Porque simplemente eran Sirius y James. Porque ninguno de los dos era débil como para ser tratado como una mujer ni como una muñeca de porcelana.

    Harry estaba con la boca abierta, con una erección de caballo y sin creerse nada de lo que estaba pasando. ¿Era real o alguien se había inventado esos recuerdos? ¿De quién era el collar?
    Los que ninguno de los presentes sabía es que alguien había visto la escena y estaba peor que Harry. Si esté estaba con una erección el otro un poco más y se desmaya.


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    Eran las cinco de la tarde, hace unas semanas que Lily le había pedido perdón a James y este la había perdonado, pues era como su hermana y había sido muy difícil no hablar con ella durante un año.

    Habían pasado dos semanas de aquello y de su primer aniversario y James se encontraba fatal, no comía nada y si lo hacía, vomitaba todo. Los únicos que se dieron cuenta fue Remus y Lily.

    -James... ¿podemos hablar?-le preguntó Lily en el comedor.

    Los chicos prestaron atención a la conversación, Sirius el que más, pues pensaba que Lily le pediría a James salir y eso no lo permitiría, nada de eso.

    -Claro, Lily.-dijo James sonriendo.

    -¿Puede ser en privado?-dijo mirando a sus amigos.

    -Eh... cla-claro.-dijo James nervioso.

    Los dos salieron del salón captado varias miradas, las de los merodeadores y las de varios Slytherin.


    Harry se extrañó por eso, vio como los chicos los seguían sin que ellos se dieran cuenta y Harry sonrió con dulzura, Sirius cuando quería era muy posesivo.

    -James... ¿hace cuanto que no comes bien y cuando lo haces vomitas?-preguntó.

    -Hace varias semanas... ¿por qué?-preguntó.

    -¿Has ido a ver a la enfermera?-preguntó.

    -Sí, me ha dado unas pastillas pero nada.


    Harry vio como los chicos se escondían detrás de unas estatuas.

    -Ummm... ¿podría ser?-murmuró para sí misma.-Dime una cosa... y quiero la verdad.-le amenazó y vio como asentía:-Estás saliendo con Sirius...¿Verdad?-preguntó con una sonrisa maternal dejando a James con la boca abierta y a Remus y Peter que estaban detrás de las estatuas automáticamente se giraron hacia Sirius y este les rehuyó la mirada haciendo que abrieran la boca con sorpresa.

    -Ehh... sí.-afirmó un poco apenado.

    -Esta pregunta también es difícil para mi, así que los dos nos vamos a avergonzar... ¿en esa relación quién recibe?-preguntó Lily un poco sonrojada haciendo que James se pusiera como un tomate.

    -...Yo.-dijo sin apenas voz, muy bajito que Lily tuvo que afinar el oído.

    Remus, Frank, Peter y Charlie abrieron aún más los ojos haciendo que Sirius sonriera juguetón.

    -James... es posible que seas un mago fértil y que estés esperando un hijo.-no fue una pregunta, fue una afirmación.

    Afirmación que dejó a todos con la boca abierta.



    ¿¡Cómo!? ¡Ahora si que no entiendía nada! ¿Qué está pasando? ¿Cómo que su padre estaba embarazado de él? Entonces... Lily no era su madre y su padrino era su padre... ¿Qué es esto?


    -¿Qu-qué has di-dicho?-preguntó James como pudo.

    -James me sorprende que siendo mago de nacimiento (sangre pura) no sepas eso. Hay magos que pueden quedar en cinta.-le explicó.

    -No puede ser... es imposible... yo...-no acabó de decir nada cuando se desmayó. Antes de que tocara el suelo, unos fuertes brazos agarraron a James suavemente sujetándolo.

    Sirius al ver que su bebé se ponía nervioso y que se iba a desmayar fue corriendo para sujetarlo y cargarlo estilo princesa sorprendiendo a los otros tres presentes.

    -¿Es cierto lo que dices?-le preguntó nervioso Sirius.

    -Claro... ¿por quién me tomas?-preguntó ofendida.-Tienes tus razones para dudar, pero yo jamás os mentiría.

    -De acuerdo... te creo... y creo que lo mejor sería que lleváramos a James a la sala de Griffindor.-comentó Sirius.

    -¿Por qué no a la enfermería?-preguntó Remus.

    -Os lo cuento allí.-dijo Sirius empezando a andar.

    Una vez en la sala común, subieron a los dormitorios de los chicos. Todos los merodeadores dormían juntos, una gran ventaja. Sirius cerró la puerta con un hechizo y con un silenciador.

    -¿Por qué no quieres ir a la enfermería?-preguntó Frank.

    -Chicos el otro día me colé en el despacho de Dumbledore con la capa de la invisibilidad para recuperar una cosa que me había quitado en una clase y vi a Dumbledore hablar con un hombre de James... Ellos decían que era el heredero de Merlín y que cuando saliéramos de Hogwarts le raptarían y le quitarían todo su poder. Él no lo sabe, y tampoco sabe que lleva un hechizo que le impide usar toda su magia.-explicó preocupado.

    -Por eso James no puede usar algunos hechizos.-murmuró Charlie.

    -Exacto, el hechizo le impide usar o realizar bien algunos hechizos.-les dijo.

    -Eso no se puede hacer... debemos avisar al ministerio.-dijo Lily.

    -No podemos... el hombre con el que Dumbledore estaba hablando era la mano derecha del ministro de magia.-dijo Sirius.

    -¿Qué haremos?.-preguntó Peter.

    -Hay unas personas en las que si podemos confiar.-dijo Sirius.

    -¿En quienes?-preguntó Remus.

    -Mis... mis... padres y en algunos Slytherins.-dijo Sirius.

    -¡Pero Sirius... tus padres te odian!-exclamó Peter.

    -No literalmente... eso solo es un truco para que Dumbledore no sospeche nada, mis padres están al corriente de toda la conversación que oí.-dijo Sirius:-A demás se alegraron un montón de que mi pareja fuera James, aunque se disgustaron un poco de que fuera hombre pues pensaban que no tendrían nietos, pero con lo que nos ha dicho Lily ahora... creo que se alegraran muchísimo.-comentó.

    -¿Y quién más nos va a ayudar?-preguntó Charlie.

    -A ver... los Malfoy, los Nott, los Black, los Zabini, los Parkinson, los Diggory, los Lestrange, los Crouch, los Prewett y los Potter...-dijo enumerando y Sirius paró mirando a sus amigos.

    -Sirius continúa.-le pidió Remus amablemente.

    -Y yo os pido que no chilléis cuando diga el ultimo apellido ni me tachéis de loco... R-Riddle.-dijo dejando a sus amigos blancos como la cal.

    -Jajajaja... que chistoso, no en serio. Di el nombre de una vez Sirius.-dijo Charlie riendo.

    Sirius lo miró mal, pero no dijo nada. Sus amigos entendieron el gesto y pasaron de blanco a morado.

    -¿¡QUE QUÉ!?-chillaron.

    -¿¡SE TE HA IDO LA OLLA... SIRIUS ES UN ASESINO, A-SE-SI-NO!? ¡NO ES TAN DIFÍCIL!-le gritó Remus.


    Harry se quedó más blanco que ellos, si antes no entendía nada, ahora no tenía ni puta idea de lo que estaba ocurriendo.

    -No es un asesino y antes de que volváis a hablar dejarme que os explique. Riddle no es el asesino, Voldemort des Dumbledore en realidad, es él quién está detrás de todas esas muertes.

    -No puede ser cierto.-dijo Charlie.

    -Si lo es, Dumbledore vio una oportunidad cuando vio que Riddle era el heredero de Slytherin. Vamos pensarlo bien, se decía Salazar Slytherin quería eliminar a los muggles.-dijo Sirius (n/a: sip, Sirius no es tan idiota)

    -Tienes razón...-dijo Frank:-Sirius, tú sabes que mis padres piensan con el corazón que los merodeadores somos sus hijos y nunca les han caído bien Dumbledore así que creo que ellos también pueden ayudar.-añadió.

    -Muchas gracias.

    -Y los míos.-dijo Remus.

    -También los míos.-dijo Peter.

    -Yo... yo no creo que mis padres ayuden... son muy devotos a Dumbledore.-dijo Charlie triste.

    -No te preocupes, lo sabemos, pero te tenemos a ti.-dijo Sirius con una sonrisa que tranquilizó a Charlie.

    -Chicos... mis padres también podrían ayudar, ya que... ¿qué mejor sitio para esconder a James por si pasa algo, que el mundo muggle, a demás, habéis estado en mi casa y sabéis que os adoran.-dijo Lily.

    -Bien pensado, ah, se me olvidaba, también los Snape ayudan.-comentó Sirius.

    -¿Los padres de James saben que...?-no terminó de preguntar Frank cuando Sirius ya estaba respondiendo.

    -No, no saben que su hijo está en cinta o que es fértil, sino creeme que esto no hubiera pasado... aún.-dijo con una sonrisa haciendo que los demás rodarán los ojos.

    -¿Y que haremos con James? Alguien tiene que revisarle para ver si el bebé está bien.-Dijo Frank.

    -Llamaré a mis padres y a los suyos y en la próxima salida a Hogsmeade iremos a visitar a el medimago de confianza de mis padres.-dijo Sirius.

    -Um...-oyeron como James se quejaba y se levantaba:-He tenido un sueño muy raro.-dijo James tocándose la frente.

    -No fue un sueño James.-dijo Sirius con una sonrisa.

    -¿Qué?-preguntó anonadado.

    -Los dejamos solos para que hablen, estaremos fuera para ver si alguien viene.-dijo Charlie. Sirius asintió.

    -¿Sirius... entonces...?

    -Sí, bebé, puede ser de que estés...-tragó saliva.-En cinta.-Al terminar de decir eso James empezó a llorar, Sirius se lo tomó mal y pensó que James no quería al bebé:-A... ¿a..a ca-caso tu no... lo quieres?-preguntó nervioso, con ganas de llorar, sí su James quería abortar, no se lo negaría si eso le hacía feliz a su bebé, pero, por otra parte le haría infinitamente feliz ser papá. Papá. Que bien sonaba esa palabra.

    -¡NO! ¡Nada de eso Sirius!... solo...-empezó a decir.

    -Solo ¿qué? Amor.-le incitó a decir.

    -Tengo miedo... estamos a mediados de nuestro último año y somos muy jóvenes... ¿crees que estaremos preparados?-preguntó con sus ojitos llenos de lágrimas.

    Sirius le agarró de las mejillas suavemente y le limpió las lágrimas, era hora de madurar, por James, por su hijo, por su nueva familia:-James, nadie está preparado para esto. De lo que estoy seguro es de que serás un gran padre, uno brillante y que nuestro bebé crecerá fuerte y valiente, porque tendrá una mamá que es así, brillante, fuerte y valiente.-dijo besándole tiernamente los labios.

    James le miró mal. Muy mal:-¿Acabas de llamarme mamá?-haciendo que Sirius riera.

    -¿A caso no lo eres? Que yo sepa las mamás son las que llevan al bebé en el vientre.-dijo mientras besaba los ojos de James, su nariz, sus mejillas, su frente... haciendo que este riera divertido.

    -Para... jajajaja... me haces cosquillas.-dijo riendo.


    Harry sonrió ante la escena, estaba muy alegre, pero por otra parte, terriblemente enfadado, enfadado con Dumbledore y con la gente que le estuvo ocultando esto. Llegaría al fondo de esto y cuando lo haga, hará pagar a Dumbledore todos su pecados.


    Sirius paró, miró a James con infinito amor y con el corazón en la mano dijo:-Te amo, ¿me oyes? TE A-MO y a nuestro bebé igual, os amo a los dos.-arguyó, haciendo que a James se le escaparan lágrimas de felicidad.

    -Yo también amor. Yo también.-dijo mientras se besaban:-Tengamos a este bebé.

    -No me negaré, jamás lo haré.-dijo con una sonrisa y besando la frente de James con dulzura.

    En ese momento, los chicos entraron.-¿Y bien, qué habéis decidido?-preguntó nervioso Frank.

    James y Sirius se miraron y sonrieron y a la vez dijeron:-Vamos a tener al bebé.

    Lily saltó de alegría y se tiró a abrazarles, los demás igual.-Bueno, ahora tenemos pociones.-dijo Lily.

    -En un segundo vamos.-dijo Sirius hablando por él y por James.

    -Sirius, ¿puedo hablar contigo un segundo?-preguntó Lily.

    Sirius asintió y se acercó a Lily que lo arrastró hasta una de las esquinas de la habitación.-¿Vas a decirle a James lo des sus poderes?

    -Cuando encuentre el momento.-dijo Sirius.

    -¿Crees que el viejo Slughorn nos ayudaría? No es muy amigable con Dumbledore.-comentó.

    -Tienes razón, los chicos lo pillaremos y se lo preguntaremos. Si se niega, le borraremos el recuerdo no vaya a ser que avise a Dumbledore.-argumentó.

    -Has madurado.-arguyó con ternura.

    -Amo a dos personas, una me acabo de enterar que existe y de la otra ya llevaba tiempo enamorado, y da la casualidad de que esas dos personas son mi nueva familia, mi propia familia.-habló con determinación. Nadie iba a dañar a su hermosa familia y a su querido hijo.

    Lily sonrió, al fin había llegado el momento que esperaba. Aquel en la que los chicos por fin madurarían. Han tardado, pero cada uno lo ha ido haciendo poco a poco. Le apretó la mano en forma de apoyo y comentó:-No tardéis.-Y salió de la habitación siendo seguida de los chicos.

    En cuanto salieron de la habitación, Sirius mostró su enojo, ¿por qué James no le había comentado nada de que se encontraba mal? ¿Y si en vez de un embarazo, Dumbledore había mandado a envenenar su comida o algo por el estilo? Si lo llegaba a perder no sabría lo que haría, pero seguro que se moriría. No quería ni pensar en la idea. Su James muerto, la sola idea le daba ganas de guardar a James bajo llave.

    James se asustó, jamás había visto a Sirius tan enfadado y reculó un poco.-¿Sirius?-veía como Sirius seguía sin moverse mirando a la nada y de repente le miraba y echa a andar hacia él muy enfadado. Veía a Sirius acercarse apretando los puños, con el entrecejo fruncido y la vena del cuello dando a conocer su autocontrol. James volvió a andar hacia atrás cuando vio que Sirius llegaba a su lado haciendo que Sirius se enfadara un poco más. James se asustó, y pensaba que le iba a hacer algo malo, como sentido protector se llevó la mano al vientre pero no dejó de andar hacia atrás hasta chocar contra la pared. Las lágrimas en su cara ya eran visibles y la mueca de miedo en su rostro igual.-Sirius.-susurró con miedo, como un niño a su padre cuando sabe que este le va a regañar y castigar. Notó como Sirius se acercaba más rápido y cerró sus ojos con miedo y apretó más su mano contra su barriga. Gimoteó de dolor al notar las manos de Sirius agarrar sus brazas muy fuerte y notó como era zarandeado.

    -¿¡SE PUEDE SABER POR QUÉ NO ME DIJISTE QUE ESTABAS MAL!? ¿¡QUÉ PASARÍA SI EN VEZ DE ESTAR EMBARAZADO HUBIERA SIDO POR COMER ALGO ENVENENADO!? ¿¡TIENES IDEA DEL MIEDO QUE HE PASADO, QUE ESTOY PASANDO, Y SI NO ES UN EMBARAZO!?-preguntó Sirius zarandeándole.-¡JAMES CHARLIUS POTTER MÍRAME CUANDO TE HABLO!-le gritó furioso haciendo que James se sorprendiera y llorara más fuerte.-¡MÍRAME!-le chilló histérico y le zarandeó.

    James con miedo abrió los ojos poco a poco y al fijarse bien en Sirius los abrió de golpe. Sirius estaba llorando.-Si-Sirius.-gimoteó, de dolor y de sorpresa.

    Sirius se dio cuenta de que le estaba agarrando muy fuerte y le soltó un poco el agarre para, acto seguido, lanzarse a el abrazándole y llorando.-No vuelva a hacerme esto, si te pasara algo yo... Se supone que soy tu novio, deberías de contarme todo esto, tengo derecho.-le dijo como un niño pequeño.

    James escondió su rostro en el cuello de Sirius y le pidió perdón como un niño pequeño desconsolado.

    Sirius le apartó con dulzura y besó sus mejillas limpiando el rastro de lágrimas.-Perdóname tú a mi, te he echo daño.-dijo mientras le acariciaba la zona del agarre aliviando el dolor.

    James volvió a esconder su cara en su cuello y a pasar sus manos por su cuello para acariciarle el pelo. Sirius le acariciaba la espalda con ternura y de vez en cuando le besaba la cabeza y aspiraba su aroma. Le tranquilizaba, James era el único que podía tranquilizarle, no desde el principio pero si le tranquilizaba. Estaba seguro que si estuviera con otra persona el enfado le duraría por lo menos dos horas, con James solo son segundos. Notó que James temblaba y que se adormecía, pobre, le había asustado hasta atontarlo. Se inclinó un poco para abajo y le agarró de los muslos y les daba un suave apretón hacia arriba para que James saltara y se quedara agarrado a el con las piernas a cada lado de su cadera y se acercó a la cama donde se sentó con James aún encima de él y le acarició los muslos de abajo a arriba con suavidad hasta llegar a las nalgas donde las acarició con tranquilidad. En ese movimiento no había nada de morbosidad. Sirius siguió subiendo las manos hasta la espalda baja y las subió acariciando la espalda hasta el cuello y pasó a acariciar los laterales de James hacia abajo hasta que llegó a la espalda baja donde repitió el mismo movimiento. Tranquilizándolo. Empezó a besarle el cuello subiendo los besos hasta la mejilla. Notó como James cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás.- Te amo.-le dijo con suavidad mientras le besaba.


    Harry sonreía, se veían tan bien, pero, de repente se quedó estático, si su padre estaba vivo, ¿por qué no le recordaba? Es decir, debería haberle dicho quién era en realidad. Tendría que llegar hasta el final. El recuerdo se fue emborronando hasta que apareció otro distinto, uno en el que sus padres no eran los protagonistas, si no un lobito.



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    Un chico iba andando por un pasillo, tenía el pelo castaño y largo atado en una cola baja con un lazo pero aún así con algunos mechones libres, con ropa de segunda mano, pero no por eso menos guapo, era Remus e iba a la biblioteca, iba a mirar todo lo relacionado con Merlín y si había algo sobre los herederos. Había tenido que mentir en clase de pociones diciendo que James y Sirius no se encontraban bien. Sonrió, Sirius y James habían encontrado su propia felicidad. Pero su sonrisa no era del todo feliz, había un deje de tristeza, melancolía y envidia.

    Harry frunció el ceño. Jamás había visto esa mueca en Remus. Siempre lo había visto alegre, pero esa mueca le molestaba.

    Remus entró en la biblioteca, dejó su mochila en uno de los sillones, uno en el que siempre se sentaba y empezó a pasar su mano por los laterales de los libros leyendo sus títulos. Siempre hacía lo mismo, siempre pasaba las manos por los bordes de los libros con suavidad, notando la tapa de estos, y con la mirada perdida en cada uno, leyendo los hermosos títulos.

    La gente que le veía hacer eso siempre se quedaban embobados, Remus trasmitía sensualidad y misterio, y con esas cicatrices y con la mirada perdida, daba un deje de salvajismo. Nadie sabía el porqué de esas dos cicatrices en su mejilla izquierda, pero sabían que no era de su incumbencia.


    Harry se fijó en un chico de pelo rubio, casi platinado. «Malfoy» se dijo. Miraba como Lucius dejaba de mirar su libro y veía como Lucius dirigía su mirada de reojo a Remus y se extrañó. «¿Un Malfoy mirando a un mestizo?» se preguntó burlón. Y miró como Lucius alzaba la mirada por completo a Remus, haciendo que Harry también la guiara a él. Vio como Remus intentaba alcanzar un libro de la estantería más alta y al no llegar se puso de puntillas con una mano apoyada a la estantería y con otra intentando agarrarlo con una mueca de precisión en la cara, la escena le hizo reír. Pero se acordó de Malfoy y se volvió a girar hacia él y se llevó la sorpresa de que Lucius estaba andando hacia Remus, como le gustaría estar allí y evitar que seguro fuera a burlarse de él. Pero su sorpresa fue que se colocó justamente detrás de Remus y le cogió el libro. Se fijo en Remus y este estaba sonrojado. Sonrió. Haber que sucedería ahora con él.

    Remus intentaba agarrar el libro cuando notó una presencia detrás de él, un olor a césped y chocolate, se sonrojó, era Lu... Malfoy. Y notó como un cuerpo se apegaba a él, un cuerpo mucho más grande y se sonrojó aún más al sentirse aprisionado contra él y la estantería.

    Lucius llevaba sentado en el sofá leyendo tranquilamente un libro cuando notó a cierto griffindor, el mismo de siempre. Lo sabía, estaba mal lo que hacía pero simplemente no podía negarlo, desde hace meses que llevaba yendo a la biblioteca a la misma hora, la misma hora a la que él iba y se marchaba a la misma hora que él lo hacía. Lo sabía, sabía que su parte veela había encontrado a su pareja. Él. Y había estado observándole desde hace meses para saber como era. Para conquistarle, porque iba a ser suyo. Suyo y de nadie más. Al ver como se inclinaba para alcanzar su libro le llamo la atención demasiado y la dirigió a una parte específica. Su trasero. Al inclinarse hacía que se viera más respingón, se relamió los labios. Se fijó alrededor para saber si alguien se había dado cuenta de su gesto, pero estaban más ocupados viendo a Remus y eso le enfureció. Nadie miraría a su pareja de la forma en la que lo estaban mirando, y antes de que algún “bonachón” ayudara a Remus a coger el libro, lo hizo él. Para que dejaran de mirarle y para simplemente oler ese aroma que le nublaba la mente. Se acercó con rapidez y con elegancia y aprisionó disimuladamente a Remus contra la estantería, sintiendo el calor de este y su aroma, y le cogió el libro. Se despegó un poco notando que su pareja se había puesto algo nervioso y algo excitado, sonrió levemente.-Ten.-le dijo. Sus manos le picaban, quería tocar un poco más de piel.

    -Gr-gracias.-le dijo rojo de la vergüenza.

    Lucius no contestó, solamente se giró y echó a andar. Pero no dio ni dos pasos cuando sintió que una mano sujetaba su túnica. Se tensó un poco, pero al notar quien era se relajó y sonrió por unos segundos y se giró. Levantó una de sus cejas con su clásica mueca de póquer como forma de pregunta.

    -Me... me preguntaba si... si tu conoces algún... li-libro sobre M-Merlín.-le comentó cerrando sus hermosos ojos dorado creyendo saber la respuesta; un rotundo no.

    Lucius pensó que esta sería su oportunidad y no la iba a dejar marchar y ya de paso advertiría a los que habían osado mirar a SU CHICO. Se acercó hacia él y le agarró de la cadera acercándolo a su cuerpo de un movimiento certero haciendo que su pareja abriera sus hermosos ojos con sorpresa, sonrió gatunamente y se inclino hasta quedar a su altura para susurrarle en el oído.-A media noche, aquí, en la puerta de la sección prohibida.-para después lamer y morder con sensualidad su lóbulo haciendo que Remus se estremeciera y gimiera bajito.

    Lucius se fijó en las personas que había alrededor y aún sin soltar a su presa posesivamente les lanzó una mirada que heló la sangre a todos y que salieron pitando dejando en el pasillo a esos dos solos. Gruñó gustoso y aspiró el aroma de Remus.

    Si los de la sala sa había quedado mudos y con la boca abierta. Harry estaba seguro de que la suya llegaba al suelo. Malfoy estaba enamorado de Remus. Ya nada podía ir peor. (N/A: Harry, tú solo espera y verás)

    -M-Malfoy.-susurró bajo. El agarre de Malfoy le estaba poniendo nervioso y se había derretido con la mordida en su lóbulo. Haciendo que su corazón saltara de alegría y que su lobo interior se dejara hacer sumisamente. Se estremeció cuando recibió como respuesta un gruñido y el brazo de Malfoy apretando el agarre haciendo que se elevara de puntillas. Se sintió más nervioso aún cuando notó que Malfoy le agarraba el pelo y le tiraba suavemente haciendo que elevara su mirada hacia arriba. Sus piernas temblaban, y estaba sonrojado seguro. Dio un pequeño y bajo grito de sorpresa cuando sintió la lengua de Malfoy lamer desde su cuello bajo, pasando por su nuez hasta la barbilla. Dejó caer el libro al suelo y se agarró al la túnica de Malfoy.

    -A la mierda... no puedo esperar.-murmuró bajo y muy rápido haciendo que Remus no entendiera nada de lo que había dicho.

    -¿Qué-¡Mmmmh!?-trató de hablar, pero fue impedido por los carnosos labios de Lucius.

    Lucius no aguantaba más, el sentir el aroma de Remus tan dulce y que se intensificó por estar excitado le nubló el juicio y mando al carajo el poco juicio que le quedaba, al oírle gemir por el mordisco en su lóbulo y por su lengua en su cuello le había vuelto loco. A la mierda todo. Devoró sus labios con ferocidad y sensualidad manteniendo aún su mano sobre sus hermosos cabellos y el agarre de su brazo en esa cinturita que le traía desquiciado y esas caderas y piernas que le hacían babear como un tonto cada vez que le vía andar. Le atrajo aún más haciendo que se sorprendiera y abriera la boca permitiendo que su lengua entrara en esa boca con la que llevaba meses soñando poder probar y dominar. La lengua de Malfoy se movía experta probando y conociendo la cavidad tan caliente. Notó como Remus le seguía el ritmo torpemente y sonrió. Era el primer beso de Remus seguro y sonrió por eso. Se enfureció al pensar que otro ya le podría haber besado y por eso dirigió la mano donde tenía agarrados los cabellos de Remus y la dirigió a las nalgas al igual que la otra apretándolas suavemente haciendo que Remus gimiera y se apegara a él haciendo notar su excitación logrando así que él gruñera. Le impulsó para que Remus se agarrara a su cintura con sus hermosas piernas y gimiera.

    Remus estaba temblando, los besos de Lucius eran lentos y rápidos a la vez, haciendo que se perdiera en la locura. Cada vez que sus lenguas chocaba, se acariciaban, se rozaban, hacía que una corriente eléctrica recorriera su cuerpo hasta llegar a su parte íntima.

    Lucius volvió en sí y se dio cuenta de que estaba en la biblioteca, gruñó molesto. Se separó de esos labios que le volvían loco, sin antes morderle dulcemente el labio inferior haciéndole suspirar.-Cambio de planes, espero que no te molesten las apariciones.-murmuró con una sonrisa. Con un hechizo atrajo las cosas de él y de su presa y convocó una aparición.

    Remus lo miró extrañado y antes de que pudiera preguntar o responder dio un pequeño grito al sentir el clásico revolvimiento de las apariciones. Cerró los ojos y se agarró con fuerza a la túnica de Malfoy.

    -Ya puedes abrir los ojos, lobito.-dijo con suavidad apartando los mechones sueltos de la cara de Remus y acariciando sus cicatrices.-Estas son de hace poco... ¿cuándo?,era cierto, a todos les sorprendió que Remus apareciera un lunes con esas dos cicatrices en la cara. Se sintió mal, seguro que le habían dolido. Las besó despacio y con cuidado, como si quisiera borrar ese dolor con amor.

    -¿Por qué haces esto?-preguntó confuso y con lágrimas en los ojos. Creía que solo lo hacía para burlarse de él. Pero se sentía tan bien. Esas caricias de amor no se podían comparar ni con el mejor chocolate del mundo.

    Lucius sintió un pinchazo en el corazón y cogió con cuidado las mejillas de Remus intentando quitarle las lágrimas con miramiento.-Porque estoy enamorado de ti y porque mi parte veela te ha elegido como mi pareja aceptando tu condición lobuna.- y le dio un pico con lentitud y cariño.

    Y Remus sonrió, sonrió como siempre lo había deseado. Sinceramente y sin tener que fingir nada más. Pero luego su mirada se oscureció de repente dejando a los dos presentes desconcertados. Y sin esperar empezó a llorar.

    -MI lobito ¿por qué lloras?-preguntó mientras se arrodillaba delante de él y le limpiaba las lágrimas.

    -A tus padres no le hará gracia que estés conmigo.-dijo muy bajito. Tanto que Lucius tuvo que afinar el oído.

    -Lucius sonrió.-Mi lobito, ya saben que tu eres mi pareja y no se han negado ni nada. Podemos estar juntos, no te preocupes.-Le dijo con amor y le besaba despacio. Hace meses que les había enviado una carta diciendo que había encontrado a su pareja y que este era un mestizo y que si se negaban podían mandarle a la mierda porque él no se alejaría de su lobo. Sus padres claro está, no podían permitirse perder a su único heredero, bien sabían que si un veela o cualquier criatura mágica era alejado de su pareja, este moriría. Y eso no lo iban a permitir, a demás de que confiaban en su hijo cuando este les dijo que era la única persona que se merecía tenerle, que era valiente, listo y muy hermoso a pesar de que tenía dos cicatrices en sus mejillas. Así que lo aceptaron, porque si ese muchacho era digno de su primogénito, es porque era una persona maravillosa.

    -Sabes a chocolate.-le dijo Lucius.

    -Tu también.

    Ambos se sonrieron y se volvieron a besar sin descanso.




    _______________





    Harry notó que el recuerdo comenzaba a cambiar de nuevo dando paso a una cabellera castaña y a un muchacho algo bajito y patoso. “Frank” pensó.

    En efecto, Frank Longbottom iba corriendo en dirección a la enfermería para cumplir su castigo de hace unos pocos días. EL castigo esta vez era simple. Ayudar a Madame Pomfrey en cualquier cosa que necesite durante todas las tardes durante tres meses. Si bien el castigo no era malo, pero si algo aburrido y monótono.

    -¡Oh querido!... ¿ya estás aquí?-preguntó Madame.

    -Si Madame.-dijo mientras dejaba su cartera en una esquina y colgaba su túnica en un perchero y se remangaba las mangas de la camisa, a la vez que se desapretaba el nudo de la corbata y la dejaba algo suelta, dejando así su camisa levemente abierta.

    -¿En qué la ayudo?-preguntó.

    -¡Oh! ¡Bien! Sí... a ver... los alumnos de tu curso de Slytherin han tenido clases de Encantamientos y uno de ellos ha resultado gravemente herido, pero no demasiado y no tiene nada peligroso si no toma su remedio en menos de 24 horas.-comentó.

    -Vamos a ver, quiere decir que necesita atención inmediata porque está gravemente herido pero no lo suficiente como para cascarla, pero que debería tomarse su remedio.-resumió más fácil de entender.

    -Coloquialmente hablando... sí.-asintió.

    -¿Qué tengo que hacer?

    -El joven Crouch a sufrido un hechizo un poco peligroso pero está estable, por ahora... y necesito hacer la poción ya que no la tenemos preparada y seguramente tardemos toda la tarde. Tiene fiebre. Por tanto tú serás el encargado de hacer que no le suba demasiado. Lamentablemente no existen pociones para hacer bajar la fiebre, por lo tanto tendrás que hacerlo al estilo muggle. Coge agua fría y un paño y pasa lo por su frente y pecho limpiando el sudor regularmente y coge otro sin mojar e intenta quitar el agua de su cuerpo porque si no podría enfermar. Yo iré a preparar la poción, por ahora, la enfermería está cerrada. Pero creo que podrás hacer los deberes, intenta hacerlos todos y si no los terminas dime lo para que te haga un justificante, pero quiero la mayoría hechos joven.-diciendo esto se fue.

    Frank estaba muy nervioso, desde que había escuchado ese nombre se le habían puesto los pelos de punta. Estaba enamorado de él. Al principio se había alterado porque Madame le había dicho que estaba gravemente herido, pero no mucho. Confiaba en que Madame hiciera la poción y se la diera a tiempo. Se acercó y se sonrojó al verlo si camisa. Se le marcaban todos los músculos y su rostro estaba contraído en una mueca de dolor y murmuraba cosas sin sentido. Comenzó ha hacer lo que Madame le había dicho y cuando paró de limpiar el sudor y se levantó para coger su mochila para hacer los deberes, pero una mano se lo impidió agarrando su pequeña muñeca y dio un grito de sorpresa.

    -¿Dónde estoy?

    -Es-estás en la... en-enfermería, ¿có-cómo te encuentras?-le preguntó nervioso.

    -¿Qué se supone que haces tú aquí, Longbottom? ¿Y Madame Pomfrey?-le preguntó agarrando su muñeca con más fuerza haciendo que mostrara una mueca de dolor.

    -Me han castigado, y el castigo es ayudar a Madame. Ella ha salido a por ingredientes y a preparar tu poción.-le dijo. Notó como Bartemius le soltaba la mano con asco y su corazón se estrujó dolorosamente.

    -No necesito su ayuda, simple mestizo.-le escupió las palabras con recelo.

    -Pero mi castigo...

    -Me da igual tu castigo, no te he dado permiso para tocarme ni para cuidarme simple mestizo. Me das asco.-le dijo con desprecio.

    Frank sentía unas tremendas ganas de llorar, Crouch estaba siendo muy cruel con él por sus situación social. Era muy doloroso que el chico que te gusta te diga esas palabras. «Me das asco» esas palabras no paraban de repetirse en su mente. Su rostro se contrajo en una mueca de dolor profundo. Quería correr ya llorar, quería que sus amigos le consolaran. Bajó la mirada y dejó escapar un par de lágrimas. Hiciese lo que hiciese la gente siempre lograba hacerle sentir poca cosa e inservible. Tenía unas tremendas ganas de que la tierra le tragase.

    Bartemius sintió un pinchazo en su corazón cuando le dijo eso y vio la mueca de dolor y de tristeza del joven, pero, cuando este soltó esas pares de lágrimas, su corazón se apretó dolorosamente y en su rostro se formó una mueca de asombro y desconcierto solo por unos segundos. Este sentimiento. Su madre se lo había descrito igual. «Barty, cuando encuentres a la persona que ames y le hagas daño, tu corazón experimentara un dolor y una tristeza tan profunda que hará que tu alma se muera de dolor» Su madre tenía razón, fue ahí cuando recordó su promesa.

    ~Madre yo no quiero que esa persona sufra por mi culpa~dijo un pequeño de ocho años con lágrimas en los ojos.

    ~Entonces evita lo, Barty, evita que esa persona llore y sienta pena. Protege la y ama la. Pero sobre todo haz la feliz.~le dijo ella quitando sus lágrimas.

    ~Te prometo que siempre cuidaré de esa persona y que no le pasará nada malo, madre~

    ~Eso espero hijo, eso espero. Porque el amor es maravilloso, y aún más si es el primer y verdadero amor. Y el más difícil de encontrar y si no se cuida bien, se puede llegar a perder.~ le contestó y besó su frente.

    Dos días después, su madre murió.

    Bartemius cogió aire. Longbottom era su pareja destinada y este estaba llorando por su culpa, pensó en algo que sentará como una disculpa, pero al no encontrar nada decidió tragarse su orgullo por él.-Lo siento... me duele demasiado la cabeza y no se lo que digo, por favor, perdona me.-dijo sorprendiendo al contrario, haciendo que se sorprendiera pero luego sonriera. Su corazón dio un vuelco, nadie le había dirigido una sonrisa tan sincera y verdadera, no después de la muerte de su madre. Cuando ella murió su corazón se oscureció y se volvió una persona fría y solitaria. Y sabía que aquel dulce leoncito sería su luz en su propia oscuridad.

    -No pasa nada.-dijo limpiando se como podía las lágrimas.

    Bartemius no dijo nada, sabía que le había dolido su comentario y que tenía que hacer que se sintiera mejor. Con dulzura quitó el mismo lo que él había causado. Sorprendiendo otra vez al otro muchacho y haciendo que se sonrojara. Se armó de valor y atrajo al muchacho a él y murmuró.-No sabes lo hermoso que eres y lo mucho que me gustas, por favor deja me arrepentirme de mis actos y pedirte perdón como Merlín manda.-no le dio tiempo a que Frank reaccionara y le cogió de la cintura y de un solo movimiento lo subió encima de él y le besó.

    Frank se quedó quieto, pero cuando notó los labios sobre los suyos cerró los ojos empezó a corresponderle. Colocó sus manos en el cuello de Bartemius y pasó una mano por su pelo enredando sus manos es el y tirando suavemente haciendo que este suspirara y enredara sus manos en sus caderas.

    Los besos se tornaron más calientes. Barty metió sus manos entre la camisa de Frank y empezó a acariciar la espalda de este con suavidad, pasando sus manos por la espalda y por los costados de Frank haciendo que este gimiera y arqueara la espalda, abriendo la boca. No perdió tiempo y metió su lengua en la boca de Frank. En ese momento ambos gimieron debido a la explosión de sensaciones. Ambas lenguas se encontraron y se chocaron creando una dulce fricción entre ellas. Las lenguas se chocaban, se encontraban. Barty en medio de la pasión apretó a Frank aún más contra él.

    Se separaron acalorados, ambos sonrojados, uno por vergüenza y por ser besado y el otro por la fiebre. Barty dejó su cabeza caer sobre el hombro de Frank jadeando. La cabeza le daba vueltas por no haber respirado bien durante... bueno... quién sabe durante cuanto tiempo.

    -¿Te encuentras bien?-le preguntó Frank preocupado, echando se un poco para atrás ya que Barty, con miedo de que Frank se alejara había apretado el agarre y le cogió de las mejillas e hizo que sus frentes se juntaran haciendo que Barty se sonrojara un poco más debido al cariño con el que estaba siendo tratado.-Creo que te ha subido la fiebre.-comentó y se intentó bajar pero fue impedido y se giró para ver a Barty.-Crouch solo voy a por la toalla húmeda.-comentó divertido.

    -Barty.-dijo él.

    Frank le miró dudoso.-¿Perdona?

    -Barty, quiero que me llames Barty.- dijo mientras le pasaba una mano por la mejilla y le atraía para darle un pequeño pico. Vio como Frank sonreía y se estiraba un poco para coger el paño. Barty se quedó embobado al ver como su dulce leoncito se estiraba para coger el paño. Se relamió los labios y miró el trasero de su gatito. Joder. No lo resistió y le apretó una nalga haciendo que Frank soltara un pequeño chillido y se girara sorprendido y le dirigió una cara juguetona haciendo que se sonrojara. Le dieron ganas de morder le esas mejillas.

    -¿Pu-puedo?-preguntó nervioso señalando el paño.

    Barty sonrió y se dejó caer en la cama con los brazos extendidos.-Soy todo tuyo nene.-le dijo con una sonrisa pícara. Notó como se ponía nervioso, y como no quería que su leoncito saliera corriendo posó una mano en uno de los muslos de Frank que rodeaban su cintura y lo acarició.

    Frank más relajado pasó con cuidado el paño por la cara de Barty y luego pasó al cuello, todo eso sin perder el contacto entre sus ojos. Marrón contra negro. Frank se relamió los labios cuando pasó el paño por el pecho de Barty y le escucho suspirar y vio como cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás y le acariciaba sus muslo con más ímpetu.-¿Por qué no descansas? yo mientras debo hacer los deberes.-le preguntó suavemente Frank.

    -Debería.-dijo adormilado por las caricias de su león.-Pero antes dame un beso.-demandó como un niño pequeño haciendo sonreír a Frank, quien se acercó y le dio un beso, Se estuvo encima de él hasta que este se durmió por completo y se dispuso a hacer sus deberes con una sonrisa bobalicona.

    Pasaron las horas y Frank había terminado sus deberes en tiempo récord solamente para poder quedarse viendo a Barty.

    Eran las ocho cuando la enfermera llegó y se sorprendió al ver que el muchacho había hecho todos los deberes y que este se había quedado dormido. Pero eso no le sorprendió. Lo que le sorprendió fue que el joven Crouch estaba despierto y acariciaba la cabeza del joven Longbottom con mucho amor. Para no incomodar a nadie no hizo preguntas, simplemente le dio la poción y le dijo que, viendo que estaba bien se podía ir. Y para que no hubiera ningún problema en los pasillos, ya que habían dado hace media hora el toque de queda, les había dado a cada uno un justificante.

    Barty le dio un asentimiento como agradecimiento, decidió no despertar a su lindo leoncito, así que se lo llevo en brazos dejando a la enfermera y a Harry asombrados.

    Al llegar a la casa de Griffindor, Barty empezó a repartir besitos en la cara de Frank, quien arrugó un poco la cara, pero luego abrió los ojitos y le dedicó una gran sonrisa. Barty le acercó a él y le besó en despedida, no sin un...-Buenas noches mi dulce leoncito. Te espero mañana a las ocho en el tercer piso.-le dijo susurrándole al oído y le dio un beso en el lóbulo más un apretón a una de sus nalgas.

    Frank se sonrojó mucho y con mucha vergüenza y rapidez le dio un pico, le cogió su mochila y corrió a entrar a su casa dejando a un divertido Barty en la puerta. Negó con diversión y se fue de allí pensando en esos ojos avellana.





    Continuará


    Edited by kiriekuru-chan~ - 14/9/2016, 09:36
  6. .
    -Hola, hola, lamento muchísimo este retraso de... bueno de muchos días- :=EEEE: :=EEEE:
    -Shh... calla que ya empieza. :=tardesds: :=tardesds:
    -Oye, que la que cuenta la historia soy yo. :=¬¬: :=¬¬: :=¬¬:
    -Ya, ya, por eso, calla y empieza. :=duouou: :=duouou: :=duouou: :=duouou: :=duouou:
    -Ok. Aquí está vuestro capítulo esperado. :=WTFf: :=WTFf: :=WTFf:




    Capítulo IV






    -Sabes...-dijo Régulus acariciándole las nalgas.
    -¿Qué?-preguntó algo incómodo por el objeto que llevaba.
    -En el mundo muggle hay muchas cosas... una de ellas son los consoladores y los tampones anales.-dijo mientas presionaba el objeto haciendo que se moviera y haciéndole jadear.
    -Y... ¿qué hacen?-preguntó intentando recuperar el aliento.
    -Un vibrador hace esto.-dijo mientras le enseñaba un mando y movía una rueda hasta el punto uno y Sirius abrió la boca notando como el objeto vibraba y rozaba sus paredes anales aún sensibles:-Los hay con distintos niveles y formas... he comprado un montón de cosas... creo que ahora en adelante nos divertiremos bastante.-dijo con una sonrisa socarrona.
    -Reg...-gimoteó.
    -¿Sabes otra cosa? Hemos quedado con los chicos.-dijo Régulus.
    -Entonces me lo tengo que quitar.-dijo Sirius que hizo un amago para quitarse el objeto pero la mano de Régulus se lo impidió y lo miró interrogante.
    -Creo que no me has entendido... no te lo vas a quitar iremos a comer y nos divertiremos... pero creo que yo más.-dijo riendo:-Ah... esto es para ti.-dijo sacando un aro.
    -Pero eso es demasiado grande para mis dedos.-se quejó.
    -No es para eso.-dijo riendo levemente gracias a la inocencia de Sirius... Aunque haya estado en Azkaban no la había perdido, cogió el aro y lo deslizó suavemente por las longitud del miembro de Sirius.
    -¿Para que sirve?
    -Esto te impedirá correrte.-dijo mientras besaba su cuello con suavidad y sus labios.
    Sirius no dijo nada, sabía que era imposible negarse, así que se levantó y se fue a vestir, cuando se estaba poniendo la camiseta tuvo que agarrarse al armario debido a que el aparato vibró y oyó la risa de Régulus.
    -No tiene...umm... gra-gracias.-dijo como pudo. Sus piernas temblaban y notaba como su interior se apretaba notando aún mas el aparato. Al cabo de unos minutos el objeto paró y el suspiró aliviado.
    -Pon te la túnica negra... esa te sienta fenomenal.-dijo Régulus mientas besaba su lóbulo y le acariciaba las caderas.
    -¿De verdad?-preguntó dándose la vuelta juguetón y pasando sus manos por el cuello de Régulus y a la vez que notaba como este le agarraba más firmemente de las caderas.
    -Completamente, resalta tus ojos mi amor.-le comentó besándole cada párpado.
    Sirius cogió la túnica y cuando se la iba a poner recibió una vibración más fuerte que la anterior que le hizo abrir la boca de puro placer.
    -Como ya te he dicho, estos aparatos tienen varios niveles.-dijo en su oído mientas le ponía la túnica,y aún así, el objeto no paraba.
    -Reg...-gimoteo y oyó la suave risa de Régulus en su oído haciendo que su piel se erizara.
    -Vamos mi amor, camina.-dijo con una sonrisa socarrona, haciendo que Sirius empezara a andar temblorosamente.
    -Régulus.-lo llamó necesitado y jadeando.
    -Demasiado placer verdad... el objeto se nota más cuando vas andando... y crea una fricción demasiado gustosa verdad, y sientes aún más placer al sentir como el aro te aprieta el miembro impidiéndote correrte...-susurraba en su oído provocativamente pasando sus manos por su cintura hasta las nalgas en las cuales apretó haciendo que el objeto se metiera aún más en su interior.
    -Por fa...vor... Reg... Merlín... aah...-gemía. Tenía agarrado a Régulus de los hombros y su frente en el centro del pecho de él. Notaba como el consolador se movía en su interior y entraba y salía levemente debido a los movimientos de Régulus, y notaba como su miembro era apretado por esos pantalones de cuero que Régulus le había hecho ponerse, la fricción entre su miembro y el pantalón era placentera y a la vez dolorosa debido a que no podía correrse. Todo su cuerpo era una masa temblorosa y de repente todo paró haciendo que saliera de su burbuja de placer y gimiera frustrado. Oyó a Régulus reír y darle un beso en sus labios.
    -Mi amor no te enfades... vamos a tener toda la mañana.-dijo con una sonrisa.-Y ahora vamos que llegamos tarde, así que agarra te que usaremos el hechizo de transportación.-dijo mientras le cogía de la cintura y se transportaban al restaurante.
    Cuando Sirius vio el restaurante y vio quien estaba en él, se sonrojó, no podía creer que Régulus le hiciera eso delante de sus amigos. Sentía nerviosismo y vergüenza mezclada con placer y adrenalina.
    -Trata de no gemir muy alto.-se burló Régulus y Sirius lo miró mal.
    En el restaurante estaba la familia Malfoy, Nott, Parkinson y los Zabini.
    -Sirius.-dijo Theodore Nott, se veía bien aún después de la guerra.
    -Theodore.-dijo con una sonrisa abrazándole.
    -Lucian.-dijo sonriente Sirius saludando al patriarca de los Zabini.
    -Mira te, no has cambiado nada.-dijo sonriente este.
    -¿Y qué hay de mi?-preguntó Thomas, patriarca de los Parkinson.
    -Thomy.-dijo alegre Sirius abrazándole.-¡¿QUÉ TE HA PASADO EN LA CARA?!-preguntó preocupado mirando la cicatriz que partía desde su ceja hasta la mejilla.
    -Voldemort no es que tuviera demasiado control.-dijo con una sonrisa.
    -Merlín cuanto lo siento.-dijo triste.
    -No pasa nada, era nuestro deber protegeros a ti y a los demás, pero nunca contamos con que Pettigrew nos traicionara, aún así, seguimos con nuestra promesa.-dijo con una sonrisa.
    -Si...umm.-gimió al notar que esta vibración era más fuerte.
    -¿Te pasa algo?-cuestionó Thomas.
    -Un tirón... ah...-dijo intentando escaquearse.
    -Si es así lo mejor será que nos sentemos.-dijo Anabelle, la esposa de Thomas.
    -Sí creo que sí.-afirmó Adaline, la esposa de Zabini.
    -Vamos Sirius.-dijo Rosse, amada esposa de Lucian.
    -Primo, a nuestra edad no es bueno que nos movamos como antes.-dijo su prima Narcissa.
    -Lo se...ummg...-gimió.
    Entraron en el restaurante y Régulus ayudó a Sirius a sentarse. Cuando lo hizo...

    ~ · · · · ~

    -Remus... estás colorado...¿No será que tienes fiebre?-preguntó Hermione enfadada y preocupada.
    -Eh... ¡No!... Claro que no Hermione... solo que... que hace calor... si eso.-dijo nervioso.
    Hermione no dijo nada, pero sabía que mentía, por lo tanto le dio al profesor y amigo una mirada de “Sigue hablando que no me creo ni una palabra de lo que dices” haciendo que Remus se pusiera más nervioso y enrojeciera más.
    Harry miraba la escena divertido y le dirigió una mirada a Remus de “Me lo contarás todo”.-Remus, te habías ido de vacaciones a Roma...¿Qué tal?-le preguntó.
    -Bien, muy relajante y todo realmente alucinante.
    -Sobre todo los italianuchos.-murmuró entre dientes el profesor Snape, nadie lo oyó, nadie salvo Harry que abrió la boca sorprendido, pero la cerró inmediatamente he hizo como si no hubiera oído el comentario.
    -¿Y el tuyo Severus?-preguntó Harry con una sonrisa zorruna y ambos mayores creyeron por solo un momento que tenían delante a James, y se fijaron mejor en la sonrisa y ambos palidecieron. La sonrisa de Harry decía “Os pillé y de esta no salís”.
    -Muy bien, para qué mentirte.-dijo Snape sonriendo dejando a todos con la boca abierta.
    -Me alegro.-dijo Harry con una sonrisa.-¿Qué habréis hecho los dos?
    -¿Y el tuyo, miniprongs?-preguntó Remus dulcemente.
    -El mejor de todos, Sirius me ha dejado arreglar el jardín. Y hemos estado en Grecia.-dijo con una sonrisa.
    -Mmm... ¿y... alguien especial?-preguntó Remus intentando devolverle la mirada y el juego.
    -Bueno... pues... si... ¡no!... sí... bueno... no lo sé...-dijo sonrojado.
    -¿Y en Grecia no has conocido a nadie?-preguntó socarrón... si Harry quería jugar, pues jugarían al fin y al cabo el también fue merodeador.
    -N-no...-dijo mirando a la ventana.
    -¿EH? Pero mira te... estás rojo... ¿seguro que no ha habido alguno?-preguntó y se fijó en las caras de los muchachos. Vio que Draco había puesto una cara de enfado.
    -No...-dijo rojo como un tomate.
    -Vaya... eso no fue lo que me pusiste en una de tus cartas... ¿qué pasó con ese tal Athaer o era Alexander... cuál de los dos... o fueron los dos?-mintió Remus mirando a Harry diciendo “Sígueme el rollo si quieres que alguien se ponga celoso”
    -Pues... bueno... no fue... muy importante...-dijo nervioso notando la mirada furibunda de Draco.
    -Harry... ¿podemos hablar?-preguntó Draco.
    -Pero... Draco... Ah...-chilló cuando Draco lo cogió y lo arrastró fuera del vagón hasta uno de los baños en los cuales comprobó si no había nadie y lo cerró mágicamente.
    Harry iba a decir que era una broma pero su boca fue asaltada por la boca de Draco. Sus lenguas se unían y sentía las manos de Draco acariciando su cuerpo. Cerró los ojos y se dejó llevar por el placer, notó como Draco lo empujó contra la pared suavemente sin producirle dolor, como cogía sus manos y las colocaba en sus hombros y acarició el pelo platinado que le encantaba, tan sedoso y suave y brillante y como era alzado. Era algo difícil de mantenerse de pie así que pasó sus piernas alrededor de la cintura..
    -Puede que ellos te hayan llamado la atención...-empezó a decir mientras besaba sus mejillas y cuello.-Pero la persona que gane tu corazón seré yo.-susurró dulcemente en su oído mientras acariciaba sus mejilla.
    -Demuestra lo...-dijo y notó la mirada interrogante de Draco.-Demuestra me que no estás jugando... que no es un juego... que realmente me amas.-dijo mientras agarraba las solapas del cuello de la camisa de Draco y le miraba a los ojos. A Draco esa imagen de Harry, así, tan decisivo, le pareció realmente sensual y atrayente. Le gustó aún más cuando Harry atrajo su cabeza con una mano para besar sus labios fuertemente. Draco gimió en el basó y aplastó aún más a Harry entre su cuerpo y la pared.
    -Ten por seguro de que no es un juego.-dijo Draco mientras le daba un pequeño beso en la nariz de Harry y lo separaba de la pared manteniendo lo en sus brazos.
    -Eso espero... porque si no tendrás a mucha gente pidiendo tu cabeza.-dijo con una sonrisa.
    -Si... la familia Weasley cuando se junta da miedo.-dijo con una cara de preocupación, haciendo reír a Harry.
    Los dos se quedaron unos minutos así, mirándose. Hacían una imagen preciosa, perfecta. Tenían los rostros llenos de paz y una sonrisa. Draco pensó que cómo había podido ser tan ciego todos estos años. No era odio lo que le tenía, era amor, y quería que él lo notara... aunque no lo hizo de la mejor manera.
    -Deberíamos...-susurró Harry.
    -Si... deberíamos.-le dijo mientras lo bajaba de sus brazos sin dejar de mirarse a los ojos.
    Ambos salieron del baño con una sonrisa.

    ~ · · · · ~

    -¿Qué acaba de ocurrir?-preguntó Hermione.
    -Ahh...-suspiró Ron.- Hermione eres muy lista para algunas cosas pero muy tonta para otras.-dijo con una sonrisa y de repente sintió una fuerza que lo tiró al suelo.-¡Ay!
    -¡Cállate Ronald!-gritó roja.
    -Vale, vale... tranquila mujer.-dijo con los brazos arriba en son de paz.
    La escena fue tan cómica que los que estaban en el vagón rieron.
    -No tienes solución Ron.-dijo Neville negando con la cabeza divertido.
    -Lo sabes... ¿qué tal te va con... ya sabes?-preguntó haciendo referencia a lo que tenían en mano Harry, Neville y él.
    -Muy bien... demasiado diría yo.-dijo con una sonrisa de autosuficiencia.
    -Petulante.-se quejó divertido.
    -Pecoso.-le contestó él de la misma forma.
    Blaise se preguntó qué tendrían entre manos los tres. Pero la verdad es que se quedó embobado mirando a Ron, estaba bastante más guapo... demasiado... la camisa roja resaltaba su cabello y sus músculos y esos pantalones verdes resaltaba sus ojos. Llevaba unas botas militares y el pelo revuelto dando le un aire desinteresado y desenfrenado.
    Ron tampoco es que perdiera el tiempo. Miraba cada vez que podía a Blaise. Estaba demasiado guapo, con esa camisa negra con los primeros tres botones sin atar, con las mangas remangadas, ese pantalón vaquero que le levantaba el trasero y esas vans negras. Había notado que se había dejado un poco de barba, demasiado sensual.
    -¿Y vuestro verano?-preguntó Ron desde el suelo mientras se acomodaba.
    -¿Por qué no te sientas en el sofá?-preguntó Blaise.
    -Prefiero estar a salvo de la mujer psicópata que tengo como amiga.-dijo señalando a Hermione haciendo que todos volvieran a reír y que Hermione se pusiera más roja.
    -No soy una psicópata.-murmuró entre dientes.
    -Bueno... el mío ha estado bien.-dijo mirando a un punto fijo de la habitación. Ron no se lo creyó... siempre hacía eso cuando mentía.

    ~ · · · · ~

    -Cuando te coja te mato.-murmuró entre dientes Sirius.
    -Jajajaja... es imposible... te derretirías a mis encantos.-dijo Régulus.
    -O tú a los míos.-dijo con una sonrisa mientras apretaba el miembro de Régulus por encima de la ropa haciéndole gemir.
    -Ya verás cuando lleguemos a casa.-le susurró en su oído suavemente haciendo que a Sirius se le erizara la piel y gimiera.-O mejor... ¿por qué esperar?-preguntó socarró haciendo tragar fuerte a Sirius. Ese gesto le hizo sonreír y llevó su mano a su bolsillo viendo como Sirius se tensaba y sonrió. Esta comida iba a ser entretenida.
    Todos se sentaron en la mesa y esperaron al camarero. Sirius estaba en tensión y excitado debido a que no sabía cuando Régulus apretaría el botón ni a qué nivel lo pondría. Quería pero a la misma vez no. Lo deseaba, deseaba sentir a Régulus otra vez. Lo necesitaba. No aguantaría toda la comida, ambos lo sabían y aún así, estaban allí, como siempre. Con esa adrenalina de ser pillados cuando hacían algo mal. Se revolvió en la silla y se mordió el labio con fuerza cuando notó que el aparato se movía mucho más fuerte que antes. Al estar sentado el consolador se metía más en su interior rozando su próstata produciendo una vibración mas placentera y un poco dolorosa. Se volvió a remover y gimió bajo al notar como el objeto se movía más hacia adentro. Se tiró un cuarto de reloj así, removiéndose e intentando no gemir alto para que los demás no lo notaran. Sentía su miembro palpitar y deseos de correrse. Lo necesitaba, lo deseaba. Miraba a Régulus necesitado cuando nadie se daba cuenta, y, este en vez de parar su dulce tortura bajaba y volvía al mismo nivel en el que había empezado esta vez. Quería tocarse un poco por encima pero sabía que si lo hacía Régulus subiría la intensidad, y no iba a arriesgarse a que se dieran cuenta. Luego se tensó cuando notó el pie de Régulus rozar su miembro por encima de sus ropas, este se había quitado el zapato. Menos mal que el mantel de la mesa llegaba hasta el suelo si no... Mordió sus labios cuando Régulus apretó aún más su pie contra su miembro haciendo que tuviera que abrir más las piernas y gemir bajito. Estaba sudando, las piernas le temblaban, el aparato se movía cambiando la intensidad.
    -Sirius... ¿te encuentras bien?-preguntó Thomas.
    -Ah... buen-bueno... yo...-Sirius no sabía que decir y vio a Régulus levantarse de la silla.
    -Lo siento mucho chicos, pero Sirius se encontraba mal desde esta mañana, creo que deberíamos irnos para que descansara, ayer fueron muchas emociones.-dijo Régulus:-Ha sido un placer volver a verlos.-y con eso se despidió. Cogió a Sirius y salieron del local y a fuera, se transportaron hasta su casa.
    -Nadie se ha creído eso... ¿verdad?-preguntó Thomas y todos negaron divertidos.
    -Ya sabes como son.-dijo Narcissa.
    -No se cansan.-comentó Lucian.

    ~ · · · · ~

    Al llegar, Sirius fue lanzado a la cama suavemente y abrió la boca para gemir cuando el aparato subió de nivel.
    -Ya estás así y solo es el nivel cinco, quiero ver que pasa si lo pongo al diez.-dijo con una sonrisa socarrona:-Pero iremos subiendo de nivel poco a poco. Como te dije antes, tenemos tiempo, todo el tiempo del mundo mi amor.-le besó tiernamente los labios.
    Sirius no podía mas, jadeó cuando oyó a Régulus decir que quedaban otros cinco niveles. Sirius estaba en la cama boca arriba, con sus piernas recogidas y separadas y los brazos a cada lado de su cara. Estaba jadeando y gimiendo. Sus mejillas estaban sonrojadas y sus pupilas dilatadas por el placer.
    -Mmm... buena vista... aunque sería mejor si te quitaras la ropa.-comentó:-Desnúdate.-ordenó con voz grave que hizo que todo el cuerpo de Sirius temblara y que su respiración se agitara más.
    -¿Co-cómo... voy...ah... aa... ha-aah-hacerlo?-dijo como pudo.
    Régulus sonrió juguetón:-Haz lo o nos tiraremos todo el día así... dime Sirius ¿quieres correrte?-preguntó en su oído y vio como Sirius asentía repetidamente:-Pues hazlo o me encargaré de que no te corras en todo el día.-dijo muy despacio, saboreando cada palabra y escuchando los gimoteos de Sirius.
    Sirius empezó a desabrocharse la túnica, junto con su chaleco y camisa con manos temblorosas, tardó un poco pero al final logró quitárselos y tirarlos al suelo, luego siguió con los zapatos y los calcetines, para dar paso a sus pantalones. Cuando se los iba a desabrochar su mano rozó algo fuerte su miembro haciendo que temblara y gimiera alto. Oyó la risa de Régulus.
    -Mira te, estás muy necesitado.-arguyó arrastrando las palabras:-Continúa mi amor.-demandó serio y fuerte, haciendo que Sirius se mordiera los labios:-No te muerdas los labios o te daré tantos azotes que no te podrás sentar en días.-dijo serio.
    Sirius asintió y dejó de morderse los labios y pasó a terminar de desvestirse. Notó como Régulus suspiraba y luego se bajaba de la cama:-No te muevas.-ordenó.
    Sirius hizo lo que le mandó. Dejó de moverse aunque sus piernas temblaban y su espalda se arqueaba queriendo que el objeto se moviera más rápido. Cerraba las rodillas levemente produciendo que ese movimiento moviese el objeto de su interior.
    -Muy mal mi amor.-oyó a Régulus decir y gimió.-Creo haberte dicho que no te movieras... uh... habrá que hacer algo.-pronunció arrastrando como siempre las palabras.
    Sirius notó y vio como Régulus se ponía en su interior y vio como la mano de Régulus se dirigía a uno de sus muslos.
    -Mira para arriba nene.-ordenó y Sirius hizo eso. No sabía lo que Régulus iba a hacer hasta que sintió algo metálico que pillaba sus muslos, cerca de las rodillas y luego en los tobillos, aún así no se movió:-Muy bien mi amor, ahora dame tus manos y colócalas encima de tu cabeza.-ordenó y Sirius lo hizo y notó como lo ataba a la cómoda:-Intenta moverte.-pidió y Sirius lo intentó y notó que sus piernas no se podían juntar ni separar más y miró y vio unas barras de metal:-Esas barras te impedirán moverte, ahora abre la boca.-dijo y Sirius lo hizo:-Buen chico.-le dijo mientras le ponía una mordaza y vio como Régulus se bajaba de la cama y colocaba un sillón enfrente de la cama y se sentaba.-No sabes lo bien que te ves desde aquí. Puedo ver el consolador dentro de ti, tu miembro erguido preso sin poder correrse y todo tu cuerpo temblar.
    Sirius gimió al oír la frase.
    -¿Sabes lo que voy a hacer?-preguntó y Sirius negó.-Bueno, primero llegaremos poco a poco al nivel diez y luego dejaré tu miembro suelto y tus manos también, solo si te portas bien, pero para saber si te has portado bien primero te tendré que quitar la mordaza y los separadores. Pero eso lo haré cuando estés al nivel siete.-dijo mientras se desvestía con un hechizo y se sentaba.
    Vio que Régulus estaba erecto y que en su mano llevaba el controlador del consolador. Arqueó la espalda al notar que Régulus lo subía al nivel seis y cerró los ojos debido a las emociones, notaba más placer y un poco más de dolor. El aparato vibraba más fuerte rozando sus paredes y su próstata. Los minutos pasaban y él era una masa temblorosa, solo quería correrse. De sus ojos caían lágrimas de placer y de su boca un río de baba, su cuerpo sudaba y su pelo se pegaba en su frente y cuello. Arqueó la espalda y echó la cabeza atrás cuando notó el siguiente nivel, era un cambio algo brusco, el placer y el dolor estaban alineados, era placentero, su próstata siendo rozada tan rápido producía dolor y placer y su canal se cerraban apretando más el objeto para sentirlo aún más. Rogaba que parara pero era demasiado placentero. Murmuraba y gimoteaba sin sentido. Su cadera se movía levemente.
    -Eres perfecto... dime Sirius, ¿quieres que te quite las ataduras?-preguntó y recibió un asentimiento y una mirada de necesidad:-¿Quiere que te toque?-preguntó. Otro asentimiento:-Muy bien.-dijo levantándose y notó como Sirius se agitaba.-No te muevas.
    Sirius se quedó quieto y gimió al notar la mano de Régulus en su muslo interno. Pero al momento se fue y gimió frustrado. Luego vio como Régulus rozaba un pezón suyo y gimoteó. Luego como la mano de Régulus presionaba el objeto para que fuera mas adentro, si no fuera por las barras, Sirius habría abierto más las piernas:-Clama mi amor.-le oyó decir.- Y notó como lo liberaba y le besaba. Un beso que le robó el aliento:-Abre más las piernas mi amor y no las nuevas.-dijo y Sirius lo hizo, notó como el objeto presionaba más y jadeó y se quejó un poco, aquí era un poco más de dolor que de placer.-En el nivel anterior había placer y dolor igual, a medida que va subiendo el nivel el dolor será un poco más que el placer.-comentó.-Pero en realidad no es dolor, al objeto vibrar con más fuerza el placer se intensifica haciéndolo casi insoportable.
    -Régulus por favor.-pidió.
    -¿Quieres que presione el objeto más o quieres que te toque mi amor?-preguntó.
    -Las dos cosas.-pidió.
    -Eso está hecho bebé.-dijo y sonrió mientras que con una mano hacía que el objeto se adentrara más y con la otra empezó a masajear el pene duro de su pareja. Esta movió las piernas un poco y le dio una nalgada.-No las muevas, si quieres que te suelte no las muevas.-dijo y vio a Sirius tragar. Sonrió. Empezó a mover ligeramente el objetó y a masturbar a su pareja. Vio como arqueaba la espalda y como gemía. Lo volvía loco. Subió al siguiente nivel y oyó un chillido placentero.
    -Reg... oh... dios.... ah...-gemía sin parar, era demasiado placer, las lágrimas se le saltaban y jadeaba sin parar.
    -Solo dos mi amor, solo dos niveles más y dejaré que te corras en el décimo.-prometió mientras subía al siguiente nivel:-Bien.-dijo mientras se volvía a sentar en el sofá a ver su obra y al no poder más empezó a masturbarse.
    -Ahh... Reg... por...ahhh... favor... de-de-deja-me correrme... ah...-gimoteó. No podía retener sus lágrimas más tiempo.
    Algo rondaba la cabeza de Régulus- Mi amor... ¿qué pensaste sobre tener hijos?-le preguntó.
    -¿Eh? No se...aah... sería bonito...ah... fooormaar aaah.... una fa-fa-milia.-dijo.
    -¿Quieres?-le preguntó.
    Sirius se lo pensó, había pociones para quedar embarazado pero con el don de su pareja no era necesario-Si.
    -Di lo.-pidió mientras se seguía masturbando y lo soltó mágicamente.-Di lo mientras te tocas pero no te quites el anillo.-ordenó.
    -Por favor.-empezó a decir mientras se acariciaba su miembro necesitado.-quiero tener un hijo.-terminó y notó como subía de nivel y gritó. Notó como Régulus se subía, su parte veela había salido. Gimió cuando le sacó el objeto y arqueó su espalda al notar como Régulus se introducía en él, y empezaba a penetrarle:-Ahhh... Régulus.... Merlín.... ah...-gemía y gritaba. Notaba como Régulus le invadía sin piedad como le mordía el cuello y le masturbaba, hasta que gimió, algo pasó, no sabía que era pero el miembro de su pareja creció y le hizo chillar de dolor y de placer, quería separarse pero Régulus no le dejó, en vez de eso lo penetró más profundo haciendo que gritara de dolor, era como si la cabeza hubiese traspasado su próstata y sintió como Régulus le dejaba correrse. Le dejó correrse y chilló y echó la cabeza hacia atrás mientras que Régulus lo mordía en el cuello haciendo que se volviera a correr y que su entrada se apretara haciendo que Régulus gruñera y se adentrara un poco más y se corriera haciendo que Sirius se corriera y gritara de dolor y de placer. No sabía que pasaba pero su pareja no paraba de correrse, sin parar, se mareó un poco y no sabe cuanto tardó hasta que salió de su interior con cuidado, le besara y le arropara entre sus brazos.
    Ambos de dejaron llevar por Morfeo.

    ~ · · · · ~

    En otro lado Harry estaba gimiendo sin parar, Draco estaba detrás de el masturbándole, no sabían como había pasado eso, después de llegar a Hogwarts, cenaron y recibió un ramo de flores de parte del rubio y se sonrojo y Draco salió y le hizo una señal para que le siguiera. Al llegar a la sala de los menesteres se habían besado y el besó se tornó más caliente hasta llegar al momento en el que Draco le estaba masturbando y él a este.
    -Draco... yo... ahh.-gemía.
    -Shh... solo córrete para mi bebé.-le pidió mordiéndole el labio.
    Harry gimió y se corrió, y al segundo lo hizo Draco, quien besó su frente y los arropó.
    -Mi bebé.-dijo mientras le atraía para que se tumbaran, él en el sofá y Harry encima de él. Aspiró el aroma que desprendía Harry, le encantaba, era un olor dulzón y al unirse con el olor a sexo le nublaba la mente, pero sabía que debía ser cuidadoso, o si no, Harry se asustaría y su madre y su tío le cortarían lo huevos y no iba a arriesgarse:-Me juras que no es una broma.-oyó que Harry le pidió y lo miró, sonrió con dulzura al verle tan indefenso, tan tierno. Harry era la inocencia en persona, podría haber matado al mayor loco del mundo, pero seguía siendo aquel niño que temía salir herido:-Te juro por mi nombre, Draco Lucius Malfoy Black que no es ninguna broma y que estoy perdidamente enamorado de ti, no... te amo... te amo con todas mis fuerzas.-le dijo mientras le besaba por toda la cara haciendo que Harry soltara esa risa cantarina que tanto le gustaba oír y que deleitaba sus oídos.
    Harry no sabía que decir, se había quedado asombrado y anonadado. Draco le amaba.-¿Cómo piensas demostrarlo?-preguntó.
    -Todos los días te enviaré un ramo de doce flores, cada día de un tipo distinto con una carta y, pensaba darte esto más tarde, pero prefiero hacerlo ahora. Ten, y feliz cumpleaños atrasado.-dijo mientras le entregaba una cajita de madera. Harry la abrió y encontró un brazalete dorado con dos serpientes:-Es el signo de mi familia. Quería pedirte que fueras mi novio pero dime lo cuando estés prepa...-no terminó de hablar cuando sus labios fueron sellados.
    -Sí, si quiero.-dijo y Harry sonrió sonrojado y dejó que Draco le colocara el brazalete y le besara el dorso de la mano haciéndole sonrojar.-Prometo que haré que cada día sea único, bebé. Ahora duerme, es tarde.-le besó la frente y el sofá se transformó en una cama.
    Lo que Draco no sabía es que Harry ya estaba enamorado de él, solo quería saber lo que intentaba Draco para conquistarle y ver si realmente le ama como él dice.
    Ambos se dejaron llevar por Morfeo.
    Al día siguiente Harry fue despertado por Draco quien le besaba los párpados suavemente.-Despierta bebé. Hay que ir a desayunar.-le dijo.
    Harry se levantó de la cama y Draco le dio un beso de buenos días.
    -¿Qué tal has dormido?-le preguntó.
    Harry sonrió:-Muy bien, gracias por preocuparte.
    -No, quiero hacerlo, quiero protegerte... ya sé que sabes hacerlo pero déjame cuidarte, deja que alguien te cuide.-dijo mientras le acariciaba su mejilla con dulzura.
    -Te quiero Draco.-dijo Harry, aún no le diría “te amo” hasta que no estuviera seguro.
    -Te amo bebé.-le dio un beso corto y le ayudó a hacerse el nudo de la corbata.
    Los dos salieron de la sala y se fueron hacia el comedor, ambos se sentaron en sus respectivos sitios.
    -¿Qué tal has dormido Harry?-preguntó Neville moviendo las cejas de arriba a bajo.
    -Muy bien, Nev.-dijo con una sonrisa.
    -Eso espero y también espero que no se haya aprovechado.-murmuró Ron mirando desconfiadamente a Draco y haciendo reír a los demás.
    -Chicos, no me encuentro bien.-dijo Neville.
    Harry se giró para mirarlo y le puso la mano en la frente, estaba ardiendo y se veía pálido.-Merlín, Nev estás ardiendo.-dijo Harry. Ron se levantó y se paró detrás de Nev para tomarle la temperatura y vio que si, estaba ardiendo.
    -Te llevaré a la enfermería.-dijo Ron y lo cargó. Todos en el comedor babearon, era notable el cambio físico que había experimentado Ron en el último año. En el verano se había puesto a ejercitar lo músculos. Theodore se levantó preocupado y siguió a los griffindors siendo seguido por sus amigos. Theodore se acercó más a Ron, cabía decir que eran del mismo tamaño y físico.
    -Ten, supongo que querrás llevar a Nev tú.-dijo mientras le pasaba a Neville.
    Theo le dio las gracias con un asentimiento de cabeza y siguió andando hacia la enfermería, los demás se quedaron en mitad del pasillo.
    -¿Qué ha pasado?-preguntó Blaise, cabía decir que se había puesto un poco celoso de que Ron le cargara, él era suyo.
    -Tenía fiebre y perecía que se iba a desmayar.-le contestó.
    -Creo que habrá pillado frío.-dijo Hermione.-Se ha tirado hasta las tres repasando todo lo que posiblemente daríamos hoy en pociones.-comentó.
    -Se exige demasiado.-dijo Harry.-Ha cambiado.-añadió.
    -Solo ha madurado, al igual que todos.-comentó Pansy.
    Los seis se sonrieron.-Nos quedan dos horas hasta las clases, ¿vamos al jardín?-prepuso Draco, y los demás asintieron y siguieron al rubio. Al llegar se sentaron en grupos de dos. Draco con Harry, Hermione con Pansy y Ron con Blaise.
    -Yo sé de otro que no ha dormido.-murmuró Pansy mirando a Blaise haciendo que este se sonrojara.
    -Si he dormido, lo que pasa es que me he acostado tarde.-dijo Blaise.
    -Ya claro, vete con el cuento a otro.-dijo Pansy y se puso a hablar con Hermione sobre diseñadores magos.
    -¿Y eso?-le preguntaron suavemente a Blaise sobre su oído haciendo que se sonrojara.
    -Nada, tonterías.-dijo algo nervioso y notó un tirón y chilló bajito al notar que Ron había hecho que se tumbara y dejara su cabeza descansar sobre sus piernas.-¿Qué?
    -Duerme.-dijo mientras le daba su mejor sonrisa haciendo que Blaise se relajara y cerrara los ojos, mientras que Ron hacía lo mismo, dejando su cabeza descansar en el tronco de un árbol.
    -¿Crees que serán algo?-preguntó bajito Harry.
    -No lo creo, lo afirmo.-dijo Draco.
    -He notado que ninguno dormimos bien.-dijo Harry algo triste.
    -Es culpa de la guerra, solo han pasado tres meses, las cosas tardarán en reponerse y volver a su lugar, aún así siempre quedarán recuerdos, dolorosos y alegres, pero al fin y al cabo, son recuerdos, y nos dicen que seguimos vivos.-dijo mientras le miraba con dulzura y besaba su frente.
    -Eso espero Draco, eso espero.-dijo con una sonrisa. Los dos vieron a Theo con Nev a su lado algo más repuesto.
    -¿Qué tienes?-preguntó preocupado Harry.
    -Falta de reposo y un catarro.-dijo Theodore algo serio.
    -Vamos Theo, no te enfades.-dijo Neville.
    Theo lo miró y sonrió, se sentó en el pastó y dejó que Neville se acostara igual que Blaise.
    -¿Theo?-preguntó.
    -Duerme mi pequeño león, aún quedan dos horas.-dijo mientras le echaba un hechizo calentador para que no le diera frío.
    Los chicos hablaron poco, había tranquilidad y no hacía falta el habla para entenderse.
    Al cabo de dos horas de una perfecta tranquilidad y reposo, fueron a su primera clase. Pociones. Con un profesor más alegre de lo normal.
    -Buenos días.-dijo Snape entrando alegre con una sonrisa dejando a más de uno congelado con problemas en sus pantalones y varios suspiros. Ha decir verdad, Harry había notado algo raro en Snape y era que había dejado de llevar su típico traje negro por algo de color, guau. La clase fue bastante entretenida, nada de gritos ni nada de quitar puntos. Algo raro en una clase con Snape.
    -Eso si que es raro, no vernos a nosotros sin pelear y siendo amigos.-dijo Draco en su oído.
    -Sí, concuerdo contigo.-le respondió asombrado.
    Harry se giró hacia Ron que le estaba susurrando.
    -A las cinco para ya sabes que.-murmuró.
    Harry se giró hacia Neville para saber si él ya lo sabía y vio como le asentía. Sí, lo sabía. No se preocupó más y dirigió su mirada al profesor quien seguía con la clase



    Continuará.



    ¿Qué pasará, Régulus y Sirius serán papás? ¿Draco consequirá que Harry le diga te amo? ¿Blaise y Ron estarán juntos? ¿Y Pansy y Hermione? ¿Qué es lo que tiene de buen humor a Severus? ¿Qué es lo que guardan Neville, Harry y Ron? Todo esto y mucho más en el siguiente capítulo.

    Un saludo a todos lo que están leyendo y siguiendo esta historia.

    Hasta pronto. Chauuu


    Edited by kiriekuru-chan~ - 18/1/2016, 19:23
  7. .
    Holaaaa aquí os traigo el siguiente capítulo esperado


    Capítulo IV



    -Y, cuéntanos... ¿qué tal tu verano? Escuché que te pasaste algunas semanas en el hospital.-dijo Pansy, con un aire de preocupación y pensó que se parecía a Hermione.
    -Sí, estuve debido a que perdí mucha magia.-comentó.
    -¡Que horror, podrías haber muerto!- chilló la chica.
    -Pansy...-murmuró Blaise.
    -No Blaise, era solo un crío... no tenían derecho...-dijo.
    -Tranquila.-dijo Harry. Sep... igual que Hermione.
    -Bueno Draco ¿qué tal tu verano?-preguntó Theodore pícaro.
    -¿Y el tuyo y tu novio Theodore?-le respondió arrogantemente.
    -Muy bien... mi leoncito y yo nos fuimos a París solo nosotros.-dijo sonriendo zorrunamente.
    -¿Estás saliendo con un griffindor?-le preguntó Harry.
    -Si...-dijo sonriendo.
    -¿Y quién es... lo conozco?-preguntó.
    Theodore iba a hablar pero fue interrumpido por un golpe de la puerta,de la cual aparecieron varias personas. Una cabellera pelirroja, otra morena y otra castaña.
    -¡Ch-chicos!-chilló Harry al ver a Ron, Hermione y Neville apuntando a los demás con las varitas.
    -¿Te han hecho algo?-preguntó Hermione abrazándole y mirándole preocupadamente.
    -No..solo...-intentó hablar pero de nuevo fue callado.
    -¿Qué le has hecho Malfoy?-le preguntó Ron.
    -Chicos...-intentó de nuevo hablar.
    -¡Cómo yo me entere de que...-Ron iba a chillar pero fue callado.
    -¿Por qué no escuchas a tu amigo?-preguntó Blaise.
    Todos se giraron a Harry quien estaba algo enfadado:-¿Ya os habéis dado cuenta de mi existencia?
    -Pero...
    -¡Calla Ron!-le cortó y añadió:-No me han hecho nada, ni ningún hechizo ni he bebido ni olido nada, estoy con ellos porque Draco y yo somos amigos... y antes de que Ron me vuelva a interrumpir diré que ayer fue un día bastante entretenido. Sí queréis que os lo explique os sentáis y tranquilizáis y si no lo hacéis, ya podéis salir.- se solía poner borde cuando no le escuchaban.
    -Lo sentimos amigo.-dijo Ron bajando el brazo y guardando la varita, acción que fue copiada por los otros dos.
    -Bien... el caso es que...-empezó a relatar todo lo sucedido ayer, saltándose lo de los besos, la noche juntos y la conversación que tuvieron de que él le iba a conquistar.
    -¡Ohh, eso es fantástico, no más peleas!-exclamó sonriente Hermione a la que Pansy no paraba de mirar.
    Pansy no cabía en su gozo, la gatita había cambiado un montón, su pelo estaba más arreglado, al igual que sus dientes y se le notaban las curvas...¡Vaya curvas! Desde hace años que sabía que ella era guapa, pero ahora no era guapa, era una diosa en si. El año pasado se habían propuesto conquistarles, ¿y qué mejor oportunidad de hacerlo que ahora?: -Bueno, ahora que se han hecho amigos, nosotros también, creo que nos hemos comportado de una manera fea y como niños inmaduros así que os pido perdón.-dijo ella mirando en especial a Hermione.
    -¿Cómo?-preguntó esta.
    -Lo que has oído gatita, no voy a repetirlo.-dijo Pansy guiñándole el ojo, haciendo que Hermione se sonrojara.
    -Ehh...perdonada y yo también os pido perdón, sobre todo a ti, Draco, por el golpe de hace años.-le dijo.
    -No pasa nada, de todos modos me lo merecía.-dijo él.
    -Yo... ejem... yo también... quiero pediros perdón.-comentó Ron mirando a Blaise, quien se sonrojó y bajó la mirada.
    -No...no pasa nada... creo que la culpa fue de todos... fuimos unos críos.-dijo mirando a hacia la ventana.
    Ron sonrió dulcemente hacia Blaise. Era muy tierno, demasiado para ser una serpiente. Se fijó en que tenía las mejillas sonrojadas y estaba avergonzado, ya que evitaba su mirada. Le había estado observando desde hace dos años, sabía cuando estaba alegre o cuando triste o enfadado. Sabía cuantas sonrisas tiene y todas sus reacciones.
    Harry miraba todo con una cara de interrogación, no sabía por qué sus amigos se comportaban así.:-Ron, ¿y tus maletas?-le preguntó al darse cuenta de que Ron no traía sus maletas.
    -Mierda.-susurró saliendo de la habitación.
    -Mira que es despistado.-comentó Neville con aire desganado.
    -¿Y eso?-preguntó Harry.
    -Ha salido corriendo y ha dejado su maleta cuando ha oído que te habían visto con Draco y que este te llevaba agarrado de la mano, y, ¡Cómo no salir corriendo! Ha sido bastante inesperado.-dijo Neville.
    -Tienes razón Neville.-dijo amable Draco.
    -Sabes que siempre llevo razón.-dijo Neville arrogantemente.
    -No me tientes.-comentó Draco.
    -Vale, vale.-dijo Neville sentándose con las manos en alto, como en sentido de son de paz.
    Harry se quedó alucinado, ese no era el Neville que él conocía, estaba más cambiado.
    Era más alto y un poco mas fornido, sa había cortado el pelo y se había dejado un poco de barba. También se había arreglado esos dientes y llevaba otro tipo de ropa, esta más pegada.
    -Neville.-dijo mientras se abrazaban.
    -Harry, ¿qué tal?-le preguntó.
    -Bien... lamento lo de tu abuela.-le dijo.
    -No pasa nada, total, ya era mayor y era inevitable.-comentó con un aire triste pero enseguida se recompuso.
    -Cuéntame, ¿qué tal tu verano?
    -Bien, para que negar.-le contestó.
    -¿Nada nuevo?-preguntó socarrón moviendo las cejas de arriba a bajo.
    -¿Quién eres tú y qué has hecho con mi Neville?-le preguntó asombrado haciendo que todos rieran.
    -Las juntas.-dijo con un suspiro.
    -Ehhh.-se quejó Theodore.
    -Ohh, no te enfades.-le dijo mientras se sentaba a su lado y le miraba con ojos de perrito apaleado.
    -...Sabes que no me puedo enfadar contigo.-dijo con una sonrisa.
    Neville sonrió y para asombro de Harry y Hermione besó a Theodore en los labios y este le correspondió.
    -Neville... tú...-intentó hablar Harry.
    -Sip... llevamos saliendo un año, dentro de dos semanas hacemos dos.-dijo con una sonrisa mientras se sentaba encima de Theodore y este le abrazaba por la cintura.
    -Vaya... no me lo esperaba... de todos modos enhorabuena.-dijo Harry con una sonrisa y sa volvió a sentar al lado de Draco.
    Nadie notó la mirada que Neville le hecho a Harry diciéndole “Me lo tienes que contar, todo”. Cabía decir que en estos dos últimos años Harry y Neville se habían hecho mejores amigos, junto con Ron. Los tres tenían un secreto. (n/a: que muy pronto será revelado) Harry le devolvió la misma mirada.
    Todos se giraron hacia la puerta de la cual entraba Ron con tres baúles y murmurando vete tú a saber.
    -Os quejáis de que soy un despistado, pero... ¿y vosotros? He tenido que cargar con los tres baúles.-se quejó y Neville abrió la boca.
    -Es verdad, se me había olvidado mi baúl.-comentó y le pidió perdón a Ron.
    Harry se fijó en Ron, él también había cambiado mucho. Tenía el pelo más desordenado y físicamente estaba muy bien.
    -Ya ya...-dijo con una sonrisa juguetona y revolviéndole el cabello.
    -Para ya... no... mi pelo lo dejas tranquilo.-dijo golpeándole una de las manos.
    -Lo que tu digas.-dijo Ron.
    Todos alucinaron, o Ron estaba ciego o lo sabía.
    -Ron... Neville tiene novio.-le dijo Harry.
    -Si... ya lo veo...-dijo mirando a Theodore.
    -No te...-iba a hablar Harry pero fue cortado por Ron.
    -El año pasado, el último día les vi y me fui a hablarles.-dijo tranquilamente.
    -Querrás decir que fuiste a amenazar a Theo.-corrigió Neville.
    -También.-aprobó Ron.
    -¿Y no me dijisteis nada?-preguntó.
    -Pero si estabas en coma inducido.-le dijo Ron mientras le abrazaba y le tiraba hacia atrás y le empezaba a hacer cosquillas.
    -¡Nooo! Jajajaja, traidor... jajajaja...-reía Harry.
    Draco miraba embobado a Harry, era tan tierno cuando sonreía, había visto que Ron miraba demasiado a Blaise y por eso sabía que no le gustaba Harry. Eso lo dejó más tranquilo.
    El viaje fue divertido y lleno de risas, los alumnos que pasaban por la puerta y miraban por el cristal quedaban alucinados y eso solo provocaba más risas de parte de los chicos.
    -Bueno y qué tal si hacemos una cosa.-dijo Pansy.
    -¿Qué?-preguntó Harry.
    -Todos los viernes haremos un juego distinto en la Sala de los Menesteres.-le contestó.
    -Vale.-dijeron los griffindors a la vez.
    -Peroooo...-dijo con una sonrisa. Todos la miraron.:-Tendremos que llevar alcohol.
    -No.-dijo Ron.
    -Me parece bien.-dijo Hermione a la vez que Ron y todos la miraron.:-Oh, venga ya, ya me he saltado muchas reglas, que más da una más.
    -Ese es el espíritu Hermione.-dijo Theodore.
    Ron, Harry y Neville se miraron y a la vez dijeron con una sonrisa:-Nos apuntamos.
    -¡HURRA!-chilló Pansy haciendo reír a todos.
    -Oye, ¿sabéis que ha pasado con Snape?-preguntó Harry.
    -Si, estuvo en San Mungo... estuvo gravemente herido... pero lograron contrarrestar el veneno... va a volver a Hogwarts, de eso no nos libramos.-dijo Blaise.
    -Me sorprende que mis alumnos me quieran tanto.-dijo una voz desde la puerta que les heló la sangre y se oyó una risita.

    ~ · · · · ~

    -Te he echado mucho de menos Reg.-murmuró Sirius.
    Régulus lo miró. Sirius estaba en el suelo sentado jugando con los cachorros, estaba un poco más dejado pero no por eso era menos guapo, al contrario se veía sensual. Se relamió los labios.
    -Lo sé bebé y lo siento.-dijo Régulus quien ayudó a levantar a Sirius del suelo con delicadeza.
    Aunque Régulus fuera el menor, su físico era mayor que el de Sirius. Era más alto y con más músculo. Ambos se abrazaron de nuevo.
    -Cuando me dijeron que tú... yo...-intentó hablar pero fue callado por un leve beso.
    -Shhh... no pienses más en eso. Ahora estoy aquí y no me voy a volver a ir, lo juro.-dijo juntando sus frentes y le acariciaba las mejillas.
    Sirius le pasó los brazos por el cuello y le besó. Era un beso dulce, esperado, lento que al cabo del tiempo se empezaba a tornar más caliente y desesperado. Régulus le agarró las nalgas y las empezó a acariciar haciendo que Sirius soltara suspiros leves. Luego le agarró mas fuerte empujándole hacia arriba haciendo que Sirius saltara y le abrazara la cintura con las piernas. Ambas lenguas se acariciaban lentamente, reconociéndose después de tanto tiempo. Régulus paró de besarle y vio que los labios de Sirius estaban rojos e hinchados, sonrojado, con los ojos acuosos y casi cerrados. Sensual. Siguió besándole, sus leguas se encontraban, jugaban, ambos sentían ese cosquilleo en el estómago, esa adrenalina por querer tener más del otro y por lo que pasaría. Sintió que Sirius jugueteaba con su cabello, él bajó las manos que tenía en la cintura de Sirius y las llevó hacia las nalgas, a las cual, les dio un pequeño azote haciendo que Sirius gimiera entre el beso. Le apretujaba y acariciaba suavemente las nalgas, haciendo que Sirius gimiera, temblara y suspirar de puro placer.
    De sus labios pasó a besar y morder el cuello de Sirius, dejando pequeñas marcas. Llegó a la zona de la clavícula y sonrió, veía que Sirius era una masa temblorosa, sabía que temblaba de antelación, ya que, la clavícula era uno de los puntos sensibles de Sirius y empezó a devorarle.
    Sirius se aferraba al cuello de Régulus, gemía y temblaba. No sabía a dónde agarrarse, las piernas le temblaban y si no fuera por Régulus quien le tenía sujeto de las nalgas, se caería. Ninguna parte de su cuerpo reaccionaba.
    Régulus al tener poco espacio en el cuello de Sirius le apretó más fuerte las nalgas y movió ligeramente la cadera simulando una estocada, haciendo que Sirius arqueara la espalda y a la vez, el cuello. Y empezó a besarle y morderle con más intensidad. Sabía que Sirius en cualquier momento se caería, así que le agarró de las nalgas y le impulsó hacia arriba haciendo que le rodeara con las piernas. Lo sujetó con un brazo mientras que con el otro lo dirigió a pellizcarle los pezones logrando gemidos de parte de Sirius.
    -Reg... a la habitación... aaah...-pidió.
    Régulus no se lo pensó más, los dirigió hacia la habitación. El viaje fue tortuoso, parándose para besarse y tocarse. Hizo un hechizo y los dejó a los dos desnudos a mitad del camino y estampó a Sirius contra la pared.
    -Reg...AHH.. ¡Merlín!...-gimió Sirius cuando Régulus lo subió aún más hacia arriba para jugar con sus pezones y con una mano estimular su miembro.
    -Te he echado tanto de menos.-murmuró Régulus contra su piel.
    -Ah... yo también...-dijo como pudo Sirius.
    Régulus jugaba con la punta del miembro haciendo círculos y presionando levemente la punta, luego lo acariciaba de arriba a bajo y tiraba y apretaba levemente de el. Se besaban con anhelo, sus lenguas se acariciaban provocando en ellos una sensación maravillosa. Se separaban debido a la falta del aire.
    Régulus miró a Sirius. Tenía la boca abierta con un río de baba saliendo de su comisura derecha, tenía los ojos entrecerrados debido al placer, las mejillas sonrojadas y con restos de lágrimas. Tenía el cuerpo arqueado y la cabeza hacia atrás. Se fijó en el pecho, sus pezones estaban erectos e hinchados a causa de sus mordiscos y chupetones y luego se fijó en el tatuaje con forma de runa y esas cicatrices. Cuando supiera el nombre de quien se las hizo que se fuera dando por muerto. Se acercó a su pecho y besó cada una de las cicatrices y cada parte del pecho.
    -Reg... cama... ahora...-murmuró Sirius.
    Régulus gruñó, su parte veela estaba saliendo, y, cómo no, llevaba diecisiete años sin estar al lado de su pareja. Sus uñas se alargaron y afilaron, sus colmillos crecieron un poco y los ojos le cambiaron a un color dorado brillante con las pupilas rasgadas. El aroma de Sirius a vainilla combinada con el olor a sexo se metía por sus fosas nasales nublando su razón, su calor le llamaba y le impulsaba a pegarse a él y quería hacerle chillar de puro placer, así que no perdió el tiempo y se dirigió hacia su habitación. Habitación que ambos compartían desde hace 17 años. Tiró a Sirius sobre la cama y se colocó sobre él cubriéndole con su cuerpo.
    -Abre las piernas mi amor.-le dijo con voz grave.
    Sirius hizo lo que Régulus le pidió y cuando este se posicionó le envolvió con sus piernas la cintura. Régulus le cogió sus brazos y los colocó sobre su cabeza manteniéndolos ahí mientras le devoraba el cuello. Se fue hacia la parte del cuello y el hombro derecho de Sirius, y lo olfateó para después pasarle la lengua y clavarle sus colmillos haciendo que Sirius se arqueara y moviera.
    -No muerdas...-se quejó moviéndose.
    -Shh... quieto...-murmuró Régulus
    -Reg...-se gimió.
    -Te amo.-dijo Régulus besándole la cara y el pecho dulcemente.
    -Yo también.-dijo pasando las manos por el pelo de Régulus.
    Régulus le besó y se fue hacia la pelvis, donde olfateó su aroma el cual siempre le robaba la razón y luego se fijó en el miembro de Sirius. Estaba erecto y goteaba presemen. Lo cogió y lo dirigió a su boca. Pasó su lengua por una de las venas hinchadas provocando que Sirius gimiera y arqueara la espalda y echara la cabeza hacia atrás. Luego empezó a jugar con la punta chupándola y pasando la lengua por el agujero varias veces. Luego abrió por completo la boca y deslizó los labios por toda la longitud centímetro a centímetro. Lo hacía lentamente, atento a las reacciones de Sirius. Este era bastante silencioso, pero notaba el placer que sentía, su pecho subía y bajaba con rapidez, emitía pequeños jadeos y temblaba levemente. Tenía la boca abierta con un río de baba y la cabeza echada hacia atrás. Aunque notaba los suspiros quería oírle gemir y chillar de puro placer. Tomó con su mano la parte que no cubría su boca y con la otra le acariciaba y apretaba los testículos.
    -No te calles... quiero oírte gemir...-pronunció en su oído lentamente haciendo que Sirius abriera la boca y emitiera un gemido, pero no lo suficientemente alto como para saciarse.
    Volvió a bajar hacia el miembro, pero esta vez no lo acarició ni nada, pasó hacia los testículos y sonrió. Sabía que le iba a doler, pero quería oírle. Chupó uno y a continuación lo mordió y chupó, aún sin dejar de morderle, porqué no pararía hasta que Sirius llorara de placer.
    -AAAH... ¡MERLÍN!... Reg... aaah... no... aaaah...-gemía, pero Régulus no paraba, chupaba mas fuerte y acariciaba el miembro y el otro testículo. Mordía cambiando la intensidad, primero suave y luego apretaba, para luego suavizar aún si sacar sus colmillos y sin desgarrarlo:-Ahh... AAAAAAAH... Rég-Régulus... por favor... ah...aaah.-gritaba de placer. Tenía la espalda arqueada, la cabeza hacia atrás con la boca abierta y los ojos cerrados con lágrimas de placer y dolor juntos y las manos enredadas en el cabello corto de Régulus.
    Régulus lo soltó y chupó la sangre sacando un gemido de parte de Sirius. Le temblaban las piernas. Notó como Régulus le cogía una de las piernas y le miró jadeante, gimió y volvió a echar la cabeza hacia atrás cuando notó que Régulus le pasaba la lengua desde la rodilla hasta uno de los testículos pasando la lengua por la parte interna del muslo y después morder entre el testículo y el muslo.
    -AAAGGH... aah...-gimió.
    Régulus sonreía, le gustaba lo que provocaba en Sirius. Descontrolarlo y enloquecerlo, hacerle delirar. Le miró. Estaba hermoso, con su pelo despeinado, las mejillas sonrojadas, la baba cayendo de su boca abierta, temblando y gimiendo. Era hermoso, siempre lo ha sido. Se acercó y le besó. Sirius lo atrajo aún más haciendo que el beso se tornara caliente, con sus lenguas acariciándose. Se separaron a causa del oxígeno y sin darle tiempo a respira, se volvió hacia su miembro y volvió a terminar lo que había empezado. Esta vez, chupaba con más rapidez notando como Sirius acariciaba y tiraba de sus cabellos. Oyó como Sirius gimió e intentaba respirar y notó como se tensaba. En ese momento empezó a chupar y mover con más rapidez su mano.
    -No... aah... Reg...-gimoteó Sirius moviendo las pierna.
    Régulus chupó fuertemente a la vez que le apretaba los testículos y le daba una nalgada. Eso bastó para que Sirius gimiera alto, apretara los dedos tantos de las manos como los de los pies, se estirara arqueado su cuerpo en una curva perfecta en la que solo pudo observar sus pezones erectos y convulsionara.
    -AAAAH... RÉGULUS...-gimoteó temblando e intentando tomar aire.
    Régulus se sorprendió. En todo el tiempo que estuvieron saliendo, Sirius jamás se había corrido tanto y en tan poco tiempo. Tragó su esencia y besó a Sirius quien le apegó y sus lenguas se encontraron.
    -Buen chico.-dijo después del beso.
    -Entra ya.-gimoteó.
    -Tengo que prepararte mi amor.-le explicó mientras le besaba la frente.
    -Da igual... no quiero preparación.-dijo.
    -¿Y cómo lo quieres, duro y rápido... o dulce y lento?-le preguntó mirándole a los ojos.
    Sirius se acercó a su oído y susurró:-Quiero que me hagas chillar de dolor y de placer... quiero que me golpees hasta que no pueda sentarme y que dejes mi culo completamente encendido, lo quiero duro y lento.-y a continuación le mordió el lóbulo.
    El miembro de Régulus se hinchó aún más si era posible y su parte veela salió por completo haciendo que su cuerpo creciera y su pelo también. Cogió a Sirius y lo colocó en cuatro patas: -Entonces te haré llegar al cielo nene.-dijo con voz grave:-Te lo haré tan duro y lento que me sentirás dentro de ti por un año entero, así que prepárate.-añadió mientras le daba una nalgada y Sirius gimió hechando su cabeza hacia abajo y notó como Régulus le pellizcaba fuertemente los pezones a la misma vez y chilló, eso le dolió y le gustó. Se colocó detrás de Sirius le abrió un poco las piernas y entró de una estocada y le mordió el hombro. Sirius abrió la boca y gimió alto, arqueó la espalda y se corrió.
    -¡Merlín! Ahhh...-gimió.
    Régulus sonrió con gusto, Sirius se había corrido con solo entrar una vez...¿Cuántas veces se correría hasta que él lo hiciera? No le dio tiempo a Sirius de recuperarse cuando empezó a bombardear su trasero. Las estocadas eran duras y lentas. Sirius apretaba los dedos de los pies y los puños y había echado el pecho a la cama ya que sus manos temblaban y no le podían sostener porque no tenía fuerzas. Régulus le penetraba sin parar, le besaba y mordía la espalda, le pellizcaba los pezones, olía el olor de la sangre que salía de la entrada de Sirius debido al tiempo que había pasado sin que el hubiera entrado y al no haber sido preparado, sonrió, su Sirius no no había estado con nadie más. El solo pensar que alguien le había tocado hizo que su parte veela gruñera y empezara a penetrarle con más fuerza haciendo que Sirius gimiera, chillara y se retorciera de placer. Este dirigió una de sus manos a su miembro palpitante y olvidado, pero no llegó debido a que Régulus gruñó, le mordió el cuello y le dio una nalgada.
    -Aaah...-gimió.
    -Nene te correrás con solo mi miembro.-le dijo mientras le volvía a penetrar.
    -Por favor...aah...ahh...Reg...aaah...-intentaba hablar, su miembro le dolía, así que dirigió su mano otra vez. No llego a su destino ya que fue interceptada por la mano de Régulus.
    -Dije que no, Sirius.-dijo con voz grave. Cogió sus manos y las ató detrás de su espalda.
    Volvió a penetrarle y a darle de vez en cuando alguna que otra nalgada. Solo llevaba unos minutos cuando Sirius se corrió fuertemente con un gemido alto y arqueando la espalda, y apretó su entrada. Régulus gruñó y empezó a penetrarle más profundo.
    -¡Reg!....aaah...aah... no... aah...-intentaba hablar, pero le era imposible. Se había corrido ya tres veces y estaba muy sensible, notaba aún más las penetraciones de Régulus.
    -Estás muy sensible.-murmuró Régulus contra su oído.
    Régulus estaba por venirse, pero aguantó y empezó a penetrar más rápido y fuerte a Sirius:-Abre más tus piernas precioso.-le dijo.
    Sirius abrió más las piernas y arqueó la espalda y abrió la boca de puro placer. En esta posición notaba mejor las penetraciones de Régulus: -AAAAH...aah...Reg... Reg... ¡MERLÍN!... nghh... no... voy a... -intentó avisar y volvió a abrir la boca de puro placer.
    Régulus aumentó la rapidez y la fuerzas de las estocadas, estaba por correrse. Le dio la vuelta a Sirius y le besó. Sus lenguas se encontraron creando una danza, se les acababa el aire: -Vamos precioso córrete para mi.-le dijo en su oído y le volvió a besar.
    -Nghh...-gimió en medio del beso Sirius arqueando la espalda y corriéndose por cuarta vez entre los dos. Cerró los ojos y sintió como Régulus se corría dentro de él y le mordía el cuello, gimió.
    Los dos se estuvieron en esa posición durante un rato hasta que notó como Régulus salía, pero luego notó como entraba algo.
    -Régulus...¿Qué es eso?-le preguntó.
    -No te lo quites.-le dijo.
    -Pero...-fue callado por un beso. Régulus había vuelto a su forma original.
    -Es una cosa.-le dijo.
    -¿Para qué sirve?-le preguntó.
    -Sirve para...

    ~ · · · · ~

    -Profesor Snape, Remus.-dijo Harry a modo de saludo.
    -Potter.-saludó con un movimiento de cabeza.:- Vaya, vaya, vaya... me dijeron que estabais todos en un mimo vagón y salimos a intentar que no os mataseis... pero vengo y me encuentro esto... ¿no habéis tenido tiempo de hacer las paces que las hacéis justo el último año?-preguntó con aire cansado.
    -Somos especialistas en romper las reglas.-arguyó Harry.
    -Eso lo se Señor Potter.-comentó arrastrando las palabras como siempre solía hacerlo.
    -Un placer verlo bien.-dijo Hermione.
    -Gracias Señorita Greanger, me siento alagado, usted si que tiene educación... no como otros.-dijo mirando a Blaise quien tragó duro.
    -Muchachos...¿qué tal?-preguntó Remus intentando calmar el aire.
    -Bien Remus, un verano entretenido.-le comentó Harry:-¿Y el tuyo?
    -Bien, para qué mentir.-dijo sonrojándose.
    Severus miró a Remus y movió la boca simulando una sonrisa arrogante que solo duró unos segundos.




    Continuará...

    ¿Qué será ese secreto entre Harry, Ron y Neville?¿Qué le ocurrió a Remus en el verano? Vayan descubriéndolo.
    ¿A qué no os esperabais que Régulus fuera la pareja de Sirius? Ehhh :=uuum: :=uuum: :=WTFf: :=WTFf: :=ahjahajhaja: :=ahjahajhaja: :=ahjahajhaja: :=ahjahajhaja:

    Hasta la próxima.
  8. .
    -Hola, holitaaa... :=NEWWWA: :=NEWWWA:
    -¡CORTA EL ROLLO YA! :=angrys: :=angrys: :=angrys:
    -Mooo~ Isa-chan ya basta. :=BUABUA: :=BUABUA: :=BUABUA: :=SHOROO: :=SHOROO: :=SHOROO:
    -Está bien pero para de hablar que ya es hora. :=ummse: :=ummse: :=tardesds: :=tardesds:
    -Lo sé.... bien aquí tenéis el nuevo capítulo... Disfrutadlo. :=MAULS: :=MAULS: :=MAULS:






    Capítulo III






    A la mañana siguiente, Draco se despertó debido a los rayos de sol que entraba por la ventana y se fijó en Harry, quien dormía tranquilamente sobre su pecho. Empezó a acariciar sus cabellos y a pasar su mano por toda la cara cariñosamente, como leves caricias. Harry sonrió y abrió los ojos y miró a Draco, quien le devolvió la sonrisa.
    -Buenos días.-susurró Harry.
    -Buenos días, bebé.-le contestó Draco mientras le acariciaba sus cabellos con suavidad:-¿Has dormido bien?
    -Muy bien...-dijo mirando las mantas y enrollándolas entre sus manos y sintió como Draco le alzaba la cabeza suavemente.
    -¿Qué te pasa?-le preguntó preocupado mirando a Harry a los ojos.
    -Nada... solo que... parece raro... esto.-balbuceaba.
    Draco sonrió con dulzura. Adoraba esta parte de Harry, el sonrojado y balbuceante, como un niño pequeño perdido, pero vio en esos ojos el miedo a ser herido y tristeza y se juró internamente que haría lo imposible para que Harry fuera feliz:-Harry... no es algo que un Malfoy alga normalmente o usualmente...-empezó a hablar poniéndose en frente de Harry:-Harry estoy completamente enamorado de ti y quiero que sepas que haré todo lo que esté en mi mano con tal de que seas feliz, pero primero voy a conquistar te... te amo.-dijo mientras le daba un pequeño toponcito en los labios y un beso en la frente y salió de la habitación.
    -Tonto... ya lo has hecho.-comentó sonriente.
    Harry se vistió con una camisa blanca, con unos pantalones verde pistacho y unos zapatos marrones junto con una chaqueta de color marrón.
    Mientras Draco había recibido una carta de Pansy... rogaba que le ayudara.

    Querido Draco:

    En primer lugar te diré: Te lo dije y en segundo
    claro que te ayudaremos, pero te daré un pequeño adelanto.
    Primero alagar lo bello que está todos los días, y mantener una conversación que
    a el le guste, por ejemplo, de sus gustos.
    Después ve entregándole una flor distinta cada día, yo te
    ayudaré. Regala le bombones, poemas...
    Te aseguro que le gustará.
    Se cordial con el y mima le y cumple sus caprichos.
    Comienza hoy por una Acacia Amarilla que significa amor secreto.
    Buena suerte y me despido.


    Te quiere tu gran amiga
    Pansy Parkinson

    Draco cuando terminó de leer la nota sonrió y se cambió. Se puso unos pantalones azules claros junto con una camisa de color blanca y zapatos oscuros y una corbata verde. Cogió la flor y salió hacia la habitación de Harry. Tocó la puerta y le abrió Harry ya vestido con el pelo revuelto, sensual.
    -Bebé que bien te ves.-dijo mirándole de arriba a abajo, haciendo que Harry se sonrojara.
    -Emmm...¿Querías algo?-preguntó nervioso.
    -Dicen que los ángeles no existen pero acabo de ver uno... y que se vería muy bien con esta bella flor.-dijo cogiendo le la mano y besándola y después colocó la flor sobre su mano no sin antes besar uno de los pétalos mientras miraba a Harry y se perdía en sus ojos verdes esmeraldas.-Te veré en el salón.-dijo mientras se daba la vuelta y se iba con una sonrisa en los labios.
    Harry se quedó en la puerta mas colorado que un semáforo, miró la flor y sonrió y se sonrojó aún más. Entró de nuevo a la habitación y convocó un jarrón con agua y colocó la flor en él, sabía el significado de la flor. Era verdad lo que decía Draco, le estaba conquistando poco a poco. Llegó al salón y se colocó al lado de Draco. Ambos vieron que en el salón estaban sus padres. Narcissa estaba leyendo una carta apartados de los dos hombres que hablaban de negocios. Draco vio, como su madre al terminar la carta la arrugó, como si estuviera verdaderamente enfadada y acto seguido, la quemó y se dirigió a los demás.
    -Perdonadme, pero he de hacer una cosa.-comentó antes de perderse por la chimenea.
    Todos miraron a Narcissa y se preguntó el por qué de tan mal humor y cuál será eso que tiene que hacer.
    -Chicos, buenos días, venga tenéis que desayunar, pronto será la hora de irse a Hogwarts.-dijo Sirius.
    -Buenos días, vamos ahora mismo.-habló Harry soñoliento.
    Draco y Harry se fueron al comedor, donde los duendes les sirvieron un zumo de calabaza, tostadas y pastas de frutas a los dos.
    -Draco...-lo llamó Harry.
    -Dime.-contestó.
    -¿Por qué crees que tu madre estaba tan enfadada?-preguntó.
    -Ni idea bebé, pero no debe ser nada bueno.-arguyó Draco con la mirada perdida.
    -Draco...-lo volvió a llamar.
    -Dime bebé.-dijo y se levantó para sentarse al lado de Harry.
    -En Hogwarts no me vas a ignorar... ¿verdad?-preguntó Harry. Él estaba empezando a enamora de Draco y no quería que esto fuera solo un juego. Le dolería demasiado.
    -Jamás.-dijo mientras le tomaba del mentón y le miraba a los ojos con seriedad y sinceridad:-Termina de desayunar Harry, te estuve observando durante años y no comes nada.-dijo serio.
    Harry comió de mala gana, se había acostumbrado a comer casi nada.
    -Pero no tengo hambre.-dijo notando que su estómago le empezaba a doler y le empezaba a dar arcadas.
    -Harry.-le llamó la atención haciendo que se girara para mirarlo:-¿Tienes problemas a la hora de comer, como... anorexia o bulimia?-le preguntó serio.
    -Emmm...-no habló más, miró al plato y se le saltaron las lágrimas:-No lo se... hace solo unos meses que me vine con Sirius, pero... con los Dudley comía siempre lo mínimo o simplemente me dejaban semanas sin comer.-dijo mirando al suelo y con leves sollozos.
    -¿Sabes qué vamos a hacer?-le preguntó Draco. A él siempre le había preocupado la apariencia de Harry, tan escuálido y tan débil, y viéndole ahora, así, tan triste y desprotegido, llorando, le revolvió el estómago y se le ocurrió algo para que no estuviera triste.
    -Dime.-gimoteó.
    -Cada día vamos a ir comiendo una porción de más, para que tu estómago se acostumbre e iremos a ver a un medimago, le diré a nuestros padres que saquen cita para el fin de semana que viene, para que se lo digan a McGonagall.-dijo Draco mientras le apretaba las mejillas cariñosamente.
    Harry no dijo nada, solo le abrazó siendo correspondido por Draco.
    -Tenemos que irnos.- comentó Harry acordándose que se irían ya para la estación.
    Así que se fueron a la habitación a guardar los pijamas en la maleta y ambos salieron de sus habitaciones a la misma vez. Harry sonriente y un Draco enfadado.
    -Puf... es verdad... ese Weasley.-empezó a maldecir en susurros. Draco siempre había pensado... y pensaba... que el pelirrojo estaba enamorado de Harry. Pues no le iba a dar el gusto. Sonrió maligno. ¿Qué mejor manera de conquistar al moreno que empezando por ser bueno con sus amigos? Decidido, hoy, un Malfoy y Slytherin, se sentaría entre leones.
    -¿Qué estás murmurando?-preguntó Harry.
    Y a Draco se le ocurrió una cosa:-Lo bien que te quedan esos pantalones ajustados... te levantan el trasero.-dijo pasando por delante dándole una nalgada a Harry y sonriendo al notar el enorme sonrojo de Harry.-Sip, no hay nada mejor que ver a Harry Potter sonrojado y no era mentira, realmente esos pantalones azul oscuro le levantaban ese jugoso trasero y nada que decir de la camiseta gris pegada con esa chupa de cuero.
    -Maldito pervertido.-murmuró Harry caminando hacia el salón dónde seguramente estarían todos esperándolos.
    -Pero te encanta... acepta lo.-comentó sonriente y arrogante Draco.
    Harry no comentó nada más y siguió andando. Parecía una señal de tráfico.
    Ambos entraron en el salón y...

    ~ · · · · ~

    Narcissa entró en una casa destartalada, pero se sorprendió al ver el interior, todo estaba como nuevo.
    -Es un hechizo, por eso a primera vista parece destartalada.-comentó una voz.
    Narcissa se asustó un poco, pero reconoció la voz y bajó la varita.
    -¿Por qué?-preguntó ella.
    -¿Por qué, qué?-le contestó la persona con otra pregunta.
    -Sabes a lo que me refiero, no te hagas el tonto.-dijo de mal humor.
    -Vaya Cissy, no cambias.-comentó sonriente.
    -Le has hecho daño, mucho, y, ¿ahora vienes como si nada?-preguntó enfadada.
    A la figura se le oscureció la mirada y la perdió un rato mirando a la nada, pensando en todos estos años:-Tuve que hacerlo, o sino, él estaría muerto.
    -No puedes huir más, cada día se hunde más en su soledad, solo te quiere a ti.-comentó Narcissa.
    -Aún no... espera un poco.-dijo.
    Narcissa se acercó a la figura con aire amenazante:-Te lo diré una sola vez... aparece y pronto, estoy segura de que no aguantará mucho y hará alguna tontería y te lo digo de verdad, y como no aparezcas prepara te... porque el Señor Oscuro no te habrá matado, pero yo, si lo haré. Así que se un hombre y afronta las cosas y afronta las ya.-le dijo.
    -Cissy... procura que esta tarde no vaya nadie a la mansión Black.-le comentó con una sonrisa.
    -Me habías preocupado diciendo que aún no era el momento.-arguyó enfurruñada.
    -No es el momento porque Harry y Draco deben ir a Hogwarts, si me presento lo único que podría lograr sería un caos, prefiero ir en la tarde.-dijo él.
    -Que todo te salga bien, ¿sabes que vas a tener que enamorarlo de nuevo...no?-preguntó.
    -Cissy... le amo y si tengo que arrodillarme frente a todo el mundo mágico para pedirle perdón, no dudes en que lo haré.-explicó con seguridad.
    -¡Por Merlín! ¡Qué dejado estás! ¡Ni pienses que vas a ir a verlo así!-exclamó.
    -Cissy...-intentó hablar pero fue cayado.
    -¡No! ¡Ahora mismo vamos a comprar y a que te arreglen ese pelo! Mientras me cuentas qué es lo que te ha pasado en estos 17 años.-chilló histérica a la vez que pronunciaba un hechizo translador.
    Ambos aparecieron en una tienda de ropa y Narcissa se puso manos a la obra... al cabo de una hora, Narcissa ya llevaba 20 bolsas con ropa... como se nota que es una fan de la ropa.
    -Toma, ponte esto, ni pienses que vas a salir de aquí vestido así.-dijo mirándole de arriba a abajo.
    El hombre no le negó nada y se fue a cambiar, y, cuando salió, Narcissa lo arrastró hasta una peluquería.
    -Ahora, cuenta me.-comentó mientras que al joven le arreglaban el pelo.
    -Estuve un tiempo en coma en el mundo muggle, después me las apañé para vivir hasta que viera que era el momento de aparecer.-comentó.
    -¿Y tuviste que esperar 17 años?-preguntó.
    -Debía hacerlo, lo único que quería es que estuviera a salvo.-dijo.
    -Fue a Azkaban por un delito que no cometió.-dijo enfadada.
    -Lo sé. Me enteré hace un año.-dijo mirando a la nada.-Cree me cuando te digo que hubiera hecho todo lo que estuviera en mi mano con tal de que esté feliz y que no hubiera ido a Azkaban.-habló mientras sus ojos se empañaban.
    -Lo sé y cree me a mi, él no te culpa de eso, te culpa de que no estés con él.-dijo ella.
    -Ya... pero eso, esta tarde, va a cambiar.-habló.
    Narcissa sonrió y no volvieron a hablar del tema. En vez de eso le estuvo preguntando que había hecho durante esos años en el mundo muggle.
    -Fui profesor de historia.-arguyó.
    -Historia muggle... y es entretenida.-preguntó.
    -Ha de decir que si.-objetó.
    Al terminar Narcissa se quedó maravillada. Al muchacho le había quedado el corte de pelo como anillo al dedo. El estilo se llamaba “undercut” le quedaba muy bien.
    -Mira, si hasta pareces más joven.-se burló.
    -¡Mira quién lo dice!-exclamó el juguetón.
    -No te pases.-amenazó.
    -Dejaré en paz tu vejez.-objetó con los brazos en alto en son de paz.
    -Mocoso.-murmuró.
    -Cissy... ya no somos niños.-comentó.
    -Aún así sigues siendo un mocoso para mi.-dijo.
    -¡Pero si solo nos separan dos años!-exclamó frustrado.
    -Lo mismo da.-dijo ella.
    El muchacho se rindió, sabía que iba a ser imposible conversar con ella cuando se ponía en ese modo a si que salió de la tienda siendo seguida por una malhumorada Narcissa detrás de él.
    -¿Has olvidado tus modales? ¡No puedes dejar a una mujer hablando sola!-exclamó enfurruñada haciendo un berrinche como una niña pequeña.
    -¡Mira cómo lo hago!-le gritó de vuelta.
    -Vale, vale...tú ganas.-dijo vencida y vio como el muchacho sonreía arrogante.
    -Lo sé.-comentó.
    -¿Vas a comprarle algo?-preguntó Narcissa.
    -¿A quién?-preguntó confuso.
    -¿A quién sino genio? A Sirius.-habló.
    -¿Y por qué tengo que hacerlo?
    -Emmm... no sé... porque... te largaste dejándole solo una nota y una rosa, porque fingiste tu muerte, te perdiste sus 17 cumpleaños, le dejaste en Azkaban y... ¿piensas ir a su casa sin ningún detalle?-preguntó enfadada.
    -Vale, vale... ya entendí.-dijo.
    -¿Y bien?-volvió a cuestionar.
    -¿Y bien, qué?-preguntó astido el muchacho.
    -¿Qué le vas a comprar?-preguntó.
    -Estoy pensando Cissy, no molestes... emm... haber... no le gustan las joyas... ni las cosas bonitas... ¿Qué tal?... sí, creo que le gustará.-murmuraba.
    -¿Qué le vas a comprar?-preguntó.
    -Diecisiete rosas, una carta y un cachorro.-comentó con una sonrisa.
    Narcissa no estaba muy segura, pero no dijo nada, al fin y al cabo él conocía mejor que nadie a su primo y estaba segura de que lo que le iba a dar a Sirius funcionaría.
    -¿Qué raza le vas a comprar?-preguntó Narcissa.
    -Emmm... ¿Qué tal dos cachorros?-preguntó.
    -Buena idea...¿Y que raza?-cuestionó de nuevo.
    -Un cocker spaniel ingles y un springer spaniel inglés, a él le encantaban...-dijo recordando cuando le dijo que le gustaban esas dos razas.
    -¿Y de qué color?-preguntó Narcissa.
    -Si hay... un cocker marrón claro y un springer marrón oscuro, de preferencia, ambos hembras, creo que tiene ganas de tener una preferencia femenina en casa.-comentó en respuesta.
    Narcissa no dijo nada más.
    Ambos de dirigieron a una tienda de animales y el joven cogió a los cachorros tal y como había querido, ambas hembras, una cocker marrón clara y una springer de marrón oscuro. Eran tan bonitas, sobretodo la springer, esos ojos le recordaban a Sirius, eran tan parecidos. A demás, compró muñecos con los que los cachorros podrían jugar, champú, cepillos, cepillos de dientes especiales para perros, comida, cuencos para la comida y camas junto con unas mantas para las temporadas de frío.
    -¿Y ahora?-preguntó Narcissa quien llevaba en brazos a uno de los cachorros.
    -A la floristería.-dijo sonriente mientras cargaba al otro.
    Ambos fueron a la floristería y pidieron un ramo de diecisiete rosas.
    -Cissy mentiste.-pronunció el joven.
    -¿A qué te refieres?-preguntó.
    -No me perdí 17 cumpleaños... me perdí 18.-comentó:-Por eso el ramo de diecisiete.
    -Vaya.-fue lo único que dijo.
    -Bueno, ahora que tenemos todo, he de preparar una carta.-comentó.
    -Te llevo, yo tengo que ir a dejar a la estación a los chicos.-habló.
    Narcissa trasladó al muchacho a su casa y de allí se despidió y de fue a la mansión Black. Cuando llegó, se encontró con los chicos, quienes entraban en el salón con las maletas y se fijó mejor, Harry sonrojado y su hijo sonriendo. ¿Qué se ha perdido?
    -¿Qué me he perdido?-preguntó.
    -Nada.-habló Harry antes que Draco al ver las intenciones de este.
    -Nada.-pronunció el también.
    -Bueno chicos... hora de irse.-comentó Narcissa sonriente.
    Y así, todos se trasladaron hasta la estación, donde la mayoría de la gente ya se despedían, otros subían a buscar sitio o para buscar a sus amigos y contarse lo que no se habrían podido contar por carta.
    -Portaros bien y que no nos llegue ninguna carta.-dijo Lucius.
    Los chicos asintieron y se despidieron.
    -Adiós papá.-dijo Harry mientras abrazaba a Sirius.
    -Cuida te cachorro, y escribe me todas las semanas.-le dijo.
    Cuando Harry se estaba despidiendo de los señores Malfoy, Sirius se acercó a Draco.
    -No dejes que le ocurra nada.-le pidió.
    -Descuida, estará bien, yo me encargaré.
    -Si me entero que le haces algo malo... Voldemort solo será una hormiga en comparación conmigo.-comentó con aire siniestro que causó miedo en Draco pero supo disimularlo.
    -Jamás lo volveré a hacer.-dijo antes de que sonara el silbato que indicaba el primer aviso.
    -Nos veremos en navidad.-dijeron los chicos y se subieron en el tren.
    -Supongo que tu buscarás a tus amigos.-comentó triste Draco.
    -Ven.-dijo mientras le cogía de la mano y le arrastraba hasta el vagón en el que sabía que estarían sus amigos.
    Mientras iban andando los alumnos se quedaban de piedra. No todos los días veías a Malfoy y a Potter agarrados de la mano y sin pelear.
    -Draco... nos miran.-dijo cohibido.
    -Pues deja les.-respondió este con simpleza, pero sin soltar su mano.
    Ambos siguieron andando. Harry estaba feliz, Draco no le había echado a un lado y eso lo ponía contento. Se pararon enfrente de un camarote y Draco... enfadado de la mirada de los demás se volvió hacia ellos de mala gana.
    -¿Qué os pasa? ¿Acaso queréis una foto?-preguntó borde y burlonamente.
    Nadie dijo nada y con rapidez, se largaron tan pronto como habían venido.
    -Deberías ser un poco más amable.-dijo algo nervioso por si Draco le hablaba mal.
    -Pero Harry~... me ponen de mal humor que sean tan cotillas.-comentó enfurruñado, pero dulcemente.
    -Lo sé.-dijo él.:-Pero al menos intenta lo.
    -Lo haré, pero no prometo nada.-dijo.:-Bueno, entremos.
    Ambos entraron encontrándose con la mirada alegre de Pansy, la socarrona de Blaise y la inquisidora de Theo, junto con la curiosa de Crabbe y Goyle.
    -Buenos día Harry...¿Te podemos llamar así no?-preguntó Pansy.
    -Si... solo si yo puedo llamaros por los vuestros.-contestó.
    -¡Por supuesto!-exclamó.

    ~ · · · · ~

    Era su caligrafía de eso estaba seguro... dudaba en abrirla... ¿Estaría soñando? Pero tomó valor y con manos temblorosas abrió la carta.

    Para mi querido Sirius.

    Aquí te dejo las 17 rosas que me faltaban por darte para
    tus cumpleaños. Esos, los cuales me he saltado y no he estado presente y
    no sabes cuanto lo siento y deseo tanto pedirte perdón y que me perdones.
    Ahí tienes tu ramo y esos dulces cachorros que espero que te
    hayan robado el aliento, pero no más del que me robaste a mi.
    Lo siento por no haber aparecido durante estos 17 años, siento
    no haber estado contigo cuando me necesitabas, pero era necesario o sino
    él iría a por ti. Intenté proteger te, ¡Merlín si lo intenté!
    Te pido perdón, pero si yo te perdía, me volvería loco y lo mejor que
    puede hacer fue desaparecer.
    Sé el dolor que te causó mi “muerte” pero era necesario
    Sabes que te amo y que estaré dispuesto a esperar por ti o a
    volver a conquistar te, porque lo haré.
    Te amo mi amor, solo quería lo mejor para ti.


    Con cariño y profundo amor.
    Te quiere tu amado



    Al terminar de leer la nota se desplomó, estaba vivo, él estaba vivo...¡Merlín estaba vivo! Se levantó rápidamente y empezó a mirar a su alrededor.
    -Tan despistado como siempre.-comentó una voz a sus espaldas.
    Sirius se dio la vuelta y lo vio... Allí, en el sofá, sentado con una sonrisa dulce y esos ojos que lo miraban con profundo amor.
    -...-Sirius no podía pronunciar palabra... miraba al hombre que estaba delante de él. Era él... no pudo hacer nada más que correr hacia él y desplomarse a llorar sobre el abrazándole y llorando desconsoladamente.
    -Shh, bebé, ya ha pasado... estoy bien... estoy aquí... no me voy a ir... solo quiero saber algo...¿Me perdonas?-preguntó suavemente sobre su hombro.
    -Si... siempre.-gimoteó.
    El muchacho no aguantó mas y lo besó. Lo besó como si no existiese el mañana, probó esos labios que tanto le habían hecho falta.
    -Te amo.-dijo cuando se separaron juntando sus frentes.
    Sirius rió alegremente y para el muchacho, fue el mejor sonido de su vida.:-Yo también... te amo.
    Se oyó un quejido y ambos se giraron hacia los cachorros y rieron al verlas pelear juguetonamente y acercarse a ellos.
    -No te has olvidado.-comentó Sirius.
    -Jamás me olvidaría de una cosa que te hace feliz o que te gusta.-dijo él.



    Continuará






    ¿Quién será la pareja de Sirius? ¿Os hacéis una idea? ¿Qué pasará en el tren? Todo estoy y mucho más conforme la historia se vaya desarrollando... Byeeee~


    -Ya está... :=BIENODOE: :=BIENODOE:
    -Te vuelves a olvidar de algo. :=detective: :=detective: :=detective:
    -No... esta vez no me he olvidado de comprar helado. :=nuse: :=nuse: :=nuse:
    -María.... :=ummse: :=ummse: :=ummse:
    -Oh es verdad... :=ideasss: :=ideasss: :=ideasss:
    -¿Ya? :=nuse: :=nuse: :=nuse:
    -Tengo que estudiar adiós~ :=BIENODOE: :=BIENODOE: :=BIENODOE: :=duouou: :=duouou: :=duouou:
    -Un día de estos la mato. :=MUAHAHA: :=MUAHAHA: (n/a: lo dice en forma de susurro.) En fin... lo haré yo. :=WORKIN: :=WORKIN: :=WORKIN:

    Gracias @Fernanda Alvarez1, @Antooop, @Yuuri Bezarius por vuestros comentarios, por leer mi historia y porque os guste mi historia. El nombre de la pareja de Sirius vendrá en el capitulo que viene, por favor no me matéis mientras tanto.
    Y gracias a los demás que están leyendo mi historia. :)
    Hasta la próxima. :)

    Cocker Spaniel


    http://static9.depositphotos.com/1594920/1...aniel-puppy.jpg


    Springer Spaniel


    http://footage.framepool.com/shotimg/qf/58...orro-marron.jpg


    Camas (solo tenéis que imaginaros otra de diferente o igual color)


    www.mascotaspe.com/wp-content/uploa...ara-perros2.jpg


    Undercut (no le hagáis caso al hombre... solo es el pelo)

    www.undercuthairstyle.com/novit/wp-...t-hairstyle.jpg

    Edited by kiriekuru-chan~ - 20/12/2015, 15:59
  9. .
    Holitaaaa :=NEWWWA: :=NEWWWA: :=NEWWWA:.
    -Aquí os dejo el añorado... chan chan chaaan... :=violins: :=violins:
    -Venga y da la conti y deja de hablar, charlatana. :=¬¬: :=¬¬: :angry: :angry:
    -Moooo~ :=SHOROO: :=SHOROO: :=SHOROO: , eres mala Isa-chan.
    -Ya, ya, soy el demonio, da la conti. :=angrys: :=angrys: :=MUAHAHA: :=MUAHAHA:
    -Venga deja me divertirme. :=BUABUA: :=BUABUA: :=BUABUA:
    -Nop, ahora da la conti. :=¬¬: :=¬¬:
    -Valeee, aquí nuestro esperado capítulo II disfrutadlo, ¿ya? :=wozardd: :=wozardd: :=WORKIN: :=WORKIN:
    -Shhh, calla, que ya empieza. :=tardesds: :=tardesds:

    Capítulo II



    Sirius miró a su sobrino, su plan de unir a estos dos estaba dando resultado, su sobrino no paraba de mirar a su hijo adoptivo. Rió internamente, como cuando un crío va a hacer una trastada.
    -Vamos a cenar.-dijo.
    Todos se fueron hacia el salón a cenar. Narcissa rió como niña pequeña cuando vio su comida favorita. En la cena se podría decir que Harry y Draco conversaron por primera vez sin gritar ni matarse a hechizos ni a golpes, se podría decir que se hicieron amigos. En la cena Lucius explicó que Voldemort los tenía bajo un imperio y le dio las gracias a Harry por haberles ayudado.
    -Bueno pues mañana nos vemos.-dijo Harry.
    Sirius sonrió pícaramente, era el momento de entrar en escena.
    -Cissy, aún es temprano, apenas son las diez y hace años que no nos vemos, ¿por qué no os quedáis y os tomáis una copa de vino?-preguntó a su prima, no iba a desaprovechar la oportunidad.
    -Tienes razón, querido, ¿nos podemos quedar?-preguntó Cissy a su marido con una mirada de... “Dime que no y duermes por el resto de tu vida en el sofá viejo u otra opción, sería que no vivirás para contarlo”.
    Lucius tragó hondo, lo mejor sería no intentar enfadar a su esposa.
    -Cl-jum Claro.-dijo Lucius.
    Narcissa sonrió como una niña pequeña a la que le habían cumplido su capricho, al fin y al cabo “Un Black siempre gana”.
    -Sirius, trae un wisky de fuego y un ron y esa botella de 1960 que he visto en la cocina.-le ordenó cariñosamente Narcissa.
    -Siempre tan buen ojo Cissy.-dijo con una sonrisa.
    -Por supuesto.-dijo arrogantemente la mujer sentándose en el sofá.
    Mientras Sirius fue a por las botellas a por la cocina y mientras Narcissa se había sentado y había hecho que Harry se sentara a su lado y empezaron a hablar.
    -Y Harry, ¿Qué piensas estudiar?-preguntó Narcissa.
    -Pues... estaba pensando en ser auror, pero... estoy pensando en estudiar para ser profesor de DCAO en Hogwarts o medimago.
    -Debo decir que sería una buena carrera.-dijo Lucius.
    -Y no has pensado en ser... ministro o algo así.-preguntó Narcissa.
    -No, creo que ya hice suficiente durante mis primeros 17 años.-dijo serio.
    -La gente es muy avariciosa Harry, no des nunca más de lo que puedes, pues pedirán más, ten lo por hecho y yo me lamento de haber hecho todo lo que hice, espero que me perdones.-dijo Lucius.
    Narcissa pensó que Harry le vendría como anillo al dedo a su hijo, harían una pareja muy codiciada. Y quien no, teniendo a esas dos semejantes bellezas. Ya había notado las miradas que se echaban cuando uno de ellos no se daba cuenta y apostaba a que Sirius lo sabía, ya hablaría con él y planearía algo, sonrió con malicia.
    -No hay nada que perdonar, pues lo que hiciste, fue para proteger a tu mujer e hijo.
    -Tienes un gran corazón Harry.- comentó Cissy con una mirada maternal.
    -Ya estoy de vuelta Cissy.-dijo Sirius con tres botellas y cuatro vasos en las manos y con una sonrisa y un brillo en los ojos alegre.
    -Sirius, ¿qué te parece si pasamos la navidad en la casa de campo de Escocia de tus padres? Supongo que la habrás heredado.-dijo Cissy mientras le guiñaba el ojo sin que ninguno de los tres otros presentes se diera cuenta.
    A Sirius le costó entender la razón de aquel guiño, pero llegó a esa conclusión. “Lo sabe” pensó y reaccionó.
    -Por supuesto, a mi madre no le hubiera gustado, pero como soy el último heredero, me pertenece.-dijo.
    -Harry, te encantará esa casa, tiene una gran extensión de jardín y un bosque privado la rodea.-arguyó Narcissa.
    -Me encantaría ir.-dijo con una sonrisa cordial hacia la mujer.
    -Sirius, ¿qué te parece si nos quedamos a dormir?-preguntó Cissy.
    -Me encantaría, he cambiado la decoración de la casa por completo.-dijo Sirius.
    Lucius y Draco, estaban absortos, se iban a quedar a dormir. Lucius pensó “¿¡Qué se le ha pasado por la cabeza, a caso se ha vuelto loca!? Cuando estemos a solas me lo va a contar.” por otro lado Draco estaba encantado, más tiempo para observar a Harry y esta vez no desaprovecharía la oportunidad, por fin podría ser completamente feliz y no lo desaprovecharía.
    -Tío, ¿cuál sería mi habitación?-preguntó, hace tiempo que no le llamaba Tío.
    -Al lado de la de James, ¿te importaría mostrarse la?-preguntó a su hijo.
    -Claro que no papá.-dijo Harry. No le importaba, pero un poco nervioso si que estaba, se iba a quedar a solas con Draco. Rogaba porque no pasara nada.-Sígueme.
    Draco siguió a Harry por la casa e intentó memorizar el camino.
    -Harry.-le llamó.
    Harry se volvió hacia Draco.-¿Si?
    -Perdona me.-dijo.
    Harry parpadeó confusamente, ¿Había oído bien? ¿Draco había dicho que le perdonara?
    -¿Per-perdona?
    -L-lo has oído bien, no me hagas repetirlo.-dijo mirando hacia un lado.
    -¿Por qué?-cuestionó.
    -Por todo, durante estos años... los insultos, las peleas, los hechizos. Todo.-dijo con la cabeza baja, esperando que no se enfadara y le insultara.
    -Creo que en eso, los dos tenemos la culpa, te perdono, solo si tú también lo haces.-dijo Harry con una sonrisa.
    Draco lo miró sorprendido, había esperado de todo menos eso.-Por supuesto. ¿Amigos?.- le volvió a tender la mano con nerviosidad y timidez
    Harry no volvería cometer ese error, le sonrió a Draco y en vez de darle la mano le dio un abrazo.
    Draco quedó embobado con el aroma de Harry, olía a vainilla y fresas y le devolvió el abrazo. Sintió algo en su interior y se quedó paralizado, acababa de... RECIBIR SU HERENCIA MÁGICA.
    -Harry.-dijo en un susurro.
    -¿Umm?
    -Nada.-dijo, dios no lo podía creer... ERA UN VEELA Y SU PAREJA ERA Él, o Merlín, es lo mejor que le ha pasado en la vida, pero ahora tenía que deshacerse del abrazo sin que Harry pensara que lo estaba rechazando y porque si seguían así la túnica no podría ocultar su erección y entonces estaría jodido. Muy jodido. Gracias a Merlín fue Harry quien empezó a deshacerse del abrazo.
    -Ven, vamos.-dijo siguiendo andando, pero... iban cogidos de la mano y Draco no iba a decir nada.
    Al llegar a la habitación, Harry se despidió de él con un beso en la mejilla y con un escueto “voy a cambiarme”.
    Joder, no aguantaría sin tenerlo en su cama gimiendo para él mientras le... mierda... tendría que ir al baño.

    ~ · · · · ~

    Mientras, Lucius había tenido que ir a su casa a por el baúl de su hijo para ir a Hogwarts y por ropa de cambio para mañana.
    Aprovechando que nadie estaba Narcissa empezó a hablar con su primo.
    -Sirius... ¿le hechas de menos?-preguntó, ambos sabían de quién hablaban.
    Sirius suspiró, claro que le echaba de menos, sus ojos, su piel, su risa, su carácter. Todo.
    -Cissy, claro que si, le amaba más que a mi propia vida.-dijo mirando a la nada con melancolía.
    -¿Le amabas?¿Ya no?
    -Claro que le sigo amando, pero... Cissy... no va a volver... quiero enamorarme otra vez, pero no puedo. La simple idea me asquea, y no puedo, no quiero enamorarme, le quiero de vuelta... Merlín lo que daría por volver a verle solo una vez más. Que él me abrazara. Pero está muerto y se llevó mi corazón a su tumba y no va a devolverme lo hasta que yo me muera.-dijo derramando lágrimas, después de 18 años de su pérdida, esta es la primera vez que lloraba por él.-Y esta, es la primera vez que lloro por él, me siento tan mal.
    -Sirius tú estuviste en shock, el dolor de su perdida te ocasionó tal dolor que evito que lloraras, no es malo, no te atormentes ni te tortures por ello, puedes desahogarte... no, no puedes... debes hacer lo, debes perdonarte.-dijo Narcissa abrazando le.
    Sirius empezó a llorar sobre su hombro dolorosamente. Susurrando su nombre y pidiéndole perdón a una persona que no iba a volver. Narcissa notó que Sirius realmente estaba dolido y que por fin había salido de ese shock que le tenía sujeto durante 18 años. 18 años en los que le fue imposible llorar por su pérdida.
    -Ay Sirius, mi pequeño primo, todo va a estar bien.-dijo mientras le acurrucaba en sus brazos y le pasaba la mano por la espalda suavemente. Miró hacia la chimenea e hizo una señal de que no hiciera ruido.
    -Snif, lo siento, disculpadme, pero...-intentó excusarse.
    -Tranquilo, ve a dormir, nosotros también no iremos a dormir.-dijo Narcissa.
    -Buenas noches.-susurró y se marchó a su habitación si esperar respuesta.
    -Cissy, él estaba enamorado de...-intentó hablar.
    -Sí, sí que lo estaba y sigue estando enamorado de él.-dijo.-Anda, vamos a la cama, supongo que me quieres preguntar el por qué he querido quedarme a dormir.

    ~ · · · · ~

    Cuando sus padres estaban a punto de dormir, después del número de Lucius del por qué su mujer quería unirlos a los dos. Su simple respuesta... “Tu hijo ha hecho todo lo que le has ordenado al pie de la letra, es hora que decida por él mismo y más a la hora de decidir con quien quiere compartir su vida y no voy a dejar que lo destroces o que intentes imponerte en la felicidad de NUESTRO HIJO LUCIUS” y ahí se había callado y lo había aceptado.
    -Mamá, papá ¿Estáis dormidos?-preguntó.
    -No, ¿qué pasa?-preguntó su padre.
    -Acabo... de recibir mi...
    -¡OH MERLÍN! Siempre supe que la recibirías.-dijo su madre. -¿Cuál es el problema?
    -Mi pareja.-dijo Draco.
    “Mierda” pensó Narcissa, no había pensado en ello, ¿y si la pareja de Draco no era Harry?, adiós a sus planes.
    -¿Quién es?-preguntó preocupada.
    -Harry.
    -...¡NOOOO!-gritó su padre agarrándose de los pelos y tirándose a la cama.
    -¡SIII! ¡TE LO DIJE LUCIUS!.-dijo Narcissa empezando a dar saltitos por la habitación.
    -M-mamá.-susurró sorprendido.
    -Tu pareja es Harry, tú estás enamorado de él y él de ti, ¡es geniaaal!-victoreó por toda la habitación.
    Draco se había quedado asombrado, había dicho que Harry estaba enamorado de él.
    -¿Qué has dicho?-le preguntó a su madre.
    -Que Harry está enamorado de ti, pero no seas impulsivo, debes conquistarlo, por muy enamorado que esté no te va a aceptar de la noche a la mañana Draco. Harry es como una delicada flor, debes ir con cuidado.-dijo ella.
    -Gracias mamá, buenas noches.-dijo Draco saliendo de la habitación. Joder, se sentía tan bien, era correspondido, y por supuesto que iba a conquistarle, claro que lo haría. Ese moreno sería suyo, completamente suyo y de nadie mas. Gruñó interiormente al pensar que alguien más pudiera tenerlo. Ni hablar, Harry sería suyo y estaría a su lado y por supuesto, en su cama.
    -Harry.-susurró en la puerta de la habitación y oyó un “Pasa” de dentro.
    Y entró, y se fijó en la habitación y se sorprendió. Era una mezcla de Griffindor y Slytherin. Las paredes de color verde y plata, la cama redonda, en el centro de la habitación, de madera y de sábanas doradas y rojas. A un lado una chimenea con un sofá rojo con cojines en dorado, plata y verde. Un escritorio al otro lado y un armario al lado de la puerta y al fondo de la habitación una gran ventana que daba a una terraza y en las que había unas hermosas cortinas rojas.
    -El sombrero quería enviarme a Slytherin, pero le pedí que me enviara a Griffindor, aún así parezco más serpiente que león.-explicó el porqué de los colores de la habitación.
    -Así que Slytherin, eeh.-dijo.
    -Si.-dijo Harry sonrojado al notar como Draco se le acercaba peligrosamente.
    -No me sorprende.-susurró en su oído lentamente y Harry jadeó.
    -Ah, ¿No?-le siguió el juego.
    -No, siempre supe que ocultabas algo debajo de esa piel de cordero.-dijo en su oído, después de besar y morder su lóbulo. Harry gimió gustosamente.
    Ambos se miraron a los ojos, Draco vio que Harry tenía los ojos verdes esmeraldas mas bonitos que había visto en la vida, parecían acuosos, tan brillantes.
    Draco tubo que luchar contra su instinto cuando Harry gimió, porque si no, le hubiera hecho gemir tan alto que le dejaría sin cuerdas bucales.
    Harry, por su parte, sentía que en cualquier momento sus piernas le fallaría y acabaría en el piso.
    -Buenas noches Harry.-dijo Draco mientras le daba un beso en la mejilla y otro en el dorso de su mano derecha. -Que duermas bien.- añadió.
    -Buenas noches Draco.-dijo embobado.
    -Harry, antes que nada.-dijo Draco.
    Harry parpadeó y cuando se dio cuenta Draco estaba otra vez enfrente de él, sintió que le agarraba de la cadera y que unos labios se unían a los suyos en un beso tierno y dulce, delicado pero sensual.
    -Voy a conquistar te, prepara te.-dijo y le volvió a morder el lóbulo y a robarle otro beso y se fue. Dejándole en su habitación con un sonrojo que era más rojo que el pelo de los Weasley y pensando... “También me quiere...¡MERLÍN, ME QUIERE!” y se durmió con una sonrisa.

    ~ · · · · ~

    Draco pensó que si quería conquistar a Harry, debería hacerlo, pero con ayuda, así que se puso a escribirle una carta a Pansy pidiéndole ayuda.

    Querida Pansy:

    Necesito tu ayuda. Para mi gran pesar... tenías razón.
    Quiero conquistarle, pero no se cómo hacerlo o por dónde empezar.
    Jamás pensé hacer esto, el decir que tenías razón y el pedirte ayuda,
    debido a la situación he preferido tragarme mi orgullo y pedirte ayuda.
    Di me que debo hacer, ya que perdí la apuesta al saber que me he enamorado de Harry,
    como tu supusiste y yo no.
    Reúne a los chico y en el tren hablaremos.
    Por cierto, ¿qué tal tu madre, la operación resultó un éxito?
    No te lo vas a creer pero estoy en la mansión Black. Sí, la de mi tío Sirius
    y en ella, esta Harry, debo decirte que somos “amigo” ya que, y no te rías cuando leas esto,
    le pedí perdón y nos hemos hecho “amigos”.
    Te estarás preguntando por qué he puesto así la palabra amigos.
    Pues verás, él ya conoce mis intenciones de conquista y he de decir que es como una
    delicada flor. Sensual, precioso, fuerte, pero a la misma vez, inocente y débil.
    Sin más me despido.
    PD: Sé que estás enamorada de Greanger, si me ayudas, te ayudo, lo mismo que con los demás,
    comentase lo, y otra cosa, he recibido mi herencia y mi pareja, para mas gula, es Harry.


    Te quiere, tu gran amigo.
    Draco Malfoy.


    Después de escribir esta carta a su amiga, la mandó y se fue hacia la cama en la cual reposaba un pijama de seda negra. Sonrió gustosamente al recordar el sonrojo de Harry, y ese gemido. Se pasó la legua por los labios y se los mordió, no podría aguantar más el no tenerlo en su cama y entre sus brazos, eso sonaba un poco morboso, pero era verdad. Ese griffindor lo llevaba de cabeza.
    Al terminar de apagar la luz y recostarse, oyó como si alguien hubiera gritado y se levantó como un resorte.”Harry” pensó y rápidamente sus instintos salieron. Los colmillos le crecieron un poco al igual que las uñas y sus ojos se tiñeron de dorado y se fue hacia la habitación para proteger a su pareja.
    Al llegar, se quedó helado, Harry estaba teniendo una pesadilla, se revolvía entre las sábanas sudando y susurrando cosas sin sentido.
    Se acercó y le atrajo hacia él, haciendo que se despertara.
    -Dr-Draco.-gimió dolorosamente.
    -Shhh, calma bebé, todo está bien, estás bien.-dijo Draco.
    -Yo no quería...ellos murieron por mi... ella...-dijo Harry.
    -Shh, tranquilo.-le tranquilizaba Draco mientras le acunaba entre sus brazos, y pensó celoso “¿Quién es ella?”
    -Harry, has dicho ella...¿Quién?-preguntó.
    -Mi madre... murió por mi culpa... intentó protegerme... al igual que todos... siempre mueren... siempre acaban muertos por mi culpa.-sollozaba.
    -No, bebé, eso no es cierto.-dijo Draco y siguió acunando lo.
    -Draco.-gimoteó Harry.
    -Dime.-dijo él mientras le pasaba sus manos por su pelo y espalda.
    -¿No te irás verdad?-cuestionó mirándole a los ojos.
    Sus miradas se encontraron, los ojos de Harry brillaban a causa de las lágrimas, tenía los ojos hinchados y colorados al igual que la nariz,con un semblante de preocupación en la cara. Draco no quería que Harry siguiera sufriendo, se juró internamente que le protegería y cuidaría.
    -No, no lo haré nunca, y ahora, vamos a dormir.-dijo mientras se dormían ambos abrazados.

    ~ · · · · ~

    Mientras, fuera de la habitación, había tres personas con los oídos pegados en la puerta. Al finalizar la conversación se apartaron.
    -Esto me huele a boda muy pronto.-canturreó Narcissa.
    Los tres habían salido de sus habitaciones al oír el grito de Harry, pensando que alguien había entrado en su habitación, pero se calmaron al ver entras a Draco a la habitación de Harry con aire preocupado y con un aura que transmitía “Daña a mi pareja y no vivirás para contarlo” y con su parte veela saliendo a relucir.
    -¿Quién lo iba a decir? Tu hijo ha heredado tu herencia mágica, Cissy.-dijo Sirius.
    -Sí, y te puedo asegurar que no se harán daño el uno al otro.-respondió Lucius por su mujer.
    -Lo sé.-comentó Sirius.
    -Ahora que ya estamos seguros de que no pasa nada malo, deberíamos volver a nuestras habitaciones a dormir, mañana hay que madrugar.- comentó Narcissa, quien se despidió de su primo y se llevó a su marido a rastras a su habitación.
    Sirius volvió a la suya, sobre la cama había un cofre pequeño, con fotos y cartas. Todas de él. Hacía 18 años que no lo habría, 18 años en los que se había negado a hacerlo. Merlín le extrañaba tanto que hasta lo odiaba. Lo odiaba por hacerle sufrir cuando le prometió que no lo haría, cuando le prometió que no lo dejaría, que lo cuidaría y que le haría feliz y ahora... Ahora nada, ya no queda nada, ni promesas, ni besos, ni caricias... ni un “te amo” más. Se había quedado sin nada. Sin su voz, sin su rostro por las mañanas, sin sus besos. Nada.
    Cogió la última carta, la abrió y empezó a leer con sus ojos y mejillas bañados en lágrimas. Aquella última carta que recibió aquella mañana a solas, encima de la mesita y con una rosa, su última rosa.

    Para mi querido Sirius.

    Mi amor, te estarás preguntando por qué te has despertado y no estaba allí.
    He de terminar una cosa, acabo de descubrir algo que podría significar la victoria del lado de la Luz.
    Te prometo que en cuanto regrese te lo contaré.
    Pero no volveré hoy mismo, he de terminar una cosa, el señor Oscuro sabe que yo se algo y que tengo
    algo que le pertenece.
    Volveré en cuanto logre terminar lo que llevo estudiando dos años.
    La razón por la que no te llevo conmigo es por la que si él nos encuentra, tú estarías en peligro y
    y no voy a dejar que eso pase, te lo prometí. Prometí cuidarte y amarte para siempre y estar contigo.


    Te amo mi amor, no lo olvides.
    Hasta pronto


    Su última carta, su último “Te amo” su adiós. Lloró. Lloró desconsoladamente, cogió un abrigo y se transportó hacia el cementerio, allí donde descansaba. Solo un nombre y un ataúd vacío, pues no encontraron el cuerpo. Calló de rodilla sobre la tumba y empezó a llorar, lloró hasta quedarse sin lágrimas y sin voz, su cuerpo temblaba a causa del dolor y del frío, pero no le importaba, quería desahogarse de todo.
    -¿Por qué? Me lo prometiste... dijiste que... dijiste... dijiste que estarías conmigo... pero no es cierto... estás muerto, y te llevaste todo. Te llevaste mi corazón y mi razón de vivir. Todo... ¡MALDITO SEAS!... no hagas promesas que no vas a cumplir.-lloraba.- Te lo di todo, deja me enamorarme de nuevo, deja me sentir de nuevo, aunque no seas tú.-sollozó sin parar.
    Sirius siguió llorando, sin percatarse de nada al su alrededor. No se dio cuenta de que alguien le observaba, esa persona quería ir a consolarle, pero sabía que no podía, no era el momento ni el sitio más adecuado, tendría que esperar. Apretó los puños y se quedó mirando como Sirius sollozaba y lloraba de dolor, pero no se fue, se quedó allí, velando, por si alguien venía o por si le pasaba algo. Se quedó allí hasta que Sirius, cansado, desapareció murmurando “Mansión Black”. Fue entonces cuando él, suspiró tranquilo y se marchó.
    Sirius al llegar a su casa, más específicamente, a su habitación, se quitó el abrigo y lo puso en una silla, y se puso el pijama. Se asomó debajo de la cama y de ella sacó una caja algo más grande, de la cual sacó un oso blanco de peluche. Su regalo de cumpleaños, aún recuerda cuando se lo regaló. Sonrió y lo abrazó. Estaba tan cansado que se quedó profundamente dormido.









    Continuara....






    ¿Quien será la persona que estaba observando a Sirius? ¿Creéis que esa persona es mala, o solo quiere hacerle feliz? ¿Qué quiere decir con que no es el momento ni el lugar para acercarse a Sirius? ¿Qué oculta esta persona? ¿Draco ha conseguido el corazón de nuestro moreno? ¿Ayudaran Pansy y sus amigos a Draco? Descubran lo.

    HASTA LA PRÓXIMA :=WIJIS: :=BIENODOE: :=WORKIN:

    -¿No te olvidas de algo? :=detective: :=detective: :=¬¬: :=¬¬:
    -¿Lo he hecho? :=nuse: :=nuse:
    -María... :=ummse: :=ummse: :=ummse:
    -¡OOOH DIOS MIO! :=WTFf: :=WTFf: :=WTFf:
    -¿Te has acordado ya? :=uuhuhuhus: :=uuhuhuhus:
    -Tengo que comprar helado, ya decía yo. :=EEEE: :=EEEE: :=DFSDFSD: :=DFSDFSD:
    -GRRRR :=angrys: :=angrys: :=angrys: :=angrys:
    -¿Qué te pasa? :=nuse: :=nuse:
    -IDIOTA, DA LAS GRACIAS :=angrys: :=angrys: :=angrys:
    -HAIIII :=SHOROO: :=SHOROO: :=SHOROO: :=SHOROO: :=SHOROO:

    Gracias @LokillaxelYaoi porque te esté gustando mi historia, sobre las dudas... se irán resolviendo conforme la historia se vaya terminando.
    Gracias @Yuuri Bezarius... yo también pienso lo mismo sobre esta pareja.
    Lamento haberos hecho esperar, pero he tenido temporada de exámenes y buuuum, ha sido muy dificil encontrar tiempo, espero que lo disfrutéis.
  10. .
    :=NEWWWA: :=NEWWWA: :=NEWWWA: Hola de nuevo, llevo un tiempo sin escribir nada pensando y pensando en qué historia podría escribir, hasta que puff, toda esta historia se presentó en mi mente como una ola de ideas. Pero como suele pasar, hay veces en las que un artista ya no tiene ideas y tiene que esperar a que venga el momento.
    Vale, no seáis muy duros y por favor espero que os guste mi nueva historia, hace tiempo que no escribía, por motivos personales.
    Así que aquí está mi nueva historia... disfrutadla.




    Conquistando tu corazón









    Capítulo I



    Era un día soleado de verano, después de haber vencido a Voldemort, Harry se había ido a vivir con Sirius a la mansión de los Black, podría decirse que ya tenía una familia y lo que era tener un amor paternal a su lado, no era su padre biológico, pero no importaba, le quería igual. Al final resultó que la maldición no le dio pero el velo lo mando a un mundo alternativo, gracias a Hermione y a Remus lograron sacarlo de ahí.
    -James, cachorro, ¿quieres ir a jugar al quiddich?-preguntó Sirius entrando es su habitación con una sonrisa y parándose en el marco de la puerta.
    -Sí, voy ahora, deja que mande esta carta.-dijo Harry mientras le daba la carta a Lulu, su nueva lechuza, echaba de menos a Hedwing, pero no se podía hacer nada.
    Al terminar de escribir la nota le dijo a Lulu que la mandara a la casa de los Weasley, y salió junto con Sirius al jardín para jugar al quiddich.
    Sirius se quedaba embobado de vez en cuando mirando a Harry sonreír, jamás le había visto sonreír y reír con tanta felicidad y eso le hacía reír a él también. Se parecía tanto a ellos, recordó con melancolía, la dulce Lily y su gran amigo James. Como les echaba de menos, no hay ni un día en el que o se arrepienta de haber cambiado su turno con esa asquerosa rata, aquel que era su amigo, les había vendido como perros a todos.
    Tras un largo día de risas, caídas, golpes y más risas, acabaron rendidos en el sofá riendo de las historias que contaba Sirius sobre sus padres.
    -Jajaja, ¡¿Enserio?!-preguntó Harry riendo.
    -Si, el pobre James tuvo una confusión con Lily y esta le dio una bofetada que le dejó marca durante una semana, jajajaja, lo que pagaría por volver a ver ese golpe.-comentó Sirius riendo.
    -Se querían...¿verdad?-preguntó con melancolía, intentando acordarse de algún recuerdo con ellos, pero no encontraba ninguno.
    -Cachorro...-susurró Sirius acercándose a Harry y atrayéndole a su cuerpo para abrazarle.
    Harry se acurrucó en él y empezó a llorar.
    -Ya, cachorro, ya, suelta todo lo que has guardado todos estos años.-dijo Sirius paternalmente.
    -No es justo, ¿por qué?, yo no quería esto, no quería ser famoso, no quería vencer a nadie ni ser el salvador de nada... quería conocerlos... quería saber lo que es tener un padre y una madre. Tener una familia, Sirius, una que me aceptara tal y como soy, no como los Dudley, y, sobre todo quería saber lo que se sentía al decir papá y mamá.-dijo llorando y liberando todo lo que había estando guardando todo durante estos años.
    -Cachorro, si pudiera y supiera algún hechizo de revivir a las personas, te devolvería a Lily y a James, no lo dudes, pero es imposible, aún que, siempre podrás hallarlos en tu corazón.-dijo mientras le acariciaba la espalda y le besaba la cabeza.
    Harry quería decirle una cosa a Sirius, una cosa a la que llevaba dando vueltas en su cabeza una y otra vez.
    -Sirius.-le llamó.
    -Dime cachorro.
    -Yo... podría... emm bueno... no se cómo decirte lo.
    -Tranquilo, confía en mi. Ya sabes que puedes contar conmigo y decirme todo lo que quieras.
    -No te molestaría si te llamo... papá, ¿verdad?
    Sirius no cabía en su asombro. Nunca nadie le había dicho esa palabra. Mentiría si no ha tenido un profundo sueño deseando de que alguien le llamara así. Se fijó en Harry, había sufrido tanto él solo, y ahora estaba entre sus brazos preguntándole que si podría llamarle papá. Se sentía tan bien, pero a la vez tan mal, no había estado con él todos estos años y sentía que les estaba quitando el cariño de Harry a Lily y a James. Pero ya pensaría en eso, ahora lo que importaba es hacer que Harry se sintiera como en una familia de verdad.
    -James.-le llamó la atención apartándole
    Harry pensó que no quería que le llamara así y empezó a llorar. ¿Cómo podría pensar eso?
    -No cachorro, mi bebé no llores, claro que me puedes decir papá.-dijo Sirius mientras le limpiaba las lágrimas.
    -Papá... se siente bien decirlo.-dijo Harry mientras bostezaba.
    -¿Tienes sueño bebé?-le preguntó.
    -Si.-dijo él.
    -Ya es tarde, vamos a la cama.-dijo Sirius levantándose.
    Harry extendió los brazos hacia Sirius y este sonrió. Se fijó en que había una pequeña diferencia entre James y Harry. Este último era mucho más pequeño y tenia una figura estirada, como la de una mujer, pero sin llegar a ser lo y era más cariñoso. Rió y lo cogió en brazos, no pesaba casi nada, seguro que era por esa familia muggle y le hirvió la sangre. Harry era tan noble, no fue justo que pasara por eso y que le trataran así.
    Lo llevó a su habitación, lo dejó en la cama y se fue a la habitación de Harry a por su pijama. Volvió a su habitación y se lo entregó.
    -Antes ve a ducharte.
    Harry asintió y se fue al baño, mientras que Sirius se fue al baño que había en la habitación de su hermano. Cuando se terminó de duchar se entretuvo mirando las fotos que tenía su hermano en sus habitación, en una de ellas estaban los dos de pequeños y riendo, y estaban sus padres sonriendo les y abrazando les. Ojalá las cosas nunca hubieran cambiado y ese hombre no hubiera convencido a sus padres de que se comportaran así. Volvió a su habitación y se encontró a Harry dormido con las gafas puestas. Negó con la cabeza, de tal palo tal astilla. Se acercó y se las quitó, las puso en la mesita de noche, se acostó y apagó la luz.
    Inconscientemente Harry se acercó a Sirius buscando ese calor paternal que hacía sentirse protegido.
    Sirius sonrió y lo acercó a él.
    Por primera vez, ninguno de ellos tuvo pesadillas.
    A la mañana siguiente ambos se levantaron para desayunar e ir a comprar algunas cosas a Londres Mágico.
    -Harry ¿estás listo?-le preguntó
    -Si, papá.-dijo Harry sonriendo.
    Ambos tocaron el transportador y llegaron justamente al lado del Big Ben Magic. Ambos se dirigieron a la principal tienda de ropa cara que vieron. Un Black seguirá siendo un Black al fin y al cabo.
    A Sirius se le fue la cabeza comprando ropa y capas para cualquier evento, también compró algunas botas, vans y botas, también se compró ropa para el.
    -Ven Harry, vamos a alguna peluquería en la que puedan... domar o al menos darle un look algo más... adecuado.-dijo mirando con horror el pelo de Harry.
    -¿Qué hay de malo en mi pelo?
    -No hay nada malo, pero tienes falta de cortar lo y de darle un look más apropiado a tu edad, más... hmm... ¿cómo decirlo?... sensual.-dijo al final.
    Al rato salieron de la peluquería y Harry llevaba un look más desenfrenado y por decirlo de alguna manera domado. Le habían cortado un poco el pelo y luego le habían dado una espuma para poder peinar su pelo y darle así un toque despeinado y sensual, a Sirius le habían dado un producto que servía para alisar el cabello y le habían cortado un poco las puntas.
    -Ahora vamos a ir a una óptica a que te quiten la miopía, ya he pedido cita, vamos.
    Al llegar a casa el pobre Harry estaba reventado y se fue a la cama. Al parecer dormir con Sirius le gustó y ahora ambos dormían juntos.
    Los dos pasaron un verano muy divertido. Para el cumpleaños de Harry vinieron todos sus amigos y lo celebraron a lo grande.
    El día después de su cumpleaños recibieron la carta de Hogwarts, Sirius se puso loco de contento y justamente al día siguiente fueron al Callejón Diagón a comprar todo lo necesario. Cabe decir que se encontraron con la familia Malfoy. Narcissa y Sirius siempre se llevaron bien aún cuando él era la oveja negra de la familia, pero no podía decir lo mismo de Lucius o de Draco, de tal palo tal astilla.
    -Sirius, que alegría verte, ¿qué tal primo?
    -Bien Narcissa gracias por preguntar ¿y ustedes?
    -Muy bien gracias por preguntar, un día podemos quedar y tomar un té, hace años que no lo hacemos.
    -Estaré encantado de ir Cissy, hola Draco... la última vez que te vi eras un niño pequeño.
    -Hola tío Sirius.-dijo cortante.
    Sirius se fijó en que Harry se había quedado embobado mirando a su sobrino y sonrió como si fuera la primera vez que se le ocurría una brillante idea.
    -En realidad, ¿por qué no hoy? Vamos, haré una cena familiar.-dijo con una sonrisa.
    -De acuerdo, estaremos encantados de ir, ¿a qué hora?-preguntó Cissy.
    -A las seis.-dijo Sirius.
    Dicho esto se despidieron y siguieron por sus caminos. Al llegar a casa Harry le preguntó.
    -Sirius, ¿por qué les has invitado?
    -Se que te gusta mi sobrino, James, te he visto.-dijo con una sonrisa picarona.
    -A mi no me gusta nadie, a demás es un hombre.-dijo con una cara de horror.
    En ese momento supo que nadie le había explicado a Harry que las parejas homosexuales estaban bien vistas en el mundo mágico, maldijo otra vez a esa familia muggle.
    -Harry sientate, a ver, dime por qué crees que está mal.-preguntó intrigado.
    -Por qué no se puede, es raro y malo.-dijo haciendo una mueca.
    -¿Quien dice eso?-indagó Sirius.
    -Todo el mundo.-dijo nervioso mirando sus manos.
    -¿Quién es todo el mundo?-preguntó haciendo se una idea-
    -Los muggles.-dijo Harry y Sirius sonrió.
    -Harry, aquí la homosexualidad está bien vista, no es nada malo ni raro.-dijo relajado.
    -¿Me vas a dejar de querer por qué me gusten los hombres?-preguntó preocupado.
    -No, claro que no, de hecho a mi también me gustan los hombres.-arguyó con una sonrisa tranquilizadora.
    -Vaya no lo sabía. Entonces habrá alguien que te llame la atención.-dijo Harry.
    -Lo hubo, Harry, lo hubo.-dijo melancólico.
    -¿Ya no?¿Qué pasó?-preguntó.
    -Ya no, murió.-dijo recordando el día que le dieron la noticia.
    -¿Quién fue?
    -Ya te lo contaré más adelante, ahora vamos a poner la ropa en el armario y a colocar lo demás.
    -¿Colocar?-preguntó desconcertado.
    -He comprado muebles y múltiples cosas para cambiar la decoración de la casa. Está demasiado apagada, vieja y sosa, como la dueña que la decoró.-dijo Sirius recordando a su madre.
    Colocaron la ropa y Sirius le dijo a Harry que se duchara y que se pusiera alguna ropa de la que habían comprado, mientras él decoraba la casa. Eran las doce, le daba tiempo a cambiar los muebles y los papeles de la pared y hacer la comida, bañarse y vestirse. Había pensado en lo que había visto en el Callejón, qué mejor manera de unir a Harry con su sobrino, había visto una pequeña mirada hambrienta de parte de su sobrino a Harry y se le había ocurrido sacar los dotes de los Potter, esa sensualidad que escondían. Será una cena formidable, pensó juguetón.
    Cambió completamente el salón de la casa, ese papel rojo oscuro, lo cambió por un crema y los sofás negros y de cuero, a unos blancos y de piel, con cojines de color rojo, verde y azul. Cambió la lámpara de araña a una más moderna. Retocó un montón la chimenea, esta era negra y la cambió a piedra y de color marrón, y puso unas cortinas blancas, cambió el suelo de mármol oscuro, a uno de madera claro.
    Pasó al salón, siempre odió ese color de la pared frío y austero de color verde oscuro y esa mesa marrón con esas sillas de madera recubiertas de un rojo vino y esas cortinas negras, todo eso quitaba luz a la sala y la hacía más pequeña y esa lámpara de araña de color negro. Primero cambió el color a un color gris claro, la mesa a un color blanco y las sillas del mismo color con cobertores azules, y esa lámpara negra a una dorada y brillante con retoques en plateado, y las cortinas las puso de una seda de color rosa pastel y ese suelo de color marrón oscuro a uno de color blanco y de mármol, los armarios, los cambió a un tono blanco con detalles en plata y dorado.
    Cambió el color de los pasillos de color gris oscuro a un color blanco, y esa madera del suelo y la de la pared a una de color grisácea, con tonos rosa pastel.
    Luego pasó a las habitaciones, quito esos papeles y las pintó blancas, las camas de madera oscura, las pasó a una madera clara y las sábanas de color crema con cojines marrones y rojos, las cortinas las puso de un gris claro, eso pasó en todas las habitaciones, en la biblioteca, lo único que hizo fue cambiar ese color rojo a un blanco y las mesas a unas de color marrón claro y renovar el suelo, todas las puertas fueron cambiadas a madera de roble.
    Y por último en la cocina, cambió ese papel marrón oscuro por un rosa pastel y los armarios negros y oscuros a unos blancos y aclarados, cambió todos los utensilios viejos a unos nuevos y a los elfos les otorgó ropa y no esos manteles sucios y desgastados.
    -Kreacher, puedes ir a comprar esto y luego quiero que te tomes la tarde libre.-dijo Sirius con una sonrisa, a Kreacher nuca le cayó bien, pero sabía que lo que había hecho hoy le había tocado un poco la fibra sensible.
    -Grrr, si.-dijo enfurruñado.
    Mientras Kreacher compraba eso, fue a la habitación de Harry y lo encontró terminando de ponerse la camisa. Guau, que cambio. Harry se había puesto unos pantalones ajustados, demasiado, le resaltaban las piernas y... para que negarlo, la cintura, la camisa era blanca y llevaba algunos botones de arriba sueltos, luego se había colocado una chaqueta de color negra y se había remangado las mangas y el pelo se lo había dejado desenfrenado, ahora que no llevaba gafas se le notaban sus ojos, y se había puesto unos zapatos de vestir de cuero, guau. Tan parecido a James cuando tuvo su primera cita con Lily.
    -Vaya... estás... no tengo palabras.-dijo Sirius.
    -Gracias papá.-dijo Harry.
    -Creo que hoy en la cena llamarás la atención de cierto personaje.-dijo mientras le guiñaba un ojo.
    Harry se sonrojó, hoy al ver a Draco se había quedado embobado, no llevaba su pelo con gomina ni iba tan elegante, iba espectacular, con sus pantalones pegados y esa camisa. Se le caía la baba.
    -James cierra la boca, se te cae la baba.-dijo Sirius burlonamente.
    Harry volvió en si y se puso tan rojo como el pelo de los Weasley. Eso hizo que Sirius soltara una carcajada.
    -Voy a hacer la cena, ¿vienes?
    -No, ahora iré, voy a escribir a Hermione y a Ron.-dijo mientras se sentaba en su escritorio.
    -Vale, si bajas y no estoy, me estaré duchando.-dijo Sirius.
    Después de un rato. Sirius terminó de hacer la cena. Había hecho una ensalada, un entrecot de ternera y una tarta de chocolate. La comida preferida de su prima. Le dijo a Kreacher que preparaba la mesa mientras el se duchaba.
    Después de ducharse, se arregló el pelo y se lo ató con una cinta blanca, se puso unos pantalones blancos con una camisa negra y se echo la chaqueta en el hombro y se colocó unos zapatos oscuros, se remangó las mangas y se desabotonó los tres primeros botones y salió a por Harry para ir al comedor, eran las 5:45, no tardaría en venir.
    -James, vamos, no van a tardar en venir.-dijo mientras miraba como Harry se estiraba.
    -Voy.-dijo levantándose.
    Ambos se dirigieron hacia la chimenea, y Sirius abrió la red flu para que pudieran entrar a la casa.
    Decir que Harry estaba nervioso era poco, estaba hecho un manojo de nervios, no sabía si podrían llegar a ser amigos, o lo volvería a insultar como siempre, recordar eso le causó un leve dolor de estómago.
    -Relájate James.-dijo Sirius.
    -Si, papá.
    De pronto la chimenea empezó a brillar y asomó su prima junto con su hijo y justamente después Lucius. Su hijo y esposo habían tenido una pequeña disputa de por qué tenían que ir a esa cena, <<simplemente porque no quiero perder lazos con la única familia que me queda, por muy mal que os caiga os aguantáis, o si no, fuera de mi casa, a demás, Harry nos salvó, le debemos un favor y un poco de respeto.>> fue lo único que dijo mientras se arreglaba el pelo, un Black siempre gana, pensaron los dos Malfoy.
    -Cissy.-dijo cariñosamente mientras abrazaba a su prima, esta llevaba un vestido negro que resaltaba sus curvas y unos tacones negros.
    -Sirius.-dijo ella devolviendo el abrazo.
    Los dos Malfoy iban de traje oscuro y de camisas claras.
    Draco e había quedado embobado mirando a Harry, estaba...umm... para chuparse los dedos. Con ese aire despreocupado, ese pelo indomable y esa ropa... ¡Merlín!... con esos pantalones que le marcaban las caderas y ese culo y esa camisa remangada y desabrochada con esa chaqueta y esos ojos sin esas gafas, ese tono verde esmeralda pura... una obra de arte.
    A Lucius le pasó igual, vamos, por una mujer muy guapa que tenía seguía siendo hombre. ¿Quién no miraría esa asombrosa figura?
    Sirius sonrió, no solo había logrado que el cambio de Harry llamara la atención a sus sobrino, sino que también Harry había robado la atención de Lucius, jah, debería dedicarse a la moda.
    -Harry, que guapo que estás.-dijo Narcissa.
    Harry había aprendido como comportarse cuando tenía a familias tan importantes delante de él, gracias a Sirius, le dijo que con la que se tenía que tener más clase y educación era con las mujeres, si te ganabas a las mujeres, te ganas el respeto de los hombres. La verdad es que las familias puras de magos tenían protocolos a seguir.
    -Muchas gracias señora Malfoy, usted también está realmente hermosa.-dijo mientras le tomaba la mano y la besaba. Lo hizo con tanta delicadeza, naturalidad y sensualidad, que era casi imposible. Si era posible eso hizo que los Malfoy, padre e hijo, abrieran aún más si se podía la boca.
    Sirius pensó que a este paso, serían dos perros babeando, eso le causó gracia y le hizo sonreír con malicia.
    -Oh, muchacho, llámame Narcissa o Cissy, como prefieras.-dijo Narcissa.
    Entonces supo que ya se había ganado el respeto, y sonrió con dulzura.
    -Claro Cissy.-dijo dulcemente.
    Sirius sonrió, Harry con su sola presencia, hacía que toda la gente le mirara, tenía esa sensación que te producía que tenías que mirarlo y no apartar los ojos de ahí.
    -Mucho gusto Potter.-dijo Lucius dándole la mano.
    -Igualmente señor Malfoy.-dijo Harry.
    -Preferiría Lucius.-comentó.
    -De acuerdo Lucius, yo igual.-otro punto a favor de Harry.
    -Potter.-saludó Draco con asentimiento de cabeza y un apretón de manos.
    -Malfoy, preferiría que me llamaras Harry.-devolvió el saludo de la misma manera.
    -Solo si me llamas Draco.-arguyó.
    Sirius sonrió, Harry los tenía a todos en el bote, perfecto.
    -Pasemos al comedor.-dijo Sirius guiando a los Malfoy al comedor.
    -He visto que has cambiado la decoración y los colores de las paredes.-comentó mirando la sala.
    -Si, la veía muy apagada y solitaria con los colores y el mobiliario que había comprado mi madre.-explicó Sirius.
    -¿El jardín sigue igual de espléndido?-preguntó Narcissa, siempre que venía de pequeña le encantaba visitar el jardín.
    -Si, acabamos de saber que a James se le da bien cuidar de las flores, ha traído más flores al jardín y le ha dado un gran cambio.-comentó Sirius.
    Es verdad en el verano, Harry salía todos los días a cuidar del jardín, le había comentado que en casa de los Dudley se encargaba de cuidar el jardín, le dijo que hacer eso le servía para olvidarse de los problemas y entretenerse cuando estaba aburrido y no tenía nada que hacer y que se sentía acompañado.
    -¿Si? Harry, ven, dime qué cambios has hecho.-preguntó.
    -Si gustas, podemos ir a verlo.-dijo Harry mientras le entregaba su brazo para que Narcissa lo cogiera.
    Ambos se encaminaron al jardín, y los hombres se quedaron sin saber qué decir.
    -Deberíamos...-dijo Draco señalando por donde se habían ido los dos.
    -Si...-dijeron Sirius y Lucius a la vez.
    Al llegar al jardín se quedaron maravillados. Había en el centro una fuente con unas figuras que parecían ser sirenas. También había caminos de piedras y múltiples plantas de distintos tipos y colores, rosas, crisantemos, claveles...
    -¿Veis aquella casa de allá?-preguntó Sirius.
    -Si.
    -Es un invernadero, James lo mandó a construir esta verano, ahí tiene, desde mandrágoras hasta plantas muggles exóticas, vamos, os sorprenderéis, el diseño del jardín lo hizo él.-dijo sonriente, Harry amaba sus plantas.

    ~ · · · · ~

    -Es muy bonito, por fuera parece una simple casa.-comentó Narcissa.
    -Si, está encantado para que parezca una casa y sea pequeña.
    -¿Qué flores tienes?-preguntó.
    -Aquí tengo: mandrágoras, adormideras, adonis vernales, allium, alstroemerias... y aquellas de allá son exóticas, lamento no decirte los nombres, pero son complicados y difíciles de recordar, los muggles se complican demasiado. Y aquellas son unas rosas que me regaló un jardinero especializado en plantas raras. Son como rosas, pero más grandes y de color negro y el tallo es rojo.
    -Que bonitas, es increíble de que cuides tu todas estas plantas.
    -Me encanta cuidar de mis plantas, me relajo y me entretengo y no pienso en problemas ni nada.
    -El jardín esta incluso más bonito de lo que recordaba, oh, ¿y aquellas de allá?-preguntó señalando.
    -Son verbenas, y plantas para hacer infusiones.-explicó.
    Harry se acercó a un armario y lo abrió y de él sacó algunos sobres.
    -Son semillas de rosas, lirios alstroemerias, lisianthius y ave del paraíso, la ultima una flor un poco rara, es aquella de allá, parece realmente un ave, ten, son para ti.-dijo.
    -¡Qué amable!-arguyó Narcissa cogiendo los sobres.
    -Espera, te daré algunas semillas para plantas de infusiones.-dijo Harry mientras le entregaba otros cuatro sobres más.
    -¿ Y aquello qué es?
    Harry se fijó en lo que Narcissa estaba señalando. Un reproductor de música.
    -Es un reproductor de música, he grabado algunas canciones que eran de Walburga, sobre todo ópera, me ayuda a relajarme y a entretenerme.
    -Eres un muchacho muy atento y educado Harry, también te gusta hacer cosas relajadas como cuidar de las plantas y oír ópera y te gusta tomar el té. ¿Qué pasiones tienes a demás Harry?
    -Me gusta leer, libros sobretodo de amor o de pasión.
    -Ahh, vaya. Que afortunado será el qué se case contigo Harry.-dijo Narcissa.
    Harry se quedó pasmado, había dicho “afortunado”.
    -¿Perdoné?
    Narcissa sonrió, era evidente, puede que al chico le gustara jugar al quiddich y todo lo demás, pero tenía una parte femenina, no lo negaba, ni en apariencia ni en forma de ser.
    -No te preocupes, eso está bien visto entre los magos, no te avergüences de lo que eres Harry, nunca lo hagas.-dijo Narcissa.
    -Gracias.-dijo Harry con una sonrisa.
    Acto seguido entraron Sirius, Lucius y Draco.
    -Chico, has hecho un gran trabajo en el jardín, es hermoso.
    -Gracias.
    Lucius podía ver la cara de felicidad que tenía su esposa, parecía una niña pequeña a la que le habían regalado la cosa que más le encantaba, miraba todas las plantas que podía y con devoción. Sonrió con dulzura.
    -Cissy, por qué no invitamos a Harry un día y si quiere que nos ayude a renovar nuestro jardín.-preguntó.
    Narcissa lo miró con un brillo en los ojos y supo que estaba emocionada.
    -Será un placer ayudarles.-dijo Harry con una sonrisa.
    Draco vio que Harry no era como lo pintaban, tenía errores y era bondadoso de corazón, sonrió con dulzura, pero se dio cuanta enseguida. ¿Se estaba enamorando?Sí, pero no podía. ¿Cómo iba a enamorarse Harry de él después de lo que le hizo todos estos años? Tal vez, podrían ser amigos y tal vez, en un futuro podrían ser algo más, y pensó... ¿Y si lo conquisto poco a poco?




    Continuará....




    ¿Quién será la persona que robó el corazón de Sirius?(quiero que me digáis o que os hagáis una idea de quién fue el que robó el corazón de nuestro playboy.) ¿Draco y Harry lograrán estar juntos? Descúbranlo según la historia se desarrolla.
    Os estaréis preguntando de por qué no he matado a Sirius en mi historia, bueno, como podéis comprobar Sirius es un gran apoyo emocional para Harry y veía muy cruel el matarlo como hizo J.K.Rowling, tampoco he matado a Remus, como habréis observado.
    Os juro que en algunas partes como cuando Harry suelta todos sus sentimientos lloré :( :( :( :( como una niña pequeña y tuve que dejar de escribir durante unos minutos, lo se, tengo mucha empatía, ¿eso es malo? Luego hubo algunos momentos en los qué me caía de la silla de la risa, sobre todo la parte en la que Sirius, Lucius y Draco se quedan solos, jajaja nunca me había reído sola tanto en mi vida :=ahjahajhaja: :=ahjahajhaja: :=ahjahajhaja: :=ahjahajhaja: :=ahjahajhaja: .
    ¿Os hacéis una idea de como es la casa redecorada? Pienso estudiar eso, por favor no seáis muy duros con vuestras respuestas y perdonen si hay faltas de ortografía, en eso soy muy tiquismiquis. Y espero que os haya gustado mi primer capítulo de esta maravillosa historia.
    Byeee~ :=arribarriba: :=arribarriba:
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    Aaaaahhhh me enanoraaaan (♥.♥) lamento no haber comentado. Me ha encantado, espero conti
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    Lo sientooooo por no comentar, he estado castigada por las notas :(, me ha encantado
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    Me encanto tu flic espero que escribas mas de esto ;)
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    Guau me quede sin palabras ... me encanto ya quiero conti
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    Diooos ya quiero saber el final me encantoooooo ♥.♥ quiero conti ya quiero saber que tiene preparado nuestra dulce escritora a harry y dracoooo
102 replies since 19/2/2014
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