Posts written by RyanAngel98

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    ¡Saludos, queridos lectores! Espero que el capítulo pasado haya sido de su agrado. Le mando un saludo especial a Sandy_Or11 por sus palabras. Con respecto a la duda, poco a poco se irán descubriendo las cosas. Sin más, les dejo con el nuevo capítulo. ¡Nos leemos pronto!

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    ¿Cuándo fue la última vez que salí por placer? ¿Cuándo dejé que la rutina me absorbiese de tal forma? ¿Cuándo dejé que el trabajo mande sobre mí? ¿Por qué es que lo estoy haciendo de esta forma? En este tren de camino al punto de encuentro, iré a ver a un amigo. Después de tantas invitaciones, reservé tiempo libre para él. Su insistencia en querer verme me ha intrigado mucho y me ha dejado con incógnitas. La verdad es que ni siquiera deseo saber la respuesta… o quizá sé algo de ella y no quiero enfrentarla. ¿Será que entendió dónde teníamos que reunirnos? No parece haber respondido a mi mensa-

    —Oh… sí, sí. Sí, ahí estaré.

    Sí entendió.

    Misaki… Mi…yagi.


    ***



    La última vez que vi a Miyagi fue el año pasado. Me contó muy poco pero hasta donde entendí, la otra universidad le pagaría muchísimo mejor por tomar el puesto de asesor para una nueva maestría que esa institución había inaugurado.

    —¿A dónde?

    —Es algo lejos, pero…

    —¿Pagarán bien?

    —Mucho mejor que en la que est-

    —¿Qué harás?

    —La administración necesitará un profesor y asesor para los postulantes de esta nueva maestría, y… —¿Por cuánto tiempo? ¿Cuándo nos veremos? ¿Podremos hablar? ¿Podré ir contigo?— por eso te digo que es la mejor oportunidad que se me ha presentado después de tanto tiempo.

    Miyagi, ¿por qué me estás haciendo esto? ¿Acaso no ves el daño que esta distancia nos hará? Después de tantos desafíos que me pusiste para poder estar contigo… y ahora quieres separarte de mí.

    —Miyagi.

    ¿Es que ya no me quieres…?

    —Shinobu, aún no has terminado tus estudios. No me perd-

    —¡Miyagi!

    ¿Por qué estás ignorando mis sentimientos? ¿Por qué siempre quieres hacer las cosas como crees que sean mejor para mí? ¿Qué rayos está pasando por tu cabeza? ¿Cuál es tu concepto de mejor?

    —Shin… no quiero arruinar tu futuro.


    Recuerdo esa frase cada que paso un rato sin estar ocupado. Paso de mi trabajo a la universidad, luego al trabajo y después a la casa tarde en la noche. La rutina se repite así casi todos los días, excepto el fin de semana. En esos días intento lo mejor posible mantener mi compostura. En esos días intento lo mejor posible no extrañar a Miyagi. Y ahora, gracias a un nuevo amigo he podido distraer mi mente un poco. No sé cuánto pueda durar eso, sin embargo…

    —Takatsuki, un chico pidió en la recepción que te diéramos esto.

    —¿Un chico? ¿Cómo era?

    —Su cabello era castaño, sus ojos eran… verdes y…

    Misaki. Vino hasta mi trabajo para darme algo así.

    —¿Cuánto pasó desde que vino?

    —Como cinco minutos. Salió corriendo después de entregar el paquete.

    En los días que hemos estado conversando, le mencioné a Misaki acerca de mi puesto de trabajo en esta oficina. Pero nunca me imaginé que haría estas cosas por mí. Es la segunda vez que recibo una bolsita de regalo con bocadillos. La primera vez me llegaron unas galletas de sal y dos manzanas. Esta vez me ha puesto un empaque de gomitas, unos duraznos y un sándwich. Después de que terminara el trabajo, le escribí para agradecerle por el detalle. Le dije que pudo haberme hecho llamar y habríamos hablado un poco. Le hubiera podido agradecer en persona esto que ha estado haciendo… algo que ningún otro amigo ha hecho por mí.

    Al siguiente día me tocaba clase en la tarde. Intenté terminar unos documentos que me dejaron en el escritorio y que se volvieron algo tediosos. Le había dicho a mi supervisora que no iba a poder terminarlo todo a tiempo y ella me autorizó la salida enseguida ya que faltaba muy poco para mi clase. Abordé el tren y al llegar a mi parada, corrí hasta la facultad para subirme en uno de los ascensores.

    —Shinobu, la clase ya empezó —Misaki me envió un mensaje y me apresuré lo más que pude. Abrí la puerta del salón y… me senté en una de las sillas. Poco a poco mi respiración se compuso de la agitación y pude darme cuenta de que a mi lado no estaba él. En medio de nosotros estaba una compañera. ¿Por qué se sentó aquí si los otros días se había quedado en el otro lado del salón? El resto de la clase intenté prestar atención. Misaki me enviaba mensajes cada que la profesora volteaba al otro lado del salón. Respondía lo que podía y no podía evitar sonreír un poco por la forma en que me contaba sus desacuerdos con la teoría expuesta en la clase de hoy. De verdad que hice un esfuerzo al querer entender todo, pero no podía. No se sentía lo mismo. No había nadie más a mi derecha y a mi izquierda estaba una compañera. No estaba él.

    Apenas terminó la clase, empaqué mis cosas y salí del salón rápido para encontrármelo. Caminamos despacio para luego bajar las escaleras del décimo piso hasta el tercero.

    —Feliz cumpleaños, Misaki.

    —N-No quería que lo dijeras así.

    —¿Cómo, entonces?

    —Estamos bajando estas escaleras para luego encontrarnos con más gente que está saliendo de sus salones para irse a su próxima clase. No se siente bien. Además, me gustaría pedirte algo.

    Caminé a su lado lentamente. Me tocaba trabajo en una hora más. No quería volver a la rutina aún. Quería disfrutar un poco más su compañía ya que no pudimos sentarnos juntos el día de hoy. Poco a poco cruzamos el puente que conecta a las dos facultades. Quise subir por la escalera automática para subir al sexto piso de la segunda facultad, pero Misaki sugirió la escalera que normalmente los demás no usan ya que no son automáticas. Le había contado a él que muchos prefieren la comodidad de estas tecnologías por el simple hecho que no quieren poner un poco más de esfuerzo. Subimos hasta el sexto piso y caminamos hasta su salón. No quería despedirme de él aún.

    —Shinobu, ¿puedo pedirte algo?

    —Dime.

    Ya habíamos llegado a la puerta de su salón, mas él sólo siguió caminando de largo hasta las mismas escaleras que habíamos usado para subir: las escaleras de “emergencia”. Empezamos a bajar poco a poco de nuevo y realmente me confundí. ¿Es que no tenía clase en verdad?

    —Es que… no había hecho una lectura que íbamos a discutir en la clase de hoy… así que mejor falto para evitar que me pregunten algo sin saber la respuesta —ah, así que por eso estaba evitando entrar al salón.

    Bajamos poco a poco hasta llegar al primer piso de la facultad. Iba a abrir la puerta para que salgamos de la escalera, pero su repentino silencio me detuvo.

    —Shinobu… ¿confías en mí?

    ¿Qué?

    —Sí, ¿qué pasó?

    —Cierra los ojos, por favor.

    ¿Quiere que cierre los ojos? ¿Para qué? Es decir, lo hice tal como lo pidió pero por alguna razón, mi corazón empezó a acelerarse. Confío en él, pero estamos en el primer piso donde están las escaleras de emergencia. No hay nadie más aquí que nosotros. ¿Acaso…?

    —Este era el regalo que quería.

    Sentí sus brazos halarme a él y mis mejillas enrojecieron un poco. Mi subconsciente movió mis brazos y automáticamente correspondí su abrazo y cerré los ojos. Su aroma es tenue… Creí que había pasado media hora pero apenas un minuto tomó su regalo. Este era lo que quería pedir desde temprano. En esta noche del dieciocho de agosto, Misaki Takahashi, pidió como regalo un abrazo. Qué regalo para tan precioso.

    Al cabo de unos minutos después, ambos nos separamos. Él me escribió poco después de que haya llegado al trabajo.

    —Pensé que estaba abrazando una nube.

    —Me alegro de que te haya gustado. Sentí lo mismo de ti.

    Le conté la forma en que me desanimé un poco en la clase. Antes no me sentía así por no sentarme al lado de alguien y ahora sí. Quizá porque aparte de Miyagi, le hablo a Misaki en esta clase aparte de mi compañero de habitación. Misaki es un amigo muy preciado para mí. Así iba él creciendo en mí. Nos contábamos muchas cosas y hasta le conté de Miyagi… o al menos, de cómo nos conocimos. Él cambió de tema rápidamente. De hecho, cada que le preguntaba de algún interés romántico suyo, él sólo evitaba el tema. Misaki era un enigma para mí, al igual que…

    —Miyagi, ¿cómo va el trabajo por allá? —eso le había escrito desde temprano ese día y apenas él había respondido. Me contó de lo distinto que era trabajar en esa universidad que en donde antes estaba. Parecía gustarle muchísimo su nuevo puesto. Apenas él tenía tiempo para hacer videollamada. Podía ver sus ojos azul oscuro por la cámara y me sentía ser llevado por su ser.

    —Miyagi…

    Deseaba sus manos sobre mi rostro, llevándome a un beso profundo. Extraño su aroma. Extraño la forma en que él me tocaba.

    —Shinobu, ¿has hecho algún nuevo amigo?

    Ahí estaba él hablando de cualquier otra cosa en vez de hablar de nosotros. ¿Es que acaso no me extrañaba? ¿No puede ver la forma en que mi rostro expresa mi…

    —Miyagi… deseo tanto tu presencia aquí conm…

    —Shinobu, no estoy tan libre como crees ahora mismo. Yo también te extraño, pero…

    —Olvídalo.

    Nos despedimos después de eso y antes de apagar el teléfono, pude ver que Misaki había publicado algo como su estado.

    ¿Alguna vez has visto a alguien escapar del mar de sus propias emociones?
    ¿Alguna vez has visto alguien más ver al otro luchar en el agua sin parar?
    ¿Has visto al otro ahogándose y extendiendo su mano ante el espectador?
    Y es que el otro no escucha. El otro no parece escuchar el llamado de auxilio.
    Sí...
    El otro dejó que aquel se ahogue en sus propios sentimientos.



    ¿A Misaki… le gusta alguien?
  2. .
    ¡Saludos, queridos lectores! Quiero agradecerles el que se hayan tomado un momento para echarle un vistazo a esta pareja que no se ve a menudo. Pronto subiré el próximo pedazo. Apreciaría cualquier comentario que tengan. Los dejo con el fic y espero que nos leamos pronto.

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    ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que me gustó alguien de tal forma? No tengo ni la más mínima idea. De hecho, me han atraído algunas personas desde que cambié de universidades hace casi dos años atrás, pero nunca me aventuré a contarles lo que sentía. Cómo es que habría de decirles que sólo me gustaban y que tenía curiosidad intentar algo con ellos si me otorgaban esa clase de permiso. No hay cómo saberlo, supongo. Al menos, eso es lo que cre-

    —Misaki, ¿entendiste? —me llegó la notificación del teléfono.

    —Oh… sí, sí. Sí, ahí estaré.

    Finalmente le respondí después de haberme perdido en mis pensamientos por casi cinco minutos. Para ser honesto, no me había sentido igual de perdido como ahora. Tengo veintidós años y aún no he experimentado lo que es tener una relación seria. Posiblemente porque busco vínculos serios sin el jugueteo que los demás quieren.

    —Misaki, ¿te apetece carne asada para la cena?

    —¿Como a qué hora?

    —¿Vas a salir? —saqué la bolsita de regalo más pequeña que tenía desde esa vez que mi hermano me regaló un reloj de mano hace tres años atrás—. ¿Es Shinobu?

    —Quizá… —apreté un poco la bolsita.

    A veces me pregunto cómo es que esa vez pude haberle pedido a Takahiro que responda una llamada de mi teléfono. De no haber estado ocupado ese día, mi hermano no se hubiera metido en la cabeza que tengo un posible interés por este amigo.

    —Vale, entonces no llegues tan tarde para comer todos juntos.

    ***



    Conocí a este amigo en una de mis clases en la universidad. Cuando lo vi por primera vez, algo en él causaba cierta intriga en mí. No sabía si era la forma en que su tenue voz apenas se oía o si era la forma en que siempre se vestía medio formal. La cuestión es que un día la profesora quiso que la clase haga parejas para analizar un texto y arreglar los errores que la máquina había efectuado sin darse cuenta. Justo ese día me había sentado en la fila delantera del salón y él estaba apenas unos asientos a mi izquierda.

    —Misaki, Shinobu y tú trabajarán juntos.

    Y sin más antelación, aquel chico de aura intrigante se sentó a mi lado.

    —Hola. Soy…

    —Shinobu, ¿verdad?

    —Misaki.

    Ambos estrechamos las manos e intercambiamos una tímida sonrisa entre nosotros. Al menos, yo creo que era tímida de mi parte. No es como si nunca antes lo hubiese visto sonreír así que no puedo decir si esa fue una sonrisa tímida o no. Lo que sí no puedo negar es que desde hace días estudio la forma en que hablaba, se expresaba y escribía en su cuaderno. Algunas veces casi me atrapaba en el acto así que sólo me quedaba pretender que estaba mirando a la puerta o a la pared. Y ahora lo tenía a mi lado y no sabía cómo entablar una conversación manteniendo contacto visual en aquel salón con varios ordenadores en frente de nosotros.

    —Creo que es mejor reemplazar este término de aquí por el de aquí, ¿no crees?

    Él pronunció mientras yo miraba entre el papel, la pantalla apagada del ordenador y la forma en que sus dedos se desplazaban sobre la lisa superficie del escritorio.

    —Sí, y para mejor resultado debemos usar el diminutivo —intentaba hablar sin dejar notar tanto la forma en que mis mejillas empezaban a enrojecerse —así tendremos una oración más efectiva con este contexto.

    El resto de la clase prosiguió mientras él y yo discutíamos el texto. Al menos, mi mente intentaba concentrarse en lo que él decía, pero mis ojos miraban entre el papel y la pantalla del ordenador en frente de él. En diez minutos juntos, ya había notado el gris de sus ojos, el rubio medio oscuro de su cabello y la forma en que su expresión se mantenía sería. Entre ratos se le escapaba una pequeña sonrisa que según yo calificaría como tímida. Ver su sonrisa me hacía sonreír un poco mas no lo hacía al mismo tiempo que de reojo miraba a la pantalla o él se hubiese dado cuenta.

    —Terminen el trabajo antes de la otra clase, ¿entendido?

    Esa era la penúltima clase del día para mí. No sabía si era la última para él, pero debía encontrar una forma para mantenernos comunicados y terminar el trabajo para la próxima clase. Me quedaban siete minutos para poder llegar al otro salón, así que rápidamente empecé a escribir mi número en un pedazo de papel. Después de haber pensado excesivamente si darle mi correo electrónico iba a sonar muy formal o si darle mi número iba a sonarle muy directo, decidí dejarle el papelito cerca de su mano izquierda y salí a la carrera del salón.

    En toda la hora no dejé de pensar en el tono de su cabello o en el gris que se ocultaba en su mirada. Revisaba mi teléfono a ver si me había enviado algún mensaje o por si me llamaba. Aunque también llegué a pensar que quizá él consideró raro el hecho de que salí corriendo de tal forma después de haberle dejado mi número. No me dio tiempo a decirle que tenía cuatro clases ese día y que tenía una más después de la nuestra. Y así fue como después de que terminara la hora, empaqué mis cosas y bajé las escaleras para entrar a la estación del tren y subirme al mío para ir a casa. No recibí mensaje de él ni en la primera, segunda, tercera o… ni siquiera conté cuántas paradas habían pasado en las que me ponía a revisar si me había escrito. Justo antes de la penúltima parada me llegó el mensaje que tanto había esperado.

    —Misaki, ya te agregué a mis contactos —es lo que pude leer en la ventana de notificación y no pude evitar sonreír de lo más feliz. Empezamos a escribirnos todo el rato después de ese mensaje y luego compartimos nuestra red social preferida para comunicarnos con más comodidad. No sé cuánto tiempo había pasado en el que platicamos de muchísimas cosas. Me parecía que ya lo conocía desde hace meses.

    —Eres el primer amigo que he hecho en esa clase…

    —Tú también lo eres para mí, Shinobu.

    Fue así como me enteré de que Shinobu Takatsuki, de diecinueve años de edad, apenas tenía amigos en esa universidad. En mi caso, yo llegaba a considerar amigos a ciertos conocidos y terminaba un poco decepcionado cuando desaparecían con el tiempo. Shinobu me contó que él nunca se desesperaba en conocer a otras personas ya que la gente indicada siempre llega a la vida de uno sin importar cuánto tiempo pase. Yo en cambio tomaba la iniciativa para entablar conversaciones y darme a conocer con aquellos que parecían ser candidatos para una buena amistad.

    La primera noche conversamos un montón. La segunda no me escribió y creo que tenía que ver con su trabajo ya que él trabajaba a jornada completa y veía una o dos clases cada vez, ya que vivía con un compañero en un apartamento y ambos debían dividirse las cuentas. De igual le había contado que fui becado al empezar en esa universidad y que, debido al contrato de la beca, tenía que ver cuatro asignaturas cada semestre. No sólo eso, pero también trabajaba a media jornada y tenía otras responsabilidades fuera de lo académico. Así que me esperé al tercer día y ambos volvimos a chatear un montón toda la noche. Terminamos el pequeño proyecto de la clase y luego seguimos conociéndonos. Definitivamente había hecho un buen amigo y algo me decía que él pensaba lo mismo de mí. En cada clase nos sentábamos juntos y compartíamos risas e historias de las perspectivas que cada uno tenía. Disfrutaba la compañía de él y se me hizo un hábito lo de observarlo de reojo por la pantalla del ordenador. Estaba tan agradecido de que aquel salón tenía un ordenador para cada estudiante y cómo casi no usábamos el ordenador y se mantenía apagado, se me facilitaba el poder estudiar un poco más sus rasgos faciales. Algo en mí me decía que él ya sabía que lo observaba entre ratos, pero como nunca decía nada yo seguía haciéndolo.

    Hasta que un día la profesora asignó una pequeña presentación. Debíamos investigar el uso del lenguaje llano en cualquier sitio que encontremos de la ciudad y que lo comparemos con otro. También podíamos recurrir a los sitios web de otros países ya que la clase estaba compuesta por gente de otros lugares también. No era algo difícil, pero para Shinobu sí parecía ser algo un poco tedioso. Tanto le disgustó la idea que él decidió no asistir ese día.

    —¿Qué tal estuvo todo? —él me escribió.

    —Un poco aburrido.

    —Creí que a ambos nos gustaba esta clase.

    —No fue lo mismo hoy —le expliqué que cada uno presentó desde su asiento y la profesora podía proyectar lo que teníamos en nuestras pantallas y así todos podían ver sin tener que levantarse de donde estaban. Aun así, él sentía algo de molestia lo de querer presentar algo para los demás ya que debía proyectar su voz para todo el salón.

    —Me sentí un poco desanimado.

    Él me preguntó la razón, pero ni yo mismo sabía por qué me sentí así en la clase. Una parte de mí quiso decirle que ver su silla vacía a mi lado me había hecho sentir cierta tristeza. Algo en mí quiso decirle que me hizo falta. Algo en mí quiso hacerle saber que imaginaba su sonrisa que había perdido timidez después de unos meses, y que imaginaba sus preciosos ojos grises que hacían perderme cada que los observaba por la pantalla. Y aunque apenas habían pasado unos meses, podía sentir un antiguo sentimiento surgir en mi alma.
  3. .

    Una luz en la oscura tormenta



    Eran las tres y media de la tarde cuando decidí salir de mi departamento. A la una y dieciocho, había recibido su texto en el cual me comunicó que estaría llegando a las tres y media, más o menos. Y ahí estaba yo; esperando cerca del ascensor en el cuarto piso y lleno de nervios por su llegada.
    Honestamente, el hecho de que él esté en camino para visitarme no era lo que me daba nervios. Por el contrario, estaba más que feliz ya que hace un mes que no venía. Iba a ser la oportunidad perfecta para hablar del mensaje que me envió ayer después de que terminamos el examen final de comunicación internacional:

    ¿Cómo estás, Nowaki?” empecé a leer el texto después de subir al tren ayer por la tarde. “Sé que estás muy ocupado con tu trabajo y con las otras clases de tu carrera, pero me estaba preguntando si habría posibilidad alguna de que me recibas en tu casa mañana.

    Por supuesto. Mi turno termina a las dos de la tarde mañana. ¿Con qué necesitas ayuda?” le respondí en unas de las paradas. Es difícil enviar un mensaje cuando el tren está andando ya que no hay señal mientras pasa por el subterráneo.

    Quiero disculparme sobre… la última vez que estuve en tu casa. Siento que es algo que debo arreglar en persona. Estaré ahí a las tres y media, más o menos. ¿Te parece?

    Después de haberle confirmado ese mensaje al bajarme del tren, sentí que no iba a lograr concentrarme en el trabajo debido a la idea de que lo volvería a ver en un espacio más personal, los dos solos otra vez. De camino a la florería, empecé a tener recuerdos de lo que ocurrió esa vez. El último día en el que estuvo de visita, como diariamente lo estuvo haciendo poco después que nos hiciéramos amigos la segunda semana del semestre. El día en el que le pedí permiso de tomar su mano derecha por unos segundos para observarla.

    ***



    Ese día fue el 14 de abril. Él estaba sentado en mi cama comiendo uvas en una pequeña bandeja de plástico. Yo estaba sentado en mi silla de escritorio, sosteniendo la hoja de la tarea. Estábamos hablando de ella por un buen rato hasta que nos aburrimos. Empezamos a hablar de las clases que habríamos de tomar el semestre entrante. Él explicaba lo emocionado que estaba acerca de una de esas clases, ya que iba a tratarse de una de sus materias favoritas.
    Mientras él hacía eso, mis ojos lentamente dejaron de mirar los suyos para viajar por su cabello, sus cejas, sus pestañas, su nariz, sus labios. Fue uno de esos paseos visuales en los que algunas veces me encontraba y no me gustaba que termine dándose cuenta ya que no habría tenido excusa alguna para explicar. Jamás le había confesado que desde que empezamos a conocernos, el brillo de sus ojos llamaba mi atención. Aquel brillo que parecía iluminar una pequeña esperanza en mí, una loca posibilidad.

    “Misaki.” Detuve abruptamente su plática y respiré hondo. “¿Me permites tomar tu mano?”

    “¿Mi mano…?”

    Asentí lentamente y noté la duda en su proceder. Cuando su mano estuvo completamente en el aire, hice contacto con su piel con mi mano derecha para luego llevar la izquierda también. Acaricié sus dedos suavemente con mi pulgar derecho, observando su piel y cada detalle que se encerraba en ella. Sentí mi corazón latir fuerte cuando mis ojos rápidamente buscaron los suyos sin que se dé cuenta y noté la confusión en su mirada. No pude contener aquel impulso que había tenido muchas otras veces y lentamente acerqué mis labios al torso de su mano. Fue en ese momento que mi mente enseguida me recordó de que posiblemente haya sobrepasado algún límite de lo permitido entre él y yo como amigos. Mas no ocurrió nada por casi treinta segundos. De hecho, no pude observar ninguna reacción de él después de plantar aquel beso breve porque no logré alzar la mirada. La voz de la razón me impedía de cierta manera mirarlo a los ojos mientras que la de mis sentimientos me obligaba a hacerlo. Demoré casi diez segundos más después del beso para por fin llegar a su rostro aún confundido. Lo miré levantarse de la cama lentamente y algo en mí me decía que quizá había arruinado todo y él se retiraría. Mas no tomó ningún paso para irse de mi departamento ya que sólo se quedó de pie.

    “Nowaki, yo…”

    Al oír su voz, mi corazón volvió a acelerarse y recibí otra orden de mis sentimientos. Me levanté rápidamente de mi silla y lo abracé. Crucé mis brazos por su espalda suavemente para luego hacer el contacto un poco más cercano. Cuestioné porqué realmente había tenido ese impulso, mas me encontré con el recuerdo de su voz. Su voz un poco nerviosa y llena de confusión. Su dulce voz que enseguida había oscurecido mi razón.

    “Misaki, te quiero.” Esto fue lo único que mi voz pudo pronunciar después de que haya exitosamente logrado mantener el abrazo por casi unos cuantos segundos. La voz de mi razón estaba completamente en las tinieblas y ahora sólo podía seguir los impulsos de mis sentimientos.

    “¡Lo siento, Nowaki!” escuché su voz una vez más y sentí mi cuerpo ser empujado abruptamente y observé a aquel chico tomar su mochila y desaparecer de mi vista en tan solo unos segundos. Me di cuenta de que probablemente lo había echado a perder todo. Posiblemente había violado su espacio personal y me había sobrepasado.

    Después de ese día, Misaki cambió de asientos y se fue a la parte trasera del salón. Empezó a evitar mis intentos de conversación y no volví a verlo cerca de la puerta de mi departamento, esperando por mi llegada del trabajo.

    ***



    Así fue como había recordado por milésima vez lo que había ocurrido ese día. Fue increíble la noticia de que él iba a volver a visitarme. Pero la misma noticia era lo que me tenía nervioso ya que la voz de mi razón estaba apuntando a la probabilidad de que me diría que no quiere volver a verme nunca más. Que ya no iba a querer tener ningún otro contacto conmigo. Que olvidaría todo lo que pasó ese día a cambio de que no vuelva a dirigirle la palabra jamás. Sinceramente, todas estas probabilidades sólo lograban lastimar sólo una parte de mí. Esa parte que sostenía la esperanza de que él y yo podamos estar juntos. Esa parte que me llenaba de ilusiones y puras ideas locas de cómo sería un típico día como novios. Esa parte de mí que me hacía imaginar a veces el cómo hacía un pequeño ramo de flores para enviárselo a casa, y en una nota expresarle lo mucho que quería pasar a su lado después del trabajo.

    Pero ahí me encontraba esperándolo cerca del ascensor. Ya habían pasado diez minutos más y eran ya las tres y cuarenta. Me resigné a la idea de que no vendría así que decidí volver a la puerta de mi apartamento. Vaya sorpresa que me llevé al verlo ahí.

    “Nowaki” escuché su voz dulcemente danzar a mis oídos y lentamente llenarme de felicidad. Al parecer, se había retrasado un poco el tren en el que venía, así que decidió correr hasta mi lugar y tomar las escaleras.

    “Misaki…” Fue lo único que pude pronunciar en ese momento. Durante todo el tiempo en el que estuve recordando lo que ayer había recordado acerca de ese día, estaba también procesando algunas palabras de lo que quería decirle. Muchas de ellas eran disculpas complejas acerca de cómo no debí haberme acerca así a él. Pero dicen que la aptitud lingüística es más poderosa en la mente de uno, y al llegar la hora de materializar esos pensamientos, el habla no sale de la misma manera que uno estuvo preparando mentalmente.

    “Nowaki, quería decirte que-”

    “Lamento todo lo que ocurrió.” Interrumpí su comunicado antes de que lo dijera. Mi temor a que dijera algo hiriente era más fuerte en ese instante que me sentí obligado a bloquear su rechazo.

    “P-Pero yo-”

    “Lamento el que te haya abrazado así tan abrupto y el que haya confesado tal cosa así de la nada, y también que-”

    “¡¡Nowaki!!” dejé de mirar al suelo para alcanzar a verlo directo a los ojos de nuevo. El que haya alzado la voz súbitamente detuvo el fluir de mis ideas instantáneamente. “No te disculpes por favor.”

    “Pero…”

    “Sé que ayer te escribí diciendo que iba a disculparme por haber salido de tal manera, pero nunca dije que esperaba que te disculparas también.” Observé el cómo me dio la espalda y tomó un respiro hondo. “Quería decirte que te abandoné ese día porque… habías dicho algo que tenía miedo decir yo mismo.”

    En aquel instante, sentí la tiniebla de la incertidumbre aclararse un poco. Todas las dudas de un posible final a nuestra amistad estaban desapareciendo poco a poco.

    “Cuando tomaste mi mano, mi mente ya había entrado en un estado de pánico. No podía procesar el hecho de que… aquel chico alto, de ojos azules y cabello oscuro… había tomado mi mano. De que aquel chico que vi por primera vez en la clase, la misma en la que pensé que no iba a lograr hacer amigos, estaba sosteniendo mi mano. Y una vez que la besaste, mi corazón empezó a doler porque cada vez más no lograba contenerme. Estabas absorbiendo toda mi voluntad y la poca compostura que en ese momento intentaba mantener. Y luego me abrazaste. Y dijiste que me querías. Y ya no podía mantenerme en pie porque ya no había nada más de mí que sostener. Ya me habías llevado contigo en ese ciclón de emociones… Nowaki, yo también te quiero.”

    Lo miré a él confesarse ante mí, de espaldas. Lo miré a él con sus hombros tensos y sus puños temblando. Lo miré a él y de nuevo podía sentir ese resplandor que brindaban sus ojos, aunque estos no me miraban directamente a mí. Esa luz era la esperanza que por todo ese tiempo sostuve. Me acerqué un poco más hacia él y dejé una distancia de casi medio metro entre nosotros. No quería espantarlo.

    “Nowaki, yo… quería pedirte que… le demos una oportunidad…”

    “a este nuevo mundo de posibilidades…” continué su oración. “¿Me permites… darte un beso?”

    “No sé cómo.”

    “Y yo no mucho.”

    Lo vi voltearse lentamente ante mí, mirando al suelo. Vi su rostro avergonzado y sus hombros aún tensos. Sus puños seguían temblando cerrados y su respirar parecía agitado. Di otro paso más hacia él y él dio otro más hacia mí. No había ya distancia alguna entre nosotros. Acerqué mi mano derecha a su rostro y oí su respiración tensarse un poco más. Su mano izquierda se había movido hacia mi izquierda y tímidamente buscó contacto. Entrecrucé mis dedos con los suyos y con esto, mi corazón latía cada vez más fuerte. Con ese tacto lograba de alguna manera compartir el miedo y la felicidad que ambos teníamos. Nuestras emociones parecían haberse mezclado. Acerqué mi rostro al suyo, y automáticamente ambos cerramos los ojos para unir nuestros labios por unos breves segundos. Unos segundos llenos de alegría y temor. Unos segundos de inexperiencia y aventura. Unos segundos de ruido y silencio. Unos segundos únicamente para los dos.

    Nos separamos un poco y lo abracé lentamente, plantando un beso en su cabello. Pude sentir que esa tensión en su cuerpo se iba marchando poco a poco. Su luz en mi tormenta de dudas en tinieblas era lo que necesitaba para calmarme. Después del abrazo no quise decirle la ternura que se me hizo al verlo ponerse casi de puntillas para alcanzarme. Sólo entramos a mi departamento tomados de la mano y con el propósito en mente de forjar esa nueva relación en nuestra vida. De conversar un poco más y de compartir más de esa calidez del corazón.

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    !Hola a todos! Primero que nada quiero agradecerles por el tiempo que se tomaron al leer esta narración. Espero hayan disfrutado este pedazo de inspiración que me llegó de la nada. No había escrito fics en años, así que espero disculpen si encontraron algo que no fue de su agrado. Esta es una pareja que me gusta mucho. Si llego a tener otra chispa de inspiración, prometo compartirles lo que escriba de ellos. Tengan un maravilloso día.
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    QUOTE (deAlthairth @ 2/17/2018, 09:22 PM) 
    RyanAngel98

    Los temas borrados en respuestas antes de la tuya son todos diferentes a fanfics.

    Tal como dice b0ypuke, no se borran fanfics, esta especificado en la primera página de este tema. Se ha tomado esta medida para evitar que gente que hace plagios de historias, las borre y resulte impune de dicho acto.

    Lo que puedo hacer es cerrar tus temas para que ya no haya más respuestas en los éstos.

    Siento mucho los inconvenientes.

    En ese caso pido que se cierren esos temas. Como dije, todos esos los escribí yo mismo hace muchos años atrás y ya no quería que sigan siendo leídos. Nunca tuve necesidad de hacer "plagios de historias". Eso no va conmigo.

    Agradeceré el que borres los temas.
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    QUOTE (b0ypuke @ 2/17/2018, 09:17 PM) 

    Muy buenas~

    No soy de moderación ni mucho menos, pero venía a aclarar que, por normas del foro en pro de la condena del plagio, no sé borran fanfics y no hay excepciones~

    ¡Un saludo!

    ¡Hola! Todos esos fics que puse ahí fueron escritos por mí. Si lees respuestas anteriores a la mía, te darás cuenta que el resto está pidiendo que se les borre temas y se les concede la petición.

    ¡Un saludo!
  6. .
    Buenas. Les agradecería si borrasen these... cringe sources.

    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=62526186
    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=62731866
    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=63183898
    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=63393386
    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=64696114
    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=65008943
    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=65099604

    Disculpen la molestia y gracias.
  7. .
    Saludos cordiales a ustedes que me están leyendo. Anteriormente, publiqué este one-shot aquí pero por una cuestión técnica y otras cosas, fue eliminado así que me dijeron que podía volver a ponerlo de nuevo. Este fue un proyecto que me pidieron. Sin más, los dejo leer.


    A mal tiempo, buena cara



    –Verás que tienes cuidado –el castaño guardaba las llaves en su bolsillo, poniéndose el gorro y la bufanda alrededor del cuello. Tenía planes de almorzar fuera por un rato y no debía tardar ya que el tren los sábados demoraba demasiado a esa hora.
    –Sí, mamá –la mujer le miraba desde su escritorio, escribiendo un informe– no te preocupes por nada.
    –Es cuando más me preocupo –sacó dinero de su cartera y lo puso encima de la mesa– lleva en todo caso.
    – ¿Segura? –ella asiente y su hijo se acerca para tomarlo mientras los más pequeños de la casa salieron a abrazar su hermano, diciéndole ‘trae esas golosinas del otro día’ en unísono. El mayor sonríe y los despide, cerrando la puerta. Y, en un segundo, corre a la salida.
    En la estación del tren, a las 4:30 pm. Miró al reloj, desapareciendo en un instante del edificio.

    ***



    Cierto ojiazul miraba la gente entrar y salir del tren. Eran ya las 4:54 pm. Estaba tarde para su cita y esto que había salido bastante temprano de su apartamento.
    –El tren está siendo inspeccionado por el guía conductor, agradecemos su paciencia –dijo el conductor a través del altavoz.
    –Seguramente ya debió haberse ido –se decía a sí mismo una y otra vez, chequeándose el reloj de mano. Lo peor de todo es que se impacientaba más cuando sabía que no podía llamar o mensajear ya que estaba bajo tierra y la señal no llegaba hasta allí. Después de dos minutos, el tren retoma su camino y consiguió apresurar el paso. Apenas se abrieron las puertas, salió y rápidamente buscó por la salida pero al ser esta una estación bastante ‘transitada’, gente de todos lados subían, bajaban y andaban en las escaleras así que salir era un poco costoso. Y, llegando al último escalón, se hace a un lado, gira para chequear su teléfono y de la nada, alguien golpea su brazo
    – ¡Lo siento de verdad!... –el opuesto se detiene y mira con quién ha tropezado. Se lleva una mano a la cara, avergonzado. El ojiazul le observa y sonríe.
    Ambos salen de la estación y el castaño empieza a excusarse –lo siento, el tren tuvo retraso y...
    –Yo estaba en el mismo tren –le dice tranquilamente, observando la cara de asombro en el chico. Es decir, ni él mismo lo sabía pero se dio cuenta ya que ambos llegaron casi al mismo tiempo. Caminaron un buen tramo hasta llegar al destino. El plan, de Makoto, era visitar un restaurante recomendado por Rin cerca del parque de la ciudad.

    Sin embargo, cuando llegaron, no había mesa alguna y había una gran cola esperando ser atendida.
    – ¿Quieres llevar la comida y comer otro lado? –el ojiazul mira al castaño y éste asiente. Debió haber seguido el consejo de hacer una reservación mas no podía volver atrás en el tiempo. Ordenaron y quedaron de acuerdo que comer en el parque sería buena idea. Caminaron cerca del gran lago central y se acomodaron en uno de los árboles y vegetación. Necesitaban sombra y un poco de soledad.
    Destaparon los contenedores y empezaron a comer lentamente, el uno al lado del otro. Las hojas danzaban al son del viento. Los pocos caminantes y ciclistas pasaban sin notar a los chicos en su espacio. El sorber de los fideos era tan silencioso que incluso se lograba oír el abrir y cerrar de los palillos entre los dedos de ambos.
    – ¿Hiciste el proyecto de cálculo? –el ojiverde miraba a su último takoyaki* en el plato mientras hablaba, no queriendo mantener tanto silencio
    –Lo haré más tarde –el ojiazul se llevó un pedazo de carne a la boca
    –Yo empecé las dos primeras partes –mordió la mitad del bocado– está un poco complicado –ingirió y luego fue por el último pedazo. La situación retomó su estado actual y la segunda parte del plan debía seguir.

    Después de haber almorzado, tomaron pie a su segundo destino. Y es que estaban rodeados de chocolate. Era una tienda de bombones pero a diferencia a una normal, vendían todo relacionado con ese dulce específicamente: juguetes, cuadernos, llaveros, ropa y sobre todo chocolate. El castaño lo llevó al segundo piso donde un juego se encontraba
    – ¿Atínale al dulce? –el pelinegro alzó una ceja en confusión. Era uno de esos entretenimientos donde te dan un martillo y si le das bastante fuerte hasta llegar a la campanilla, te daban un premio. Pero este, en este la campanilla tenía forma de bombón gigante. Su compañero desapareció y alrededor de cuatro minutos regresó con un mazo. Sonriéndole, le entrega la herramienta a lo que el ojiazul se dispuso a tratar en su primera vez.
    –Ocho y medio –dice mientras observa a la bola caer de vuelta a la base. Era el turno del ojiverde. Determinado a ganar el premio mayor, tomó con todas sus fuerzas el mazo y, alzándole alto, le da a la bola y ésta llega a seis. Suspiró pesado. Quizá para la próxima. Sin darse cuenta, se voltea y en el proceso, la parte dura del mazo golpea el codo izquierdo de su compañero “¡agh!”. Arrepentido de no haber sido cuidadoso, le da la herramienta a la encargada e intenta masajear la parte afectada, pidiendo disculpas una y otra vez.

    Después de aquel incidente, se retiraron de la tienda. Como ocho y medio calificaba para uno de los premios, se llevaron una canastita de bombones. Cruzaron la calle, admirando un grupo de turistas los cuales se tomaban fotos con una estatua viviente. Justo en esa parte, estaba una pantalla gigante la cual capta imágenes de personas que andan en el área y cuando captura dos en específico, pone la frase: “how ‘bout a kiss?*”. Y, por una milésima de segundo, el castaño se puso a observarla detenidamente. ¿Qué sería si nos enfocasen...?
    Tan perdido iba que no vio a un hombre con prisa, el cual lo empuja bruscamente, haciendo que caiga encima de un sorprendido pelinegro
    – ¡Abre los ojos, idiota! –el hombre le gritó desde lejos, perdiéndose en el camino. El ojiverde se levanta rápidamente y ayuda a su aturdido amigo del suelo, disculpándose una vez más.

    Después de la caída, pararon en un almacén de ropa. Ambos encontraron tres prendas que les encantaron; el mayor escogió una camisa rosado pálido con finas rayas verticales de botones mientras el menor un conjunto de camisa blanca de botones con una corbata verde de finas rayas plateadas diagonales y un pantalón jean. Estaban en frente de la caja. Mientras la encargada facturaba la ropa, un desesperado castaño se miraba los bolsillos en busca de su billetera
    –Ponga todo en esta tarjeta –el ojiazul le entrega el pago– ¿dónde la perdiste?
    –Creo que... en el parque –se llevó una mano a la cabeza. El dinero para volver a casa estaba ahí y su identificación escolar, más otros documentos. Solo escuchó las palabras ‘ya regreso’ y vio cómo su compañero corrió del lugar. La chica empacó las cosas y las entrega al único parado en frente de ella: un avergonzado Makoto.

    ***



    Había pasado alrededor de trece minutos. La tarde se estaba poniendo oscura con grisáceas nubes cubriendo el sol. El mayor aún no regresaba. Como dentro de la caja de bombones había un globo color blanco, lo infló y lo amarró con cuidado. Consiguió un pedazo de cuerda pequeña y lo ató a la canastita. Aunque había algo que le molestaba: el globo se veía un poco pequeño. Lo desanudó y volvió a inflarlo. Una vez que satisfecho estuvo con la forma perfecta, comenzó laborando el nudo y, casi terminando, el globo de un lado parecía desinflarse.
    Su única y última manera. No podía ser posible. Debía haber otro método. Sacó su teléfono y buscó una tienda de novedades, la más cercana. La única que había, estaba a cuatro cuadras más abajo y, como tenía un billete del cambio del pasaje en la mañana, le alcanzaba suficiente para un globo con helio. Sí. Con helio estaría bien.
    Caminó lo más rápido posible. No quería sudar ni verse mal. Al menos ya que estaba por irse a casa. Después de tanto mal rato que estaba pasando. Escogió otro globo de color blanco y lo hizo inflar. Miró a su reloj y se había tomado cinco minutos adicionales en haber cruzado las calles y buscar el globo. Apresuró al que atendía, le pagó y salió a la carrera. Ya a mitad de llegar a la última calle, notó que alguien le esperaba, arrimado a un lado de la pared.

    Un torpe como yo....

    Corrió como nunca, con la luz verde del semáforo activa y los carros a punto de pasar, cruzando al otro lado, agitado. Una vez encontrándole, tomó un instante para respirar. El ojiazul le miraba desconcertado.
    –Estaba entre los arbustos –le pasó la billetera. Tomó el globo que le ofrecían, agradecido y caminaron de vuelta a la estación a petición del menor. En el trayecto, fueron un poco más tranquilos ya que ambos debían descansar. Mas no quiso el tiempo complacerlos; estrepitosa lluvia empezó a caer sobre ellos. Tenían que correr.

    ...decidió en el peor día...

    Se metieron bajo un gran árbol cerca del parque de dónde almorzaron. La estación se encontraba dos cuadras de allí. Decidieron parar a tomar aire. Sus ropas mojadas, el globo incluido, todo. Las piernas de ambos las sintieron aporreadas. Diez minutos desde aquel almacén al parque eran algo. El ojiazul se sienta en las raíces que brotaban del árbol. Él era el que más necesitaba descansar de los dos. Había venido de una extenuante carrera desde ese mismo lugar hasta el almacén y luego correr de vuelta por la lluvia; imposible. Levanta el brazo y le entrega el globo por un rato al castaño, quien en un descuido, intenta tomar la cuerda pero esta se zafa y se eleva hasta lo más alto del árbol donde entre las ramas y la caída agresiva de la lluvia, revienta.
    –¡¡No!! –se lleva una mano a la cara, se voltea, y maldiciendo su amarga suerte, empieza a llorar, silenciosamente.

    ...decirte que...

    –Te amo –leyó un pedazo de papel que cayó de aquella ‘muerte’ del globo, cerca de sus pies. El llanto del menor se detuvo momentáneamente. Supo que el mensaje había llegado, aunque de la manera que no tenía planeado. Fue entonces en ese momento que el pelinegro se levantó y caminó hacia su compañero.
    –Makoto... –el castaño sollozó. No se atrevía a mirarle a la cara–. Makoto –le volvió a llamar pero no respondió. La lluvia y su caída imposibilitaban el sonido para el mayor oír el llorar del menor pero entendía lo que estaba ocurriendo
    –No quise que esto sucediera así... –su voz quebrada se mezclaba con su sollozar. Quiso huir pero repentinamente, dos brazos lo sujetaron fuertemente haciendo que se apegue al cuerpo de su compañero. No lograba comprender que estaba ocurriendo. Su último gemido de tristeza se disolvió cuando una mano, suavemente, volteó su rostro de lado y tomándole el mentón, le guio para encontrar los labios de cierto ojiazul.
    La fría brisa pasaba y rozaba las pieles de aquellos que conectados inmersos estaban. Poco a poco, frenaba el curso de la lluvia. ¿Acaso la mala fortuna remordimiento le dio y un momento juntos les concedió?
    –Sousuke... –se volteó completamente para ser recibido con otro cálido abrazo
    – ¿Me amas? –acarició el empapado semblante del chico
    –Sí –dijo, hundiendo el rostro en el pecho del mayor, aliviado. Por un momento se arrepintió de haber mencionado éste como el peor día. Estiró su mano y haló suavemente el rostro del ojiazul para besarle, una vez más “te amo” conectaron sus labios de nuevo, brevemente
    –También te amo –permanecieron abrazados un poco más.
    Eran ellos. Sólo ellos y las pocas gotas que caían del cielo. Ellos juntos con la calidez del momento.

    Mini glosario
    *Takoyaki: Comida japonesa; bolitas de harina de trigo rellenas de pedazos de pulpo. Las bolitas son ligeramente bañadas con salsa worcester.
    *How 'bout a kiss?: ¿Qué tal un beso?
  8. .
    Koushiro Izumi cursaba su penúltimo año de secundaria y era miembro del club de computación. La mayoría del tiempo se lo encontraba o en sus clases o haciendo alguna actividad en el laboratorio de computadoras. Al ser uno de los más fieles y responsables de su club, algunos de los muchachos tendían a encargarle algunas tareas de las cuales estaban supuestos ellos a hacerlas. Sin embargo, Koushiro era demasiado bueno y es por esto que siempre terminaba siendo el último en irse a la casa después de clases.
    Ese día, el club fue asignado la creación de posters para las actividades de invierno que estaban prontamente a ser inauguradas. Mientras los otros clubes tenían otra clase de cosas que hacer, el club de computación se mantenía ocupado. Hikari Yagami, alumna de segundo año de secundaria, terminaba sus prácticas como porrista y al ver una luz que venía del laboratorio de computación, se extrañó. Se acercó al aula y miró a cierto pelirrojo, cayéndose del sueño encima del teclado de la portátil con la que trabajaba.
    –Deberías ir a casa –la castaña le dijo desde la puerta, sonriéndole
    –Oh... claro –el muchacho se restregó los ojos y se levantó. Se dirigió a uno de los escritorios donde su mochila yacía abierta y con unos cuadernos fuera de ella. La castaña se llevó una mano al bolsillo de su bolso para sacar una pequeña cajita. Extendió el brazo y la entregó al pelirrojo quien con unos ojos curiosos, la abrió enseguida.
    – ¿Un bombón de chocolate blanco...? –el chico contempló la golosina por unos segundos
    –Takeru dijo que no pudo venir por un encargo que su hermano le hizo así que me dijo que te lo trajera –la castaña contestó y rio ligeramente al ver el leve sonrojo de su compañero
    –Gracias –el chico sonrió y el sueño que parecía haberlo invadido se le había desvanecido.
    La castaña recordaba claramente cada tarde que pasaba por ahí y encontraba a ambos, Koushiro y Takeru, hablando cálidamente mientras el pelirrojo terminaba sus tareas en compañía del ojiazul.
    –Quizá suene descabellado pero... –Hikari se llevó un dedo al mentón de manera pensativa y miró al pelirrojo– creo que le gustas a Takeru.
    –Debes estar bromeando –el chico rio nerviosamente y prosiguió a guardar sus cuadernos en la mochila. Guardó la golosina en el bolsillo de su pantalón y se puso la mochila a la espalda para salir del lugar. La muchacha lo acompañó hasta la salida de la institución donde partieron caminos diferentes.

    Yo... ¿gustarle a Takeru?

    ***



    La mañana siguiente continuó de manera normal. Las campanadas de fin de clases anunciaron la salida de los estudiantes y dando paso al comienzo de las actividades extracurriculares. Cierto ojiazul, con un bolso pequeño en sus manos, bajaba las escaleras al tercer piso donde se encontraba el laboratorio de computadoras. Caminó hasta el final del pasillo e ingresó al lugar donde tres muchachos estaban de salida. Escuchó las instrucciones que el pelirrojo les daba. Al parecer, estos chicos tenían unas cosas que hacer así que no podían quedarse a continuar esa tarde. El rubio puso el bolso a un lado de la mesa y se sentó en una de las sillas cercanas a la única computadora que estaba prendida en esa aula.
    Después de unos minutos, el pelirrojo se volteó y con gran sobresalto recibió a su compañero.
    –Takeru... no te vi entrar –suspiró una vez que se calmó del susto
    –No te preocupes –el chico sacó del bolso que trajo un contenedor mediano donde unas cuantas frutas expedían cierto aroma delicioso. El rubio luego desenvolvió dos tenedores y después, sacó dos vasos
    –¿Jugo? –el pelirrojo preguntó curioso
    –De naranja –el ojiazul respondió con una pequeña sonrisa, quien con un suave movimiento, cogió un pedazo de frutilla. Se volteó y, masticando, golpeó suavemente la otra silla a su lado en señal para que el otro se sentase. El pelirrojo, saliendo de su trance, reaccionó y se sentó al lado de su compañero. Se llevó a la boca un pedazo de fruta y al voltearse a mirar al ojiazul, este le sonrió cálidamente.
    –Kou, ¿recibiste el presente que te envié? –el rubio le preguntó, limpiándose la boca

    [...creo que le gustas a Takeru]

    –Sí... lo recibí, gracias –el pelirrojo contestó, mirando al plato, medio sonrojado. Después de esta respuesta, un silencio se apoderó del aula. Solo se lograba oír los pequeños sonidos de los tenedores cuando cogían la fruta del plato. Mientras masticaba, el mayor volvió a su trance anterior. Ya se había hecho una costumbre recibir a Takeru con algo de comer o de leer o de hablar. Era un momento sagrado. Tener a aquel muchacho haciéndole compañía le ayudaba a seguir haciendo todo lo que debía hacer mientras el resto del equipo en el club no estaba. ¿Pero por qué es que ahora dudaba de algo?
    Tardó casi un minuto en darse cuenta que su compañero se había levantado de la silla y se acercó para arreglarle la corbata. Sintió claramente su corazón acelerarse y en un segundo, su subconsciente movió las manos del chico, se levantó del lugar y caminó al otro lado del aula donde estaban unos planos. El rubio, extrañado, volvió a su asiento y lo observó. Después de cinco minutos, el mayor se encontraba en el proceso creativo de otro poster. El menor, curioso, se acercó a su compañero. Observaba las manos de éste moverse de un lado a otro mientras dibujaba lo que parecía un posible diseño para la actividad de natación.
    Al cabo de un minuto más tarde, dos miembros del club aparecieron. Apenas ingresaron, el pelirrojo se acercó donde ellos y tomó el plano que dibujaba para llevarlo donde ellos. El ojiazul lo observaba desde el otro lado del aula.
    –Hagan eso y estaremos pronto terminando –el chico les dijo. Al parecer, los chicos habían venido para recoger unos libros y aprovecharon para oír las instrucciones que les dio el muchacho. Después de eso, ellos se fueron dejando al par en el silencio con que estaban.
    –Ya regreso –el mayor abrió la puerta y salió también.

    ¿Hice algo que enojara a Kou?

    ***



    El pelirrojo salió de la biblioteca, con una pila de libros. Sus dedos, previamente sucios del polvo grafito del lápiz, ya no parecían estar tan manchados. No fue mucho cuando pegó un pequeño grito
    –¡Santo cielo! –se llevó una mano al pecho– ¡Takeru, ¿quieres matarme de un susto?!
    –Te tomaste mucho tiempo y me preocupé –sus ojos azules lo miraron directo. ¿Desde cuándo que no había tenido tal sensación de ser mirado hasta al fondo del alma por alguien? Entró en su trance una vez más y de nuevo se vio invadido por una mano que se acercaba a su hombro. La hizo a un lado rápidamente.
    –Tenías un cabello en tu camisa...
    –Debo irme a casa –el chico hizo una reverencia y se retiró lo más pronto posible, dejando a su acompañante completamente desconcertado.

    ***



    A la mañana siguiente, Takeru miraba la pizarra en clase de Economía. Era la única clase que compartía con aquel de ojos oscuros en su horario escolar, aparte de la hora del almuerzo. Usualmente, se sentaban juntos pero en ese instante, su compañero no estaba ahí. De hecho, lo podía observar al otro lado del salón.
    –Takaishi, ¿te peleaste con Izumi? –otro compañero cercano al rubio le preguntó. El muchacho solo negó, con cierta inseguridad.
    Después de dos minutos, la maestra anunció trabajo en equipo. Ella extendió la mano a la pizarra táctil y tocó un archivo el cual se abrió y reveló las parejas asignadas.

    Kou y yo.

    El rubio se levantó de su puesto con sus cosas y se acercó a una silla cerca de su compañero y se sentó en frente de él. Sacó un bolígrafo y empezó a escribir una pequeña introducción en su cuaderno acerca del trabajo. El pelirrojo miraba la hoja que habían entregado la cual contenía unas instrucciones que al momento la maestra explicaba. El rubio solo observaba su rostro. ¿Era eso un sonrojo? ¿Qué pasa con su amigo? ¿Por qué lo estaba evitando?
    -Kou, ¿hice algo que te molestara? –el chico preguntó mientras escribía su nombre en la hoja. No recibió respuesta alguna. Levantó la mirada e intentó hacer contacto directo con los ojos del contrario. Éste, intentando mantener un semblante serio, devolvió la mirada pero por unos segundos para luego seguir con el trabajo. Sus mejillas levemente rojas revelaban incógnita y desconcierto para su compañero.
    Ignorado, continuó el trabajo hasta que sonó la campana para receso. La maestra dejó ir a los estudiantes con el anuncio que podían continuar el proyecto mañana. Cada uno salió a la cafetería donde algunos hacían fila para reclamar su almuerzo mientras otros se sentaban directamente en sus mesas, esperando que el apuro se termine un poco. El pelirrojo fue a una de las mesas vacías en la parte trasera de la cafetería donde pocos iban a comer y con su almuerzo en mano, observó el espacio casi silencioso. Había entrado en su trance una vez más y sin pensarlo, a su mente llegó una voz bastante conocida.

    [...creo que le gustas a Takeru]

    ¿Era verdad lo que dijo aquella muchacha? ¿Por qué es que nunca lo había notado? ¿Por qué es que le ha empezado a molestar aquello? Su pensamiento fue interrumpido por cierto ojiazul que se había sentado a su lado para comer con él. Una vez que el mayor salió de su trance completamente, empezó a tomar sus cosas y se levantó.
    -¿Te vas? –el chico terminó de coger su almuerzo e ignoró las palabras de su compañero cuando este estiró la mano y lo agarró del brazo sin lastimarlo -¿por qué me estás evitando?
    -Yo no...
    -Me estás evitando –el rubio lo miró a los ojos- acaso, ¿te has enamorado de mí?
    El pelirrojo se detuvo. Y en un segundo, se enojó tanto que empujó el brazo del muchacho y un poco más conseguía tirarlo también.
    -¡Yo no soy tú! -alzó la voz lo suficiente para llamar la atención de varios.
    Salió rápidamente del lugar, dejando extrañados a las pocas personas que había de ese lado y a un desconcertado ojiazul.

    ¿No soy tú? ¿Qué... es lo que soy yo?

    ***



    Tres días después del incidente en la cafetería, nadie volvió a preguntar del motivo de la discusión. El club de computación había terminado gran parte de los posters y mayor crédito era debido gracias al pelirrojo. Los otros muchachos pidieron disculpas y continuaron con su trabajo desde casa ya que otros tenían otros clubes y dijeron que seguirían apoyando. Y ahora, Koushiro sentía cierta soledad. Ya no tenía a nadie que le trajese algo de comida, una bebida, que conversara con él o que le arreglen la corbata porque estaba ligeramente fuera de lugar. ¿Qué había hecho? ¿Es que era tan malo saber que otro chico estuviese enamorado de él? ¿Y es que eso era permitido? Se sentía confundido. Y había notado que Takeru había estado ausente después de aquello. Tres días consecutivos. Él nunca había faltado tanto a la escuela.

    ¿Herí sus sentimientos?

    Involuntariamente, una lágrima bajó por su mejilla. ¿Qué era ese nudo que sentía en su garganta? Estaba llorando y su dolor repentino se debía a algo. Él no quería dejar de ser su amigo. Él quería continuar tenerlo a su lado y comer con él y conversar con él y reír junto a él. Él quería... a Takeru. Y no le importaría intentar corresponder esos sentimientos mientras esté junto a él.
    Rápido como rayo, sus cosas tomó y se marchó del lugar. Al bajar las escaleras para la salida, tropezó y se golpeó el brazo derecho. Adolorido, se levantó y continuó con su prisa. Su piel sentía la fricción del aire mientras él corría. Un maestro quiso detenerlo en la salida para entregarle una hoja pero no consiguió ya que el muchacho ya se había perdido de vista.
    Todo agitado llegó a cierto edificio. Estaba demasiado agotado como para subir las escaleras. Llamó el ascensor y allí subió. El contador marcó el piso cinco y se bajó para rápidamente llegar a su destino. Tocó el timbre dos veces. No hubo respuesta. Volvió a tocar y nadie salió. Tocó una vez más y esta vez se abrió.
    -Hola, Koushiro –una rubia lo recibió sorprendida.
    -Buenas tardes, ¿se encuentra Takeru? –el aire le faltaba y bastante.
    -Sí, pasa, está en su habitación –le abrió completamente la puerta. Al entrar hizo una reverencia y prosiguió a lo que vino. Entró al cuarto y ahí lo vio.
    -¿Koushiro?
    El muchacho dejó la puerta semi cerrada y se arrodilló.
    -No te vayas del colegio, por favor –intentó formular con su agitada voz. Las lágrimas se le salían involuntariamente. El nudo le dolía bastante.
    -Yo...
    -No quise decir lo que dije –se pasó la mano en la cara –me esforzaré bastante para poder corresponderte porque... te quiero... y no deseo que te marches, por favor.
    El rubio sólo observaba la confesión en completo asombro. Apenas y había terminado de procesar el suceso cuando decidió decir algo.
    -Kou, yo no me voy a ir del colegio –se levantó de la cama para levantar su rostro, manchado de lágrimas y sudor para limpiarlo suavemente con un pañuelo –no he podido ir estos días porque me dio fiebre muy alta y mi mamá me dijo que repose hasta que consiga mejorar.
    El pelirrojo sólo se dejaba limpiar. Aquellas manos con un toque lograron apaciguar su incertidumbre y dolor. Sintió una alegría repentina que suspiró suavemente. Se acercó un poco a donde estaba su compañero y reposó la cabeza sobre el regazo del otro, tomando su mano, acariciando con un dedo la piel de ésta mientras que el otro acariciaba el cabello del muchacho.

    ***



    Cuatro y media de la tarde en el club de computación. Los posters fueron terminados y las personas que allí estaban, se habían retirado excepto por dos.
    -Te traje manzana cortada hoy –el rubio puso el contenedor encima de la mesa y se acercó al muchacho quien escribía unas cuantas cositas en el ordenador. El pelirrojo al terminar, apagó la computadora y se levantó de su puesto, levemente sonrojado. Alzó la mirada y ahí lo vio. Sus ojos azules le encantaban. Ahora estaba seguro de ello. Lo vio acercarse un poco más para observarlo arreglándole la corbata. Sintió a su subconsciente darle una orden y la obedeció. Tomó su mentón, lo alzó, inclinó su cabeza un poco y lo besó.
    Quizá Hikari estaba bromeando cuando dijo aquello esa vez pero ahora no importaba. Ahora estaba seguro de lo que sentía. Se había enamorado sin darse cuenta y su compañero correspondía el sentimiento. Estrechó los brazos y lo apegó a él. Abrazados quedaron en aquella soledad. Solos con la calidez del momento.


    Saludos para ustedes que me están leyendo. Esta pareja se me ocurrió después de haber visto el último OVA de Digimon Tri y cuando me enteré que Takeru y Koushiro serán el centro del próximo que viene, me llené de suficiente inspiración para escribir esto. Espero que el contenido sea de agrado para ustedes. Besos, abrazos y... cuidense.

    Edited by RyanAngel98 - 21/7/2016, 01:27
  9. .
    Hello again! estoy muy agradecido con todos aquellos que dejaron un pedacito de sus voces para animarme. Realmente lo agradezco. Y he regresado solo para dejar un pedazo más de romance de esta pareja. Vaya inspiración que me atacó. Espero lo disfruten ya que será el último para este fic. Besos, abrazos y... cuidense.


    La sala empezaba a llenarse de un delicioso aroma. No es tan usual que la cocina sea usada, apenas para desayunos y el resto del día, cierto ojiazul, o compraba comida en algún restaurante o la ordenaba a domicilio. Pero ahora no podía hacer ninguna de las dos; la gripe lo había golpeado fuertemente ya que no le había dado en una buena temporada y pararse en sus dos pies era una tortura con el horrible dolor de cabeza.

    ***



    Entonces, la mañana del sábado comenzó y el muchacho se había levantado, con la nariz tapada y los shorts medio flojos. Para dormir, no necesitas algo que te apriete sino algo que esté cómodo para que ayude a la circulación. Miró para todos lados y se encontró a sí mismo envuelto en un edredón de lana bastante caliente. Ni él mismo sabía el cómo eso había llegado hasta él ya que si bien recordaba, al acostarse, él nunca se arropó con eso en la noche. Y de la nada decidió mirar a la ventana. Claro, estaba abierta y ese tedioso frío que solo arrastra los gérmenes exteriores con él lo que lo llevó a la conclusión de que su subconsciente lo había levantado e hizo que se arrope a sí mismo, así no se moría de frío.

    Se paró de la cama, descalzo y se frotó los ojos. Bostezando, caminó hasta el baño y se miró al espejo por dos segundos. Rayos, su nariz estaba un poco roja. Debía al menos tomar una taza de chocolate caliente para que le quite el frío que había absorbido durante la noche o estar rodeado de calor al menos. El clima como siempre, hace lo que quiere y trae el frío de la nada. De pronto, un sonido, el teléfono estaba sonando. El pelinegro salió del baño rápidamente a buscar pero no lo veía para nada. Eso significa vivir solo y venir tarde del trabajo, desorden.

    “¿Hola?” gracias al cielo lo había hallado
    “Buenos días, Sousuke” esa voz entre alegre y pacífica
    “Buenos días, Makoto” y de la nada, se encontró sonriendo instantáneamente
    “¿Te dio la gripe?”
    “Desgraciadamente sí…” se sentó en un lado de la cama “¿a qué se debe esta llamada tan temprano, si se puede saber?”
    “Solo… llamaba por si estabas ahí” se oyó dudoso por un momento “mamá hizo un estofado antes de irse y me dijo que te llamara para que vengas a comer”
    “¿Quieres que vaya?”
    “No” se escuchó un silencio por tres segundos “yo quiero ir allá”
    “No tienes que hacer eso” el ojiazul recostó la cabeza en la cama “No he de morir por conducir hasta allá”
    “Le diré a mamá que saldré por un rato” sonrió aún más “estaré allí en media hora, te veo luego” y el teléfono había sido colgado, justo antes de que pudiera decir algo. Por alguna razón sentía que su mañana, a pesar de haber sido arruinada por la gripe, iba a ser alegrada por cierto encantador ojiverde.

    Lo siguiente que tenía que hacer en su lista era lavarse los dientes, planchar la camisa, el pantalón y la corbata. Hoy le tocaba el turno de la tarde así que mientras más listo estaba antes de tiempo, mejor. Pero de la nada, la cabeza le empezó a doler. No había tiempo para quejarse, su novio estaría ahí en menos de media hora así que al menos debía arreglar algo en ese departamento. Se dirigió al baño, se cepilló los dientes, usó el enjuague bucal y luego fue a la habitación para doblar el edredón y estirar las sábanas. Luego, fue rápidamente a la cocina y empezó a lavar los platos. Unos cuantos nada más pero después le tocaba sacar la basura, limpiar la mesa, barrer la sala, arreglar los muebles y recoger el saco que dejó tirado en la silla del comedor. Empezó a desear tener poderes mágicos para detener el tiempo y conseguir hacer todo lo que tenía en mente.

    Apenas había conseguido recoger y sacar la basura y, pasar la aspiradora al lugar. Solo faltaba tomar un baño y planchar la ropa. ¿Y los muebles? El timbre en el receptor se escuchó momentáneamente. ¿Ya había pasado media hora? El ojiazul presionó el botón de la llave en la máquina y la puerta en el primer piso debía abrirse automáticamente. Una vez habiendo hecho esto, corrió a su dormitorio, se quitó el short y tomó la toalla para darse un baño y, en cuestión de segundos, la puerta estaba sonando. Soltó un suspiro de resignación. Se colocó una camiseta blanca que se puso ayer y se tiró la toalla al hombro. Abrió la puerta

    “Vaya rapidez” el ojiazul dijo a su compañero al verlo entrar tranquilamente
    “¿A qué te refieres?” y lo observó al pelinegro, con un dedo, tocándose los labios “¿te duele?”
    “No, tontito” cerró la puerta, se acercó al castaño e intentó besarlo el cual solo evadió y le plantó un beso en la mejilla
    “No hay duda de porqué estás enfermo” el menor le miró con cara de ‘y después porqué te pasan las cosas’ al observar que lo único puesto que tenía el mayor era una camiseta y unos boxers azules. Conveniente
    “¿Qué?” tomó la toalla con las manos “hace calor” se cubrió la boca con el hombro para toser
    “No te preocupas por tu salud…” el castaño puso la bandeja en la mesa y tocó el cuello del mayor “tienes fiebre” es cuando el ojiazul con la toalla, haló al ojiverde consigo y lo pegó a su cuerpo rápidamente, conteniendolo en un abrazo. Aún cuando su cabeza le dolía y su cuerpo emanaba calor por la fiebre, lograba mantener una pequeña sonrisa
    “¿Viniste para darme la comida o sólo por que querías verme?”
    “Vaya pregunta” correspondió. Pasaron así por cinco segundos más y luego el menor se separó para luego ir a la cocina “ahm… vete a vestir” el mayor solo sonrió y fue a ducharse.

    Habían pasado alrededor de diez minutos y Sousuke decidió al fin salir del baño. Se había afeitado la cara y eso se notaba no solo con la vista sino con el olfato; ese olor de la espuma lo hacía inevitablemente obvio. Apenas salió, encontró a su ojiverde planchando el uniforme que estaba encima de la cama y colocandolo en armadores

    “¿Qué haces?”
    “No puedes planchar con el cuerpo mojado” contestó sin mirarlo directo “además, hoy no irás a trabajar” y es aquí cuando Sousuke Yamazaki se vio en una situación dónde parecía que lo habían castigado
    “¿Disculpa?”
    “L-Lo siento” el castaño se sonrojó un poco “pero no es recomendable que vayas a trabajar con esa fiebre y la congestión” es verdad. Su nariz estaba toda roja y quizá el tiempo que pasó con el agua ‘casi’ tibia tenía que ver
    “Nunca había faltado al trabajo” el pelinegro se puso pensativo. Tanto así que no se había fijado que el castaño sujetaba un remedio, abriendolo y vertiéndolo en una cuchara
    “Abre” escapó de sus pensamientos para ver los ojos de su compañero, brillantes y dedicado en la tarea. Abrió la boca e ingirió el líquido, amargo si preguntan
    “Argh…” hizo una cara de ‘aprecio el gesto pero sabe horrible’ lo que hizo reír suavemente al castaño. Apenas se tomó el remedio, el menor le pasó el teléfono. Estaba completamente determinado en verlo llamar para decirle que iba a faltar por razones de salud. Suspiró resignado, volteando la cara para estornudar en su antebrazo. Marcó.

    “Sousuke”
    “Papá” tomó un gran respiro
    “Te dio la gripe, ya veo” dijo seco
    “Ah, sí” suspiró “llamaba para pedir el día libre, solo por hoy”
    “No te preocupes, haré saber a Takada que pida por tu reemplaz-”
    “Sousuke, ¿dónde están las toallas de cocina?” una voz en el fondo se oyó en el teléfono
    “En el tercer cajón del mesón” hubo alrededor de veinticinco segundos de silencio después de lo dicho. El ojiazul tomó un respiro pesado. Tarde o temprano, lo iba a saber
    “¿Y él es…?”
    “Mi novio” cinco segundos adicionales “vino a dejar una comida para mí”
    “Ponlo al teléfono” el pelinegro hizo un gesto de disgusto. Si tan solo su padre no sonara tan grosero, estaría encantado. Pero al demonio con eso, el que está con Makoto es él, no su papá. Buscó al ojiverde en la cocina y le pasó el teléfono, haciéndole una seña, dándole a entender lo que estaba pasando
    “Buenas tardes, señor Yamazaki”
    “¿Tu nombre es…?”
    “Makoto Tachibana” recitó, tragando saliva
    “¿Qué haces en casa de Sousuke?”
    “Vine a cuidar de él” el ojiazul le miró sorprendido
    “Tenía entendido que él podía cuidarse solo”
    “Hasta el más fuerte individuo en este mundo necesita alguien que al menos esté allí para él”
    “Ya veo” se oyó un respiro por el teléfono “gusto en conocerte, cuida de él”
    “¿Le paso a…?”
    “No, está bien. Lo dejaré descansar” el ojiverde sintió un aire pesado dentro de sí mismo “pasa bien”
    “Usted también” la llamada terminó. El menor suspiró aliviado para luego recibir un fuerte abrazo de su compañero. No dudo en corresponder pero se le hizo extraño abrazar su piel desnuda, tras que había salido de la ducha hace un buen rato, no se había vestido. Solo cargaba ropa interior puesta. “oye, vas a empeorar así… vete a vestir”.

    La sala empezaba a llenarse de un delicioso aroma. No es tan usual que la cocina sea usada, apenas para desayunos y el resto del día, cierto ojiazul, o compraba comida en algún restaurante o la ordenaba a domicilio. Pero ahora no podía hacer ninguna de las dos; la gripe lo había golpeado fuertemente ya que no le había dado en una buena temporada y pararse en sus dos pies era una tortura con el horrible dolor de cabeza.

    Cierto ojiverde ingresaba a la habitación con un plato en las manos. Observó que el pelinegro estaba casi ‘agonizando’ y quejándose de su suerte así que se sentó a su lado y poniendo el plato encima de la mesita, comenzó a darle de comer. Un poco caliente eso sí.

    “Lamento lo de mi padre…” abrió la boca para otro bocado más “él es un poco… impasible”
    “¿No te llevas bien con él?” llevó la cuchara al plato para coger otro poquito más
    “Sí pero… así que viniste a cuidar de mí, ¿huh?” el ojiverde se sonrojó levemente
    “Calla” le dio otra cucharada y el ojiazul sonrió. Mientras masticaba lentamente, podía observar aquellos encantadores orbes verdes que a más de uno le contagiaban paz. El muchacho le recordaba a alguien, no, a algo. Paz. Sí, eso era, paz.
    “Ya no quiero”
    “Eso no es ni la mitad del plato…” el castaño puso el plato a un lado y tocó el cuello del mayor por si la temperatura había conseguido bajar un poco
    “Está rico” de los tiempos cuándo los más grandes parecen los más pequeños “pero… me duele un poco la garganta y realmente no me gusta estar acostado”
    “Bien, vete a correr afuera entonces” completamente determinado “donde el frío te gastará los huesos y caerás como aquellos soldados moribundos en la guerra, malagradecido”
    El menor se levantó de la cama sin decir más. Tomó el plato y cerró la puerta de la habitación suavemente. Esto le pasa a uno por intentar ser bueno. Fue el pensamiento del ojiverde al llegar a la cocina. Colocó el plato en el mesón y miró a su mochila. ¿Qué no tenía algo más que hacer?

    ***



    El teléfono sonaba sin parar. La vibración era perpetua y no había ni un alma errante que al menos se interese por aquel aparato bullicioso. ¿Quién diablos le gusta interrumpir el sueño de un enfermo?

    “¿Hola?” el pelinegro contestó finalmente
    “¿Makoto? ¡¿dónde estás?!”
    “Eh… ¿señora Tachibana?” el muchacho se frotó bien los ojos “soy yo, Sousuke”
    “¿Sousuke? ¿cómo es que tienes el teléfono de mi hijo?”
    “Este es mi… oh, lo siento” se volteó a ver en la cama sólo para encontrar a un dormido ojiverde a su lado “Makoto está conmigo y se ha quedado dormido” sonrió ligeramente “creí que era mi teléfono”
    “Ah… gracias al cielo” se oyó un suspiro “al menos está contigo”
    “¿Qué usted no sabía que él estaba aquí?” y el suspenso entró en la cabeza del muchacho
    “No realmente” la mujer dice “mi esposo, los niños y yo habíamos salido a visitar a mi mamá que está enferma. Le dijimos a Makoto para que vaya con nosotros pero él dijo que tenía unas tareas de la universidad. Entonces nos fuimos y cuando regresamos, él ya no estaba. Solo había dejado un estofado hecho y le quedó muy bien” ella rió
    Entonces… él cocinó ese estofado.
    “Me sorprendió bastante el hecho que haya decidido salir”
    ¿Él vino hasta acá solo por mí?
    “Pero al menos se qué está en buena compañía”
    “Si desea, lo puedo llevar en mi carro”
    “No, está bien” el chico miró a la ventana y se dio cuenta que estaba oscuro “con la nieve que hay afuera no quisiera exponerlos a ninguno de los dos al frío” era verdad. Las calles estaban todas blancas y los copos aún caían.
    “Entonces…”
    “Claro, si puede, ¿cuidaría a mi hijo por mí?” se dispuso a observar al muchacho quien sólo dormía tranquilamente
    “Por supuesto, señora, pierda cuidado” la mujer agradeció y colgó por ahí mismo. El chico caminó hasta el comedor y encontró varios cuadernos apilados encima de la mesa.

    En la portada decía ‘Makoto Tachibana’. Hasta trajo para hacer los deberes aquí. Y de repente su mirada se enfocó en unas prendas dentro de la mochila. Entonces, realmente pretendías quedarte aquí, ¿huh? Suspiró resignado. ¿Desde cuando que no tenía a alguien que se preocupara así por él?
    “¿S-Sousuke…?” el ojiverde se había levantado, medio somnoliento. Se quedó parado ahí por un rato, observando a la ventana y luego como su compañero se acercaba a él y en un segundo, lo estaba abrazando fuertemente. Su rostro, con expresión de confusión, solo intentaba formular alguna explicación posible
    “Te amo” lo abrazó más fuerte. Realmente estaba perdido. Pero que más daba. Solo le tocaba corresponder de la misma forma, abrazandolo como si no hubiese un mañana
    “Yo también t-” interrumpido por un beso. Así era su impredecible novio.
    Fue en esa noche de invierno que Sousuke Yamazaki comprendió cuan valioso era ese chico para él. Lo encontró en la madrugada. Siendo atormentado. Lo protegió y aquí estaba junto a él. Y entonces, y solo entonces, había caído en cuenta de que su corazón había sido robado, por un ladrón de madrugada.

    Edited by RyanAngel98 - 13/7/2016, 17:06
  10. .
    Saludos a todos mis lectores. Me hago presente con otra contribución a la bella pareja del Taikeru. Sinceramente, estos dos me traen tanta inspiración que no me canso de ellos. El pedazo de escritura a continuación fue basado en algunos eventos de experiencia propia así que un poco de realidad existe en este fic. Besos, abrazos y... disfruten.

    El premio de la confianza



    “Má, voy saliendo” cierto ojiazul se ponía el gorro y los guantes. Un castaño se acercó a la cocina e hizo un ademán a cierta mujer que estaba en la cocina, lavando los platos
    “Nos vemos luego, señora” le sonrió ligeramente
    “Tengan cuidado, vayan bien abrigados” asomó la cabeza y los miró asentir, cerrando la puerta rápidamente.
    Esos niños parece que nunca van a crecer. La rubia se enjuagó las manos para luego secarse con el mandil que cargaba puesto. Ciertamente su hijo ya no era un bebé del cual hay que cogerle de la mano, existía un sentimiento de ligera inseguridad en la mujer. Quizá era porque Tk no hace mucho había cumplido sus quince años y había entablado su primera relación amorosa.

    Como cualquier madre, celosa de sus crías, no permitiría que nada les ocurra así sea que tenga que aislarlos del mundo de alguna forma pero lo hace. Pero al ser humana, comete errores, y, aunque no quiera admitirlo delante de sus hijos, se da cuenta e intenta corregirlo.
    La rubia se dirigió a la sala y se sentó en el sofá más grande, colocándose la mano en la frente. En tan solo cinco meses ha ocurrido tanto, ¿quién lo creyera? Subió las piernas al mueble y las extendió. Apenas se sintió lo suficiente cómoda, su subconsciente le trajo recuerdos, haciendo que ella mirase hacia un punto indefinido al ambiente.

    Todo empezó desde que vi a Tk quedándose con la computadora hasta tarde constantemente. Eran la una de la mañana. La rubia salía del baño con una toalla en la cabeza y con el pijama puesto, iba de camino a su habitación cuando de pronto notó que la puerta del cuarto de Tk estaba abierta y una débil luz iluminaba el pasillo. Caminó lentamente y asomó la cabeza solo para encontrar a su hijo sonriendo mientras escribía rápidamente frente al ordenador.
    “Tk” el muchacho saltó de su asiento “vete a dormir”
    “V-Voy” tecleó algo velozmente y sonrió una vez más. Apagó la computadora y la puso sobre el escritorio para luego acostarse “hasta mañana, má”
    “Hasta mañana…” la mujer cerró lentamente la puerta mientras escuchó el casi sordo suspiro del chico entre las sábanas.

    Vaya suspiros de enamorado que soltaba. Un poco inusual ya que Tk era más que serio cuando se trataba de las cosas que debía hacer, aun sabiendo que le tocaba clases al siguiente día. Llegó el sol y la hora de ir a trabajar. Nancy se apuró con el desayuno; tenía una entrevista que hacer a primera hora y solo tenía media hora para llegar al lugar.
    “Pones los platos en el lavadero y…” se puso el abrigo y tomó las llaves “tienes cuidado al ir al colegio” estaba a punto de abrir la puerta y oír el usual ‘hasta luego, mamá’ pero no. Se acercó al comedor y observó al chico pensando en sabrá Dios qué, sonriendo. Suspiró y salió corriendo del departamento, con la idea en la cabeza de que su hijo definitivamente estaba enamorado.

    Lo que siguió era más que repentino. Le conocía desde hace mucho como el mejor amigo de Matt, describía siempre Tk pero nunca tuvo contacto directo o algún diálogo con el muchacho. La última vez que lo vio, era un niño extrovertido con cabello hacia arriba. Ahora que lo veía, tenía el mismo tipo de peinado, se había hecho alto pero lo notaba un poco más calmado

    “Buenas tardes, señora Takaishi” le sonrió gentilmente “vine por Tk para ir a la biblioteca, estoy seguro de que se lo dijo, ¿verdad?”
    “¡Claro! Pero tuvo que ir a ver unas cosas de la tienda” abrió la puerta completamente “pasa, puedes esperarlo dentro” el muchacho ingresó con la palabra ‘permiso’ y tomó asiento en la sala. Ella cerró la puerta, fue a la cocina por un vaso de agua, se lo ofreció al visitante y continuó aspirando
    “Y… ¿cómo ha estado, señora? A los tiempos que la veo” el castaño preguntó, tomando un sorbo del vaso
    “Lo mismo digo de ti. Te has hecho grandote” le habló bajando el ruido del aparato “hemos estado bien con Tk aquí, ¿qué tal tu familia?”
    “Muy bien, gracias” sonrió “ocupados como siempre”
    “Y, ¿cómo así pasaste a recoger a Tk?” preguntó pasando la aspiradora por la cocina
    “Bueno, quedé en pasar por su salón pero lo olvidé y luego me dijo que lo venga a ver para ir a la biblioteca juntos” puso el vaso ya vacío entre sus piernas para pasarse una mano por el cabello
    “Ya veo” la mujer continuó su tarea “y dime, ¿tienes novia?”
    “Eh… aún no” se rascó la cabeza, un poco avergonzado “pero estoy-”
    “Mamá, no había mostaza pero había… ¡T-Tai!” el rubio, más rápido que la luz, miró al suelo al haber notado al visitante, todo sonrojado mientras el castaño solo rio ligeramente
    “¿Había qué?” la mujer preguntó curiosa de la funda que traía el chico en las manos
    “¿Ah?” Tk levantó la mirada “ah… no había mostaza pero encontré el aderezo que compraste el otro día”
    “Bueno, déjalo ahí en el mesón” apagó la aspiradora y la puso en el armario “ve a hacer tus tareas que tu amigo ha estado esperando allí” el rubio caminó por la sala, saludando al castaño aun mirando al suelo mientras éste le miró divertido.

    Empecé a notar que Tk estaba empezando a actuar diferente. Los dos le dijeron que no se tomarían mucho tiempo y que regresarían temprano pero no fue así.
    “Nunca te ha gustado pasarte más de un minuto de la hora en que dices regresar” la mujer dijo desde el comedor, escribiendo en su agenda “¿qué pasó?”
    “L-Lo siento…” el rubio se quitó el gorro y lo apretó en las manos “tuvimos problemas buscando algunos libros y pedimos ayuda a la guía pero se tomó tiempo en atendernos”
    “Entiendo” no es que la mujer desconfiase de su hijo “¿dónde está Tai?” preguntó al no verlo allí también
    “Ah… tuvo que irse a casa directo” contestó dirigiéndose a su cuarto “al menos empezamos el proyecto de lectura” dijo, tocándose los labios, todo sonrojado
    “Ya veo” su instinto materno sospechó por un minuto pero lo dejó pasar.

    Recuerdo que las salidas de Tk a la biblioteca comenzaron a ser más que frecuentes e iba bien arreglado. Ella nunca acostumbró a regañar a su hijo momentáneamente pero cuando lo hacía era porque quería algo hecho y debía ser así
    “Te digo que estoy lleno, mamá” guardaba los cuadernos apurado en la maleta “quedé con Tai para empezar el ensayo descriptivo a las 4:30”
    “A ti nunca te gustó comer en el colegio” tomó un plato del estante “no te vas sin haber comido un bocado” reprimió
    “Mamá, ¡estoy lleno!” le besó la mejilla “Tai me espera. Vengo luego, adiós” y salió del departamento como rayo, dejando a la madre con una cara sorprendida.

    Recuerdo también una llamada muy curiosa. La mujer corrió rápidamente a la sala; el teléfono se encontraba en la mesa
    “¿Hola?”
    “¿Hola? ¿Mamá?”
    “¡Hola, Matt! ¿Cómo estás?” contestó con mucha alegría ya que el chico llamaba raramente
    “Bien, bien. ¿Está Tk por allí?”
    “Ah, no. Salió con Tai a hacer unas tareas”
    “¿Tareas? Ellos dos no toman clases juntos” la rubia se rascó el mentón, toda confundida
    “Pero…”
    “Tai es de grado superior a Tk, por lo tanto nunca podrían tener las mismas tareas”
    “Entiendo”
    “Cuando vuelva, dile que me llame. Cuídate” la mujer colgó el teléfono. Necesitaba aclarar cosas así que fue a tomar una ducha para quitarse el sentimiento de extrañeza de la mente.

    Y desde allí, ya no podía estar tranquila. Nancy entró a su casa y colocó las llaves en el clavo de la pared. El trabajo había estado estresante. Iba a pasar por la cocina cuando de pronto observó que había dos mochilas en el sofá. Una ya conocía de por ley pero la otra, esa era de Tai, si bien recordaba. “Tai es de grado superior a Tk, por lo tanto nunca podrían tener las mismas tareas” se le vino a la cabeza lo que dijo Matt el día de ayer.
    No contuvo su curiosidad y colocó la cartera en la mesa y se dirigió directamente a la habitación del rubio. Abrió la puerta y se encontró con algo muy inusual; ambos chicos acostados en la cama, aún con el uniforme, abrazados el uno al otro fuertemente con Tk pegado al pecho de Tai, dormidos profundamente.

    Se quedó sin palabras. Había un teléfono en el suelo que estaba prendido, mostrando algo en la pantalla. Supuso que ese era el del ojiazul. Lo tomó y había un mensaje de alguien. Lo chequeó, vio el nombre de Yagami Taichi como remitente y decía: ‘te amo, Tk’. La mujer suspiró pesadamente. Se llevó una mano al rostro y se sentó en la silla del escritorio y comenzó a leer aquella conversación en el teléfono. Una por una. Mensaje por mensaje. Palabra por palabra.

    ‘¿Cuándo le habremos de decir a tu mamá de lo nuestro?’ Nancy estaba tan sorprendida por cada cosa que leía
    ‘Pronto, además… tengo que contarle otras cosas también’ su hijo parecía escribir determinadamente
    ‘Esperaré lo que sea por ti’ y así siguió. Continuamente, mensajes de amor, de reuniones, de cosas que ella nunca supo. En dos meses que habían pasado, nunca supo nada de lo que ocurría con su hijo y su supuesto compañero de clase. De pronto, la alarma de un reloj sonó
    “Tai… apaga esa cosa” el rubio dijo somnoliento
    “Ya voy” el castaño se frotó los ojos y levantó la mirada, sólo para pegar un salto del lugar
    “¿Qué pasa? Parece que hubieses visto un fan-” el rubio se volteó a ver y su semblante, en vez de tener mejillas coloradas, se hizo todo pálido “mamá… ¿c-cuándo…?”
    “¿No me esperabas temprano, Takeru?” miró seria, agitando suavemente el teléfono, para luego mirar al suelo, asintiendo
    “Yo…” el chico se pasó la mano por el rostro al ver lo que su madre había leído
    “Dime, Tai. Nunca mencionaste que eras de grado superior a mi hijo” clavó los ojos en el castaño el cual se separó del rubio y se sentó a un lado de la cama
    “Señora, lo siento. No es lo que parece, yo-”
    “¿Podrías retirarte? Tengo asuntos pendientes con Takeru, si eres tan amable” el mayor tragó saliva. Se puso el abrigo y miró al menor, el cual en su temor no le notó. Tomó la mochila y salió del lugar.

    El ambiente se tensó. El ojiazul se sentó recto a un lado de la cama, mirando a su madre. La mujer tan solo suspiraba pesada, como si hubiese tenido una discusión con el jefe del trabajo por algo injusto, decepcionada.

    “No sé qué es lo que ha estado ocurriendo a mis espaldas pero…” miró al suelo, colocando el teléfono en la mesa “quisiera saber, quisiera una explicación”
    “No es-”
    “No sé si lo que leí era una broma de ustedes. Si esos ‘te amo’ o esas salidas a la biblioteca eran realmente en serio pero… dime, Takeru, ¿acaso… me habré equivocado en algo cuando te crie? No sé qué hice mal. No sé” la mujer sonaba a punto de quebrarse. Su espectador, solo tragó saliva, como si le hubiesen clavado una daga al corazón con esas últimas palabras
    “Lo que leíste… era verdad. Tai…” tomó un gran respiro “Tai y yo somos novios” la miró determinado, aun cuando sus manos temblaban, no dejó que su tono vaya a alejarse de ser lo que realmente quería expresar “el primer día en que el vino aquí, fue mi primera cita con él. Nunca… fuimos a una biblioteca”
    “Ya veo” una lágrima cayó de ella “ya veo” se pasó una mano por el rostro
    “Y-Yo… yo soy… bisexual” la mujer se detuvo en seco “me gustan los chicos tanto como las chicas” se pasó rápidamente la lengua por los labios, resecos “es como dos clases de sabores, como en el arroz por ejemplo; o le pongo azúcar o le pongo sal, depende de cómo se sienta mi corazón”
    “Yo sé lo que es” dijo cortante
    “Solo… para que no lo tomases a mal” suspiró “algunas personas piensan que porque estás con un chico, dejaron de gustarte las chicas o viceversa pero no es así” aligeró el tono de voz
    “Sinceramente creo que estás experimentando, nada más” ella añadió, aun mirando al suelo “a tu edad, muchos jóvenes están experimentado y-”
    “Yo no estoy experimentando” decidido “así es como me siento y es lo que soy”
    “Es solo una fase de la juventud”
    “No es una fase”
    “¡¿Tú qué sabes?!” alzó la voz “eres solo un chiquillo descarriado nada más que necesita un guía, es todo”
    “No.” el rubio mantuvo su postura “No es una fase porque me siento así desde pequeño. Si hubiese sido una fase, hace rato hubiese pensado contrario”
    “¿Por qué me ocultaste esto?”
    “Porque no sabía cómo decirlo…” el chico empezó a quebrarse
    “¡¿Por qué nunca puedes confiar en mí?!” alzó la mirada, desafiante
    “¡¿Cómo voy a confiar en ti si todo lo que hago se lo dices a la familia?!” lágrimas brotaban de sus ojos “todo… se lo cuentas a la abuela y luego ella viene y me sale diciendo cosas raras…” tragó saliva, el nudo en la garganta dolía “cómo confiar en ti… ¡¿cómo?!”
    “¡No me alces la voz, chiquillo insolente!” el rubio volteó la cara a la pared “¡y mírame a la cara cuando hablo!”
    “¿Quién ha sido la que ha estado mirando al suelo desde que empecé a hablar?” puso fijamente los ojos, directo a los de su madre la cual solo se quedó callada por un momento.
    “¿Los… padres de Tai saben de esto?”
    “No” el chico se pasó una mano por el rostro “pero acordamos en decirlo una vez que hayamos considerado que las cosas iban en serio”
    “En serio… ¿dices?” rio sarcástica por un segundo
    “Sí, en serio” mantuvo la postura recta hasta el final “y no estamos juntos por sexo si eso es lo que piensas”
    “…”
    “Él me ama y yo lo amo, así de simple.”
    “Estás en colegio. No puedes descuidar tus estudios”
    “No lo hago. Mis notas siguen igual y prometo que seguirán así” suspiró “solo pido… que me permitas intentar tener esta relación, por favor” la mujer se quedó en silencio por un largo rato. Se levantó de la silla y se dirigió a la puerta de la habitación
    “Espero que respeten mi casa” dijo de espaldas “no quiero nada de toqueteos atrevidos, ni aretitos, ni ninguna cosa rara de ti”
    “No lo verás porque no me gusta” contestó al segundo “si me hubiese gustado, desde hace mucho me hubieses visto intentando hacerlo”
    “Bien” sujetó la manigueta de la puerta “solo una cosa más… ¿Tai es gay?”
    “No” la miró “él es bisexual como yo y sus padres lo saben” la mujer asintió lentamente
    “Para mañana, quiero visitarlo y conocer a sus padres” se retiró del lugar. Apenas la puerta se cerró, el joven rubio se acostó en la cama rendido. Tomó el teléfono y envió un mensaje diciendo: ‘lo logramos’.

    Nunca me sentí más decepcionada en toda mi vida. Pero no por mi hijo, sino por mí misma. Por todo lo que yo había dicho. La mujer se sentó en el sofá y se arregló el mandil, caminando a la cocina de nuevo, directo a chequear el arroz. Después de una seria charla con los Yagami, consideramos que los dos podían tener su relación pero, que lo tomen suave. Me disculpé con Tk y Tai después de la charla. Abracé a mi hijo y le dije cuán orgullosa estaba de su valor por haberme enfrentado como lo hizo. Y luego, felicité al hijo de los Yagami por haber tenido esa sólida esperanza de lograr lo que planeaban sin rendirse.

    De pronto, la puerta se abre y la rubia asoma la cabeza para ver quién entró de la nada; uno nunca sabe que es lo que puede suceder
    “Buenas tardes, señora Takaishi” saluda una castaña “esto le manda mi mamá; pastel recién horneado” sonrió
    “M-Muchas gracias pero… ¿cómo entraste?” la mujer miró afuera a ver si estaba o su ‘quizá yerno’ o su hijo
    “Estaba abierta” la chica respondió confundida
    Estos chicos despistados.
    “Mi hermano y Tk están en casa” la menor hizo un gesto divertido “dijeron que ya vení-”
    “¡Ja! En tu cara, Taichi Yagami” el rubio entró todo sudado al departamento “soy más rápido que tu”
    “Calla, ganaste solo porque el tipo de la escalera no se hizo a un lado”
    “Igual, eres lento”
    “Ah, ¿sí?” corrió a alcanzar al rubio quien al intentar escapar, cayó al suelo, con un castaño sobre él, dándole un gigantesco beso que a más de uno robaba el aire
    “Coff, coff” la castaña interrumpió el momento al igual que la rubia, quien solo agitaba la cabeza de un lado a otro diciendo “estos niños”.

    Edited by RyanAngel98 - 21/7/2016, 01:28
  11. .
    Primero que todo, quiero dejar en claro que el siguiente pedazo de escritura no me pertenece. Es una completa traducción del fic original "Confessions and Kisses" de Teeky en Fanfiction.net lo que quiere decir que no me estoy lucrando ni tomando los créditos para mí sino para su autor legítimo. Tomé en cuenta cada detalle de este fic que decidí traducir ya que me gustó bastante. Sin más, les dejo leyendo.


    Confesiones y besos



    “Habla”

    Pensamiento

    ----

    Goteo. Goteo. Goteo. El sonido del grifo de agua cayendo podía ser oído en silencio. Bueno, casi. Acompañado del goteo venían pasos. Paso, paso, paso, giro. Paso, paso, paso, giro. El eco de cada paso era suficiente para lograr enloquecer a una persona. Pero de nuevo, al momento, el dueño de esos pasos se encontraba fuera de sí.

    En frustración, un pequeño refunfuño fue oído seguido por el golpe sordo de cierto gorro blanco cayendo al suelo. Un ‘plaf’ en el sofá y un grito en la almohada, hasta que finalmente solo el sonido del goteo quedó constante.

    “Quizá Matt ha de entender... después de todo, él estaba bien cuando Tai...” el joven rubio ni siquiera quiso terminar su oración.

    Tk caminó a la ventana observando la ciudad, levantó las persianas, permitiéndole a la luz del sol pasar. Miró de reojo mientras abría la ventana y dejaba el viento soplar su cabello hacia atrás. Requería cada fragmento de su fuerza el intentar tirarse de la ventana en ese momento.

    De hecho, no era gran cosa, era muy común entre los jóvenes. Ese tiempo donde tienes que encontrar- Tk se encogió de hombros y pasó una mano por su cabello. “Ni yo me creería eso...”

    Sus ojos azules miraron al suelo mientras suspiraba e intentaba pensar. Sus pensamientos le hicieron estremecer, y siquiera él sabía dónde exactamente su mente lo estaba llevando. Repentinamente, estaba fuera de su departamento, bajando el ascensor y caminando por la ciudad. Mientras su subconsciente le guiaba a su destino, intentó difícilmente aclarar su mente.

    Agh, ¡ni siquiera estoy pensando cómo se debe! Tk hizo una cara divertida lo cual fue premiado por varias miradas alrededor. Cuando finalmente logró prestar atención de dónde estaba, se encontró parado frente a la puerta del apartamento de otra persona. Ni siquiera él estaba seguro de dónde se había traído a él mismo, pero descubrió que era parte de la solución a sus problemas.

    El brazo del rubio se extendió y antes de estar consciente, había hecho un puño el cual golpeaba furiosamente la puerta. Cerró sus ojos mientras dejó de tocar y esperaba por lo que seguía. Prontamente, consiguió escuchar el sonido de los seguros despejándose y después, la puerta lentamente abriéndose. Tk suavemente abrió sus ojos y fue recibido por la extraña mirada de un muchacho sin camiseta. Mientras frotaba sus ojos de la nada, finalmente notó el rostro de quién exactamente miraba, bueno, mayormente su pecho.

    “¡H-Hola, Tai!” el rubio consiguió pronunciar mientras dejó de mirar al mejor amigo de su hermano mayor quien claramente se había levantado de dormir.
    “Hola, Tk” el castaño bostezó mientras hablaba. “Lo siento, Kari no se encuentra. De hecho toda la familia salió por un rato mientras yo dormía, creo yo.”
    Tk se quedó parado allí intentando componerse así mismo e intentando pensar que decir. Uhm, di ‘está bien’ y voltéate. Pregunta cómo poder encontrarla, o al menos di algo. “Ah, uh...” Tk liberó silencio mientras su boca se movía pero ni una palabra conseguía ser formulada, apenas nerviosos ‘ahhs’.
    “¿Tienes algo en mente?” Tai rio mientras observaba al mudo rubio. “Muy bien sabes que podría decirle a Kari que pasaste por aquí y ella probablemente ha de llamarte más tarde.”

    ¡Muy bien! Él te mencionó una salvación, ¡tómala! Di gracias, adiós y vete de ahí. “Bueno, de hecho vine a hablar contigo...” sus ojos zafiros miraron al suelo mientras cruzaba sus pies como un tímido niño de kínder en su primer día de clases.
    “Oh, ¡claro, pasa!” el joven semidesnudo retrocedió un poco así el otro podía pasar, “toma asiento en mi habitación, siéntete como en casa, iré a verte un poco de agua o algo ya que pareces un poco aturdido.”

    Tk asintió y lentamente ingresó al apartamento. Inmediatamente se sintió curioso del porqué fue invitado a la habitación del chico, la sala hubiese estado muy bien, y el muchacho sabía que la idea de estar en el cuarto de Tai le haría sentirse aún más nervioso. Mientras ingresaba, se atrapó a sí mismo mirando al castaño. Obtuvo una mejor vista y se dio cuenta que el ojos chocolate estaba descalzo, solo usando unos boxers rojos. Tk nerviosamente se sonrojó mientras se apresuraba a entrar al cuarto de Tai, asegurándose de que no lo hayan pescado mirando al chico.

    Se sentó a un lado de la cama y se soplaba a sí mismo, intentando lo mejor que podía enfriar su rostro ardiente.

    Prontamente, Tai ingresó a su habitación entregando el vaso de agua, tomando un sorbo de su jugo de manzana. El castaño se paró directamente al opuesto de Tk en el otro lado de la cama mientras tomaba lo que quedaba del jugo y colocaba el vaso encima de su escritorio, antes de poder decir algo. “Entonces, aquí estamos”

    Tk le miró directamente, tomando un gran sorbo de agua antes de bajar el vaso “b-bueno, hay esta cosa que...” Tk empezó mientras Tai parecía interesarse

    “¿Qué cosa?”
    “Buenonosécomodecirloporqueestoytannervioso...”
    “Espera, ¿qué? ¿Podrías hablar un poco más despacio?”
    Tk se mordió el labio mientras miró al piso. Ahora se dio cuenta porque usaba ese gorro, así no tendría que mirar mucho a la gente pero aquella defensa se había quedado en otro lugar. Tomó un gran respiro antes de finalmente decirlo.
    “T-Tai, creo que me gustan... ah, bueno...” Tk hizo su mejor esfuerzo en invocar el valor necesario para completar la oración.

    “¿Gustar qué? ¿O quién? Vamos, puedes decirme, especialmente si no se lo has dicho a Matt, porque adoro cuando sé algo que él no, como esa vez donde-”
    “¡Tai, creo que me gustan los chicos!” el muchacho rápidamente habló, interrumpiendo a su espectador y aún antes de que el mayor dijese algo, velozmente se levantó y fue a la puerta. “U-Uh, olvida lo que dije, ¡n-no puedo hacer esto!” y con esto dicho, salió de la habitación del castaño y se dirigió a la puerta principal.

    Tai sonrió mientras rápidamente corrió a atrapar al hermano menor de su mejor amigo. Él lo supo desde hace mucho, no era exactamente una sorpresa, excepto Tk. Siempre actuaba extraño cada que estaba cerca de él y se ponía todo rojo cuando al menos, ligeramente le había tocado como tocar su hombro. Incluso le había hablado a Matt el cual acordó igualmente, sin embargo le dijo a Tai no forzarlo sino dejarlo aceptarse a sí mismo lo cual era seguido por una advertencia de que si por cualquier motivo, Tai empezaría hacerse ideas acerca de su hermano pequeño, él lo iba, bueno, no vayamos allí.

    El castaño atrapó al joven rubio y lo detuvo en la puerta, “Tk, ¡está bien! Realmente lo es y no tienes que preocuparte por ello” le dijo, haciendo gestos para que volviese a su habitación.

    El rubio le miró y duramente consiguió volver a la cama de la cual había escapado. “Tai... no es solo chicos que me gustan... c-creo que me gustas...” Tk suspiró derrotado

    El ojos chocolate rio mientras se sentó al lado del rubio y colocó un brazo alrededor de él. “Sabes... la parte divertida es que siempre lo sospeché... quiero decir, vamos, ¿a quién no habría de gustarle?” el castaño empezó a flexionar sus músculos lo cual hizo sonreír al contrario.

    “¿Acaso yo era obvio?”
    “Bueno, más o menos. Siempre tartamudeabas cuando estabas cerca de mí, y algunas veces te ponías tan rojo que parecía que ibas a explotar, pero sinceramente, pensaba que eso era tierno. Bueno, pienso que tú eres tierno.”
    “¿Piensas que soy tierno?” Tk se sonrojó y miró a otro lado en un intento de esconderlo.
    “Sí, lo hago, y te lo hubiese dicho si el condenado de tu hermano no me hubiese hecho prometer que no te coquetearía.” Tai sonrió mientras imaginaba lo que Matt estuviese pensando si lo viese ahora; semidesnudo con un brazo alrededor de su preciado hermano.
    “¡Oh, por Dios! ¿Matt también lo sabía? Ja, supongo que realmente era obvio, ¿verdad? Cielos, que hay si Davis y Yolei, y Cody... oh y Kari, me pregunto si ella---” su pánico fue detenido cuando sintió los labios del castaño sobre los suyos. Tk cerró sus ojos y lentamente empezó a corresponder hasta que necesitó aire.

    “Hmm, eso estuvo bien...” Tai dijo sonriendo mientras observaba al abrumado y confuso rubio.
    “Matt va a matarte por eso...” fue todo lo que logró decir mientras intentaba componerse a sí mismo después de su primer beso con un chico, o con cualquiera en general.

    “Sí, bueno, supongo que va a-” el castaño fue callado cuando el rubio lo llevó hacia otro beso para luego acostarlo en la cama. No hicieron nada más al ser el primer día en que habían venido en términos para una ‘situación amorosa.’ Sin embargo, ambos se quedaron allí acostados, conversando. Tai le contó de cómo fue cuando se aceptó a sí mismo y con otras cosas que tuvo que lidiar al respecto.

    ---

    Una hora luego

    Matt había pasado por el departamento de su amigo para regresarle algunos libros que le había pedido prestado de las clases. Cuando llegó, se encontró con una puerta semiabierta así que precavidamente ingresó, cerrándola apenas entró. “¿Tai?” soltó al aire pero no recibió respuesta.

    Matt se acercó e ingresó a la habitación de su amigo, metiendo la cabeza por la entrada de la puerta. Sus ojos se abrieron y su mandíbula casi cae al suelo mientras observaba a su hermano pequeño durmiendo bajo las mismas sábanas y en los brazos de su semidesnudo amigo. “¡Tai!”

    Edited by RyanAngel98 - 21/7/2016, 01:31
  12. .
    QUOTE (Mikeio Kamijou @ 12/10/2014, 02:08) 
    jijiji jejeje je ^^ ...
    ...
    ...
    T-T sabes? no digo q esta pareja no pueda ser ni nada pero pense q era un blasfemia, no lo tomes a mal, solo q lo iva leer esta tarde, no lo pude hacer por una invitacion de mi padre (cofmearuinolatardecofcof ¬¬) en fin no pude leerlo pero me daba risa cuando pense q era una blasfemia porq yo lo de 'blasfemia' lo vi como broma ^^
    y bueno ahora ya lo lei y si habia pensado en esta pareja pero como entenderas por lo de 'blasfemia' no soy muy fan de 'ellos' jeje simplemente no puedo imaginarlos juntos, bueno si puedo pero de alguna manera siempre termino metiendo a hiroki y a akihiko porq ya sabes los apusto se atraen pero este one shot me hizo razonar mas la idea de q si serian un buen complemento; nowaki tendria un novio mas 'cariñoso' y misaki no tendria un novio q se le baja rapido la bateria xD jejeje esq uagi siempre esta queriendose recargar por eso lo digoo ^^bueno aun asi estuvo interesante y espero leer otra ocurrencia tuya ^^ nos vemos otro dia!

    Hola, Mikeio. Gracias por pasarte a comentar. Cuando hice este fic no lo hice para molestar a aquellos que solo quieren ver a la tan querida pareja Junjou Romántica [Usagi x Misaki] ni a la pareja Junjou Egoist [Nowaki x Hiroki] Al contrario, creé este fic para darle diversidad al mundo, porque me nació y mi mente se llenó de tanta inspiración con Nowaki junto a Misaki. Por eso, coloqué este fic en la categoría: "Otras Parejas." Espero no te moleste. Gracias.
  13. .

    Permíteme cuidarte, Nowaki-san



    “Te quiero... Misaki-kun” resonaron esas palabras en mi mente cuando escuché su confesión un poco después del fuerte abrazo que me estaba dando. El viento parecía encerrarnos como si de una jaula se tratase, bloqueando cualquier otra presencia a nuestro alrededor.

    Era demasiado tranquilo, demasiado pacífico para mi gusto. Sus brazos eran realmente confortantes en esa fría tarde de invierno.

    ***



    Takahashi Misaki, de diecisiete años de edad. Asisto la secundaria y mis notas son debajo de lo promedio pero hago mi mejor esfuerzo por mejorar así que el bote sigue a flote. Vivo con mi hermano mayor, Takahashi Takahiro, con quien llevo una muy buena relación. Llevo tiempo reflexionando acerca de cambiar mis notas para cuando llegue el momento de ir a la universidad y una en específico a la que deseo aplicar es la Universidad Mitsuhashi

    “Ya regreso, nii-chan” por razones de trabajo, mi hermano se ha estado desvelando un poco y ahora último se nota estresado así que se me ocurrió darle un pequeño presente para que al menos sonría
    “Ah... yo voy saliendo también” ¿eh? no es normal que salga en este momento, usualmente siempre sale una hora después pero ahora va con una de adelante
    “¿Tienes mucho trabajo?” supongo que ha de tener asuntos muy importantes en su oficina, él es alguien que no descansa
    “Sí, se me ha acumulado tarea, diviértete y ten cuidado” besó mi frente y desordenó mi cabello para tomar las llaves y salir del departamento.

    Al parecer... mi presente deberá esperar... aunque, puedo traerlo y dejarlo en su habitación como sorpresa, ¡sí! eso haré. Guardé mi llave en el bolsillo y me aseguré de traer conmigo mi billetera, sería una pérdida de tiempo estar parado en la tienda y comprar algo para luego darme cuenta que no dispongo ni un solo billete para pagar.

    Mi bufanda iba colgando, anudada a mi cuello y mis guantes guardaban mis manos del intenso frío de afuera. Tenía en mente algo como un bizcocho de vainilla pero mi hermano siempre llega tan cansado que no desea ni comer así que necesito algo más sutil.

    Debía apresurarme ya que en cualquier momento, la noche llegaba y no era buena idea estar hasta tarde en la calle.

    Miré a mi alrededor y no encontré nada con lo que tenía pensado, muchas cosas materiales... necesitaba algo que alegre a mi hermano, algo pequeño y que emane una sensación de calidez. Llegué casi al final de la avenida y encontré una cafetería, al frente de la calle se encontraba una tienda especial, una tienda de flores.

    Me acerqué y me interesé un poco en el lugar. Entré y todo a mi alrededor estaba lleno de flores de varias especies. Los aromas, aunque se mezclaban, consiguieron que me relaje, fue ahí donde me di cuenta que había encontrado el presente perfecto para mi hermano.

    Fui mirando una por una, chequeando el color y el perfume, buscando por algo suave. Vi varias flores pero era imposible decidirse así que, qué mejor que pedir consejo al que trabajaba allí. Me acerqué al despacho y vi a alguien con un rostro muy preocupado, aunque cuando me vio aproximar, sonrió forzadamente

    “Buenas tardes joven, ¿desea algo?” sí, definitivamente algo le pasaba. Su mirada lo decía todo y su voz lo traicionaba
    “Buenas tardes señor, yo... ah, ¿se siente bien?” se tensó un poco cuando mi pregunta llegó a sus oídos
    “Sí... sólo que uno de los empleados fue a dejar un pedido y no ha regresado” parecía un asunto serio y para preocuparse, realmente “me gustaría ir a buscarlo pero no puedo dejar el puesto vacío...” no sé por qué pero sentí que debía ayudarle
    “No se preocupe, puedo ir a buscarlo yo” le sonreí alentadoramente y de alguna manera, se le iluminó el rostro
    “¿E-En serio? ¡gracias!” me hacía sentir tan bien ver las sonrisas en los rostros de los demás “el lugar donde fue no es muy lejos de aquí, solo debe ir recto a la izquierda y seguir el mismo camino hasta que encuentre un gran hotel”
    “¿Podría darme la descripción de su empleado?” parecía una misión especial así que debía llenarme de energías para cumplir con mi objetivo
    “Él es alto, su cabello es color negro, sus ojos son azules y su piel es clara” oh, parecía alguien interesante para buscar “usa camisa blanca mangas largas y un mandil color negro” bien, prometí estar de vuelta con una sonrisa y comencé mi misión. Caminé más de la mitad de la calle y seguí más adelante, un poco más y adelante y así sucesivamente. De pronto, recordé que no le pregunté el nombre del empleado... ¡qué idiota!

    Antes de echarme a lamentar, quise girar a ver si podía regresar a preguntar por el nombre pero mala suerte... me había perdido. Todo por intentar ser buena persona. Se estaba haciendo más tarde y debía encontrar ese muchacho como de lugar pero no hubo señal. Unos cuantos metros, a una calle a la derecha, dentro de un callejón, había alguien sentado en el suelo, parecía lastimado

    “Señor, ¿necesita ayuda?” él se giró hacía mí, no era un hombre, era un chico, uno muy sucio. Su pierna estaba lastimada y se notaba ya que cierto líquido escarlata le brotaba de allí. Por alguna razón, él se encontraba en ese lugar
    “Estoy bien... grac-...” lo vi intentando levantarse y caer de nuevo al suelo, en la misma posición que estaba
    “¡Resista por favor...!” la condición de ese chico estaba un poco mala así que aquel que buscaba y el presente para mi hermano podía esperar. Planté un taxi y abrí la puerta, tomé el brazo izquierdo del chico e hice que rodeara mis hombros. Era demasiado difícil intentar ayudarle a caminar ya que le dolía por cada paso que daba. Cuando llegamos a la puerta, lo metí con mucho cuidado, le abroché el cinturón de seguridad y me senté a su lado. Le di al taxi la dirección de mi departamento.

    “Lo siento señor de la florería, esto es más importante...” Nos tomó cuarenta y cinco minutos en llegar, le pagué al hombre y saqué al chico del carro. Llamé al ascensor e intenté cargar a ese muchacho, realmente era pesado y esto que solo era su brazo izquierdo y el apoyo de su cuerpo con el mío. Abrí la puerta, me quité los zapatos y los de él.

    Lo llevé hasta mi habitación y lo hice reposar en mi cama. Fui a la cocina y bañé un paño en agua caliente, tomé alcohol, algodón y dos banditas. Me acerqué al chico y levanté la basta de su pantalón, descubriéndole hasta la rodilla. Coloqué el paño caliente en la pierna –una zona donde se le notaba el golpe- y empecé a mojar el algodón con el alcohol para luego aplicarlo en algunas raspadas que el chico se hizo

    “¡Auch! ¡arde!” lo escuché quejarse pero no me importaba, era su culpa por andar haciendo qué se yo qué
    “Necesito desinfectarle... aguante por favor” apenas dije esas cosas y él bajó su cabeza, como que si se hubiese relajado por completo.

    Continué aplicando el alcohol y aunque reaccionaba el ardor, no volvió a quejarse. Luego de ello, tomé ungüento y lo unté en la parte del golpe, dando masajes lo más suave que pude

    “¿Por qué estás haciendo esto por mí...?” me sorprendió su pregunta. La razón era porque era la primera vez que la oía
    “Estaba tirado en el suelo y estaba herido, no podía dejarle allí” respondí sin parar de masajear
    “Pero ni siquiera me conoces...” apreté un poco su pierna y él soltó un gemido de dolor
    “No sea mal agradecido” me molestó un poco su comentario “mi nombre es Misaki, Takahashi Misaki” le sonreí gentilmente
    “Mi nombre es Nowaki, Kusama Nowaki” me devolvió el gesto pero de una manera ciertamente encantadora
    “¿Cómo se hizo todo esto?” mi curiosidad empezó a crecer
    “Un gatito estaba a punto de caer de un tercer piso” redactaba lentamente “presencié el peligro y trepé las escaleras de emergencia, maniobré con las ventanas y alcancé al gatito”
    “¡Pudo haber muerto!” mi tono de voz se elevó, desesperado
    “No estaba muy alto, además pude bajar con cautela” continuó “como hacía un poco de frío, me quité mi mandil y lo cubrí, de pronto la dueña salió corriendo a la puerta y lo entregué sano y salvo, ella quedó feliz y el gatito también”
    “Esa es la hazaña más valiente que he escuchado” me sorprendió su relato “pero no entiendo cómo se lastimó”
    “Oh, justo cuando iba saliendo, resbalé con lodo en el suelo y me golpeé la pierna, en aquel suelo duro como acero” definitivamente, era lo más infantil que había oído pero de alguna manera su acto fue valeroso, aunque no le compensó con nada bueno a más de una caída
    “¡Auch!” se quejó nuevamente “¿por qué hiciste eso?”
    “Para que tenga cuidado la próxima vez” dije seriamente “pero fue valiente... Nowaki-san” le sonreí alentadoramente. Por alguna razón, sus ojos empezaron a brillar indescriptiblemente.
    “Ya que salvaste mi vida, llámame Nowaki” su frase me sonrojó de alguna manera, no me acostumbraba a tutear a alguien mayor que yo sin siquiera conocerle bien
    “No podría...” bajé mi rostro, no deseaba que él note mi cara avergonzada
    “Puedes... te doy el permiso para ello...” lo oí bostezar
    “Descanse... Nowaki-san, necesita dormir”
    “Primero llamaré a mi jefe, hice una entrega y no regresé antes de tiempo” fue entonces cuando me di cuenta de algo; ojos azules, cabello negro, piel clara, alto... ¡él era el empleado perdido! me sentí como un tonto, creí que me había perdido buscándolo, bueno pasó así pero no me imaginé que era él... ¡ah!... qué experiencia para tan complicada.

    Cuando terminó de hablar por teléfono, guardó su teléfono en su celular y sonrió

    “¿Qué sucedió?” pregunté curioso
    “Me dijo que me tome el tiempo que necesitaba para recuperarme” volvió a sonreír “supongo que para mañana estoy listo para trabajar”
    “¡No! de eso nada” me opuse seriamente “Nowaki-san está muy lastimado y necesita tomar mucho descanso y... ¡la sopa!” corrí lo más que pude a la cocina, apagando la hornilla y quejándome de mi casi mala suerte. Serví una buena cantidad y la llevé a mi habitación con una cuchara y una servilleta. Me senté a un lado de la cama y me acomodé

    “¿Qué es eso?” preguntó, aunque para mí era más que obvio
    “Sopa, siéntese por favor” con algo de dificultad hizo lo pedido “abra la boca por favor, ah... el avión...” antes de abrir su boca, me sonrió tiernamente, un gesto que me hizo sonrojar, aunque no me detuve y le seguí dando la comida hasta que se termine. Una vez finalizado, dejé que durmiese un poco.

    Por razones de seguridad, quise dormir en la cama de mi hermano pero él no llegó en toda la noche y Nowaki-san podía necesitar algo si se despertaba así que decidí acostarme a su lado... un poquito alejado... sólo para estar seguro de que nada pase.... ¡sólo por seguridad!
    “No te voy hacer nada malo, Misaki-kun” me volvió a sonreír como lo hizo antes
    “¡No es eso! es que... me siento cómodo de este lado y... ah... duerma por favor” antes de que cierre sus ojos, me di cuenta que él poseía unos bellos orbes azules... demasiado azules... su cabello negro y su presencia... era extraño.

    Se quedó dormido a los pocos minutos y yo seguí despierto, estaba por dormirme pero pensar qué podía necesitar algo... solo por unos segundos... seguí despierto... hasta que no pude más y me dormí. Pero, por razones de la vida, me sentí absorbido por su existencia en mi cama... me pegué un poquito a él... ¡sólo un poquito! para que no le de frío.

    Caí rendido y cerré mis ojos, un instante después, siento que su brazo me abrazó. No lo quité. Dejé que su extraño poder de atracción fluyese por mi cuerpo con su brazo... además, se sentía muy cómodo.

    ***



    Sentía pasos en mi habitación. Abrí mis ojos para chequear por Nowaki-san y para mi sorpresa, ya no estaba. Me levanté corriendo hacia la puerta y allí estaba, arreglando su cuello y parcialmente cojeando

    “Nowaki-san, no puede irse así...” le dije, decepcionado de que no me haya obedecido
    “Lo siento, Misaki-kun... debo trabajar” me respondió con una sonrisa resignada “tengo cinco por cubrir hoy...”
    “Al menos, prométame que se cuidará y no hará mucho esfuerzo...” le pedí, sonrojado, era vergonzoso pedirle esas cosas a ese chico
    “Lo prometo...” abrió la puerta y una pequeña ventisca entró al departamento. Corrí a mi habitación y saqué mi bufanda, la misma que tenía ayer puesta y la anudé suavemente a su cuello

    “Ve con cuidado... pasaré por la florería chequeando por ti” giré mi rostro, sonrojado hasta el tope ya que al final, pude hablarle con confianza
    “Gracias...” rio ampliamente, desordenando mi cabello cariñosamente “te quiero... Misaki-kun” resonaron esas palabras en mi mente cuando escuché su confesión un poco después del fuerte abrazo que me estaba dando.

    El viento parecía encerrarnos como si de una jaula se tratase, bloqueando cualquier otra presencia a nuestro alrededor. Era demasiado tranquilo, demasiado pacífico para mi gusto.

    Sus brazos eran realmente confortantes en esa fría tarde de invierno. Un sentimiento difícil de entender se estaba adentrando en mí, pero por el momento, dejé que sus amplios brazos me llenen con su calor.


    Saludos a todos mis lectores. Aquí otro de mis proyectos; Nowaki x Misaki. Una pareja muy rara para algunos pero solo intenté ser diferente al resto, publicando este pedazo de humilde escritura para esta hermosa pareja. Estoy realmente seguro que hay muchos otros que esta pareja se les ha pasado por la mente alguna vez. Besos, abrazos y... cuidense.

    Edited by RyanAngel98 - 21/7/2016, 01:28
  14. .
    “Y así concluye la lección de los amplios patrones de evolución” todos en el salón guardaban sus cosas en la mochila para retirarse “muchas gracias por su presentación, Mr. Tachibana” asentí al profesor educadamente y me retiré del lugar con cierta prisa. Debía llegar a casa lo más pronto posible y estar listo para todo lo que se acercaba.

    Les pedí permiso a mis padres para salir a la hora que me fue pedido. No fue como esperaba que sea pero tampoco fue tan malo

    “Mamá, un amigo me vendrá a recoger a las 9:30 pm, ¿puedo ir?” usualmente siempre sabe aceptar con una sonrisa y eso fue lo que recibí. Luego, era el turno de papá

    “Papá, ¿puedo salir con un amigo? el me vendrá a recoger a las 9:30 pm, ¿p-puedo ir?” mi papá siempre es un caso distinto. Es un hombre amable y serio pero hay veces en las que es diferente

    “Quiero conocerlo” dijo él bebiendo su café de la mañana, con el periódico en la mesa “mejor, ¿por qué no lo invitas a cenar aquí?” mamá que estaba en la cocina le agradó la idea y papá decidió que así sería. Llamé a Sousuke antes de salir yo a la universidad y él aceptó gustoso.

    Por alguna razón, me sentí un poco culpable por el hecho que los planes que teníamos hayan tomado otro camino pero... era una cena, ¿no? no iba a cambiar mucho si mis padres y hermanos estén allí.
    Apenas llegué a casa, me senté con Ren y Ran para ayudarles con sus tareas; son realmente inteligentes pero cuando trabajan juntos, a veces saben discutir mucho

    “Hermano, ¿me ayudas con el dibujo de invierno?” Ran pidió con ciertos ojos brillantes y su sonrisa que nunca termina
    “¿Eh? ¡yo le pedí primero!” aquí vamos una vez más
    “Vamos, vamos, puedo hacer el de ambos” recogí las cosas de la mesa “¿qué tal si lo dejamos para mañana? ahora necesito ayudar a mamá a limpiar la casa, ¿sí?” el día siguiente era sábado así que podía hacerles ese dibujo con más tranquilidad. Ellos aceptaron sonrientes y fueron a dejar sus cosas a su habitación.

    Me sentí nervioso toda la tarde. Mamá estaba haciendo la cena tranquila, cantando feliz de la vida y papá estaba limpiando sus botellas de licor –una gran colección de ellas- las cuales las tiene sobre una mesa de cristal. De vez en cuando, bebe una copita en la noche pero casi no se lo ve haciéndolo

    “Makoto, ¿puedes colocar las servilletas en la mesa?” asentí tomando algunas de encima de la refrigeradora, las doblé y las puse en el lugar. Pasé la aspiradora por toda la casa y después ordené el estante de periódicos de papá; se cayeron cuando intentaba abrir la puerta del armario. Después de eso, subí a los cuartos para verificar que Ran haya recogido sus juguetes y Ren haya organizado los zapatos debajo de su cama.

    El teléfono de la sala sonó y bajé rápido a contestar

    “Hola, buenas tardes” saludé
    “Mako, soy yo, Nagisa” su voz es inconfundible
    “Oh, ¿qué tal? ¿cómo estás?”
    “Muy bien, eh... ¿quieres ir al centro de investigación marina esta noche?” oí algo de emoción con aquello que pidió
    “Lo siento, tengo planes para hoy...” su suspiro se oyó del otro lado de la línea, algo que me hizo sentir un poco mal
    “Uh, está bien” usualmente Nagisa no está interesado ir a esa clase de lugares en la noche “podemos dejarlo para el domingo”
    “Claro, te veo entonces” colgamos al mismo tiempo el teléfono. Haber rechazado su invitación me hizo sentir algo culpable. Tenía mis motivos para no poder ir pero supongo que ese fue el primer paso de él para hablarme.

    Nagisa y yo dejamos de hablarnos por un buen tiempo. ¿Cuánto habrá pasado? Quizá unos cinco o seis meses. La razón de aquello no fue tan horrible como para dejar de contactarnos pero el impacto si dejó algo entre nosotros.

    Antes de cortar comunicación el uno con el otro, sucedió algo. Nagisa me invitó a su casa a jugar consolas y acepté. Ren quiso ir conmigo ya que Ran tenía un proyecto que trabajar en la casa de una de sus amigas así que fui con él. Nos recibió con su cálida sonrisa de siempre. Sus padres no estaban en casa. Ren quedó encantado con la vasta cantidad de videojuegos que Nagisa poseía y él estaba gustoso de dejarlo jugar por todo el día. Estuvimos ahí durante dos horas, al rato, Ren se quedó dormido

    “Será mejor que ya vaya a casa, se está haciendo un poco tarde” dije mientras llevaba el vaso donde bebí agua al lavadero
    “Antes de eso, ¿puedo hablar contigo?” asentí y me senté junto a él en el sofá de la sala. Me acomodé bien para luego escuchar lo que tenía que decir “Mako, tú sabes que te estimo mucho y que agradezco todo lo que has hecho por mí, eres un gran amigo pero...” me asusté al escuchar ese tono de seriedad, realmente era intrigante el momento “yo quería decirte que... tú me gustas mucho.”

    Quedé petrificado. Por un momento pensé que no era cierto lo que oí y quizá escuché algo más pero no, su rostro serio decía que no estaba bromeando

    “N-Nagisa, tú...” no sabía qué decir, qué responder
    “Me gustas...” noté el fuerte color rojo en sus mejillas, sus ojos brillantes de siempre estaban acuosos
    “Pero... ¿cómo?” no podía asimilar aquello, era demasiado difícil como para procesarlo
    “¡No lo sé! sólo sé que siempre he querido estar contigo” era una espada tras otra “pero siempre preferiste a Haruka...” una tras otra. Sus palabras se oían amargas, estaba llorando
    “Nagisa...” intenté abrazarlo pero rechazó mis brazos. En vez de eso, buscó mis labios, y me besó. Sentí que no tenía control de mi cuerpo, no podía moverlo
    “Makoto... te quiero” se aferró a mí
    “Nagisa... yo, lo siento pero... no puedo corresponderte” no mostró su rostro, lo hundió a mi pecho, apretando mi camiseta “te quiero, de la misma manera que puedo querer a Ran y a Ren, como mi hermano pequeño, así que por eso, no puedo aceptarte”
    “Lo que siento por ti no vale, entonces...” lo abracé fuertemente
    “Claro que vale y estoy feliz de que me hayas escogido a mí” besé su cabello “pero no puedo quererte como deseas, ni puedo amarte como tus sentimientos piden” se soltó de mí.

    Me pidió que me fuera. Tomé a Ren y lo cargué en mi espalda, intenté despedirme de Nagisa pero él solo me señaló la puerta, mirando al suelo. Salí y no pude volver a hablar más con él. Todo relacionado con su salud le pregunté a su mamá y le pedí discreción; le inventé que tuve una discusión con él y no podíamos hablarnos. Así fue.

    No volvimos a hablar hasta ahora que decidió llamarme. Me hace sentir mejor el hecho que empecemos a rehacer nuestra amistad.

    ***



    “Buenas noches, soy Yamazaki Sousuke, encantado de conocerlos” con un suéter celeste, cinturón café, jeans azules y zapatos negros, el ojiazul hizo su aparición ante los padres de cierto –ligeramente- sonrojado castaño
    “Buenas noches, pasa muchacho, no te quedes allí” la señora le invitó al igual que el señor con una sonrisa de agrado hacia el chico. Entraron al comedor donde cada uno se sentó en un puesto. El castaño se sentó junto al pelinegro, se sintió observado por su padre pero no alzó la mirada ya que el hombre se dio cuenta de lo avergonzado que estaba su hijo; la tonalidad roja de sus oídos lo decía todo. La mujer llamó a los niños arriba los cuales bajaron en un dos por tres

    “Buenas noches, mi nombre es Tachibana Ran” la niña saludó con una reverencia. El invitado sonrió
    “El mío es Tachibana Ren” el niño saludó de la misma manera al pelinegro el cual se presentó ante ellos.

    La mujer sirvió la cena y cada uno estaba ya sentado comiendo en armonía.
    “Entonces, ¿a qué te dedicas?” el señor preguntó, llevándose a la boca un pedazo de pollo horneado del plato
    “Trabajo en la gerencia de un banco de mi padre” el muchacho respondió
    “Suena bien” la mujer añadió a la conversación
    “¿Eres el novio de mi hermano?” la niña preguntó con un gran brillo en su rostro mientras que el resto se quedó sorprendido ante la pregunta y el castaño que no miraba a nadie, deseando no querer estar ahí más
    “Yo...”
    “¿Cuántos años tienes?” el pequeño preguntó, de la misma manera que su hermana
    “Tengo diecinueve” respondió amablemente
    “Ya veo” el hombre observaba detalladamente al visitante. Cada movimiento que hacía, cada palabra formulada era analizada “si vas a convertirte en el novio de mi hijo, espero responsabilidad de ambos” ambos jóvenes se sonrojaron pero más el castaño
    “¡P-Papá!”
    “No seas modesto, Makoto” el chico estaba rojo hasta las nubes “no descansaste hasta arreglar cada centímetro de la casa para el muchacho aquí presente” el ojiazul sonrió
    “Eso es verdad” agregó el más pequeño “mi hermano me contó que eres ágil con el tenis, quisiera que me enseñes”
    “Claro, cuando gustes” el chico se había ganado el agrado de los más pequeños, al parecer, y hasta el de los más grandes.

    Todos habían terminado de comer, después de una larga plática en la sala. El chico se despidió de la familia del castaño los cuales insistieron en que vuelva a visitar cuando quisiera. El ojiverde salió a acompañar hacia tal lugar al pelinegro con permiso previo autorizado de los padres, quienes no se negaron.

    “Tienes una familia muy bonita” el castaño no podía mirarle a los ojos a quien le hablaba. Solo observaba a través de la ventana del auto, la noche, las luces y las personas alrededor. El auto se detuvo y bajaron. Se quedaron en un parque frente a un gran lago donde se podía contemplar el agua azul y los edificios iluminados al otro lado.

    La noche parecía favorecerle. Debía pedirle algo y estaba ansioso de querer hacerlo, era su primera vez siendo sincero al pedir aquello así que no debía arruinarlo torpemente

    “Makoto” el chico, ya relajado, le miró con su sonrisa pacífica y dulce de siempre “ya que he sido aceptado cálidamente...” sus ojos azules se concentraron en los orbes verdes de su compañero “...y que me he enamorado de ti de verdad...” el castaño se sonrojó, sobándose una mejilla “¿quieres ser mi novio?” ahora era la segunda, que va. Se estaba tapando todo el rostro. No podía con todo aquello. El ojiverde estaba completamente avergonzado

    “Y-Yo...” el ojiazul tomó la muñeca del chico y se acercó a él “no estoy s-seguro... yo” lo besó.

    En aquel frío de la noche. Donde la bufanda de ambos chicos se movían al paso del viento y la luna los bañaba con su cálido resplandor. Los árboles bailaban al compás del aire y el agua brillaba más que nunca.

    “Ahora, ¿qué me dices?” pegó al ojiverde a su cuerpo, mirándolo tiernamente
    “Con aquel beso, hasta la más pequeña duda se despejó” se masajeaba las mejillas, que ardían con cierto rojo
    “Lo tomaré como un sí” cruzó el brazo para no soltar a su chico “te amo, Makoto” besó su mejilla
    “También yo... Sousuke” solo las estrellas fueron las espectadoras del sentimiento que esos dos esparcían por todo el lugar.




    Agradecimientos a todos aquellos que se aventuraron a leer mi humilde pedazo de escritura en este fanfic y un especial cálido gracias a todos aquellos que decidieron escribir un comentario. Me ayuda mucho y me inspira a seguir. Tengo listo otro proyecto del SouMako para después así que atentos. Amé y disfruté a lo máximo terminar este proyecto. Besos, abrazos y... cuidense. :)


    Mizuki Nozomi: El SouMako existe y es una hermosa pareja, mi trabajo es hacer que ellos dos brillen juntos :) gracias por el cumplido de mi escritura. Supongo que ha cambiado a diferencia de antes. Era un completo novato. Gracias por pasarte. Besos, abrazos y... cuidate.

    Yaoi-Life!: ¡Arriba el SouMako! /o/ Qué feliz estoy de que haya alguien que le gusta tanto esta pareja como yo. Antes, Makoto en mi mente era el seme perfecto para Nagisa. Tengo estos gustos por las parejas raras y menos comunes. Pero después vino a la vida Sousuke y Mako pasó a ser el compañero de este chico. Anímate. Pronto estaré publicando uno nuevo de estos dos. Gracias por comentar. Besos, abrazos y... cuidate.

    master-takeru: Hey dad :D Te dije que el SouMako rompe barreras donde sea lol yo sé que te gusta esta pareja tanto como yo. Nunca está de más el toque gracioso para los lectores ;) Gracias por tu aliento. Besos y abrazos.

    Edited by RyanAngel98 - 13/7/2016, 17:05
  15. .

    Ladrón de madrugada




    “Haru... ¡te voy a conquistar!” ya me acostumbré a estos fines de semana, donde Rin se emborracha y termina en su estado patético y despechado “¡hombre, sírveme otra!”

    “Rin, ya es tarde, te dejaré en tu casa” desde el día en que Nanase lo rechazó, no ha hecho nada más que trabajar como desquiciado y embriagarse cada fin de semana

    “¡No me jodas! no he tenido suficient-” y allí quedó. Tan mareado que a duras penas puede sostenerse a sí mismo. Aquí es cuando entré yo y lo cargué en mi espalda para llevarlo a su departamento. Dejé pagando la cuenta y lo metí al auto mientras escuchaba sus balbuceos de borracho. Conduje algo acelerado. Sólo quería ir a casa y sacarme el olor a alcohol que me perseguía.

    Lo bañé, cambié de ropa y lo acosté en su cama solo para escuchar un “Haru...” Sinceramente, he llegado a la conclusión que lo que siente Rin por Nanase es pura obsesión. He hecho de todo para que deje ir eso porque en un futuro lo va a dañar terriblemente y aquí lo tenemos, de mal en peor. Aunque, nadie puede juzgar a Nanase. Rin tuvo su oportunidad y la desperdició al portarse como idiota.

    Al final, hablar con él es como hablar al viento. Pero bueno, lo que pase entre ellos dos no me interesa, lo mío es ver por el bienestar de Rin.

    Abrí la puerta de mi departamento y entré. ¡Maldición! el calor había invadido todo el lugar mientras yo no estaba. Entré a mi habitación y me quité los zapatos, las medias, tiré la camiseta a la canasta de ropa sucia y me desabroché el pantalón, sólo para quitármelo y dejarlo en el suelo. Necesitaba tiempo para descansar y para eso debía estar fresco, ligero y algo de silencio a mí alrededor.

    De pronto sonó el teléfono

    “¿Gou?” contesté el teléfono
    “Lamento llamar a esta hora pero... ¿dónde está mi hermano?”
    “Tranquila, ya está en su casa” sonreí ligeramente al ver a la menor preocupada por el mayor, algo irónico si me preguntan
    “Gracias al cielo...” oí su suspiro “Sousuke, quería preguntarte algo si no es mucha molestia”
    “Adelante” miré a la ventana, curioso de algo que sucedía en la entrada del edificio
    “Hoy en la reunión, tú estabas...”
    “Gou, te hablo luego” cerré el teléfono y corrí a los cajones para tomar un short y una camiseta, me los puse rápidamente al mismo tiempo que unos zapatos de adhesivos rojos.

    Tomé las llaves y bajé las escaleras, lo más veloz posible. Me fui rasmillando con la puerta principal del edificio pero no importó; debía salvarlo. Ahí estaba un grupo de atracadores quienes golpeaban a un muchacho, supuse que era un robo, pero, al diablo con los detalles.

    “¡Déjenlo!” embestí por sorpresa a dos de ellos quienes en total eran tres. Los afectados cayeron aturdidos al suelo mientras el restante se acercó para golpearme. Evadí el puño y con un solo golpe lo hice tropezar con mi pierna. Los otros dos se levantaron y me golpearon por la espalda. Ah, sentí claro como una sirena a lo lejos se oía pero me tambaleaba demasiado como para poder prestarle atención. Cobré fuerza para levantarme y codeé a uno de ellos en el estómago, embestí al otro y el último se dio a la fuga al ver la luz azul y roja a un metro de distancia

    “Lamentamos mucho esto chico”

    “Es la misma pendejada siempre en este barrio” me dolía la cabeza como para discutir con el policía o molestarme con levantar una denuncia “sólo llévenselos y ya” tomaron a los tirados del suelo y los metieron al auto. Sin pensarlo dos veces, me acerqué a paso veloz a la víctima quien yo estaba muy seguro de conocer a la perfección

    “Sousuke... ah” se pasó la mano por la boca para poder limpiarse el hilo de sangre que le corría
    “Shh, vamos, dame la mano” lo ayudé a levantarse, tomándolo por el hombro y lo llevé al edificio. En el estado que se encontraba, tomamos el ascensor y subimos al quinto piso, donde a paso lento, abrí la puerta de mi departamento y lo recosté en el sofá. Cerré la puerta y fui a la cocina por un recipiente con agua caliente

    “Sousuke, vine a traerte tu abrigo” dijo mientras se quejó un poco del dolor
    “¿Qué demonios pensabas al venir por aquí a las dos y media de la mañana?” me senté a su lado para frotarle el paño empapado con el líquido “eso podía esperar”
    “Solo quise traerlo...” volvió a quejarse del dolor
    “Sinceramente, Tachibana, eres un idiota” sus ojos verdes se mostraron culpables ante mí “perdón, pero necesitaba decirlo” terminé de pasar el paño por su rostro
    “Ah... no debo abusar de tu hospitalidad... debo irme” intentó levantarse pero fue inútil, cayó sentando en el mueble de nuevo
    “Te cobraré el favor de haberte salvado la vida” se asustó al oírme pero se resignó “hoy te quedarás a dormir aquí”
    “P-Pero...” se llevó una mano a la cabeza
    “Es lo menos que puedes hacer por haber cometido tal tontería” le quité los zapatos “además no creo que quieras que alguien más te intente robar al regresar a tu casa” negó con la cabeza y miró al suelo.

    Llevé el recipiente con el paño adentro al lavadero
    “Sousuke, lamento que hayas tenido que arriesgar tu vida por mi culpa” su voz se oía quebrada
    “No es nada, además tú... ¿estás llorando?” me volteé a verlo apenas escuché su sollozar
    “N-No...” evadió mi mirada
    “Tachibana...” me senté a su lado. Lo escuché y realmente estaba llorando
    “Por mi culpa casi te matan... ellos pudieron haber tenido un arma” hablaba en voz baja, con un tono realmente asustado
    “Tranquilízate... no me pasó nada” intenté alcanzar su rostro pero se levantó abruptamente y me miró desafiante
    “¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?!” su expresión dulce de siempre se había marchado y por primera vez lo veía tan enojado “yo... yo...” continuó llorando mientras miraba hacia el suelo, con la cabeza baja “deberías estar molesto conmigo... me lo merezco” me levanté y lo abracé fuertemente.

    No lo solté hasta sentir que su respiración se había normalizado y sus sollozos habían parado. Al parecer, fue mi culpa el que él se haya puesto en tal estado.

    Quizá fue mala idea haberle llamado idiota; después de todo, hizo lo que hizo con buenas intenciones

    “Si no te calmas ahora mismo, sacaré toda mi frustración haciéndote mío, ¿me has entendido?” le dije en tono suave, con una pequeña sonrisa. Me observó confuso, con sus ojos acuosos “quiero que duermas en mi cama, ¿sí? y no quiero quejas” asintió algo tembloroso. Le presté una camiseta y un calentador y prendí el aire acondicionado. Me metí a bañar y lo dejé un tiempo solo.

    Estando en la ducha, me puse a pensar en algo que nunca llegaría a pensar porque se me da la gana. “Por mi culpa casi te matan...” su actitud tierna y rostro alegre se desvaneció en ese instante.

    Era increíble. Jamás creí poder ver ese lado de él pero por otro lado, abrazarlo se sintió muy bien. Por un momento quise... continuar y no separarme de él. Su cuerpo tembloroso expresaba un sentimiento de estar indefenso y que necesitaba ser apaciguado. No entendí por qué en toda la ducha, me puse a pensar en él.

    Salí del baño con mi short puesto y la toalla cubriendo mis hombros. Ahí lo encontré, acostado, parecía un ángel. Aún podía oírlo sollozar en sus sueños. Supongo que yo debía ser sincero por una vez en toda mi vida.

    Me arrodillé cerca de él y lo besé. Besé sus labios suavemente. Lo besé como que si tenía el derecho de hacerlo. Por un momento quise arrancarle la ropa y poseerlo pero no. Su cuerpo desprendía cierto esplendor de inocencia así que no me atreví a tocarlo.

    Justamente, antes de salir de mi habitación, escuché cómo pronunció mi nombre, tan dulcemente que hizo estremecerme. Solo ahí, y solamente en ese instante, sentí algo tibiar mi alma.

    ***



    Al sentir los rayos del sol en su rostro, el ojiverde se levanta. Notó que estaba en un lugar completamente desconocido para él y que cargaba ropas que no le pertenecían.

    Miró alrededor y recordó que estaba en el departamento de Sousuke. Sintió sus mejillas arder al recordar que la noche anterior, el ojiazul arriesgó su vida protegiéndolo de aquellos ladrones, atender sus heridas y abrazarlo con fuerza. Se levantó de la cama y buscó por el muchacho.

    Se sintió realmente avergonzado al observar que solamente él había dormido en esa cama y que el dueño haya tenido que dormir en el sofá.

    Se dirigió a la sala pero estaba vacía, no había nadie más pero una nota sobre la mesa de vidrio:

    “Cuando leas esta nota, posiblemente no me encontrarás en el departamento. Te veías tan cómodo durmiendo que me sentí culpable al querer intentar privarte de tus sueños así que dormí en la sala. Como bien sabes, salgo a trabajar a las 5:40 am. Te dejé el desayuno preparado en el horno. Sírvete jugo de la nevera. Tu ropa está doblada encima de la cómoda. Cuando salgas, solo pon seguro a la puerta.

    Por siempre tuyo,
    Yamazaki Sousuke.

    Pd. Te recogeré el sábado en la noche a las 9:30 frente a tu casa, nos iremos a cenar”


    “Sousuke...” todo sonrojado corrió al cuarto y se tiró a la cama, abrazando la almohada donde aquel ojiazul reposaba su cabeza todas las noches.


    Un saludo a todos aquellos que comenzaron a leer este pedazo de romance del SouMako [SousukexMakoto] Si se sorprendieron un poco por la pareja y si la llegaron a encontrar extraña, pues dejenme decirles que adoro esta pareja. Aunque no interactuaron como se debe, al menos se merecen su espacio, ¿verdad? Estaré publicando el próximo y último cap en estos días, así que atentos. Besos, abrazos y... cuidense.

    Edited by RyanAngel98 - 21/7/2016, 01:30
172 replies since 28/7/2012
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